41 Catequesis, Catequesis hoy Situación Un nuevoy
problemática paradigma (I) José María Pérez Instituto Superior de Ciencias Catequéticas. San Pío X
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ablábamos en nuestro anterior cuadernillo de la primera evangelización como primer paso necesario antes de hablar de la segunda etapa que sería propiamente la catequesis. Los obispos belgas en uno de sus documentos más recientes nos ofrecen una definición muy exacta de las tareas de la catequesis: “Gracias a la primera evangelización, uno queda tocado por el Evangelio y llamado a la conversión. La catequesis quiere conducir este inicio de la fe a su pleno desarrollo. Ella nos invita a ser discípulos de Jesús y abrirnos a todo el contenido que esto supone. Nos enseña también a participar en la vida de la Iglesia” (Obispos de Bélgica, Devenir adulte dans la foi. La catéchèse dans la vie de l’Eglise. 2006. 23) Desde comienzos del siglo XXI se habla con más insistencia del nuevo paradigma de la catequesis. En este sentido hay un libro marco de AECA (Asociación española de catequetas) que dibuja esa nueva situación y que ofrece buenas propuestas de cara al futuro. Este libro se titula: “Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy”. No pensemos que en todos los ambientes eclesiales se ve con esperanza estas nuevas propuestas. Parto en estas líneas de una visión positiva y esperanzadora de la realidad actual, por muy compleja y desafiante que sea, y desde allí señalo algunos pasos y cambios que se deben dar en la catequesis actual. Van a ser en total diez. En este cuadernillo solamente me voy a fijar en los cinco primeros, en la próxima entrega completaré la lista. PASO DE UNA CATEQUESIS QUE SE DIRIGE SOLAMENTE A LOS NIÑOS HACIA UNA CATEQUESIS QUE SE DIRIGE A TODAS LAS EDADES Si pronunciamos la palabra “catequesis”, la inmensa mayoría de las personas piensa en “niños”. Se constata en un porcentaje muy elevado que en la mayoría de los casos la catequesis termina en la infancia y después “un adulto no puede hacer catequesis, es una cosa que se hace cuando eres pequeño”. El Directorio General de la catequesis al que ya he hecho referencia en otras ocasiones indica que: “Las tareas fundamentales de la catequesis son: favorecer el conocimiento de la fe, la educación litúrgica, la formación moral, enseñar a rezar, la educación a la vida comunitaria y la iniciación a la misión” (DGC 85-86). Si hacemos un análisis serio veremos como muchas de estas tareas no se tienen en cuenta a la hora de realizar la catequesis para el conjunto de los cristianos, porque en nuestra mente solamente la edad de la catequesis llega en el entorno de los doce años y sin embargo, algunas de estas tareas que nos propone el DGC solamente se logran a lo largo de la vida.
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Basta observar algunas comunidades cristianas, grupos parroquiales donde se constata el gran infantilismo de muchos de los adultos en su comprensión de la fe. Nadie puede decir que su conversión ha llegado al final; qué adulto puede afirmar que ha llegado ya a todo lo que se debe saber sobre la fe, la misión, la moral, la vida comunitaria. Esta idea constantemente aparece reflejada en documentos eclesiales, así el Directorio General de la catequesis dice: “La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera, se ordenan” (n.59). No podemos olvidar la catequesis de niños, ciertamente, pero el modelo debe dar unos pasos para que sea la catequesis de adultos la forma principal y que la catequesis dure en todas las etapas de la vida. Os sugiero algunas propuestas para poder conseguir un cambio de modelo: Un primer nivel concreto sería el de invitar a los padres de los niños que participan en la catequesis a un itinerario que les concierne. No podemos pensar que nos van a responder la totalidad de los padres. Tenemos que pensar que el criterio del éxito no es cuantitativo. Aunque tengamos un número pequeño de padres no nos tenemos que descorazonar. Estamos en una época de proposición, nosotros debemos proponer y ellos, con total libertad, pueden aceptar nuestras propuestas e iniciar un itinerario catequético. Un segundo nivel podría consistir, siempre a partir de la catequesis de los niños, de proponer a los adultos documentos paralelos que se dirijan específicamente a ellos, por el vocabulario, la
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En la imagen, miembros de la catequesis de adultos de la diócesis de Cartagena (Murcia)
La catequesis de adultos debe ser considerada la forma principal de catequesis, a la que todas las demás se ordenan; y debe durar todas las etapas de la vida manera de tratar la temática de adultos, los ejemplos escogidos… Un tercer nivel es el de crear progresivamente, allá donde no existan todavía, grupos catequéticos específicamente por edades con animadores, dinámicas y actividades adaptadas a cada edad. Tenemos que cambiar la mentalidad de que la palabra “catequesis” no es una palabra solamente unida a niño, sino que ha de estar unida también a adulto; tenemos que hacerles comprender que hay muchas actividades catequísticas que se hacen en la parroquia y en las comunidades como homilías, conferencias, peregrinaciones, encuentros culturales y festivos, acciones caritativas, etc. Muchas de estas prácticas son ya expresión del llamado “nuevo paradigma”. PASO DE UNA CATEQUESIS EXCLUSIVAMENTE NOCIONAL A UNA CATEQUESIS QUE DA IMPORTANCIA A LOS SENTIDOS, LA EXPERIENCIA Y LOS SÍMBOLOS Muchas de las actividades llamadas catequéticas funcionan a la manera de enseñanza nocional. Los catequistas para que sepan las cosas de la fe les explican los sacramentos, el Credo, el Padre Nuestro, la misa… dándole un conjunto de datos y definiciones. Es el método tradicional. Incluso, con apariencia lúdica, numerosos materiales catequéticos contemporáneos funcionan con el sistema preguntasrespuestas (juegos de cartas, trivial, pictionnary, quizz…) Son juegos donde solo hay una respuesta y no se admiten más. Y esto está muy bien. Es importante, en catequesis, poder adquirir nociones justas, teológicamente fundadas, bien adaptadas al nivel de reflexión y de vocabulario de las personas que deberán beneficiarse. Lo que señalo es que para mí es una pobreza de la práctica catequética el dejarlo solamente en una aproximación nocional y memorística.
El catequizado entra, a través de las experiencias, en el itinerario del descubrimiento. El catequista debe abrir un camino, una búsqueda, y acompañarle en esa apertura a Dios
La enseñanza hace descubrir de manera intelectual las cosas. Y es importante, pero insuficiente pues el conocimiento intelectual no da el conocimiento integral de un fenómeno. La catequesis debe llevar a los adultos, jóvenes y niños a gustar, tocar, ver, oír y sentir… para conocer y comprender mejor las realidades de la fe y de la vida cristiana. Es necesario vivir experiencias. Como dice el Directorio General de la catequesis: “La experiencia provoca en el hombre interés, interrogantes, esperanzas, ansiedades, reflexiones, juicios que despiertan el deseo de cambiar de vida” (Cfr. DGC 152). El catequizado entra a través de las experiencias en el itinerario del descubrimiento. Algunos autores hablan de la “apertura de un taller”. Un adulto, un joven o un niño piden por ejemplo que quiere descubrir a Dios. El catequista no puede darle una definición de Dios porque inevitablemente será incompleta. El catequista debe abrir un camino, una búsqueda y debe estar con él. Pueden caminar juntos, aclararse mutuamente, ayudarse y completarse en esta búsqueda. Cada texto bíblico, cada acontecimiento eclesial, cada momento de la vida, puede enriquecer esta petición. ¿Cómo poder trabajar este paso? Pasar de una definición única a diversas aproximaciones nocionales de la misma realidad. Por ejemplo, hacer la propuesta de consultar las definiciones de varios autores fiables. Debemos hacer una contextualización de cada una de las definiciones pero esto nos permite no contentarnos con una definición. La brecha abierta en la catequesis es la de la pluralidad donde una definición ayuda a completar a la
otra. Se introduce el espíritu de búsqueda. Otra forma sería la propuesta de pasar de una sola definición de una realidad religiosa a buscar aproximaciones diferentes. Por ejemplo desde los medios de comunicación, las disciplinas, los modos de expresión, etc. Otro elemento a rescatar es el grupo en diálogo. El catequista debe desvelar que sobre tal asunto no hay solo una respuesta única, que hay opiniones falsas, debe conseguir que los alumnos adquieran un espíritu crítico. Por último, para progresar en este paso se debería partir no tanto de definiciones, sino de experiencias y a partir de ahí, poner las palabras, definir las reacciones, de relatar lo que han sentido, de tejer lazos con otras experiencias. Por ejemplo, en lugar de decir, alrededor de una mesa qué es el bautismo cristiano, el grupo participará en una celebración bautismal para vivir el acontecimiento. Cada uno podrá expresar las cuestiones que esta celebración le han provocado. ¿Por qué tal gesto? ¿Qué significa esta palabra? ¿Cuál es el sentido de este rito? ¿Todo esto lo ha prescrito Jesús? Será esencial que el catequista no responda inmediatamente a todas estas cuestiones, sino que muestre cómo se pueden encontrar respuestas a estas preguntas. Consiste en permitir a los grupos de catequizados sumergirse en las realidades de la vida comunitaria cristiana, en la experiencia, y de hacer un va y viene permanente entre los aspectos nocionales y las experiencias vividas.
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Habría que preparar encuentros bien hechos tras terminar las celebraciones sacramentales de primera comunión o confirmación... formar grupos parroquiales que no estén ligados a los sacramentos, para que se vea que la catequesis va más allá de los sacramentos PASO DE UNA CATEQUESIS EXCLUSIVAMENTE PREPARATORIA A LOS SACRAMENTOS A UNA CATEQUESIS PERMANENTE Comienzo con una frase que todavía tiene vida muy larga: la catequesis sirve para preparar a los sacramentos. Es normal porque constituye la inmensa mayoría de las prácticas parroquiales. Los catequistas son hombres y sobretodo mujeres que preparan a los niños a los sacramentos. Las contradicciones vienen posteriormente. Se dice que la catequesis prepara a los sacramentos pero en la realidad se preparan a algunos sacramentos. Hablamos de catequesis de primera comunión o de catequesis de confirmación pero nada más, ¿por qué no hablamos de catequesis de unción de enfermos, matrimonio, bautismo, penitencia? ¿por qué solamente necesita catequesis la primera comunión y no la segunda, la tercera…? La catequesis de determinados sacramentos prepara para el acontecimiento de un día y se olvida que la catequesis debe preparar para la vida cristiana. También se emplea en algunas parroquias la expresión post-catequesis como aquella catequesis que se realiza después de haber celebrado estos sacramentos. ¿Es una expresión idónea? No. Es una expresión muy ligada a la recepción de un sacramento.
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Pero este sistema catequético en torno a los sacramentos comienza a tener en estos tiempos sus primeros “agujeros”. Jóvenes de quince años o más mayores que no han sido bautizados o si han sido bautizados sin embargo no han recibido la comunión… Cuando aparecen personas de este estilo, algunos párrocos no saben qué hacer porque su organización catequística está pensada para niños de 6 a 12 años. Es muy triste que en ciertas parroquias y comunidades estas demandas que podrían ser un gozo y alegría se convierte en algo molesto y a veces provocan el rechazo. Recojo algunas frases: “Aquí nosotros confirmamos a los 13 años. No podemos dar la confirmación a los 18”. Aquí la primera comunión se da con 8 años, imposible hacerla con 11”. Nos pide el bautismo con 24 años. Lo siento nosotros no podemos hacer nada”. No son inventos, son testimonios recogidos. Bien, es cierto que otras parroquias actúan con cariño y comprensión. Lo que acabamos de decir nos viene a demostrar que la catequesis no se puede limitar a un tiempo de preparación, ni solamente a los tiempos fuertes de los sacramentos, ni a los períodos de la infancia. La catequesis es, al contrario, un tiempo permanente de acompañamiento en la fe y en la vida cristiana. Que quede claro que las actividades preparatorias a los sacramentos son también actividades catequísticas pero lo que denunciamos es su carácter exclusivo. Si nosotros al organizar la catequesis decimos que preparamos para la fiesta de la primera comunión; es normal que las familias y los niños piensen que la primera comunión es el final de este proceso, no hay nada más allá y, por lo tanto, tendrán que aceptar las pruebas que la organización de la catequesis prepare para llegar a la meta (para algunos será no solo aceptar sino “padecer” las reuniones de padres, los múltiples encuentros de catequesis, misas más o menos frecuentes, colaboración financiera…). Por lo tanto, no es extraño que una vez acabada la catequesis y con la recompensa de la primera comunión no vuelvan otra vez. La pregunta que se debe hacer la parroquia y la comunidad, ¿podemos ofrecer a las personas que se acercan a nosotros pidiendo sacramentos alguna acción atractiva que dé
continuidad a la catequesis? Guardo un texto muy interesante del Servicio de Catequesis de Bruselas de 1996, que lleva por título: “Lo que hay que hacer para que todo se termine con la primera comunión”. El texto ha ayudado a muchas comunidades parroquiales y sus responsables a reflexionar y modificar su manera de actuar. Lo que dice es: Para estar seguros de que se termine todo con la primera comunión: • Poner la primera comunión al final de mayo o a comienzos de junio: los exámenes, las vacaciones y el regreso escolar serán buenos pretextos para la ruptura. • No prever ningún encuentro después de la primera comunión (fiestas, catequesis continuada, celebraciones…) después de la primera comunión. • Centrar toda la catequesis en la preparación de un acontecimiento puntual. • Comenzar la celebración de la primera comunión por: “Hermanos, el gran día ha llegado”. Y no mencionar para nada que la catequesis se prolonga en la comunidad. • Nunca invitar a ningún familiar de los niños que van a hacer la primera comunión a reunirse con la comunidad parroquial (grupos de reflexión y acción, asamblea dominical, movimientos existentes…). • Presentar las eucaristías dominicales como obligatorias. Y hacerlas insípidas, inodoras e incoloras. • Hacer en los encuentros con las familias un discurso moralizador y culpabilizante. ¿Qué propuestas hacer, por lo tanto, para que las catequesis se conviertan en más permanentes y no centradas en los sacramentos? Preparar encuentros bien hechos nada más terminar las celebraciones sacramentales de primera comunión o confirmación; formar grupos parroquiales que no estén
La catequesis intergeneracional no se circunscribe a un tipo de catequesis preparatoria a los sacramentos, sino en la perspectiva de una catequesis permanente ligados a los sacramentos de manera que las personas vean que la catequesis va más allá de los sacramentos; lanzar un programa de catequesis para todas las edades, en este programa se organizarán celebraciones y encuentros donde a través de signos y símbolos se recordarán las etapas superadas. PASO DE UNA CATEQUESIS POR FRANJAS DE EDAD A UNA CATEQUESIS INTERGENERACIONAL Numerosas parroquias funcionan hoy todavía únicamente por grupos de edades. Se constata que algunas franjas de edad están ausentes de la catequesis. Pensar que un grupo de edad es homogéneo es un error porque se sabe por estudios bien documentados las diferencias bastante fuertes en la madurez, en los intereses, en las experiencias religiosas, en los caracteres, etc. Un pedagogo, como Baden Powell, fundador del escultismo ha demostrado que una pedagogía vertical (mezcla de edades diferentes en el seno del mismo grupo) era muy beneficiosa en lo que se refiere al apoyo entre unos y otros, en la corresponsabilidad y permitía desarrollar centros de interés comunes, a pesar de las diferencias de edad. Un elemento muy desfavorable en la organización de la catequesis por edades se produce cuando en el inconsciente colectivo pensamos que ciertos sacramentos se tienen que dar a una determinada edad y vemos como “anormal” a aquellos que lo piden o lo viven en otras edades. Hay personas que siguiendo su propio itinerario personal descubren a Cristo a los 11, a los 20 o a los 50 años y desean con la comunidad cristiana, acoger al Señor en la mesa eucarística por primera vez en su vida, esta persona no es culpable de un itinerario anormal. Al contrario, estas situaciones son una alegría para la comunidad cristiana. A menudo, el bautismo de un adulto o de un joven, la primera comunión de una mamá, la confirmación de un hombre maduro son realidades catequísticas estimulantes para todos y vuelven a dar sentido a lo que otros viven de manera ritual. La catequesis intergeneracional no se circunscribe a un tipo de catequesis preparatoria a los sacramentos. Se inscribe también en la perspectiva de una catequesis permanente. Hay diversos argumentos para defender una catequesis
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de tipo intergeneracional. La intergeneracionalidad es un rasgo típico de las comunidades del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los niños estaban presentes en todas las actividades de la primitiva Iglesia, incluidos los momentos de las persecuciones; la definición de Iglesia como comunidad abierta a todos, cualquiera que sea la edad, es un rasgo esencial y tradicional. En comunidades intergeneracionales todos aprendemos de todos, los ancianos, los padres, los niños, generación del presente, generación del pasado. Los adultos también tienen que aprender mucho de los niños. La sociedad está en búsqueda de nuevos modos de vida comunitarios; las investigaciones psicopedagógicas han mostrado que se aprende más cuando nos encontramos con una gran variedad de caminos posibles. Pienso que los dos tipos de catequesis, la de por edades y la intergeneracional pueden coexistir. Pueden complementarse y es la exclusividad de la una o de la otra, la que sería causa de empobrecimiento. Para pasar de una catequesis exclusivamente por franjas de edad a una catequesis intergeneracional, se podría informar en las reuniones de padres y de familias de la parroquia que en la programación del año se organizarán, según las posibilidades, encuentros de diversas edades. Otro aspecto es muy obvio, se tendría que invitar a personas de edades diferentes a vivir actividades comunes. Lo más simple son las familias constituidas y reunir varias de ellas en una catequesis familiar y comunitaria. Hay técnicas y dinámicas para hacer reuniones con diversas generaciones. Quizás los adolescentes sean un poco más difícil pues se niegan en muchas ocasiones a mezclarse con los adultos. Una tercera posibilidad para los adolescentes consiste en preparar con ellos una animación para los
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Hay dinámicas para hacer reuniones con diversas generaciones. La liturgia es un lugar habitualmente intergeneracional, es importante optimizar los lenguajes, la comunicación, el tipo y vocabulario de las homilías...
Celebración de la eucaristía en una comunidad del Camino Neocatecumenal, en la parroquia de Santa Rita, Madrid.
otros. Los jóvenes, por ejemplo, podían animar un juego para adultos o niños, mostrar una realización artística que han creado, presentar un testimonio, proponer un espectáculo, organizar una caminata, animar un taller, guiar una visita, etc. Otras posibles actividades podrían ser: pedir a los más jóvenes que vayan a buscar personas ancianas para hablar con ellas. La liturgia es un lugar habitualmente intergeneracional, es importante optimizar la práctica de los lenguajes, la comunicación, el tipo y el vocabulario de las homilías, los servicios litúrgicos habituales (lectores, coristas, acólitos, personas responsables de la colecta, de la decoración floral, redactores y lectores de la oración universal…) en un sentido de adaptación a cada una de las generaciones que forma parte de la asamblea. A partir de la práctica litúrgica se puede animar a los más mayores a apadrinar a los más jóvenes, a explicarles ciertas cosas que les parecen extrañas, desconocidas. Cada uno puede también dar ideas para que las liturgias sean más vivas. Testimonios u oraciones pueden pensarse conjuntamente. Las lecturas o comentarios de las lecturas tienen que estar preparadas y dichas por varias voces. Si se organizan talleres catequéticos o grupos no se organizan por edades, sino que se atiende también a los deseos de las personas. Se constata la sorpresa que talleres que se pensaba que serían elegidos por los niños son frecuentados por un buen grupo de adultos. Las prácticas al aire libre son casi siempre propicias a la práctica intergeneracional: senderismo, peregrinaciones, juegos de ciudad o de bosque… PASO DE UNA CATEQUESIS AISLADA DE LA VIDA COMUNITARIA A UNA CATEQUESIS QUE CONCIERNE AL CONJUNTO DE LA COMUNIDAD CRISTIANA
“Quiero celebrar el bautismo”. “Mi hijo quiere hacer su primera comunión” “¿Qué debe hacer mi hija para participar en la semana de jóvenes de Taizé? Estas cuestiones pueden darse en una parroquia. En el funcionamiento tradicional de la catequesis, el primero va a efectuar su catecumenado de adultos en un grupo de adultos, el pequeño de 7 años va a vivir su catequesis preparatoria con los niños de su edad. Los jóvenes se van a reunir y van a formar el grupo para ir a Taizé. ¿Los unos conocerán el camino de los otros? ¿Sabrán al menos que los otros existen? En un funcionamiento clásico de la catequesis, los grupos diferentes se reúnen cada uno de manera aislada, cada uno con su o sus catequistas. En mi experiencia personal hay varias parroquias con varios grupos donde no se conocen los catequistas. La mayor parte de los parroquianos que acostumbran a ir a la misa dominical ignoran, bastante a menudo el número, nombre de los catequistas y de los grupos que se ocupan. Y si en alguna ocasión se ha pedido a algún grupo de catequistas que prepare la Eucaristía con más símbolos les molesta porque tardan más de los 30-40 minutos de costumbre. Esta problemática es grave porque en las bellas teorías se dice que todos los grupos preparan a insertarse en la realidad comunitaria de la parroquia pero, nos preguntamos en muchas ocasiones, ¿dónde está la comunidad? ¿dónde podrán los niños y jóvenes hacer una experiencia fuerte de comunidad? Parece imprescindible pasar de una catequesis aislada de la vida de comunidad cristiana a una catequesis que concierne al conjunto de la comunidad. Una frase del directorio general de la catequesis es repetida constantemente: “La comunidad cristiana es el origen, el lugar y la meta de la catequesis” (n. 254). Algunas ideas para pasar de una catequesis aislada de la vida comunitaria a una catequesis que concierne al conjunto de toda la comunidad podrían ser las siguientes: En primer lugar, un mínimo de información. Si cada uno de los grupos realiza una actividad distinta y a hora distinta es necesaria la información. Mejor todavía, se deben presentar los frutos que han surgido de estas
Es interesante favorecer los encuentros reales entre distintos grupos de la parroquia, como forma de crear comunidad
En la imagen, encuentro de catequistas de la Diócesis de Santander (noviembre de 2010)
actividades. Para superar el simple estado de información verbal, se puede pasar a los documentos visuales, audiovisuales y multimedias. Es, por ejemplo, muy interesante el colocar al fondo de la iglesia o en otro lugar frecuentado por todos (sala parroquial, panel al exterior de la iglesia…) una cartelera en la que aparecen las fotos de las actividades con una pequeña explicación de cada una de ellas. Se puede además completar la página “web” de la parroquia con estas fotos.
entre dos o más grupos. Por ejemplo, que los jóvenes acompañen a los visitadores de enfermos; que el equipo litúrgico prepare una celebración en colaboración con un grupo de familias; que los que están encargados de la distribución de víveres o de vestidos a los más pobres pidan la colaboración de los que están en grupos de catequistas. Hay que destacar que para completar estas actividades sería bueno preparar alguna oración, celebración o reflexión entre todos.
Es también interesante favorecer los encuentros reales. Una manera de vivirlos es invitar a algunos para los testimonios de un grupo o de una actividad, venir a relatar lo que se ha vivido, el por qué de esta actividad ha tenido lugar y los frutos que se han conseguido. Pero más aún, una manera más completa de favorecer los encuentros consiste en favorecer actividades comunes
Se puede también pensar en la organización de algún encuentro semestral al que puedan ir todos los implicados en la parroquia. Se puede pensar en un festival, espectáculo, taller… una jornada de fiesta. Hasta aquí las cinco primeras propuestas para el cambio en la catequesis. Continuaremos en el próximo número.
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Cuestiones para la reflexión personal y grupal 1. Indicar aquellos aspectos que han aparecido en este artículo con los que estás de acuerdo o en desacuerdo. 2. Al final de cada uno de los pasos se proponen una serie de prácticas a realizar. Analiza su viabilidad o no en la parroquia o en la comunidad en la que te encuentras. 3. Uno de los aspectos más citados en este artículo es la necesidad de la comunidad como “origen, lugar y meta de la catequesis”. ¿Cómo es el funcionamiento de tu comunidad? ¿Crees que los grupos de catequesis tienen contacto con la comunidad? ¿Es la comunidad el lugar normal donde desemboca la catequesis?
ORACIÓN DEL CATEQUISTA
A
quí estoy, Señor, quiero ir en tu nombre adonde quieras. Me pongo en tus manos como el barro en las manos del alfarero. Haz de mí un testigo de la fe para iluminar a los que andan en tinieblas; un testigo de esperanza, para devolver la ilusión a los desencantados; un testigo de amor, para llenar el mundo de solidaridad. Aquí estoy, Señor, mándame. Pon tu Palabra en mis labios, pon en mis pies tu diligencia y en mis manos tu tarea. Pon tu Espíritu en mi espíritu, pon en mi pecho tu amor, pon tu fuerza en mi debilidad y en mi duda tu voluntad. Aquí estoy, Señor, mándame para que ponga respeto entre los seres, justicia entre los hombres, paz entre los pueblos, alegría en la vida, ilusión en la Iglesia, gozo y esperanza en la misión. Amén.
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TEXTOS PARA COMENTAR “El problema primero y fundamental se refiere a nosotros cristianos y a nuestra fe: ¿Hasta dónde somos “cristianos”, es decir, hasta dónde creemos en Jesucristo presente entre nosotros y para nosotros? El problema misionero más serio que tenemos no se refiere principalmente a los no cristianos y a los no bautizados; los mismos cristianos deben ser ayudados a creer más en el Señor Jesús. En la Europa de hoy, la prioridad no consiste tanto en “bautizar a los convertidos” como en el “convertir a los bautizados”. (D. Tettamanzi. Sínodo)
“La fe cristiana es portadora de un anuncio bien específico: profesa a un Dios viviente que ama a los hombres; tiene un Dios que ha emprendido la salvación del mundo interviniendo en el corazón de la historia en Jesucristo y por medio de Él, y cuya obra es continuada por el Espíritu Santo en la Iglesia. Lo que crea problema hoy es precisamente que este anuncio, situado con toda evidencia en el corazón de la fe no encuentra ya perplejidad, sorpresa, o abierta hostilidad, sino una indiferencia ampliamente difundida en todos los ambientes, en todas las edades y situaciones” (J. Doré)