Cooperador Paulino nº 200

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PAULINO COOPERADOR

Revista cuatrimestral de la Familia Paulina

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Director

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NOS AMÓ, NUEVA ENCÍCLICA DEL PAPA FRANCISCO

Las encíclicas anteriores a Dilexit nos, del papa Francisco, son las siguientes: Lumem fidei (29 de junio de 2013), sobre la fe como don de Dios que ilumina nuestro camino hacia el futuro, escrita a cuatro manos con Benedicto XVI; Laudato si’ (24 de mayo de 2015), acerca de la crisis medioambiental y la necesidad de cuidar la creación, y Fratelli tutti (3 de octubre de 2020), resumen de los llamamientos y mensajes del papa Bergoglio sobre la urgencia de la fraternidad y la amistad social en un mundo fragmentado por la pandemia del COVID -19 y las guerras fratricidas, llevadas a cabo incluso en nombre de Dios.

Comenzando con una breve introducción, y dividido en cinco capítulos y 220 números (166 páginas en la edición de la Editorial San Pablo), este nuevo documento papal está enteramente dedicado a la figura del Sagrado Corazón de Jesús, como claramente se anuncia ya en el subtítulo: «Carta encíclica sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo».

Fue el propio Sumo Pontífice quien anunció la publicación de esta encíclica durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro el pasado 5 de junio, mes enteramente consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Ya en aquel momento expre-

La Santa Sede hizo pública, el pasado 24 de octubre, la cuarta encíclica del papa Francisco, Dilexit nos, «nos amó», sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

só el Papa su deseo de que el texto ayude a pensar sobre los aspectos «del amor del Señor que iluminen el camino de la renovación eclesial; pero que también digan algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón». Y también explicó que el documento recogería «las preciosas reflexiones de los textos magisteriales anteriores y de una larga historia que se remonta a las Sagradas Escrituras, para proponer nuevamente hoy, a toda la Iglesia, este culto lleno de belleza espiritual».

P. Antonio Maroño Pena, SSP

SUMARIO

Nº 200 - ENERO-ABRIL 2025

¿Por dónde se va a Belén?

Antonio Alcalde Fernández

Una ola de esperanza para la humanidad

Antonio Díaz Tortajada

El Jubileo: un tiempo de gracia

Pedro Moreno

La sinodalidad sí es posible

José Antonio Varela Vidal

Vida consagrada 15

Alejandro Fernández Barrajón

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

Victoria Luque

La medicina eucarística de la fraternidad

Lino Emilio Díez Valladares

La Iglesia en España y la inmigración

Sandra Zevallos

«Mi inmaculado corazón triunfará»

Felicidad Izaguirre

Vida Paulina

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que tienen un Dios que se ha encarnado… en cuyo nombre deben esperar, y que quien espera en Él, cree en Él y lo ama, será salvo (APD 59, 7).

La verdadera santidad es la que parte de un gran espíritu de fe y forma parte de una firme esperanza en la gracia de Dios y en el Paraíso y, en tercer lugar, en el verdadero amor interno de Dios (APD 60, 217).

La verdadera vida religiosa es siempre alegre y está llena de esperanza y de promesas, promesas de Dios. Y luego, siempre en vista del Paraíso (APD 64, 296).

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¿Por dónde se va a Belén?

Antonio Alcalde Fernández

Un día... una Noche... los ángeles cantaron en Belén el primer villancico de la Encarnación: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz». Y un eco de su himno se prolonga en todos los villancicos con la gloria y la paz

Era una Noche Buena, una Noche de paz, diferente a las otras noches, porque cuando un «silencio sereno lo envolvía todo, al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos» (Sab 18,14-15: Antífona de entrada, 30 de diciembre):

Cuando todo el orbe guardaba silencio, a la medianoche, llena de misterio, nació de María, hecho carne, el Verbo (Antífona latina Dum medium silentium).

Que el villancico no es un género fácil, a la vista está, pues debe aunar la gracia y la hondura, la alegría juguetona y la emoción sincera, sin escamotear o banalizar nunca el misterio. Y los ángeles también lo tuvieron difícil al cantar el primer villancico, pues mirando a la tierra les costaba cantar «y en la tierra paz», cuando veían la tierra sembrada de odios, rencillas y guerras de todo tipo.

En el villancico Albricias y bienandanzas, llamado de los «ángeles periodistas», se nos invita a «detener las rotativas / y dar a Dios en portada / como auténtica primicia»: es la Buena Noticia nunca jamás imaginada. Pero también se nos invita a desechar la desesperanza y a conquistar la alegría: «Fuera la desesperanza / porque es hora todavía / de conquistar la alegría. / Y dale al vivir delicia / ya que la Buena Noticia / se hace carne en este día».

Hoy, estos mismos ángeles siguen cantando: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres», en el corazón de cada ser humano, porque Belén no es un lugar geográfico, sino un lugar de paz y fraternidad, un lugar espiritual.

Hay un Belén escondido en cada uno de nosotros. Hay un Niño, un Hombre Nuevo que quiere nacer en el corazón –pobre corazón atormentado– del hombre de hoy. Y es que «el corazón más perdido ya sabe que Alguien le busca»; por eso, hermanos, cantad conmigo: «Gloria a Dios en las alturas».

Y nos preguntamos por «el camino que lleva a Belén», ¿qué hoja de ruta hemos de seguir para llegar a él, con qué compañías?, ¿con qué

Hay un Belén escondido en cada uno de nosotros. Hay un Niño, un Hombre Nuevo que quiere nacer en el corazón –pobre corazón atormentado– del hombre de hoy

aptitudes?, ¿con qué instrumentos? Con el poeta J. A. Olivar emprendemos el camino que lleva a Belén cantando:

A Belén se va y se viene por caminos de alegría y Dios nace en cada hombre que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene por caminos de justicia y en Belén nacen los hombres cuando aprenden a esperar (J. A. Olivar, Navidad sin pandereta).

Cuando hayamos conquistado la esperanza y caminemos por caminos de alegría, cuando sepamos esperar al hermano y recibirlo como un don y no como una carga, entonces estaremos en Belén y todo el cielo bajará a unirse en contemplación ante el Sol que a medianoche amaneció. Vamos todos juntos a Belén para ver a Dios en un portal. ¡No tengamos miedo! Una estrella nos guiará y al llegar al portal una nueva vida empezará a florecer: ha nacido ya el hombre

nuevo. Postrados ante él en adoración, le preguntaremos y nos preguntaremos: «¿Qué tienen, Niño, tus ojos / que roban el corazón? / Ojos de Dios en un niño, / ojos de niño en un Dios». Para ir a Belén y volver de Belén, el camino está trazado. ¡Sí hay camino! Hay camino haciéndolo en compañía y reconociendo al Peregrino que va con nosotros, el Niño Enmanuel que nace para ser nuestro compañero de viaje:

Para llegar a Belén no andes solo el camino, pues junto a ti, peregrino, camina el Niño Enmanuel (1ª estrofa).

La comitiva completa para caminar hasta Belén son los compañeros de viaje, incluidos entre ellos los animales, la oveja, la mula y el buey, y hasta los instrumentos que nos alegran el viaje y nos ayudan a buscar y encontrar «el rostro divino del Dios nacido en Belén»: el rabel, el tambor, la flauta pastoril... «Cuando Dios me vio tocando ante Él, me sonrió».

Donde brota una sonrisa, donde se tiende una mano, donde se escucha sin prisa la palabra del hermano, por allí se va a Belén (3ª estrofa).

En este mundo que nos ha tocado vivir, la paz es un bien que casi se está poniendo a precio de oro

• Si una lágrima se enjuga y brota una sonrisa, por allí se va a Belén.

• Si curamos las heridas y tendemos una mano, por allí se va a Belén.

• Si escuchamos sin prisa la palabra del hermano, por allí se va a Belén.

• Si sabemos nacer y renacer de nuevo, por allí se va a Belén.

• Cuando un hombre nuevo nace, nace Dios en Belén.

Y es que Belén es mucho más que un lugar geográfico. Es un lugar espiritual donde abundan el pan, la justicia y la paz interior y exterior. Es un lugar donde la belleza exhala su perfume y nos atrae Él, que es belleza y claridad.

En este mundo que nos ha tocado vivir, la paz es un bien que casi se está poniendo a precio de oro. No solo es necesaria la paz entre los países, sino que también lo es en nuestros hogares y en nosotros mismos. Tenemos que estar en paz con nuestra persona para también llevarla a los demás. En Belén hay pan y hay paz. La música es una súplica por la paz.

UNA OLA DE ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD

En el año 2025, la Iglesia católica vivirá un Año Jubilar. Este es un tiempo de gracia muy especial, en el que son concedidas indulgencias plenarias al cumplir con las condiciones que señala la Iglesia

Coliseo, el gran anfiteatro creado para la diversión del pueblo romano, en el que alcanzaron la palma del martirio numerosos cristianos de los primeros siglos.

Además del aspecto logístico, el Año Jubilar tiene un camino de preparación espiritual. Basta recordar que para el «gran jubileo» del año 2000, el camino de preparación comenzó seis años antes, en 1994, cuando Juan Pablo II entregó a toda la Iglesia la carta apostólica Tertio millenio adveniente. En ese documento anticipó las tres fases que llevarían a la plenitud a esa celebración; una «antepreparatoria» y tres años estrictamente preparatorios.

Ahora no estamos en la inminencia de un cambio de milenio que requiera una reflexión ponderada sobre la historia, pero ciertamente los últimos 25 años han representado para la Iglesia y para la sociedad un «cambio de época».

Es un razonamiento que hizo el papa Francisco en 2019 a la Curia romana, cuando reiteró que precisamente en este contexto epocal, «ya no estamos en la cristiandad», la verdadera urgencia de los testigos de Cristo no es «ocupar espacios», sino «iniciar procesos».

Es cierto que el tema de la esperanza le vino a la mente al Papa tras los acontecimientos de los últimos años, caracterizados por el sufrimiento sembrado en el mundo, junto a la desesperación y la desilusión hacia un futuro incierto, en el que también se ha perdido la capacidad de soñar.

El Jubileo será, pues, una oportunidad para retomar el camino de la confianza y mirar con ojos renovados el futuro que nos espera, haciendo cada uno su parte como peregrinos de la esperanza.

El Papa afirma que el Año Santo 2025 está en continuidad con los acontecimientos de gracia precedentes. En el último Jubileo ordinario se cruzó el umbral de los dos mil años del nacimiento de Jesucristo. Luego, el 13 de marzo de 2015, convocó un Jubileo extraordinario con la fi-

nalidad de manifestar y facilitar el encuentro con el «rostro de la misericordia» de Dios, anuncio central del Evangelio para todas las personas de todos los tiempos. Nos encontramos ahora en este Año Santo con un itinerario marcado por grandes etapas, en las que la gracia de Dios precede y acompaña al pueblo que camina entusiasta en la fe, diligente en la caridad y perseverante en la esperanza. Apoyado en esta larga tradición y con la certeza de que este Año Jubilar será para toda la Iglesia una intensa experiencia de gracia y de esperanza.

Por ello, el Papa ha dispuesto que la puerta santa de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, se abra el 24 de diciembre del presente año 2024, dando inicio así al Jubileo ordinario; el cual será clausurado con el cierre de la puerta santa el 6 de enero de 2026, Epifanía del Señor.

Al domingo siguiente, 29 de diciembre de 2024, fiesta de la Sagrada Familia, se abrirá la puerta santa de la catedral de San Juan de Letrán, que el 9 de noviembre de este año celebrará los 1.700 años de su dedicación.

El 1 de enero de 2025 y el domingo 5 de enero, se abrirán las puertas santas de la basílica papal de Santa María la Mayor y de san Pablo extramuros, respectivamente. Y estas últimas tres puertas santas se cerrarán el domingo 28 de diciembre del mismo año.

Establece el papa Francisco, además, que el domingo, 29 de diciembre de 2024, en todas las catedrales y concatedrales, los obispos diocesanos celebren la Eucaristía como apertura solemne del Año Jubilar. Y que finalice el domingo 28 de diciembre de 2025, donde el pueblo de Dios acoja, con plena participación, tanto el anuncio de esperanza de la gracia de Dios como los signos que atestiguan su eficacia.

El Papa escribe en la bula que, además de alcanzar la esperanza, que nos da la gracia de Dios, también «estamos llamados a redescubrirla en los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece. Y los signos de los tiempos, que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza».

Algunos signos de esperanza que detalla el Papa en la Bula del Jubileo son: la paz para el mundo; la apertura a la vida; la atención a los pobres, a los presos, a los migrantes o a los ancianos; las iniciativas de los jóvenes o el MDCC aniversario del concilio de Nicea, que «representa una invitación a todas las Iglesias y comunidades eclesiales a seguir avanzando en el camino hacia la unidad visible, a no cansarse de buscar formas adecuadas para corresponder plenamente a la oración de Jesús: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”».

Se ha publicado el calendario de los eventos del Jubileo 2025, doce meses de eventos y ocasiones para profundizar en la fe, vivir la comunión fraterna y caminar juntos como «peregrinos de esperanza».

Promete ser un momento extraordinario de alegría, esperanza y reconciliación, gracias a la afluencia prevista de peregrinos de todo el mundo a Roma que, nunca como en esta ocasión, volverá a confirmarse como el destino de peregrinación favorito de los cristianos. Esta participación tan numerosa y variada creará unidad y solidaridad entre las distintas comunidades religiosas, contribuyendo a reforzar los lazos entre los fieles de todas las partes del mundo.

Pero el Jubileo de Roma promete ofrecer mucho más que una ocasión de encuentro y oración. Además de las celebraciones religiosas, se organizarán eventos culturales, conciertos y exposiciones para celebrar la riqueza histórica y artística de Roma. Estos eventos ofrecerán a los peregrinos una experiencia completa que combinará fe, cultura y espiritualidad. De este modo, el Jubileo no solo será un momento de reflexión religiosa, sino también una oportunidad para sumergirse en la belleza y diversidad de la Ciudad Eterna.

Estos doce meses de encuentros jubilares serán como olas de esperanza que se extenderán desde el corazón de la Iglesia a toda la humanidad. Una invitación a todos para construir un futuro mejor, basado en la fraternidad, la solidaridad y el amor.

CALENDARIO DE LAS FECHAS MÁS DESTACADAS DEL AÑO JUBILAR

• 24 de diciembre de 2024: apertura de la puerta santa de la basílica de San Pedro.

• 24-26 de enero: Jubileo del mundo de la comunicación.

• 16-18 de febrero: Jubileo de los artistas.

• 8-9 de marzo: Jubileo del mundo del voluntariado.

• 28-30 de marzo: Jubileo de los misioneros de la misericordia.

• 5-6 de abril: Jubileo de los enfermos y del mundo de la sanidad.

• 28-30 de abril: Jubileo de las personas con discapacidad.

• 1-4 de mayo: Jubileo de los trabajadores.

• 4-5 de mayo: Jubileo de los empresarios.

• 16-18 de mayo: Jubileo de las hermandades y cofradías.

• 30 de mayo-1 de junio: Jubileo de las familias, de los abuelos y de los mayores.

• 7-8 de junio: Jubileo de los movimientos, asociaciones y nuevas comunidades.

• 14-15 de junio: Jubileo del deporte.

• 26-27 de junio: Jubileo de los sacerdotes.

• 28 de julio-3 de agosto: Jubileo de los jóvenes.

• 26-28 de septiembre: Jubileo de los catequistas.

• 8-9 de octubre: Jubileo de la vida consagrada.

• 30 de octubre-2 de noviembre: Jubileo del mundo educativo.

• 16 de noviembre: Jubileo de los pobres.

• 14 de diciembre: Jubileo de los presos.

• 24 de diciembre de 2025: clausura de la puerta santa de la basílica de san Pedro.

EL JUBILEO: UN TIEMPO DE GRACIA

«Y

él comenzó

a decirles: “Hoy se ha cumplido esta

Escritura que acabáis de oír”» (Lc 4,21)

Jesús es el Jubileo, el «corazón» del Jubileo

Andamos de Jubileo. Jubileo ordinario que se viene celebrando en la Iglesia cada 25 años. Jubileo este de 2025. Metidos, como decimos, en pleno camino jubilar. El Jubileo, que nos lleva hasta el sonido del cuerno (jobel) de los días del Antiguo Testamento para celebrar cada Año Jubilar, tiene «cuerpo» y «alma», tiene muchas manifestaciones visibles y externas y tiene un «corazón», lo esencial. Es fácil atender y considerar lo más externo y visible: peregrinaciones, símbolos, actos de culto...

Pero, pongamos mucha atención, el «corazón» del Jubileo es Jesucristo. Él es propiamente el Jubileo. Nos lo dijo en la sinagoga de su pueblo, Nazaret:

Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía

los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír» (Lc 4,17-21).

De ahí que el Papa, en su bula jubilar Spes non confundit, comience diciéndonos: «Que este Año Santo pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, puerta de salvación» (n. 1). Sin ese encuentro no celebraremos el Jubileo, no participaremos de la gracia del «hoy» de la que habla Jesús.

Jesús es el camino y nos enseña a caminar

Propio del Jubileo es el camino, la peregrinación hasta alguno de los lugares jubilares. Propio y muy significativo y aleccionador. Para recordarnos que la vida entera es camino y también la vida cristiana, peregrinación hacia la casa del Padre. Leemos en la bula del Papa: «No es casual que la peregrinación exprese un elemento fundamental de todo acontecimiento jubilar. Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. La peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial. También este año 2025 los peregrinos de esperanza recorrerán caminos antiguos y modernos para vivir intensamente la experiencia jubilar. Jesús es el verdadero camino, como nos dice él mismo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». No se trata solo de caminar, sino de caminar hacia Cristo y caminar con él y como él. Identificados cada vez más con él. Ese tiene que ser el verdadero objetivo de nuestro Año Jubilar

y de todas nuestras peregrinaciones como mejor parábola de la vida. Peregrinos hacia él y con él, puerta y camino, camino y puerta.

Jesús, pan y perdón, vida y esperanza para el camino

Jesús, «corazón» del Jubileo, como hemos dicho, sale a nuestro encuentro en el camino y nos acompaña en el camino haciéndose pan y perdón, expresión de la misericordia de Dios que nunca abandona a sus hijos. Él es el «año de gracia del Señor», la puerta del perdón, recibido y ofrecido singularmente en este año. Hasta ser indulgencia para todos...

Jesús es, por tanto, el fundamento de nuestra esperanza; es nuestra esperanza. Hoy y siempre. Se entiende que sea este el Jubileo de la esperanza y que nosotros, cada uno, seamos peregrinos de esperanza. Con belleza y acierto dice la bula jubilar:

Sí, necesitamos que «sobreabunde la esperanza» (cf Rom 15,13) para testimoniar de manera creíble y atrayente la fe y el amor que llevamos en el corazón; para que la fe sea gozosa y la caridad entusiasta; para que cada uno sea capaz de dar aunque sea una sonrisa, un gesto de amistad, una mirada fraterna, una escucha sincera, un servicio gratuito, sabiendo que, en el Espíritu de Jesús, esto puede convertirse en una semilla fecunda de esperanza para quien lo recibe (18).

Sembradores, así, de esperanza.

LA SINODALIDAD SÍ ES POSIBLE

Después de que se cerrara el Sínodo de la Sinodalidad en octubre, el papa Francisco asumió como propio el documento final, ya que surgió del mismo pueblo de Dios

El Papa ha querido ejercer su rol de guía, pero como alguien que acompaña, no solo como quien define. Así, al concluir a finales de octubre la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en Roma, más conocido como el Sínodo de la Sinodalidad, el Santo Padre dio un paso de gigantes y puso en marcha la sinodalidad, ejerciéndola sobre sí mismo.

Es importante recordar que el Santo Padre consideró que, en esta ocasión, el documento final –que consta de 155 apartados y está dividido en cinco partes– ya contenía lo que él habría

incluido en una exhortación apostólica. En un gesto sin precedentes, entregó el documento al pueblo de Dios, tal como le llegó a él.

Su propósito era que se convirtiera en una «guía en el camino», que respondiera a un «estilo sinodal, sin juicios ni condenas», permitiendo que la Iglesia tomara decisiones con «oración y serenidad», según sus propias palabras conclusivas.

Reconoció así la madurez de los creyentes, capaces de realizar una profundización, estudio y confrontación de los diez grandes temas que,

en igual número de grupos de trabajo, constituyeron la Asamblea. Un artículo del diario Avvenire de Italia, publicado en los días posteriores, reflejó en un solo titular que se había pasado del «Sínodo del papel al Sínodo de la carne».

Imagen de una Iglesia sinodal

No debe pensarse que, porque los temas quedaran abiertos, estos se prolongarán indefinidamente sin dar lugar a cambios profundos. El mandato vigente es alcanzar algo que refleje la auténtica vida de la Iglesia: «Sus gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias» (GS 1).

Incluso podrán reorientarse aquellos temas que no alcanzaron un consenso claro, tales como los candidatos al sacerdocio, el rol de la mujer o la propuesta de un ministerio eclesial dedicado a la «escucha y el acompañamiento», incluyendo a aquellos que están en los márgenes de la comunidad eclesial o que retornan a la fe, entre otras propuestas.

Con este gesto de sinodalidad, el papa Francisco ha buscado enriquecer todo lo acordado, sumando aquellos ministerios y carismas que están presentes en la Iglesia entera. Se trata de llevar lo trabajado fuera de las paredes del Aula Nervi, donde se reunieron durante tres semanas –dos veces en dos años– los 365 asambleístas de todo el mundo, entre obispos, presbíteros, laicos y religiosos, junto a otros invitados de Iglesias y religiones hermanas.

Sinodalidad en medio del mundo

Cada vez se hace más evidente que una Iglesia sinodal –aquella que escucha y amplía su participación– responderá mejor en estos tiempos críticos de aislamiento personalista de la fe, de indiferencia ante la caridad y la solidaridad, así como de la esperanza robada.

Sin embargo, este panorama mundial no debería representar un problema, y menos aún para una Iglesia que está en camino. Aunque algunos se desalienten por la reducción en número, olvidando que también los apóstoles fueron pocos, otros se sienten acomplejados porque el mensaje no llega, sin recordar que por ese mismo mensaje muchos entregan hoy su vida o son silenciados violentamente en otras tierras. Es lamentable constatar que también hay quienes, ante la falta de creatividad y celo pasto-

PÍAS DISCÍPULAS

DEL DIVINO

MAESTRO

«Que el Jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza. La palabra de Dios nos ayuda a encontrar sus razones».

Bula papa Francisco

Casulla del Jubileo
Virgen de la Esperanza

ral, prefieren la rigidez y recurren a lo tradicional, sin percatarse del riesgo de configurar una Iglesia «paralizada e indiferente», tal como advirtió Francisco en la misa conclusiva de la asamblea sinodal. Ante esta situación, el Papa expresó su deseo de que la Iglesia «escuche el clamor del mundo y se ensucie las manos para servirlo», llevando sin demora «la alegría del Evangelio por las calles del mundo».

Un documento de carne

El acompañamiento que el Papa ha dejado como desafío se viene integrando en parroquias y comunidades de fe, con el fin de intercambiar experiencias y aspiraciones, y así ofrecer entre todos las respuestas que la humanidad demanda.

El Documento final se organiza en cinco secciones. La primera, «El corazón de la sinodalidad», va seguida por «Juntos, en la barca de Pedro», donde se analiza la transformación de

Ccuando terminó la visita del papa Francisco a Luxemburgo y Bélgica, del 26 al 29 de septiembre, quedó en la retina el acto académico en la Universidad de Lovaina la Nueva (Bruselas), donde el Santo Padre se encontró con la intolerancia de la élite intelectual belga. Algunos cuestionaron sus ideas sobre la promoción y defensa de la vida, así como el rol y la dignidad de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. No había terminado de despedirse entre aplausos, cuando ya circulaba una especie de carta-comunicado, rechazando las ideas expuestas por tan ilustre visitante y calificándolas de «retrógradas». El Papa resolvió el asunto durante su viaje de regreso a Roma, advirtiendo a los periodistas: «Este comunicado se hizo en el momento en que yo hablaba. Estaba hecho de antemano, y eso no es moral».

las relaciones en la comunidad cristiana para fortalecer la misión conjunta a través de las vocaciones, los carismas y los ministerios.

La tercera sección, «En tu palabra», examina tres prácticas clave: el discernimiento eclesial, la toma de decisiones y una cultura de transparencia y responsabilidad. La cuarta, «Una pesca abundante», sugiere nuevas formas de compartir dones y construir vínculos en la Iglesia, en un contexto donde el arraigo en un lugar cambia profundamente.

Finalmente, «También yo os envío» aborda la formación en sinodalidad misionera, inspirada en los relatos de la Resurrección, como primer paso hacia una Iglesia renovada.

Se espera que el discernimiento y los aportes de estos meses, tanto los pasados como los venideros, den lugar a nuevas propuestas. Estas, quizás en esta ocasión, requerirán de una publicación, compendio o guía editada por algún dicasterio que las organice y unifique.

BÉLGICA: INTOLERANCIA CON EL PAPA

Curiosa fue también la rabieta del primer ministro belga, De Croo, quien exigió explicaciones al nuncio apostólico y a la Casa real por haber incluido, fuera de agenda, una visita del Papa a la tumba del rey Balduino. La actitud negacionista del político fue evidente ante la histórica decisión de abdicación temporal del monarca en 1990, para evitar firmar la vigente «ley del aborto asesina», según palabras de Francisco, quien manifestó su deseo de elevar a los altares al rey belga.

Tanta arbitrariedad y actitudes coercitivas nos invitan a recordar lo dicho por la británica Evelyn Hall, biógrafa de Voltaire: «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo» (JAV).

La vida CONSAGRADA a la luz de Mateo 25

Hoy nos acercamos, con la prudencia y la veneración que nos merece, al texto del evangelio de Mateo en su capítulo 25, que es un paradigma de lo que es y debe ser la vida consagrada

Hay muchos textos evangélicos en los que puede mirarse la vida consagrada, como un espejo en donde puede reflejarse ella misma, con sus bellezas y sus deformaciones. De vez en cuando nos vendría bien, como decía don Ramón Gómez de la Serna, pasarnos por la galería del callejón del Gato y ver nuestra figura deformada en aquellos espejos convexos y cóncavos para reírnos de nosotros mismos y, a la vez, tomar nota de lo que debemos mejorar. No hay mejor espejo para nosotros que el mismo evangelio.

Hoy nos acercamos, con la prudencia y veneración que nos merece, al texto del evangelio de Mateo en su capítulo 25, que es un paradigma de lo que es y debe ser la vida consagrada. Curiosamente, el capítulo 25 de san Mateo comienza hablando de las vírgenes prudentes y necias, todo un primer aperitivo de este jugoso menú de la vida consagrada. Porque, al fin y al cabo, se trata de mantener encendida la luz en medio de este mundo enamorado de las sombras. Esa es la misión esencial de la vida consagrada: que la luz se mantenga en lo alto del celemín para que alumbre a todos los de

casa. Y si nuestro estilo de vida hoy no parece suficientemente interpelante y atractivo, lo es, sin duda, porque algo o alguien nos ha secuestrado la luz primera y estamos como descargados, desvitalizados.

Sin la luz, que es Cristo mismo, la vida consagrada es solo una mueca o un quiero y no puedo. La vida consagrada no es una solterona que vive para sí misma, sino consagrada y dedicada en exclusividad a su Señor, por quien vive, suspira y ama. Esperando la anunciada llegada del novio que parece inminente, a juzgar por todas las señales apocalípticas que ya nos acompañan: se levantará pueblo contra pueblo, el hijo contra el padre y la hija contra la madre, habrá grandes signos en el cielo...

Algo parecido sucede con la parábola de las monedas de oro, que sigue en este mismo capítulo a la parábola de las doncellas, estamos en contexto de fiesta, de expectativa, porque llega el novio y vamos a recibir el ciento por uno si hemos logrado poner en tensión y al servicio del Reino esos talentos –¡tantos!– que nos han sido regalados. No es tiempo de cavar hoyos para enterrar talentos en un momento donde

los talentos se han vuelto privados y están al servicio de causas particulares. No es tiempo de tener miedo a perder, sino de inquietarnos si no apostamos, porque sabemos que Dios cosecha donde no siembra y recoge donde no esparce. No es tiempo de buscar bancos donde asegurar nuestros ahorros, sino de buscar gritos desgarradores humanos y sufrientes donde invertirlos bien.

Está a punto de llegar el momento cumbre de la vida cristiana, está ya aquí, donde seremos llamados a rendir cuentas como vida consagrada. No nos vamos salvar solos, sino en comunidad, como nos dijo el papa Benedicto. Nuestro proyecto de vida consagrada va más allá de cada uno de nosotros. Es nuestro y de todos a la vez.

Él pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda

«Venid, vosotros, consagrados, a quienes mi Padre ha bendecido; recibid la herencia, el Rei-

Está a punto de llegar el momento cumbre de la vida cristiana, está ya aquí, donde seremos llamados a rendir cuentas como vida consagrada

no preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me disteis alojamiento; necesité ropa y me vestisteis; estuve enfermo y me curasteis; estuve en la cárcel y fuisteis a verme». Y le contestaremos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?». El Rey les responderá: «Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicisteis por mí».

Cada vez que estabais cercanos a aquellos que llegaban en las pateras; cuando repartíais alimentos en las colas del hambre; cuando

en la cárcel hacíais actividades de formación y rehabilitación; cuando salíais a los polígonos a recoger a las mujeres prostituidas para ofrecerles hogares y trabajos dignos; cuando en la vejez erais abrazo y hogar en la soledad y la vulnerabilidad; cuando en la soledad erais compañía y consuelo; cuando vuestra presencia y cuidados en la enfermedad abrían a muchos las puertas de la esperanza; cuando vuestras ONG repartían ropa, comida y mantas para sobrellevar el cruel invierno; cuando la sequía de la fe azotaba los campos, volvía yermos los corazones humanos y vosotros anunciabais mi Palabra a tiempo y a destiempo; cuando el mundo sufría azotado por las guerras estériles y vosotros orabais cada tarde suplicando la paz... conmigo lo hacíais.

Hay una vida consagrada de vacaciones, jubilada antes de tiempo, que se contempla a sí misma, una vida consagrada que ha perdido la sal y la pimienta y solo vale para ser arrojada a la calle y que la pise la gente. Es la vida consagrada institucional obsesionada por sus paredes y sus pertenencias, por su historia y su

La escasez de vocaciones es un síntoma claro de que alguna alarma ha saltado ya, anunciándonos la necesidad de volver a mirarnos en el espejo de Mateo 25

grandeza pasadas, que se olvida de esa otra gran historia que le falta por construir. La vida consagrada solo puede tener vocación de presente, de rabiosa actualidad o quedará reducida a las cenizas del silencio.

Cuando nos rodean signos de una vida consagrada cansada o centrada en sí misma hemos de hacer saltar todas las alarmas no sea que un iceberg esté amenazando nuestro Titanic, al que considerábamos indestructible, excesivamente confiados en nosotros mismos, en nuestras fuerzas y no tanto en la fuerza que nos viene de lo alto. La escasez de vocaciones es un síntoma claro de que alguna alarma ha saltado ya, anunciándonos la necesidad de volver a mirarnos en el espejo de Mateo 25. ¿Lo estamos haciendo?

Tuve sed y me disteis de beber

La vida humana y, mucho más en concreto la vida consagrada, es un ansia desmedida de calmar nuestra sed. Porque estamos sedientos, la sed define todo lo que somos y anhelamos. Tenemos sed de ser reconocidos, de ocupar nuestro lugar, de ser tenidos en cuenta, de afecto, de ternura...

Realmente, somos pozos sedientos y agrietados, razón por la que nunca terminamos de llenarnos lo suficiente y siempre queremos, incluso necesitamos, algo más. El ser humano es el eterno caminante sediento al que no pueden saciar las cosas materiales, ni siquiera los pozos llenos de agua. Se lo dice Jesús a la samaritana:

«Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”; tú le pedirías, y él te daría agua viva». La mujer le dijo: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?». Respondió Jesús y le dijo: «Cualquiera que bebiera de esta agua volverá a tener sed; mas el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna».

La samarita cree que será capaz de saciar por completo la sed que tiene bebiendo agua del pozo de Jacob, pero esa agua no va a saciarla del todo: «Volverás a tener más sed». El agua que buscamos los seres humanos, sobre todo con la vida consagrada, es esa que nos saciará y ya no tendremos sed jamás. Porque buscamos saciar nuestra curiosidad mayor: el sentido de nuestra vida. Hay una llamada a lo Infinito que es como una sed desgarradora y esa sed solo puede saciarla quien es el agua viva: «Cualquiera que bebiera de esta agua volverá a tener sed; mas el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna».

Cristo es el agua viva que calma nuestra sed, esa sed que nos arrastra como a las ciervas a buscar las corrientes de agua

Nuestro mundo actual se caracteriza por la sed. Ahora que tenemos todos los recursos materiales carece de lo esencial, lo que realmente calma la sed. Porque la sed no se calma desde fuera con cosas, sino desde dentro del corazón donde habita la necesidad de ser, de amar, de salir al encuentro. El ser humano de hoy busca y busca por muchos lugares: en la ciencia, en la filosofía, en la técnica, en las redes sociales... Podemos encontrar mucha agua envasada en botellas de plástico o de cartón, pero solo en el recipiente de las manos unidas de la Iglesia, en forma de cuenco, encontramos el agua viva del Bautismo.

Aquí está la clave de bóveda que buscamos: Cristo es el agua viva que calma nuestra sed, esa sed que nos arrastra como a las ciervas a buscar las corrientes de agua. La vida consagrada ha descubierto esa agua viva y no desea separarse del brocal del pozo de Jacob nunca jamás y, además, quiere ser vocera que grita a los caminantes buscadores dónde está esa agua viva.

La experiencia de Dios, agua viva, nos convoca a la fraternidad porque el agua compartida sabe mejor y también nos lanza a la misión: Hay muchos que aún no se han enterado de dónde está el agua viva que calma nuestra sed y nosotros no podemos seguir callados porque de lo que desborda el corazón habla la boca. Beber de Cristo es sentirse uno con él. «De su costado brotó agua con la sangre».

La invitación de Jesús en el texto de Mateo 25: «Porque tuve sed y me disteis de beber», es una invitación a la misión. La misión que es algo irrenunciable para la vida consagrada.

La vida consagrada volverá a ser ella misma en toda su plenitud cuando esté saciada de Dios, sedienta de Jesucristo, empapada del Espíritu Santo.

¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO?

En esta sociedad hipersexualizada, donde la edad de inicio de las relaciones sexuales es cada vez más baja, urge ayudar a los padres cristianos en la labor de educar a los hijos en la sexualidad desde el respeto a la dignidad de la persona

Victoria Luque

Algo se está moviendo en el mundo de los adolescentes. La sociedad actual, hipersexualizada, no ayuda a que el adolescente tenga un criterio formado a la hora de vivir su sexualidad. Así, quizás por encajar con el entorno o para no ser un «bicho raro», el joven tiene cada vez antes su primera experiencia sexual. Según un estudio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la edad de inicio de las relaciones sexuales completas se sitúa entre los 15 y 16 años (50,9 %). Es significativa la mayor frecuencia de inicio de las relaciones en este intervalo de edad de las chicas (58 %), frente a los chicos (45,4 %). Un 18,8 % inician las relaciones entre los 13 y 14 años; por encima de los 17 años el 13,9 % y con menos de 12 años el 8,4 %1

Esta precocidad a la hora de practicar sexo –hay un estudio realizado por la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFICC) que fija la edad de la primera relación sexual completa a los 8-13 años– entraña numerosos riesgos para la salud física y mental del menor, tales como embarazos precoces, abortos, ansiedad, infecciones de trasmisión sexual (ITS), uso de la píldora del día después, relaciones sexuales forzadas e incluso sentimientos de decepción o arrepentimiento después de la relación sexual.

Planteados los datos, es importante decir que hay muchos padres cristianos preocupados por este asunto, porque ¿qué hacer cuando tu hijo adolescente no te hace caso y ves que se está poniendo en peligro? ¿Cómo actuar cuando intuyes que tu hija adolescente tiene una vida sexual activa? En primer lugar, conviene decir que con una educación afectivo-sexual, desde la familia y desde edades tempranas, se evitarían posiblemente estos lodos. Sin embargo, no todo está perdido ni muchísimo menos. Los cristianos contamos en primer lugar con tres armas fundamentales para dar la batalla, no contra la carne ni la sangre, sino «contra los espíritus inmundos que habitan en el mundo tenebroso» (san Pablo).

Así que primero, ponte a rezar. La oración constante te acercará a la voluntad de Dios para ti y para tu familia y, además, te proporcionará el discernimiento que necesitas para acercarte a tu hijo/a adolescente. En segundo lugar, ayu-

1 Alfaro González M., Vázquez Fernández M. E., Fierro Urturi A., Muñoz Moreno M.F., Rodríguez Molinero L., González Hernando C. et al., Hábitos sexuales en los adolescentes de 13 a 18 años, en Revista de Pediatría Atención Primaria (2015) 17-25.

na, haz pequeños actos de renuncia –de comida, de uso de las tecnologías…– como forma de decirle a tu Padre Dios: «Eh, estoy aquí, esto va en serio, necesito tu ayuda», y por último, da limosna; ya sabes que la limosna «cubre multitud de pecados». Sin este primer paso, todo lo que construyamos después no se sostendrá. Así que empieza por los cimientos.

Un segundo paso, muy importante, además, será informarte adecuadamente sobre la visión cristiana y antropológica de la sexualidad humana: investiga, ahonda sobre todo en el estudio de la teología del cuerpo de san Juan Pablo II. Mira vídeos, toma notas; si puedes, ve a algún Retiro basado en la sexualidad según san Juan Pablo II. No te defraudará. Te abrirá un camino maravilloso, una visión positiva y afirmativa del amor humano. Hoy día, en que quizás por inseguridad personal, los padres cristianos bombardeamos a los hijos adolescentes con prohibiciones de todo tipo, resulta impactante ofrecerles esta otra aproximación a la sexualidad mostrándoles lo bueno, lo bello y lo sagrado que es el cuerpo humano y su sexualidad –creado por Dios para nuestra felicidad– y, por tanto, la necesidad que tenemos de protegerlo y custodiarlo para entregarlo a la persona adecuada.

En tercer lugar, y no menos importante que los dos pasos anteriores, crea una relación de confianza con tu hijo/a. Será la manera en que puedas ayudarle, por el contrario, si construyes un muro entre tú y él/ella, si le juzgas continuamente, vuestra relación estará rota y no podrás estar ahí, a su lado, para consolarle, aconsejarle y, sobre todo, para mostrarle el amor que Dios le tiene independientemente de que se haya equivocado o no. Hay casos en los que la hija prefiere abortar antes que decirles a sus padres que está embarazada. Que esto no nos llegue a pasar.

Ignacio Echávez es un joven mexicano que conoció la teología del cuerpo gracias a un campamento llamado Ethos. Él cuenta su experiencia en YouTube –Teología del cuerpo para el corazón del joven, de Rebeca Barba– y aquí dejamos un breve extracto:

La teología del cuerpo te enseña a amar de manera ordenada, a amar con fundamentos, a amar con más razón y no por impulso. Yo en 2017 me hago viral y más conocido; en aquel momento me empezaron a hablar tantas y tantas personas que dije: «Caray,

«Te invitoa entrar en el detalle y la belleza paraencontrarte con un hermano que, desde la luz sencilla de la fe, ayuda a descubrir en los acontecimientos de la vida cotidiana la presencia de un Dios que está vivo y que actúa para llevar a cabo su obra […]. Lo maravilloso de la fe es que nos ayuda a desvelar la suave presencia de ese Peregrino que acompasa supaso al nuestro, dialoga con nosotros e ilumina nuestra mirada al partir el Pan, paraque le descubramos presente en todo tiempo y lugar».

Del Prólogo de José Cobo Cano, Cardenal-arzobispo de Madrid

ste libro ofrece cincuenta y cuatro meditaciones

Ignacio Echávez.

que nos acercamos, ayudados y acompañados por los himnos de la Liturgia de las Horas y por otros textos del culto cristiano. Son meditaciones que parten de un texto bíblico, un canto, un himno o un poemaparaque nos detengamos en ellos, los contemplemos y desmenucemos con mimo. El autor busca ayudarnos a que la meditación forme parte de nuestros quehaceres cotidianos y nos acompañe en cada momento al ritmo de la liturgia.

es que puedo hacer lo que quiera» y ahí el miedo me hizo recluirme [...]. En 2019 fui a Ethos donde vi que tenía que cuidar mi corazón y mi alma para tener más que dar a la persona indicada; yo antes de eso repartía mi corazón a quien se me antojara, tal cual, así que mi experiencia es la de un joven que probó el otro camino y que, buscando el amor, encontró otras muchas cosas, pero no amor [...].

Hay amigas mías que me dicen: «Oye, si pasan 5 años y te arrepientes, entonces habrás perdido tu tiempo, experiencias...». Bueno, yo no sé qué pasará en 5 años, solo sé que ahora vivir así me está protegiendo, estoy cuidando mi corazón y el de otras personas, y me está dando mucha paz y mucha felicidad saber que puedo caminar por ahí sabiendo que no soy el que era antes. Si siguiera con las costumbres de antes, el teatrito de las redes sociales se me hubiera caído hace mucho tiempo y ahorita me siento bien, me siento tranquilo y me estoy preparando para la indicada, tal cual. Y esto no es cool, ni siquiera está de moda. Y la gente se cuestiona, me dice: «¿Pero por qué lo vives?». Y les digo que he ganado tanto que eso me impulsa a seguir viviéndolo, con mis tropiezos y demás, pero soy un joven que veo la promesa que está ahí afuera y digo guau, creo que sí vale la pena la espera. Siento que puedo reservarme, puedo cuidar mi corazón y puedo entrenarme en la fidelidad. Y todo esto lo hago porque quiero dar un sí grande al verdadero amor.

a la luz de los tiempos litúrgicos

308 págs. • 21 €

Presentamos 54 meditaciones, una para cada domingo del año litúrgico, que nos ayudan a contemplar e interiorizar el Misterio de Cristo a partir de los himnos de la Liturgia de las Horas, pasajes bíblicos y otros textos del culto cristiano (canciones, himnos, poemas…).

Antonio Alcalde, sacerdote y músico, es colaborador habitual de Cooperador Paulino.

ANTONIO ALCALDE

Delegación española de la CEE en el Congreso.

La medicina eucarística de la fraternidad

«Fraternidad para sanar el mundo: "Todos vosotros sois hermanos" (Mt 23,8)» fue el leitmotiv del LIII Congreso Eucarístico Internacional que tuvo lugar en Quito, del 9 al 15 del pasado mes de septiembre

Desarrollado en el texto-base que ha animado el camino de la Iglesia local a partir del verano de 2023, traducido a varios idiomas para sensibilizar sobre la preparación en los distintos países, ha iluminado

las celebraciones litúrgicas, los encuentros y las actividades de este evento que ha transformado la capital andina en un espacio eucarístico donde todos pudieron compartir el sueño de una hermandad redimida y sanada por el amor incondi-

cional de Cristo, cada uno con la riqueza de su fe y su voz, ¡pero todos hermanos! Como dice el himno del Congreso, «Desde Ecuador, para el mundo entero», la capital quiteña, conocida cariñosamente como la «Carita de Dios», fue lugar de

Lino Emilio Díez Valladares, SSS

encuentro para reflexionar sobre el misterio de la Eucaristía y su llamada a la fraternidad en medio de un mundo lleno de divisiones y conflictos.

Este Congreso ha sido, sin duda, el «más alto» de la historia, ya que se desarrolló a más de 2.800 metros de altitud en la capital ecuatoriana. Pero, al mismo tiempo, partió desde abajo, de tantos pobres que son la mayoría de un país caracterizado por fuertes desigualdades y un reciente aumento de la violencia. Además, se celebraban los 150 años de la consagración del país al Sagrado Corazón, evento que sigue dando buenos frutos especialmente en la espiritualidad popular.

El tema «fraternidad para sanar el mundo» naturalmente puso en primer plano al Ecuador herido y necesitado de curación, aplicando esta instancia a las situaciones del país. El Congreso Eucarístico se ha convertido, de alguna manera, en un gran desafío para todo el Ecuador, para la Iglesia en primer lugar, en todos sus componentes, pero también para las autoridades gubernamentales y administradores locales, algunos de los cuales han visto en este evento una oportunidad para liberar la vida civil de la violencia y la agresión.

Este acontecimiento eclesial, que regresaba a América Latina después de veinte años, no concierne a una categoría de personas sino a todo el pueblo de Dios: jóvenes, ancianos, enfermos, obispos, laicos, familias, sacerdotes, religiosos y religiosas, reunidos en diferentes partes del mundo para celebrar la Eucaristía y reflexionar sobre su significado en el mundo contemporáneo.

El desarrollo del Congreso1

La atención a todos los componentes del pueblo de Dios vio reunidas, en la gran sala habilitada para acoger el encuentro, a más de 4.000 personas, turnándose, que perfilaron y testimoniaron la imagen de la Iglesia, capaz de seguir y proponer caminos de fraternidad misionera. Además de la profundización de los temas, tras cada intervención se valoró el método de reservar un espacio de silencio para la interiorización personal, seguido de una conversación con el ponente a través de moderadores.

La misa diaria de la mañana, bien preparada y cuidada, con lecturas en varios idiomas, animada por el canto del coro, fue el momento central de las jornadas del Congreso. El jueves por la tarde se celebraron misas en diferentes idiomas –además de español, chino, francés, inglés, italiano, kichwa, latín, portugués, alemán– en 17 iglesias de la ciudad de Quito. La oración personal ante el Santísimo Sacramento se vio favorecida por un gran espacio especialmente habilitado en el centro que acogió el Congreso. El 14 de septiembre, el centro histórico colonial de Quito se transformó literalmente en una inmensa tienda eucarística donde los congresistas y los ecuatorianos se reunieron fraternalmente para celebrar la Eucaristía. En sus monumentos llenos de historia, en su gente generosa y acogedora, en sus piedras impregnadas de sufrimiento y de fe, la ciudad se mostró verdaderamente como «carita de Dios».

1 Más información e imágenes en: www. iec2024.ec/, www.congressieucaristici. va/content/congressieucaristici/it/Quito 2024/ILCONGRESSO.html y www.flickr. com/photos/201339196@N06/albums.

La Iglesia en España y la inmigración

Después de que un reciente sondeo del CIS situara la inmigración irregular en España como el principal problema de nuestro país, los obispos españoles ofrecen otra visión más optimista, más solidaria y más cristiana de esta situación

Gran revuelo ha ocasionado el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de septiembre, con respecto a que la inmigración irregular se ha convertido en el principal problema para los españoles, uno de cada tres ciudadanos –el 30,4 %– de los consultados tiene esa opinión.

Pero, realmente, ¿la inmigración es el principal problema en estos días? Para la Iglesia, el resultado de ese sondeo

está muy lejos del verdadero sentir de la ciudadanía y, desde una perspectiva positiva, el director del departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Xabier Gómez, aseguró que la inmigración se ha convertido para algunos, en la «principal solución».

Fue en el marco de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2024, cuando Gómez subrayó que la Iglesia siempre ha abogado por la

práctica de vías legales «que apunten a una migración ordenada, solidaria y justa», sin hacer excepción con ningún extranjero; aunque no todos realicen la misma travesía, pues muchos se juegan la vida por cumplir su objetivo de llegar a España.

Precisamente, el documento de los obispos Comunidades acogedoras y misioneras propone una hoja de ruta frente a la actual situación con miras a que quienes conforman la

Sandra Zevallos, periodista

casa de Dios sean una verdadera familia con la capacidad de acoger, proteger e integrar. Gómez recordó que el papa Francisco ha dejado claro que no se puede pensar que Dios está con los ciudadanos que rechazan a los migrantes, básicamente porque el corazón del Creador del mundo es tan grande que siempre acompaña al pobre, al oprimido, al enfermo y a toda persona que sufre.

En esa línea, el presidente de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones, Fernando García, hizo hincapié en que el fenómeno migratorio significa un gran reto para la sociedad y la Iglesia, por lo cual es necesaria una participación masiva sin distinción en busca de «promover una humanidad en la que todos aporten desde su pluralidad».

«No es un libro para leerlo de un tirón, como una novela que engancha al lector. Su contenido es tan variado y suficientemente interesante como para poder ser aplicado, previa selección, a las circunstancias concretas del lector. Puede servir, por tanto, como orientación para la oración personal, escogiendo previamente el tema o pasaje que mejor venga al caso, o para la lectura personal, o sencillamente como consulta para ayudar a una determinación personal en un tema concreto».

Del Prólogo de D. José Sánchez González, Obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara

Una sugerencia propuso García: mirar a la persona que emigra de forma irregular como un «otro yo, en el que se esconde Cristo», porque eso enriquece y ayuda al crecimiento personal, y a la sociedad en general.

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Canarias, en cifras

Si bien, hablar de la inmigración en España es hablar de un fenómeno constante a lo largo de su historia, lo cierto es que existe un repunte notable de arribos de personas extranjeras por aire, tierra y mar este 2024, que evidencian las cifras oficiales.

Los ojos están puestos sobre Canarias porque ha registrado 5.284 entradas de indocumentados africanos solo en septiembre, 4.054 en agosto y 2.213 en julio. A principios de año, los números eran más

altos todavía, 4.662 migrantes arribaron al país en febrero y 7.270 en enero, según el informe del Ministerio del Interior. En 2023, la inmigración irregular en Canarias no había alcanzado esas cifras, ni se habían identificado cambios significativos en las rutas, así como tampoco en las formas de entrada como se presentan en estos días. Mientras, las llegadas a Baleares, Ceuta y Melilla se fueron reduciendo a lo largo de ese año.

Pedro Moreno Magro

Caminando

Esta obra es una recopilación de algunos artículos escritos por Pedro Moreno y publicados en la sección titulada «Páginas evangélicas» del Cooperador paulino. Son unas sencillas reflexiones, iluminadas por el Evangelio, que nos orientan y guían en nuestro camino para responder a la llamada a ser evangelizadores y testimoniar el reino de Dios, que es reino de justicia y verdad, de esperanza y consuelo, que es para todos y tiene que llegar a todos. Estas meditaciones nos cuestionan sobre temas muy variados pero siempre actuales y enriquecedores como la fe, la esperanza, la misericordia, el silencio, el trabajo, la naturaleza, la eucaristía, el bautismo, la Iglesia, María, los consagrados y los evangelizadores...

Un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) previo al repunte de inmigrantes en Canarias, precisa que la población de España aumentó en 67.367 personas durante el segundo trimestre y, se situó en 48.797.875 habitantes a 1 de julio con extranjeros principalmente procedentes de Colombia, Marruecos y Venezuela.

«Crecer en fraternidad»

El papa Francisco ha tenido palabras bastante fortalecedoras ante el fenómeno migratorio. En su mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, el Santo Pontífice dijo que esa situación debe ser considerada como una oportunidad para «crecer en fraternidad».

Puso énfasis en la magnitud del amor de Dios «a su pueblo que se desplaza de un lugar a otro; adolorido, motivado por la opresión y los abusos».

Francisco destacó que muchos migrantes experimentan a Dios como un compañero de viaje, guía y ancla de salvación, pues se encomiendan a Él antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad y dolor.

Caminando a la luz del Evangelio

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Selección de las «Páginas evangélicas» publicadas por el autor en el Cooperador Paulino, que nos orientan y guían en nuestro camino para responder a la llamada a ser evangelizadores y testimoniar el reino de Dios.

Centenario de la aparición del Inmaculado Corazón de María en Pontevedra

«Mi inmaculado corazón triunfará»

Felicidad Izaguirre

La Virgen de Fátima, en 1917, prometió que volvería, y lo cumplió: en Pontevedra, sor Lucía presenció tres apariciones de la Virgen y el Niño, la primera el 10 de diciembre de 1925

Las apariciones en Pontevedra sobrevivieron en la casa de religiosas Doroteas, que hoy es el Santuario de las Apariciones del Inmaculado Corazón de María, en la calle de Sor Lucía, 3. Hubo otra aparición más en la casa de estas mismas religiosas en Tuy (Pontevedra), a principios de junio de 1929.

Fue el papa Juan Pablo II quien otorgó a este lugar pontevedrés la categoría de santuario, y con motivo de la proximidad del centenario de esta primera aparición de la Virgen y el Niño a sor Lucía, –Lucía Dos Santos, una de los tres niños pastorcitos de Fátima–, se ha realizado, con la participación de la Confe-

rencia Episcopal Española y una campaña de recogida de donativos, una obra de reforma del edificio para convertirlo en un referente mundial de peregrinación mariana, como centro de irradiación de la devoción al Inmaculado Corazón de María y de adoración al Señor, tanto por su importancia histórica como

espiritual por los hechos que allí acontecieron.

El Corazón Inmaculado de María es el centro y alma del mensaje que la Virgen de Fátima vino a traer al mundo, cuando el 13 de mayo de 1917 bajó de los cielos a Cova de Iría (Fátima, Portugal), descubriendo el misterio de su Corazón a tres niños pastorcitos: Lucía Dos Santos (de diez años) y a sus primos, Francisco Marto (de nueve años) y Jacinta Marto (de siete), en un total de seis apariciones.

«Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará», dijo la Virgen a los pastorcitos el 13 de julio de 1917. Se trata del triunfo del Corazón Inmaculado, porque la batalla se libra en el corazón de los hombres, que se han endurecido, se han alejado de Dios y han dado cabida a la oscuridad y al pecado.

«La Inmaculada debe conquistar el mundo entero y a cada individuo, para así poder devolvérselos a Dios. Es por ello que debemos reconocerla por lo que ella es y someternos a ella y a su reinado, que es todo amor y ternura» (san Maximiliano Kolbe).

Los niños Francisco y Jacinta Marto murieron pronto: Francisco, en 1919, y Jacinta, en 1920. Lucía Dos Santos se quedó aquí en la tierra hasta el año 2005. Se hizo religiosa y dejó escrito lo que se conoce como el Secreto de Fátima, cuyas claves son el arrepentimiento y la conversión del mundo.

Escribe Lucía que esto le dijo la Virgen en junio de 1917: «Sí, a Jacinta y a Francisco se los llevo muy pronto; pero tú te quedarás aquí algún tiempo más. Jesús quie-

re servirse de ti para darme a conocer y amar. Él (Jesús) quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. A quien la abrazare le prometo la salvación, y serán amadas de Dios esas almas como flores puestas por mí para adornar su trono».

«¿Me quedo aquí solita?», dijo con tristeza.

«No, hija. Yo nunca te dejaré: mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios». En la aparición de julio de 1917, la Virgen prometió a los pastorcitos que volvería de nuevo para hacer dos peticiones, y lo cumplió el 10 de diciembre de 1925, poco después de haber llegado sor Lucía a la casa de las religiosas de Santa Dorotea, en Pontevedra, haciendo su primera petición. Sor Lucía dejó escrito cómo fue esta venida de la Virgen, con este texto en el que habla de sí misma en tercera persona:

Día 10 de diciembre de 1925. Se le apareció la Santísima Virgen; y, a su lado, suspendido en una nube luminosa, un niño. La Virgen apoyaba una de sus manos en el hombro de ella, al mismo tiempo que mostraba un Corazón cercado de espinas, que tenía en la otra mano. Al mismo tiempo dijo el niño: «Ten compasión del Corazón de tu Madre Santísima que está cubierto de espinas que continuamente le clavan los hombres ingratos; sin tener quien haga un acto de reparación para arrancárselas». Inmediatamente, le dijo la Virgen Santísima: «Mira, hija mía, mi Corazón está

cercado de espinas que continuamente le clavan los hombres ingratos, con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme. Y di que todos aquellos que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confesaren, recibieren la comunión, rezaren el Rosario y me hicieren quince minutos de compañía, meditando sobre los quince misterios del Rosario, con la intención de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación».

En 1926, todavía en Pontevedra, ya no fue la Virgen, sino el Niño Jesús quien se apareció a sor Lucía para confirmarle la voluntad del cielo de ver extendida esta devoción de los cinco primeros sábados de mes.

La segunda petición la hizo la Virgen a principios de junio del año de 1929, apareciéndose a sor Lucía en la capilla de la casa de las Doroteas de Tuy (Pontevedra). Después de una visión maravillosa de realidades –la Santísima Trinidad–, que Lucía no puede explicar, oyó decir a la Virgen que había llegado el momento de hacer la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón.

El mensaje de Fátima, recogido en el Avemaría de Fátima: «El Santo Rosario constantes rezad y la paz al mundo el Señor dará»; así como orar mucho y hacer penitencia por los pecadores, se cumple sencillamente acudiendo a la mediación del Inmaculado Corazón de María, refugiándose en él.

Vida Paulina Cooperador Paulino n. 200 - 2ª época

El beato Santiago Alberione (en primer plano de la imagen), en el acto de la bendición del primer número de una de las muchas publicaciones periódicas que, en Italia, fue poniendo en marcha a lo largo de su vida.

La primera de ellas se tituló Unión Cooperadores, en el año 1917, que, al llegar los Paulinos a España, apareció en nuestro país con el título de Cooperador Paulino

Cuando la Sociedad de San Pablo cumple 90 años de presencia en España, nuestra revista Cooperador Paulino llega al número 200 de su segunda época (desde 1935, se había publicado ya, pero sin periodicidad fija, y sin continuidad).

Al comienzo de esta segunda época nos propusimos que la relación con nuestros desti-

natarios fuera periódica y permanente. En enero-febrero de 1980, decidimos embarcarnos en la apasionante aventura de publicar la revista con la voluntad de llegar a muchas personas con nuestro peculiar carisma, heredado del beato Santiago Alberione.

Cuando llegamos al número 100, constatamos que, después de veinte años, las trans-

COOPERADOR

formaciones de la sociedad, de la Iglesia y del mundo eran «asombrosas, increíbles. En todos los campos; pero quizás más que en ningún otro en el de la comunicación. Nadie podía ni soñarlas cuando vio la luz aquel nº 1 de la revista». Y mucho menos podía imaginarlas –aunque él las intuía– el beato Santiago Alberione, cuando la fundó en Italia, hace más de 100 años. Qué podríamos decir hoy, plenamente inmersos ya en la era de la cibernética y la comunicación digital...

«Sin embargo –escribíamos en 1999–, los motivos que animaron al Fundador –los que nos movieron a nosotros a recuperar la publicación– siguen siendo tan actuales, si no más». Escribíamos en 1980: «Cooperador Paulino quiere ser un servicio al pueblo de Dios, compartiendo con él las riquezas que el Espíritu ha querido conceder a la Familia Paulina… promoviendo todo lo que pueda favorecer la realización integral del hombre de hoy y la mejora de la convivencia humana, en orden a la recapitulación de todas las cosas en Cristo… La evangelización con los medios necesita un gran número de personas y admite una amplia cooperación para llevar a cabo muchas iniciativas solo posibles con esa colaboración».

Llegar al número 200 no es motivo de triunfalismo. Corren tiempos recios. La falta de vocaciones pone en riesgo muchas iniciativas apostólicas… Pero no debemos asustarnos. «No temáis –nos dijo el Maestro–, yo estoy con vosotros». Seguro que, a través de esta crisis, abrirá caminos a una nueva evangelización. Y la comunicación debe estar en la vanguardia. Nosotros queremos seguir en esa vanguardia, siempre apoyados en Jesús, camino, verdad y vida, siguiendo los pasos de san Pablo.

COOPERADOR
Portadas del número 1 y 200 del COOPERADOR PAULINO.

Nuevos Diáconos MI VOCACIÓN ES UN KAIRÓS

Me atrevo a decir que mi vida es un kairós (un tiempo de gracia) y siempre he dicho que Dios se encarga de poner todo en su lugar

F

ue al terminar el cole cuando ya había en mí una chispita encendida por la vida religiosa, pero que, por diferentes razones, no pude avivar para convertirla en una llama viva. Esto dio paso a que hiciera una carrera universitaria en una de mis grandes pasiones: la comunicación.

Fue un tiempo intenso, lleno de muchos altibajos, pero con grandes recompensas: el testimonio de un compañero de la universidad que entró con los dominicos fue el combustible que hizo avivar la chispita en mi corazón. No obstante, el «atreverme» a darme una oportunidad no llegaría hasta tres años después de terminar la uni, tras una experiencia laboral que marcó mi vida.

Al finalizar los estudios, trabajé en Radio María, en mi país natal, donde escuché por primera vez la palabra apostolado para referirse al modo de evangelizar que realizábamos con nuestro trabajo. Fue una gracia. Vi claramente la fuerza

de los medios para evangelizar y creí con determinación en esta nueva forma de predicación; pero fue cuando también sentí que algo me hacía falta.

Es en este período conocí la Sociedad de San Pablo, a través de un pequeño folleto vocacional que habían dejado en la parroquia de unos amigos. Inicié un tiempo de discernimiento que me llevó a comprender que con los paulinos podía conjugar perfectamente mi ser con mi quehacer, lo que buscaba con lo que ya hacía; y que ese «algo» que echaba en falta era realmente una entrega total al servicio del Evangelio desde una espiritualidad específica. En ese momento la chispita se convirtió en llama viva que siempre trato de mantener encendida. Esa es la razón por la que siento que Dios me ha conducido al lugar adecuado y que solo ha sido en el tiempo conveniente, mi Kairós.

Carlos Eduardo Aguirre Reyes, Diácono de la Sociedad de San Pablo

«AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD»

Le quedan un par de horas antes de partir para el seminario. Mañana por la mañana tendrá que salir temprano. Aun así, no ha preparado nada, ni ropas ni una maleta. Todavía no está seguro de si la voz en su interior es verdaderamente de Dios

S iempre quiso ser sacerdote. Cuando se hizo monaguillo, se enamoró de la liturgia y consideraba que su parroquia era como su casa. Los sacerdotes que conoció y sus amigos fueron instrumentos del crecimiento de su vocación. Pero ahora tiene que dar ya su primer paso y está dudando de sí mismo, de su capacidad, de muchas cosas. Respiró y decidió dejarlo todo en las manos de Dios. Fue a confesarse y el confesor le dijo: «¿Vas al seminario? Tienes que estar loco para querer ir de verdad». Y sí, quizá es una locura, pero es una locura que le llena tanto de ansiedad como de alegría. Al salir del confesionario, encontró una estampita en el suelo con una imagen del Cristo crucificado y las palabras: «Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu». Después, salió el confesor y le dio un sobre y le dijo: «Esto es para tu viaje de mañana. Vete a descansar ya porque tienes un largo trayecto».

Lo abrió y allí vio doce mil pesos, exactamente lo que necesitaba para matricularse.

Nunca se había imaginado que esos doce mil pesos le llevarían no solo a las puertas del seminario, sino también al seno de la Sociedad de San Pablo y su misión. Y también dijo sí cuando, al final de su noviciado, fue enviado a España para ser un misionero paulino. Allí en la tierra de los evangelizadores de su querida patria, pronunciará su sí perpetuo a la llamada del Señor. Allí en la tierra de los que, hace quinientos años, bautizaron a sus antepasados, proclamará por primera vez el Evangelio en la misa siendo diácono.

Sí, el Señor obra misteriosamente. Y obra maravillas si confiamos en él y dejamos que tome el control. Señor, tú has hecho maravillas en mi vida. Tú me has llamado. «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

Jhon Fred Agustín Mª Ruaza Caranzo, Diácono de la Sociedad de San Pablo

HACER VIDA DE LAS PARÁBOLAS

ColeCCión «Mashal». San Pablo, Madrid 2024

Traemos a esta sección los dos primeros títulos de una nueva colección: Tierra buena, de Manuel Mª Bru, y ¡Hagamos fiesta!, de Fernando Cordero. Ambos pertenecen a la colección «Mashal», que nos invita a detenernos en la lectura de las parábolas de Jesús para que, de la mano de los autores y del equipo de especialistas que han elaborado la guía didáctica que los complementa, exprimamos todo su jugo y las hagamos vida. Obras hermanas en su contenido y en su forma, lo son también por sus autores, ambos sacerdotes y periodistas. Son dos libros –y los que vengan en el futuro– que esperamos que den mucho que hablar y mucho fruto para hacer crecer el reino de Dios. Álvaro santos

MEDITACIONES A LA LUZ DE LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

Selección de las «Páginas evangélicas» publicadas por el autor en el Cooperador Paulino, que nos orientan y guían en nuestro camino para responder a la llamada a ser evangelizadores y testimoniar el reino de Dios.

Caminando a la luz del Evangelio

Presentamos 54 meditaciones, una para cada domingo del año litúrgico, que nos ayudarán a interiorizar mejor el Misterio de Cristo a partir de los himnos de la Liturgia de las Horas, pasajes bíblicos y otros textos del culto cristiano.

A partir de la experiencia de los místicos, Luigi Borriello expone en este libro que la comunicación con Dios debe iniciarse desde el silencio, lugar donde el hombre queda verdaderamente a la escucha para poder acoger la Revelación.

Pequeñas reflexiones y meditaciones que nos ayudan a abrir los ojos del alma para descubrir que por todos lados se puede detectar un sentido profundo de la existencia y la presencia amorosa y cercana de Dios.

El autor nos sugiere encontrar, en los pequeños ratos libres de nuestra jornada, un espacio para hacer, de vez en cuando, una pequeña «parada». Las propuestas son «cinco paradas», donde el lector está invitado a pararse, hacer una pausa y recuperar la intimidad con Dios.

La presencia de Cristo entre los miembros de una comunidad se presenta al mundo como inconfundible signo de solidaridad y como proyecto, no individual o intimista, de santidad. De esta realidad brota el deseo de distanciarse de las seducciones del mal para ser agentes de bien y de paz.

luigi Maria epiCoCo LO QUE TÚ ERES PARA MÍ
José Manuel Fidalgo alaiz ¡DIOS ESTÁ TAN CERCA DE TI!
antonio alCalde
pedro Moreno Magro CAMINANDO A LA LUZ DEL EVANGELIO
luigi Borriello DECIR LO INDECIBLE
San Pablo. Madrid 2024. 240 págs. 19,90 €
Paulinas. Madrid. 112 págs. 13,00 €
San Pablo. Madrid 2024. 232 págs. 19,90 €
San Pablo. Madrid 2024. 308 págs. 21,00 €
Paulinas. Madrid. 176 págs. 16,50 €
San Pablo. Madrid 2024. 232 págs. 21,00 €
angelo spiCuglia LA VIDA COMUNITARIA

QUÉ HACEMOS

QUIÉNES SOMOS

Somos mujeres laicas y vivimos nuestra consagración a Dios con la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo en nuestros ambientes de familia y de trabajo.

Nuestra misión no excluye ninguna forma de apostolado, teniendo en cuenta el espíritu y los métodos que nos ha transmitido nuestro Fundador, el beato Santiago Aleberione (1884-1971).

POR QUÉ LO HACEMOS

Como respuesta a la vocación recibida, para la gloria de Dios y la salvación de la humanidad.

Visítanos o escríbenos: INSTITUTO VIRGEN DE LA ANUNCIACIÓN Protasio Gómez 15. 28027 Madrid Tel. 917425113 institutos@sanpablo.es www.sanpablo.es

Ciclo C

La palabra de cada día Evangelio 2025

El Evangelio diario y las lecturas dominicales acompañados por un comentario y una oración.

Incluye el Ordinario de la Misa. Textos litúrgicos oficiales.

Comentarios y oraciones: Mons. Francisco Jesús

Orozco Mengíbar Obispo de Guadix

La palabra de cada día
Ciclo C

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