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Manuel Rubio. “Vacunar frente a IBR y BVD me supone un ahorro de un 15
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by Grupo Asís
ENTREVISTA PROMOCIONAL A MANUEL RUBIO, ESPECIALISTA EN GESTIÓN TÉCNICO-ECONÓMICA EN EXTREMADURA “VACUNAR FRENTE A IBR Y BVD ME SUPONE UN AHORRO DE UN 15 %”
Después de casi veinte años de ejercicio profesional en sistemas extensivos, con ganado bovino, ovino y porcino Ibérico, desde hace diez se dedica al asesoramiento y gestión de fincas ganaderas.
Manuel Rubio Cordero Licenciado en Ciencias Veterinarias por la Universidad de Extremadura y Máster en Ganadería Integral
los para el sacrificio. Los pasteros llegan al cebadero con 200 kilos, procedentes de explotaciones de extensivo y nuestra labor es diseñar los planes vacunales en esos cebaderos, controlando las patologías que vayan apareciendo hasta que son sacrificados.
¿Podría describirnos brevemente la empresa veterinaria que gestiona y cuáles son los servicios que ofrecen a los ganaderos? El gabinete veterinario que gestionamos mi compañero y yo se dedica a asesorar a los ganaderos en temas de patología, reproducción, gestión de libros y todo lo que es documentación propia de la explotación. En resumen, intentamos dar un servicio sanitario y de gestión completo al ganadero, para que el solo se preocupe de cuidar sus animales, producir e intentar venderlos lo mejor posible. Ese es el espíritu de nuestra empresa, que el ganadero se preocupe por su ganadería.
Además de explotaciones de vacuno extensivo, ¿asesoran también a ganaderías de engorde de terneros? Sí, tenemos también algún cebadero. La base nuestra de nuestro trabajo son las explotaciones de vacuno en extensivo, y cebaderos de animales que se dedican a cebar pasteros de entre 500 y 700 ki
Dentro del servicio de reproducción, ¿cómo es la rutina normal en las explotaciones que gestionan?, ¿cómo se desarrolla ese servicio? Cuando el titular de una explotación ganadera solicita nuestros servicios, lo primero que hacemos es una prospección de la explotación para ver las condiciones de los animales, manejo, instalaciones y una analítica completa. Se coge un lote testigo y se hace un análisis para ver en qué condiciones sanitarias se encuentra con respecto a las principales enfermedades que les pueden afectar, y una vez que tenemos los resultados del análisis, diseñamos el plan de actuación en esa explotación, tanto de manejo para los diferentes tratamientos, como el plan vacunal a aplicar.
A nivel reproductivo lo que hacemos es un chequeo sobre IBR/BVD, Clamidia, y Campylobacter. Una vez que tenemos los resultados, si en la explotación aparecen problemas de IBR-BVD instauramos un plan vacunal, con vacunas que por nuestra experiencia sabemos que funcionan bien. En los últimos años hemos empleado Hiprabovis-4, pero a partir del año 2020, teniendo en cuenta la nueva normativa, comenzaremos a utilizar Hiprabovis Balance e Hiprabovis IBR Marker Live.
Tenemos por norma en nuestro despacho comprobar si nuestros programas vacunales funcionan en temas de IBR/ BVD. Para ello realizamos el chequeo de la reposición cuando tiene ocho meses de edad y no se ha vacunado de nada, para ver si realmente la vacuna ha frenado la diseminación del virus. También hacemos control de los toros, y en general, control reproductivo. Apuntamos los partos, vemos los problemas que hay. Si hay infertilidad, hacemos también controles de preñez.
De acuerdo con su larga experiencia como veterinario, ¿qué aspectos considera esenciales para una óptima eficiencia de la reproducción en el rebaño? Lo esencial para un buen plan reproductivo es averiguar qué enfermedades hay y hacer un buen plan vacunal. Si un ganadero después de una analítica donde haya aparecido un problema de IBR/ BVD no realiza un buen plan vacunal, no consigue nada. Y si ese plan vacunal no se hace con la vacuna adecuada, menos todavía.
Profundizando en la vacunación, y nombrándolo un valor esencial, ¿frente a qué virus vacunaría para mejorar esa eficiencia? Por mi experiencia personal, y después de hacer chequeos a prácticamente todas las ganaderías que asesoramos,
para nosotros, el principal problema que se está mostrando es un alto índice de problemas de IBR, y también una frecuencia bastante grande BVD. Con el IBR, empezamos en nuestra zona con los planes vacunales y teníamos más de un 70 % de las ganaderías con infección. Ahora se ha reducido mucho: después de poner en marcha programas durante más de cinco años hemos conseguido reducirlo, y estamos con un índice más razonable.
Después de implantar esta forma de trabajo de protocolos vacunales, ¿han notado diferencia entre explotaciones vacunadas y las no vacunadas? Sí, porque el tema de vacunación contra IBR/BVD no es solamente por las dos enfermedades, sino porque además causan problemas en el sistema inmunitario de los animales afectados y sus crías. Lo cual redunda en problemas patológicos en esos terneros, que se manifiestan con afecciones respiratorias, diarreas, debilidad al nacer. Son cosas que el ganadero no achaca a esas enfermedades porque piensa que producen únicamente problemas reproductivos, pero también conllevan una bajada de defensas y otras enfermedades concomitantes que causan muchísimas bajas. En las ganaderías que tenemos experiencia de vacunar durante tres o cuatro años, hemos visto que el índice de animales afectados por otras enfermedades ha bajado más de un 90 %, mientras que las no vacunadas siguen teniendo los mismos problemas que había.
Aparte de un plan vacunal frente a IBR y BVD, ¿considera esencial tener los virus respiratorios controlados en la explotación? ¿Cuáles serían los beneficios que podrían tener estas explotaciones cubriendo también la parte respiratoria? Las ventajas en las explotaciones serían que, a la hora de vender un pastero, que es lo que produce prácticamente el 100 % de las explotaciones que llevamos, la aparición de problemas respiratorios de ese animal cuando fuera al cebadero, se reduciría a un mínimo, cosa que ahora no sucede, ya que actualmente muchas explotaciones no quieren vacunar. No se han convencido todavía de que es un problema grave, y eso luego redunda en los problemas respiratorios que aparecen en los cebaderos. Es decir, si tú en el programa vacunal incluyes vacunas que llevan virus respiratorios, a la hora de vender esos terneros al cebadero disminuyen los problemas, siendo esto beneficioso para la cadena de producción.
¿Cuál es el mayor inconveniente para vacunar en las explotaciones extensivas? ¿Cómo cree que se podría mejorar ese aspecto? El principal inconveniente que ponen todos los ganaderos es el precio. Los ganaderos no se convencen de que vacunar a un animal no es gastar dinero, sino invertir. Tienen que empezar a mirar su ganadería más como empresa que como algo romántico, y que una vacuna es una inversión. Para ellos la vacuna es un gasto.
La llegada de un plan de vigilancia frente a IBR y la prohibición de utilizar vacunas no marcadas, ¿cómo cree que va a afectar a las explotaciones? ¿Considera este cambio beneficioso para el sector? Va a ser un cambio beneficioso a mediolargo plazo. El problema con el ganadero es que, al ser una vacunación voluntaria, va a intentar no hacer ese “gasto”, porque es así como lo ve. La vacuna como defensa contra esa enfermedad viene muy bien, porque en nuestra experiencia casi el 70 % de las explotaciones tiene IBR. Si empiezas a implementar una vacuna de manera voluntaria y luego la haces obligatoria, ese problema prácticamente lo vas a barrer: desde el punto de vista sanitario es una idea muy buena.
Para la implantación de un programa vacunal en las explotaciones que asesoras, ¿cuál es la vacuna que recomienda? Nosotros recomendamos la que fabrica Hipra. Por la experiencia que tenemos nos ha demostrado que funciona bastante bien y que son vacunas seguras que no solo reducen la sintomatología, sino que la eliminan por completo. A nivel analítica, si analizas la reposición compruebas perfectamente que ha desaparecido la circulación del virus, que desde el punto de vista sanitario es lo que nos interesa a nosotros los veterinarios, aparte de la reducción de síntomas provocados por la bajada de defensa. Por tanto, nosotros estamos muy
contentos tanto con Hiprabovis Balance como con Hiprabovis IBR marcada, que nos han ido bastante bien este año.
¿Cómo implanta el protocolo vacunal en las explotaciones?, ¿desde qué edad vacunan? y ¿a qué tipo de animales? Tenemos dos protocolos. Cuando una explotación recurre a nosotros por primera vez hacemos un análisis rutinario y si vemos que hay presencia de IBR/BVD hacemos lo que marca el protocolo del laboratorio: aplicación de Hiprabovis Balance e Hiprabovis IBR Marker Live, revacunación al cabo de 21-28 días y repetirla al cabo de seis meses. Luego procedemos a una monitorización para ajustar el plan vacunal según las necesidades de la explotación. A nivel de reposición, a partir de los ocho meses de edad ponemos la primera dosis y repetimos a los 21 o 28 días, y luego normalmente a los seis meses.
Nosotros recomendamos la vacuna de Hipra ya que nos ha demostrado que funciona bastante bien y que no solo reduce la sintomatología, sino que la elimina por completo.
¿Ha podido utilizar el servicio diagnóstico de Hipra alguna vez? ¿Cuál ha sido su experiencia? Gran parte de las muestras que mandamos de las explotaciones, muestras de control, van al servicio de diagnóstico de Hipra. Trabajamos la serología con Hipra en un 80 % y estamos bien contentos. El ganadero valora el servicio, porque ya no es el veterinario el que dice que tiene un problema de IBR o BVD, sino que tiene un análisis de sangre que muestra que realmente tiene esos virus en circulación. Así nosotros explicamos las consecuencias que tienen esos virus y le aconsejamos el tipo de vacuna que debe poner, y cuándo.
¿Cree que un ganadero únicamente vacuna cuando tiene un problema en el rebaño? En ocasiones, el ganadero tiene la visión de que cuanto menos me gasto, más puedo ganar. Está muy presionado porque tiene unos costes de explotación muy altos. Entonces, cuando se pone a restringir gastos, uno de los primeros es la sanidad. Es decir, voy a intentar vacunar de lo que de verdad se mueren los animales. Por ejemplo, en mi zona hay carbunco sintomático, y se vacuna porque se mueren los animales. Pero el caso del IBR/BVD piensan, y creo que es simplemente falta de educación sanitaria, que es un tema reproductivo: mis vacas paren todas, y mientras me paran todas no tengo IBR/BVD. Sin embargo, cuando analizas y les demuestras que tienen casos positivos a esas enfermedades y que necesitan vacunar para reducirlos, se convencen de que la vacunación es la única vía posible.
Otro aspecto a tener en cuenta es la entrada en vigor de la Ley del Medicamento, la cual es más estricta con las recetas.
¿Qué diferencia, en números, puede haber de una explotación vacunada a una que no lo esté? Al final, de una explotación que lleva un buen plan sanitario a una que no lo lleva estamos hablando de un beneficio neto a lo mejor de un 15 a un 19 %. Estamos hablando de mucho dinero. Un ganadero con 50 vacas que no tenga implementadas vacunas, y que tenga problemas de IBR/BVD, como mínimo tiene cinco o seis bajas. Súmale los gastos que tiene en visitas del veterinario y en tratamiento con antibióticos, y se le va otro dineral.
Si quitas esos gastos por el exceso de antibióticos y los otros, está ahorrando un 15 %. Yo lo he calculado en una explotación nuestra y es entre un 15 y un 17 % de beneficios. Eso, sin contar los años que tienen una exacerbación de virus, y ahí los problemas se multiplican por dos.
Un paso más allá, ¿tiene experiencia en animales de explotaciones vacunadas cuando llegan a cebadero? Tenemos experiencia, porque las explotaciones que nosotros vacunamos normalmente venden a cebaderos, y una parte también vende a cebaderos que controlamos nosotros desde la asesoría. Cuando llegan los pasteros se le hacen las mismas pruebas sanitarias a todos, y hay una diferencia enorme entre el número de animales enfermos o que aparecen con problemas en el cebadero procedentes de explotaciones vacunadas respecto a las no vacunadas.
Margarita Barreto Jiménez Servicio Técnico Rumiantes Hipra Imágenes cedidas por los autores