Introducción El Empresario del Papel Higiénico

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EL EMPRESARIO DEL PAPEL HIGIÉNICO

PRÓLOGO

T

odo el mundo me dijo que tenía que conseguirme algún pez gordo para que me escribiera el prólogo de este libro. Pero resulta que mi libro es

demasiado polémico, demasiado directo y puede que incluso contenga ligeras dosis de humor escatológico. Es decir, que se quedaba sin prólogo. Pero yo soy un empresario del papel higiénico (EPH), estoy acostumbrado a arreglármelas solo. Por eso al final escribí yo mismo el maldito prólogo, que es más bien un curso acelerado sobre las cualidades del empresario del papel higiénico: cualidades que debes encarnar si quieres ser uno de esos tipos que triunfan en los negocios. Estas son las cualidades fundamentales de un EPH: El EPH tiene unas creencias bien afianzadas. Un EPH sabe que el éxito viene determinado casi en un 100% por sus creencias. No por su educación, ni por sus medios o circunstancias. Cuando un EPH cree firmemente que va a conseguir un resultado y refuerza esta creencia con una acción continua y constante, obtiene sin falta lo que se propone. El EPH tiene pasión. El EPH siempre, absolutamente siempre, trabaja en un campo que le apasiona. El EPH se inclina hacia la acción inmediata. El EPH siempre prefiere actuar a quedarse sentado. Es cierto que actuar de forma precipitada puede ocasionarle problemas, pero precisamente eso, el actuar demasiado pronto en lugar de tomarse su tiempo, es lo que le proporciona al EPH los mayores beneficios. El EPH es muy bueno en muy pocas cosas. El EPH encuentra los pocos puntos fuertes que tiene su carácter y les saca todo el jugo posible. Las cosas que no se le dan bien las deja en manos de otros.


El EPH utiliza más el ingenio que el dinero. El dinero es como una droga que durante un tiempo oculta todos tus problemas. Gracias al dinero puedes hacer tonterías sin sufrir consecuencias dolorosas, con lo cual no aprendes y sigues siendo un idiota. El EPH sabe que lo esencial para tener éxito en la empresa es desarrollar el ingenio y estar absolutamente centrado en tus objetivos. El EPH domina un nicho de mercado. El EPH elige un mercado en el que hay poca competencia o no existe el tipo de productos, servicios y valores que él puede ofrecer. A partir de ahí se dedica a dominar ese nicho. El EPH une una estrategia a largo plazo con la acción a corto plazo. Sabe con absoluta certeza a dónde quiere llegar al final pero carece de un plan detallado paso a paso que le indique cómo llegar hasta allí. En lugar de eso el EPH se plantea acciones de corta duración (periodos de 90 días) para conseguir un progreso significativo. Al finalizar cada periodo de 90 días vuelve a revisar sus objetivos, crea planes para el siguiente periodo de tres meses, y los implementa. El EPH NO es normal. Los EPH son personas que se arriesgan. Son un poquito raros y probablemente estén un poco mal de la azotea. Lo que está claro es que son diferentes. Los EPH no suelen guiarse por las reglas y suelen saltarse las normas sociales. Les encanta desafiar el orden establecido. ¿Puedes reconocerte en esta lista? Si te ves reflejado en ella, o te gustaría verte, este libro va a revolucionar tu vida.


INTRODUCCIÓN El mundo es más moldeable de lo que crees y está esperando que tú le des forma. BONO

Estoy cansado… de verdad muy cansado de los cientos, si no miles, de libros de negocios que no son más que títulos sin contenido. La mayoría de esos libros se podría resumir a una o dos páginas de contenido valioso. El resto lo podrías usar como papel higiénico. No puedo decirte la cantidad de libros que he empezado a hojear y a los pocos minutos he tenido que dejar a un lado porque me «aburrían» mortalmente. Solo unos pocos son realmente buenos y merece la pena leer del principio al final. Mi objetivo con El Empresario del Papel Higiénico es que sea diferente y mucho mejor que los libros tradicionales de negocios y su lenguaje académico pedante y trasnochado que impregna cada frase, desde la primera hasta la última. No encontrarás

ningún

concepto

desfasado

en

este

libro,

ni

tampoco

«metodologías optimizadas de ejecución empresarial.» Este libro va directo al grano. He empleado todo mi esfuerzo, experiencia y recursos en hacer que El Empresario del Papel Higiénico sea uno de los mejores. A ti te toca decidir si lo es. El objetivo de este libro es abrirte los ojos, callar a quienes te dicen que no puedes conseguirlo, darte una patada en el trasero para levantarte y ponerte manos a la obra. Cuanto más falta te hace algo esencial, más importante se vuelve y más sabiamente lo usas. Esto es verdad con todo: amor, comida, dinero, e incluso (o sobre todo) con el papel higiénico.


¿Te has visto alguna vez en plena faena con los pantalones bajados hasta los tobillos y, de pronto, cuando vas a limpiarte, te encuentras con que apenas hay papel en el rodillo? ¡No me digas que no! Sabes exactamente de lo que te estoy hablando. Tres miserables hojas de papel higiénico, hechas jirones, que parece que te miran y se están riendo. Y ahora sí que puedes decir que estás en una situación de mierda. Únicamente tienes un par de opciones, a lo sumo tres. Puedes pedir ayuda, que es algo que a mí me daría

MUCHÍSIMA

vergüenza, pero bueno, es una opción.

Claro que también tienes la humillante opción de arrastrar tus vergüenzas en cuclillas y rezar a Dios para que encuentres un rollo lo más cerca posible. Es horrible, pero no deja de ser una opción. La opción final, que normalmente es la mejor, consiste en arreglártelas con lo que tienes a mano. Y cuando aplicas tu mentalidad empresarial eres capaz de ver rápidamente que tienes mucho más que esas tres raquíticas hojas. Atención, que aquí viene la cosa, jugada por jugada. Te decantas por la última opción y decides arreglártelas con lo que tienes. Vamos a ser sinceros: Tú tienes fama de ser una persona que usa más de tres hojas. Tienes que ver qué más… espera un segundo. ¡Ah! ¡Ajá! ¡Eso es! ¡La papelera! Como un gimnasta consumado realizando un ejercicio de anillas sobre el potro te pones recto y alargas una pierna. Justo… lo suficiente… para alcanzarla. Con la pierna temblando por la tensión, enganchas torpemente los dedos de los pies sobre la tapa de la papelera y empiezas a tirar de ella. «Ven con mamá. Ven con mamá,» repites una y otra vez en tu cabeza. Ha llegado la hora de examinar el tesoro recién descubierto: Un pañuelo usado. Bien, muy bien. Un bastoncillo de algodón para las orejas. ¡Dios, eso es inhumano! Aunque podrías usarlo, si es necesario. Unas cuantas bolitas de algodón. Estupendo, puedes trabajar con eso. Y… ¿hilo dental? ¡Eso sí que no! Hasta ahí podíamos llegar. De manera que con tres hojas de papel higiénico, unas cuantas bolitas de algodón, un pañuelo usado y después de hurgar un poquito aquí y allá con el bastoncillo, sales del retrete más fresco que una


lechuga y dispuesto a comerte el mundo. Por supuesto que no se te ocurre poner un rollo de papel para el próximo que venga. ¡Que aprenda por las malas! La historia no termina aquí. La próxima vez que vas al wáter lo primero que haces es mirar a ver si hay bastante papel. Sabiendo que hay suficiente empiezas a arrancar hojas sin ningún tipo de miramientos. Sin embargo, pasan unas cuantas semanas del «incidente» y empiezas a bajar la guardia. Al final, un día, como era de esperar, te ves de nuevo con los pantalones por las rodillas y un rollo vacío, rezando para que esta vez no tengas que echar mano del hilo dental. ¿Te das cuenta de las increíbles lecciones empresariales que se pueden sacar de esto? En ese momento tan difícil y tan humano es cuando demostramos nuestra capacidad de sacar «milagros» de la basura. Cuando literalmente no nos queda otra opción que la de levantarnos y salir de ahí, encontramos la manera de hacer nuestro trabajo. Con tres hojas, algunos restos de la papelera y, posiblemente, un rollo de cartón doblado, somos capaces de lograr lo imposible. Me inspira un tremendo respeto ver lo cuidadosos, reflexivos e innovadores que llegamos a ser cuando escasean los recursos. Pero al mismo tiempo es desconcertante ver lo rápidamente que abusamos de ellos cuando creemos que abundan. El problema es cómo funcionan nuestras mentes. Cuando sabemos que hay abundancia de un determinado recurso (ej., un rollo entero de papel higiénico), en seguida presuponemos que esta abundancia va a ser perpetua (ej., una provisión infinita de papel higiénico siempre al alcance de tu mano). De ahí que gastemos lo que tenemos. Peor aun, ni siquiera nos molestamos en asegurarnos de que no se está acabando. Nos sentamos, hacemos nuestro negocio, y luego echamos mano al papel y agarramos un puñado de aire. ¡Maldita sea! Ya estamos otra vez. Ahora bien, ¿qué pasaría si cada vez que te sentaras quedaran solo tres hojas de papel en el rollo? Cuando esperas siempre escasez de recursos, enseguida te acostumbras a ser siempre muy cuidadoso con la limpieza. Me


apuesto cualquier cosa a que tendrías la papelera en el regazo incluso antes de empezar a tirar del rollo. Puede que incluso ajustes tu comportamiento para conservar lo que tienes, posiblemente haciendo otras «paradas» antes de llegar a casa o comiendo más arroz, o algo por el estilo. Tu disposición mental, tu atención y tu acción cambiarían para adaptarse a tener menos con lo que trabajar, o limpiarte. Tu éxito depende totalmente de tu capacidad de superar ese enfoque único que todos los demás están siguiendo. Tu éxito depende totalmente de cómo usas tu mente, de cómo manejas tus recursos fundamentales, y de cómo actúas decisivamente para conseguir lo «imposible» contando con muy pocos de los recursos tradicionales. Tu éxito depende totalmente de no rendirte y quedarte esperando a que bajen del Cielo algunos rollos de papel extra, de salir adelante con lo que tienes. Los que se deciden a dominar este conocimiento y usarlo en sus negocios son los escasos, orgullosos, ¡empresarios del papel higiénico! SER EMPRESARIO DEL PAPEL HIGIÉNICO NO ES PARA QUIENES PIENSAN COMO TODO EL MUNDO

Ser Empresario del Papel Higiénico no es para los débiles (o para los que tienen un colon irritable). Este libro es para personas que tienen el deseo de alcanzar el éxito empresarial, sabiendo lo duro que es, y estando dispuestos a echarle lo que haga falta hasta conseguirlo. No es para la gente que simplemente dice que «algún día» le gustaría, ni para aquellos a los que se les llena la boca hablando de cosas que nunca hacen. Este libro NO es para aquellos que quieren «probar» algo nuevo simplemente para identificar todos los «problemas» y así demostrar que tenían razón desde el principio. Tú sabes bien quién eres. Y desde luego este libro no es para aquellos que piensan que un solo libro o conjunto de materiales los va a hacer ricos de la noche a la mañana. Este libro es para gente que quiere desafiar el orden establecido. Este libro es para gente que está dispuesta a recibir unas cuantas lecciones y emplearlas para desarrollar sus cualidades, y a partir de ahí luchar con todo lo que tienen. Y lo más importante de todo, este libro es para las personas que asumen la total


responsabilidad de su éxito o su fracaso. En los negocios el éxito no tiene que ver con tener razón; tiene que ver con comprometerse. De manera que, ¿quieres tener razón o quieres tener éxito? Yo elijo el éxito. TU ÉXITO DEPENDE DE TI

Hace años que, con el último suspiro de Enron, murió la seguridad de una carrera de por vida dentro de una gran compañía. Hoy en día la seguridad, la diversión, y todas las recompensas posibles están en emprender por ti mismo. Piénsalo: No puedes confiar en nadie más que en ti mismo, ni mucho menos depender. Estoy seguro de que en estos momentos tienes toda la capacidad que se necesita para empezar: probablemente solo necesites ser más consciente de lo que ya tienes, además de una patada en el trasero. Ese es mi trabajo. Ha llegado el momento de que alguien te diga la verdad y no una fórmula azucarada y absurda para lograr el éxito inmediato. Construir y desarrollar tu empresa es tremendamente duro. Es algo que da miedo, algo que consume tiempo, te frustra y, en ocasiones, parece que te chupara toda la energía. Y, sinceramente, puedes cagarla y quedarte en la ruina. Pero el desastre financiero es poco probable si te comprometes a luchar continuamente por el éxito. Si sacas partido a tus puntos fuertes, puedes crear una empresa que alimente tu cartera y tu alma, una empresa que te entusiasme y te libere. Si sabes a dónde quieres llegar, este libro será tu mapa. Lo que no puedo hacer es viajar por ti. Debes estar dispuesto a intentar algo nuevo, a ir más allá de tus supuestas limitaciones, y crecer. La responsabilidad por tu experiencia empresarial descansa enteramente sobre tus hombros. Puede que los mansos hereden un día la tierra, pero apuesto cualquier cosa que no serán empresarios. Tengo la experiencia de haber creado tres empresas y desde cero, de haber tomado parte en la creación de muchas otras, y de haber investigado para el lanzamiento de cientos de ellas. Y de toda esa experiencia he sacado algunas claves comunes a la totalidad de las empresas que han tenido éxito. Eso es lo


que vas a ver en este libro. Te lo digo ya: no es la manera normal de pensar. Tendrás que ignorar lo que te contaron en la escuela de negocios, lo que crees que sabes sobre cómo crear una empresa, y olvidarte del método que usaba papá para manejar su dinero. Hay una nueva generación de emprendedores, y ha llegado el momento de un nuevo modus operandi. ¿Estás listo para salirte del pelotón?


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