EL OFICIO DEL PRESENTE Le贸n Pereyra
El oficio del presente Le贸n Pereyra Tapa por Aldana Antoni Editorial Subpoesia Buenos Aires, Abril 2013 editorialsubpoesia@gmail.com
Enredadera En los escombros del microcosmos entre la arena del reloj crece la enredadera mágica a la nada. Se yergue anudada a la búsqueda del vacío. e intentando ser forma b novedad u y silencio. S Arriba, los rostros de cristal tienen el nombre de los que no están. La enredadera es real. El musgo en el techo es real. Lo único ficticio es este cuerpo que respira.
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El cazador oculto Los bichos de la luz dan vueltas sobre la bombita desnuda. Algunos, los que corren peor suerte, vienen a visitarme. ¡Pobrecitos! Cuando caen me causan cosquillas y por acto reflejo mis manos torpes los aplastan. Los mosquitos son otra cosa. Si sé que hay uno en la habitación tengo que encontrarlo y ultimarlo. Es una guerra intrínseca que tenemos, ellos me pican cuando duermo, yo los pico cuando duermen. Como en el tango: “mano a mano hemos quedado”.
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La vida en los bosques Gimen los negros árboles. La exaltacion del viento transformó su silueta contorneada en sombras. La lumbre arrasó la comarca y de entre las cenizas nació una nueva alameda oscura. Gimen los negros árboles. La lluvia ausente de enero canta la justa. Las matas de arbustos se opacan por el polvo que se fue posando sobre todas las cosas. Gimen los negros árboles. En las provincias del sur las ramas secas y la hojarasca crepitan.
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El oficio del presente El viento se agita afuera y es casi verano Las plantas resguardadas giran sus caras al sol desde el invernadero. En el piso del escenario una implosión subrepticia se traga las pantallas de lo que vendrá. Por detrás de las cortinas se ve una ventana por la cual se entra al mundo en el cual hay un espejo en el que estoy reflejado. El ahora oficia de píldora sanadora dentro de este apocalipsis. 6
Junger y Paimún Sentados a la vera del lago, Maxi reflexionó en voz alta: -Desde chico pensé los cerros como dinosaurios dormidos. Esa hermosa definición del horizonte corrió el velo ceniciento y pude ver con ojos nuevos los bosques como mantos verdes sobre las vértebras de aquellas bestias de mármol. Montañas de carne pétrea que descansan como guardianas del magma. En las cicatrices de la tierra los proto-reptiles supieron armar su guarida para soportar la eternidad.
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Encuadernacion de un sábado 00:03 AM Hace calor y el aire es casi palpable. Encima es sábado. El día anterior a mañana. Es decir, otro sábado más en que las puertas de la jaula atentan contra la voluntad. No parece que vaya a pasar mucho.
1:29 AM Aldana duerme. Boca abajo duerme. Queríamos salir hoy pero acá estamos. Ella, yo y, a unos metros nomás, todo el resto del universo. 8
2:47 AM Otro sábado más. Otro sábado menos. Gran cosa. En alguna parte (que no es acá) la noche está despierta y la gente agrupada a gru pa da a g r u p a d a. En este rincon del pañuelo a esta hora sin nombre lo único que queda son sílabas sueltas y letras que se desatan.
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4:21 AM Aldana duerme y no se entera de nada. Yo vivo mi vida nocturna la otra vida, la vida solitaria del insomne activo. Me traje de la feria un libro desarmado de Pessoa y, mientras ella duerme, armo los pliegos y pongo tapas a las pรกginas. Le pongo tapas a las pรกginas mientras pienso en Fernando prestando su voz a sus otras voces prestando su vida a sus otras vidas su vida solitaria de insomne activo.
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5:51 AM Despunta el dĂa y la luz virginal de la maĂąana arroja los primeros dardos. Hace calor y Buenos Aires parece la selva valdiviana.
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Un mundo de colchones de descarte Son las 11 y tengo que trabajar. Es temporada en la feria y en la feria, al lado del puesto, duermen muchos pibes que no tienen casa. Cuando llego tengo que despertarlos para poder abrir; correr un mundo de colchones de descarte, baldear, barrer, tirar fluido Manchester. A veces nos odiamos. Ellos se olvidan de entender, yo me olvido de entenderlos. Ya somos conocidos. 8 horas al dĂa los veo. Porque ademĂĄs de dormir paran ahĂ. 12
Se despiertan y desayunan; desayuno de virulana y pasta base, cigarro y asfalto. Antes, hace unos años, jalaban pegamento pero ahora crecieron y el furor viene en polvo. Algunos cuidan coches en la Rural, piden plata o limpian vidrios. Algunos roban también y los veo rastrear a la gente y la impotencia es enorme. Es que es así, si les digo que no bardeen donde duermen por ahí me como un puntazo una noche mientras cierro.
Como la vez que me invitaron a un duelo de facas. 13
Entonces prefiero cerrar la boca y ver como le roban a la gente. Muy recomendable para la salud mental. Es asĂ. Son las 11 y tengo que trabajar. Plaza Italia es mi Lejano Oeste.
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Y vos allí Tu cuerpo inerme abrió sus plumas al próximo estado. En los parlantes casi inaudibles de la experiencia una voz entona: “...todos te daban por muerto y vos allí...”
Y Vos allí todos te dimos por muerto y vos allí solamente te estabas consumiendo. 15
Este pliego se terminó de armar e imprimir en Taller Subpoesía en Abril del año 2013