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CONECTADOS CON LA PALABRA:
LA REVOLUCIÓN DIGITAL DE LUTERO
Por: Pablo Langlois
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En el siglo XVI, un humilde monje llamado Martín Lutero se encontró cara a cara con la verdad revelada por las Sagradas Escrituras. Juan 8:32 proclama, "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Esta verdad, que Lutero descubrió, no sólo lo liberó a él, sino que también desató una revolución espiritual que cambió el curso de la historia.
Lutero vivió en una época donde la Biblia no era accesible para todos. Estaba atrapada en el latín, un lenguaje que la mayoría del pueblo común no hablaba ni entendía. Pero 2 Timoteo 3:16-17 nos dice, "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" . Lutero lo entendió y luchó para que todos tuvieran acceso a las Escrituras en su propio idioma. Su traducción de la Biblia al alemán abrió la puerta para que millones pudieran tener un encuentro directo con la Palabra de Dios.
Hoy en día, vivimos en la "era de la pantalla", con información y recursos al alcance de nuestra mano. La Biblia, ese libro transformador que Martín Lutero tan apasionadamente quería que todos leyeran, ahora está más disponible que nunca. Sin embargo, con esta disponibilidad viene una responsabilidad. La verdad que "nos hará libres" no reside en la simple posesión de una Biblia digital, sino en su lectura, reflexión y aplicación.
Para muchos de nosotros, la Biblia es una aplicación más en nuestros dispositivos, olvidada entre juegos, redes sociales y correos electrónicos. Pero esta Palabra viva y eficaz está esperando ser descubierta, leerla y compartirla. Lutero soñaba con un tiempo como este, donde la Biblia estuviera al alcance de todos. Sin embargo, también sabía que tener acceso no es suficiente; hay que sumergirse en ella.
El desafío de nuestro tiempo no es el acceso, sino la aplicación. Es fácil deslizarnos por las escrituras en nuestra pantalla, pero ¿estamos permitiendo que estas verdades nos transformen? ¿Estamos compartiendo esta verdad con otros?
El legado de Martín Lutero nos recuerda la importancia de volver siempre a las Escrituras. Su deseo ardiente de una Iglesia arraigada en la verdad de la Palabra de Dios debe ser también nuestro deseo. En este mundo acelerado y saturado de información, debemos hacer una pausa, sintonizar con la verdad eterna y permitir que la Biblia ilumine nuestro camino.
La era de la pantalla no debe ser una barrera, sino un puente. Un puente que nos conecta con la verdad que nos libera y que nos anima a compartirla con un mundo que tanto la necesita. Que la pasión y el legado de Lutero nos inspiren a acercarnos más a la Palabra de Dios, a leerla, vivirla y compartirla, porque, como él bien sabía, en ella encontramos la verdadera libertad.
El ejército de Israel ya llevaba siete días caminando en el desierto de ida a pelear contra los Moabitas. Cansados, comienzan a desfallecer de la sed. Joran, el rey, en su desesperación consulta al profeta Eliseo, y este le dice no solo que ganarían, sino que les da una extraña manera para obtener agua; les dice: “Abran huecos en el valle, que, aunque no verán vientos ni lluvia esos huecos se llenarán de agua”. Soldados muertos de sed tuvieron que -sin fuerzas- obedecer,
Siguiendo la loca idea de cavar zanjas en el valle. En poco tiempo, sobrenaturalmente, desde las montañas vecinas, el agua corrió y llenó las zanjas…
Ok, ¡Ya no tienen sed! ¿y la victoria? Bueno... NO fuera nuestro Dios si encima del milagro ¡No hace gala de su creatividad! Al amanecer, el cielo, que pudo haberse tornado rojizo, se reflejó en el agua de los pozos, y hace pensar al ejército Moabita (quienes observaban atentamente para atacar) que eran pozos de sangre, porque los soldados israelitas se habrían matado unos con otros. Al salir precipitadamente por el botín, ¡Oh sorpresa! Se encontraron al ejército de Israel restablecido y fueron derrotados.
Las soluciones de Dios la mayoría de las veces NO vienen como esperamos; Sus soluciones a veces no nos parecen muy lógicas. Sus respuestas nos dejan perplejos; nos desajustan, exceden nuestra creatividad y requieren pasos de obediencia que parecen no tener sentido. LA RESPUESTA MÁS OPORTUNA DE DIOS ESTÁ -CASI SIEMPRE- ¡DETRÁS DE LA OBEDIENCIA!