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l"
mensión, ante la evidente interferencia de múltiples factores de carácter extracientífico: la diferente intensidad investigadora, según los distintos Estados, las fluctuaciones pendulares ocasionadas por los nuevos descubrimientos o la problemática conservación de los restos en zonas de vegetación exuberante provocan un panorama científico fragmentario, al cual resulta muy complicada cualquier aproximación. Si a ello añadimos otras variables, de carácter menos inmediato, determinadas por cuestiones nacionalistas o personales, tendremos los suficientes elementos como para que del combinado surjan de vez en cuando las conclusiones más sorprendentes y caprichosas. No olvidemos que en el ámbito indoeuropeo, tan purista, todavía están recientes anécdotas tan rocambolescas como las del Hombre de Pekín, o las falsificaciones de principios de siglo, o incluso, las "sutilezas" de la tradición "histo20
riográfica" europea fuertemente dependiente de los modelos franceses . En el caso americano y en el estado actual de las investigaciones, parece que nadie duda que la aparición del hombre, perfectamente configurado , debe de situarse hace 40.000 o 35.000 años. Sin embargo, las distintas fases de su desarrollo, a partir de este momento, no cuentan ya con la consiguiente "anuencia universal", y dentro de esta problemática, es donde hemos de situar una cultura especialmente particular y relativamente margir;¡ada de los grandes focos "clásicos": La cultura Valdivia" Su propia existencia plantea no pocos problemas a los tratadistas dedicados al desarrollo del hombre en el Nuevo Mundo. La zona de aparición de lo que hasta la fecha se presenta como una de las primeras cerámicas del continente americano, se circunscribe, por su latitud, al área de influencia ecuatorial. La cultura Valdivia ocu-
pó un recinto territorial que hoy se denomina "costa tropical seca" en donde las lluvias son escasas (precipitaciones inferiores a 500 mm . al año) y las temperaturas elevadas, lo que convierte a la región en semiárida. La zona está bajo la influencia de los ríos Daule, Guayas y sus afluentes Vinces y Chimbo, navegables en sus últimos kilómetros y cuyos cursos están relativamente distantes de los núcleos más importantes, conocidos hasta la fecha , de la cultura Valdivia, que se ciñe fundamentalmente a la península de Santa Elena. No hay que olvidar, en cualquier caso, las más que probables pretéritas fluctuaciones climáticas de la zona, que pudieron implicar la existencia de condiciones diferentes a las actuales y más favorables para un cierto desarrollo agrario, avaladas, además, por la variedad climática derivada de su complejidad topográfica. La "Fase Valdivia" y la cultura de
Fragmento de figurilla
bis~xual
(pieza V-l). Vista anterior y posterior.
Machalilla integran lo que se ha llamado Período Formativo Antiguo, que cubre una secuencia cronológica comprendida entre los años 3.000 y 1.500 a. C. Siguen a éste un grupo de núcleos culturales, entre los que destaca el de Chorrera, activos hasta el año 500 a. c., momento en que se desarrolla el complejo denominado de las "Culturas Regionales" que comprende las de Teaone, Jama-Coaque, Bahía, Guangala, Tejar, Jambeli, etc. Como un factor más a considerar en el planteamiento del problema en que se ve inmersa la cultura Valdivia, hemos de señalar su posible relación con otra del área del Caribe (Puerto Hormiga, al Norte de Colombia) con la que se aprecian ciertas concomitancias cronológicas y formales. Ya Sanders y Marino (1973) recalcaban el hecho de que la muestra cerámica más antigua, correspondiente a la cultura Valdivia, fechada mediante C 14 , aparecía aislada de un con-
junto homogéneo datado hacia el año 2.700 a. c.,lo que llevaba a considerar la posibilidad, defendida por Bischof (1973), de plantear la secuencia estratigráfica Acerámica, Fase San Pedro -contemporánea de Puerto Hormiga- y Fase Valdivia. Esta hipótesis, conocidas ambas cerámicas, resulta tantadora, si bien no aparece claro el gran salto tecnológico que existe entre estas dos últimas. Para completar el bosquejo, señalemos que en esta zona el desfase cultural entre civilizaciones geográficamente próximas es muy elevado : por ejemplo, la aparición de la cerámica en Perú (cultura Chavín) se sitúa entre los años 1.800 y 1.250 a. C. (más de 900 años después de la cultura Valdivia) . Para el desarrollo americano de estos años, Sanders y Marino proponían la existencia de tres focos "difusores" de la cultura agrícola, situados en Mesoamérica, Zona Peruana y Zona Caribeña; en el primero de
ellos están documentadas especies vegetales cultivadas hacia el 5.000 a. c., existiendo indicios ("aparición probable") de que podría ocurrir otro tanto en los Andes Centrales. Con el mismo criterio posibilista (siguiendo a los autores citados), hacia el año 3.000 a. c., la aparición de especies vegetales domesticadas es "posible" en Ecuador, y desde el 4.000 a. c., plenamente documentada en los Andes Centrales. En definitiva, a partir del año 5.000 a . c., se pone en marcha un proceso, en el que ha de imbricarse la cultura Valdivia, que culminará en la aparición de los primeros núcleos agrarios productivos. Centrándonos ya en el caso particular de esta cultura, hemos de señalar que suele dividirse en cuatro Períodos: - Período A: que aporta cerámica "cruda", monócroma, con incisiones finas sobre superficie rugosa o anchos sobre bruñido; aparecen 21
VAWlftA
... Cabeza tocada (pieza V -2) .
~
Fragmentos de tronco (piezas V-3 y V-4). ~
estampaciones realizadas con conchas de moluscos, así como labios doblados por acción de los dedos. Las figurillas asociadas a este período son de piedra. - Período B: continúa la tradición del precedente, acentuándose el uso de cerámica bruñida con incisiones anchas y excisiones; las figurillas ya son cerámicas, abundando las femeninas , aunque también existen masculinas y bisexuales. - Período C: aparece mezclado con el anterior, sus rasgos característicos son el uso de bizcochados y tiras superpuestas. - Período D: ya muy evolucionado, las figurillas presentan ojos en forma de grano de café, las vasijas no se decoran con tetrápodos y se emplean piritas de cobre como desgrasante. En el presente estudio se ha contado con un conjunto de 16 figurillas y 15 fragmentos significativos de vasos. De aquéllas, ocho son restos 22
de tronco y entre ellas, dos ofrece n rasgos bisexuales. Todos los fragmentos objeto de nuestro estudio presentan una tipología que permite asociarlos, dentro de la "Fase Valdivia", a los Períodos B (fundamentalmente) y e, lo que supone una cronología comprendida entre los años 2.300 y 1.800 a. C. El método de fabricación de las figurillas se aprecia perfectamente en los fragmentos V-2, V-4, V-7 , V-15 y V-16; al igual que se hace hoy en día con la cerámica no torneada, se partía de pequeños. cilindros de arcilla a los que se daba forma con la mano; así se realizaban las piernas, la cabeza, a la que en algunas ocasiones se adosaba el característico tocado y el tronco, que se componía de dos rollos yuxtapuestos y unidos mediante presión . De este sistema "artesanal" se derivan los defectos o puntos débiles detectables en las piezas que han llegado a nuestros días, de manera que abundan aque-
llas que presentan los mi embros separados por efecto de una cohesión deficiente de las distintas masas de arciila. Se completaba el sistema de elaboración mediante incisiones para marcar los rasgos fundamentales del rostro o del peinado; así, se definían los ojos y la boca con trazos profundos y rectos, mientras que las cejas y las rayas del tocado se realizaban con líneas de menor profundidad . Por último su superficie se bruñía. El tamaño de este tipo de figuritas , siempre reducido, parece variar entre unos límites de difícil precisión: la pieza V-9 en su tamaño original debía de madir unos cinco centímetros de altura, mientras que el fragmento V-12, correspondiente a una extremidad, mide casi 8 cm., lo que supone un tamaño exagerado entre los tipos más frecuentes de la cerámica de Valdivia. Los fragmentos de vasos ofrecen un conjunto bastante indicativo de la
•
Frag~ento
de tocado (pieza V-8) .
... Cabezas de figurillas (piezas V -5, V -6 YV -7).
producción de esta fase; existen muestras bruñidas y sin bruñir; entre las primeras aparecen decoraciones en bajorrelieve, incisiones que, en ocasiones, se combinan entre sí, improntas de algún tipo de cordón, etc. Las piezas no bruñidas, con bordes muy especializados, presentan igualmente, una amplia gama de elementos sobradamente conocidos en este tipo de cerámicas: red de incisiones ortogonales, banda sinusoidal, conseguida mediante presión de los dedos, sistemas de zig-zag, "dragjab", etc. Por lo general tanto las figurillas como los fragmentos de vasos ofrecen una fractura que muestra una masa cerámica homogénea, de desgrasantes muy finos y de una muy aceptable decantación, lo que implica un grado de perfeccionamiento técnico muy desarrollado, e incluso, superior a algunas cerámicas de nuestros días. Su análisis, mediante la difracción de rayos X, pone de
manifiesto la existencia de varios grupos más o menos homogéneos: Grupo 1, formado por las muestras de las piezas CV-la, CV-4b, CV-5, CV-6 y CV-7 que reflejan presencia de cuarzo, feldespatos (microclina y anortita), mica (flogopita) , algo de talco, silicatos (caolinita, illita y gehlenita) , óxidos metálicos y fosfatos . Probablemente el grupo sufrió una temperatura de cocción comprendida entre los 450 y los 850.° e, ya que no aparecen los espaciados característicos de las micas tratadas entre 800 y 1.000.° e, ni tampoco sillimanita ni mullita. La existencia de gamma-alúmina, procedente de la boehmita o de silicatos del grupo del caolín, garantiza que se superaron los 450 .° C. Grupo 2, formado por las muestras CV-lb, CV-2. CV-3 y CV-4a. Sus componentes esenciales son: cuarzo, feldespatos , micas (flogopita y moscovita), silicatos diversos y óxi-
dos. No se aprecian sepiolita, caolinita y gehlenita. Su temperatura de cocción puede estar comprendida entre los 800 y los 1.000.° e, ya que parece existir moscovita. La ausencia de caolinita puede deberse a su descomposición en sílice y gammaalúmina, cuando se calienta por encima de los 850 0 C. La falta de sillimanita y mullita parece garantizar que no se sobrepasaron los 1.000.° C. Grupo 3, formado por las piezas V-l , V-3, V-5, V-6, V-7, V-9, V-ll , V-13, V-14 y V-15. Se han detectado en este conjunto los siguientes componentes: cuarzo, feldespatos (microclina y anortita), micas (flogopita) , sepiolita, illita, paligorskita, gehlenita, caolinita y anfíboles, además de diferentes óxidos. Por las mismas razones que las apuntadas en el Grupo 1, puede deducirse que también aquí la temperatura de cocción fue superior a los 450.° C. e inferior a los 850. Se ha constatado la 23
VALDIVlA
Fragmentos de piernas (piezas V-lO , V-ll y V-l2). #
presencia del ión fosfato (se analizó químicamente) . Grupo 4 , integrado por las muestras de las figurillas V-2, V-4, V-8 y V-10 ofrece la siguiente composición: cuarzo, feldespatos (anortita), mica (flogopita), illita, caolinita y otros óxidos. Su intervalo de temperatura es el mismo que el del Grupo 3. Del análisis puede deducirse que, salvo algunas leves diferencias, como la presencia de anfíboles, existe entre todas las piezas una clara concordancia mineralógica. También puede concluirse que se empleó como desgrasante material procedente de conchas machacadas; igualmente es pOSible que se utilizaran escorias o carbón de los hornos para mezclarlos con la masa de barro. El aspecto de la fractura de las distintas piezas, con zonas de variadas coloraciones, desde casi un negro humo hasta el tono rojizo de las superficies bruñidas, pasando por 24
~
las diversas gamas intermedias, hace pensar en una cocción irregular que no podía diferenciarse mucho de los métodos empleados todavía en aquella zona, ello explica la existencia de elementos arcillosos sin transformación química, como ponen de manifiesto los análisis; estos hornos, de fases alternativas oxidantes y reductoras, se consiguen apilando, a veces en un simple agujero realizado en el suelo, elementos combustibles junto con las propias piezas de barro. Tanto las figurillas como los h-agmentos de vasos nos presentan indicios de una organizació~ social relativamente compleja ; por un lado, la existencia de cerámicas bruñidas y sin bruñir, algunas de ellas muy delicadas y con bordes y paredes muy especializados, implican, cuando menos, una cierta cualificación en la fabricación de cerámica, si es que no nos está hablando de una incipiente jerarquización social entre sus poseedores.
Las figurilla s de Valdivia, vestidas, y tal vez, jerarq uizadas por el tocado, presentan cierto paralelismo con la plástica neolítica indoeuropea. La representación de los componentes más característicos del cuerpo humano con tendencia a la abstracción o a la preponderancia de los elementos de significación fuerte , puede recordar las conocidas "venus" europeas o las figurillas cerámicas del Valle del Indo. En todas ellas la insistencia en los órganos relacionados con la fecundidad (grandes pechos e insinuación de atributos masculinos) obligan a considerar su interés por los ciclos vegetativos, a la vez que pueden estar testificando algún tipo de matriarcado, ya señalado por González de Merino (1966) ; nótese, sin embargo, que las piezas de Valdivia no reflejan los atributos sexuales, sino los maternales y que siempre aparecen vestidas, en una zona en la que la desnudez sería perfectamente comprensible en razón
Fragmentos de figurillas (piezas V-13 , V-14, V-lS y V-16).
de las circunstancias climáticas. Para explicar su existencia se ha manejado la hipótesis de que estuvieran ligadas a algún tipo de ritual mágico para la curación de enfermedades, en paralelo con las costumbres extendidas por Colombia (indios Chocó, Chamá, Emberá, Cunas, etc.). Sin embargo, esta teoría choca con la escasez de figurillas masculinas. Volviendo nuevamente a la problemática fundamental de la cultura de Valdivia, esto es, a su imbricación en un posible fenómeno de "desarrollo neolítico", hemos de señalar que, además de los indicios ya señalados en relación con las piezas estudiadas, éstas suelen aparecer acompañadas de elementos que en otros lugares nadie duda en calificar como machacadores de gramíneas; aquí, sin embargo, sirven a dispares interpretaciones, que pueden resumirse en dos: aqu ellos que no conceden el carácter agrícola a la cultura Valdivia y los que por el contrario, creen que
está asociada a una economía productora incipiente. Entre los primeros ·hay que contar a sus descubridores , Meggers, Evans y Estrada (1965) , parecen dominar en la bibliografía de carácter general y, sin embargo, su teoría tiene algunos problemas. Para ellos, los restos materiales asociados a la cultura Valdivia, fundamentalmente cerámicos y fechados mediante C 14 a partir deI3.200j3.100 a. c., fueron trasladados a las costas del Ecuador desde Japón por unos pescadores desviados por la corriente de Kuro Shivo. Los poseedores de las figurillas desconocerían la agricultura y se alimentarían fundamentalmente de moluscos, complentado la dieta con pescados, a la vez que, con alguna regularidad, practicarían la caza; por último, podrían encontrarse entre su dieta, especies vegetales silvestres, entre las que se hallarían nueces y bayas o algún otro tipo de fruto de envoltorio duro, que justificarían la
utilización de los machacadores. El problema que para esta teoría supone la existencia de las figurillas feme ninas de arcilla, tan corrientes en las culturas agrarias, se soluciona atribuyéndoles un sentido cultural específico. De esta forma , el portador de la cultura Valdivia sería un ind ividuo seminómada que viviría agrupado, formando pequeñas comunidades en torno a los criaderos de moluscos, en hábitats que han variado poco hasta nuestros días y qu e esencialmente serían pequeñas cabañas de madera, construidas sobre postes con huecos en el suelo para facilitar la evacuación de los restos de comidas, dando lugar a los basurales comunmente conocidos como concheros, tan frecuentes en esta zona ecuatoriana. Dentro de la hipótesis anteriormente expuesta, se aprecian algunos matices en autores como Bosch Gimpera (1975), que acepta la procedencia de Jamón, bien directa-
25
I
1. 2. Fragmentos de bordes bruñidos (piezas CV-la, CV-lb).
mente, o bien a través de Oceanía, en donde también es posiele detectar elementos tipológicos cerámicos paralelos (Nuevas Hébridas, Makura), al igual que figurillas. Sin embargo admite que entre el 7.000 y el 5.000 a . C. se produciría un lento proceso de aprendizaje de la agricultura en el Nuevo Continente, sin precisar los límites topográficos de esta evolución. Algo similar es propuesto por Schobinger (1969) quien también acepta la procedencia de Jomón y sitúa a Valdivia en una fase de agricultura incipiente (no documentada), asociada al marisqueo, con indicios inseguros de conocimiento del maíz ; en el área peruana (posible núcleo difusor) se documentan avances culturales más tempranos, mientras que en la costa se produciría un desarrollo precoz de labores de cestería y textiles, muy enriquecidos a partir de la primera mitad del III milenio a . C. con la aparición del algodón , sin que por el momento sea posible concretar su procedencia. Para este autor la neolitización americana iría acompañada de amplios movimientos migratorios de efectos 26
o
1
1
)
l
S
IOcm.
Fragmentos de cerámicas bruñidas (l) .
II
,) Ii .uoL
Fragmentos de cerámicas con decoraciones incisas (H) .
escasamente conocicls::>s en el presente. De manera que a mediados del II milenio a. C. el Neolítico estaría implantado en grandes áreas del continente americano. Para Schobinger los "impulsos culturales" llegarían a América a través del Océano Pacífico. La, otra hipótesis, encabezada por Carlos Zevallos y Olaf Holm (1960), entre otros, niega el origen asiático de la cerámica de Valdivia,
supeditando su evolución a un proceso cultural geográficamente próximo pero desconocido todavía. Para ellos resulta evidente el carácter agrícola de esta cultura, basándose en la aparición de utensilios comunmente relacionados con culturas productoras (moledores), así como en las figurillas femeninas tan vinculadas al culto a la fertilidad y en la decoración de la cerámica con motivos formales de carácter agrícola
3. Fragmento de borde bruñido (p ieza cv· 4a). 4. Fragmento de borde bruñido con incisiones irregulares (pieza CV-4b) .
(mazorcas estilizadas). Abunda en el mismo sentido la supuesta aparición de un grano de maíz carbonizado, de especie muy evolucionada, dentro de un fragmento cerámico, que incluso llegó a desarrollar raíces mientras permaneció en el barro fresco (!) . Sanders y Marino, como ya hemos visto, desde una perspectiva más general, eluden definirse con relación a la procedencia de la cerámica
de Valdivia, e introducen su proceso evolutivo en el macrosistema de todo el continente americano, centrado, a grandes trazos, en los tres "centros difusores" ya mencionados. Opinan que el límite cronológico más antiguo debe de rebajarse en 500 años, basándose en la dispersión de los datos del Período A. De esta manera el panorama se presenta integrado en el contexto cultural americano y en relación con la
cerámica de Puerto Hormiga (3.000/ 1.500 a . C) . En síntesis, hay qe resaltar que la cerámica de Valdivia aparece, tanto en los recipientes como en la'!> características figurillas , demasiado elaborada como para corresponder a una fase primigenia; la calidad de algunos de los fragmentos estudiados en este trabajo, es muy superior a algunas cerámicas recientes; el que sean piezas hechas a mano no impide que las curvaturas sean admirables, la pasta aparece perfectamente decantada en la práctica totalidad de los fragmentos analizados; el bruñido no es, precisamente, una técnica arcaica, al igual que el esgrafiado ; los desgrasantes son empleados con acierto y mesura, en fin , estamos ante una cerámica de muy buena calidad técnica, realizada sin torno. Por otra parte, la asociación a esta cultura de las figurillas , casi siempre de carácterfemenino, con sus atributos perfectamente señalados, como ya hemos indicado anteriormente, hace pensar en una cultura preocupada por los ciclos vegetativos. De todo ello, no parece aventurado 27
TABLA l .-Espaciados e intensidades relativas de las muestras estudiadas por difracción de rayos X, de cerámica y figurines de la Cultura Valdivia. Grupo I d CA) 11.94
l/ lo d
10.70
d
8.19 6.56
d d
5.90
d
4.54
Grupo 2 d (A)
' l/lo
11.33
d
+ 4.48
Grupo 3 d (A)
l/ lo
11.05
d
6.42
d
5.87 4.55
d d
Grupo 4 d (A)
1/10
10.28
d
m 4.39
4.33 4.05 3.68 3.35 3.18 3.02 2.94 2.91 2.84
+
d d
ff f
4.04 3.68 3.35 3.18
d d
2.94
m
d
f
m m ff
f
4.23 4.04 3.68 3.35 3.18
f
d d ff f
m
2.94
m
f
2.48
m
2.27 2.25
m
2.27 2.25
m
2.14
m d
m
2.03 1.98
m
m
1.92 1.86 1.82
d d f
1.82
1.67
m
1.67
m
1.61 1.55 1.46
m m
1.55 1.46
m
1.42 1.38
d f
1.37 1.31 1.29 1.26 1.23
m m m m m
1.20
1.20
1.18 1.16
m
1.18 1.16
m
m d
2.56
+
. 2.44
m
2.27
m
2.18 2.15
m m
2.12
m
2.56 2.28
2.12 1.98
1.97
ff
4.04 3.68 3.35 3.18 3.02
m
m
2.84 2.71 2.56 2.48
d
m m
m
m
d
2.12
m
1.97 1.82
1.80 1.66
m
1.Q6
1.55 1.44
d
m
m 1.38
1.37
m
1.29 1.26 1.23 1.21
m m m
1.29 1.26 1.23 1.21
1.18 1.16
m
1.18
d
m
m
m
1.29 1.26
m m
d
m m
m
Tabla 2.- Variación de las intensidades relativas de las reflexiones señaladas con +en la tabla 1, de las muestras del grupo IF. Muestras
4.53A
VI V3
d
V5 V6 V7 V9 VII VI2 VI3 VI4 VIS
28
m m m m m m m m m m
4.05A
2.56A
m m
m
d
m d d d
d d m
d d
m d d
m m
m
m
d
deducir que nos encontramos ante un momento que presenta rasgos indudables de desarrollo agrícola incipiente. El estado actual de la investigación arqueológica americana, tan heterogéneo, permite pensar en la posible existencia de otras culturas cerámicas, cronológicamente anteriores, en algún lugar mejor dotado para el desarrollo de actividades agrícolas, tal vez en el emplazamiento actual de Guayaquil o en latitudes más templadas del propio Ecuador, que, como ya dijimos, ofrece una variedad climática suficientemente rica para ello. Señalemos también las posibilidades favorables con que cuentan aquellos agrupamientos humanos establecidos en las proximidades de la costa y orientados al marisqueo, al poseer unos medios nutritivos favorables que invitan a la permanencia en lugares fijos , lo que favorecería el desarrollo de una incipiente agricultura sobre los propios basurales. ( *) El artículo que el lector tiene en sus manos tuvo su origen en un trabajo realizado a partir de un conjunto de piezas conservado en el Departamento de Antropología y Etnología de América de la Universidad Complutense, bajo la dirección de la Dra. Dña. Enma Sánchez Montañés , a quien deseamos testimoniar nuestra gratitud, extensible al resto de las personas del Departamento mencionado de quienes obtuvimos todo tipo de facilidades. En el tiempo transcurrido iniciamos un estudio en colaboración con el equipo formado por J. L. Balcázar del Pino (del Departamento de Geología de la Universidad de Alcalá de Henares), A. Gerónimo Varela y A. M. de Andrés Gómez de Barreda (del Instituto de Química Inorgánica "Elhuyar" del C .S.r.C .) para estudiar, mediante difracción de rayos X, pastas cerámicas de diferentes procedencias y entre ellas las de Valdivia. De esta manera, aquél trabajo se enriquecía notablemente y a la vez , los datos obtenidos en los análisis podrían servir como patrón de referencia a quienes estuvieran interesados en esta metodología . En estas coordenadas, rogamos al lector que sepa disculpar las limitaciones que se manifiesten en relación con el conocimiento en profundidad de la cultura Valdivia , tan problemática y polémica, y sobre la que podrá obtener mayor información en la somera bibliografía citada al final.
BIBLIOGRAFIA BISCHOF, H., "Una investigación estratigráfica en Valdivia (Ecuador): Primeros resultados." Indiana, I, pp. 157-163. Berlín, 1973. BOSCH GIMPERA, P., La América prehispánica. Barcelona, 1975.
.&5 5. Fragmento de borde bruñido con incisiones sinuosidales (pieza CV -6). 6. Fragmento decorado con incisiones en zig-zag (pieza CV -8b) . 7. Fragmento de borde con incisiones ortogonales (pieza CV-5). 8. Fragmento de borde con decoración por presión de dedos (pieza CV-7) .
BUSHNELL, G. H. S., The Archeology of the Santa Elena Peninsula in south-wets Ecuador. Cambridge, 1951. ESTRADA, E., "Nuevos elementos de la Cultura Valdivia". Cuadernos Prehispánicos, I, 1980. GALVAN, J. R., GUINEA, M. Y GARCIA, M. C., "Análisis por ME y DRX de la cerámica de Esmeraldas" . XLI Congreso Internacional de Americanistas . México, 1974.
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