Centenario de PEN Internacional EN Internacional cumplirá, en octubre de 2021, cien años de haber sido fundado por la poeta y activista por la paz Catharine Amy Dawson-Scott. Por tal motivo PEN Internacional se prepara para la celebración con varias actividades. Una de ellas es la organización de un archivo en el cual se intenta registrar no solo la historia de la primera organi-
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Noticias del Centro PEN G U A T E M A L A
zación sino la de cada uno de los centros que actualmente conforman la agrupación. El Centro PEN Guatemala, por su parte, ha enviado una cronología que contiene buena parte de su historia. La historia mundial de PEN y la de cada una de las organizaciones se abrirá en 2021, por medio de un portal de internet, para que todos los interesados puedan acceder a ella.
Conversatorio sobre Roberto Obregón El 28 de marzo de 2019 se realizó un conversatorio sobre la vida y obra de Roberto Obregón, en el marco de los Jueves Literarios del Centro PEN Guatemala, en la Biblioteca Nacional. En tal actividad participaron Enán Moreno y Juan Antonio Canel Cabrera. Como moderador fungió Eduardo Blandón. Fue una actividad emotiva en la cual se hizo un repaso sobre la vida y obra de Obregón. Se hizo notar la gran importancia que, como poeta del siglo XX, tuvo el citado autor. Nota descollante fue la participación del primo de Roberto Obregón, David Obregón Robles, quien añadió información poco conocida acerca de la desaparición del poeta. Roberto Obregón.
Actividad en Chiapas Juan Antonio Canel Cabrera y Eduardo Blandón, miembros del Centro PEN Guatemala, asistirán a la Reunión del Comité de Traducción y Derechos Lingüísticos, de PEN Internacional, convocada para tratar el tema:Escribir el futuro en lenguas indígenas. El encuentro será en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, del 2 al 4 de mayo de 2019. La actividad se realizará en coorganización con la Oficina de la UNESCO en México; el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas; y la Universidad de Ciencias y Artes de México, en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, declarado por la UNESCO. Simona Škrabec,Presidenta del Comité de Traducción y Derechos Lingüísticos (CTDL) de PEN Internacional, resaltó la importancia del encuentro, así: La escritura es una herramienta para conservar la memoria histórica, documentar el presente y definir el futuro. Las lenguas indígenas han sobrevivido a siglos de exclusión viviendo en la sombra, forzadas a la invisibilidad. Su legado cultural pasaba de voz en voz. La proximidad absoluta que requiere la oralidad ha sido, no obstante, su aliado. Con el uso cotidiano de
la lengua compartida, los lazos de la comunidad se preservaban a pesar de todas las presiones, a pesar de la «urgencia» de la asimilación. Para todas esas comunidades, el presente era innegable. Pero sin la escritura, el pasado se desdibuja. Una tradición tan escondida no deja registro visible. Y el futuro es una meta demasiado lejana, porque todo cambio puede poner en riesgo la existencia misma de la comunidad. Los equilibrios han sido demasiado frágiles. Los pueblos indígenas hoy ya no aceptan vivir en la invisibilidad. Desde hace décadas, en los lugares más remotos del planeta se perciben signos de una resolución firme: restituir el orgullo y recuperar la memoria compartida. Reconstruir la identidad y sanar las heridas es imprescindible para poder progresar. Con este encuentro en Chiapas, el Comité de Traducción y Derechos Lingüísticos de PEN Internacional se reafirma en la convicción de que en el mundo caben muchos mundos. Con los participantes de los cinco continentes abriremos el diálogo de cómo unir la escritura y la libertad de pensamiento. Intentaremos convertir el dolor en sabiduría y la aparente debilidad en la fuerza de los que no temen a los retos del futuro, por difíciles que sean.
DIRECTORIO
Presentación a muerte de dos miembros del Centro PEN Guatemala, ocurridas en 2018, aparte del pesar, nos ha dejado el recuerdo de su accionar; de los ejemplos que debemos preservar para el camino que hemos de recorrer en adelante como organización de escritores y comunicadores. Nuestro agradecimiento para Luis Ortiz Archila y Carlos René García Escobar, aparte delos que se les hicieron en vida, quedaron plasmados en dos conversatorios dedicados a sus vidas y sus obras. Fue una especie de despedida a sus cuerpos para afianzarnos en sus obras y calidad humana. Luis Ortiz Archila, a pesar de saber desde hacía tiempo sobre su enfermedad, continuó con su vida sin preocuparse por la muerte que lo acechaba; en esas postrimerías de su vida, escribió tres libros memorables; dos publicados y otro pendiente de publicación. Carlos René García Escobar, a quien el Centro PEN Guatemala le debe tanto desde su fundación, se fue cuando menos se esperaba. Había salido con vida de varias operaciones que le practicaron en los últimos años y veíamos en él una recuperación asombrosa. La urgencia por publicar su Novelario, ahora nos parece que la tuvo debido, quizá, a que presentía su partida de este mundo. Ambos escritores tuvieron varias virtudes en común; sin embargo, su generosidad pareció hermanarlos a través de tantos esfuerzos que hicieron por estudiar, investigar, difundir y apoyar cuantos esfuerzos culturales detectaban. Ambos, a la par de su obra literaria consagraron un esfuerzo enorme al rescate de la cultura popular y al estudio de las hondas tradiciones guatemaltecas. Por eso, Gustavo Bracamonte antes de leer,el 2 de marzo de 2019, el informe de actividades realizadaspor el Centro PEN Guatemala durante el período 2017-2019, recordó los nombres de nuestros dos queridos escritores. Fue una especie invocación para que su presencia nos siguiera acompañando en nuestro devenir como asociación de escritores y comunicadores. Al final del informe, se procedió a elegir a los miembros de la Junta Directiva que fungirá durante el período 2019-2021. Luego de ese acto electivo, los miembros asistentes a la Asamblea participaron con sus comentarios y recomendaciones a tener en cuenta en la conducción del Centro PEN Guatemala por la nueva Junta Directiva. Se comentó, además, que uno de los logros de la Junta Directiva saliente fue haber logrado una vinculación más estrecha con PEN Internacional; a la vez, con otros centros PEN, sobre todo, latinoamericanos. En ese sentido, fueron importantes las participaciones de Karla Olascoaga en la Asamblea de Delegados del Comité de Traducción y Derechos Lingüísticos (CTDL) de PEN Internacional, realizada en Suiza, del 21 al 24 junio 2018; Juan Antonio Canel Cabrera participó en la Reunión de los Centros PEN de América, realizada en Buenos Aires, Argentina, del 26 al 28 de julio de 2018; Eduardo Blandón, viajó a Pune, India, para participar en 84 Congreso Internacional del PEN, realizado del 25 al 29 de septiembre de 2018. Es preciso, también, evidenciar el apoyo que hemos recibido de PEN Internacional, tanto financiero, como de apertura para que nuestra voz guatemalteca pueda ser escuchada en el mundo. En fin, el panorama que se nos presenta es promisorio para ejecutar nuestros planes y proyectos; para que nuestra participación en la celebración de la palabra por medio de la literatura sea alentadora para nuestros coterráneos; para que nuestra voz en defensa de la libre emisión de las ideas sea contundente y escuchada en todos los rincones de Guatemala y del mundo.
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JUNTA DIRECTIVA 2019-2021 Juan Antonio Canel Cabrera Presidente Dennis Escobar Galicia Vicepresidente Eduardo Blandón Secretario Víctor Muñoz Tesorero Gustavo Bracamonte Vocal I Karla Olascoaga Vocal II Roberto Cifuentes Vocal III CONSEJO EDITORIAL Juan Antonio Canel Cabrera, director Karla Olascoaga Eduardo Blandón AUTORES DE ESTE NÚMERO Víctor Sahuatoba, Nicté Serra, Ana Fortuny, Marlon Francisco, Mateus Kar, BrendaCarol Morales, Lucía Margarita Hernández Sosa, Claudia Dávila, Juan Antonio Canel Cabrera.
PEN editores Revista Códice es un producto editorial de Centro PEN Guatemala filial de PEN Internacional. PEN Internacional promueve la literatura y la libertad de expresión; está regida por el Acta Constitutiva de PEN y los principios que esta encarna: la libre difusión del pensamiento en cada nación y a través de todas las naciones. Fundado en Londres en 1921, PEN Internacional conecta entre sí a los escritores de la comunidad internacional. Es un foro en el cual los escritores se reúnen de forma libre para discutir su trabajo; también es la voz de aquellos escritores, editores y comunicadores que son silenciados en sus propios países. PEN trabaja en cinco continentes a través de sus centros; está presente en más de 100 países. PEN Internacional es una organización apolítica que tiene estatus especial consultivo en Naciones Unidas y estatus de asociado con la UNESCO. Revista Códice No. 24, abril de 2019 Impresa en Editora Arizandieta.
Las opiniones vertidas incumben a los autores y al Consejo Editorial de la Revista Códice. Apoyamos la reproducción del material publicado en la Revista Códice, siempre y cuando se cite la fuente: Revista Códice del Centro PEN Guatemala.
CÓDICE / 3
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uedo imaginar lo que sucedió. La fiesta terminó temprano: iban a dar las siete de la mañana. Cuando ella llegó a casa, aún humeaban los rescoldos en la chimenea. Le tocaba la dura jornada de recoger y limpiarlo todo. ¿Por dónde empezar?, se preguntaría, ¿por la cocina?, ¿Por la sala, ¿Por las recám…? Por la cocina, con un café late y un trozo de ese pastel de chocolate. Imagínensela. ¡Qué bárbaros, casi se lo acabaron¡ ¡Hummm, qué rico! Humm… Humm… Con un vaso de leche. Humm! Qué delicia! Hummm… Qué raro sabe la leche… Humm…! No, es el sabor del pastel… Como a… Hierbabuena con orégano. No… Co… El piso es de dominó de cuadros negros y Dibujo de Carlos González. blancos. Mis zapatos de suela y tacón Mis mareos ¿De dónde son…? Estaba parada sobre un par de agujeros blancos, flotando encima de unos agujeros negros Abismos cuadrados Uyyy que me caigo Uyyy se sostiene en la mesa Ayy Uyyy todo le da vueltas ¿Ayy Dios mío! Ayyy… Ayuuda ¿Ayuúdenme…! El ppapas… Epstel… Nadie la escuchó. Me arrastro por el piso sucio. Me apoyo en los cuadros blancos para no caer en los negros abismos del color del pecado ¡Ayuúdenme! Aayy Santa María… Llega a la alfombra. Arrastro el tapeVíctor Sahuatoba1 te con las manos como garras Me subo en él. Es una alfombra mágica Cierro los ojos Me dan miedo las alturas. Ayy ¿Adónde me llevará? Segurito que a
Inocencia en ayunas
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los infiernos Un cucarachón blanco le anuncia su cercanía. Las antenas son dos látigos que hace resonar para atemorizar a los caídos, a los insectos rastreros como yo… Se arrastra hasta el baño Ay ¡Ayúdenme! Golpea la puerta Golpeo a Gritos Se abre… El piso está sucio Mis manos son unos guantes pegosteosos. Llega al lavabo. Se incorpora sosteniéndose en los tubos Ayy el mareo. Me siento en el retrete. La cortina de plástico de la ducha ondula frente a mí en mareas donde saltan un grupo de delfines… Quiero treparme a uno de ellos… Lo atrapo ¡Aaayyy! Cae ebnvuelta en olas de plástico y un tubo de la cortina la golpea ¡Aaayyy! ¡Aaayyúdennmee! —¡Qué pasa doña Mary …?! — ¡Ayuda..Ayúd…!Vennenno… Epstel Le quito la cortina de delfines, náugraga llorando se me abraza. —¡Señor.,! ¡Me muero…! ¡Vennenoo…! Salimos del baño, llegamos a la cocina. —EL ppstel, señor. El pstelenveenenado… —¿Comió de ese pastel…? — Mi propia carcajada me despierta por completo. —¿…………………………? —Ningún veneno, ¡Está usted bien pacheca… 1
Víctor Sahuatoba, escritor mexicano nacido en San Miguel de Allende, editor y autor de poesía, ensayo, narrativa y drama.
Niña de mis mil historias Nicté Serra1 No te desvanezcas niña, no te asustes por los años densos que la vida coloca uno a uno sobre nuestro cuerpo Son joyas y son piedras los años
Solo es uno más niña el que en esta noche de silencio te ha cubierto con escamas de tiempo Un año más que trazó líneas nuevas sobre la piel, dentro del centro secreto en medio de los recuerdos Pero no desvanece los tuyos ni borra la imagen sepia de tu cuerpo pequeño ni debilita las flores de tu imaginación Tampoco cubre con desencantos o con niebla niña de sonrisa eterna tus deseos multicolor No te des por vencida pequeña tú que custodias mi historia primera niña de ímpetu y salvaje ingenio niña de los mil planes no te dejes apagar por el hierro de los cambios Niña que soñabas con alas gigantes no dejes de hacerlo no abandones
jamás tu fantasía salvadora en las garras del olvido Niña que sobreviviste un naufragio de mar dos naufragios en el cuerpo tantos otros en las cavernas del silencio niña sobreviviente No olvides cómo vivir a buen resguardo dentro de mi cuerpo en el corazón craquelado de mis inagotables pensamientos no te pierdas en el laberinto de las largas décadas que soy No dejes que tu infancia de mil historias deambule resignada hacia el témpano de la muerte Niña que volabas por las noches niña que bailabas sobre espuma niña que sabías encontrar magia y música en el placer de jugar No mueras bajo el peso de la vida no te evapores en el sinsentido inútil del desencuentro no fallezcas en la sombra de la indiferencia No los veas no los sientas se por siempre, para siempre la niña alegre de mis mil historias 1
Escritora guatemalteca.
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ra su última noche. La hormiga descansaba en su celda. Al día siguiente la traspasaría una espina hasta que sus patas dejaran de moverse. Se sobresaltó al escuchar los golpes en la puerta. Un guardia corpulento, de abdomen alargado y rojizo, se dirigió a ella con voz autoritaria. —¡Prisionera 477! Debo comunicarle algo urgente. Tengo órdenes de cumplir su último deseo. —¿Mi último deseo…?— preguntó la hormiga. —Lo que quiera, excepto escapar, claro. —¿Cómo se llama? —Mi nombre es Fórmiko. —¿Y puedo pedirle lo que sea? —Cristales de azúcar, migas de pan, fruta, una lombriz a medio morir… —Mmmm… déjeme pensar… mi nombre es Pelúcida. 477 suena a prisionera de guerra y lo mío fue una insignificancia. —Piénselo, Pelúcida, pero recuerde que el tiempo avanza. Hubo un breve silencio. —He probado demasiados alimentos. No tengo sed ni apetito. Más bien quisiera… aunque… me da pena. Tal vez usted no pueda… —Se lo repito, tengo órdenes expresas de Su Majestad de cumplir su último deseo. —Lo que se me antoja en este momento es un masaje relajante. Estuve parada todo el día en medio de esa multitud. Ahí estaba medio hormiguero. Usted no fue, ¿verdad?
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— ¿Cómo se le ocurre? Yo trabajo para ella. Hubiera sido un suicidio. En el mejor de los casos nos vuelan las antenas, y sin ellas, usted bien sabe que estaríamos perdidos. —Lo sé. Sin esos apéndices, ¿para qué quiere uno la vida? —Los guardias tampoco estamos muy contentos. Ayer Su Majestad se negó a poner huevos, y es lo único que debe hacer. La alimentan, la acicalan. —¿No puso huevecillos? —No. Parece que esa actividad deforma sus pliegues rollizos, y ahora quiere ser esbelta. Ha contratado a unos pulgones expertos en reformas corporales. —¿Y qué le hacen esos duendes verdes? —Incisiones muy finas por donde extraen un líquido pastoso de las curvas prominentes.
—¿Y qué reciben a cambio? ¿O lo hacen por pura amistad? —Pues, no sabemos, pero nuestras reservas de hongos y semillas han disminuido considerablemente. Creemos que se los llevan por vía aérea, con la complicidad de las libélulas. —Eso es inaceptable. A nosotras nos molestó que vendiera los alrededores del hormiguero a las termitas. ¿Se imagina? En unos meses acabarán con todo. No tendremos cinturones verdes, sólo esos rascacielos que ellas construyen. —¿Por eso decidieron reunirse? —Sí, para que viera que somos muchas. Es grande y poderosa, pero es una al fin. Tal vez para ella no somos nada, pero si decidiera contarnos, una por una, no acabaría nunca. Esa tarde, antes de que me atraparan, llevamos hojas
Dibujo de Juan Antonio Canel Cabrera.
Condena Ana Fortuny1
gigantes a cuestas y pequeños troncos para demostrarle nuestra fuerza. También cargamos cuerpos enormes de escarabajos. Ella no puede cargar ni siquiera un pétalo. —Pero, volviendo a su condena, ¿a quién se le ocurre protestar sin cubrirse el rostro? Todas las demás llevaban barba de viejo sobre la cabeza. Ningún centinela hubiera podido identificarlas. —No sé, creo que tengo, allá a lo lejos, alguna tatarabuela babosa. Pero es que… eso de las capuchas no va conmigo. ¿No escuchó al defensor de nuestros derechos? ¿Aquella pequeña hormiga que elegimos por sentido común? Nos dijo que nos sintiéramos libres, que los tiempos ya cambiaron. —Y usted, ¿le creyó? — Pues, sí. Nos dijo que ahora los mensajes viajan más rápido, de forma diferente a como lo hacían nuestras señales químicas. Ahora usan unas ondas de no sé qué. Pero creo que las bloquearon. Nadie vino a apoyarnos. — Lo siento. — Entonces, si me pregunta qué es lo que quiero… tal vez un poco de cercanía. Siempre estamos corriendo en busca de comida. Llevamos tanta prisa y a lo único que llegamos es a un leve roce de antenas, algo muy fugaz. —No sé a qué se refiere. —Yo tampoco había reparado en eso antes, pero una vez me detuve frente a una cueva de arañas. Andaba perdida. — ¿Y qué vio? —Vi cómo una de ellas, la más pequeña, elevaba la parte de-
lantera de la otra con su primer par de patas, y le tocaba el vientre con mucha delicadeza con el segundo par. Nunca imaginé que esas bestias tan toscas pudieran hacer eso. La grande parecía hipnotizada con los movimientos, pequeños golpes rítmicos en la parte vulnerable de su cuerpo, uno tras otro, con un ritmo de otro mundo. No se oía nada, o tal vez sí. Los golpecitos eran música inaudible, pero yo la escuchaba. Hacían vibrar todo el cuerpo de la araña grande. Parecía dormida, pero aún así lo disfrutaba. —¿Y? —Luego de unos minutos la bajó lentamente y se quedó tranquila. —¿Y usted qué hizo? —Me di la vuelta despacio, y salí corriendo, con ganas de ser araña. Y como ya queda poco tiempo, puede empezar con la primera pata. A ver, la voy a poner sobre este grano de arena para que tenga apoyo. —Pero yo no sé cómo proceder. —Obedezca el comando de Su Majestad. Presione suavemente entre sus patas y mueva la mía como si hiciera una bola con granos de polen. Así… así Fórmiko, se le da muy bien. Despacio... desde la articulación hacia afuera… y de nuevo, desde la articulación hacia afuera. Es relajante, ¿comprende? Puedo ser una pluma que flota en el viento. —Pensé en un último deseo distinto.
—¿No se siente a gusto? — preguntó Pelúcida con las antenas caídas. —Pues, ¿qué le diré? No había hecho esto antes. — A veces lo nuevo es misterioso, y en este momento, lo que es incómodo para usted, para mí es placentero. De eso se tratan los últimos deseos, ¿no cree? —Quizás. —¿Podría pasar después al tórax y al abdomen? Tal vez así me duermo. Dormir también es mi deseo. —Y el procedimiento, ¿sería el mismo? —No, para esas regiones cambiaremos las maniobras. Creo que lo más fácil será que le muestre. —Pero… —Tranquilo, recuerde la orden. A ver, tiene que aflojar las coyunturas. Cierre los ojos, olvídese de todo, inclínese, como si estuviera muertito. Perfecto. Y ahora, guarde en su memoria cada uno de mis movimientos porque los va a repetir conmigo. Las horas pasaron livianas para ambos. Una espina atravesó cada cuerpo, pero las patas, entrelazadas, apenas se movieron.
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Es bióloga graduada de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Sus cuentos han sido publicados en La Ermita, Revista de la Usac, La Revist a del Diario de Centro América, El Acordeón, El puro cuento de la editorial Praxis de México y Les lettresfrançaises, de Francia. Ha sido alumna de Gloria Hernández, Marco Antonio Flores, Mario Roberto Morales, Luis Aceituno, Raúl de la Horra y Arturo Monterroso. En 2014 F&G publicó su libro Caricias para Beatriz y otros relatos.
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(***) La pena viene con alas negras con las medias roídas hambrienta
o nos ha perdonado y no dejamos de reír de subirle volumen a la tele de somatar puertas
con lágrimas infestada de oscuridades menesterosa
nos da miedo que al callar se escuchen por la calle sus pasos agónicos
por eso nadie la quiere recibir en casa por eso reímos en voz alta y hacemos bulla para espantarla que se vaya a donde si la merezcan Y creemos que nunca vendrá que extravió el sentido
(***) Vamos a ponerle un cascabel a la Esperanza para ver a dónde se va cada vez que se aleja Para seguirla aunque sea unas cuadras unos metros más adelante de esta angustia aunque no se deje alcanzar aunque de plano ya no quiera vivir con nosotros vamos a correr quebrándonos la cara tras la Esperanza sin mirar atrás si ella huye también nosotros deberíamos deberíamos tomar lección de su corazón de golondrina y migrar hacia recintos más verdes y cálidos (***) A veces parece que no sé atravesarme las esquinas de las calles que el asfalto es agua llovediza y yo una florecilla un nazareno de azúcar impalpable No me comprendan no me tengan paciencia Mi andar es pausado y dificultoso pero nunca errático Sé a dónde voy (***) Hay aún muchas formas que no discierno magnitudes que no alcanzo a vislumbrar la pequeñez humana me entrampa y caigo repetidamente caigo en la retórica de mi propia conveniencia nada me es propio
Dibujo de Carlos González.
Textos poéticos Marlon Francisco1
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ni el fugaz deleite de esta vida a medias ni las personas amadas ni los objetos deseados ni la voz con la que canto todo ha sido pasajero 1
Escritor, cantante lírico y gestor cultural guatemalteco.
MatheusKar1
Manual de hombres desesperados para acabar con la soltería
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moscas, esas con pegamento: no haga rimero. Dese aires de intelectual, nada, eventualmente las moscas se irán preferentemente experto en alguna acercando. propuesta fallida de las ciencias sociales, Noveno. Procure crearse una buena como el marxismo o el psicoanálisis. biografía, un poco maldita, algo huérfana, y Segundo. Asista a marchas, paros y plantones; siempre dé la impresión de ser una persona grite, frenéticamente, consignas pero jamás plantee insatisfecha con el mundo: tarde o temprano soluciones concretas a los problemas reales, porque si alguna se acercará con la mesiánica (o fracasa llegará a ser visto como un tonto. maternal) misión de satisfacerlo y hacerle Tercero. Fíjese un enemigo: un político, una cambiar esa visión del mundo tan oscura institución, pedófilos, el smog, el capitalismo o las bolsas que tiene. de plástico. Está comprobado que contar con algún enemigo, real o imaginario, siempre atrae a más 1 Nació en la «Sección de drama» de la Biblioteca seguidores. Nacional de Guatemala. Fundador y miembro único del colectivo Bartleby. Ha publicado Asubhã Cuarto. Glamour: no se bañe ni afeite, sea (Premio Manuel José Arce; Editorial Universitaria, ecológico (las mujeres aman a los hombres sensibles), 2016) y Alturas de Wall Street (Premio Ipso Facto; Editorial Equizzero, 2018). utilice 3 o 4 días la misma ropa y déjese el cabello largo. Aún no se sabe por qué, pero la miseria está asociada con la inteligencia. Quinto. Embriáguese, dróguese, en la medida de lo posible tome parte en actos vandálicos. Tampoco se sabe, pero la rebeldía también está asociada con la inteligencia. Sexto. Si piensa emborracharse o drogarse, procure hacerlo en público; mejor si es en esos tugurios designados para las hordas intelectuales, donde se sientan a llorar frente a una cerveza las desdichas del país. Entre más lo vean por allí, más empezarán a tratarlo como a uno de ellos. Séptimo. No se puede ser tolerante con todo, ni con uno mismo. Arme algunos conflictos, incluso con usted mismo. Contradiga a todos, incluso a usted mismo. No lo olvide nunca, para algunas mujeres, las desviaciones psiquiátricas son las más atractivas. Octavo. No se ría, no hable, parezca serio, adopte alguna postura o manierismo que lo distinga del resto. Pero, como las estatuas, procure no moverse demasiado. En fin, sea como las astutas trampas para Dibujo de Carlos González.
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uando un niño se acerca a un libro por primera vez en su vida, en realidad no se acerca él solo. Con él van sus padres, sus abuelos, sus hermanos, sus amigos, sus vecinos, sus maestros… y claro, también su propia historia, sus meses o años de recorrido de vida. A veces, su primer acercamiento a un libro empieza con apenas unos meses de vida; el mundo conformado por sus padres y familia cercana posiblemente también esté lleno y lo llene de palabras, de relatos y lecturas encantadores contados en la cercanía, cantos y rondas para el solaz y el juego, símbolos que quizá no comprenda a tan tierna edad pero que se van registrando en su cerebro y en su emotividad. Cuando ese niño aprenda a leer, los libros ya formarán parte de su vida y «descifrarlos» le proporcionará un placer adictivo que lo hará lector asiduo de cualquier tipo de lectura. En ese caso, los maestros no influirán mayor cosa en su vida; a lo sumo, y en el peor de los casos, frenarán un poco su impulso o no le enseñarán cómo organizar lógicamente lo que lee, pero jamás lo detendrán ni impedirán que se aventure con cada libro que caiga en sus manos. Hay otros niños —tristemente, los más— cuyo primer acercamiento a un libro empezará justo cuando inician su vida escolar. A un cambio brusco y muy fuerte como es ingresar a la escuela, se unirá la tarea de aprender a «reconocer» de qué se trata ese objeto que tiene en sus manos y que al parecer dice algo. El proceso de descodificar un texto es, en realidad, algo mecánico: se aplican las reglas del código lingüístico (idioma) para obtener los sonidos que son representados por letras o grafías. Es tan mecánico y los maestros le dedican tanto tesón, que son muy raros los niños que no logran completar el proceso. No importa el método que se use, ni qué libros se utilicen. Lo lamentable es que llegarán solo hasta allí porque les faltarán recursos para continuar: vocabulario, comprensión, afecto… Insisto: cuando un niño se acerca a un libro, no lo hace solo. O sí. Cuando un niño se acerca por primera vez a un libro recién iniciada su vida escolar, trae consigo un mundo donde sus papás, sus abuelos, sus amigos y sus vecinos no leen y no ven en la lectura una fuente de alegría. Tampoco han de brindarle muchos cantos, ni relatos o historias llenos de palabras. Quizá le hablen seguido, pero con un lenguaje cotidiano, coloquial, a veces limitado, para regañar o dar órdenes; para apresurar la vida. Para otros, el acercamiento familiar no existe y por ende, tampoco hay palabras que creen lazos entre ellos y el mundo. No es de extrañar, entonces, que el acercamiento a los libros carezca de magia y de desciframiento, de un descubrimiento confiado y alegre que los vuelva amigos y compañeros de vida.
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Cada lector po BrendaCarol Morales1 Para estos niños, la intervención de los maestros sería vital. Sin embargo, muchos de estos maestros tampoco son lectores y su vocabulario es casi tan escaso como el de los chicos. Y nunca nadie ha podido enseñar lo que no sabe o siente. No se puede enseñar a ver la lectura como placer si ellos mismos no lo sienten. Algunos podrán decir: lean, es bueno hacerlo. Pero como sucede con los fumadores, al decir no fumen con el cigarro en la mano, sus palabras se vuelven poco creíbles. Y sin placer… el proceso de lectura se queda en el reconocimiento de fonemas y letras. Únicamente. Este reconocimiento es sencillo cuando se lee una página del libro Victoria o Nacho. Luego se agrega el problema del vocabulario escaso. Se vuelve una encrucijada dolorosa cuando deben leer un texto más grande y complejo: casi como lanzar al mar a alguien que apenas empieza a flotar en el agua. ¿Qué hacer? Dejar esta tarea en manos del gobierno es tanto más fallido que pedirles seguridad. La programitis de que adolecen las autoridades educativas es el cuento de nunca acabar. Con cada gobierno se instaura una nueva idea y un programa que no analiza los
osee un mundo aciertos y los yerros de los programas anteriores; se cometen los mismos errores una y otra vez. Los maestros no son formados ni desde su casa ni desde la academia para ser lectores y enseñar a ser lectores. En la actualidad se enfatiza en estrategias de comprensión lectora que son fáciles para quien por lo menos tiene comprensión literal; sin embargo, hay muchos niños y maestros que no son capaces de comprender ni siquiera lo que dice el texto en un primer nivel porque sus palabras y su conocimiento de ellas es muy limitado. El que no comprende, no será un lector asiduo y el que no es un lector asiduo, difícilmente podrá comprender. ¡Qué dilema! ¿Debemos ver el problema con apatía o impotencia? Es una salida fácil. Para quienes escribimos, es una tarea pendiente. La época ya no permite una visión del escritor ajeno al mundo. Halliday hablaba de la función interactiva del lenguaje; quien escribe interactúa con quien lo lee. Y cada uno aporta al texto y se apropia de él. Pero esto solo puede suceder cuando el interlocutor nos comprende y acepta escucharnos. No quiero decir con esto que debamos «bajar el nivel» como se está volviendo moda en los ámbitos educativos de todo nivel en nuestro país. Al contrario. Se trata de acercar la cultura, el conoci-
miento y la palabra a quienes no tienen acceso. Sobre todo la palabra. Considero vital que se promuevan actividades que acerquen a las personas a la cultura general porque en la actualidad solo tienen contacto con los medios de comunicación que en lugar de incentivar nuevos conocimientos, preconizan lo burdo, lo cursi y kitsch, con un lenguaje limitado. Nuestra sociedad y sobre todo los niños y jóvenes necesitan un vocabulario y un contexto más amplio. El diálogo entre escritores y futuros lectores debe partir de encontrar puntos de contacto y ayudar a los lectores a ampliar y mejorar su vocabulario y la comprensión del mundo. Esos espacios en los que se conversa de literatura y en los que siempre asisten los mismos a hablar de lo mismo deben cambiar, ¡romper los muros y acercarlos a la gente común, a la que en verdad necesita la cercanía con los autores, con la palabra que libera! Además, creo, es momento de dar un fuerte impulso a la literatura para niños y jóvenes, no desde una visión ñoña y desactualizada, mucho menos moralizadora sino que les permita la oportunidad de desarrollar la curiosidad y la criticidad. Hay que darles también la vivencia del relato oral, de la poesía cantada, del conocer aquello que ya no está pero que formó los cimientos de lo que se tiene ahora. Lamentablemente, el sistema educativo está colapsado. Quienes podrían tomar las decisiones para lograr cambios profundos, andan como en un laberinto, yendo y viniendo sin poder encontrar la salida. Sus programas son como curitas para aliviar una hepatitis. Jamás servirá porque no buscan el meollo del asunto. No se trata solo de «incentivar la lectura» o «mejorar la enseñanza de la lectoescritura inicial». Se trata de que detrás de todo lector hay padres, hermanos, abuelos, vecinos, maestros, una comunidad que les trasladaron la magia, el poder de la palabra, primero en forma oral y luego escrita. Y con ello, cada libro se convirtió en una caja de sorpresas y encantamiento. Quizá llegó el momento de una revolución intelectual que parta del acercamiento y el encantamiento mutuo entre los escritores y la gente del común, la que en verdad necesita la liberación y el poder que da la palabra. 1
Licenciada en la enseñanza de Idioma Español y Literatura, M. Sc. en Formación de Formadores, becaria de la Academia Guatemalteca de la Lengua en 2013 y 2014, catedrática de Lengua y Literatura en la USAC, especialista en currículo en el área de Comunicación y Lenguaje.
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Lo que siento… Lo que pienso… Lucía Margarita Hernández Sosa1
Eliminando mis sentimientos
Lo que siento…
Lo que pienso…
A ver, siento esto… no; aquello… tampoco; tal vez… no Emm, entonces…
Otra vez, pienso y pienso, pero tal vez no siento Todos me preguntan qué me pasa, pero simplemente no siento Me desconecto, me voy tratando de huir, de escapar; pero no puedo
Ellos están unidos a mí Ellos no me dejan salir de allí Me tienen como esclava de sí Desearía poderme ir
No digo nada por temor a ser odiada A ser juzgada Y a no ser amada Probablemente un poco odiada Y ahora caigo en cuenta que pueda ser por eso que soy apenada
Me miro; qué asco Me sonrío; tremendo fracaso Dibujo de Carlos González.
12 / CÓDICE
No hay nada bueno que pueda encontrar en mi caso
Ya entiendo por qué me estoy ahogando Pero por dentro me estoy quemando
Dos temores persisten…
Sólo estoy medio flotando…
Corro, pero me alcanzan Vuelo, pero me jalan
Aunque, sólo floto cuando por medio de las olas me
Empujo; pero me amarran
dirijo
Huyo; pero me atan con unas cadenas que no pueden
Cuando a lo lejos visualizo lo que ella siempre quiso
ser destruidas
Pero por una desgracia le tiraron un hechizo
Unas cadenas que no son finas
Y poco a poco todo se deshizo
Unas cadenas que sólo causan heridas A su alrededor no hay nada Grito, pero no tengo voz
Sola, quieta, desolada
Escucho, pero todos me dicen adiós
Nada la alcanza porque ella está Todo se
Encerrada, atada
va
Drogada, negada
Todo está mal
Odiada, desanimada
Ya no tengo a nadie más
Vaciada, empolvada …Entre tantas…
No puedo, me repito No saldré, me adelanto
Sigue sin poder dar a conocer las dos causas que las
Yo puedo, me retracto
tienen con esos pensamientos
En mi corazón un delito
Con esos sentimientos tan incompletos A los cuales les tiene miedo
Jalan más fuerte
Y por ello se repite que ya no juego
Un montón de tiempo sin verme
Yo ya no vuelo
Cada día más hiriente
Sólo espero y me siento
Y yo sigo sin poder detenerte
Ojalá que algún día se me pase todo esto 1
Madre, que complicado…
Estudiante de Bachillerato en Ciencias y Letras.
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J
osé se dio por vencido, era tanta la insistencia de Mía para se fuera con ellos de viaje; ella había escuchado en una plática de Andrés y Antonio que el lugar era genial, pero José no se encontraba bien de ánimos, su madre Rosa se encontraba mal, le habían diagnosticado cáncer y había caído en cama, pero su propia mamá se vio obligada a decirle que se fuera de viaje con sus amigos, pues había notado que su hijo no andaba de buen humor últimamente. Nelly, una colocha súper agradable, por quien Andrés perdía la cabeza, acompañaría a Mía al viaje, por lo que él se dio a la tarea de organizarlo todo; había alquilado casas de acampar, ya que los chicos no contaban con esos instrumentos para hacer del camping. Le pidió prestada la camioneta a sus padres, por lo tanto todo estaba organizado, cada quien llevaría su comida y bolsa de dormir. Se llegó el día de la aventura, Andrés manejaría y los amigos inClaudia Dávila1 sistieron que Nelly se fuera en la parte del copiloto, así empezaría su conquista; José, Mía y Antonio se fueron en la parte de atrás armando el respectivo relajo entre ellos. Al llegar al lugar rodeados de montañas, el cual se figuró a un paraíso ante los ojos del pequeño grupo de amigos, y aunque desde ese ángulo el sol les daba en la cara, el lugar le parecía perfecto para relajarse y olvidarse de los problemas de casa y del dolor que sentía al no poder ayudar a su mamá; él quería hacer más por ella, pero no estaba en sus manos. Se ubicaron en el lugar cuanto antes, querían hacer las actividades que se encontraban numeradas en el trifoliar que les había entregado Andrés; armaron las car-
Un paseo por HunNal Ye (Casa del Dios Luna)
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pas, se pusieron cómodos y emprendieron la caminata hacia el cenote que les había recomendado Carlos, el administrador del lugar, ya que a esa hora no les recomendaba entrar al río, porque la corriente en él era muy fuerte. Con cámara en mano, los amigos tomaron el camino del mapa, pasando por el lugar en el cual, al día siguiente, demostrarían sus habilidades en el salto de garrucha y en canopy. Llegaron al puente desde el cual se podría ver la catarata que desembocaba con gran fuerza el agua que emanaba del nacimiento; luego de varias fotos desde todos los ángulos posibles, los cinco amigos subieron una poco más hacia el cenote. El lugar, a primera vista, tenía un aire de misterio, una vibra que los hacia percatarse de todos los detalles del sitio, las estalactitas, el color turquesa del agua, ellos querían conocer y adentrarse más; para su mala suerte el cenote era solo una pequeña gruta. José había leído que en el lugar se llevaban a cabo importantes rituales mayas, en donde estos les pedían a sus dioses por las cosechas, lluvia, salud y demás necesidades de su vida. Estando en el lugar, los chicos se dieron cuenta que se adentraba la noche, por lo tanto estuvieron de acuerdo en regresar al campamento. La caminata por el lugar les abrió el apetito y decidieron prepararse para la fogata. Antonio, como buen entusiasta, llevo los marshmallows para comer con galletas alrededor de la fogata que muy amablemente les ayudaron a encender las personas del lugar; luego de contar anécdotas de sus diferentes viajes, haciendo planes para el futuro lugar, Andrés les comento de otro lugar que le gustaría conocer, la Laguna de Lachuá. A él le contaron que Lachuá, significaba: Espejo del cielo por lo que les llamó más la atención; tendremos que ir, dijeron con gran entusiasmo. Ya estaba todo listo para irse a dormir, la noche adornada de estrellas y la belleza de la luna llena les daba una gran paz y tranquilidad; la noche se estaba cerrando con broche de oro al ver ese deslumbrante cielo. Las chicas ya se habían acomodado en su carpa y solo se oían las risas; los chicos por su parte tomaron
sus accesorios y se fueron camino a los servicios sanitarios. A las nueve apagan las luces, les dijo Carlos, observándolos venir; por lo tanto, los chicos se apuraron a salir y retomar el camino al campamento, platicaban que el viaje les estaba pareciendo la mejor idea que había tenido Andrés en años. José se sentía relajado con un gran ánimo, los tres se quedarían en la misma carpa; él fue el último en entrar pero por el rabillo del ojo, vio una silueta de una persona mayor, se percató de esto por la leve inclinación en la espalda y su rara vestimenta. Las luces se apagaron, le tomó tiempo acostumbrar sus ojos y distinguir en la oscuridad; la luna le brindaba un poco de luz. Tomó el rastro nuevamente de la persona y pensó en seguirlo, le costó levantarse, algo le decía que no debía hacerlo, por lo que su cabeza se llenó de curiosidad y duda, pero por su cuerpo la adrenalina empezaba a hacer efecto, así que siguió por el camino detrás de la extraña figura. Le costó seguirle el paso, ya que la figura que seguía no parecía importarle el mal terreno que tenía a sus pies, las grandes piedras que lo hacían resbalarse y a pesar que la noche estaba fría, por su frente se empezaba a formar una capa de sudor; mientras caminaba no se percató que la figura se dirigía hacia el cenote. La figura parecía que había salido de algún libro de la materia de Sociales, situación que le hizo sentir aún más curiosidad; taparrabo había leído en sus libros que se llamaba la indumentaria que vestía la persona que seguía. Oía el cantar de los grillos, el correr del agua; subió las gradas hacia el lugar y se escondió detrás de unas piedras al darse cuenta que un grupo de personas estaba reunido. Cuatro hombres sentados alrededor hablando en una lengua extraña, usando su lengua para
hablar más rápido de lo común; se escuchaba un tipo de canto o rezo, que él seguía sin entender, cuando el anciano llegó con las otras personas, estos le llamaron Chilam, lo veían con gran respeto. Este se integró al grupo; los hombres seguían sentados en su lugar y las mujeres colocaban en el centro del brasero, maíz, incienso y velas. Uno por uno tomaban de un mismo envase un líquido que los hacia gritar más sus suplicas a sus dioses. El Chilam empezó a hablarles, le parecía extraño pero cuando él lo hacía le entendía a la perfección cada palabra que este emitía. Cuando salió de su asombro vio que el grupo de personas se dirigía hacia el cenote invitado por el Chilam. Por ahí no hay salida, pensaba él. Salió de su escondite y, por la curiosidad, siguió de cerca a las personas que por arte de magia desaparecían dentro del cenote. Notó que el Chilam le tomaba la mano; entró y el lugar se transformó. Era de día, las otras personas no se percataron de su presencia, sólo el Chilam que todavía lo sostenía de la mano. Cuando pudo percatarse que estaban en el mismo lugar, el Chilam se le acercó y le dijo: —Sé del pesar en tu corazón. José no salía de su asombro; el anciano, con sus grandes ojos, le hacía saber que todo estaría bien, que no tuviera miedo, todo tenía una explicación. Bajaron para tomar el camino por Hunnal ye, pero todo le parecía más limpio, todo era más verde. Se le dificultó la bajada ya que no había gradas; pasaron por donde en el día había estado con sus amigos tomándose fotos en el puente, pero este ya no estaba, los caminos de madera desaparecieron, la vegetación era más tupida y el camino más resbaloso. Caminaron cerca del río y to-
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maron el camino contrario al campamento. José, a lo lejos, divisó chozas hechas de estuco y palapas. Su clase favorita era historia, pero en su vida imaginó que ante sus ojos todo lo que había leído, tomaba vida: niños jugando alrededor de las casas, las mujeres cocinando en vasijas, hombres con sus instrumentos para trabajar la tierra, otros acarreando trozos de leña. El Chilam entró en lo que supuso era su choza; trajo consigo un manojo de hojas y se dirigieron al río. Empezó a hablarle a José de la sanación, de la importancia de que alma estuviera en paz. —Te llevaré con el curandero de la región. Llegaron al río en donde lo llevó con el Dzac Yah; le entregó las hojas que llevaba a éste y las introdujo a una vasija, se inclinó en el río donde tomó agua, y con los dedos el curandero hizo una pasta, la cual mezcló con unas flores amarillas que había tomado de su malla, mientras pronunciaba sus oraciones. José le dio una rápida inspección al lugar hasta que vio que el curandero se dirigía a él, —Ixchel me ha otorgado la sabiduría para darte esta mezcla que curará el alma de tu madre, debes dársela. José estaba lleno de la paz que le transmitía el curandero al solo oírle hablar de su madre y la recuperación que tendría esta con solo darle la mezcla. Dentro de él notaba un cambio, una fuerza interior y un agradecimiento infinito. Los ojos se le llenaron de lágrimas, no sabía cómo agradecerles. Primero, no sabía cómo el Chilam y el curandero sabían de la enfermedad de su madre, pero tuvo la confianza que todo lo que le dijo se llevaría a cabo: su madre ya no padecería de ningún mal. La alegría le inundaba el corazón. El Chilam le hizo señas, era tiempo de su partida. Tomaron el camino de regreso al cenote, al llegar al lugar, el Chilam le tomó la mano y se introdujeron en el lugar. Al pasar al otro lado, él estaba solo; el anciano ya no se encontraba, José se sentía decepcionado ya que no pudo agradecerle.
Estaba amaneciendo en el Hunnal ye que él empezaba a conocer. José, lleno de alegría, se encaminó al campamento. Cuando llegó y abrió la carpa para contarle todo a sus amigos, se encontró con su cuerpo inerte, acostado a la par de Antonio y Andrés. A su cabeza llegaron miles de ideas, pero dedujo que nunca había dejado el campamento; que lo que el Chilam había llamado para seguirlo era su espíritu; por eso las demás personas de la comunidad no se percataron de su presencia. Se recostó sobre su cuerpo y cayó en un sueño profundo, hasta que escuchó unos gritos y risas que lo despertaron. Salió de la carpa y vio cómo Andrés cargaba a Nelly para tirarla al río; Mía lo llamó para que los acompañara; lo molestaron ya que no tenía buena cara. Juntos tomaron el camino al río. José dejó el grupo y se apresuró para llegar al cenote; quería ver si habían quedado restos del ritual que observó; para su decepción, solo encontró una mancha negra en el piso. No les comentó nada a sus amigos; no quería parecer el loco del grupo. Tal vez solo fue un sueño, se decía. Sus amigos se divirtieron a lo grande en el salto de garrucha. Todos se inscribieron en canopy, realizaron el viaje en balsa por el río y anduvieron a caballo. Era la una de la tarde y comenzaron a preparar todo para su regreso. José, decepcionado, no encontró entre sus pertenencias la vasija que le había entregado el curandero; «no puedo creerlo sólo fue un sueño», no dejaba de repetirse. Todo listo para el regreso. Pasaron almorzando a Cobán. Cuando fue a la parte de atrás para sacar la billetera de su maleta, se percató que envuelta en hojas de plátano se encontraba la vasija que el curandero le había entregado. No cabía de la alegría. Esperaba con ansias llegar a su casa y contarle todo a su mamá. Él y sus amigos retomaron su camino a la capital; Andrés pasó dejando uno a uno a sus respectivas casas. José fue el penúltimo, se despidió y agradeció por todo. Se dirigió a su casa corriendo, introdujo la llave en la chapa, «Mamá»… 1
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Maestra de Educación Pre Primaria. Escribe relatos surrealistas.
Manifiesto de Girona Sobre Derechos Lingüísticos
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esarrollado por el Comité de Traducciones y Derechos Lingüísticos, el Manifiesto de Girona es un documento de diez puntos; está diseñado para ser traducido y difundido ampliamente como una herramienta para defender la diversidad lingüística en todo el mundo. Para Guatemala, con su rica diversidad lingüística, este documento es muy importante para reflexionar y, sobre todo para luchar
1. La diversidad lingüística es un patrimonio de la humanidad, que debe ser valorado y protegido. 2. El respeto por todas las lenguas y culturas es fundamental en el proceso de construcción y mantenimiento del diálogo y de la paz en el mundo. 3. Cada persona aprende a hablar en el seno de una comunidad que le da la vida, la lengua, la cultura y la identidad. 4. Las diversas lenguas y las diversas hablas no son sólo instrumentos de comunicación; también son el medio en el que los humanos crecen y las culturas se construyen. 5. Toda comunidad lingüística tiene derecho a que su lengua sea utilizada como oficial en su territorio. 6. La enseñanza escolar debe contribuir a prestigiar la lengua hablada por la comunidad lingüística del territorio.
para que sea valorada y protegida como patrimonio de la humanidad. En 2011, el Manifiesto de Girona Sobre Derechos Lingüísticos fue aprobado por la Asamblea General en el 77 ° Congreso Anual Internacional PEN. Por su importancia, el Manifiesto de Girona, que recoge los diez principios centrales de la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos, adoptada por la UNESCO en 1996, lo compartimos aquí: 7. El conocimiento generalizado de diversas lenguas por parte de los ciudadanos es un objetivo deseable, porque favorece la empatía y la abertura intelectual, al tiempo que contribuye a un conocimiento más profundo de la lengua propia. 8. La traducción de textos —particularmente de los grandes textos de las diversas culturas— representa un elemento muy importante en el necesario proceso de mayor conocimiento y respeto entre los humanos. 9. Los medios de comunicación son altavoces privilegiados cuando se trata de hacer efectiva la diversidad lingüística y de prestigiarla con competencia y rigor. 10. El derecho al uso y protección de la lengua propia debe ser reconocido por las Naciones Unidas como uno de los derechos humanos fundamentales. CÓDICE / 17
Invitación para escritores, periodistas, editores y traductores
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l Centro PEN Guatemala hace la más cordial invitación a escritores, periodistas, editores y traductores a asociarse a nuestra organización. Según los estatutos, son requisitos para el ingreso, los siguientes: Artículo ocho (8): ASOCIADOS ACTIVOS: DE LOS REQUISITOS PARA INGRESAR COMO ASOCIADO ACTIVO: 1) En el caso de personas individuales: a) Ser mayor de edad. b) Dedicarse a actividades relacionadas con el quehacer cultural literario, periodístico y editorial. c) Tener buena reputación tanto en el orden personal como en el profesional. d) Hallarse en el disfrute de sus derechos civiles, conforme a las leyes del país. 2) En el caso de personas jurídicas. Estas deben estar inscritas conforme las leyes del país en el Registro Legal correspondiente. Para el ingreso de un asociado activo el interesado hará una solicitud por escrito. Las personas jurídicas lo harán a través de su representante legal. La solicitud de ingresos deberá ser patrocinada por dos socios activos del CENTRO PEN GUATEMALA y en ella el interesado declarará conocer los Estatutos y se compromete a cumplirlos. Para más información, puede dirigirse a Eduardo Blandón, secretario del Centro PEN Guatemala, al correo: ejblandon@outlook.co
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Anúnciese en Revista Códice Tarifas: Página completa, en interiores:
Q. 1,000.oo
Contraportada, página completa:
Q.1,500.oo
Medía página, en interiores:
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Cuarto página, en interiores:
Q. 300.oo
Cintillo:
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Sus anuncios serán un aporte para la difusión de la literatura y las ideas; para la defensa de la libertad de expresión en Guatemala y en el mundo. Revista Códice circula mundialmente.
Elección de nueva Junta Directiva El 2 de marzo de 2019 se celebró la Asamblea Ordinario del Centro PEN Guatemala. En tal actividad se presentó, por parte de Víctor Muñoz, un informe financiero de nuestra organización. Enseguida, Gustavo Bracamonte leyó un informe general de las actividades realizadas por la Junta Directiva 2017-2019, que él presidió como presiden-
te. Enseguida se realizó la elección de la nueva Junta Directiva del Centro PEN Guatemala, que quedó conformada de la siguiente manera: Presidente, Juan Antonio Cabrera Vicepresidente, Dennis Escobar Galicia. Eduardo Blandón, Víctor Muñoz, Karla Olascoaga, Secretario, Eduardo Blandón Juan Antonio Canel Cabrera, Gustavo Bracamonte. Tesorero, Víctor Muñoz No aparecen en la foto: Dennis Escobar Galicia y Vocal I, Gustavo Bracamonte Roberto Cifuentes. Vocal II, Karla Olascoaga Vocal III, Roberto Cifuentes
Los jueves literarios El Centro PEN Guatemala, desde el 13 de agosto de 2018, celebra su actividad mensual «Jueves literarios del Centro PEN Guatemala». Es un esfuerzo que busca recordar, analizar y comentar la vida y obra de escritores ya fallecidos y que han sido importantes para la literatura guatemalteca. A continuación mostramos el calendario de las actividades realizadas y las que están por realizar durante este año:
Jueves literario dedicado a Marco Augusto Quiroa, el 24 de enero de 2019. De izquierda a derecha: Gustavo Bracamonte, Juan Antonio Canel Cabrera, Eduardo Villagrán y Rocío Quiroa.
Abreviaturas y direcciones: FCE: Fondo de Cultura Económica BN: Biblioteca Nacional Luis Cardoza y Aragón 5ª. Avenida 7-26 zona 1, ciudad de Guatemala
6ª. Av. 8-65 zona 9, ciudad de Guatemala
FECHA
AUTOR
LUGAR
FECHA
AUTOR
LUGAR
Agosto 18 de 2018
Antonio Morales Nadler
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Julio 25 de 2019
Enrique Juárez Toledo
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Octubre 18 de 2018
Luis Ortíz
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Agosto 22 de 2019
Carlos René García
FCE
Enero 24 de 2019
Marco Augusto Quiroa
BN
Septiembre 26 de 2019
Luz Méndez de la Vega
FCE
Abril 25 de 2019
Mario René Matute
BN
Octubre 24 de 2019
Julio Fausto Aguilera
FCE
Mayo 23 de 2019
Rafael Arévalo Martínez
BN
Noviembre 21 de 2019
Margarita Carrera
FCE
Junio 27 de 2019
Enrique Gómez Carrillo
FCE
Noticias del Centro PEN G U A T E M A L A
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Ladydi, de Jeniffer Clement Por Juan Antonio Canel Cabrera
E
l año pasado viajé a Buenos Aires para asistir al Encuentro de Centros PEN de América. Meses antes, mi mente comenzó a preparar una bolsa mental para depositar allí las sorpresas que estaba seguro recibiría. Ni poniendo a todo vapor mi imaginación pude intuir que mi alforja rebalsaría. Fueron muchas y hermosas. Una de ellas fue recibir de manos de Jennifer Clement su novela Ladydi. De entrada, al nomás leer el título, pasaron como tromba miles de pensamientos asociados a la fascinación que la princesa Diana despertó en todo el mundo. Nada de eso. Pero no fue decepción lo que sentí sino intriga. En la novela, la madre de la protagonista le pone ese nombre a su hija no como homenaje a la princesa inglesa, sino por venganza. Pero me estoy adelantando. En una novela, el lector no tiene mayor problema para enfrentarse al texto cuando los personajes son de carne y tienen cabeza, tronco y extremidades; tales: los que conviven con él en la cotidianidad. Lo que causa desazón y aguza la atención es cuando uno comienza a sentir que en la novela, además de los personajes hay pre personajes. Y más, cuando los pre personajes no son humanos sino ubicaciones geográficas. A un lugar llamado Chulavista, colindante con Chilpancingo, en el Estado de Guerrero uno comienza a sentirlo, como el modelador de los personajes. Una ubicación geográfica que tiene la movilidad narrativa de un personaje; que nos dice cómo es capaz de moldear a sus habitantes, transformarlos o hacerlos que se larguen a otra parte. Hasta que queda casi deshabitado y maldito. Un personaje-territorio que fue hermoso con sus montañas y su selva, hasta que una carretera lo partió y el narcotráfico lo usurpó. Pero no todo queda en el personaje-territorio estéril; este engendra a otros personajitos. En cada una de las tres partes de las que consta la novela Ladydi, uno, al estar metido en la narración, siente cómo los tres personajes-territorio cuentan la historia y moldean a los personajes de carne. Entonces, el alma de esos personajes es la transpiración de tres lugares: Chulavista, una casa de mármol en Acapulco y la cárcel de Santa Marta, en el sur de la ciudad de México.
Los primeros en largarse de Chulavista fueron los hombres. A todas las mujeres se les afeaba para que no fueran raptadas por los narcotraficantes. Pero los secuestros ocurrían y más gente huía para escapar de esa amenaza. En las tres partes, en las cuales se divide la novela, los personajes de carne, más que anhelar figurar parecen querer esconderse. Todo parece fatalidad. Los tres pre personajes territoriales parecen negarles la felicidad a todos. A veces, esa realidad es tan cruel que amaga con cierto goce para luego transformarlo en más dolor y en otro peldaño que desciende hacia el desconsuelo, el amor fallido y la infelicidad. Y cuando uno cree que en esos tres pre personajes territoriales sólo puede ocurrir la desgracia, entonces surge un poco de ternura. Una madre que se conmueve por la desgracia de su hija, un jardinero que primero no se atreve a corresponder a su novia; luego, cuando se decide, tiene que huir y volver a esconderse; a ser un fantasma: vive en medio de todos, pero no se deja ver por ninguno. Al final, la cárcel. Un territorio donde no puede esperarse nada bueno. No obstante, allí ocurre la solidaridad, el afecto genuino. Ladydi encuentra a Luna, una indígena guatemalteca y manca; una asesina capaz de la solidaridad y la ternura. Una guatemalteca que, en la cárcel le dice a Ladydi: «Este es el mejor lugar en el que he estado. En mi pueblo el gobierno masacró a todos». Las acciones solidarias de Luna hacen pensar a Ladydi: «Yo ya había conocido la misericordia de los alacranes. Ahora la misericordia de una asesina». Uno de los aspectos narrativos que más me gustó, además de la fuerza e intensidad que fluye por toda la obra, fue el remate final; la autora le pone al lector una ventanita por la cual uno puede ver que la felicidad no puede ocurrir en la novela sino solo en nuestra imaginación. Es decir: la historia comienza cuando termina la novela. Cuando los territorios han moldeado a los personajes de carne y los dejan a merced nuestra para que continúen su vida en nuestra imaginación. Y cuando los personajes salen del escenario narrativo, Ladydi parte con la panza crecida. Con el fruto de su amor fallido con Julio, el jardinero. Entonces, la felicidad se asoma; pero ya no ocurre, repito, en la novela: continúa en nuestra mente.