La Isla de los Recuerdos
e d u a r d o
c รก c e r e s
i. El Mar  Matutino
iii. El Fuerte de Peluche
ii. Playa Mattel
iv. El Palacio de la "M"
i. El Mar Matutino
Los domingos por la mañana olían a café, pan remojado en café —jamás compartiré esa extraño atracción— y cuentos cantados de Rafael Pombo acompañados de café. Café, café, café. No sé en qué estaban pensando mis papás.
ii. Playa Mattel
Los dramas de televisión se quedaban en pañales en comparación con nuestras historias de azafatas suicidas y gemelas malignas. Playa Mattel —en ese entonces no tenía un nombre— solo aceptaba la entrada de niñxs, barbies y Max Steels; ni los adultos ni los Ken (Max era más guapo) eran bienvenidos. Los juegos podían durar horas siempre y cuando yo también hiciera de la novia de mi personaje.
iii. El Fuerte de Peluche
Mi hermana y yo creamos un mundo para los dos. Cuando nuestros papás se iban a hacer cosas de papás —no sean malpensados—, la cama se convertía en una ciudad sin reglas y los peluches en sus ciudadanos. El tiempo jamás corría tan rápido.
iv. El Palacio de la "M"
Un fin de semana no era un fin de semana si no íbamos a McDonald's. Como en Cúcuta todavía no existía dicha franquicia, debíamos emprender un viaje de casi dos horas en carro (llenas de High School Musical, Phil Collins y Julieta Venegas) para atravesar la frontera. Gritábamos como locos cuando la "M" del letrero de McDonald's se alzaba en el cielo como la bandera de un castillo donde solo hay espacio para las risas.