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Irene Mundaca, encargada de convivencia, Escuela Manuel Guerrero:
"Parte de una vida saludable, no es sólo tener el cuerpo de manera óptima, sino que nuestra salud mental también". Uno de nuestros Sellos del Plan Estratégico Local, apunta en incluir de forma libre dentro de los planes de trabajo de cada establecimiento, la Vida Saludable e Integral, entregando herramientas y actividades que fomenten este tipo de conductas en los estudiantes del territorio. Si bien es un tema importante, de igual forma lo es la salud mental y emocional, el complemento esencial para tener una vida saludable, sobre todo en estos tiempos, donde la pandemia ha cambiado de forma brusca la normalidad en la vida de las personas. Para entregar consejos y la experiencia que han tenido desde la perspectiva como encargada de convivencia de la escuela Manuel Guerrero junto a su equipo, Irene Mundaca nos entrega detalles sobre la importancia de la Vida Saludable en el ámbito emocional y mental. ¿Qué implica tener una vida saludable desde la perspectiva emocional? ¿Cómo podemos lograrlo en este contexto? Yo siento que es todo un desafío porque por un lado está presente esta autoexigencia de estar permanentemente bien. A veces siento, en mis años de experiencia de vida y de práctica profesional, que hay que aceptar las emociones en toda su gama y su amplitud. Yo creo que hay que partir por eso, aprender a reconocer nuestras emociones, a ser compasivos con nosotros mismos. Cuando uno parte por sí mismo, también es capaz de ser compasivo con los demás, de entender en estos momentos de encierro a lo mejor a las personas con las que tú convives, a los niños pequeños que también pasan por malos momentos.
"El tema del bienestar emocional o de la salud mental, tiene que ser un trabajo coordinado y articulado, ser parte de un modelo organizacional".
En mi caso que soy encargada de convivencia, trabajamos harto con la familia y en el soporte que queremos que brinden a los niños, es súper importante partir por aquello para poder sostenerlos. Yo siempre le digo los apoderados que entendemos que todos lo estamos pasando muy mal y también los pequeños, entonces para poder contenerlos bien y apoyarlos, es súper importante partir por la autocontención, tolerar nuestras emociones y entender que todas tienen su lado de rabia. Las rabias y las penas, hay que aprender a manejarlas de manera tal que no nos causemos daño ni a nosotros mismos, ni a los que convivimos a diario. Pero es todo un desafío en esta pandemia. Todos hemos tenido que darle espacio a este autoconocimiento, al estar encerrados, aprender a tolerarnos y a tolerar los más cercanos. ¿Cómo trabajan en su escuela, la salud emocional y mental? Nosotros somos como un equipo bien particular, el equipo de convivencia, porque yo no trabajo sola, trabajo con una dupla. Nosotros invertimos mucho tiempo en hacer actividades más bien promocionales donde todos nos sentimos incluidos, donde todos somos importantes, tengamos un rol, seamos participes, nos reconozcamos como necesarios para los otros. Trabajamos mucho desde ahí con la dirección. El tema del bienestar emocional o de la salud mental, tiene que ser un trabajo coordinado y articulado, ser parte de un modelo organizacional. Tratamos de cuidarnos entre todos los profes, los asistentes y desde ahí trabajar desde el profundo respeto por el ser humano, por la importancia y fortaleza que tiene cada uno. Es un modelo más bien comunitario y de apoyo social que un modelo clínico de atención de casos, igual lo hacemos, pero es más el énfasis en la promoción de los factores protectores.
"Los profesores de nuestra escuela también están en un acompañamiento permanente ayudando a sus estudiantes, especialmente ahora en pandemia, en donde son los primeros que van recogiendo, leyendo las emociones de sus niños, manifestando su preocupación" ¿Cómo formamos niños con una vida saludable emocional y mental? Siento que un ejemplo fundamental, es la experiencia de la convivencia entre los adultos. Ahí nosotros como escuela intentamos acompañar harto a los chicos y llamarlos por su nombre, ser afectuosos y estar en el cotidiano con ellos también entendiendo sus emociones. Los profesores de nuestra escuela también están ahí en un acompañamiento permanente ayudando a sus estudiantes, especialmente ahora en pandemia, en donde son los primeros que van recogiendo, leyendo las emociones de sus niños, manifestando su preocupación. Hay un constante acompañamiento a los niños y sus familias, intentando guiarlas y orientarlas para que podamos ir encontrando camino de salida a sus problemáticas porque igual trabajamos con un sector súper vulnerable en donde lo han pasado muy mal. ¿Cuál es la importancia de trabajar por el bienestar emocional desde la primera infancia? Es fundamental en el desarrollo humano adultos más integrales, que puedan estar más preparados en temas emocionales para guiar a nuestros pequeños en el reconocimiento de sus emociones. Los niños son, en general, súper crecidos emocionalmente también, asumen otros roles respecto a sus compañeros, son buenos amigos, son más felices. Siento que es fundamental que, en el desarrollo emocional de los niños, que los adultos sepamos y nos preparemos para acompañar estas emociones y no es fácil porque también a los adultos no nos han preparado para eso, entonces para poder acompañar a un niño también uno tiene que resolver sus propios temas, con las penas, con la rabia y con la tolerancia a la frustración. Este trabajo es muy enriquecedor y un gran desafío, porque tú le vas ayudando al niño, pero también te vas enriqueciendo como ser humano.
"El tema del bienestar emocional o de la salud mental, tiene que ser un trabajo coordinado y articulado, ser parte de un modelo organizacional".
Para finalizar, ¿Qué consejo nos puedes entregar en relación a este sello, desde el ámbito emocional, que es transversal y está dentro de nuestro Plan Estratégico Local, por lo que es muy importante abordarlo en todas sus aristas. Estamos viviendo una pandemia que no era esperada que nos ha puesto así, en jaque permanentemente. Entonces yo creo que es básico ser compasivo con uno mismo, abrazar todas las emociones, reconocer el valor que tiene cada una y a veces partiendo por esa aceptación profunda, uno aprende también a acompañar de mejor manera los demás. Ha sido muy difícil esta pandemia, yo siento que más para la gente que es muy autoexigente. La pandemia nos ha hecho entender que no podemos hacernos cargo de todo de manera perfecta todo el tiempo. Es importante aprender a sacar un poco la patita del acelerador y entender que no somos perfectos. Si algo no sale bien, hay que seguir y aprender a reírse de uno mismo también, eso libera y hace bien. El valor de la resiliencia también es importante. Hay personas que han pasado por momentos difíciles en la vida, teniendo que aprender a pesar de lo difícil. Uno tiene que aprender a encontrar el valor de las cosas realmente importantes y a ser feliz también con los pequeños detalles, lo que me causa felicidad en el día a día, el cafecito, la sonrisa de mi hijo, sus ojitos, etc. Hay que aprender a encontrar el valor en esos pequeños detalles para poder seguir.