La educación desde la madre tierra

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LA EDUCACION DESDE LA MADRE TIERRA: UN COMPROMISO CON LA HUMANIDAD Abadio Green Stócel 1

“Hermanos míos, hermanas mías: Escuchemos la voz de los ancianos, la voz de las ancianas, la voz de las montañas, la voz de los ríos, la voz de las nubes, la voz de las plantas, la voz de los creadores, pero sobre todo la voz de tu memoria guerrera, la voz de tu conciencia de pertenencia a un pueblo; si no lo hacemos, esperemos la muerte”. (Saila Manuel Santacruz Lemus de la Comunidad Ipkikuntiwala – Caimán Nuevo-Antioquia 2 )

Aprendiendo a reconocer quiénes somos: el movimiento indígena en Colombia a partir de los años setenta A principios de los años setenta emerge en Colombia un panorama organizativo indígena no abordado hasta entonces en el país, cuando los pueblos originarios del Cauca plantean una nueva forma de ver la tierra, no sólo para la producción económica, sino como un ser que provee la vida en todos los aspectos de la existencia familiar y colectiva. La tierra es persona, es nuestra Mamá que nos protege y nos da las alegrías en el arte, en la música, en los rituales y en las tristezas que nos ocasiona la vida, dijeron los dirigentes indígenas en el Congreso de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, la ANUC, en 1971. Esa forma de ver la tierra en esa época marca sustancialmente una diferencia con otros movimientos sociales que también reivindicaban el derecho a la tierra (campesinos, sindicatos agrarios, organizaciones de izquierda), pero la diferencia consistía en que éstos últimos

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Magíster en Etnolingüística de la Universidad de los Andes y estudiante del Doctorado en Educación, línea Estudios Interculturales de la Universidad de Antioquia. Ex presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia y de la Organización Indígena de Antioquia. Actualmente se desempeña como profesor y coordinador del Programa de Educación Indígena, adscrito a la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. Correo-electrónico: pinikti@yahoo.com. 2 Sabio Tule. Entrevista realizada en lengua Kuna Dule por Abadio Green, el 8 de mayo de 1991.


2 simplemente veían la tierra como una porción para trabajar en la sustentación de la vida, para el bienestar de la familia, o sea, una necesidad a nivel económico. En cambio, para el movimiento indígena, su visión se diferenciaba claramente porque se trataba de una concepción distinta: que la tierra no solamente era para trabajar, si no que ella representaba, más allá de la economía, una relación de equilibrio, porque somos parte de ella, no lo contrario.

En busca de nuestras propuestas educativas Las primeras propuestas que surgen del movimiento indígena referente a la educación en los años setenta, se enfocan desde la perspectiva cultural, que en ese momento se llamó educación bilingüe bicultural, la cual se oponía a la política educativa que el Estado colombiano venía imponiendo desde finales del siglo XIX, cuando la educación de los pueblos indígenas, a través de la firma del concordato, fue entregada a la iglesia católica, apostólica, romana, en 1890, con la ley 89, para que los indígenas fueran civilizados, evangelizados y castellanizados. Durante años y años de evangelización se impuso una sola mirada: que la única cultura que tenía validez era precisamente la que enseñaba la Iglesia Católica, que venía de España, la tierra de los dominadores, la cultura de la muerte; mientras que nuestras culturas no tenían validez ante el Dios opresor de los cristianos. Por eso esta primera propuesta se pensó desde lo bicultural, pues se entendía que la relación era con una sola cultura, la dominante. En ese momento no se alcanzaba a pensar que podríamos aprender de otras culturas indígenas de Colombia, porque todavía estaba ausente la idea de la interculturalidad. Posteriormente se fue consolidando la propuesta de una educación bilingüe e intercultural, que irá ligada a la consolidación de una de las columnas vertebrales del movimiento indígena, la Unidad, estrategia política central para reclamar los derechos ancestrales, el territorio; pues poco a poco fuimos aprendiendo en el proceso organizativo que cada cultura de nuestras comunidades y pueblos era de igual importancia, que con cada una debíamos dialogar, y que de cada una teníamos mucho que aprender (sus cosmovisiones y cosmogonías; distintas formas de relacionarse con la naturaleza, de criar las hijas y los hijos, de amarse en familia, de recrear la vida). En 1978, el Ministerio de Educación Nacional emite el Decreto 1142, que configura el primer marco legal para que los pueblos indígenas pudieran tener una educación intercultural bilingüe, aunque todavía en manos de la iglesia católica. Habría que esperarse una década más para lograr que se estableciera como mandato constitucional el derecho a una educación propia:


3 “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura.. Los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación que respete y desarrolle su identidad cultural.” (Artículos 7, 67 y 68 de la Constitución Política de Colombia de 1991. Ver también Artículos 8, 10, 19 y 72). Dichos derechos fueron reglamentados en el capítulo III de la ley 115/94 y del Decreto 804/95 del Ministerio de Educación Nacional, en lo que se denominó Programa de Etnoeducación 3 . Es importante recordar que todos estos logros que fuimos conquistando a nivel jurídico en materia de los derechos, en este caso la educación, fue por la presión que ejercían por la vía de hecho las organizaciones indígenas y sus comunidades, proceso no sólo político sino pedagógico también, pues a cada negativa del Estado aprendíamos a responder con nuevas alternativas. Finalmente, el Estado colombiano tuvo que aceptar muchas propuestas de los pueblos indígenas mediante la firma de diferentes acuerdos políticos que reconocían que las propuestas educativas debían partir desde las tradiciones y desde las cosmovisiones de los pueblos originarios. A pesar de este reconocimiento, el Estado, con las políticas de desarrollo integracionista, seguía desconociendo las riquezas de las culturas y pensamientos de los pueblos milenarios de Colombia y de este continente de Abya Yala. Por eso, en distintas mesas de negociación, hubo enfrentamientos con funcionarios del gobierno, para que finalmente aceptaran reconocer jurídicamente la Etnoeducación. Fueron jornadas de debate y movilización para que los representantes de los gobiernos entendieran; si no se hubiera contado con el apoyo de las organizaciones y la participación en innumerables reuniones, encuentros y marchas de miles de indígenas, no hubiéramos obtenido el reconocimiento jurídico de distintos derechos que hoy están plasmados en la Constitución y algunas leyes y decretos. Si bien estos han sido logros importantes, faltan más años de lucha para alcanzar una verdadera Autonomía, pues la presión de cumplir el currículo oficial se impone todavía sobre los esfuerzos educativos propios y desde nuestras propias cosmovisiones. A partir de mi participación en la vida política, organizativa y cultural del movimiento indígena colombiano desde finales de los años setenta, fui madurando la visión de que nuestras luchas y reivindicaciones, para poder avanzar con mayor claridad y fuerza, requerían ir de la mano de una apuesta educativa distinta, y así hacer un nuevo tejido utilizando las diversas fibras del bosque, esto es, la sabiduría que iba encontrando en el camino, en el

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MEN. (2004). Normatividad básica para Etnoeducación. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional.


4 diálogo con distintos sabios y sabias de las comunidades indígenas del país. Con ellos y ellas aprendí la importancia de la palabra y la escucha, para poder responder a las distintas realidades de los pueblos indígenas. La lengua emerge entonces como el principal medio de relación del presente con el pasado para mirar hacia el futuro, en una concepción del tiempo no lineal sino concéntrica, de permanente abrazo a quien nos da la vida: la Madre Tierra.

La Madre Tierra como epicentro de la educación A medida que fui comprendiendo la profundidad de los conocimientos de nuestras abuelas y nuestros abuelos, de nuestras comunidades, y escuchar otras voces de diferentes pueblos de Abya Yala y, luego, en diálogo con otros pueblos del mundo, encontré que todos los pueblos indígenas de la tierra, todos, absolutamente todos, decimos que la tierra es nuestra madre, que todos los seres que habitamos somos sus hijas e hijos, porque dependemos de ella en cada instante de nuestras vidas, porque la estructura de nuestro cuerpo es igual al de la tierra. Nuestro hígado, nuestros pulmones, nuestros huesos, la sangre que corre por nuestras venas son iguales a las quebradas, a las montañas, a los diferentes ecosistemas que hay en la madre tierra; por tanto hay que protegerla, porque está tanto en nuestro propio cuerpo como en el aire que respiramos, el agua que bebemos, el sol que nos calienta y las plantas y animales que nos dan su sustento. Por eso muchos pueblos nativos han dicho de diferentes maneras la relación estrecha que existe entre la humanidad y la tierra, como muy bien lo ha expresado el pueblo U’wa, con su palabra verdadera: “El medio del corazón, medio del mundo es el que maneja todo; pero eso no es explotable ni violable; en Caño Limón-Coveñas ya aprovechó, ellos no saben como cuidar... Por eso los ríos están muy bravos, no respetan las hamacas ni los puentes; ni gobierno es capaz de retener eso; nos están llevando mucha autonomía y muchos materiales del espíritu de nosotros; hoy tenemos que asegurar... el petróleo es la Madre de todas las lagunas sagradas... él está trabajando; las esmeraldas, el oro, el carbón, todos esos recursos no son tocables, son dejables, ellos son vivos, están trabajando... antes de llegar la colonización no era eso, ahora como se mete candela se quema todo el cuero; pobre mundo, está sufrido, nadie quiere respaldar y cuidar esta vaina; el mundo chilla, a media noche habla...” 4

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Registro en cuaderno de notas de la intervención de nuestro hermano Berito Cobaría, presidente de la Asociación de Cabildos y Autoridades Tradicionales U´wa, en la consulta previa sobre la explotación petrolera en territorio U’wa. Cubará-Boyacá, marzo de 1995. Referenciado en: Green, A. (2001). El otro, ¿soy yo? Alma Mater, Agenda Cultural, Extensión Cultural, Universidad de Antioquia (69), 2-5.


5 En todos estos años de lucha por nuestros derechos, aprendí que no solamente debemos quedarnos en las demandas políticas, sino cómo convertirlas en nuevos caminos pedagógicos para que nuestras futuras generaciones puedan seguir defendiendo la morada que nos legaron nuestros mayores, lo cual debe ser desde el conocer de las tradiciones milenarias, tan profundamente conectadas con la madre tierra. La educación oficial no sólo ha ignorado este vínculo sino que ha impuesto sus conocimientos por encima de la sabiduría ancestral de los pueblos originarios, y no ha podido, y le duele mucho reconocer la sabiduría de nuestros pueblos de Abya Yala. Todo el tiempo han tratado de quitar nuestra memoria, como han tratado de quitarnos a nuestra madre tierra, que es parte fundamental de nuestra espiritualidad; con esto pretenden continuar el saqueo de los recursos naturales y culturales que muchos pueblos han guardado celosamente para el bien de la humanidad. Una educación desde la Madre Tierra significa entonces aprender a prepararnos para salvarla, para que trabajemos juntos en su permanente cuidado y conservación.

La lengua, medio de existencia de los pueblos Para que pueda convertirse en un acto pedagógico esta sabiduría de los pueblos, debemos llegar a una conciencia plena de lo que decimos diariamente y, a partir de nuestras palabras, saber profundamente de lo que hablamos, tener el oído fino como el delfín, tener el olfato como el cóndor, tener la mirada del águila. Nuestros creadores, Nana y Baba nos están hablando todo el tiempo por medio de esta creación de la tierra y del cosmos, porque son huellas de El y de Ella, Ella y El son los autores de esta maravilla, y para vislumbrar esta grandiosidad, depende de nosotros que podamos ser capaces de interpretar la historia está en la palabra. Pero debemos tener en cuenta, que la experiencia que nos ha tocado vivir desde la educación oficial o bancaria, nos ha quitado la memoria, porque la lengua castellana nos impuso otros ojos, otros sentimientos, otros gustos, otros olfatos; nos puso a ver desde otra realidad, o sea, desde la otra cultura. De acuerdo con este enfoque, las lenguas indígenas no tienen validez para la pedagogía, porque se desconoce que las lenguas indígenas son idiomas, y muchos académicos y educadores hoy, siguen repitiendo en las aulas de las escuelas y de las universidades que las lenguas indígenas son dialectos. Ahora quiero compartir con ustedes, cómo una ciencia no indígena, la lingüística, llegó a mi pueblo Kuna Dule, a través de distintos estudiosos de mi cultura. Al cabo del tiempo se fue convirtiendo en un camino que nos permitió comprender la grandiosidad de la sabiduría de nuestras comunidades, al permitirnos profundizar en el significado de las palabras desde su


6 origen. Es así como venimos desarrollando una lingüística-etimológica, como método para acercarnos a los mundos primigenios: ¿cómo era el primer mundo cuando los animales todavía eran humanos y por qué los primeros hombres y las primeras mujeres no obedecieron los mandatos de los creadores? ¿Cómo percibir de corazón a los planetas que hoy vigilan para proteger a su madre la tierra? Fueron ellos y ella, los primeros humanos en sentir la caricia de los vientos, fueron los primeros en humedecer sus cuerpos en los ríos y en las quebradas de la naciente mamá tierra, fueron los primeros en arquear las flechas para que la cacería guste al paladar, fueron los primeros en conocer el rostro de su madre, Nana Gabayai. Y precisamente son ellos quienes nos legaron los conocimientos y los mandatos, cómo debe ser nuestra relación con la tierra siguiendo sus consejos. Eso es precisamente lo que buscamos, la memoria de nuestra sabiduría, y la lingüística-etimológica, como camino para recorrer y descubrir las huellas de nuestros abuelos y abuelas, ha hecho posible que hoy todavía podamos conversar y escuchar debajo de la luna llena muchas historias y cantos desde nuestra lengua primigenia que hablaron nuestros Creadores, los abuelos planetas, abuelas estrellas y nuestra madre la tierra. Cada pueblo tiene su propia concepción referente a la Madre Tierra, que se manifiesta de acuerdo al uso dado a las palabras, pero para llegar al campo del significado de las palabras debemos conocer la estructura de la lengua. Las lenguas indígenas tienen su propio sistema de significado, mediante la segmentación o elisión de vocales o sílabas dentro de la palabra. Ello porque son lenguas madres, esto es, no recurren a otros idiomas para llegar a entender el origen y significado de las palabras. Otras lenguas, como la lengua castellana, por ejemplo, deben recurrir a otros idiomas como el griego, el latín, el árabe, entre otros, para conocer la etimología de las palabras. En el caso de la lengua Kuna Dule no puede haber dentro de una palabra dos consonantes juntas, ni tampoco puede terminar en consonante. Y si eso ocurre significa que hay una elisión de las vocales o sílabas. Esta explicación es muy importante para mí, porque desde esta premisa ilustraremos mejor el significado de la palabra Madre Tierra, para entender la importancia de su significado para nosotros los pueblos indígenas:

Ejemplo 1: Palabras en kuna dule Nappa Na p ( a ) ( na ) pa Nana

Palabras en castellano Tierra Totuma Totuma Madre


7 La palabra Nappa (Tierra) viene de la palabra Na o Napa (Totuma) que simboliza la maternidad, la fertilidad, la vida. También simboliza la forma de la tierra. De la totuma también se hacen las maracas que solamente se tocan para hacer cantos de arrullo y en los rituales de la niña y solamente la tocan los especialistas. Si algo llega a ocurrir a la maraca, porque se cae, porque se rompe, hay una sanción a la persona que cometió ese descuido, y por lo tanto debe tomar dos totumadas grandes de chicha para el pago. En conclusión, el significado de la tierra es fertilidad, es madre, es creadora, y cuando estas dos palabras se unen Na + Na significa Madre. Cuando hablamos los Kuna Dule de la Creadora y del Creador es en sentido de complementariedad, pues el universo no ha sido creado, sino co-creado desde una paridad de fuerzas: Varón/mujer, hembra/macho 5 . Este sentido de la complementariedad ha existido desde siempre; desde el principio de la vida han existido dos espíritus, dos fuerzas: Papa (Padre) y Nana (Madre). Como hemos dicho anteriormente que la palabra Nana viene de la palabra Na que significa totuma, la palabra Pa viene de las palabras pa (li), que significa: “que va al lado”. ¿Al lado de quién?, preguntamos. Y decimos que va al lado de la Madre. Y según los sabios de nuestras comunidades se dice que la tierra es madre de todo ser viviente, dependemos de ella, ella es señora que cuida de nosotros, por lo tanto desde la creación de la tierra hay un mandato expreso que nosotros los hombres y mujeres tenemos: obedecer para proteger, cuidar, amar y sobre todo ser vigilantes de ella. Hemos sido escogidos para cumplir esta tarea y por lo tanto la tierra no es un objeto mercantil, sino que es una persona con corazón grande que nos provee de todo y hay que agradecerle en todo instante, por eso muchos pueblos, como los hermanos de la Sierra Nevada de Santa Marta, el pueblo Ika, tienen una forma de agradecer a la tierra, como es el “pagamento”, ceremonia que hacen en diferentes sitios, porque somos parte de ella, porque venimos de ella y a ella regresaremos. En la cotidianidad de la vida, la tierra está presente en cada instante de la existencia, ella no nos deja ni un instante, como lo expresa la lengua Kuna Dule en el verbo caminar:

Ejemplo 2: Palabras en kuna dule Nanae

Palabras en castellano Caminar

2 Como dice el Doctor Aiban Wagua, citando a uno de los sailas mas calificados de la Comarca Kuna Yala-Panamá, el saila Igwanabiginya (Horacio Méndez, 1897-1989): “Baba gote sunna Oloitirdiliye, geb Nana Ologwadule nagunoniki. Baba olobilligan mesiali, Nana manibilligan mesiali. Nana Babbo negaduu nasikna gusa…” “Baba exclamó: ¡Oloitirdili! y a su vez, Nana exclamó también: ¡Maniitirdili!; y nació la Madre Tierra. Baba puso los fundamentos de oro a la Madre Tierra, Nana puso los fundamentos de plata a la Madre Tierra. Nana y Baba juntos, colocaron la casa combada, el firmamento.”


8 Na

na

e

Nana

Totuma

e

Totuma

La madre

3ª persona singular en el presente que va con otra persona

Como podemos apreciar, la totuma como expresión de la madre aparece en el verbo caminar en el presente, quiere decir que la tierra como madre está siempre con nosotros, nos vigila y ella es la primera testiga cuando comenzamos a mover los primeros pasos. De esta manera, en la estructura de la lengua kuna Dule, el sujeto (en este caso, la palabra madre) se verbaliza, se vuelve acción (caminar). La palabra Nana, también la encontramos en los saludos de todos los días y cuando nos despedimos:

Ejemplo 3: Palabras en kuna dule Anna A n (a) Na

A

Nana

Palabras en castellano Hola Tercer Totuma Totuma persona singular de alguien ausente Evoco a la madre

Así mismo ocurre, cuando nos vamos a despedir, decimos “An nate”:

Ejemplo 4: Palabras en kuna dule An nate A n (a) Na te

A

Nana

te

Palabras en castellano Me fui Totuma Que Tercera Totuma sale del persona centro singular de alguien ausente Estoy partiendo de la madre

Cada vez que saludamos y nos despedimos lo hacemos evocando a la madre creadora, eso significa que los saludos y las despedidas son maternales, algo que con preocupación


9 observa el Argal Rafael Harrys 6 , que hoy lo estamos perdiendo, porque ya no expresamos la ternura, no somos amorosos. Como decía: “quién ha dicho que los abrazos, los apretones de manos es de los “wakas” (no indígenas), eso es falso, es de nosotros; hoy nuestros saludos se han vueltos secos entre nuestros hermanas y hermanos”.

También la palabra Nana la encontramos en el número uno (1):

Ejemplo 5: Palabras en kuna dule Kuensak Kue n (ana) Sak (ka) Kuenna Kue Nana

Sakka

Palabras en castellano Número uno (1) Hacer/ser madre Suegra(o) Ser única La suegra/el suegro es la madre

El número uno en nuestra cultura parte desde el ser único, que es la madre, quiere decir que de ella vienen todas las cosas, desde ella nacen todos los seres que vive en ella, pequeños o grandes, feos, bonitos, gordos, diminutos, etc…, ella es la vida, de ella dependemos todo el tiempo: antes de nuestro nacimiento, en el nacimiento, en la tierra; y, después de la muerte, ella nos acogerá nuevamente para la vida. En el número uno también está la palabra Sakka, que significa suegra o suegro:

Ejemplo 6: Palabras en kuna dule Sakla (Saila) Sak (ka) l (a) ele

Palabras en castellano Cacique, gobernador Suegro Sabiduría La sabiduría está en la persona que gobierna

¿Por qué aparece en el número uno (1) la palabra suegro? Porque en el número uno está la autoridad de la comunidad. Me parece importante resaltar aquí lo que nos quiere enseñar la cultura Kuna en su concepto de democracia y de ser buen

gobernante: la

democracia comienza en la casa, en la familia, porque en nuestra cultura somos matrilocales, esto es, que todos los maridos de las hijas vendrán a la casa del suegro; el hombre sale de la casa de sus padres biológicos para entrar a la casa de los padres de la esposa, por eso en ser

6

Intérprete del sabio y de la realidad. Intervención realizada en I Encuentro del Pueblo Kuna Dule de Panamá y Colombia. Arquía-Chocó, 10 al 15 de julio de 2006.


10 suegra o suegro está la sabiduría, porque desde ahí se aprende a administrar la familia, la casa y todo lo que significa ser una familia. Para ser sakla (gobernador), debe haber sido primero Sakka (suegro/a). Otro aspecto importante a anotar, es que se debe gobernar desde la maternidad de la madre naturaleza, como nos indica el número uno, que aparece la madre y el suegro al mismo tiempo. El rescate de nuestra memoria en defensa de la madre tierra, un mensaje para la humanidad Con los ejemplos anteriores quise mostrar como en las palabras está el aprendizaje de las comunidades indígenas; es en el estudio de sus lenguas que podemos volver a conocer nuestros rostros, nuestras ancestralidades, nuestros conocimientos originarios. Tarea urgente a realizar pues nos han introducido en nuestras mentes, por medio de la educación, que la cultura que nos llegó de España (y hoy del mundo anglosajón) es la más universal, la más avanzada, la verdadera. Con esto han querido borrar nuestra memoria y desconocer los saberes milenarios de los pueblos originarios. Esta es otra manera de ejercer violencia sobre nuestra gente, además del conflicto armado y el despojo de nuestras tierras: es la violencia epistémica 7 de la cual hablamos muy poco, y es la mas terrible porque hoy encontramos a muchos de nuestros hermanos negando su historia, su memoria, o sea están muertos en vida, eso es lo más terrible que le puede pasar a un pueblo milenario. Este es precisamente lo que debe ser nuestro papel como educadores, aprendido desde nuestras experiencias de vida con nuestras comunidades: que hay que seguir descolonizando el saber, porque la colonia nos hizo mucho daño, no solamente a los pueblos indígenas, sino a sus propios hijos e hijas, los mestizos y las mestizas de este continente, a quienes les negaron a su “madre india”, a su ”madre negra” y a su “abuela árabe”, y esta sociedad se construyó y se edificó desde el modelo patriarcal, machista, católico e individualista de los castellanos. Muchos siglos han corrido y muchos pueblos han desaparecido de la faz de la tierra con sus culturas y lenguas. Y los que quedamos, es precisamente para seguir hablando de las maravillas que todavía quedan en la mente de los sabios y las sabias de nuestras comunidades. Los que trabajamos en la defensa de los derechos de los pueblos, en la formación de nuestra gente y, que por circunstancias extrañas de la vida, estamos involucrados en la academia, tenemos el deber de lograr que la ciencia, que ha estado secuestrada por los que

7

Ver Castro-Gómez, S. (2000). Ciencias sociales, violencia epistémica y el problema de la "invención del otro". En E. Lander (Ed.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas (pp. 145-163). Buenos Aires: CLACSO-UNESCO.


11 siempre han tenido el poder, sea recuperada para que llegue al pueblo de donde originalmente nació, que seamos los responsables para que esté al servicio de la humanidad, de la gente sencilla que piensa en la paz del futuro de los pueblos del mundo. Hoy mas que nunca los mensajes de los pueblos antiguos toman el vigor, porque en los momentos actuales se peligra la vida del planeta y de todos los seres que habitamos en ella por los innumerables megaproyectos de desarrollo que vienen ejecutando los países del “Primer Mundo”. Por ello, hoy los pueblos indígenas quieren hablarle al mundo, para traer el mensaje de que todos los seres vivientes dependemos de ella, de la tierra: los animales, el aire, hasta los planetas, las estrellas dependen de ella. Por eso es grato escuchar voces de protestas en el mundo en defensa de la madre, en voces de no indígenas, sabios y sabias que también preocupados por el curso de la vida en la tierra, ponen un granito de arena a la paz del mundo. Todo lo que hemos dicho hasta ahora es nuestra apuesta para cambiar la Educación, que hasta ahora ha significado un aparato represivo que ha negado sustancialmente la sabiduría de los pueblos, ha sido de negación todo el tiempo, por eso encontramos en los caminos de Abya Yala pueblos que se avergüenzan de su rostro, de su identidad, de sus tradiciones, de su lengua, porque toda la transmisión desde la escuela ha sido ajena a sus tradiciones. La Escuela que hoy tenemos no da cuenta de la hermosura de la vida, de la armonía entre los seres, de la colectividad, hasta hoy han tratado a la niña y al niño como objetos, porque sus métodos han sido simplemente en la transmisión de la información, no se recrea el conocimiento, porque las construcciones curriculares se hacen es alrededor de las necesidades laborales de una economía que sólo piensa en la ganancia, no en la calidad de vida de la gente. La sabiduría de los mayores nos plantea que el centro de la educación debe ser la tierra, como parte esencial de la vida en este universo, y ahora con mayor énfasis porque ella está en peligro de muerte. Por eso hoy, la Organización Indígena de Antioquia llama a su modelo de educación “Estrategia en la defensa de la Madre Tierra”; en ese sentido la pedagogía debe girar alrededor de ella, porque en esa forma entenderemos que somos parte de esta creación, que somos una piedra más en la tierra, como lo son los planetas, las estrellas, los animales, los árboles, el aire, la lluvia, porque ella es señora protectora de todo lo creado y vive en ella. ¿Cómo lograr conciencia del amor hacía ella? Para que el mundo vuelva la mirada hacía ella, y que todas y todos podamos cuidarla y conservarla, debemos cambiar el pensamiento mercantil y consumista por un pensamiento sostenible, duradero y equitativo en el planeta. Por eso la propuesta es cómo comenzar a pensar la construcción de “una pedagogía


12 desde la madre tierra”, que no solamente es una propuesta de los pueblos indígenas, para los pueblos indígenas, sino que debe ser para el resto de los pueblos del mundo. ¿Cómo comenzar a trabajar desde esta perspectiva? Debemos generar un diálogo amplio y sincero al interior de nuestros pueblos, de nuestros vecinos y así sucesivamente, hasta llegar a crear todo un movimiento mundial en defensa de la madre tierra, y una manera significativa que hemos encontrado es desde los significados de las palabras, como una metodología creativa a proponer a la pedagogía que permita acercar a las nuevas generaciones a otras maneras de ver el mundo; de esa manera descolonizar nuestro pensamiento, para encontrar nuestras raíces, nuestra imagen y huella a partir del conocimiento profundo de la memoria de nuestros antepasados; para conversar y sentir el latido del corazón de nuestros creadores y al mismo tiempo encontrar y conocer y poder tocar el rostro de nuestra Madre, la tierra. Esto es lo que significa para mí defender la tierra: darle voz a la identidad y la historia de pueblos que todavía centran su mirada en la protección de la vida, porque con ello estamos es pensando en la existencia de todos los seres de la tierra. Es una posición política desde la Madre Tierra que ha estado ausente en los debates del mundo. Creo que esta propuesta política desde la tierra podría ayudar a frenar las políticas de muerte de muchos pueblos, y que muchas personalidades entiendan la profundidad de lo que significan nuestros planteamientos. Nuestros pueblos, con sus organizaciones siempre han planteado y luchado por que sus territorios les sean devueltos, porque somos sus protectores originarios; y la respuesta ha sido el asesinato de muchos dirigentes por defender la tierra, como Madre. Y somos concientes que la historia no cambiará, pero somos concientes también que la historia del reclamo seguirá con nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, porque las políticas de nuestros gobiernos no entienden las palabras vida, armonía, vivir bien, colectividad, eso les suena a atraso, a ignorancia; a pensamiento ahistórico, por lo tanto salvaje. Ahí está la gran diferencia que queremos compartir: que nuestra manera de pensar no son sólo ideas que salen de la mente de los dirigentes, de sus sabios, sino también desde la sabiduría milenaria que guardan las palabras; es a través de ellas que estamos entendiendo nuestro papel en esta sociedad; porque entendemos que el conocimiento de nuestros ancestros y nuestra historia están muy cerca, muy cerca; están en las palabras que pronunciamos, en nuestro paladar, como lo vimos a lo largo de este relato que he contado con el corazón, para que entiendan una y otra vez los poderosos de la tierra, que ven a la naturaleza como su enemiga, que nosotros en cambio la vemos como un ser hermoso que nos cobija a todos y a todas por igual, plantas, animales y seres humanos, todo ser que nace, vive y muere, ella nos ama por igual.


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