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Editorial
500 años
Con calurosa alegría recibo este mes, especialmente el 27 de noviembre. Desde mi fundación, allá en 1515, he contado cinco siglos de historias inolvidables. ¡Claro! Todo comenzó mucho más atrás, con mi primera edad geológica. Los primeros que llegaron fueron los Chaimas, los Cumanagotos y otras culturas indígenas, y me dieron un nombre que ahora no se recuerda. Ellos me protegían mientras yo les proveía de cobijo y alimentos para ellos y para sus hijos. Luego unos viajeros llegaron de lejos, y entre escaramuzas, comenzaron a cambiar las cosas por aquí. Se cruzaban con los indígenas y tiempos de nuevos hombres y mujeres comenzaron a fecundarse en mi seno. He parido poetas, músicos, próceres, navegantes; de mis hermosas y generosas costas emergen los pescadores de piel curtida, rostro afable y sonrisa radiante. Me llaman la Primogénita del continente y cumplo 500 años. Solo un deseo les pido: que toda fecha sea inolvidable y cada rincón de mí lugar para las gestas heroicas que a diario pueblan las calles de mi estancia.
Contenido Dándole A La Lengua Vida Saludable Taima Tema del mes Composición irreverente Mi mascota Puerta a b612 Rincón gourmet
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Edi t or i al Grupo Creativo Jam, C.A. grupocreativojam@gmail.com Tlfs: (0424) 806 60 78 / 805 63 96 D i re c c i ón ge ne r al Alejandra Fernández Leonet Juan Carlos Barrientos Ottolina C oordi nac i ón Edi t or i al Alinson Pino (alghyrak@gmail.com) D i s e ño Gr áfi c o Andreína Leonett (andreinaleonett93@gmail.com) D i agr am ac i ón y C onc e p t o Inv. Shanti Om-Héctor Granado (invshantiom@gmail.com) Fot o Por t ada Alejandra Fernández Leonet I m p re nt a Mail Boxes ETC. / Rif. J- 31619744-1 A gr ade c i m i e nt os Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría Centro Unesco, Amigos de la Herencia Cultural del Edo. Sucre C ol ab or adore s Dra. Ruth Meneses, Rubi Guerra, Maria Carolina Hidalgo, Antolina Martell A., Jesús Navas Bruzual, Henry Guerra, Jorge Peña, Jesús Torres Rivero, José Vicente Henríquez Henríquez, Lousiana Panagua y la Médico Veterinario Livia Marcano.
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Dándole a la lengua
M. Sc. Jesús Navas Bruzual Lingüista & Traductor IUTIRLA, Extensión Cumaná
500 años de orientalismos Hablar de una dama tan venerable como Cumaná, que ya arriba a 500 años y sigue como si ná, necesita de ciertas peculiaridades. La ciudad sigue conservando su provincianismo y costumbres lingüísticas, que no parecen variar. Aquí todavía te puedes tirar una placa o una foto (tomarte una foto o hacerte los rayos X), lanzarte de desayuno una arepa pelá junto a un pastel de chucho o unas pepitonas guisadas. Si nos asomamos a las bodegas, oiremos a los guarichitos (los niños) pedirle al encargado 2 catalinas, la azúcar, lo jabón, 3 zumbies, 4 tetas de tamarindo o de mango y a maita (a mamá) que le mande 2 tabacos. Si caminas un poquito más y se te antoja un dulce, puedes degustar un bombón, unas crinolinas,
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tal vez coquitos colorados, azules o amarillos (de verdadero coco) o embarrarte los dedos y la boca con pulpa de tamarindo, jalea de mango, o unos gloriosos besitos de coco con papelón y clavos de La India. En el almuerzo, te sientas a comerte un cruzao de pescao con pollo, con una arepa de maíz amarillo al lado, o degustar un futre o bagre sudao en cerveza, rociadito con picante casero acompañado de un rico casabe galletita o sencillito, te comes un plato de jurel salado, cocido con abundante ají dulce, bollitos de maíz tierno y “tas hecho”, y pa’ bajar todo eso, una jarra de papelón con limón bien friito y luego, a echarse en el chinchorro, ¡porque la calor me está matando!
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Visiones de Cumaná
Rubi Guerra
Un paseo por la ficción Parte I
En un capítulo de su libro Un lugar en el mundo, el premio Nobel trinitario V. S. Naipaul pone en escena a tres personajes que vivieron momentos particulares de su experiencia vital en el golfo de Paria: Cristóbal Colón, Sir Walter Raleigh y Francisco de Miranda. Desde la perspectiva de Naipaul, el golfo de Paria es esencialmente el espacio de mar entre Trinidad y la costa firme De Walter Raleigh, una de las figuras más fascinantes de la Inglaterra isabelina (navegante, descubridor, poeta, cortesano,“pirata”) cuenta su indecisión final ante la desembocadura del Orinoco y su búsqueda definitiva de El Dorado. Era la segunda vez que Raleigh visitaba el golfo y se internaba en el Orinoco. La primera, en 1595, había llegado como una tormenta: tomó Trinidad, apresó al gobernador español, remontó el Orinoco, estableció contacto con las tribus de la región, y llegó a avistar de lejos, según afirmó, las murallas de Manoa, la mítica ciudad de El Dorado. Todo esto lo contó en su libro El Descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de las Guayanas con un relato de la poderosa y dorada ciudad de Manoa (que los españoles
llaman El Dorado). Lo que no contó, ni remotamente mencionó, fue que de regreso de la expedición orinoquense, intentó tomar violentamente Cumaná. Es aquí donde entra V.S. Naipaul, quien apoyándose en los informes españoles de la época, relata en su libro el ataque del inglés, y cómo fue rechazado por las fuerzas combinadas de la guarnición española que protegía a la ciudad y los flecheros guaiqueríes que habitaban el llamado Arrabal de los Guaiqueríes. En este caso, Cumaná es apenas una construcción militar, unas pocas chozas y una playa donde se escenifica la batalla que dejó más de una docena de bajas inglesas. Walter Raleigh debió retirarse completamente derrotado y sin lograr capturar la ciudad que ya contaba varias décadas de existencia algunos kilómetros tierra adentro, entre el río y el cerro donde luego se levantará el Castillo San Antonio. En esta brevísima relación de la presencia de Cumaná en algunas obras literarias, nos referiremos a otro visitante ilustre: el barón Alexander von Humboldt, quien estuvo en Cumaná en 1799, al inicio de su viaje de
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exploración por América del Sur, en compañía del naturalista francés Aimé Bonpland. Las aventuras de Humboldt y Bonpland en Cumaná son ficcionalizadas en el capítulo “La cueva” de la novela La medición del mundo, publicada en 2005, por el escritor alemán Daniel Kehlmann. Aunque la ciudad nunca es mencionada por su nombre (aunque sí el territorio del cual era capital: Nueva Andalucía), se trata indudablemente de Cumaná, como sabemos por la lectura del libro de Humboldt Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Mundo que sirve de base al libro de Kehlmann. Un fragmento de esta novela nos permitirá hacernos una idea de cómo es presentada la ciudad, al mismo tiempo que el personaje principal, con la leve ironía que tiñe todo el texto: “Después de pasar medio año en Nueva Andalucía, Humboldt había investigado todo lo que no tenía pies y miedo suficiente para huir de él. Había medido el color del cielo, la temperatura de los relámpagos y el peso de la escarcha nocturna; había probado excrementos de ave, estudiado los temblores de la tierra y bajado a la cueva de los muertos… Habitaba en compañía de Bonpland una casa de madera blanca situada en las afueras de la ciudad que, poco tiempo an-
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tes, había sido dañada por un terremoto. Por la noche, las sacudidas aún arrancaban del sueño a las personas, cuando uno se tumbaba y contenía la respiración, aún se oían los movimientos a gran profundidad. Humboldt excavó agujeros, bajó a pozos termómetros atados a largos hilos y colocó guisantes sobre pieles de tambor. El terremoto seguro que se reproduciría, anunció alegre. Pronto la ciudad entera estaría en ruinas”. Humboldt acompaña a familias cumanesas en largas conversaciones nocturnas en el río, y a veces ven pasar pequeños cocodrilos entre sus pies, cuenta piojos en las cabezas de las mujeres de la ciudad, y acompaña a Bonpland cuando éste es atacado y robado en una playa desolada. En esta revisión a vuelo de pájaro, y necesariamente caprichosa, peguemos un brinco de doscientos veinte años (contados no por los años de publicación de las obras, sino por las fechas en la que se desarrollan las historias), para ubicarnos en 1929. Las novelas De la Rotunda a la calle Larga (1974), de Vicente Ibarra, Falke (2005), de Federico Vegas, y Salomón (1994), de Gustavo Luis Carrera, trascurren parcialmente en esa época y tratan ficcionalmente un episodio trágico de nuestra historia ciudadana: la invasión del vapor Falke.
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Tema del mes
Alinson Pino alghyrak@gmail.com
CUMANÁ ¡500 años de huellas imborrables!
“Cumaná, vuelvo a ti huésped apenas / aunque jamás te olvidé por ausente; / (...) Nunca dejó mi corazón tu alero; / parte de ti, soy tuyo por entero / tierra de cuya entraña soy pedazo”. R a m ó n D av i d Le ón Entre la memoria y la esperanza tenemos una ciudad de por medio. Cumaná es un tesoro de colores. Inclinada contra el jolgorio del Caribe y bajo el cielo donde se cruzan las líneas de lo eterno, se siente venir con sonido repetido de mar. Un ardor en el amanecer oriental, allí mismo en la playa, junto a una aplazada espera que perfuma los botes de los pescadores a la deriva, cual desvelados que dejan su huella tras la faena. Desde ahora, los espacios son tomados por los corazones de sus habitantes, desde el Castillo San Antonio de la Eminencia, hasta la playa de San Luis, cruzando el río Manzanares y paseando a través de su casco histórico. Nuestra edición especial, y todas las demás, es nuestro legado. Y cedemos este espacio para algunos cumaneses, cuyas huellas, en algunos casos, se imprimen con el temple de la experiencia, y otras, con el fervor de la juventud. Mujeres y hombres de espíritu cálido y virtud infranqueable. Protagonistas, como los hay muchos, de la gran historia que alcanza este mes 500 años. ¡Gracias, Cumaná, por tanto!
¿Q u é sign ifica Cum aná p a ra t i ? Asdrúbal Rafael Espinoza. 61 años Beisbolista y actualmente umpire en el colegio “Armando Ortiz”
“Cumaná es lo máximo. Lo di todo por la ciudad y por el estado a través del béisbol. Revaloricé mi pasión inspirado en la epopeya de Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal, que dio mucho por la ciudad. Cumaná me dio todo”. Daimarys Márquez Azocar. 27 años Licenciada y profesora en Castellano y Literatura.
“Cumaná para mí: Es la acuarela que pincela el crepúsculo en los ojos. Útero de luz ancestral, tan telúrica en sus memorias. Tierra de mar gravitada en verbo. Línea primigenia y continental que se deja leer en la curvatura del tiempo”.
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Oswaldo González. 28 años Emprendedor y Técnico Superior en Instrumentación y Control.
“Cumaná es parte importante de la vida. Eternos recuerdos de experiencias y lugares que forman parte de un camino en el que cada día dejamos nuevas huellas. Una ciudad con gran potencial que necesita que cada uno de nosotros le ofrezca su mejor versión para construir sobre bases sólidas un futuro prometedor”. José Vicente Henríquez Henríquez, 27 años. Poeta y profesor en Castellano y Literatura.
“Estoy atado al incendio naranja que antecede sus noches y a la infinita serpiente que la atraviesa para llevarle al mar sus flores de apamate. En Cumaná pinté a mi familia, mis amigos y a todo cuanto amo para salvarlo del olvido. Me pinté siendo niño y todavía sigo allí”. Fundación Alzheimer de Venezuela. 15 años. Capítulo Sucre.
“Desde que la Fundación comenzó, hace 15 años, hasta ahora, nuestro principal regalo para Cumaná es materializar el proyecto de una sede diseñada especialmente para la atención diaria de personas con Alzheimer. Una meta construida a través de la sensibilización y la aplicación de las 3 “C” (Conocer la enfermedad, Convivir y Compartir). Un trabajo voluntario hecho con mucha alegría”. Julio Cabrera Sanabria, 71 años. Atleta y medallista nacional.
“Para mí Cumaná es una entrada al territorio nacional, con el espectáculo de nuestras playas, montañas, montes. Es muy acogedora por sus costas. Por algo la llaman La Primogénita. Es una ciudad privilegiada y sus playas se pueden considerar las mejores de Venezuela”. Edición Nº 28
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Ivette Hernández Padrón. 43 años Periodista, emprendedora, activista y apasionada al deporte.
“Hablar de Cumaná es hablar de mis raíces, del mar, con su brisa y olor característico, de un cielo azul sin nubes, tierra madre de grandes poetas, músicos, héroes y pescadores. Ciudad primogénita y que amo profundamente”.
Henry Guerra. 63 años Cuenta cuentos y director de teatro.
"Una Cumaná que viene de 500 años se ha venido deteriorando, es un deterioro escondido en un mundo maravilloso, del que aún se rescatan cosas lindas: sus paisajes, atardeceres, y todo lo que nos permite soñar y crear, por eso yo creo que el arte salvará al mundo".
Wilfredo Zerpa “Woky”. 50 años Artista plástico
"Una Cumaná de 500 años merece color en todos sus espacios y para eso hay muchos artistas de renombre dispuestos a trabajar en un proyecto muralista por ejemplo, pero con las condiciones adecuadas para hacer este regalo a nuestra querida Cumaná, porque los artistas con nuestra sensibilidad y las personas con su conciencia podemos cambiar al mundo".
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José Vicente Henríquez Henríquez (Cumaná, 1988)
I En el reflejo quieto manos cómplices definen el rictus: aparecen líneas que dibujan mil rostros un rostro ninguno. Pálidas formas se suceden hasta encontrar la exacta y las palabras presas aguardan su turno en la mudez.
Composición irreverente
V Silencio expectante invocando melodías nefastas. Soles huérfanos disparando rayos para cercar el hechizo. Soy la úvula de la garganta que me tiene su centro su mágico centro su trágico centro y en el rugido me estremezco como danzando.
II Colores desnudos cubren la nada andante. Atrás he dejado colgada la esencia: único traje posible. Voy a seguir la recta que me llevará al horizonte de los mundos minúsculos. He muerto para nacer en un instante que me vestirá con su luz.
IX Es tiempo de tomar lo necesario y partir lo antes posible. Afuera me esperan. Vuelto a la mudez, mi cuerpo, no sabe de rumbos ni siquiera supone el dispuesto. ¿Para qué mirarme al espejo si no podré reconocerme?
Licenciado en Educación, mención Castellano y Literatura, egresado de la Universidad de Oriente, Núcleo Sucre. Profesor adscrito al Departamento de Educación, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional Experimental de Guayana. Ha colaborado con la Revista Gente Rara (disponible en línea), con algunos cuentos breves. Actualmente, colabora con la Revista Kaleidoscopio (del mismo departamento al cual está adscrito), desempeñándose como ilustrador.
XII Pido silencio para perderme de a poco, esperando volver al blanquísimo inicio. Arrojo trozos de mí, a ultranza, porque el pasado pesa y se derrama hasta ocuparlo todo. Por eso me abandono, por eso estoy sangrando partes intactas siempre prestas a empezar.
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Vereda arquitectónica
Jorge Peña
¡Voy cumpliendo mi destino! “¡Vivimos tras una huella y no sabemos de quien!” Fernando Paz Castillo Los españoles peninsulares, a su llegada a estas tierras, replican las mismas soluciones arquitectónicas de las casas andaluzas: una alta fachada, de más de cinco metros de altura, con cumbreras a siete metros del piso, que alojan ventanas de tres a más metros de alto que, sumado al jardín interior, dan una excelente iluminación y ventilación a estas casas del trópico. De allí la importancia de las ventanas como elemento arquitectónico en las casas tradicionales de la ciudad de Cumaná. En la elaboración de las jambas, dinteles y umbrales que conforman los marcos de las ventanas se utilizaron tablones de maderas duras de la región de 8 a 12 centímetros de espesor, ensamblados con complicados encastres dobles “a caja y espiga” y sujetos con clavijas de madera. Estos marcos se encuentran fuertemente anclados a la estructura de las casas tradicionales del centro
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histórico y que han demostrado su eficiencia al sobrevivir a los movimientos telúricos frecuentes en esta zona. El enrejado, en un principio, se elaboró con balaustres de maderas duras de la región, como el araguaney, el roble y el palo sano (vera). Esto se debió, según Graciano Gasparini, a lo costoso del hierro que era traído desde la península ibérica. Por las dimensiones y el número de rejas de hierro que ostentaba la fachada de una casa se deducía el estatus de la familia que la habitaba, como era el caso de la desaparecida “Casa Badaracco” (demolida en 1996), que tenía 7 rejas de más de tres metros de altura. En la ornamentación rica y variada de las rejas de forja predominan los arabescos fitomorfos, estética de influencia barroca; algunas presentan un remate muy elaborado que recuerdan las peinetas de las damas andaluzas. En el punto áureo inferior encontramos una
ornamentación que guardan cierta mesura y sobriedad armonizando con la mixtura ecléctica de las fachadas que en algunos casos lucen gárgolas y molduras neoclásicas. Para reconocer la antigüedad de la pieza, hay que observar si sus partes fueron forjadas a yunque y martillo: luego de ser calentadas al rojo en la fragua, el tratamiento de superficie que se daba al metal dejaba en él una textura característica. Las ventanas tienen dos hojas elaboradas en madera de cedro, con un postigo cada una, y cada hoja está compuesta de tres módulos, con molduras encastradas en un bastidor, ensamblado a “cola de milano” o “a
caja y espiga” sujetos con clavijas de madera. En muchos casos, para dar mayor privacidad a los ambientes, se colocaba una mampara intermedia de mediana altura con celosías, romanillas o calados que permitían la entrada de la luz y el aire evitando las miradas indiscretas. Las técnicas utilizadas son excelentes ejemplos de la destreza y habilidades alcanzadas por los artesanos cumaneses del periodo colonial y republicano. Este legado sobrevivió hasta bien avanzado el siglo XX, en las manos de varias generaciones de carpinteros, constituyendo así un valioso Patrimonio Inmaterial.
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Cinefilia
Jesús Torres Rivero Fragmento del Libro "Cine Paramaunt", mismo autor
Miguel Strogoff y el correo del Zar
¡Qué confusión! Hoy, intermediaria y noche en el cine Páramo; no se la pierda; Miguel Strogoff y el correo del Zar Por un solo precio, una sola entrada, un único boleto ¡qué pangrande…! Como había iniciado Antonio “Locoloco” el anuncio publicitario de lo que habría de proyectarse en la noche del cine en el teatro Paramount; (…). Y menos mal, rumiaba que los proyectores paté Frere estaban encerrados en el cuarto de arriba; (…) y que la puerta de ese lugar el operador la asegura por dentro, porque ¡si no! Prefería no pensar lo peor que pudiera haber sucedido; el dineral que él había tenido que pagar por ellos; comprados en París, la dificultad que significó su traída desde la Güaira en el vapor Cotica, su traslado de Puerto Sucre hasta aquí y su instalación que le tomo casi un mes (…) Todo esto, a propósito del daño hecho al
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Cine Paramount, en la que hubo bancos y sillas rotas, puertas arrancadas y averías a la pantalla con toda clase de objetos arrojados a su superficie por una gran confusión: el público pensó que Miguel Strogoff era una película y El Correo del Zar otra. Finalmente, en una nueva inauguración del Teatro Paramount se proyectaría el mismo film, publicitado en esta nueva oportunidad de la siguiente manera: Hoy, intermediaria y noche en el cine Páramo; no se la pierda; Desde los grandes estudios cinematográficos de la meca del cine a Cumaná Miguel Strogoff y el correo del Zar Basada en la novela del célebre escritor francés Julio Verne ¡Qué Jamón! un solo precio, un solo boleto, una sola entrada, ¡UNA SOLA PELÍCULA…!
Alejandra Fernández Leonet
Puerta a B612
Cumaná de Soñar… Arropada con el mar, alegre ella dormía Y la brisa le mecía el sueño mientras la arrullaba con su melodía. - ¡Despierta, mi niña, despierta! Tu camino has de recorrer Grandes historias te esperan y aventuras por conocer. Así se levantó la niña y un jardín veía florecer En su andar por las tierras que su nombre algún día iba a tener. Así junto a ella, grandes monumentos se edificaron Un indio y un monje, un indio y un pescado, Una iglesia, un castillo para acompañarla con agrado. Conoció al Gran Mariscal de Ayacucho y a los poetas más destacados Que se inspiraron en su belleza para regalarle su legado. Ha pasado de ser niña, a ser una mujer virtuosa Que soñadora se revela al pintarnos vistas hermosas Atardeceres, amaneceres, redes al viento Y una que otra garza que se escabulle a su vuelo. -¿Y de quién es ese niño que por ahí anda suelto? No me lo descuide, señora, mire que el crecer no es lento. Él va para deportista o músico en este cuento, Y esta tierra es pa’ eso, pa’ quererla con canto O correrla con empeño.
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Rincón Gourmet
María Carolina Hidalgo
Datos Históricos
Dulcería Criolla en Cumaná Es incuestionable el sello que tiene la tradición española en la dulcería criolla tradicional de Venezuela, sus recetas, el aporte de los ingredientes y si a esto le añadimos la mano de obra indígena y africana, sus contribuciones en el proceso y la incorporación de ingredientes típicos de la zona, obtenemos la apropiación de este género gastronómico, con un sentir y una manera específica de cada región. El legado de la elaboración de dulces es directamente reconocido al trabajo de la mujer; en el periodo colonial fueron las religiosas de los conventos de amplia tradición repostera, las encargadas de transmitir ese conocimiento. Estas meriendas eran ofrecidas por vendedores que realizaban su recorrido por las calles en horas de la tarde, anunciando rítmicamente los dulces y ofreciéndolos a las amas de casa; en la actualidad algunas de las personas que elaboran dulces en el Centro Histórico de Cumaná, recuerdan cómo se iniciaron vendiendo sus dulces por las calles de San Francisco, manteniendo una tradición
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que llegó a sobrevivir en este sector hasta casi finalizar siglo XX. Igualmente era conocida la tradición, desde tiempos coloniales, de preparar estos manjares en los patronatos religiosos celebrados durante todo el año, ofreciendo las diferentes versiones locales de dulces; de la misma manera desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad, las fiestas navideñas se han caracterizado por la presencia del dulce de lechosa; en Semana Santa en cambio, era esperado el majarete, arroz con coco, buñuelo y conservas. En el caso particular del Barrio de San Francisco, estos dulces criollos guardan una estrecha relación con las festividades religiosas de la comunidad, es decir, hasta hace quince años, quizás un poco más, estos se elaboraban para celebrar los patronos más importantes de la zona. Hoy día, en festividades como Las Noches de Antaño, Navidad y en sus celebraciones familiares son las ocasiones más propicias para la preparación de estos dulces tradicionales.
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