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Contra la obesidad, insuficientes la austeridad y dietas

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Ciencia

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›2014, agosto. Ecuador aplica sistema de etiquetado de advertencia tipo semáforo

›2019, junio. En Chile se compran menos productos con etiquetas y la industria ha reformulado productos: estudio

20% DE LA POBLACIÓN MEXICANA padecía sobrepeso u obesidad en 1996; actualmente es el 73%.

›2019, julio. Perú implementa el etiquetado de advertencia

›2020, octubre. La NOM 51 entra en vigencia

7.5% ERA LA TASA

›2019, octu- bre. México propone la NOM 51 del etiquetado de advertencia

›2020, enero. Suiza, EU y la Unión Europea mandaron a la WTO un extrañamiento a México por la NOM 51

›2020, octu- bre. Brasil aprueba etiquetado con octágonos que entrará en vigor dos años después

›2020, brero.fe-Suspensión judicial temporal de la NOM 51

›2021, diciembre. Colombia implementa etiquetado con octágonos

›2020, marzo. La NOM 51 con el etiquetado de advertencia se implementa en México

›2022, marzo. Argentina emite decreto de etiquetado frontal de alimentos

›2023, febrero. México aprueba la eliminación de grasas trans del sistema alimentario

: MÉXICO HA TENIDO un papel destacado para contrarrestar los altos niveles de sobrepeso en la población; sin embargo, esto tal vez no sea muy eficaz

Economía, añadía que en los próximos 30 años los problemas asociados al sobrepeso y la obesidad, desde los sanitarios hasta las pérdidas en la fuerza trabajo, le costarán anualmente a los países de la OCDE una disminución del 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB), y en el caso de México la pérdida ascenderá al 5.3 %. El entonces subsecretario de Industria, Comercio y Competitividad, Ernesto Acevedo, dijo que “5.3 % del PIB equivale a 1.3 billones de pesos. Esta cifra es superior al presupuesto del ISSSTE y del IMSS juntos; 10 veces superior al presupuesto de la Secretaría de Salud”. El estudio también llegó a la conclusión de que “por cada dólar invertido en la prevención de la obesidad, se devolverán hasta 5.6 dólares en beneficios económicos totales cada año”. Aun así, en el Seminario Sobrepeso, Obesidad y Diabetes, Efectos sobre la Competitividad del País no se dijo cuánto se pensaba invertir en prevención, ni siquiera ante preguntas expresas.

El escaso efecto de la carga impositiva

Se considera que los problemas del sobrepeso y la obesidad en México se potenciaron a partir de 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que dio entrada a la gran industria alimentaria, conocida como Big Food, con sus productos ultraprocesados, entre ellos bebidas carbonatadas y endulzadas o refrescos.

Este resultado es similar a lo que se observó en México, donde un estudio publicado en febrero de 2022 encontró que “el aumento de los precios de las bebidas azucaradas se asoció con una disminución de la prevalencia de sobrepeso u obesidad entre las niñas, pero no entre los niños”.

“Las mejoras en los resultados fueron pequeñas y se observaron principalmente en niñas con mayor peso y en ciudades donde los aumentos de precios después del impuesto fueron superiores al 10 %” agrega el estudio publicado en el Journal of the American Medical Association de obesidad infantil en 1996, en la actualidad es de 18.6% para el rango de 5 a 11 años LEE la versión completa en nuestro sitio web

Por cierto, el diseño de impuesto en México fue distinto al de Gran Bretaña, pues no tenía costo para la industria, sólo para los consumidores, lo que dio como resultado que el impuesto de 10 % se tradujera en aumentos de 16.5 % en promedio en los precios de venta, y que hubiera pocos incentivos para que las empresas cambiaran sus formulaciones.

(NOM-51) en marzo de 2020 y entró en vigor en octubre de ese mismo año.

Esta conclusión parece confirmarse en otro estudio publicado en la Revista de Investigaciones de la Universidad del Quindío en marzo de 2021, donde 87.5 % de las personas dijo haber notado las etiquetas; sin embargo, “no se sienten motivados a cambiar sus hábitos y a dejar de comprar dichos productos”, reportan las autoras de la investigación, de la Universidad Autónoma Metropolitana.

“Por otro lado, hay un efecto positivo de los sellos, en el sentido de que han hecho conscientes a los consumidores (40.7 %) de que algunos productos que consideraban sanos, realmente no lo son”. Una mayoría añadió que en su opinión “una buena alimentación no implica consumir únicamente productos que no contengan sellos”.

El estudio de la OCDE, que fue presentado en un seminario DE la Secretaría de

Este no ha sido, por supuesto, un problema exclusivo de México y una de las medidas que se usan para combatirlo ha sido poner un impuesto adicional a los refrescos. Para 2014, cuando esta medida se tomó en el país ya estaba implementada en otros 35 estados y actualmente la OMS la recomienda, aun cuando tal parece que su efectividad es limitada.

Un estudio, publicado en enero de este año en la revista PLOS Medicine y realizado por un equipo de la Universidad de Cambridge, encontró que en Inglaterra el impuesto a las bebidas carbonatadas y azucaradas ayudó a que 8 % de las niñas de seis años del país no tuvieran problemas de sobrepeso y obesidad, pero no parece haber tenido efecto alguno en los niños de la misma edad.

❝Si la salud es el objetivo, la reducción de la ‘obesidad’ no es la respuesta, ni es sostenible a nivel de población o individual❞ Ayuzo del Valle y colaboradores.

Las investigadoras (del CIDE, la Universidad Estatal de Arizona y la RAND Corporation) que hicieron el estudio sobre México señalan que sus resultados no necesariamente se pueden atribuir al impuesto, pues en el tiempo que este entró en vigor el gobierno llevó a cabo otras acciones, como la regulación de la alimentación no saludable en las escuelas y campañas de publicidad; además pudieron haber influido las estrategias de marketing de fabricantes y vendedores.

La insuficiencia del etiquetado

“El etiquetado de alimentos es una de las regulaciones menos exitosas para frenar la obesidad, ya que no altera los patrones de consumo en personas con bajos recursos económicos o en la mayoría de los adolescentes”, concluye un equipo de investigación, encabezado por Cipatli Ayuzo del Valle del Tecnológico de Monterrey, en una publicación de la revista Salud mental del segundo bimestre de 2022.

Las investigadoras llegaron a esta conclusión a partir de un metanálisis sobre las investigaciones publicadas sobre los efectos de la implementación del etiquetado frontal de advertencia en distintos países, ya que esta medida se propuso en México en octubre de 2019, se aprobó en la Norma Oficial Mexicana 51

Pero la mayoría (63.2 %) de los entrevistados consideró que “los sellos de advertencia no son una buena medida para combatir la obesidad y el sobrepeso”, ni para mejorar la alimentación de los mexicanos (63.3 %)”, a lo que añaden que “con el tiempo los consumidores se acostumbrarán a los sellos y no los tomarán en cuenta en sus decisiones de compra”. Los resultados coinciden con lo que se ha visto en otros países, pero difieren con lo encontrado en otros dos países latinoamericanos.

En Uruguay se encontró que 77 % de los participantes había visto el etiquetado y 58 % dijo que eso había cambiado su decisión de compra. En Chile se demostró en 2019 que no sólo los consumidores habían modificado sus decisiones, sino que la industria había modificado sus productos para que no tuvieran sellos.

Epílogo de las otras medidas

El equipo de Ayuzo del Valle, que incluye investigadoras de las universidades Anáhuac Querétaro y Autónoma de Guadalajara, de la clínica Trastornos de la Conducta Alimentaria en León y del Centro Médico ABC, señala que si bien el etiquetado de advertencia no funciona por sí mismo, “otras metodologías en las cuales el etiquetado se acompaña con educación nutrimental, disposición de alimentos, actividad física y aceptación corporal reportan mejores resultados en la salud nutricional general”.

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