Pronunciamiento de diputados del PRI de LXII Legislatura

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Diputados de la LXII Legislatura.

Los diputados del PRI integrantes de la LXII Legislatura, nos hemos reunido para expresar nuestra disposición a seguir trabajando por México y reflexionar nuevamente sobre lo que hicimos, nuestro trabajo, y los retos que ahora tenemos enfrente. Somos la Legislatura que realizó las reformas más profundas de nuestro país en los últimos años. Nos correspondió el honor de haber sido la Legislatura de las reformas de la segunda alternancia, reformas impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, y que son necesarias para México. Este ciclo reformador tuvo como propósito y como espíritu, que nuestro país creciera lo suficiente para generar empleos y recursos para combatir la desigualdad. Energía a bajo costo para crecer; reforma fiscal para tener ingresos públicos sanos y combatir la desigualdad; reforma financiera para que hubiera crédito barato y accesible; modernizar el sistema de telecomunicaciones para reducir costos y poner a México en una situación más competitiva; reforma educativa para mejorar a nuestros maestros y dar a nuestros hijos una educación de calidad. 1


Este espíritu tenemos que preservarlo. Sabemos que las reformas han avanzado a ritmos desiguales. Cambiaron las circunstancias del mundo. Las condiciones internacionales en muchos casos se volvieron adversas a estos propósitos y nos acercamos a tiempos difíciles de proteccionismo y nuevos desafíos globales. Tengamos claro que en toda circunstancia, la experiencia es algo que no se jubila. Ante ello, tenemos que recuperar nuestro propósito original y profundizar el camino, perfeccionando la realización de esos propósitos que recobren para México el espíritu reformador. Nuestro país debe crecer más, debe generar empleo y debe enfocarse a vencer nuestro más lacerante conflicto, que es la desigualdad. Nos han convocado a una XXII Asamblea Nacional, a la que asistiremos convencidos de su amplitud para que se manifiesten y escuchen todas las voces y toda la riqueza plural de nuestro Partido. Sin temor a equivocarnos, debemos traducir y reflejar lo que México y las bases priístas quieren. No caigamos en debates falsos. Tenemos que decirle al ciudadano para qué queremos conservar el ejercicio del gobierno y esto es lo que esperan los mexicanos. Rechazamos la confrontación. No queremos discusiones que sólo reflejen ánimos de conflicto o lucha de posiciones.

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La VII Asamblea, en tiempos de Jesús Reyes Heroles, puso el énfasis en el programa y la idea del Partido que al final del día es lo que cuenta para la sociedad. Desde entonces, dejamos de pensar hacia nosotros y pensamos más bien para los otros. La VII Asamblea nos preparó para la pluralidad y mostró que es posible pensar en el país, no sólo en las reglas internas. Nuestro real dilema es que se conserve la identidad del Partido y el compromiso con un programa y una idea de gobierno inclusivo y comprensible para la sociedad. Es indispensable la unidad en la pluralidad y los acuerdos. Los Partidos tienen que decir para qué quieren el gobierno y hacia dónde quieren ir. La unidad siempre es posible con los acuerdos políticos que la sustenten. La política suele estar impregnada de pragmatismo; el pragmatismo que recorre a todos los partidos. Nosotros tenemos claro que un pragmatismo sin idea sólo conduce al oportunismo. Vemos que surgen por todos lados alianzas electorales o alianzas de coyuntura con el único propósito de hacerse del gobierno. Se juntan las corrientes más disímbolas que hacen de los partidos simples vehículos de ocasión a los que es posible subirse, ir a donde se quiere y a veces pagar o no el costo del pasaje. Pasados los comicios, estas alianzas suelen ser no exigibles ni responsables ante nadie.

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Es indispensable recobrar la calidad en la vida política. Aceptamos la pluralidad, pero en un contexto democrático donde lo que se discuta es cómo sacar a México adelante, no únicamente cómo desplazar a uno para poner a otro con la misma imposibilidad de superar los obstáculos del crecimiento económico, el empleo y la desigualdad. Hemos insistido en lo que impulsamos en la Constitución como la mejor fórmula para lograr gobernabilidad en la democracia, que son los Gobiernos de Coalición, donde el pacto no es sólo de ocasión electoral sino responsabilidad frente a la sociedad y frente a las instituciones. El perfeccionamiento del Gobierno de Coalición, inclusive su necesaria reglamentación u obligatoriedad sin duda puede discutirse, pero su necesidad es inevitable en la medida que el voto se dispersa y la legitimidad se diluye. Solamente así, como siempre lo ha propuesto el PRI, se le podrá dar gobernabilidad a México y se podrán construir mayorías responsables con programas exigibles, eficacia legislativa y de gobierno y tener mayores posibilidades de que nuestro país cumpla sus objetivos de crecer, dar empleo y combatir de forma seria y responsable la desigualdad, que es el mayor mal que tenemos.

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La lucha política, las contiendas electorales, no pueden ser de "suma-cero", donde lo que gana uno lo pierde otro. El verdadero espíritu democrático nace del acuerdo, en donde el que gana no gana todo y el que pierde no pierde todo. Esto no merma el sistema presidencial, lo fortalece democráticamente. Los Gobiernos de Coalición son también un llamado a la civilidad política y al diálogo, que incluya a toda esta gran pluralidad que es México. Dado en la Ciudad de México, el 1 de agosto de 2017.

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