RETRATOS DE HISTORIA Y OLVIDO

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Crónicas de

RETRATOS DE HISTORIA Y OLVIDO Por: Mario Alejandro Muñoz de Loza

SINAFO-FOTOTECA NACIONAL INAH

SÁBADO 20 DE NOVIEMBRE DE 2010

AGRUPACIÓN DE SOBREVIVIENTES DE LA FAEM

ARCHIVO CASASOLA-INEHRM

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Personajes de la Revolución, Cristiada y Segunda Guerra Mundial lamentan la inseguridad y violencia que se vive en el país. En el marco de los centenarios de la Independencia y Revolución, reflexionan sobre los pendientes de los movimientos armados que pretendían acabar con la desigualdad social, brindar justicia para todos y consolidar una democracia plena


EL INFORMADOR • E. PACHECO

• Emiliano Zapata Sandoval en el museo ubicado en Anenecuilco, en el que se exhiben las ruinas de la casa de adobe en la que nació el “Caudillo del Sur”.

La traición al Plan de Ayala La lucha por la tierra y la libertad que encabezó Emiliano Zapata permanece trunca en la cuna misma del movimiento revolucionario

Las edades de Emiliano, José, Guadalupe, Juan Macías, Juan, Fernando y Aurora suman 641 años de vida. Los siete son protagonistas o descendientes de personajes que encabezaron hechos históricos en México en el siglo XX. Revolución, guerra y reconocimiento mundial convergen en el pasado, pero en el presente viven un círculo vicioso de pobreza y olvido. Así “festejan” en 2010 el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Emiliano, el primero en la lista, es nieto del general Emiliano Zapata, símbolo de los campesinos desposeídos y uno de los personajes más importantes de la Revolución Mexicana. — ¿Cómo festeja un descendiente del “Caudillo del Sur” el Bicentenario y el Centenario? — No hay nada qué festejar. Siento orgullo (por ser descendiente de Zapata), pero al mismo tiempo coraje. El Gobierno federal sólo respeta a los “chafas”: hay personas que se dicen hijos o nietos del

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general y han sido reconocidos por las autoridades lucrando con nuestro apellido, mientras los herederos legítimos vivimos en la pobreza. La Revolución sirvió de poco, de las tierras que fueron repartidas por el movimiento, 50% se vendieron. Con el presidente (Carlos) Salinas de Gortari (en el periodo 1988-1994) se permitió vender los ejidos, entonces los propietarios, ante la pobreza en la que vivían o viven, se han visto obligados a rematarlos para comer; otros han sido despojados de su patrimonio. Su nombre completo es Emiliano Zapata Sandoval, hijo del fallecido Nicolás Zapata, primogénito del “Caudillo del Sur”. Tiene 67 años de edad y vive en Ayala, Morelos, municipio con más de 70 mil habitantes, en el que 17.5% de la población no tiene acceso a la alimentación (pobreza extrema) y 46.2% carece del ingreso económico suficiente para gastos en salud, vestido, vivienda, transporte y educación. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarro-

llo Social (Coneval), 55.35% de la población en Ayala no tiene acceso a los servicios de salud. “Me han operado en siete ocasiones, algunas de ellas por negligencia médica —reclama Emiliano—. En 1990 me intervinieron porque tenía problemas en el apéndice, pero era colitis; me operaron, se me vino una peritonitis y casi me muero. El problema es que no tengo seguro social ni pensión, entonces pagar cada operación me deja en la miseria; lo mismo ocurre con mi hermano Diego, de 80 años de edad, que está encerrado en casa por tantas enfermedades. Por eso maldigo a los gobiernos, todos han sido iguales: indiferentes hacia los pobres. En mi caso, no tengo ejidos, rento propiedades; vivo de la ordeña de vacas”. El rezago educativo de Ayala impacta: 13.3% de la población es analfabeta, 7.82% de los niños de entre seis y 14 años de edad no va a la escuela y 51.15% de más de 15 años tiene la educación primaria incompleta.


— ¿Qué opina de la “guerra” del Gobierno federal contra la delincuencia organizada? — Que problema tan grave. Aquí, la semana pasada encontraron a tres “encobijados” (hombres asesinados envueltos en cobijas); hace cuatro meses encontraron a otros cuatro. El Gobierno no hace nada porque tiene todo para acabar con los narcos de un “jalón”. Después que mataron al “Jefe de Jefes” en Cuernavaca a finales del año pasado (se refiere a Arturo Beltrán Leyva, quien fuera líder del Cártel de los Beltrán Leyva), “La Barbie” (Édgar Valdés Villarreal) se vino para acá; vivía en el centro de Anenecuilco (delegación del municipio de Ayala, en la que nació el general Emilio Zapata). Yo lo veía a cada rato, traía una Nissan negra con vidrios polarizados; no era costosa la camioneta. Todos lo reconocíamos menos los federales; es lógico que él se entregó, tuvo un pacto con el Gobierno porque ni disparos hubo en la detención (el narcotraficante formó parte del cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín “El Chapo” Guzmán. En 2009 se consolidó como el principal hombre de confianza y jefe del grupo de sicarios de los Beltrán Leyva. Era uno de los más buscados en el país y considerado de alta peligrosidad por las agencias de inteligencia y combate al narcotráfico de Estados Unidos. El 31 de agosto de 2010 fue capturado). La “guerra” contra el narco es puro cuento, el dinero que gastan en esa estrategia deberían dedicarlo a la pobreza y educación. Antonio Cervantes Cabrera, cronista de Ayala, confirma la estancia de “La Barbie” en el municipio. “De pronto, varios jóvenes que conocía comenzaron a traer mucho dinero y camionetas lujosas; no era normal el derroche de dinero que hacían. La pobreza, ignorancia y falta de educación son determinantes para que el narcotráfico capte a los jóvenes —el promedio de menores infractores en cárceles en los últimos tres años asciende a 18 mil, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y las procuradurías estatales de Justicia. La participación de éstos en delitos como homicidio calificado, secuestro, portación de arma y posesión de droga va en aumento. Los adolescentes y niños se han convertido en una fuente para nutrir las actividades ilegales de grupos organizados, pero no hay una ley federal que dé un marco legal a los menores infractores, tampoco hay instalaciones especiales, no se cuenta con juzgados, ministerios públicos ni defensores de oficio especializados en las entidades federativas—”.

EL INFORMADOR • E. PACHECO

— Ante las condiciones de pobreza en las que vive la población de la heroica ciudad de Ayala, ¿qué opina del gasto millonario en los festejos del Bicentenario y Centenario? — Qué bárbaros, despilfarraron el dinero (sólo en la noche del 15 de septiembre se erogaron 667 millones de pesos en los eventos en el Zócalo del Distrito Federal). Quiero recordar que mi abuelo entregó la vida para darle tierra y libertad a la gente, nunca aceptó nada del Gobierno, mientras Pancho Villa recibió la Hacienda de Canutillo (ahora convertida en museo, en el municipio duranguense de Villa Ocampo). Eso demuestra que peleaba para la gente, no para él. Ahora todo da lástima, sobre todo por tanta violencia e inseguridad, pero otra revolución no ocurrirá. A la gente no le importa el país, es muy egoísta.

• José Correa tenía 12 años cuando la Revolución le arrebató a su padre. A pesar del arduo trabajo, jamás salió de la pobreza en Ayala. Cervantes Cabrera añade sobre la “justicia” que todavía espera la población de Ayala tras 100 años de la Revolución. “La verdadera Revolución Agraria no nació el 20 de noviembre de 1910. Ese día comienza la Revolución, pero con otro tipo de intereses, cuando Francisco I. Madero, al tener una problemática muy fuerte con Porfirio Díaz (entonces presidente de México), se lanzó como candidato a la Presidencia, pero perdió y no le quedó otra que irse a la Revolución; por eso hizo un compromiso con Pancho Villa en el Norte y con Emiliano Zapata en el Sur. Sin embargo, la verdadera Revolución nació un 11 de marzo de 1911 en Ayala, cuando bajaron los alzados Emiliano Zapata, Pablo Torres Burgos y Otilio Edmundo Montaño, entre otros, y se concentraron en un lugar llamado La Parota (gigantesco árbol que permanece en el centro del poblado). Allí, el profesor Torres Burgos subió al quiosco y dio lectura al Plan de San Luis, pero fue interrumpido por Otilio Edmundo Montaño y rompieron relaciones con Francisco I. Madero. En ese momento surgió la verdadera Revolución, de allí se fueron a un pueblo llamado Jumiltepec y comenzaron a elaborar el Plan de Ayala que, el 27 de noviembre siguiente, fue estructurado en Puebla y, finalmente, el 28 de noviembre de 1911 promulgaron en Ayala. Allí rompieron las relaciones con Madero porque no le cumplió a Zapata, no le dio las tierras y la disolución de las haciendas convenidas para los pobres. Así nació la lucha por las tierras, lamentablemente, la Revolución no le hizo justicia a la población. Aquí se viven terribles carencias”. En la región no hay sobrevivientes de la Revolución, “sólo descendientes”, con-

firma Lucino Luna Domínguez, responsable de la Casa Emiliano Zapata, museo ubicado en Anenecuilco y en el que se exhiben las ruinas de la casa de adobe en la que nació el “Caudillo del Sur”. “Se rumora que los veteranos de la Revolución recibieron tierras y una pensión, pero de manera general, no lo creo. Y si fue así, económicamente no fue gran cosa. No hay una justicia para los revolucionarios fallecidos, mientras los descendientes, que quedaron desamparados y vieron morir a sus abuelos, padres, madres o hermanos, viven como cualquier ciudadano en la pobreza”. José Correa, de 95 años de edad y segundo en la lista de los seis personajes de esta crónica, es hijo de uno de los revolucionarios que luchó junto a Emiliano Zapata. Vive en la miseria en el poblado de Chinameca, a 50 metros de la hacienda en la que fue asesinado el “Caudillo del Sur” el 10 de abril de 1919 (la comunidad se encuentra a 20 minutos en vehículo saliendo de Ayala). “Mi jefe (padre) se llamaba Antonio Correa Casales. Le tocó toda la Revolución con Zapata; ahí murió balaceado en Cuautla (a 10 minutos de Ayala). Anduvo caminando con las balas adentro del cuerpo y murió de repente. Yo tenía 12 años cuando me arrebataron a mi jefe, pero no estaba en condiciones de ir a la Revolución porque no aguantaba el rifle a la hora de disparar. Me tocó escuchar todo lo que ocurrió en la Revolución por palabras de los mismos generales (durante una hora narró detalladamente la última etapa del movimiento agrario. Olvidaba por momentos algunos nombres de revolucionarios, pero en los siguientes segundos refrescaba la memoria)”.

No hay nada qué festejar. De las tierras que fueron repartidas, 50% se vendieron ante la pobreza de los revolucionarios o sus descendientes

Emiliano Zapata Sandoval, nieto del “Caudillo del Sur”.

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— ¿Qué opina de los tiempos actuales? — La Revolución no valió. Perdimos todo. Cuando comenzó el reparto de tierras ya había muerto mi jefe, entonces yo estaba muy niño y ni sabía para qué se necesitan las tierras. Después me tocaron unas tierras pequeñas, pero ni sirven porque las invadió el río. Lo único que me tocó fue trabajo, aunque ahora estoy viejo y no tengo para comer un pan. Ojalá y el presidente municipal me pudiera ayudar. Estoy muy fregado”. José Correa sobrevive entre penumbras. Desde hace varios años padece ceguera y diversas enfermedades que lo mantienen postrado en cama. Nunca ha recibido atención médica. El dolor cede con los bruscos desmayos.

El alcalde…

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La llamada de auxilio de José Correa va dirigida al presidente municipal de Ayala, Isaac Pimentel Rivas. A pesar de encabezar un municipio en el que sobresale la pobreza, recibe un sueldo de 80 mil 902 pesos mensuales; es decir, mientras habitantes del histórico pueblo ganan menos de 810 pesos mensuales, el alcalde percibe una paga superior o similar a la de gobernadores en México, encabezados por el de Sonora (64 mil 813.20 pesos), Hidalgo (71 mil 074) o Veracruz (82 mil 570.61), según información proporcionada vía Ley de Transparencia. El primer edil asegura en su declaración patrimonial 2009 que no desempeña actividades comerciales. “Es una mentira”. En el pueblo todos afirman que se de-

dica a la agricultura (siembra y exporta cebolla, principalmente). Incluso, se contradice en el mismo documento oficial al subrayar que es propietario de maquinaria con un valor de un millón 918 mil 914 pesos (cuenta con dos alzadoras de caña, dos tractores y una cosechadora). Pimentel Rivas también es propietario de una lujosa casa-habitación con una superficie de 727 metros cuadrados, la cual reporta con un contradictorio valor de apenas 30 mil pesos. También es dueño de un terreno de 54 mil 842.86 metros cuadrados “adquirido” en 60 mil pesos, así como dos predios más de 500 y 200 metros cuadrados, con valor de cinco mil pesos cada uno. Sin embargo, los valores de los inmuebles no coinciden con el costo del metro cuadrado que reporta la Dirección de Catastro Municipal. En promedio, éste asciende a 150 pesos, con base en las tablas catastrales para el pago de impuestos, pero comercialmente el metro cuadro se eleva a mil pesos en las zonas de mayor plusvalía. Lo anterior demuestra que el presidente municipal reporta un valor inferior en sus cuatro propiedades. En cuanto a sus inversiones bancarias, a pesar de sus actividades comerciales y el salario como funcionario público, afirma tener ahorros por 31 mil 068 pesos (recalca que no cuenta con vehículos propios). La suma, refieren habitantes que prefieren omitir su nombre para evitar problemas, es otra contradicción para un empresario exitoso, terrateniente y político. En México, los políticos se han vuelto los ricos del pueblo.

LA REBELIÓN DE ZAPATA El Plan de Ayala fue encabezado por Emiliano Zapata en noviembre de 1911, en el que desconoció al Gobierno del presidente Madero, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. Los zapatistas llamaron al levantamiento armado para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos. Argumentaban que éstas habían sido arrebatadas al pueblo por caciques y hacendados.

Yo escuché todos los secretos de los generales. Íbamos bien, no paraba la balacera, pero al final la Revolución no sirvió de nada. Estamos fregados • Zapata fue asesinado el 10 de abril de 1919.

José Correa, hijo de uno de los revolucionarios que luchó con Emiliano Zapata.

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• Francisco Villa en entrevista con la prensa estadounidense (en Ciudad Juárez), por la intervención del vecino país en el Puerto de Veracruz.

El brillo de “Los Dorados” se extingue Los familiares de hombres y mujeres que pertenecieron al ejército campesino de la División del Norte durante la Revolución Mexicana también padecen miseria y abandono. Guadalupe Villa Quesada, hija de Pancho Villa (José Doroteo Arango Arámbula) es un ejemplo. Los integrantes de la Unificación Nacional de Veteranos, Viudas, Hijos y Nietos de la Revolución Mexicana fueron excluidos de los festejos del Centenario. Mientras las autoridades federales muestran indiferencia, el Gobierno estatal presume una pensión de 900 pesos mensuales para algunos integrantes de la organización, ayuda económica que todos los años se retrasa en los primeros cuatro meses. A Guadalupe, la tercera en la lista de personajes, la Revolución le arrebató a su padre cuando tenía ocho años. Al igual que cientos de miles de niños, niñas y mujeres padeció la orfandad, asumió la condición de perseguida, con deudas y amenazas a cuestas durante el periodo revolucionario. Por eso condena que el Gobierno se olvide de los familiares de veteranos del movimiento agrario.

“Sufrí mucho desde que mataron en una emboscada al general (así nombra a Pancho Villa) el sábado 20 de julio de 1923. Yo despedí ese día a mi papá cuando salió del Hotel Hidalgo, en Parral, pero no volvería a verlo con vida; me tocó ver cuando se subió al carro y se fue; vivíamos en el hotel con mi mamá (Isabel Quezada Romero). Yo tenía ocho años de edad, y después del asesinato los federales nos encerraron durante dos meses en el hotel; no nos dejaban salir. En ese encierro murió mi mamá por problemas en la vesícula, por lo que me mandaron con familiares a Delicias, con los Romero, pero no se imaginan lo que sufrí; me maltrataban mucho. Hasta que me llevaron con la legítima esposa del general, Lucita (Corral), las cosas se me compusieron”. Guadalupe tiene 95 años de edad. Mantiene frescos los recuerdos de su padre. “El momento más triste de mi vida fue cuando mataron al general; me tocó velarlo. Nosotros alcanzamos a escuchar los balazos cuando lo emboscaron porque fue cerca del hotel. Mi mamá salió corriendo, y cuando llegué con ella estaba llena de san-

gre. Allí comenzó mi viacrucis”. Actualmente las enfermedades acosan. “Anoche casi muero, me sentí muy mal porque tuve mucho vómito. También se me reventaron las venas de las piernas hace algunas semanas y no puedo caminar. Hace poco sentí un mareo muy fuerte; no supe si dejé de existir”. Pero Guadalupe se olvida de las enfermedades y prefiere contar algunas anécdotas del “Centauro del Norte” y “Los Dorados de Villa”: “En una ocasión hirieron en una pierna a mi general en la Sierra. Sus hombres lo llevaron a un paraje conocido como Piedra de Bola, en donde lo amenazaron con que le cortarían la pierna para que sobreviviera. Cuando se quedó solo porque sus soldados fueron a buscar medicina, mi padre tomó su pistola para darse un tiro; pensaba que no sería útil. Y cuando se iba a disparar escuchó que un niño le gritó: ‘Doroteo, ¿qué estás haciendo con tu vida?, pídele al Niño de Atocha que te ayude’. El pequeño lo convenció de que no se dispara y comenzó a sobarle la pierna... “La primera parte del milagro fue que, cuando regresaron ‘Los Dorados’, el

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Guadalupe Villa Quesada, hija de Pancho Villa.

— ¿Qué opina de los festejos del Bicentenario y Centenario en un ambiente de inseguridad en el que vive el país? — Pues qué festeja uno. Es una cosa espantosa, sobre todo en Chihuahua (Entidad en la que vive). Hace falta otra revolución, necesitamos a Pancho Villa para poner orden; si naciera, se moriría de nuevo al ver las injusticias que hay. Deben ahorcar a los criminales y a los malos políticos para que volvamos a la tranquilidad —se

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Pues qué festeja uno. Hace falta otra revolución, necesitamos a Pancho Villa para poner orden ante tanta inseguridad, sobre todo en Chihuahua

general estaba recuperado. El niño se quedó con ellos, pero empezó a llorar y Villa le dio un anillo para que jugara y se tranquilizó. La segunda parte del milagro fue que, luego de finalizar la Revolución, mi padre fue a Zacatecas a la Iglesia del Santo Niño de Atocha para darle las gracias, y se enfrentó con la sorpresa de que la imagen tenía puesto el anillo que le dio al niño. Eso fue un milagro, me lo contó el general y me juró que era cierto”. Emocionada tras contar esa historia, Guadalupe toma una pausa y respira profundo. Muestra un rictus de dolor. Las heridas en las piernas calan. Y regresa la fuerza: “En otra ocasión, el general estaba leyendo un periódico, muy entretenido, y le pregunté: ‘¿Qué vez con esos ojos verdes?’, pero no me contestó, me regresé y le di un codazo que casi lo tumbo. Pensé que me pegaría, pero me respondió: ‘Manzanita’, así me llamaba porque era muy colorada y gordita, ‘¿qué te pasa?’. Y soltamos la risa los dos”. Con esa anécdota defiende que su padre era un hombre tierno y humanitario. “El general no fue ratero, quizá mujeriego, pero vio por los pobres. Hizo la Revolución para que hubiera escuelas y médicos”.

• La Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua es la única que ha reconocido a Guadalupe Villa Quesada. Le entregó una placa conmemorativa del Centenario. estremece por la noticia del asesinato de 72 migrantes centroamericanos indocumentados en Tamaulipas (25 de agosto de 2010) atribuido al grupo de sicarios de “Los Zetas”—. En (Ciudad) Juárez (Chihuahua) hay muertos por donde quiera a cada hora sin importar que sean niños —se refiere a las dos matanzas de adolescentes ocurridas los pasados 31 de enero en la colonia Villas de Salvárcar, en la que asesinaron a 16 jóvenes, y el 23 de octubre en Horizontes del Sur, en la que acribillaron a otros 13—. Guadalupe pone énfasis en los asesinatos desatados tras la “guerra” del Gobierno federal contra la delincuencia organizada, que suma alrededor de 30 mil muertos (entre diciembre de 2006 y la primera semana de noviembre de 2010, de acuerdo con la Procuraduría General de la República). Chihuahua es el Estado con más ejecutados en territorio nacional: acumula cerca de ocho mil muertos (80% en la paradigmática Ciudad Juárez, una de las más violentas en el mundo). En esta Entidad el Cártel de Sinaloa, comandado

por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” (considerado por la revista Forbes entre las personas más poderosas del mundo, en una lista que encabezan los presidentes de China y Estados Unidos), se posiciona en el territorio que alguna vez dominó el Cártel de Juárez, comandado por Vicente Carrillo Fuentes, “El Viceroy”, hermano del difunto Amado, “El señor de los cielos”. Sin embargo, la ola de inseguridad también afecta a Sinaloa, Guerrero, Baja California, Michoacán, Durango, Estado de México, Sonora, Tamaulipas, Nuevo León y Jalisco, entre otros. — ¿Qué le pide a las autoridades? — Que nos ayuden a los hijos de la Revolución, no tengo casa ni seguro social; de milagro no he muerto. También que nos den seguridad; las cosas se están poniendo feas. Cuando Guadalupe es atendida en el Hospital Regional de Delicias, ciudad en la que vive, está registrada en calidad de indigente.


Los muertos de la Revolución Entre 1910 y 1921 murieron 825 mil 589 mexicanos a consecuencia del levantamiento armado y las epidemias, principalmente la influenza española

— ¿Qué se debe festejar en el Bicentenario y Centenario? — En la Revolución, la llamada de atención de Francisco I. Madero por la democracia (fue presidente de México entre 1911 y

— ¿Quiénes son los buenos y los malos de la Revolución? — El malo por antonomasia fue Victoriano Huerta, pues dio el peor ejemplo al derrocar a un gobierno legítimo. Hubo varias figuras como Emiliano Zapata, Francisco Villa, Álvaro Obregón y Venustiano Carranza, como grupos principales, pero hay una segunda fila interesante, que es la que realmente hizo efectiva la Revolución: Manuel M. Diéguez, Luis Cabrera, José Vasconcelos y Francisco J. Mújica, que no son del grupo selecto de caudillos, pero sin ellos no se entiende lo que hicieron éstos. El escritor Luis González de Alba reflexiona: “Si la Revolución Mexicana fuera lo que nos cuentan habría terminado en mayo de 1911, con la renuncia de Porfirio Díaz y su salida rumbo a Francia, pero siguió 20 años más porque se mataron todos contra todos: la Casa del Obrero Mundial formó sus famosos Batallones Rojos, que no combatieron contra el Ejército porfirista (disuelto en 1914) sino ¡contra Emiliano Zapata! Éste no se levantó en armas contra • El periodo de la Revolución Mexicana es el más sangriento del siglo XX (fusilamiento de Porfirio Díaz sino contra el presidente Ma- un zapatista en 1914). dero. Su Plan de Ayala pide la derogación de las leyes de Reforma, que el presidente Benito Juárez había propuesto y el Congreso aprobado 50 años antes para hacer productivo el campo con esa visión liberal”. Asevera que “la expresión de la Revolución Mexicana es una invención de los Aunque el Gobierno federal restringió que quedaron vivos luego de matarse todos por 12 años la información del costo contra todos”. El pueblo pobre, añade, fue de los festejos del Bicentenario, “por usado. Los que eran ricos volvieron a serlo seguridad nacional”, durante una porque sabían cómo lograrlo. Los pobres comparecencia con legisladores (21 no conocen ese camino.

EL COSTO DE LOS FESTEJOS

de septiembre de 2010), el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio Irazábal, aseguró que el pasado 15 de septiembre se gastaron 667 millones de pesos. El Fideicomiso del Bicentenario se conforma de una bolsa de dos mil 838 millones de pesos, cantidad que se gasta por el Gobierno federal para los festejos; incluso, ocho proyectos concentran 75% de esta cantidad. “El país se merecía una fiesta grande”, apunta el funcionario federal, “en la que todos salimos muy emocionados”. La declaración contrasta en un país en el que más de 50 millones de personas viven en pobreza.

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1913; murió asesinado el 22 de febrero de 1913 a causa del golpe de Estado organizado por Victoriano Huerta) es algo que vale la pena resaltar; aunque luego lo democrático brilló por su ausencia. Por otra parte, la llamada de atención por la justicia social, encarnada por el zapatismo, fue otra cosa destacable.

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Los censos entre 1910 y 1921, lapso en el que se registró la mayor actividad revolucionaria, arrojan una disminución en la población en México de 825 mil 589 habitantes. Mientras en 1910 se registraban 15 millones 160 mil 369 mexicanos, en 1921 redujo a 14 millones 334 mil 780, con base en la Dirección General de Estadística, hoy Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Algunos investigadores apuntan que la reducción demográfica es el saldo de las muertes registradas durante la Revolución Mexicana, periodo en el que miles de familias quedaron desprotegidas por los hombres y mujeres que fallecieron de manera directa o indirecta en el movimiento. Sin embargo, Álvaro Matute Aguirre, investigador emérito y especialista en el tema por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recalca: “Por acción directa de la violencia revolucionaria murieron entre 250 mil y 300 mil muertos. El desfase en las cifras entre 1910 y 1921 se debe en gran parte a las muertes por las epidemias, principalmente la influenza española (y las salmonelas), que cobró cerca de medio millón de vidas”. Otros investigadores apuntan que las muertes provocadas por las epidemias en ese periodo tienen una estrecha relación con la Revolución. El argumento: el movimiento agrario provocó graves impactos en el sistema de salud nacional, por lo que la infraestructura hospitalaria y la atención médica resultaron afectadas. Los pobres del campo y la ciudad la pasaban mal. Nacer o vivir no eran una bendición. Los partos eran un milagro: los hijos nacían a cielo abierto o en alcobas miserables. La esperanza de vida al nacer era de menos de 30 años (actualmente asciende a 75).


CRISTIADA: la guerra por la libertad de la religión

“Echábamos balazos a todo dar…”

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En la década de los treinta, el presidente Plutarco Elías Calles no midió las consecuencias de la rebelión del pueblo. En el enfrentamiento participaron 75 mil federales, 45 mil cristeros y 30 mil agraristas de contraguerrilla. El saldo: 250 mil muertos

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Juan Macías suelta una risa irónica al recordar los cientos de federales o soldados que murieron durante la Revolución Cristera en México. Desconoce el número de víctimas, pero presume las repetidas escenas en las que amontonaban los cuerpos uniformados sin vida. La intención: demostrar al Gobierno de Plutarco Elías Calles que no permitirían que les arrebatara el derecho a la libertad de creer en sus dogmas religiosos. Juan Macías, el cuarto en la lista de personajes, es uno de los dos sobrevivientes en Jalisco de la guerra contra “los usurpadores de la libertad religiosa” en el periodo 1926-1929. A sus 99 años recuerda diversos enfrentamientos y se emociona todavía al repetir la principal consigna contra la autoridad: “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”. “Vivía en San Julián (a dos horas y media de Guadalajara) y tenía 11 años cuando me di de alta con Victoriano Ramírez, “El 14” —reconocido por sus hazañas militares contra los federales, era famoso por su excelente puntería. Afirman que los soldados corrían apenas escuchaban su nombre—. Él me dijo que si no tenía miedo, pero le respondí que me daba más miedo que llegaran los soldados y nos mataran. El Gobierno asesinó a mucha gente inocente, entraba a las casas, golpeaba y mataba a niños, mujeres y ancianos”. — ¿A cuántos mató durante la Revolución Cristera? — Yo no maté a nadie… las balas, a lo mejor sí. El enfrentamiento en Pocitos fue el más sangriento en el que participé, echamos muchos balazos; yo estaba resguardado desde un potrero, de ahí disparaba mi rifle y no veía que alguien se levantara. ¡Sabe qué les pasaría a los federales! —, ironiza sobre los soldados que quedaron muertos en el sitio.

— ¿Qué aportaron revolucionarios como Juan Macías al pueblo de San Julián, una de las regiones más católicas de México? — Bastante, aquí es la cuna de la Cristiada. El primero de enero de 1927, en esta tierra se vivió uno de los primeros levantamientos armados en pro de la causa cristera por la situación difícil que vivía la religión.

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— ¿Cuántas veces estuvo cerca de la muerte? — Muchas. Cuando tenía 14 años, en una persecución se me cansó el caballo y los federales me alcanzaron. Me tenían frente a la barda donde me fusilarían, pero un coronel me perdonó. Me salvó por mi corta edad, aunque me golpearon con los rifles en la cara y el pecho. Ese día salí corriendo de la hacienda en la que me apresaron junto con Nicanor, otro joven al que también habían atrapado. Años después, pasada la guerra, a ese coronel me lo encontré en la Ciudad de México, yo andaba cuidando un caballo de un señor que era de San Julián y tenía caballos finos allá. El coronel me vio y me clavó la vista. Me dijo: “¿Usted anduvo en los cristeros?”. Yo le respondí que sí. En ese momento, don José, el dueño de los caballos, me hacía la seña de que no le tuviera miedo porque ya no había guerra ni nada. Pasaron unos minutos y el coronel se empezó a reír y me recordó: “Dejamos a cristeritos muertos por donde quiera”. Y que le reviro: “Mire que también a los peloncitos (se refiere a los federales o soldados) los dejábamos encimaditos en el pueblo. En una ocasión les dejamos a 480 federales muertos uno sobre otro”. El coronel nomás se me quedó mirando... Juan Macías toma una pausa tras contar las anécdotas. La falta de dentadura hace más cansado el diálogo y la memoria lo traiciona por momentos. La salud del cristero no es buena: los sentidos de la vista y oído se debilitan con el paso de los días, los ataques de asma le arrebatan el aire, mientras el reumatismo lo deja inmóvil y con intensos dolores en la espalda, pecho, manos y piernas. Aunque es identificado por autoridades y pobladores como uno de los sobrevivientes del movimiento cristero que garantizó libertad de culto a finales de la década de los treinta del siglo pasado, estuvo a punto de morir en condiciones deplorables hace cinco años. Una hija que residía en Estados Unidos (procreó a ocho hijos de los que sobreviven cuatro) regresó para atenderlo y consiguió estabilizarlo. Sin embargo, la pobreza y las enfermedades lo atormentan a diario. Mario Alberto Martínez Lozano, cronista de San Julián, lamenta las condiciones en las que vive Juan Macías. “De no ser por su hija ya estaría muerto. Hay un abandono general hacia estos personajes”.

• Juan Macías es uno de los dos sobrevivientes en Jalisco de la Guerra Cristera. Combatió contra el Gobierno al lado de Victoriano Ramírez, “El 14” (al fondo, el monumento a los cristeros en San Julián, Jalisco).

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• Tras los “acuerdos” en 1929, decenas de familias celebraron en los templos el fin de la Cristiada.

Saldo de 250 mil muertos En 1926 se registró la ruptura entre el Estado y la Iglesia. El presidente Plutarco Elías Calles ordenó al Congreso reglamentar el artículo 130, conocido como la “Ley Calles”, que demandaba la clausura de escuelas religiosas y la expulsión de sacerdotes extranjeros; también limitaba el número de presbíteros a uno por cada seis mil habitantes y se ordenaba que se registraran ante las autoridades municipales, quienes otorgarían su respectiva licencia para ejercer. Incluía delitos relativos a la enseñanza haciendo desaparecer la libertad de ésta y el derecho de educar a las personas en la fe.

ASALTO Y MUERTE EN EL TREN • El 31 de julio de 1926, el Episcopado ordena la suspensión del culto público en México tras la aplicación de la “Ley Calles”.

Uno de los episodios más violentos de los cristeros se registró el 19 de abril de 1927. Los alzados asaltaron el tren de La Barca, Jalisco, encabezados por el antiguo cura de Arandas y luego general cristero José Reyes Vega. El saldo: más de 52 federales muertos que custodiaban y trasladaban costales de plata y monedas de oro. Fueron incendiados varios coches del tren y algunos pasajeros y federales murieron quemados.

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El decreto provocó que los obispos no tuvieran garantías para ejercer su ministerio y emitieron un comunicado avalado por Roma (vía Pío XI) en el que suspendían los cultos desde el primero de agosto de 1926. Esto detonó la inconformidad del pueblo religioso, especialmente en Jalisco, donde la gente optó por levantarse en armas para exigir este derecho. El historiador Jean Meyer, uno de los expertos más reconocidos en el tema, considera que después de los tres años de batalla el saldo fue de 250 mil muer-

tos, aunque admite que no hay fuentes totalmente fiables. “Esta cifra, declarada por el ex presidente Miguel de la Madrid al diario francés más prestigioso, Le Monde, incluye a los combatientes de ambos bandos y a los civiles (lo que ahora se llama “daños colaterales”), víctimas de la represión, de la violencia, del hambre y de las epidemias desatadas por las reconcentraciones periódicas ordenadas por el Ejército. El ex presidente Emilio Portes Gil (sucesor de Calles) hablaba en sus memorias de tres mil muertos al mes en combate. Si la guerra duró alrededor de 30 meses, eso daría 90 mil combatientes muertos por parte de los dos bandos, así como 160 mil civiles”. Apunta que en el enfrentamiento se estima la participación de 45 mil cristeros, 75 mil federales y 30 mil agraristas de contraguerrilla. La Cristiada representa el último movimiento armado en México contra el Gobierno. — ¿Para los sobrevivientes o descendientes de los cristeros valió la pena la lucha por la defensa de la religión? ¿Cómo debe recordar la sociedad esta guerra? — Claro que sí valió la pena. Es un capítulo de sangre y gloria que debe servir para que nunca más se enfrenten en el campo de batalla los hermanos mexicanos. Tras los “acuerdos” del 22 de junio de 1929, que pusieron fin a la guerra (con la reapertura de las iglesias y las celebraciones eucarísticas), se estima la “caza” de mil 500 cristeros, de los cuales 500 fueron jefes, desde el grado de teniente al de general; es decir, murieron más líderes cristeros después de la revolución que durante la misma.


Cronología de la guerra >Incubación De julio a diciembre de 1926.

>Explosión del alzamiento armado Enero de 1927.

>Consolidación de las posiciones De julio de 1927 a julio de 1928 (desde que el general Gorostieta asume la guía de los cristeros hasta la muerte de Obregón).

>Prolongación del conflicto

EL INFORMADOR • E. PACHECO

De agosto de 1928 a febrero de 1929 (el Gobierno comienza a entender que no podrá vencer militarmente a los cristeros).

>Apogeo del movimiento cristero De marzo a junio de 1929.

>Licenciamiento de los cristeros Junio de 1929, cuando se producen los mal llamados “arreglos” entre la Iglesia y el Estado.

• Juan Manuel López es otro cristero sobreviviente en Jalisco. Formó parte de los Carabineros de Betania, estratégico para los revolucionarios. “Es triste que nadie se acuerde de los personajes de esta guerra —lamenta Tomás Ramírez Vázquez, de 94 años de edad, representante en San Julián de la Guardia Nacional Cristera—. Los revolucionarios nos dieron libertad de credo, pero apenas los invitan a participar en unas cabalgatas cuando se cumplen aniversarios del movimiento. Hacen falta de esos hombres valientes para enfrentar al actual Gobierno y combatir tanta pobreza, inseguridad y violencia en el país”. Juan Manuel López, de 100 años de edad, es el quinto en la lista de personajes y el otro cristero sobreviviente en Jalisco. Vive en condiciones deprimentes en el Municipio de Arandas, con dos hijos mayores de 50 años que padecen discapacidades. Es de complexión delgada, pero las cinco camisas, tres chamarras y tres pantalones que viste proyectan una engañosa gordura. La falta de aseo personal es visible; los fétidos olores impregnan su casa. En el rostro sobresalen algunas infecciones de la piel — la más pronunciada en la oreja derecha, conserva la huella de sangre seca—. Casi no oye, la vista se le dificulta, la falta de dientes le complica el habla y la edad ya afecta la congruencia de sus ideas. El resumen a un diálogo en el que se platean 20 preguntas sobre su participación en el movimiento cristero es el siguiente: “Echábamos balazos a todo dar… había un tiradero de federales y cristeros. Murió mucha gente. Yo participé en muchos combates; a lo mejor sí me tocó matar a alguien. Nuestro líder era ‘El 14’, que mató a 440 sólo en Yahualica (el municipio)”. José Guadalupe Romo Gutiérrez, cronista de Arandas, recuerda el activismo de Juan Manuel: “Formó parte de los Carabineros de Betania, un pueblito entre Arandas y Atotonilco, que fue estratégico para

los revolucionarios. Aunque se ha considerado como una zona cristera, son muy pocos los reconocimientos a estos sobrevivientes; antes había cabalgatas exitosas, pero han decaído. Arandas aportó no menos de 300 muertos cristeros de acuerdo con los archivos de la Parroquia”. — ¿Por qué Los Altos de Jalisco fueron epicentro de la Cristiada? — Después de la Revolución Mexicana de 1910, en 1917 surgió una Constitución en la que la Iglesia quedó fuera y no tuvo derechos o mando, por ejemplo, en la educación. Por ello se pegó el grito en cielo, sobre todo en Los Altos, donde la consigna era y es “tierra, familia y religión”. Al verse la Iglesia afectada pidió el apoyo al pueblo, sobre todo a los hacendados, terratenientes y trabajadores. Aunque hubo obispos que no estuvieron de acuerdo con el levantamiento armado, algunos sacerdotes se portaron mal y tomaron las armas (encabezados por Aristeo Pedroza, José Reyes Vega y Miguel Pérez Aldape). Jean Meyer recapitula sobre los personajes de la Cristiada: “Los buenos generales federales, en el sentido de humanos, que no fusilaron presos y respetaron a los civiles, fueron Manuel Ávila Camacho (su hermano Maximino fue todo lo contrario), Lázaro Cárdenas y Heliodoro Charis. El militar sobresaliente es el general en jefe de los cristeros, Enrique Gorostieta Velarde, oficial federal hasta 1914, artillero de formación. Entre los famosos generales cristeros con talento militar destacan dos sacerdotes (de los cinco que tomaron las armas, de un total de cuatro mil 500): Aristeo Pedroza (con fama de virtuoso) y José Reyes Vega, con fama de Pancho Villa”. El 12 de agosto de 1929 se declaró licenciada a la Guardia Nacional Cristera. El

Gobierno exigió la entrega de las armas y los últimos combatientes se dispersaron en septiembre próximo. El jefe supremo de la Guardia, Jesús Degollado Guízar, dirigió el siguiente mensaje en condena a los “acuerdos” con la autoridad: “La Guardia desaparece, no vencida por nuestros enemigos sino, en realidad, abandonada por aquellos que debían recibir, los primeros, el fruto valioso de sus sacrificios y abnegación. ¡Ave, Cristo! Los que por ti vamos a la humillación, al destierro, tal vez a la muerte gloriosa, víctimas de nuestros enemigos, con el más fervoroso de nuestros amores te saludamos y, una vez más, te aclamamos”. La crítica de Degollado Guízar se dirigía a los que pactaron el fin de la Cristiada: monseñor Pascual Díaz y el arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores, quienes recibieron el linchamiento moral de los alzados.

• En junio de 1929 se concretaron los “arreglos” entre la Iglesia y el Estado.

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AGRUPACIÓN DE SOBREVIVIENTES DE LA FAEM

Caen las alas del Escuadrón 201

• “Ahí te va este taquito, Hirohito (presidente de Japón)” y “Para que dejes de comer tortillas” eran las leyendas que las “Águilas Aztecas” escribían en los misiles y bombas que disparaban sobre posiciones y concentraciones enemigas.

Los que representaron a México en la Segunda Guerra Mundial ni siquiera son llamados a participar en los desfiles conmemorativos de los centenarios de la Independencia y Revolución

Carta enviada el 2 de mayo de 2010 a Felipe Calderón Hinojosa: “Honorable señor presidente: cuando tuvimos el honor de conocerle durante su campaña como candidato presidencial (2005), le solicitamos que cuando fuera electo nos diera la oportunidad de servir nuevamente a la Nación a través de dos acciones: que se nos permitiera desfilar en la ceremonia del 16 de Septiembre de 2010 en la capital del país, así como participar en la Caravana Cívica Patriótica con motivo del Bicentenario de la Independencia. En espera de su apreciable respuesta, le mando un saludo cordial. Atentamente: Fernando Nava Musa, representante de la Agrupación de Sobrevivientes de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana”. Respuesta a la solicitud: “La columna del desfile militar se integra con personal en servicio activo. No es posible incluir la participación de la agrupación que representa. Atentamente: Edgar Luis Villegas Meléndez, subjefe operativo del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional”.

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Resumen de otras tres cartas enviadas a Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional: “Solicitamos su autorización para participar en el desfile militar del 16 de Septiembre. (Para evitar mezclarse con los militares activos) le sugerimos que nos asigne a la columna civil integrada por la Asociación de Charros (que no es militar activa, pero sí participa en la ceremonia). Conscientes de que hemos llegado al ocaso de nuestras vidas, y no contando con las condiciones físicas requeridas, le solicitamos que se nos permita desfilar a bordo de un vehículo, como lo hicimos a nuestra llegada a la Ciudad de México el 18 de noviembre de 1945 después de participar en la Segunda Guerra Mundial. Deseamos desplegar por última vez la Insignia Patria que representó a la Nación y al Glorioso Ejército Mexicano en los Frentes de Guerra del Pacífico. Atentamente: Fernando Nava Musa”. Resumen de las respuestas a las solicitudes: “Por orden del secretario de la Defensa Nacional, debido a que la columna

del desfile militar se integra con personal en servicio activo, no es posible incluir la participación de la agrupación que representa. El personal militar de la columna está sometido a un intenso adiestramiento, que exige una gran capacidad física. Atentamente: Luis Arturo Oliver, subjefe operativo del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional”. El Gobierno de Felipe Calderón ha ignorado sistemáticamente las peticiones de los Sobrevivientes de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM) para formar parte de los eventos patrios con motivo del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, pero la indiferencia hacia el denominado Escuadrón 201 se remonta a la pasada administración de Vicente Fox. Las súplicas de los militares mexicanos sobrevivientes a la Segunda Guerra Mundial “para difundir entre la juventud los valores de honor y responsabilidad a la Patria” ni siquiera han sido consideradas por los gobiernos estatales. La siguiente en


“Las Águilas Caídas”

• Fernando Nava Musa, representante de la Agrupación de Sobrevivientes de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, en el monumento de “Las Águilas Caídas”, en el Castillo de Chapultepec. venían otros cuatro aviones ametrallando… así conseguíamos que la infantería de Estados Unidos no tuviera tantas bajas en esa zona del Pacífico —en 1898, Filipinas pasó a ser posesión de Estados Unidos, pero entre 1942 y 1945 fue ocupada por los japoneses—. Les recuerdo que nuestro enemigo era peligroso porque no aceptaba la derrota, tenías que matarlos o presenciar que se suicidaran; así encontramos a varios japoneses en las cuevas de las islas. — ¿Qué detonó la participación de México en la Segunda Guerra Mundial? — El país no quería entrar a la guerra porque no teníamos armamento ni capacitación; sólo había cañones de 75 milímetros que no paraban ni un tanque. Tras el ataque simultáneo de los japoneses (a Manila, Honolulu, Pearl Harbor y Campo Hickman), México rompió relaciones diplomáticas con las potencias del Eje: Alemania, Italia y Japón. En respuesta al posicionamiento, (el 13 de mayo de 1942) los alemanes atacaron el barco El Potrero del Llano, lo que ocasionó la muerte de 14 de los 35 tripulantes. (Entre junio y septiembre de 1942) también fueron atacadas más embarcaciones (El Faja de Oro, El Tuxpan, Las Choapas, El Oaxaca y El Amatlán), lo cual detonó que el entonces presidente de México, Manuel Ávila Camacho, exigiera una disculpa y las indemnizaciones correspondientes a Alemania, Japón e Italia, pero no respondieron. Por ello, (el 30 de mayo de 1942) declaró ante la Nación el estado de guerra contra las potencias del Eje

AGRUPACIÓN DE SOBREVIVIENTES DE LA FAEM

Fernando Nava Musa se cubre de gloria en el Bosque de Chapultepec, en el Distrito Federal. En el sitio se encuentra el único reconocimiento tangible que las autoridades han otorgado a los integrantes del Escuadrón 201. En 1999 se rehabilitó un monumento en la zona y se le nombró “Las Águila Caídas”, en el que se exhiben los nombres de los combatientes mexicanos en la Segunda Guerra Mundial. En 2002 se consiguió depositar en el monumento los restos de dos de los cinco pilotos nacionales que fallecieron en Filipinas (Mario López Portillo y José Espinoza Fuentes). Sin embargo, el Ejército Mexicano remarcó la indiferencia hacia el único grupo militar que ha combatido en una guerra en el extranjero: rechazó participar en el traslado de los restos desde el Panteón de Dolores. “En la década de los noventa regresé de Estados Unidos a México (tiene 81 años de edad). Me impactó el olvido de las autoridades hacia el Escuadrón 201, pues sólo había desinformación sobre nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial. Me tocó escuchar a personas que les platicaban a sus hijos que fuimos pilotos de Pancho Villa, o sicarios del Gobierno de Estados Unidos. Por eso los sobrevivientes nos propusimos difundir nuestra historia: somos los únicos militares que hemos participado en una guerra en el extranjero salvando vidas de la infantería estadounidense en el Pacífico. Nuestra acción era que, como los japoneses se habían fortificado con armamento y el parapeto de concreto en sus instalaciones (en las islas Filipinas), entonces los estadounidenses no podían avanzar; pero nosotros entrábamos con bombas de mil libras en aviones, que rompían las bardas de concreto, salían los japoneses y atrás

EL INFORMADOR • M. MUÑOZ

una comunicación que tuvo Fernando Nava Musa, el sexto en la lista de personajes de estas crónicas, con autoridades del Gobierno de Jalisco: “El Escuadrón 201 pretende donar una réplica de la Bandera que representó a México en la Segunda Guerra Mundial, así como diversos artículos históricos con motivo del Día de la Bandera (carta enviada al Ejecutivo del Estado en enero de 2007, en el interinato de Gerardo Octavio Solís, quien sustituyó en el cargo a Francisco Ramírez Acuña). Ana Rosa Macías, directora de Atención Ciudadana, me preguntó si el material sería donado o prestado, por lo que le informé que serían donados también los arreglos para nuestra estancia y transportación”. La respuesta de las autoridades, que evade a los solicitantes, fue la siguiente: “Sería un honor que esta Secretaría (de Educación) conozca todo el legajo de la historia del Escuadrón 201, así como a los sobrevivientes, pero debido a la entrega-recepción (de la administración), se ve imposibilitada para apoyar en el pago de viáticos. Atentamente: Miguel Ángel Martínez Espinosa, secretario de Educación (actual subsecretario de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública)”. En la presente administración estatal de Emilio González Márquez no se ha concretado la donación por el desaire del Gobierno. Así trata la autoridad a los personajes que forman parte de la historia de México en el siglo XX.

• 20 de julio de 1944. El presidente Ávila Camacho despide al Escuadrón 201, que viajaría a Estados Unidos para su entrenamiento.

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• Cinco miembros del Escuadrón murieron durante la realización de maniobras de entrenamiento. Las misiones fueron más de 50.

• Al arribo del Escuadrón 201, la ciudad de Manila se encontraba en ruinas.

• Militares mexicanos admiran los “trofeos” de guerra capturados.

• El lanzamiento de la bomba atómica sacudió y marcó la derrota final de Japón.

— ¿Por qué la autoridad ignora el hecho histórico? Hay una sensación de que nunca participaron en la Segunda Guerra Mundial. — No lo sé. Nosotros aceptamos dar la vida por México en esa guerra. Éramos 38 pilotos, cuatro oficiales de diferentes armas y 249 soldados de tierra de todas las armas y servicios del Ejército, que fuimos enviados por el presidente a la capacitación en Texas (Randolph Field, San Antonio). Los entrenamientos continuaron en Pocatello, Idaho, y cerramos entrenamiento en la base Major’s Field en Greenville, Texas (donde murieron en las maniobras los pilotos mexicanos Crisóforo Salido Grijalva y Javier Martínez Valle). El 29 de diciembre de 1945, México decide el envío de su tropa a ultramar para participar en la liberación de Filipinas (el Escuadrón desembarcó en la Bahía de Manila; de allí se trasladó a la base aérea de Porac, en la que estuvieron encuadrados en el 58º. Grupo de Pelea del 5º. Comando de la Fuerza Aérea de Estados Unidos). Estuvimos seis meses en un campamento exclusivo de mexicanos, pero la estancia se recortó. Después empacamos para trasladarnos a Formosa (la misión fue bombardear esta isla; también atacaron las concentraciones japonesas en la costa sureste de Luzón), para después invadir a los japoneses. Pensábamos que moriríamos porque Japón no se rendía nunca (Filipinas era estratégica para éste país y su intención era crear un protectorado en el Pacífico), pero Estados Unidos lanzó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki (el 6 y 9 de agosto, respectivamente) y murieron cientos de miles de civiles. Después, Estados Unidos amenazó con lanzar otra bomba en Tokio, por lo que Japón no tuvo más remedio que rendirse el 14 de agosto (la Segunda Guerra Mundial fue ganada por los Aliados: Imperio Británico, Estados Unidos, Francia y Unión Soviética, principalmente). Por eso terminó la guerra para nosotros; de lo contrario, la historia sería diferente. Del Escuadrón 201 murieron cinco mexicanos, a lo mejor las autoridades querían que muriéramos todos para que se nos reconociera de verdad. A fines de agosto de 1945 ya no volamos, y el 2 de octubre se acabó la guerra (al Escuadrón se le acreditan 59 misiones de combate, de las cuales 45 fueron efectivas, con mil 290 horas de vuelo). En Filipinas hay un monumento que deja constancia de la participación de México en la liberación de ese país.

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FOTOS: AGRUPACIÓN DE SOBREVIVIENTES DE LA FAEM

reforzando la vigilancia en las costas nacionales. Ése fue el motivo de nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial, y al no tener experiencia y armamento fuimos capacitados y unidos a la infantería de Estados Unidos. México se unió a los Aliados. El país ayudó a Estados Unidos con 40 mil braceros para trabajar el campo caído por la falta de mano de obra durante la guerra; también dio petróleo, oro, plata, seda, hierro y aluminio, entre otras cosas, a cam• Alrededor de 300 militares mexicanos bio de armamento y capacitación. Así, el participaron en la Segunda Guerra Mundial. Ejército Mexicano avanzó 50 años con equipo más moderno: Estados Unidos mandó barcos, aviones y armas. Parte del convenio fue el entrenamiento del Escuadrón 201, que según tengo entendido, México pagó tres millones de dólares por adiestramiento, comida, aviones y equipo que usamos en Filipinas.

• El 22 de mayo de 1942, el barco mexicano El Potrero del Llano fue atacado por los alemanes. — ¿Cuántos sobrevivientes quedan del Escuadrón 201? — Con vida hay 30: 18 están en fase terminal y 12 todavía podemos dar conferencias; es lo que hemos hecho en los últimos 13 años. El presidente Adolfo López Mateos hizo un decreto: todos los miembros del Escuadrón tenían derecho al retiro íntegro (pensión y seguridad social), pero algunos se dieron de baja y no disfrutaron de ese beneficio. Hemos rescatado a dos compañeros que murieron en la calle y los sacamos de la fosa común para darles cristiana sepultura; en otra ocasión me encontré a otro compañero que pedía limosna. Del total, sólo 30 lograron su retiro con abogados, en una larga lucha. Algunos sargentos reciben tres mil pesos, otros siete mil, pero todos han padecido el desdén de la autoridad. En mi caso, afortunadamente tengo una pensión de Estados Unidos, estoy muy agradecido con ellos porque me compensaron por mi participación en la guerra. — ¿Qué le pide a las autoridades? — Que rescaten a los compañeros en miseria y nos permitan difundir nuestra historia entre los estudiantes, con la intención de que conozcan un episodio importante de México. Ahora el país está en una situación muy difícil, económicamente y en cuestión de seguridad. El Escuadrón 201 está preocupado por el desaprovechamiento de la población joven, mientras los políticos sólo piensan en su bienestar. Con nuestra historia pretendemos motivar a los jóvenes para que estudien y se resistan a formar parte de la delincuencia, queremos aportar un granito de arena para que México salga de la violencia e inseguridad en la que está sumergido. Es urgente más y mejor educación.

“Más y mejor educación” La reflexión de Fernando Nava Musa sobre la falta de educación en México tiene impacto: suman 33.5 millones de estudiantes en todos los niveles, pero otros 33.4 millones de personas mayores de 15 años se encuentran en rezago educativo; es decir, no saben leer ni escribir (de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública y el Insti-

tuto Nacional para la Educación de los Adultos). Mientras la población se acerca a los 108 millones de habitantes, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) recalca que 3.3 millones de niños no van a la escuela. En el total de estudiantes hay altas cifras de reprobación y deserción: en el Fin de Curso 2008-2009, la Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoció que un millón 178 mil 806 estudiantes de primaria se quedaron en el camino, mientras en secundaria la cifra aumentó a un millón 301 mil 490. En cuanto a la deserción, ambos niveles registraron en el mismo periodo 614 mil 428 y 355 mil 669 alumnos, respectivamente. En el bachillerato los mayores problemas son la cobertura (40% de los postulantes no ingresa a las aulas) y la deserción: en 2010 ingresaron a las aulas cuatro millones de preparatorianos, pero 40% desertó, de acuerdo con la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP. En licenciatura, siete de cada 10 jóvenes que realizan examen de admisión se quedan fuera por falta de espacios. El Gobierno federal apunta que 22% del presupuesto anual se destina para el sector educativo, pero de éste, 90% se va a salarios de maestros (las cifras están sustentadas en respuestas de las autoridades, vía leyes de transparencia).

60 MILLONES MUERTOS La Segunda Guerra fue el conflicto armado más grande y sangriento de la historia mundial, en el que se enfrentaron las potencias Aliadas y las del Eje entre 1939 y 1945. Por efecto de la guerra murió alrededor de 2% de la población mundial de la época (60 millones de personas), la mayoría civiles. Los eventos más conocidos que provocaron el estallido fueron, por una parte, la invasión de Polonia por parte de los alemanes, y los ataques japoneses contra China, Estados Unidos y las colonias británicas y neerlandesas en Asia.


EL INFORMADOR • A. GARCÍA

• Todos los días, de las 09:00 a las 19:00 horas, Aurora y Eliseo piden limosna en una de las aceras del Palacio de Gobierno. La anciana tiene 108 años de edad; el discapacitado, 59.

La explotación a los 108 años A pesar de tener 108 años de edad sostiene económicamente a su familia. Su trabajo es pasivo, pero el sol y el frío azotan por igual a Aurora. Todos los días, en compañía de su hijo Eliseo, que nació hace 59 años con parálisis cerebral, se instala en una de las aceras que circundan el Palacio de Gobierno de Jalisco. La indígena purépecha vive de la caridad de paseantes en el Centro de Guadalajara. La escena es la misma de lunes a domingo. A las 9:00 horas arriban en un taxi, acompañados de otra hija de 79 años de edad, quien es la encargada de recoger la limosna que se acumula en el transcurso del día. Y, a no ser que llueva con fuerza, nada los mueve del sitio hasta que oscurece. — ¿Las autoridades no les han brindado apoyo para evitar que su madre y hermano se expongan a las inclemencias del tiempo? — se le pregunta a la hija, que prefiere omitir su nombre. La anciana Aurora se niega a hablar. — Nada. Nos dijeron que nos pagarían la renta de la casa, pero ni pensión ni despensa nos dan.

— ¿Cuántos hijos tuvo Aurora? — Como seis, pero sólo sobrevivimos mi hermano y yo. — ¿Usted tiene hijos? — Sí — y manifiesta orgullo por su descendencia —. Tengo ocho hijos, 30 nietos y nueve bisnietos (los primeros 38 tienen mayoría de edad). — ¿Por qué ellos no les ayudan para evitar que pidan caridad? — (…) —, no hay respuesta. Es porque la exposición es redituable, pues mensualmente consiguen recolectar hasta 18 mil pesos. La exhibición de Aurora y Eliseo conmueve. Ambos hacen un perfecto cuadro en el que convergen la miseria, la enfermedad y la debilidad. Pocos se resisten a depositar unas monedas o billetes en ayuda de los indigentes. — ¿Nunca van al médico? ¿Nunca se enferman? —No les duele nada. A mi mamá, en diciembre la arropo y no se enferma. Y come

de todo: se echa sus lonches, tamales y carne asada. Come mejor que uno. Aurora Pascual Simón es la séptima en la lista de personajes, la más longeva del selecto grupo integrado por Emiliano, José, Guadalupe, Juan Macías, Juan y Fernando. La indígena es una de las sobrevivientes a los hechos históricos más importantes del siglo XX en México. También forma parte de los 10 mil 110 mexicanos que rebasan los 100 años de edad (según datos del Consejo Nacional de Población). Pero el reconocimiento a la edad de Aurora genera un fenómeno invertido: es explotada por su familia para obtener dinero a través de la indigencia. Ella desconoce el descanso, pues al día pasa 10 horas en promedio, sentada pidiendo limosna ante la indiferencia de la autoridad. ¿Cómo festejará el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución? Pidiendo limosna junto con su hijo discapacitado, que nunca ha recibido rehabilitación física o atención médica.

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EL INFORMADOR • S. NÚÑEZ

• En 2050, la población mexicana registrará un fuerte envejecimiento. Este fenómeno impactará el sistema de salud.

El futuro México enfrenta el fenómeno del bono demográfico histórico de la población joven. Suman 59.7 millones de personas menores de 29 años, pero alrededor de nueve millones de entre 12 y 29 años ni trabajan ni estudian, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Juventud (2005). Ese sector es desaprovechado por la falta de oportunidades educativas y laborales, coinciden en entrevistas exclusivas el rector de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, y el ex rector de ésta, Juan Ramón de la Fuente. En el segmento de menores de 18 años hay 20.8 millones de pobres en el país, revela el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En otra arista, 14.9 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años viven en la misma condición. Mientras este sector padece la falta de políticas públicas en desarrollo social, la desestructuración de la familia y el aumento de la inseguridad y violencia, los gobiernos se muestran despreocupados por las proyecciones demográficas para 2050, las cuales advierten que el bono de la población joven decrecerá en 18 millones de personas (ese año quedarán 41 millones de jóvenes). Lo anterior se traduce

en que cada año habrá menos nacimientos (en 2010 se estima un millón 926 mil 148, pero en 2050 reducirán a un millón 347 mil 882), más defunciones (en 2010 se estiman 536 mil 683, mientras en 2050 aumentarán a un millón 200 mil 005) y más adultos mayores de 50 años. Incluso, en 2040 se proyecta cerrar con una población de 122.9 millones, pero en la siguiente década comenzará una reducción histórica a 121.8 millones de mexicanos. México enfrentará un severo proceso de envejecimiento en la población (ver gráfico), por lo que el futuro alerta al sistema de salud y pensiones. El círculo vicioso de pobreza y olvido está en puerta para millones de mexicanos porque organismos internacionales y nacionales advierten que los jóvenes en situaciones de marginalidad y de falta de recursos reproducen la misma situación en su vida adulta (en la actualidad, 44.5% de las personas de la tercera edad vive en pobreza y 12% en pobreza extrema). Difícilmente se repetirán hechos históricos como los que involucran a Emiliano, José, Guadalupe, Juan Macías, Juan, Fernando y Aurora, los seis personajes centrales de estas crónicas, pero los tristes retratos del final de sus vidas se multiplicarán.

16 Sábado 20 de noviembre | EL INFORMADOR

Proyección de la población en México


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