Bienandanzas e fortunas En el año del Señor de mil CDLVI años entró el rey don Enrique Quarto en Guipúzcoa e en Vizcaya (…) e desterró a todos los mejores d'estas tierras de Vizcaya e de la Encartaçión (…), entre los quales dichos desterrados fue uno Lope Garçía de Salazar por quatro años a la villa de Xemena. E llegado en la çiudad de Sevilla, adoleçió de terçianas; e llegado a punto de muerte o porque los físicos le dixieron que, segund su hedad e dolençia, no podía aver vida, si de Dios o de los aires de su tierra no la oviese, e codiçiando vevir, fízose traer en andas con azémilas a sus fijos, diziéndole que era duda poder llegar vivo a ella. E desde Guadalupe enbió su fijo Lope de Salazar a Jaén al Rey a le fazer saber su venida e que no era por otra cosa su venida sino deseando la vida, commo de toda criatura es codiçiada, pediéndole por merçed no la oviese por enojo, pues temor de la muerte gelo fazía fazer.
Título de cómo fue desterrado Lope Garçía de Salazar e cómo veniendo delante fue çercado
Ferrería de El Pobal (Muskiz)
Castillo de Muñatones
El Castillo de Muñatones es el resultado de un largo proceso acumulativo de construcciones y reconstrucciones que se inició en el siglo XIV y que, de hecho, aún no ha concluido. Este castillo se halla relacionado con uno de los más singulares personajes de nuestra historia: Lope García de Salazar. Banderizo y a la vez hombre de letras, a él se debe la redacción de Las Bienandanzas e Fortunas, una prolija narración de las guerras de bandos que durante los siglos XIV y XV asolaron el País Vasco.
Interior de la torre “ La planta baja, sin puertas al exterior e iluminada sólo por algunas aspilleras altas, serviría de bodega o almacén. El piso residencial, como es habitual en las torres, era desproporcionadamente alto, abarcando unos dos tercios del levante total del edificio. En él se abrían algunas aspilleras y el único ingreso de la torre, un estrecho arco apuntado al que se llegaría desde el exterior mediante una escalera de mano. Remataba la torre en una terraza almenada. (…) Evidentemente, el estrecho y oscuro cuerpo de la torre apenas reunía unas mínimas condiciones de habitabilidad en sus dos primeras alturas (bajo y primer piso), por lo que Lope García de Salazar adosó a sus cuatro caras sendos edificios de madera a manera de corredores…(que) estavan muy bien labrados e de muchas buenas maderas todo muy bien enyelsado e enbetunado...e plaçenteros que valian mas que la torre prinçipal para aposentamientos”. Juan Manuel González Cembellín
Ferrería de El Pobal (Muskiz)
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