El Suro: premis literaris Sant Jordi 2019

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Revista de Sant Jordi 2019 Institut Cendrassos


SUMARI Premis de Català 1r ESO: Punt de llibre. 2n ESO: Portaparaules. 3r ESO: Poesia visual. 4t ESO: Dit i gest. BATXILLERAT i CICLES: Joan Brossa.

Premios en lengua castellana Premio al mejor texto literario, de asunto libre (narrativo, poético o teatral). Primer premio absoluto de ESO, Bachillerato y ciclos. Premio específico de Primer ciclo de ESO. Premio específico de Segundo ciclo de ESO Premio específico de Bachillerato y Ciclos Formativos. Premio a la mejor adivinanza. ESO, Batxillerato y Ciclos Formativos.


EDITORIAL LES HORES El rellotge no espera mai ningú. Sempre camina. El pensament em parla de tu. La fantasia no mou la memòria quan t'imagino, Quan retorno a tu amb el pensament. No poden ésser queixes les meves paraules: És cosa amorosa recordar-te. El rellotge no espera mai ningú. Quan sigui l'hora d'anar-te a buscar, M'ho dirà. (Només em separen de tu unes hores.)

Joan Brossa


1r ESO: Punt de llibre

Llengua catalana

PRIM

Accèssit: Farah Benaali 1ESO C

Primer premi: Dana Calugaru 1ESO A


Llengua catalana

2n ESO: Portaparaules

Aquesta ampolla em transmet tristesa. Ha sigut creada en uns segons, no és un objecte gaire important. Ha sigut emplenada amb algun tipus de líquid i transportada fins algun lloc. Quan sigui consumida, d’una manera o d’una altra, acabarà al mar, i, com ella, milers d’ampolles, dia a dia. Apilant-se en illes i contaminant els mars i oceans.

Primer premi: Ainhoa Frank 2ESO C


Llengua catalana

3r ESO: Poesia visual

Primer premi: Diana del Moral 3ESO B


Llengua catalana

1r i 2n de Batxillerat i cicles: Joan Brossa

Primer premi: Cristina Bassols 1BTX B


Llengua catalana

1r i 2n de Batxillerat i cicles: Joan Brossa

CENTENARI BROSSA No deixa de ser curiós que el millor prestidigitador del llenguatge del segle XX es digui Brossa. Ignoro si mai, en un exercici íntim de vanitat aplicada a la poesia visual, va imaginar una paraula despullada, ”brossa”, que creixia muntanya amunt, superant obstacles (¿, ¡, (), …) fins a culminar en una “B” formidable com el seu cognom: “Brossa”. Potser el seu perfil revolucionari li va permetre fins i tot aquest acte de llibertat creativa. Potser aquella bomba no esclatada de la Guerra Civil, que canviaria el seu destí per sempre més, el va enlairar (sense sang ni metralla) fins a una dimensió creativa reservada als privilegiats. Ser capaç de captar l’essència del nostre món i, a través d’objectes quotidians i paraules senzilles, transmetre’ns-ho als que veiem sense entendre: això és ART. Senzill i elemental. I si és art veritable, és a la vegada poesia, teatre, pintura, escultura, música,... Sense límits ni distincions. És com mirar un món primigeni cada matí, amb els sentits alerta i l’ànima lliure disposada a deixar-se sorprendre. Ben pensat, ja són així els mons del Circ i de la Màgia que tant el van seduir. Aquest guerriller de l’Art Total, va dotar les paraules dels seus poemes d’una força mai abans aprofitada. Com soldats de guerrilla, les lletres són capaces d’abandonar la disciplina de la formació gramatical i interpel·lar-nos amb formes, caigudes, ruptures i girs inversemblants: ens provoquen i esperen la reacció de les ments receptives. Mai abans la poesia havia estat tan prosaica. Poques vegades la simplicitat havia estat tan carregada de contingut. Humilment, gairebé avergonyit per l’ocurrència, intento reproduir l’essència d’aquest artista global en sis pinzellades a l’estil Brossià. Potser per pal·liar mínimament el reconeixement que se li va negar en vida:

Primer premi: Martí Pérez 2BTX A


Llengua catalana

1r i 2n de Batxillerat i cicles: Joan Brossa

BROSSA EN L’ULL

BROSSA EN L’ULL

Tot es veu fosc i el silenci s’encalla. Res no es percep de la trampa del mag. Un feix fereix amb el camí manyac de tova llum l’anvers de la pantalla. Bellugadís agita el braç l’heroi i fa saltar coloms lluny del barret; o invoca blancs conills de cabaret; o, encadenat, s’escapa d’un bocoi. Davant dels ulls volums i cos encaixen: l’ombra següent guspireja claror, perfum de vi que exalta la il·lusió, sensacions que la raó abaixen. Vist i no vist: l’artista que camina peus i calçat i rostres al·lucina.

Accèssit: Clàudia Mascarella 2BTX B


Lengua castellana Mejor texto literario libre

CRISTAL

Otra vez la misma piedra ha vuelto a querer partirme. Tosca por dentro y por fuera, ¿no estás cansada de herirme? Me resquebrajo y agrieto e intento aguantar por ti. Arroyo inseguro y quieto, no desesperes por mí, que yo, con mi transparencia, paso desapercibida; que, más que tenerme en cuenta, me utilizan de por vida. ¿Acaso no paro el viento que te empuja hasta llevarte o detengo el frío hielo que también puede matarte? Arroyo mío, no llores, tus lágrimas me perforan, así de piedra dolores son y solas me destrozan. ¿Pero aún no la has oído? ¡Ya me ha dado en todo el pecho! Que no, que no me ha vencido, solo ha cavado su lecho. Porque aunque sea muy frágil, así estoy más afilada y ya me parece fácil destruir la piedra dada. Pero estar así de rota es un dolor abismal, que aunque sé que no se nota siempre me llamé Cris... ...tal.

Primer premio absoluto de ESO

Cristina Bassols 1BTX B


Lengua castellana Mejor texto literario libre

Premio específico de Primer ciclo de ESO

LOS INVISIBLES Kendra era muy buena con los números, sabía cuántos azulejos había desde la panadería a la carnicería, cuántos libros adornaban las estanterías de su casa, pero ella era invisible para el resto. De hecho, ni tan solo el espejo podía reflejar su figura. Ella solía caminar por las calles donde, de vez en cuando, alguien la miraba, pero aún así nadie la veía. En su casa a las afueras, su madre permanecía observando un punto muerto en la pared. No se movía ni escuchaba nada, solo pasaba el día balanceándose en una vieja silla de madera ya comida por la carcoma.

Un día, Kendra, salió a dar uno de sus paseos por la ciudad con la música de sus cascos a todo volumen. Se sentó en un banco frente al estanque de los cisnes. Introdujo sus manos en los bolsillos de su chaqueta de lana y dejó que las horas se convirtiesen en minutos, haciendo que el sol se pusiera al cabo de cuatro horas, cuarenta y siete minutos y diecinueve segundos. Entonces un chico no mucho más pequeño que ella se sentó a su lado, también manteniendo la vista clavada en el atardecer. Al ver que iba oscureciendo y que el niño no se iba, se atrevió a preguntarle por sus padres, aunque sabía que no obtendría respuesta alguna. ㅡOye, ¿te has perdido o algo así? ㅡle preguntó, más para sí misma que no para el niño. ㅡ¿Puedes verme? ㅡ¿Puedes verme tú? ㅡClaro, boba, si no ¿con quién estoy hablando? ㅡel niño sonrió. Le faltaban dos dientes. ㅡNunca antes me habían visto. ㅡA mí tampoco. Siempre he sido invisible para el resto de la gente de esta ciudad. Los dos volvieron la vista al frente.

Ese fue el inicio de una gran amistad entre dos grandes invisibles para todos salvo para sí mismos, ya que ellos sí se veían el uno al otro. Juntos eligieron volar, eligieron volar hacia un mundo donde la gente les viera, donde no pasaran desapercibidos, donde sus ideas pudieran ser escuchadas por el resto.

Ainhoa Frank 2ESO C


Lengua castellana Mejor texto literario libre

Premio específico de Segundo ciclo de ESO

LA DESAPARICIÓN DE MATILDE Y finalmente apareció. Matilde salió del armario y vio a su abuelo tumbado en la cama, con un cuchillo en la mano. Cuando este la vio salir, dio un tremendo salto, probablemente de alegría, y rápidamente se fue a buscar a los miembros de la policía que estaban enfrente de su casa, no sin pasar antes por la cocina a dejar su cuchillo. Hacía tan solo dos días del momento en que los padres de Matilde, una niña de seis años, habían dejado a la chica con su abuelo después de cavilar mucho sobre esta decisión, ya que el abuelo tenía una importante falta de memoria y temían que les trajera problemas con su hija.

El primer día de la joven Matilde con su abuelo fue inmejorable. Por la mañana fueron al parque de atracciones, donde pasaron unas divertidas horas. Más tarde fueron a comer una hamburguesa en el restaurante donde solían ir cuando la abuela de la niña aún estaba viva. Finalmente fueron a su casa y, después de jugar un rato con los juguetes que había podido llevarse a casa del abuelo, miraron una película de miedo, la pasión de Matilde, antes de irse a dormir. El siguiente día tenían pensado un plan similar, pero por la mañana, en vez de ir al parque de atracciones, se fueron a pescar al río que había cerca de donde se alojaban. Durante esa mañana todo fue perfecto. Solo hubo un pequeño problema que al final no llegó a serlo: al abuelo le pareció que alguien les estaba siguiendo, pero solo fueron imaginaciones suyas. Fueron a comer un plato de pasta riquísimo que había preparado el abuelo y después hicieron una corta siesta reparadora para recuperarse del sueño que tenían. Alrededor de las cuatro de la tarde, Matilde despertó al abuelo para jugar al escondite. Después de pasar una hora jugando, le tocaba esconderse a Matilde. Cuando esta se dirigía hacia la habitación del abuelo llamaron a la puerta. El abuelo abrió y un hombre le pidió si podía entrar para comprobar la calidad de la calefacción de la casa. A los diez minutos el hombre se fue. Cuando ya había cerrado la puerta, el abuelo ya no se acordaba de que estaban jugando al escondite y, al no ver a Matilde por ninguna parte de la casa, llamó asustado a la policía, pensando que el hombre de la calefacción había podido secuestrar a la niña. Los agentes estuvieron investigando el caso durante horas y horas sin hallar ninguna respuesta ante la desaparición de la niña. Los padres de Matilde podían llegar en cualquier momento, y el abuelo temía que le recriminaran la pérdida de la niña. Fue entonces cuando la pequeña salió del armario, donde se había escondido durante el juego, y encontró a su abuelo con un cuchillo en la mano. Matilde, debido a la ignorancia típica de las personas tan jóvenes, tardó muchos años en darse cuenta de que, si no llega a ser porque salió del armario en aquel preciso instante, su abuelo se habría suicidado, pues no otro era el motivo por el que estaba en la cama con un cuchillo de cocina en las manos

Pau Villén 4ESO A


Lengua castellana Mejor texto literario libre

Premio específico de Bachillerato y Ciclos Formativos

CIUDADES LUNARES Vivíamos en la calle principal del pueblo, a dos manzanas del ayuntamiento, en una casita oscura de dos plantas construida en el siglo XIX. La

primera planta estaba destinada al negocio familiar. Tres máquinas de coser, un mostrador y dos estanterías ocupaban el espacio de la pequeña zapatería que había abierto décadas atrás mi bisabuelo. Mi madre aún trabajaba allí. Yo estaba convencido de que no era lo que más le gustaba en el mundo, pero desde que mi padre murió y mi hermano mayor se fue a la guerra, necesitábamos sacar dinero de donde fuera. Mientras, yo

iba a la escuela. Cada mañana salía de casa con las ropas de la semana e iba a buscar a Pablo dos calles más abajo. Siempre estaba listo, esperándome, con su mochila y sus calcetines hasta la rodilla. También venía con nosotros su hermanita, Lara, que aún siendo dos años más pequeña que él ya lo alcanzaba. Tenían un parecido increíble, ambos con los ojos pequeños y oscuros y una nariz redondeada donde Pablo aguantaba unas gafas de metal sucias. Los tres nos íbamos, entonces, hacia la escuela, que se encontraba a cinco minutos de su casa, al lado de las grandes plantaciones de maíz que rodeaban el pueblo. Éramos tan solo seis los niños que estudiábamos allí, pues había muy pocas familias

que habían decidido quedarse después de que estallara la guerra. Pablo, Enrique y yo éramos los mayores, con tan solo siete años. Luego estaban Lucía y Jose, de seis años, y la pequeña Lara, de cinco. Nuestro profesor nos daba clases dos horas al día, y las otras tres las pasábamos en la iglesia, con el capellán del pueblo. Era entonces cuando mejor lo pasábamos. El padre Benito era un hombre viejo y medio ciego, que sordeaba de una oreja. Nos explicaba la Biblia y nos enseñaba a tocar el órgano. Pero, cuando se despistaba, salíamos corriendo por la puerta trasera hacia los campos de maíz, donde no pudiera encontrarnos. Pese a nuestra corta edad, no teníamos miedo a nada y corríamos hasta el riachuelo que había a las afueras del pueblo. Allí nos sentábamos los seis y contábamos historias que nos divertían. Muchas veces nuestras mamás nos habían regañado al volver llenos de barro y tierra a casa, pero nos daba igual, pues aquel era el momento más feliz del día.


Lengua castellana Mejor texto literario libre

Premio específico de Bachillerato y Ciclos Formativos

Todo iba bien hasta aquel 3 de mayo del 38. Era un día lluvioso y frío y, después de dar clase con el profesor Juan, salimos corriendo hasta la iglesia, que se encontraba enfrente. El padre Benito nos dio unas toallas para que nos secáramos, pues la lluvia no cedía. Fue entonces cuando decidimos que aquel no era un buen día para salir al campo, y nos quedamos allí sentados alrededor del altar mientras el viejo capellán tocaba el órgano. Aprovechamos entonces para contar historias como solíamos hacer. Los demás niños me escogieron a mí para que hablara y yo les conté

la historia de dos hombres que luchaban en la guerra. Por la mañana, los ejércitos de ambos muchachos se disparaban y bombardeaban mutuamente, pero por la noche ellos se encontraban y se amaban como nunca nadie supo hacerlo. Los niños, sorprendidos, me pidieron que contara una historia más. Esta vez les narré la de una mujer cuya alma, después de morir ella, se fue hacia el Universo y pasó a formar parte de él en forma de estrella. Estábamos todos tan distraídos que nadie se había percatado de que el padre había dejado de tocar música y se encontraba en el altar, escuchándonos. Después de oír las barbaridades que contaba a los otros niños, me sacó de la iglesia por el brazo y me llevó a casa. Poco después, a mi madre le llegó una carta del ayuntamiento que nos obligaba a abandonar el país. Nos acusaban de defender ideas contrarias al régimen, como aceptar a los homosexuales o cuestionar el poder eclesiástico y la existencia del más allá. Mi madre no supo cómo contener las lágrimas mientras nos marchábamos del pueblo con todo lo que pudimos coger. Nos fuimos a Francia, donde se hallaba el hermano de mi

difunto padre. Allí empezamos de nuevo, dando las gracias por seguir con vida. Fue entonces cuando escribí mi última historia para Pablo y Lara en forma de carta. Decía así: Queridos amigos: Siento mucho que nos hayamos tenido que ir de esa forma. Espero que en el pueblo se nos recuerde por quienes fuimos y no por aquello que defendíamos. Ojalá la guerra termine y podamos volver a vernos. Estos últimos días he estado escribiendo una historia y quería compartirla con vosotros, como solíamos hacer. Cuenta la vida de tres amigos que viven en la Luna, en una ciudad libre donde pueden ser quienes quieran ser y pueden vivir con quien quieran vivir. Pensar y amar libremente. Donde nada se les prohíbe y todo es de todos. Un lugar donde imperan las leyes del amor por encima de las leyes del odio. Ojalá un día podamos ser nosotros los niños de esa ciudad lunar donde los únicos muros que existen son la oscuridad del inmenso Universo que los rodea.

Alba Torrent 1BTX B


Premio a la mejor adivinanza

Todas las categorías

CAMPOS BLANCOS Bajo mi techo se encuentran

campos blancos que, abonados por las semillas que otros

han hábilmente sembrado, pueden guiar tu camino o distraer tu trabajo.

Clàudia Mascarella 2BTX B

Finalistas (sin premio económico): Irene Insa, La verdadera historia de San Jorge Carlos Sanz, ¿Quién ha cogido mi peluche? Èlia Torrent, Crítica al siglo XXI



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