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Ahorrar recursos en las urbes es una necesidad real

ANGIE DUB

Angie Dub es especialista en urbanismo sustentable y conversó con AreaUrbana sobre posibles soluciones para enfrentar el crecimiento exagerado que atraviesan las ciudades.

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Dub además de arquitecta es experta en Sustentabilidad y Eficiencia Energética y con todo su conocimiento lleva adelante el estudio DUB Arquitectura + Sustentabilidad, el primero que se instala en el país con certificación B de triple impacto ambiental. ¿Esto qué significa? Las empresas B operan con altos estándares de gestión y transparencia y el centro de sus objetivos son los aportes a causas sociales y ambientales. Además, Dub es profesora y coordinadora académica de la Maestría en Sustentabilidad en Arquitectura y Urbanismo de FADU-UBA.

¿Cuáles son los principales desafíos ambientales que afectan a las ciudades hoy?

Puedo señalar, básicamente, dos problemas principales. Por un lado, el fenómeno del crecimiento de las ciudades es imparable, se calcula que para el año 2050 dos tercios de la población vivirá en lo que representa solo el 0,5% de la superficie total del planeta. Este fenómeno de escala mundial genera el primer conflicto: la “Isla urbana de calor”, que se produce por el calor que generan las actividades humanas en los centros urbanos –medios de transporte, sistemas de aire acondicionado, etcétera- sumado a que la construcción elimina terreno absorbente de la superficie, reemplazando vegetación por otros materiales como el asfalto y que además de no absorber calor, lo reflejan. Sin dudas, la isla de calor acelera la contaminación del aire por la demanda de energía que consumen los edificios, con sus consiguientes emisiones de gases de efecto invernadero. Es más simple considerar su dimensión en números, por ejemplo, la distancia existente entre el centro porteño y la localidad de Ezeiza es de menos de 38 kilómetros, pero puede haber hasta 4,5 grados de diferencia térmica entre ambos sitios. El problema del calor urbano se acelera por el efecto invernadero que es producido por las emisiones de gases de carbono a la atmósfera.

Destacaste que había dos grandes problemas, ¿cuál sería el otro?

El segundo es la demanda creciente de energía que genera un círculo vicioso con el fenómeno de la isla de calor: se construyen edificios que no dejan absorber el calor y que, como si esto fuera poco, consumen más energía por lo que elevan la temperatura y generan más calor a los habitantes, quienes –a su vez- van a necesitar más energía para acondicionar sus espacios, con equipos que generan más emisiones. Por esta razón, la ONU declaró que las grandes ciudades son responsables del 70% del consumo de energía y del 75% de las emisiones de carbono.

¿Cómo puede revertirse la isla urbana de calor?

Este fenómeno, que se produce por el calor que generan las actividades humanas en los centros urbanos, representa una gran complejidad y los profesionales que nos ocupamos de este tipo de coyunturas tenemos que hacernos cargo, porque la construcción es responsable del 39% de las emisiones de carbono del mundo (dato del año 2019 que aporta la International Energy Agency –Agencia Internacional de Energía), del cual el 11% se corresponde al proceso de la construcción en sí mismo y el 29% restante a la operación de los edificios. Todo debería comienza por reducir de forma notable el consumo de energía y para ello es necesario analizar todo el proceso completo, desde la elaboración de los materiales, su transporte, la aplicación en obra y el consumo final que tendrá el edificio una vez terminado. La mejor energía es la que no se consume. Otras estrategias de eficiencia energética de los edificios son los aventanamientos con una correcta orientación y proporciones de vidrio, aislación con doble vidriado hermético, uso de cortinas y parasoles, autonomía de la iluminación natural y ventilación natural. Se trata de pequeñas inversiones que mejoran la situación actual.

¿Cómo está posicionada Argentina en proyectos urbanos sustentables respecto a otros países de Latinoamérica y por qué creés que funcionan?

Argentina tiene algunos buenos ejemplos de aplicación que apuntan hacia un urbanismo sustentable, pero no hay casos donde esto sea explorado en su total potencial, con esto me refiero desde aspectos de movilidad y planeamiento urbano, pasando por diseño edilicio sustentable y por supuesto, la construcción en sí misma. El fenómeno de la expansión de las ciudades debe estar concientizado por parte de quienes tienen la responsabilidad de legislar los códigos de Planeamiento y Edificación.

Sin embargo, en las nuevas normativas de la ciudad de Buenos Aires se perdieron algunas oportunidades por no dimensionar el valor ambiental en variables como el sol y la energía en relación a las proporciones de vidrio de fachada o el recurso de las terrazas verdes. Los centros urbanos tendrían que responder al clima local con calles angostas cuando hay mucho sol y se necesita sombra, como se observa claramente en el sur de España. En Buenos Aires, tomando la temperatura del mismo departamento en un 2° piso y en el piso 20, puede llegar a haber una diferencia de temperatura interior de 15ºC. En climas templados suele no darse tanta importancia a las variables climáticas como en las ciudades frías, donde es clave el estudio del acceso al sol y sus normativas, como sucede en Ushuaia.

Estos proyectos, ¿realmente son más costosos o esto es un mito instalado?

La sustentabilidad sólo implica costos agregados cuando se incorpora tecnología, como por ejemplo los famosos paneles fotovoltaicos. Pero la realidad es que la gran mayoría de un proyecto sustentable depende de su planificación y de la etapa de diseño. Allí es donde cada decisión modifica el gasto energético de un entorno urbano o edilicio y es donde hay que prestar mayor atención, pero no implica costos extras.

¿Cuál es el rol de los municipios en la creación de estas ciudades sustentables?

Los municipios tienen un rol fundamental e indispensable en la creación de ciudades sustentables. Es muy importante que se establezcan en la normativa de construcción local, normas que impulsen un crecimiento urbano sustentable y que garanticen una mejor calidad de vida urbana para sus ciudadanos. Sin estas medidas desde la política pública, todavía es muy difícil pensar que esto suceda de manera orgánica. Lo mismo debería ser aplicado desde la escala de la planificación hasta la escala edilicia.

¿Cuáles son los problemas más graves a los que se enfrentan los municipios de no contemplar ya mismo un plan de sustentabilidad?

La sustentabilidad está estrechamente relacionada con la salud y la calidad de vida. Desarrollar entornos sustentables garantiza un mejor entorno para los habitantes, además de respetar la naturaleza circundante.

¿Qué opinás de las acciones coordinadas entre las esferas privadas y estatales a la hora de encarar proyectos de esta índole?

Los proyectos de índole públicoprivados son centrales para un desarrollo urbano sustentable. La coordinación entre ambas esferas es lo que nos va a llevar a la materialización de estas ciudades a un mejor ritmo.

¿Qué soluciones funcionan mejor desde la gestión pública?

Una clave indudable es el sistema de transporte eficiente que produce una cuarta parte de los gases que generan el cambio climático. Otra de las claves es la movilidad: las ciudades deben tender a la descentralización, a la vez estar bien conectadas y ser lo más peatonales posibles. En este caso concreto las ciudades de los 15 minutos, como por ejemplo lo son París y Londres, que tienden a ser una conjunción de pequeños centros, son las que supieron resolver la problemática de la movilidad. Este tipo de ciudades puede aplicarse también a edificios urbanos y a urbanizaciones privadas. También podemos mencionar la instalación de corredores verdes que resuelven la absorción de lluvias.

¿Cómo podrían proceder los empresarios privados por las ciudades sustentables?

Los grandes conjuntos de vivienda y las urbanizaciones privadas en contextos suburbanos conforman muchísimas oportunidades porque se pueden manejar distintas variables: la generación y el uso de energía y otros recursos como el agua, el transporte, el porcentaje de terreno absorbente, la distancia entre las viviendas y las volumetrías según los manuales de buenas prácticas. Cito el ejemplo referente de Puertos de Escobar que dispone de un sistema de certificación de casas y se realiza una evaluación y según el puntaje se puede llegar a abonar menos dinero en impuestos. Desde nuestro estudio de arquitectura participamos activamente en la asesoría del Plan Estratégico Territorial de la Cuenca Matanza Riachuelo, donde uno de los proyectos implicaba la construcción de 4.000 viviendas en la localidad de Avellaneda, ubicada en el sur de la Provincia de Buenos Aires. Se propuso la consolidación de una pieza urbana clave para la recuperación ambiental y social de 2 km de frente ribereño. También trabajamos en el plan de un Parque Tecnológico en Junín de los Andes, donde se desarrolló un proyecto de trabajo y vivienda en comunión con la naturaleza y con edificios que responden a las condiciones climáticas locales.

¿Qué tipo de soluciones pueden aportar los arquitectos y arquitectas en el diseño de edificios urbanos?

Gran parte de la eficiencia energética de un edificio se define en la etapa de diseño, donde se debe buscar el menor impacto sobre el medio ambiente, desde su construcción y su operación a futuro. Por ello destaco este concepto que debemos tener especialmente en cuenta los arquitectos: “Planificá más para construir menos”.

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