Sábado, 17 de diciembre de 2016 Nº 121 @aladar_cultura
Viena en movimiento
Carlos Gustavo Allidi Bernasconi
El fotógrafo Gustavo Allidi expone en Viena parte de su obra. En ella se intuye el universo como un todo del que no podemos escapar
Análisis sobre Cervantes y Einstein
Recordamos la película ‘La caza del octubre rojo’
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Fotografía Viena ofrece exposiciones, conciertos, actividades de todo tipo, en cada rincón de la ciudad. Es difícil elegir entre todo ello puesto que las calidades son enormes. Sin embargo, el destino ha querido que descubramos la obra de un fotógrafo más
El universo dentro de una fotografía Gabriel Ramírez {Viena es una ciudad imponente. Tanto como el frío que se padece en esta época de año o su oferta cultural. El viento parece hacer ondular las calles, los edificios robustos, los adornos navideños. Las calles repletas de turistas de distintas nacionalidades se convierten en sendas por las que los grupos se estiran para poder llegar a un destino común. Y, sin embargo, ese enorme número de personas va dejando atrás pequeñas salas de exposiciones, puntos de encuentro en los que se reúnen aficionados a la música, a la pintura o a la fotografía, profesionales que comparten obra, gustos artísticos y alguna postura algo snob (todo hay que decirlo). Por supuesto, ellos agradecen que donde se encuentran no sea ese lugar en el que todos paran, miran, tragan y se van. Miran cómo pasan miles de personas mientras discuten sobre si la ópera de ese día será así o asá, sobre si un director es mejor o peor, sobre cómo harían cada uno de ellos esto o aquello. Aquí, en Viena, «discuten sobre el arte como en otros países lo hacen sobre la selección nacional de fútbol y de su seleccionador», dice Gustavo entre risas. Gustavo Allidi Bernasconi es un uruguayo que llegó a la ciudad hace muchos años. En Viena encontró un lugar en el que vivir, a la que sería su esposa, la paternidad y, posiblemente a sí mismo. Gustavo es un hombre amable, dispuesto a echar un cable a quien lo necesite y a tomar una cerveza desplegando un discurso tranquilo, reposado y lleno de vida. Junto a otros fotógrafos (Santiago Barreiro, Nancy Horowitz, José Risso y Fede Ruiz Santesteban) ha expuesto algunas de sus fotografías en el Centro Cultural WUK de Viena. La exposición tuvo por nombre Eyes of Uruguay y podrá disfrutarse, más adelante en Alemania, Italia, Francia y España (Madrid y Barcelona son las dos ciudades candidatas, de momento). ¿Por qué elegir este trabajo entre la extensa oferta de la ciudad para los lectores de Aladar? La fotografía de Gustavo Allidi está viva. Es así de sencillo. Y creo que cualquier otra reflexión, cualquier explicación que vaya más allá de esto, es explicar para apagar la luz de la obra. Porque brilla por sí misma. Por ejemplo, la serie Ganymed Boarding, que se centra en una serie de escenas representadas en el Kunst Historisches Museum (KHM), entre los años 2011 y 2012, son soberbias. Ganymed Boarding ganó el Premio Nestroy que es algo parecido al premio de teatro de Austria. Además de fotografiar todo aquello que pasara, Gustavo Allidi iluminó con diseño propio los espectáculos.
Intercorporal 3. / Fotografías: Carlos Gustavo Allidi Bernasconi
Ganymed Boarding (2011-2012).
Plan de vuelo nos deja ver un instante que se multiplica para que podamos intuir una obra entera de la que solo vemos unas indicaciones; como lo sabemos, del mismo modo, estando dentro de la cabina de un avión, e imaginamos lo que podría pasar cuando las azafatas adelantan la teórica de salvamento. El encuadre es preciso y delicado. La fotografía en la que vemos a la directora del proyecto, Jacqueline Kornmüller, y las piernas de una de las artistas sobre el escenario, es teatro puro. El rostro de la mujer nos dibuja todo un proceso que ahora en esperanza, ilusión. Y la perturbadora Xtatic, en la que un actor que representa un cuadro perdido tiempo atrás busca otros dos que desaparecieron con él. Nos hace pensar en el bucle temporal en el que habita todo el universo de Allidi. Una misión imposible. El movimiento en la fotografía de Allidi es uno de los ingredientes que marca la obra definitivamente. Lo que pasó, lo que está a punto ocurrir, lo que ya es inevitable porque forma parte de un pasado cercano. Todo se mueve, todo se funde en el momento. Porque, aunque no nos guste, formamos una unidad indisoluble. La serie Intercorporal, en la que Allidi trabaja con el tiempo de exposición, es un claro ejemplo de esto que digo. Fue tomada durante los ensayos para el show Rojotango de Erwin Schrott (barítono uruguayo). Los cuerpos se funden, se confunden, suman sin que nada pueda remediarlo.
Ensayos de ‘Rojotango’ de Erwin Schrott.
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Fotografía que interesante. Parte de su trabajo se ha expuesto recientemente en el Centro Cultural WUK de Viena y refleja una mirada potente, vital y en constante movimiento de Allidi El filo de un abrazo.
Imagen de la Puerta de los héroes de Viena tomada una mañana cualquiera.
Point of no return.
Ganymed Boarding (2011-2012), Serie de escenas representadas en el Kunst Historisches Museum (KHM).
Además, en esos ensayos, el fotógrafo logra plasmar una de las imágenes más bellas de la colección: El filo de un abrazo. Dos bailarines van a comenzar el baile. Un tango. Llega el abrazo. Les vemos cortejarse, les vemos danzar. Vemos el filo de un abrazo sin que ese gesto último esté. Point of no return en la que los hombres quedan a un lado con su movimiento, con cierto desorden; y las mujeres enfrente en calma, reposando y mostrando un carácter radicalmente opuesto al de ellos; en la que un hombre está a punto de explotar y es el que divide a unos y otros; resulta de una potencia visual poco
Fotografía de la serie ‘Fantasmas’.
habitual. Por otra parte, Gustavo Allidi acompaña hace tiempo al bajista colombiano Juan García Herreros. La foto en la que podemos ver al músico con la cara pintada fue portada de su disco The Blue Road, por ejemplo, es obra de Gustavo. La fuerza de un músico recogida en la mirada. La obra de Gustavo Allidi es una gran desconocida. Pero en el futuro se podrá disfrutar en España. Y será una suerte. Esperemos a que llegue hasta aquí. El resto del trabajo de Gustavo Allidi lo pueden encontrar en www.elcorreoweb/aladar. ~
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Historia Los derechos de la mujer, algo que ha sido despreciado y arrinconado gracias a la labor implacable de los hombres de todas las épocas, han sido defendidos en diferentes épocas sin demasiado éxito. Las guerras, una desigualdad terrible y la
LYCEUM CLUB FEMENINO
Ateas, desequilibradas y locas
Anabel Rodríguez {¡Qué nombre tan extraño!, me dije la primera vez que lo oí, al tiempo que me preguntaba qué demonios era eso del Lyceum Club Femenino. Puede que tú también te lo preguntes, o tal vez no, tal vez sepas qué fue. Si no es así, préstame atención porque te va a interesar esta institución formada exclusivamente por damas de la burguesía, que aterrizó en nuestro país, veinte años después de que surgiera el primer Lyceum en Londres, bajo la mano de la escritora Constance Smedley-Armfiel. En 1926 un grupo de mujeres entre las que se encontraban María de Maeztu (a la sazón directora de la Residencia de señoritas), Victoria Kent (una de las primeras mujeres abogadas de España), Carmen Baroja, Beatriz Galindo…, fundaron esta asociación, que tenía a Zenobia Camprubí por secretaria. El objetivo era la defensa de los de los derechos de la mujer en distintos ámbitos. Al tiempo, el Lyceum facilitaba un lugar de encuentro y promovía el desarrollo educativo,
Mujeres de la época en la que el Lyceum Club Femenino funcionaba al cien por cine. / El Correo
cultural y social. Era una asociación aconfesional y apolítica, lo que le costó no pocos disgustos. Al principio fueron 151 socias, que se organizaron en seis secciones diferentes: social, música, artes plásticas en industriales, literatura, ciencias e internacional. En pocos años el número de socias se habría
multiplicado por cuatro. Para ser miembro del Lyceum era necesario ser mujer, haber cursado estudios superiores, realizado obras sociales, o haber destacado en ciertos ámbitos: escritura, arte, intelectual, beneficencia (sí, beneficencia), sociología..., daba igual si la mujer era soltera o casada, su credo o ideología. Incluso se permitía el acceso a las que no habían demostrado mérito personal, pero en ese caso las señoras debían abonar una cuota que era el doble de las que sí lo habían hecho. El tipo de mujeres que formaron parte del Lyceum, era muy diferentes. Las había casadas y conservadoras, pero que entendían que la mujer debía ser ella misma y otras mucho más jóvenes y liberadas (para la época). Las más jóvenes (ayudando involuntariamente a los que luego serían sus perseguidores) criticaban a las mayores diciendo que se limitaban a ser «maridas de sus maridos». Concha Méndez en sus memorias es clara y reprocha que alguna de
sus compañeras que se limitasen a exponer en el centro las ideas que escuchaban en casa a sus maridos. Tampoco las más mayores y conservadoras se quedaban atrás y así Carmen Baroja (hermana de Pio Baroja y otra fundadoras del Club) pensaba que Ernestina de Champourcín era una chica rara y que se había ido a casar con un «gamberro» , que hacía versos y era secretario personal de Azaña. A pesar de las diferencias existentes por su diversa concepción del mundo, de la familia… todas sostenían la institución a fin de apoyar la identidad de la mujer, su formación y su condición. Las actividades culturales, reflejo de sus organizadoras, también eran muy diferentes, dependiendo de quién tuviera la iniciativa. La inauguración cultural del Lyceum corrió de la mano de María y Elena de Sorolla que expusieron sus pinturas y esculturas (evidentemente eran hijas de Joaquín Sorolla y mostraban unas dotes excepcionales que no llegaron a explotar comercialmente). Pero una
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Historia falta de oportunidades como insignia casi permanente, han sido las causas por las que las mujeres, habiendo logrado dar pasos al frente, han tenido que retroceder hasta la casilla de salida, una y otra vez
de las actividades más sonadas fue la protagonizada por Rafael Alberti, que fue invitado a dar una conferencia que tituló Palomita y galápago (¡No más artríticos!) y lo que hizo fue una performance que escandalizó a las damas que querían asaltarle y correrlo a gorrazos (o sombrerazos las que los llevaran), mientras Concha Méndez, Pilar de Zubiaurre y Ernestina Champourcín, entre otras, tuvieron que defenderlo. En esa misma sede, pero con un ambiente mucho más sosegado y exitosos, leyó el gran Federico García Lorca Poeta en Nueva York.
Sin embargo no todos se mostraron entusiastas y Jacinto Benavente, que había sido premiado con el Nobel de Literatura en 1922, se negó a acudir a la invitación para dar una conferencia, que le realizaron desde la asociación, jactándose en su respuesta de que a él no le gustaba hablar a tontas y a locas. Su intención de ofender a estas mujeres y su labor, a través de lo que él entendía como fina ironía, era evidente. En general este grupo de mujeres sostuvo una serie de posiciones tanto culturales como sociales, que les provocaron no pocos
La institución permaneció activa hasta la Guerra Civil, con la toma de Madrid dolores de cabeza. Una de las propuestas que hicieron era la creación de la «Casas del niño» para los hijos de las mujeres trabajadoras de Madrid. En estas casas los niños serían atendidos por profesionales, los cuidarían enfermeras (formadas) y no monjas, como se había venido haciendo hasta entonces. Esto, o el hecho de tener una
Victoria Kent, una de las primeras mujeres abogadas de España.
actitud aconfesional y no estar bajo la advocación de ningún santo, ni permitir que ningún hombre (sacerdote o no) fuera miembro o directivo de la asociación, atrajo el ataque furibundo de la caverna mediática de la época. Tanto desde los periódicos ultraconservadores, como desde los púlpitos de las acusó de ser unas ateas, criminales y desequilibradas. Llegó la arremetida al punto de que las acusaron de tener un fumadero de opio en la asociación. Y no descarto (aunque esto no lo he leído en ninguna parte) que más de uno dijera que era un aquelarre donde sólo el demonio tenía mando. Finalmente las abogadas miembros de la asociación, Victoria Kent y Matilde Huici, tuvieron que defender los intereses del Lyceum ante los tribunales. La asociación también tenía una sección jurídica en la que se discutían temas como la emancipación de la mujer, el divorcio, las reformas legales para el reconocimiento de derechos femeninos… Organizaron una campaña para suprimir el artículo del Código Civil que supeditaba la actuación de la mujer a todo lo que ordenase su esposo, o el que castigaba al marido que matase a su mujer a raíz de la comisión de un adulterio (recordad que el adulterio fue delito mucho tiempo) solamente a la pena de destierro. El Lyceum proporcionó a estas mujeres y a las que quisieron acercarse un amplio abanico de posibilidades culturales a través de su propia biblioteca, exposiciones, conferencias. También les abrió un lugar para que pudieran demostrar su talento ante otras mujeres y un campo de debate sobre su situación personal y jurídica en la sociedad en la que estaban viviendo. Y no sólo eso, reconoció los éxitos profesionales de las mujeres que destacaban, dándoles visibilidad, pues se las apañaron para que los periódicos también recogiesen con asiduidad sus actividades (no sólo los que las denostaban). La institución permaneció activa hasta la Guerra Civil, con la toma de Madrid por parte de las tropas sublevadas, cayó bajo las garras del nuevo régimen y dirigido por la Sección Femenina se convirtió en el Club Medina, que se dedicó a deshacer cualquier tipo de adelanto que se hubiera logrado en los pocos años en los que el Lyceum Club Femenino desplegó sus actividades. El Lyceum y la Residencia de Señoritas fueron fruto de la inquietud de un momento, en el que algunas mujeres se permitieron mirarse a sí mismas como tales, reivindicarse y darse algo de mérito. Instituciones de las que una puede estar orgullosa por la labor que desarrollaron en una sociedad a veces hostil y retrógrada. ~
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Las inolvidables de Aladar ‘La caza del Octubre Rojo’ no es una obra maestra, pero es una de esas películas que, con el paso del tiempo, conservan una esencia agradable. Sean Connery se convierte en el mejor de los recursos narrativos interpretando el papel de Markus Ramius
Pisos y adosados Alec Baldwin en un momento de la película.
Nirek Sabal {Con el cine me pasa lo mismo que con la literatura. Después de ir buscando entre lo nuevo cosas que me puedan interesar y fracasar con estrépito, la fatiga hace que regrese a los clásicos para no perder el poco criterio que me queda. Eso o mirar las películas que, por alguna extraña razón, me hacen pasar un rato divertido y, ya puestos, logran que piense sobre un asunto determinado. Me ocurre con La Caza del Octubre Rojo de John McTiernan. No es una obra maestra. Ni mucho menos, pero es ejemplar en algunos aspectos. La trama (traída de un best seller que firmó Tom Clancy, tan brillante elaborando historias como mal escritor) es, francamente, entretenida. Carente de lágrimas, enamoramientos edulcorados o trampas narrativas imperdonables, nos cuenta cómo un submarino soviético cargado de misiles nucleares y muy silencioso, navega rumbo a la costa este de los Estados Unidos de América sin que nadie conozca sus verdaderas intenciones. Cuando todos, rusos y americanos, saben que se trata de una deserción de los oficiales de a bordo, comienza una persecución frenética para alcanzar la nave. De eso va, poco más o menos, la película. Ya sé que esto parece un resumen elaborado por algún personaje de Salinger porque, dicho así, podría parecer un auténtico tostón. Pero no lo es. La película podría parecer sosa, aburrida, aunque lo cierto es que presenta un buen montón
de cosas que le libra de esa aparente mediocridad. En primer lugar, Sean Connery. Más que correcto en su interpretación, muy creíble. Le acompaña Alec Baldwin que da de sí lo máximo (esto quiere decir que interpreta más mal que bien). Pero se produce el milagro y todo funciona a la perfección. Se carga el peso narrativo sobre el personaje de Connery y todo parece perfecto. El resto de actores (apenas aparecen mujeres) van y vienen iluminando en la misma dirección: Sean Connery. La película es él y el personaje Marko Ramius. Incluso el submarino, majestuoso, enorme, está al servicio del lobo de mar. Además, el guionista, con suma habilidad, hace que las motivaciones de todos los personajes principales sean la misma. Los rusos una, los americanos otra. Los buenos una, los malos otra. Motivaciones compartidas. Esto parece muy fácil y un recurso muy atractivo, pero, en realidad, es un arma de doble filo y puede convertir la narración en un nido de trampas que no se trague nadie. Sólo siendo esa motivación poderosa (muy, muy poderosa) o una interpretación por parte de los actores que sea creíble, sin fisuras, se puede sacar algo en claro del uso de algo así porque las motivaciones suelen ser distintas y son las que configuran al personaje. En esta película se unen ambas cosas, interpretación y poderío. Esto ya me gusta mucho. Aunque me gusta más lo eficaz y eficiente de la narración que disfrutamos en la película de McTiernan. Puede tenderse más a la
La interpretación de Sean Connery es más que correcta y resulta del todo creíble. / El Correo
lírica o deslizar lo contado al feísmo, eso lo elige cada uno. Pero la efectividad, la rapidez al contar son imprescindibles. Narrar y resultar cargante o repetitivo no son compatibles. Nunca funcionó algo así. Los diálogos no son brillantes. Sin embargo, el uso de elipsis (otra vez con inteligencia) rebaja mucho el problema. Si a eso le sumamos la potencia visual de la película se nos olvida en parte el problema (al menos somos capaces de perdonarlo). No obstante, alguna conversación del militar ruso con sus oficiales o con el agente de la CIA que interpreta Baldwin no está nada mal. El resto se limita a jerga militar y poco más. La caza del Octubre Rojo obtuvo el Óscar a los mejores efectos de sonido el año 1990. Después de veinte años, siguen siendo magníficos. Los efectos especiales sí han quedado algo viejos aunque dan el pego. Los de sonido espléndidos, sin peros posibles. ¿Por qué regreso a esta película siempre que puedo? Por todo lo que he ido diciendo y, sobre todo, por el clima. Es esto una de las claves que
olvidan a menudo los autores. Si queremos un personaje vivo hay que construirle una casa, si queremos que el espectador o el lector se integren hay que construirle el adosado. Tengo la sensación de navegar en esa nave, de sentir lo mismo que la tripulación. Tengo la sensación de hacerlo desde siempre. A McTiernan no se le escapa un solo detalle. Desde el principio hasta la última secuencia todo parece poderse tocar. Y eso es producto de encerrar a los personajes en un submarino, pero, sobre todo, de encerrar al que mira. Unos decorados muy escasos a la vez que muy cuidados, el uso de la iluminación, un lenguaje austero, el movimiento (fuera una locura intensa y dentro la calma más absoluta). Todo colabora. Y un último detalle. La acción comienza justo un año después de morir la esposa del militar protagonista. Nada tiene sentido para él y, menos aun, manejar un arma de destrucción total. Sólo regresar a la calma de la pesca. Como cuando era niño. Me gustan los personajes que se dejan ver aunque sea renunciando a lo que son. ~
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Cine ‘Poesía’ es una de esas películas que reclaman ser vistas una segunda o tercera vez. Con tranquilidad. Pasado un tiempo en el que se alimentan las ideas y las sensaciones se retiran para dar paso a una reflexión necesaria. Al aparecer los créditos finales en pantalla, uno sabe que deja algo detrás
La contemplación de la luz Nirek Sabal {Poesía es una película extraordinaria. Y difícil de ver sin errar la interpretación. Algo que no debe preocupar a nadie puesto que es muy común cuando la obra asume el reto de buscar la esencia de las cosas elegidas, cuando los vehículos que se eligen para ellos son diversos y poco usuales. En este caso se suma que la cultura oriental nos queda lejos a la mayoría de occidentales y no terminamos de ver lo evidente para ellos. Desechar algo por el camino siendo importante puede pasar. Perderlo para siempre se puede evitar regresando, tantas veces como sea necesario, a la obra. De esto que acabo de comentar habla Poesía. De la belleza y de su contemplación. Una belleza que para los orientales significa brillar, aparecer, ser visto. La poesía es un vehículo que Lee Chann-dong utiliza para llegar hasta donde coloca el núcleo narrativo. La belleza. Plantea, al mismo tiempo, algunos asuntos que nos llevan hasta el mismo lugar. ¿Quiénes pueden acceder a la poesía? ¿Cómo podemos observar el mundo? ¿Qué función tiene el lenguaje? ¿Cómo se dibuja un ser humano que mira sin atención el entorno? ¿Puede alguien sobrevivir al mundo si decide contemplarlo? Más vehículos para indagar en la belleza. El director se apoya en un guión sensacional que se va llenando de frases aparentemente simples y encajan entre ellas con perfección explicándose unas a otras. Y en una fotografía sencilla y efectiva (Kim Hyunseok) que sirve de contrapunto a la idea fundamental de la película. A veces, puede parecer que esa fotografía roza lo simple, una superficialidad a la que se llega por descuido técnico, aunque el espectador atento, inmerso desde el principio en la historia, aprende que eso no es lo que parece, que detrás de cualquier cosa podemos contemplar una belleza que está para ser descubierta. Lee Chang-dong evita la música para que los matices de la partitura no interfieran con la imagen. Ni quiere ayudas, ni quiere trampas. Para ver no hacen falta puntos de apoyo que distorsionen la sensación. El espectador va encontrando respuestas a todas las preguntas que se plantean. No de forma explícita. Es el conjunto lo que aporta una solución para cada cosa. No todo el mundo puede acceder a la poesía. Se trata de una forma de concebir el mundo, de una búsqueda constante, de reservar la condición de niño hasta el final. Porque el
‘Poesía’ nos dice que detrás de cualquier cosa podemos contemplar una belleza que está para ser descubierta. / El Correo
mundo de la poesía se rellena de cuestiones que sólo una mirada inquieta, interesada por lo que pasa a su alrededor, es capaz de resolver. Desde el lenguaje, desde la investigación con ese lenguaje. Tampoco puede ser poeta el que no se toma en serio ese lugar de la realidad. ¿Puede alguien construir un mundo en el que no cree o que, sencillamente, no sabe apreciar en su esencia?. Es muy revelador cómo confronta Lee Chang-dong al poeta maldito y descreído con otro que dedica todos sus esfuerzos por conservar lo que cree que está en peligro. La propia poesía. Ni puede hacer poesía el que se queda en la superficie intentando lograr un retrato, más o menos, estéti-
co. Un poema es otra cosa. Esta película es grande. No sólo por el tema que aborda sino por cómo lo hace. Y es el punto de vista elegido lo que la eleva a una altura poco habitual en los tiempos que corren. El de Mija, una anciana que comienza a olvidar palabras a causa de una incipiente demencia senil. El papel lo defiende Yun Junghee. Maravillosa actriz que ha participado en un gran número de películas y series de televisión. Espléndida, creíble, contenida. Perfecta. Mija vive un mundo alejado de la realidad. A los ojos de otros parece una de esas personas que no se enteran de nada. Desde niña habita su propio mundo sin enfrentar una realidad mucho
más gris y terrible que contiene la suya propia. Le conmocionan lo que otros son incapaces de observar porque no prestan atención. A Mija le mueve lo pequeño, cada detalle, la sencillez de un mundo muy pegado a ella. Decide escribir un poema y, para ello, se inscribe en un curso. Es la mayor de los alumnos. Ese será el hilo conductor de la acción. Mija y su poema. Descubre la realidad a través del un lenguaje que está olvidando (este es un mecanismo que el director maneja para generar un clima incierto alrededor del personaje y logra una tensión narrativa envidiable). Vive con su nieto; un joven incapaz de manifestar cualquier tipo de emoción, incapaz de empatizar con el entorno. Sirve de crítica esto al mundo del joven actual encerrado en los ordenadores, en la música como aislante de los sentidos. Y sucede una tragedia. Una compañera de su nieto se suicida. El mundo de la anciana comienza a desmoronarse cuando sabe que el chico tiene algo que ver con el suceso. Comienza la reconstrucción. Pero ¿es eso posible? Descubre que lo bonito de su mundo es superficial, que la belleza es algo mucho más profundo. Pero que esa belleza contemplada por ella puede hacerse universal logrando una representación, un poema. Decide asumir el papel de la muchacha en el mundo. Hace lo que ella hizo hasta las últimas consecuencias, camina por los lugares que ella transitó, intenta una vida ajena para entender. Deja atrás las flores que desprenden aromas exquisitos para adentrarse en un mundo duro y cruel. Convierte la realidad en un poema y entiende que la belleza está en la realidad y no en su realidad. El personaje crece sin parar desde la relación con los otros, desde el vínculo con el lenguaje escrito. Una evolución sicológica que envuelve todo y arrastra al espectador, de principio a fin, hasta un mundo que se descompone a medida que aparece Mija; al espectador que se pega a la butaca esperando encontrar, saber porque asiste a una vida extraordinaria en un mundo ordinario. El personaje frente a nosotros. Como debe ser siempre que se trata de narrar. Atiendan, especialmente, a la exposición del día más importante de su vida que hacen los alumnos del taller de poesía. Y comprueben las diferencias entre todos y ella. Lo normal frente a lo sublime. Sólo un personaje tan inmenso puede dar tanto juego. Sólo un director tan inmenso puede hacer cine de esta categoría. ~
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Cine Una tragedia como la que sucedió en Colombine se puede presentar con la careta de la neutralidad. Gus Van Sant mueve su cámara elegante y silenciosa para el espectador vaya componiendo un fresco que cuestiona a la mismísima condición humana.
‘Elephant’: El plano (secuencia) como postura moral David Mayo {La televisión muestra escenas del pasado, grupos de jóvenes uniformados, multitudes de personas con el brazo derecho en alto, esvásticas y al mismísimo Adolf Hitler. Dos estudiantes de secundaria se distraen con las imágenes, no parecen saber mucho de aquellos acontecimientos, se sorprenden con tal demostración de poder e incluso les cuesta identificar la icónica figura del Führer. Inmediatamente después los chicos examinan el arma que han recibido por correo, un fusil automático destinado a la inminente masacre que se proponen llevar a cabo. Los viejos culpables ya no sirven para explicar la tragedia contemporánea. Elephant es el aséptico retrato que Gus Van Sant hizo de la masacre de Colombine en la que fallecieron 15 personas a manos de dos de sus compañeros y alumnos de secundaria. Con ella el director recurre a un acontecimiento histórico terriblemente violento, uno que conlleva la interrogación sobre lo que somos y el origen de la maldad, para intentar explicarnos que esa raíz está en los fallos de la educación y en el defectuoso desarrollo de las relaciones humanas. A pesar de que Eric y Alex no empatizan con el nacionalsocialismo, o lo hacen sólo de manera muy superflua, su acto criminal procede de los mismos lugares de los que surgió aquel. El abandono de una nación, el profundo sentimiento de inferioridad de un país y el deseo de reconocimiento y afirmación de todo un pueblo; aquí es el de dos chicos impopulares, sin una verdadera sensación de pertenencia, con padres ajenos a sus problemas e incluso con un sentimiento de frustración sexual. Sin embargo, algo ha operado de forma distinta en esta reciente ocasión, los dos chicos no necesitan de la presencia carismática y autoritaria de un líder, no necesitan de consignas o uniformes; no precisan del grito colectivo, al contrario, lo eluden; se sienten al margen, desplazados y humillados y buscan un acto que les haga sentir no sólo dueños de su propia existencia sino de la de los demás. Eric y Alex habitan un mundo sin afectos, un espacio enclaustrado en las cuatro paredes de una habitación que no necesita de grandes acontecimientos colectivos, sólo la soledad de la pantalla y un videojuego con el que sentirse dueños de ejercer la violencia (el mundo virtual es lo único que les permite obtener lo que mas desean (en realidad lo que casi todos
Con ‘Elephant’ el fallo ha estado siempre en nosotros. / El Correo
buscamos en él), una sensación de importancia, de trascendencia dentro de un mundo anodino. ¿Es, entonces, desde este sentimiento de frustración desde donde surge la maldad? No necesariamente, Van Sant nos presenta a los compañeros de instituto, víctimas en vez de verdugos, con problemas similares a los de los asesinos: el padre de John es alcohólico, Anette tiene un grave problema de autoestima con su físico que no se corresponde al estereotipo requerido; sus compañeras, muy populares, si poseen ese físico que mantienen gracias a un desorden alimenticio que viven casi como un acto ritual de comunión entre ellas; y, así, todo el microcosmos del instituto parece contener cada trauma multiplicado desde una generación hacia la siguiente. Este es el gran acierto del director: centrando la acción en el día de los acontecimientos apenas nos da pistas sobre los abusos sufridos a manos de sus compañeros por los jóvenes que cometen el magnicidio; al contrario, el desorden emocional nos es mostrado a través de las
víctimas, que lo son ya antes de los disparos, víctimas de la sociedad emocionalmente quebrada que engendró a sus asesinos. Elephant es lenta, y durante la mayor parte de su metraje no parece pasar nada importante aunque todo lo importante está ya pasando. Van Sant ha sabido canalizar en ella una herencia roselliniana a través del filtro abrupto del Antonioni mas áspero e interesante, y como aquellos grandes maestros nos muestra sin cesar una parte o una totalidad de lo que cada ser humano esconde, reflejándolo en las acciones más vacuas o intrascendentes. Y es aquí donde surge el milagro de este film ganador de la palma de oro en el Festival de Cannes, pocas veces un ejercicio estilístico fue tan pertinente lanzando un mensaje directo a la conciencia de todos: la maldad nos acompaña en la cotidianidad porque surge directamente de nosotros y la propagamos como un cáncer a los más jóvenes. La maldad es la falta de afecto que nos rodea en el día a día. Los precisos planos secuencia
persiguen a los personajes en su paseo rutinario por los mismos pasillos y sus encuentro con los no menos familiares rostros de compañeros y profesores; el acto cotidiano exige toda la atención del director no solo para introducir en el espectador un nueva percepción de los mismos y hacer hincapié en la importancia que cada acontecimiento por nimio que sea tiene en nuestras vidas, es, también, una forma de profundizar en la sociedad de lo intrascendente, la que bajo la fría luz y monotonía de una superficie aparentemente pulcra produce monstruos como los que soñara Goya en sus grabados. Van Sant hace suya la celebre afirmación de Godard de que un movimiento de cámara es una cuestión moral y elige la fría persecución casi documental de sus personajes, el aséptico encuadre de los espacios, los planos fijos interminables en los que el movimiento continuo de las nubes se presenta como único indicio de que algo está pasando, porque siempre algo pasa. Cuando la violencia estalla al final, cuando los acontecimientos se vuelven trágicamente excepcionales, lo moral no sucumbe al espectáculo y el director no pierde el pulso mostrándonos la matanza con la misma distancia y frialdad que un entrenamiento de rugby o el ensayo de una pieza de piano. No se puede decir mas claro. George Steiner nos avisaba en Lenguaje y silencio: «… Sabemos que un hombre puede leer a Goethe o a Rilke por la noche, que puede tocar a Bach o Schubert, e ir por la mañana a su trabajo a Auschwitz». En Elephant la más trágicamente romántica pieza musical acompaña los momentos más ordinarios, los que nos dirigen inevitablemente a un destino. Lo sabremos cuando nos muestren a Alex practicando el Claro de luna y vislumbremos la paradoja de nuestro ineficazmente llamado humanismo; las mismas sensibles manos que interpretan la pieza apretarán el gatillo y asesinarán a los inocentes, y aunque se nos sugiera la sutil idea de que a Alex le resulta mucho mas fácil aprender a disparar que interpretar a Beethoven, esa certeza no deja de ser igualmente terrible. Elephant no justifica ni condena, pero nos da todas las pistas necesarias para intuir que el fallo ha estado siempre en nosotros y que se mantiene gracias al mundo ficticio creado como una pantalla para ocultar la fatídica realidad; a los seres humanos les cuesta amarse.~
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Libros El escritor italiano regresa con dos novedades: la edición de su poesía completa bajo el título ‘Sólo ida’, y un volumen con tres relatos, ‘Historia de Irene’, ambos en la editorial Seix Barral Recomendaciones
ENSAYO
Paul Virilio / La administración del miedo / Pasos Perdidos
De la velocidad y el miedo en nuestro tiempo
ERRI DE LUCA
«Hay una intención de censurar la palabra y la lucha civil» Alejandro Luque {Recuerda Erri de Luca (Nápoles, 1950) que descubrió la poesía no con un libro, sino con un disco de poemas recitados de Federico García Lorca, que luego confrontaba con una versión bilingüe en papel. «Sí, yo tuve una experiencia de aprendizaje a través de las voces, no solo por la registrada por actores en los discos, sino también por los adultos que vivían a mi alrededor. He tenido una información y una formación que dependía exclusivamente de los sonidos. La televisión llegó tarde a mi casa, de modo que las imágenes eran pocas, y no contaban nada», recuerda. Más de medio siglo después, el escritor reúne sus propios poemas en el volumen Sólo ida, que acaba de ver la luz en la editorial Seix Barral junto con Historia de Irene, un volumen que reúne tres historias breves. Su currículo habla del obrero, del militante del movimiento de extrema izquierda Lotta Continua, del ciudadano que se ofreció como voluntario para conducir camiones en el Belgrado castigado por la artillería de la OTAN, o el hombre que acude a Lampedusa para tratar de ayudar a los desgraciados que se lanzan al mar en busca de una vida mejor. También el alpinista, o el estudioso del hebreo antiguo afanado en traducir la Biblia, o la figura pública del intelectual de éxito que, sin em-
bargo, rehúsa obstinadamente las comodidades de la torre de marfil. La política, la memoria, la indignación, la cultura, la perplejidad, el dolor: todos estos Erri de Luca y muchos otros se dan cita en la obra poética del autor. Historia de Irene parece una fábula, pero en algún pasaje deja entrever una defensa de la castigada Grecia. «Sí, Grecia es un lugar del alma para nosotros, los europeos», admite. «Su voca-
El escritor italiano Erri de Luca./ Paco Campos (Efe)
«He tenido una formación y una información que dependía exclusivamente de los sonidos» «Con los griegos tenemos una deuda de conocimiento y de reconocimiento» bulario vive dentro del nuestro, hemos recibido de ellos la arquitectura, la poesía, la filosofía, el teatro, la geometría… Nuestra civilización se ha aprovechado de Grecia. Vengo de una ciudad, Nápoles, que fue fundada por los griegos. Tenemos una deuda de conocimiento y de reconocimiento con los griegos. Y hoy es un lugar maltratado por su economía, por los bancos».
Eso, agrega, aunque para mucha gente, la Grecia clásica no tiene nada que ver con la de hoy. «Es como decir que la Roma de hoy no tiene nada que ver con aquella, la Imperial, que hablaba latín. Es evidente que no tiene nada que ver, pero todo viene de allí. Al menos reconozcamos el lugar de origen de los empeños artísticos y culturales que tenemos. De lo contrario, nos faltaría algo. Tampoco tendríamos a los faraones de Egipto…» Aunque ya era un escritor más que conocido en su país, De Luca vio su fama redoblada hace dos años, cuando fue acusado de instigar al sabotaje de la línea de alta velocidad Turín-Lyon a su paso por el valle de Susa. El subsiguiente proceso dio pie a un panfleto, La palabra contraria, donde el escritor exponía sus argumentos. Fue absuelto en octubre de 2015. «La sentencia me ha eximido de aquella acusación de la manera más clara posible», explica. «Era una sentencia que subrayaba que ni siquiera existía base para el proceso. Pero casos como el mío se reprodujeron inmediatamente. Por ejemplo, una estudiante que ha escrito una tesis de licenciatura sobre la lucha del Valle de Susa ha sido incriminada por complicidad. Entonces, hay siempre esta intención de censurar la palabra que se alinea con la lucha civil», denuncia. ~
A. Luque {Quienes descubrimos a Paul Virilio en los 90 gracias a su Estética de la desaparición, publicada en Anagrama, lo incorporamos de inmediato a los pensadores que había que seguir para entender el convulso cambio de siglo que nos esperaba. Desde entonces, el autor parisino ha publicado numerosos títulos, casi todos ellos vinculados a las ideas centrales de la velocidad y del miedo, los dos pivotes sobre los que descansa el discurso del poder en nuestro tiempo. Este último ensayo, aunque más bien se trata de una conversación con Bertrand Richard, se inspira en la novela de Graham Greene El ministerio del miedo para distinguir entre los tres grandes terrores que condicionan la vida en la Tierra en la actualidad: la bomba nuclear, la bomba informativa, la bomba genética. Para llegar a ese punto, Virilio analiza lo que nos rodea desde múltiples puntos de vista, desde los devastadores efectos de la crisis económica al agravamiento del fenómeno del terrorismo, pasando por las imprevisibles consecuencias de una fe ciega en la tecnología, con su escalofriante culto a la inmediatez. La condición añadida de urbanita del francés brinda asimismo interesantes perspectivas sobre la transformación de las ciudades y las nuevas estructuras sociales que se están generando en los últimos años. A los lectores habituales de Virilio que no conocieran la anterior edición de este libro les sonarán no pocos estribillos de esta partitura, pero serán también los que mejor sepan que siempre es un placer oír, entiéndase leer, a este lúcido y sabio hombre del siglo XX, y también del XXI. ~
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El Correo de Andalucía Sábado, 17 de diciembre de 2016
Escrito para... ¿Cómo despertar el interés por la lectura; saber por qué alguien no deja de ver programas de televisión infames cuando, ni siquiera le gustan? Podríamos estar animando a leer a un joven hasta hacernos viejos sin lograr resultado alguno. Eso de intentar dirigir los gustos ...para conocer la trastienda del arte
Cuadros de caza Augusto F. Prieto {Leer a Roger Peyrefitte me produce la misma sensación que tenía una amiga mía -hija de un conspicuo alcalde de Figueras- que fumaba cigarrillos Lola: la certeza de tener una fábrica trabajando en exclusiva para mí; porque según avanzo por las páginas dudo que nadie más sea capaz de adentrase en algo tan empastado y tan largo. Descontado Las amistades particulares, el resto de su obra es catálogo, vademécums en los que la novela es el pretexto para la enumeración. Su prosa es monótona y agotadora. Sus temas favoritos son la diplomacia (Las embajadas), la Iglesia (Las llaves de San Pedro), la depravación (Roy), o la francmasonería (Los hijos de la luz). Cuadros de Caza es la biografía novelada de Fernand Legros, indefinible personaje, enriquecido por turbios negocios de comercio de pintores impresionistas, postimpresionistas y de la escuela de París -hedonista y epicúreo- que pasó su vida envuelto en interminables procesos legales, arrastrando una corte de muchachos de acá para allá y cultivando inquietantes relaciones políticas. Escandaloso y polémico. Su vida le permite a Peyrefitte desarrollar sus apabullantes conocimientos adquiridos sobre el mundo
de los traficantes de arte –marchantes, galeristas, espertises, coleccionistas, falsarios- y sobre los laberintos jurídicos de los millonarios. París, Nueva York, Ibiza, Río de Janeiro, Ginebra. Como siempre, el escritor francés pasea su lengua, bífida y envenenada, por
las páginas de papel, haciéndola chasquear como un látigo. Por supuesto, abre el armario para que salgan todos. Como suele suceder, la realidad supera cualquier tipo de ficción, el anecdotario deviene mitología, y la trama termina convirtiéndose en un vodevil. El absurdo como mecanismo lógico. Cuadros de caza o la vida extraordinaria de Fernand Legros es valioso por su minuciosidad, por la recreación en el detalle, por la crónica de época y la revelación de secretos. Por el rescate del personaje. Ni que decir tiene –culmina su prólogo Peyrefitte- que todas las personas que nombro en este libro, salvo los muertos,
los abogados y los jueces de instrucción, van a jurar que no conocieron nunca a Fernand Legros. Legros nació en Ismaelía en 1931. Roger Peyrefitte murió en París en 2000 con noventa y tres años, envuelto en el escándalo, pero confortado por los sacramentos de la Iglesia. Calificación: Extraordinario. Tipo de lector: Muy interesado y pertinaz. Tipo de lectura: Espesa y eterna. Argumento: Delirante. Personajes: Insólitos. ¿Dónde puede leerse?: En el café de una de las grandes pinacotecas.
...para conocer el Kabul de los expatriados
Kabul Disco (Cómo no fui secuestrado en Afganistán) Augusto F. Prieto {Primer tomo de Kabul Disco firmado por el dibujante Nicolas Wild en el que se narra su estancia en Afganistán. En plena crisis creativa y económica encuentra una oferta de una sociedad dedicada a las actividades culturales y publicitarias de ese país y accede a viajar. Una estancia que debería llegar a tres meses se dilata en el tiempo y las experiencias de Nicolas Wild van tomando forma y hondura. Recuerda mucho, este cómic, a la serie en la que lleva trabajando algunos años Guy Delisle y es, tal vez, excesivamente deudora de la misma. Pero el trabajo de Wild es excelente y toma personalidad propia desde la primera viñeta. Adaptación al entorno, disfrute del mismo, enfrentarse a una cultura diametralmente opuesta, los amigos que son expatriados, el ritmo de trabajo endiablado y una ironía finísima acompañan la narración. Una narración con buen ritmo que se des-
plaza con un aprovechamiento del papel muy inteligente que hace resaltar lo importante, sugerir lo esencial y mostrar los detalles de un viaje iniciático espléndido. El trazo del dibujo es sencillo aunque no deja escapar nada importante. Un blanco y negro que juega con los tonos y las sombras es un acierto artístico indudable. Y el guión es muy divertido. Este es un trabajo que gustará a todo tipo de lectores. Incluidos los amantes de la novela gráfica. Merece la pena.
Calificación: Muy bueno. Tipo de lectura: Muy divertida. Fácil. Tipo de lector: Cualquiera. Argumento: Sobrevivir en cualquier parte del mundo no es un milagro. Personajes: Muy bien perfilados. ¿Dónde puede leerse?: Afganistán está lejos. Sería lo suyo, pero, dadas las circunstancias, en casa, con tranquilidad y un café cerca, es suficiente.
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Escrito para... ajenos no funciona ni a la de tres. Lo que deberíamos es lograr una mínima reflexión para que el cambio se produjera desde dentro y no llegase como una imposición externa. Por eso Aladar insiste en recomendar libros cada semana. A ver si tenemos suerte. ...para pasar el rato
...para descubrir el universo de Carver
Reina Lucía Augusto F. Prieto {Son característicos del humor británico los personajes extravagantes, analizados por un narrador que muestra inquietantes signos de excentricidad, todos deben estar situados en una sociedad convencional, organizada en clases, preferentemente ociosas. Ese continuo enfocar la vista del lector sobre lo absurdo del comportamiento humano descoloca cualquier previsión, y mantiene la tensión sobre el argumento, la necesidad de conocer cómo va a terminar todo. Normalmente encierra una crítica social. Reina Lucía es la novela fundacional de un ciclo de seis, escrita por E. F. Benson en 1920. Es entretenida de leer, no ha sufrido el paso del tiempo, pero tampoco alcanza la altura de otras novelas como las de Saki o Woodehouse. La puesta en escena y los personajes son muy acertados, pero una vez que nos identificamos con la situación, parece agotarse el ingenio, la narra-
hacia el final- se vuelve previsible y remata sin sobresaltos. No llega a ser transgresora. Me temo que los personajes dejan de sorprendernos una vez presentados, que Benson se olvida voluntariamente de los tics de la aristocracia, fuente inagotable de materia humorística, y casi prescinde del educado resentimiento de los sirvientes, desaprovechando – además- a algunas de sus criaturas. No obstante lo anterior, Reina Lucía es creíble, parece apuntada del natural, el lector -de la mano del narrador- termina formando parte de esa extravagante vecindad de una clase media rural, snob, pretenciosa y maniática, y les coge cariño a sus miembros, aunque como observador hubiera preferido algo más de maldad en sus maquinaciones.
ción se aligera y marcha hacia la caricatura, el sarcasmo no es suficientemente hiriente, los diálogos son demasiado naïve para rematar en cinismo, las situaciones no llegan a desquiciarse y –
Calificación: Entretenido. Tipo de lector: Cualquiera. Tipo de lectura: Divertida. Argumento: Bastante débil. Personajes: Curiosos. ¿Dónde puede leerse?: En la campiña inglesa.
...para conocer el intimismo de Jane Austen
Mansfield Park Daniel González Irala {Concebida como una piedra de granito de omnisciencia cargada de vetas modernas, la escritora decimonónica de novelas de género romántico, Jane Austen, nos adentra en la historia de Fanny, una niña de extracción humilde que va a parar con sus huesos a la mansión de los Crawford, unos primos lejanos de quienes aprende no sólo correctos hábitos de lectura y una admiración por el teatro representado, sino a conocerse a sí misma. Se dibuja con lienzo preciso el carácter de la muchacha desde el borrón en el papel, pasando por el impresionismo y terminando en el hiperrealismo a la vez que se construye una trama muy escultórica donde nada parece moverse, y todo lo hace desde dentro. Intimismo, deben llamarle. Ambientada en una campiña de rasgos tradicionales y donde los Crawford y los Grant comparten residencia al menos durante parte del año, la autora juega con el encanto y crueldad de su personaje, primero desde la necesidad de encontrar pareja de
sus dos primas Ana e Isabel, después desde la admiración del más manirroto de los hermanos, que le lleva a sentir un amor que sabe imposible y por último mediante el exquisito trato con William y Edmund, un amigo que se deshace en atenciones con ella sin aparente intencionalidad. Más sugerente como potenciadora de imágenes fijas que en movimiento; tal vez en esta novela encontremos el germen a través de un primer trazo de lo que estaba por venir en el siglo XX, desde la concepción de un mundo, al menos, más flexible leído hoy.
Calificación: Muy interesante. Tipo de lector: Todavía algo paciente. Tipo de lectura: Entretenida. Argumento: Inseguridades y certezas en la vida de una chica que empieza a saber lo que quiere. Personajes: Bien. ¿Dónde leerla?: Cerca de Covent Garden, en Londres.
Bajo la Luz Marina
Carmen Daza {La poesía de Carver trata de personas corrientes, muchas veces desesperadas y grises. Trata de la amistad verdadera y simple. Trata de lo cotidiano, de lo que vivimos, día a día, cada uno de nosotros. Y lo hace desde el mismo lugar que transita en su narrativa, desde un lugar sin grandes artificios técnicos, desde ese en el que lo más cotidiano se transforma en extraordinario. Bajo la luz Marina (Ed. Visor, 1990) es el primer poemario de Carver editado fuera de Estados Unidos. La selección fue hecha por él mismo. Y merece la pena echarle un vistazo. Pueden encontrarse cosas cosas como esta: Las noches no son claras aquí. Pero si hay luna llena, lo sabemos. Sentimos una cosa un minuto, otra distinta al siguiente. Quien me conoce sabe que siento una enorme debilidad por la literatura de Raymond Carver. Siempre me impresiona la facilidad que tiene para decir al lector lo tremendo que es el mundo, sin pedir permiso antes, sin una sola concesión. Te encuentras ante el mundo según Carver. Si te falta valor puedes leer novela rosa o cerrar los ojos, incluso puedes creer que eres diferente a los personajes que dibuja. Pero si le das la mano y continúas el camino que traza estás perdido. Calificación: Muy bueno. Tipo de lector: Todo el que quiera mirar sin temor a encontrarse a sí mismo. Aunque sea en el fango. Tipo de lectura: Ligera. Pueden leerse los poemas sueltos. Engancha desde el principio. No sobra ni un solo verso. Argumento: Triste como todo lo de Carver. Personajes: Muy bien perfilados. ¿Dónde puede leerse?: La poesía no debe leerse en el baño. No lo olvides. Mejor tranquilo en un lugar que invite a disfrutar.
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El Correo de Andalucía Sábado, 17 de diciembre de 2016
Educación Miguel de Cervantes y Albert Einstein aportaron, de forma extravagante, al mundo de la literatura y al de la de las matemáticas y de la física. Sin embargo, hoy tendrían serios problemas para conseguir una plaza como profesores de Educación Secundaria en un centro de enseñanza
Cervantes y Einstein descartados en una entrevista de trabajo José Luis Hervás {Si preguntamos al gran público si conocen a Cervantes y Einstein, una inmensa mayoría de españoles responderían que sí, y que les merecen un gran respeto. No ocurre lo mismo si hablamos de la señorita Teresa que imparte las matemáticas en Secundaria, y del profe Alberto que imparte la lengua y literatura. A estos dos compañeros de trabajo se les puede criticar su trabajo por parte de alumnos, profesores y cualesquiera persona que se le antoje hacerlo, al margen de que conozca, o no, cuales son las labores y responsabilidades de estos trabajadores y de cómo desarrollan su trabajo. Si en mi centro se les llamase a Cervantes y Einstein para una entrevista de trabajo serían descartados irremediablemente por todos estos motivo que enumero a continuación: 1. Sus títulos universitarios no están homologados con los actuales títulos que reconoce y habilita la administración (imprescindible). 2. Aún convalidando los títulos, no es seguro de que pudieran impartir las asignaturas de lengua y literatura española (Cervantes), o matemáticas y física (Einstein), puesto que tendrían que reunir, al menos, 24 créditos que hicieran referencia directa a estas asignaturas. Tampoco pueden acreditar una experiencia laboral de dos o más años impartiendo esas asignaturas en Secundaria. 3. No poseen el CAP ni el MAES. Imprescindible para acreditar la preparación pedagógica necesaria para impartir clases en Secundaria. 4. No poseen el B2 en inglés, imprescindible para trabajar en un centro bilingüe como el nuestro. Bueno, el señor Einstein sí habla perfectamente inglés, pero como no tiene el título oficial por Oxford o Cambrige, no puede acreditar su nivel de inglés. 5. Para poder usar las pizarras digitales, los ordenadores y tablets, las comunicaciones digitales y redes sociales, y las diferentes plataformas educativa como la que exige la administración (Séneca en Andalucía), es necesario un nivel «medio-avanzado» en informática, no basta con el nivel «usuario». Ni el señor Cervantes ni el señor Einstein conocen estas herramientas. 6. Nuestro centro tiene tres certifi-
Miguel de Cervantes Saavedra y Albert Einstein ./ El Correo
caciones de calidad, una es la ISO:9001, la otra ISO:14001 el sello de calidad «Excelencia Educativa Aces». Es imprescindible conocer el funcionamiento, los requisitos y las obligaciones que implica estas certificaciones para poder trabajar en mi centro. 7. Fundamental demostrar conocimiento de psicología, inteligencia emocional, ser innovador en pedagogía, algún curso de especialización en mediación y resolución de conflictos, saber atender a la diversidad, saber hacer programas de refuerzo tanto para los que se quedan por detrás en las explicaciones como los que piden más nivel, dominar las adaptaciones curriculares significativas y no significativas, los trabajos por proyecto, el trabajo cooperativo, el emprendimiento, la educación en valores, en igualdad de género, trabajar por competencias, algún curso de primeros auxilios, el carnet de manipulador de alimentos, algún curso de alimentación saludable. 8. Importante tener habilidad para moverse entre decretos, ordenes y nuevas leyes educativas, además de contar con el asesoramiento de abogados para saber qué hacer cuanto te entregan diferentes resoluciones de divorcio, custodia compartida, órdenes de alejamiento y múltiples circunstancias de familias desestructuradas, etc. 9. Disponibilidad para participar en excursiones con o sin pernoctación y soportar la responsabilidad respecto a lo que pueda suceder con un grupo de menores de edad pero que pueden ser más altos y hábiles que el profesor para según qué cosas. 10. Capacidad para asumir críticas injustas sin perder compostura, vengan de donde vengan y de quien venga, manteniendo la cordialidad, haciendo un ejercicio sano de autocrítica y con el ánimo de ayudar a los mismos que te critican, aunque no entiendan lo que el profesor está haciendo por su bien. En fin, señor Cervantes y señor Einstein, por todos estos motivos quedan descartados de nuestro proceso de selección de personal. No obstante quedamos enormemente agradecidos por su aportación al mundo de la lengua y literatura española, a las matemáticas y a la física. Desde nuestro humilde puesto de profesores de Secundaria seguiremos ensalzando vuestra contribución a la humanidad y reconociendo que somos «believers» vuestros. Y que el hecho de que no podáis trabajar en nuestro centro no le resta ni un ápice a vuestros méritos. Ojalá empecemos los españoles a entender y confiar más en los profesionales de la educación, colaborando con su trabajo y realizando críticas constructivas que ayuden a mejorar los resultados con sus hijos. D. José Luis Hervás Medina es Coordinador Provincial ACES por Sevilla.