Sábado, 16 de junio de 2017 Nº 181 @aladar_cultura
Luis Ricardo Falero: El gran desconocido El pintor granadino, nacido el año 1851, no pudo triunfar en España. Posiblemente, la mojigatería era invencible en aquella época. Sí lo hizo en otros países en los que se le reconoce como un artista de gran categoría
Las recomendaciones literarias de Aladar
Repaso a la figura de Oum Khaltoum
36
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Arte
Luis Ricardo Falero, duque de Labranzo, fue un excelente pintor de finales del siglo XIX. Su obra es desconocida en España y los museos españoles no cuentan con una sola de las obras del pintor granadino. Sus pinturas rebosan sensualidad y un
LUIS RICARDO FALERO El arte de no ser profeta en tu tierra
Le vin de Tokai.
Anabel Rodríguez {Alguno se estará preguntando «pero vamos a ver ¿tú no eras la que escribe sobre mujeres más o menos conocidas y sobre mitología? ¡Qué estás haciendo!». Y tengo que responder: sí, soy yo, pero las injusticias y los olvidos me ponen de un mal humor espantoso y bastante tengo a diario (es lo que tiene ser abogada los días laborables) como para no tratar de mejorarlo a golpe de teclado. Y es que fue darme de narices con el hombre del que hoy quiero hablar y decidir que tenía que traerlo a Aladar. Luis Ricardo Falero es casi un desconocido en nuestro país, hasta el punto de que no hay ni una pintura suya en los museos públicos españoles, mientras que sí los hay en Reino Unido, Francia o Estados Unidos. Esta situación me ha disgustado, enfurecido, entristecido y vuelto a enfurecer. Después de todo ese tránsito decidí que lo mejor era poner remedio. El descubrimiento se lo debo a mi marido, que vio una referencia
‘Femme Papillon’.
en internet, un cuadro, y le faltó tiempo para preguntarme: «¿Sabías que este hombre era español?». A partir de ese momento me he puesto a investigar y aunque no he encontrado muchas noticias sobre él, salvo referencias en blogs especializados en arte (gracias, gracias, gracias), breves notas en alguna tesis doctoral de pintura femenina y orientalizante y poco más. Estas circunstancias, en una época en la que lo que no existe en internet, prácticamente no existe, podría induciros a pensar que se trataba de un pintor sin talento y no, no es así. Luis Ricardo Falero nació en Granada en 1851, pertenecía a una familia aristocrática y pudiente. Desde su infancia demostró tener un gran talento para los idiomas y la pintura, hasta el punto de que sus padres decidieron enviarlo a un internado británico cuando contaba siete años (me parece una barbaridad). El niño era un portento en muchos ámbitos, no sólo es que dibujase bien, es que le gustaba también la ciencia y cursó estudios
de química e ingeniería. Con nueve años sus padres decidieron que cambiase de aires y lo enviaron a París. Estamos hablando de un niño de esa edad en pleno siglo XIX, apego hacía sus padres no debía tener mucho con semejante método de crianza, pero a la vista de lo que había en el resto de España en aquella época, no podemos negar que era un privilegiado. Pocos años después su padre le pedía que regresara a casa y se enrolase en la marina española, lo que no casaba mucho con el tipo de estudios que le habían procurado. Luis se sometió a la voluntad de sus progenitores, pero su paso por la marina fue breve. La milicia y el mar no eran para él. Tampoco estuvo mucho tiempo más realizando trabajos de química e ingeniería, pues alguno de sus experimentos salió mal y quedó escarmentado. Fue entonces cuando decidió dedicarse a lo que de verdad le gustaba: el arte. Con poco más de dieciséis años comienza a ganarse la vida como pintor, pero no lo hace en Es-
Una alegoría del arte.
paña. Pasará tiempo en París y en Londres donde sus pinturas comienzan a ser muy conocidas y cotizadas. Se integra con facilidad entre la burguesía y la nobleza de ambos países. Además no era el único pintor español que pasó una buena parte del tiempo en esa ciudad. En la segunda mitad del siglo XIX se creó lo que se conoció como la «escuela española de París», que en el siglo XX cayó en el olvido ante el empuje de los diversos movimientos vanguardistas. Fue en la ciudad francesa donde se interesó por los desnudos femeninos que protagonizan su obra. Sus pinturas son mal valoradas en nuestro país en ese momento, hasta el punto en que se le considera poco menos que un pintor pornográfico: mujeres sensuales que eran repudiadas por la reprimida sociedad de la época. No fue así en el extranjero donde gozó de éxito. Los desnudos femeninos se encuentran normalmente incardinados en pinturas de tipo orientalizante, mitológicas o mágicas den-
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Suplemento cultural
37
Arte
misterio que llega desde conjuntos improbables o una sencillez apabullante. La sociedad del siglo XIX no quiso ver en la obra de Falero nada que no fuera escandaloso. Pero nada cambió en el XX
‘Brujas yendo al sabbath’.
tro del movimiento romántico de pintores. Sirenas, hadas, brujas, esclavas, demonios pueblan sus pinturas y es que entre la burguesía británica el interés por el espiritismo, el zodiaco, lo oriental estaba en boga y un artista hace lo que debe para poder vivir de su arte (debería aplicarme el cuento). Al parecer, Luis Ricardo Falero no daba título a sus pinturas por lo que los nombres a los que voy a referirme en los próximos párrafos son posteriores, pero ya sabéis que lo que no tiene nombre no existe y necesito que existan para nosotros, para que tengamos una idea de lo que vamos a mostrar. Una de las que más me ha llamado la atención ha sido Brujas yendo al Sabbath, donde hay muchos y muy diferentes desnudos femeninos. Se mezclan brujas hermosas con otras monstruosas; machos cabríos, gatos negros; murciélagos; algún brujo despistado y la mismísima muerte, que persigue y acompaña a las brujas. Las posturas de las mujeres son de lo más insi-
nuantes, no es de extrañar el concepto que de él se tenía en nuestro país a finales del siglo XIX. Demuestra una gran maestría a la hora de plasmar esos cuerpos voluptuosos de piel muy blanca. El carácter sexual de alguna de las poses es evidente. Para los que seáis aficionados a las series televisivas, esta pintura sale en la serie Sense 8. También es muy interesante su pintura Estrellas gemelas en las que representa a dos figuras femeninas desnudas que sostienen en sus manos unas estrellas, esta pintura pone en evidencia su afición a la astronomía, pues esas ninfas representan lo que se conoce en astrofísica como estrellas binarias. Quiero hacer también referencia a su obra Alegoría de la pintura, también conocida como Pintando. Me llamó la atención porque en esa obra la modelo no sólo es tal sino que también aparece ejerciendo de pintora, lo que no parece tan normal en una época en la que las mujeres eran más objeto que sujeto de
la pintura y el arte en general. Aunque había mujeres pintoras y alguna se ganaba la vida bastante bien, no era lo habitual (¿ahora lo es?). Esta pintura se ha subastado en varias ocasiones ente coleccionistas privados, sin que la administración española haya mostrado interés alguno aunque su precio no era prohibitivo. En cuanto a su vida personal poco sabemos, salvo que el año de su muerte fue demandado por Maud Harvey, que lo acusó de haberla despedido después de dejarla embarazada. La muchacha comenzó trabajando como empleada de la limpieza y después como modelo del pintor. Aunque Luis Ricardo negó la paternidad del niño, los tribunales le condenaron a pagarle una pensión de seis chelines semanales para su mantenimiento, por lo que la paternidad quedaba establecida judicialmente. Moría en 1896 con sólo cuarenta y cinco años en un hospital londinense. Mientras que los periódicos del momento lamentaban la pérdida
del pintor, en España no se recoge ni una sola mención al respecto (al menos, no la he encontrado en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional). En el siglo XIX su pintura era muy reconocía e incluso se expuso en la Real Academia Británica. En la actualidad se encuentra expuesta en museos como el Metropolitan de Nueva York, en museos británicos, franceses y también en diversas colecciones privadas. El olvido, desconocimiento y la falta de interés por parte de nuestras autoridades resulta chocante y reprochable. No termino de comprender como no hay ni un solo cuadro de este granadino en museos de titularidad pública. Y no sólo eso sino que no hay prácticamente ni una sola obra escrita en español en la que se trate con un poco de interés su figura. Tan sólo una obra descatalogada de Tusquets, a la que algunos afortunados podréis acceder y que se titula «Pintores españoles en París 1850-1900», realizada por Montse Martí y Carlos González. El duque de Labranzo, ese era su título nobiliario, fue un gran artista y su hermosa obra es desconocida entre sus compatriotas. A ver si la Junta de Andalucía se anima, da ejemplo y adquiere algún ejemplar de este granadino cosmopolita (que no sólo García Lorca recorrió mundo) para que podamos disfrutarlo de cerca. ~
38
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Tribuna
Leer sin criterio alguno es lo peor que le puede ocurrir a alguien. Otra cosa es leer, de vez en cuando cosas de poca calidad. Posiblemente, sea un negocio extraordinario para algunas editoriales; tal vez sirva para ensanchar el ego
La desproporción que sufrimos entre cultura y entretenimiento nos hace ir en el sentido equivocado. / El Correo
Gabriel Ramírez {Algunos defienden que leer, sea lo que sea, es bueno. El caso es que la gente lea. Lo voy a decir pronto para dejar claro mi punto de vista: eso es tan estúpido que duele pensarlo. No hace mucho, tuve la mala fortuna de ver, durante cinco minutos, un programa de televisión que tiene como contenido principal el insulto, el vómito de opiniones ramplonas o vacías expresadas como si fueran un gran descubrimiento para la humanidad; que es protagonizado por una banda de indocumentados patéticos y ridículos que llevan a pensar que la condición humana es espantosa. El dinero que ganan debe de ser proporcional a lo barriobajeros que son estos personajes. Algo así debe de ser. Pues bien, uno de estos individuos decía (creo que es casi literal) que, mucho cuidado con su opinión, que a él lo leían en su blog (alojado en la web de la cadena de televisión) medio millón de personas a diario. Para decirlo, desplegó todo su plumaje de macho orgulloso. La primera pregunta que viene a la cabeza es
Matemática de la cultura ¿quién lee a este tipo? ¿Está mejor estructurada su opinión o es, más o menos, válida, si lo leen quinientas mil personas? Si leen tus textos dos millones de personas ¿te dan el premio al más listo? Pero si te leen medio millón de personas sin criterio alguno, con una preparación escasa y ávidos de casquería sentimental ¿qué pasa entonces? ¿En este caso te dan el premio al más imbécil de todos? Ese día, uno de los lectores del blog del sujeto en cuestión, fue el que escribe. Todo era superficial; no pude encontrar una sola reflexión que invitara a plantearse alguna cuestión mínimamente importante. Cada artículo era una escupidera. ¿Quién puede leer algo así y aplaudirlo? ¿Es motivo de satisfacción que te sigan medio millón de
personas buscando la extravagancia del insulto? ¿Es normal que los libros firmados por estas personas (algunos ya les digo yo que no escriben ni el título) se vendan como churros? En realidad, no deja de parecer anecdótico. Pero conviene profundizar algo en el asunto. Quizás haya más fondo de lo esperado en algo tan sorprendente como es el que millones de personas pasen la tarde frente al televisor asistiendo a espectáculos escalofriantes. ¿Por qué esta ocurriendo algo tan lamentable? En primer lugar, deberíamos ir asumiendo que se está mezclando, de forma definitiva, el entretenimiento con la cultura. Es mucho más rentable, para una editorial o
una productora cinematográfica, fabricar productos que pueda consumir cualquiera. Que lo lea, que lo vea, que le guste o todo lo contrario es lo de menos. No hay que olvidar que el cliente deseado es cualquiera y nunca hemos mostrado mucho respeto por un cualquiera. El caso es que compre y, claro, cuanto más grande sea el espectro de posibles compradores, mejor. Si en España no se lee, si en España no se va al cine, si en España las galerías de arte están vacías, podemos hacernos otra pregunta ¿dónde está el grueso del mercado potencial? Pues en la gran masa, así que hagamos algo intercambiable con la cultura, algo especialmente atractivo, para los que no quieren saber nada de ella. Qué bonito, ¿verdad? Todos creen ser muy cultos porque compran el blue ray de Kurosawa que nunca verán. O compran lo que les dicen que es cultura cuando es bazofia. Maravilloso. Pero, claro, el número de compradores se eleva y los beneficios lo mismo. Un buen libro es el que más beneficios produce; una buena película es la que más recauda en taquilla. Así de perverso se
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Suplemento cultural
39
Tribuna
de los malos novelistas, el de los malos autores de blogs o el de los cazurros que han encontrado una mina en, por ejemplo, la televisión (siendo unos fantoches, por cierto), pero de bueno no tiene nada
presenta el panorama. Aunque queda una pequeña esperanza: la verdad suele imponerse con el tiempo. Y, da la casualidad, de que lo bueno es lo que nos hace crecer como personas, es lo que nos permite (obliga, diría yo) a reflexionar; y esto requiere de un esfuerzo. Un trabajo intelectual que se intercambia con la distracción, por supuesto. No todo es pensar. Vivimos un mundo en el que prima la cantidad sobre la calidad. Y esto nos lleva a ser facilones, a que nos traguemos cualquier cosa a condición de que nos la repitan muchas veces. Por ejemplo, es usted culto si acude a la feria del libro de su ciudad y compra un libro o si acude al cine a ver una película, sea cual sea; o si entra en un museo aunque le parezca un tostón hacerlo. Y si lo hace repetidamente, será mucho más culto que el vecino. Se impone, así, la moda de ser culto como se impone la de estar guapísimo. Se impone la moda de parecerlo aun sin serlo o estarlo. Pero, también, se impone la moda de ser más tonto que pichote o lucir una extrema delgadez y presumir de una o
ambas cosas. Porque estar rellenito o no ver un par de horas de televisión (preferiblemente programas odiosos) te deja fuera del circuito más nutrido de todos los existentes. Consumir cultura; dejarse llevar. Es la moda. Hay otro aspecto, derivado de todo esto, que se me antoja terrible. Creemos que vivimos en democra-
Se impone la moda de ser culto como se impone la de estar guapísimo. Consumir cultura es la moda cia y que eso afecta a todo lo que es nuestro mundo. Si puedo votar a un partido u otro con total libertad, puedo ser artista con la misma facilidad. Esto es una democracia. Viva la libertad. Barra libre, café para todos. Supongo que no es necesario entrar en detalles sobre esto que digo. Ya saca usted su propia conclusión ¿verdad?
Lógicamente, en este escenario, tiene gran ventaja los que se dedican a decir barbaridades, los que arman relatos alrededor de un picardías (solo), un tanga (solo) o una perversión de carácter sexual, muy, muy, perversa del personaje principal (solo). Por desgracia, es lo que vende. No nos engañemos más. Si estamos hablando de entretener, de evitar que alguien tenga que pensar en algo importante, qué mejor que algo de sexo, un par de insultos, una pelea callejera o un escándalo que tenga que ver con la infidelidad de un famoso. Lo raro es que los blogs de algunos de esos autores a los que me refería no tengan dos o tres millones de visitas diarias. Todo esto es resultado de un sistema educativo mal estructurado; pensado para ganar votos; de un fracaso escolar (motivado por lo anterior) escandaloso; por una estructura social en la que prima el yo, la cantidad, el dinero; y un falso prestigio producto de la presencia en medios de comunicación. Aunque esa presencia consista en ridiculizar a otro o bajarse los pantalones
¿Un buen libro es el que más beneficios produce? / El Correo
en lo alto de una mesa. Todo esto es resultado de buscar dinero en el mundo (incluido el de la cultura) y, al mismo tiempo, perderse uno mismo por el camino. Todo esto es el resultado de comparar a unos y otros concluyendo que todos son iguales. La igualdad de derechos nada tiene que ver con esto. No debe confundirse una cosa con otra. Todo esto es el resultado de vivir lo inmediato olvidando que hay pasado y futuro. Todo esto es el resultado de retroceder como personas. Es la cultura lo que nos hace transitar la senda que lleva al progreso y a la dignidad humana. La desproporción que sufrimos entre cultura y entretenimiento nos hace ir en el sentido equivocado. Y que nos lea medio millón de personas o seis millones setecientas mil puede ser una anécdota sin importancia si lo comparamos con que puede suponer que una sola adquiera mayor conocimiento del mundo y de sí mismo. Una sola. Eso es lo importante. Es eso y no otra cosa lo que tenemos que lograr los artistas. Lo de ser famosos o ricos es cosa ajena. ~
40
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Literatura
Los aficionados a la literatura de vampiros están de enhorabuena. B de Books publica ‘Los poderes de la oscuridad’, la versión islandesa del clásico de Bram Stoker, que incluye nuevos personajes y una trama mucho más oscura y erótica. Tal
La versión perdida de ‘Drácula’ Antonio Puente Mayor {Hace 170 años vino al mundo Abraham Stoker en un pequeño pueblo llamado Clontarf. Hijo de un funcionario irlandés y una defensora de los derechos sociales, su primera niñez estuvo marcada por una grave parálisis que le impedía andar, lo cual no le imposibilitó para destacar tiempo después como atleta y futbolista universitario en el Trinity College. Tras cursar brillantemente la carrera de Matemáticas y presidir la Sociedad Filosófica en dicha institución, el gigante de pelo rojo, como le apodarían sus biógrafos, accedió a la administración pública siguiendo los consejos de su padre, mientras preparaba oposiciones en Derecho para poder ejercer en Inglaterra. Por aquel entonces su pasión por la literatura ya le había movido a publicar algunos relatos de terror y a ejercer de crítico teatral en el Dublin Evening Mail, algo que resultaría decisivo para su futuro. Logrado su sueño de instalarse en Londres como abogado –para entonces ya estaba casado con Florence Balcombe, una antigua novia de Oscar Wilde–, y tras dar a luz numerosos artículos, un par de ensayos y siete novelas, en 1897 dio a conocer la que sería su obra cumbre: Drácula. En esa época trabajaba para Henry Irving, uno de los mejores actores del Reino Unido y el primero en obtener el título de Sir, quien tras leer las alabanzas que Stoker le había dedicado a su Hamlet, decidió contratarlo como secretario particular y gerente del Lyceum Theatre. Dicha relación duraría más de treinta años, posibilitando que el joven escritor se adentrase en el continente americano merced a las continuas giras.
vampiros con mayor o menor acierto; es el caso de Hoffmann, Goethe, Polidori o Théophile Gautier. Si bien la obra fundamental sobre el tema continúa siendo el Tratado sobre las apariciones de espíritus y sobre los vampiros del monje benedictino Augustin Calmet (1746). De Londres a Reikiavik
Construyendo la novela Luis Alberto de Cuenca nos recuerda que la idea de crear al rey de los vampiros le surgió a Stoker «tras cenar un indigesto centollo». Y es que debido a ello el autor sufriría alucinaciones con un ser de la oscuridad que se alimentaba de sangre. Dejando a un lado la anécdota, lo cierto es que el creador de Drácula siempre mostró una especial atracción por el mundo sobrenatural —su madre le narraba historias de fantasmas cuando era niño—, y en sus viajes a París siempre sacaba tiempo para visitar la morgue, un lugar «fascinante», según sus propias palabras. Asimismo sus biógrafos destacan su pertenencia a la Orden Hermética del Alba Dorada, una suerte de secta esotérica que
Portada de ‘Los poderes de la oscuridad’. / El Correo
se dedicaba al estudio de la magia y el ocultismo. De hecho, para la creación de su inmortal criatura, Stoker contó con la ayuda de Ármin Vámbery, un eminente orientalista húngaro que le asesoró en todo lo referente al vampirismo así como en las particularidades de los países del Este. La mayoría de aficionados sabe que el conde Drácula está inspirado
en un príncipe rumano del siglo XV llamado Vlad Draculea, al que sus enemigos conocían como el Empalador, sin embargo la gran influencia reconocida fue la novela Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu, que a su vez se basaba en la figura de Erzsebet Bathory, la Condesa Sangrienta. Al margen de Le Fanu, otros creadores decidieron explorar el universo de los
La primera edición de Drácula fue de tan sólo 3.000 ejemplares y poco antes de su publicación Bram Stoker decidió cambiarle el título —originalmente se llamó El no muerto—. Aunque la recepción inicial no fue demasiado buena, algunos autores como Wilde y Conan Doyle le dedicaron encendidos elogios, llegando a convertirse con el tiempo en la tercera obra más vendida en lengua inglesa tras la Biblia y las obras de Shakespeare. Hasta Fidel Castro confesaba haber pasado un miedo espantoso, paralizante, leyendo sus páginas. Pese a encuadrarse en el género del terror, lo cierto es que la novela va mucho más allá y nos plantea un discurso «casi teológico, que es la lucha entre el bien y el mal», según el dramaturgo Ignacio García May. Aunque este aspecto suele quedar eclipsado ante la fuerza y el magnetismo de su protagonista. Al margen de su recepción y sus distintas traducciones, solo tres años después de su lanzamiento el editor y escritor Valdimar Ásmundsson se propuso no ya adaptar sino alumbrar una versión distinta de la historia. De este modo, en 1901 salió a la luz en Islandia una obra titulada Makt Myrkranna (Los poderes de la oscuridad) que además de estar escrita a cuatro manos —el propio Bram Stoker colaboró en el proyecto— introducía nuevos personajes. Este nuevo enfoque de Drácula no solo era más reducido que la novela original sino que se revelaba como mucho más oscuro y erótico. Según explica Hans Corneel de Roos en la introducción a la novela publicada por Ediciones B «solo el prefacio a esta versión islandesa, sacado a la luz por Richard Dalby, atrajo el interés de los estudiosos de ficción gótica de todo el mundo, pues en él se parece sugerir una relación entre el texto de Drácula y los infames crímenes cometidos por Jack el Destripador, pese a que el relato de vampiros de Stoker no menciona en absoluto esos asesinatos». De hecho, algunos autores incluso llegaron a sospechar que Stoker conocía la identidad del legendario Jack the Ripper…
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Suplemento cultural
41
Literatura
y como nos recuerda Luis Alberto de Cuenca, el conde Drácula se convertiría en el rey de los vampiros a causa de una indigestión. Incluso en el momento de ser pensado el personaje fue especial y resulta inolvidable
Un puñado de sorpresas A aquellos que conocen bien Drácula, el texto de Los poderes de la oscuridad les tiene reservadas algunas sorpresas, como la extensión del viaje de Jonathan Harker a Transilvania –aquí es rebautizado como Thomas– que pasa a convertirse en uno de los ejes del libro. Esta parte en concreto ha aumentado en un sesenta y tres por ciento, mientras que el resto ha disminuido en más de un noventa, lo que a la larga impide describir Makt Myrkranna como una versión reducida –en el fondo es otra cosa–. La otra gran diferencia reside en la desaparición del formato epistolar en la segunda parte. No hemos de olvidar que una de las características más sobresalientes de Drácula es precisamente el estar desarrollada mediante una serie de diarios, artículos de periódicos y cartas casi siempre firmadas por los personajes, mientras que en la versión islandesa es un narrador omnisciente quien nos guía a través de la historia. Por otro lado, varios de los episodios situados en Whitby y Londres están omiti-
Bela Lugosi. / El Correo
Vlad Tepes el Empalador. / El Correo
dos y la persecución de todo el grupo por Europa, a través de Moldavia y Transilvania, desaparece por completo. Si bien podemos afirmar con rotundidad que Los poderes de la oscuridad es una historia de amor más intensa que Drácula, pues en el original las promesas y los rezos solapan el contacto íntimo. Sin ir más lejos, mientras que en la obra de Stoker Jonathan Harker siente repugnancia por las vampiresas tras su excitación inicial, su homólogo en la versión islandesa desea continuamente reunirse con la tentadora joven de tez pálida… En suma, el hallazgo del investigador de Roos de Los poderes de la oscuridad nos permite reencontrarnos con un clásico de la literatura universal de un modo distinto y apasionante. Y es que sus páginas no sólo nos ofrecen una nueva visión prologada por Dacre Stoker, sino que incluyen más de cuatrocientas notas del investigador holandés, planos del castillo diseñados por él mismo y un epílogo de John Edgar Browning, especialista en literatura de terror. ~
42
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Escrito para...
En nuestra cultura es difícil distinguir entre imaginación y fantasía. Se da por supuesto que la segunda es la madre de la primera. Pero para desarrollar la imaginación existe otro camino: la atención ...divertirse y llorar a partes iguales
Todo está perdonado Daniel González Irala {Galardonado con el Premio de Novela Tusquets 2011, es esta la segunda parte de la negrísima e irreverente novela publicada en Lengua de trapo unos años antes, Sangre a borbotones, en la que se confería a la ciudad de Madrid la leyenda de una inundación (no precisamente veneciana) desde el canal principal de la Castellana a sus adláteres principales en forma de coordinados afluentes, siendo los principales los barrios de Salamanca y Chamberí. Se recorre la ciudad más señorial al dedillo desde sus calles y rincones, para contar la historia familiar de los Gamazo, una familia de alta y rancia alcurnia, desde sus antepasados. Perico, el actual patriarca, sufre la desaparición de una de sus hijas, para cuya investigación policial contará con Menéndez Vigil, quién atesora arrestos de los años más negros del franquismo como actual miembro del CNI; a su cargo estará el detective Carlos Clot, cuya existencia se justifica por el enamoramiento hacia una femme fatale castellana. Se utiliza igualmente el fútbol (desde aquel partido legendario en que España tenía como portero a La araña negra, pasando por el 12-
1 a Malta con gol de cabeza del líbero Maceda, al más cercano por el que la
selección española ganó dos mundiales seguidos con Luis Aragonés, para despecho de raulistas) como metáfora de un pasado en que el considerado por todos deporte rey, sirve para alternar sin alternativa. El caso es que con victoria y todo, Perico está preocupado por la vida disoluta que lleva Nacho, sobre quién se ha estado cargando a sus espaldas, y a pesar de que es mal estudiante y peor trabajador, la carga de esa palabra tan peligrosa: talento. También ocurre que el lector sabe cosas de Perico, de las que él mismo no se acuerda, como es el origen de su actual
matrimonio, al que se ve arrastrado por ella, a pesar de estar a punto de cortar la relación, si no es porque no recibe la carta que en este sentido expresa sus intenciones. Todo ello y mucho más (una conciencia de culpa escabrosa, que podría compararse a la de las clases medias que con Nacho conviven) hace sentir a su familia, que igual que sus padres y abuelos ganaron la guerra, ellos necesitan ganar una paz que les perdone y redima. Todo ello mientras Clot se pasea por el centro, presenciando absurdas manifestaciones, por las que España pierde el siguiente mundial en la embajada francesa u observa cómo las mujeres que se sientan en los bares de Malasaña empiezan a ser de todo menos inocentes, como no lo somos en el fondo, ninguno de nosotros, por más que queramos camuflarlo. Calificación: Buena. Tipo de lector: Dispuesto a reír y llorar a partes iguales. Tipo de lectura: Asequible. Argumento: Decadencia y secretos de una familia que lo heredó todo. Personajes: Algunos mejor que otros. ¿Dónde leerlo?: En la azotea del antiguo Casino madrileño.
...aprender a leer
La guerra contra el cliché Carmen Daza {Si los artículos más antiguos son la obra de un angry young man bastante desconocido, los últimos son colaboraciones de un escritor establecido y de fama mundial. Hay una evidente diferencia de tono entre los primeros y los últimos, el propio Amis reconoce en el prólogo que los años y la experiencia como escritor le han enseñado a moderar sus observaciones más hirientes, pues ahora sabe todo el esfuerzo y el amor que cualquier autor dedica a su obra, y le parece que esto es algo que debe ser respetado cualquiera sea el resultado final. Lo que no quiere decir ni mucho menos que Martin Amis esté a favor de la nivelación de la literatura ni de la crítica literaria. Amis no es un escritor que comenta libros desde su visión artística de la literatura, es un estudioso de la lengua inglesa y su literatura que además escribe libros. Y esta distinción no es banal, sus reseñas son au-
ténticas críticas literarias que analizan la forma, el lenguaje, la estructura y el contenido de la obra, a la que sitúa cada vez en el contexto de su tiempo y de otras obras y autores, sin caer en el biografismo indiscreto (excepto en contadas ocasiones, como cuando acusa a Norman Mailer de escribir y publicar libros en serie para poder pagar la alimentación de todas sus exmujeres) ni olvidarse del lector (como reprocha a James Joyce haber hecho al escribir Ulises). En una palabra, Martin Amis sabe de lo que habla cuando habla de literatura. En una entrevista publicada en El País en 2006, Martin Amis declaró: «Lo que no tolera la sociedad actual es que pueda haber una suerte de élite en el mundo literario. El afán de allanar las diferencias, de buscar una nivelación, de manifestar que todos pueden hacer lo mismo puede a la larga terminar con este trabajo. Lo comentábamos hace poco con unos colegas en Boston: la literatura tal como la entendemos se ha acabado, no existe.
Todo viene del radicalismo del 68, donde se defendía que no hay opiniones superiores, que todos valemos lo mismo. Pero el talento no se reparte de manera igualitaria. Algunos lo tienen, otros no. Eso se respeta en el mundo de la ciencia, pero no en la historia, la novela o la sociología. En esos campos se da por hecho que todos valen lo mismo». Este libro resulta una lectura imprescindible para quien quiera recordar cómo era la literatura antes de que un igualitarismo mal entendido la relegara a las catacumbas intelectuales. Calificación: Desigual y estupendo a partes iguales. Tipo de lectura: Para aprender deleitándose. Tipo de lector: De los que se alimentan de literatura. Le sobran montones de líneas, pero igualmente engancha. ¿Dónde puede leerse? En un café literario frecuentado por artistas posmodernos. Una tumbona cercana a algún chiringuito playero es otra opción igualmente válida.
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Suplemento cultural
43
Música Hay artistas que trascienden, convirtiéndose en faros que iluminan una sociedad, y persisten como referencias inevitables de una renovación cultural. Oum Khaltoum es una de las figuras imprescindibles de la mitología de la música. Una de las grandes. Su importancia en el mundo árabe es desconocida en Occidente. Y será difícil que se comprenda
El astro de Oriente Augusto F. Prieto {Nadie se le puede comparar. Al amanecer del tres de febrero de 1975, las emisoras radiofónicas anunciaban el fallecimiento de la cantante egipcia Oum Khaltoum, después de una larga enfermedad, y el mundo árabe, desde Casablanca a Bagdad, se sumergió en un duelo incontrolable. Se reportaron suicidios, tumultos, y manifestaciones de histeria colectiva. En El Cairo, más de cuatro millones de personas salieron a la calle en una de las mayores manifestaciones de dolor de la que se tiene constancia. Habría que remontarse la cremación de Mahatma Gandhi, que conmocionó el subcontinente indio en 1948, o aguardar a la sensación de orfandad que sucedió al deceso de Ruhollah Jomeini en la República Islámica de Irán en 1989 –que fue despedido en medio de una catarsis comunal– para encontrar un parangón con los funerales de la diva. Enloquecida de dolor, la multitud secuestró el ataúd para llevarlo a la que había sido su mezquita favorita en la Ciudad de los Muertos. Al caer la tarde, las autoridades se vieron obligadas a sacar al ejército a la calle para evitar un desastre. María Callas se había referido a ella como la incomparable voz. Oum Khaltoum es, para el mundo árabe, un mito de unas proporciones desconocidas en Occidente. Nacida en una familia humilde, se inició con el canto salmodiado de los textos sagrados, y pronto se hizo evidente para su círculo familiar que la niña tenía una voz privilegiada. Empieza entonces una carrera vertiginosa sobre los escenarios que no detendría ni la muerte. Porque por primera vez los árabes oían canciones de amor tierno y apasionado, de mujeres que suspiraban por sus amados, que eran amantes tiernos y cariñosos. Los primeros jueves de cada mes, por la tarde, la cadena radiofónica Sawt al-Quaira, La voz del Cairo emitía sus conciertos en directo, y la ciudad quedaba paralizada por completo para escuchar a la que fue conocida como la Cuarta Pirámide, la Voz de los Árabes o la Estrella de Oriente. En el Líbano, en Israel, donde era igualmente admirada por árabes y judíos; en Siria o en Marruecos, las familias se reunían en torno a los aparatos de radio para suspirar juntos. «Los árabes no están de acuerdo en nada –escribió el premio Nobel de literatura Naguib Mahfouz– salvo en adorar a Oum Khaltoum». Elegante y refinada, siempre con el pelo recogido, la gafa negra, un largo pañuelo en la mano envolviendo una bola de hachís que al penetrar en la piel la inducía en una especie de
Oum Khaltoum interpretaba todos los géneros musicales y renovó, con su forma de cantar, la métrica árabe.
trance, según dice la leyenda, su afinidad con los movimientos panarabistas y el nacionalismo del régimen de Nasser la elevó a la categoría de mito, y convirtió su muerte en el fin de una era. Comenzó cantando vestida de muchacho, para eludir la servidumbre vergonzante de la tradición, que proscribía a las mujeres sobre los escena-
rios. Vendió doscientos millones de discos en vida, y aun hoy continúan las ventas a un ritmo cercano al millón anual, además existe una cadena de televisión con su nombre, que emite sus canciones día y noche. Nadie que se haya subido a un taxi en Trípoli, en Ammán, o en Damasco, habrá dejado de escuchar su quejido interminable, que araña el alma lle-
nándola de aflicción. Imitada por Shakira y por Beyoncé, admirada por Sartre y por Dalí, homenajeada por Bono, o por Dylan, su tesitura de contralto, situada en el espectro más grave del registro musical -y por lo tanto rarísima- se reconoce de inmediato. Fue emblemática su actuación en la sala Olimpia de París en dos conciertos que tuvieron lugar en 1967. Actuaba por primera vez para los emigrantes árabes en Europa y los que tuvieron el privilegio de asistir hablan de la apoteosis, del delirio de un público enloquecido. Tres canciones en seis horas en la que la diva demostró su dominio magistral del tarab, la variación interminable sobre un mismo tema. Al acabar los conciertos, el público, enardecido, se arrojaba a besar el suelo sobre sus pasos. Moderna y a la vez anclada en la más profunda tradición musulmana, distante como un ídolo, y al mismo tiempo, cercana como una matriarca, Oum Khaltoum interpretaba todos los géneros musicales, y renovó con su forma de cantar la métrica árabe. Todos los grandes poetas vivos escribieron canciones para ella, especialmente Ahmed Rami que escribió ciento treinta y siete, y sobre estas composiciones descansa gran parte de su éxito. Es el símbolo de un Egipto laico, avanzado y moderno donde una mujer descubierta podía subirse sobre un escenario sin dejar de ser una gran señora. La Madre de Egipto. ~
44
Suplemento cultural
El Correo de Andalucía Sábado, 16 de junio de 2018
Cine El próximo día 29 de junio se estrena en Sevilla la película ‘Nos vemos allá arriba’ (‘Au revoir là-haut’), un trabajo espectacular que va de lo patético a lo íntimamente perverso, de la alegría por vivir al infierno de una existencia desdichada, del horror al amor. Una opción espléndida para los amantes del cine
Nos vemos aquí al lado Nirek Sabal {La guerra es eso que hace un hombre (pocas veces las mujeres) buscando un grado de infelicidad común que impide al ser humano sentirse pleno. La guerra es eso que siega la vida de millones de personas al cabo del año y lo hace a cambio de nada. La guerra es eso que nos pasa factura durante décadas y convierte las sociedades en hervideros que preparan el siguiente conflicto como si fuera la cosa más normal de las que pueda hacer alguien en este mundo. Pero, aun siendo un verdadero desastre, en una guerra cabe todo. Incluso la bondad y el arte. Es algo tan extraño eso de matarse unos a otros que cualquier cosa puede pasar alrededor de un conflicto en el que miles de vidas desaparecen cada jornada. Nadie debe escandalizarse con esto. ¿Cuántos cuadros representando batallas y escenas violentas hay en los museos de todo el mundo? Pierre Lemaitre entregó un relato estupendo titulado como la película de Albert Dupontel. Nos vemos allá arriba. Una novela excelente que fue premiada con el Goncourt en 2014. Por ello, resulta una paradoja que la película tenga las fortalezas colocadas en lugares diferentes al guion. Dupontel adapta bien el texto de Lemaitre, pero olvida que una novela no es un guion y que la literatura no es cine. En cualquier caso, no se trata de un libreto especialmente flojo. No, el problema es que la película está a un nivel técnico asombroso y el guion no lo está. Ni más ni menos. Está bien, pero no es suficiente. Ahora bien, Nos vemos allá arriba (Au revoir là-haut, 2017) es una película estupenda. La puesta en escena es un primor. Todos los detalles parecen estar cuidados al máximo, la sensación de uniformidad es aplastante. El vestuario extraordinario. Pocas veces la integración de ese vestuario en la paleta de colores que se despliega en pantalla fue tan importante. La peluquería y el maquillaje exactos. La cámara de Albert Dupontel se mueve con elegancia, a veces a una velocidad imposible sin que moleste al espectador. Los planos secuencia (los del arranque de la película especialmente) están justificados y su utilidad para la estructura narrativa es absoluta. Los planos cortos buscando lo mejor de la interpretación de Nahuel Pérez Biscayart se entregan desde el mejor de los encuadres. En este caso es especialmente importante ese acierto puesto que el argentino se pasa el 90 por ciento del tiempo tras una máscara. Le quedan los ojos y el movimiento corporal para encarnar un papel lleno de matices que,
Las secuelas que deja una guerra es uno de los temas principales de la película. / Jerome Prebois. ADCB Films
además, es entrañable. El realizador Dupontel, encarna a otro de los personajes protagonistas. Si Pérez Biscayart intenta representar esa zona que ocupa el arte dentro de un conflicto, una estética de la violencia que existe aunque resulte dolorosa; Dupontel defiende un personaje que representa la bondad, la esencia blanca y cristalina que un ser humano conserva aunque tenga que vivir el peor de los momentos de su vida. El resultado pendula entre lo patético y lo irónico, entre lo bello y lo repugnante. El argumento tiene algún problema de profundidad al armarse con una serie de subtramas que van debilitando el cuerpo central narrativo y que, a cambio, aportan poca cosa. Por ejemplo, la relación de un antiguo oficial que estuvo al mando de los protagonistas durante la guerra pierde potencia a medida que avanza el relato cuando es fundamental. Queda prendida con alfileres a costa de imágenes espectaculares que presentan una fiesta maravillosa por loca y divertida. Pero, hay que insistir, se perdona puesto que el conjunto es una maravilla. Y porque nos dibujan nuestro propio universo en un ámbito que pertenece a la ficción. De eso va el arte, de colocarnos al lado de lo que somos para que nos entendamos. El día 29 de junio se estrena en las salas de cine sevillanas. Merece la pena acercarse y echar un vistazo a este trabajo entrañable, espectacular, colorista, sorprendente, honesto y divertido. Si alguien ha leído la novela no debe preocuparse. Aunque la adaptación es cercana al original, la puesta en escena convierte la trama conocida en una carga llevadera. Es más, creo que conviene leer la novela antes de ir a la sala de proyección. En cualquier caso, bienvenida sea. ~