Aladar nº 124

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Sábado, 21 de enero de 2017 Nº 124 @aladar_cultura

El mundo entero en un cante Charla con el escritor Jesús Sánchez Adalid

Foto: Rufo

La Macanita presenta su nuevo disco grabado en el Círculo Flamenco de Madrid. Y nos cuenta su forma de ver el flamenco.

Estrenamos la sección ‘Recuerdos del siglo XX’


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Entrevista

Tomasa Guerrero Carrasco nació en Jerez de la Frontera el año 1968. Es artista de la cabeza a los pies aunque, como ella dice, lo primero es ser persona. Canta de mil amores y baila con gracia en el escenario. Tiene en el recuerdo a todos los que fueron Gabriel Ramírez Lozano {En Madrid luce el sol aunque el frío se agarra a la espalda de los que caminamos por la calle como si, en el que caso que faltáramos, no hubiera razón de ser. Me encuentro con Tomasa Guerrero Carrasco en el hotel Príncipe Pío, situado muy cerca del Palacio Real de Madrid. Desde la puerta, se ve la parte más alta de la construcción y buena parte de los jardines que la rodean. Una entrevista muy esperada por el que escribe puesto que es una de las cantaoras que van dejando huella allá por donde va y siempre he sentido una atracción especial por esta artista. Tomasa ‘La Macanita’ es una mujer de rasgos marcados, de mirada profunda, recia, inquietante y preciosa. Los ojos negros se dibujan como planetas alerta en un cielo blanco. Solo se puede saber lo importante de ella si le miras y buscas tras el gesto. En cuanto comienza a charlar la alegría se instala, sin apenas avisar, en el hall del hotel. Parece, además, que el silencio cómplice hubiera estado esperando para apalancarse en la puerta giratoria. Solo se escucha la voz de Tomasa. Nació en Jerez de la Frontera, algo de lo que presume sin pensarlo dos veces. La conversación fluye entre sonrisas, soportadas por gestos que expresan una enorme seguridad en sí misma. Con las manos va matizando las palabras, haciendo que algunas tomen una importancia que convierte lo que dice en algo inesperado, sorprendente. Le pido que recuerde el pasado, eso que nos marca definitivamente y por siempre jamás. «El nombre artístico me viene de mi abuelo. Mi abuelo Tomás, mi padre Tomás, uno de mis hermanos Tomás… A mi abuelo le conocían como ‘El Macano’. Supongo que el apodo viene del campo porque mi abuelo trabajaba mucho allí. Antes los gitanos trabajaban mucho la tierra. Allí, les ponían a todos un apodo. Y a mí desde niña me comenzaron a llamar ‘La Macanita’. Verás, viví muchos años en una casa de vecinos, en el barrio de Santiago, mi madre (a la que perdí muy joven) lavaba en una pila, hacía las labores de la casa o lo que tocase. Entonces, me ataba a una hamaquita y desde allí escuchaba cantar a las mocitas. Y entre ellas estaba Luisa, mi maestra; y digo mi maestra porque, por aquel entonces, ella ponía los discos de Las Grecas, de los Chichos, a Camarón… Yo me balanceaba, tocaba las palmas, canturreaba. Era un bebé y empezaba con estas cosas. Más tarde en el colegio ganaba todos los premios de los concursos de villancicos hasta que me dejaron de presentar porque querían dar oportunidad a otros niños. Ya ves que ser artista se lleva en la sangre. Luego ya, con dieciocho para diecinueve años, colaboré en el disco de Manolo Sanlúcar «Tauromagia»; que, por cierto, ahora lo escucho y parece que se hu-

TOMASA GUERRERO CARRASCO

Enamorada del universo Tomasa ‘La Macanita’ es capaz de tocar cualquier palo y emocionar. / Rufo

biera grabado ayer. Lo mismo pasa con el disco «La luna de Tomasa». Es una pena que esos discos tan maravillosos estén descatalogados, las discográficas deberían aprovechar esos trabajos. Y, sin embargo, los abandonan para siempre». Y en la familia ¿cantaba alguien en el que te fijaras? «En casa se canta un poquito en las fiestas, pero poco más. No tengo

yo antepasados que se dedicaran al cante. Y ya ves, un día me levanté de la hamaquita y alguien debió decir, mira una artista. Esto va en la sangre. Creces y te vas formando, vas cambiando, pero artista se nace». ‘La Macanita’ no ha dejado de cantar desde que se subió por primera vez a un escenario. Aunque ha tenido altibajos como todos los artistas. «Algunas veces; eso sí, pocas; he

pensado en dejarlo. Ser artista no es fácil. A veces miro y digo que no es normal lo que está pasando. El amor propio muchas veces te invita a dejar el escenario cuando ves que se cometen injusticias o cosas que no entiendes. Pero lo supero y punto. Te voy a confesar una cosa: siempre me gustó ser esteticién. Me gusta mucho maquillarme y maquillar a mis amigas. Aprendí con Ana Parilla y desde en-


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Entrevista

sus maestros y no hay día que piense en ellos. Esconde una afición por el maquillar y el maquillarse que le viene de lejos y afirma que es su segunda vocación. Y es una mujer divertida, entrañable y cercana. tonces no me hubiera importado dedicarme a ello. Pero, en verdad, por más veces que he dicho que iba a dejar el cante, siempre vuelvo a caer». Pero ¿has sido feliz? «He tenido una vida alegre y, hoy, vivo con intensidad. No soy una mujer muy complicada. Como artista sí; como lo somos todas. Pero siempre he sido muy feliz». ¿Quién eres, Tomasa? «Soy una persona, una gitana, una artista y una cantaora. Por ese orden. Serás luego mejor o peor, pero lo primero es que soy una persona. Como artista soy una cantaora clásica que no deja de intentar cosas nuevas. No le tengo miedo a la novedad, a encontrar nuevos caminos. Y si quieres que te diga cómo es ‘La Macanita’ te cuento: a todo digo que sí, pero si digo no… ya se puede poner la el sol, la luna y el cielo porque es no; parece que tengo mi guasa, pero soy muy sensible, me gusta estar bien con todo el mundo. Así soy poco más o menos». ¿Sabes que eres todo un personaje? Me mira y decide contestar diciendo que estrena la ropa, que se ve muy guapa. Y le digo que, efectivamente, es un personaje. Charlamos sobre lo que supone subir a un escenario, sobre los nervios, lo que sucede entre bastidores. «Ay, a veces me pasan unas cosas que no se pueden creer. Igual salgo al escenario y no me acuerdo de donde estoy. Pregunto y alguien contesta que estoy en Roma y ni me acordaba. Mira te voy a contar una anécdota. Hace años fui a Puente Genil. Se celebra allí un festival muy importante de flamenco. Y de allí es Fosforito. Pues salgo al escenario con Manolo Parrilla Chico, Gregorio Fernández y Chicharito. Y veo allí delante a Fosforito y comienzo a decir que voy a dedicar mi actuación a… a… y no me acuerdo del nombre de Fosforito. Me empiezo a poner nerviosa y bajito pregunto a Chicharito. ¿Cómo se llama este hombre? ¿Cómo se llama, Chicharito? Y cuando ya no sabía qué hacer veo allí un cartel con el nombre y digo muy contenta ‘a Fosforito, se lo dedico a usted’. En fin, sobre un escenario te puede pasar cualquier cosa». Reímos, porque las historias en boca de Tomasa son divertidas y entrañables. «Hay quien cree que esto va de subirse a un escenario y ponerse a cantar. Y es mentira. Hay que saber sentarse, ponerse como es debido. Todo tiene sus secretos». Me explica y me muestra cómo sentarse correctamente, me explica que una postura u otra impiden cantar bien. Le recuerdo que por la tarde tiene un concierto en Madrid en el que presentará su nuevo disco. Y le pregunto, sin rodeos, cómo va a ser la cosa y si me va a encantar tanto como presiento. «Vengo con Manuel Valencia (un hombre que tiene muchas metas que conseguir, buena persona y un guita-

‘La Macanita’ en el camerino mientras se prepara para su actuación. / Rufo

La crónica VENGO DE GITANOS RANCIOS Asistir a un concierto de Tomasa La Macanita es una experiencia que, por un lado, ayuda a comprender lo que es el flamenco en toda su plenitud puesto que la cantaora es capaz de tocar todos los palos con acierto, hondura y con una voz robusta que, sin duda, se sostiene gracias a las raíces flamencas más poderosas, más rancias; y que, por otro, resulta más que atractiva porque La Macanita derrocha gracia al bailar, al entablar pequeños diálogos con el público para acercar escenario y platea para que que se produzca la comunión necesaria en cualquier tipo de espectáculo. La Sala Caracol de Madrid fue el lugar en el que Tomasa presentaba su nuevo trabajo. Un disco grabado en directo en el Círculo Flamenco de Madrid. Una grabación más que aceptable, muy cuidada en su edición. El concierto no coincidió exactamente con el contenido del disco. Ya lo avisó la cantaora: «Voy a cantar una cosita que me hizo Fernando Terremoto que no está en el disco, pero que os va a gustar mucho». Y, todo hay que decirlo, aunque el espectáculo se colocó a un nivel en el que el flamenco lució sus mejores galas, fue cuando se arrancó por bulerías con el tema «Volver a verte» (este es el tema que anunciaba Tomasa) cuando más bonita sonó la voz de La Macanita. Es un tema precioso. Y escuchar a Tomasa cantar tan bonito una estrofa como la que dice «Y ahora tengo flores en la ventana / una nueva vida que me llama/ tengo brillo en la mirada…»; sencillamente, no tiene igual. Arrancaba el concierto con unos tientos y

tangos que ya dejaban claro lo que iba a suceder. Porque (a pesar de que el sonido y la acústica de la sala no es la mejor) las emociones afloraban por aquí y por allá sin que nada pudiera detener aquello. Soleá, seguiriyas, bulerías… Todo se podía escuchar teniendo la sensación de estar ante una cantaora clásica, pero capaz de hacer cosas innovadoras y sin perder la esencia por el camino. Los giros en la voz de Tomasa no se encuentran fácilmente en una cantaora, la profundidad que resuena con los registros más graves son poderosos, conmovedores. Acompañaba a La Macanita el guitarrista Manuel Valencia. Un artista extraordinario que sabe lo que hace y que sabe cómo hay que estar junto a la cantaora. Valencia sabe dar aire a ‘La Macanita’, parece saber qué es exactamente lo que le hace falta. Técnicamente, resulta un prodigio este hombre. Aquí, en Madrid, ya lo dejó claro en el Auditorio Nacional cuando tocó junto al cantaor Jesús Méndez. Tras el concierto, aunque nunca es lo mismo que un directo, apetece tener una copia de este nuevo disco. Atentos a las malagueñas que incluye. Excelentes. ~

rrista maravilloso), con Macano, Cantarote y Chicharito, otros tres que se llaman Manuel. Son un grupo de personas buenas y artistas de primera. Y te tengo que decir que, para personaje, Chicharito. Simpático, alegre, te da vida si le tienes al lado; lleva toda la vida conmigo, gracias a Dios. Este año que ha terminado me he reído mucho con ellos. Ha sido un año muy bueno en todos los sentidos. Con ellos y con la familia. En fin, que te va a encantar y yo voy a ir muy guapa vestida». Confiesa que disfruta cantando malagueñas, seguiriyas o bulerías. Canta todo porque le gusta todo. Menos cuando no tiene ganas porque le parece una situación horrible aunque siempre salga del paso. Confiesa que le gusta ser feliz, decir las cosas como son y, por qué no, algún taco. Confiesa que no hay día que no se acuerde de la Paquera o de Morao o de Terremoto. Confiesa que ha bebido de las mejores fuentes del flamenco y que nunca ha cantado a Camarón porque le parece un genio y no ve necesidad de hacerlo. Y confiesa que está muy enamorada y que siempre lo ha estado de muchas cosas de esta vida. Por mi parte, confieso que la entrevista con Tomasa ‘La Macanita’ ha sido muy, muy, divertida; muy enriquecedora y que, como sospechaba, ha merecido la pena. Nos despedimos hasta la noche. La Sala Caracol se disfrazará de tablao para recibir a esta mujer. Y allí estaremos para disfrutar de su cante y de su gracia al bailar. Porque ‘La Macanita’ es capaz de meter el mundo entero en una de sus canciones y eso es muy difícil de vivir si no es con ella en el escenario. ~


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Atelier de músicas

El Teatro Real estrena el próximo 20 de febrero la ópera ‘La Ciudad de las Mentiras’, de la compositora sevillana Elena Mendoza (1973), a partir de cuatro relatos de Juan Carlos Onetti

Recomendaciones

CONTEMPORÁNEA

Ming Tsao / Plus Minus / Ascolta. KMN Berlin / Kairos

Gramática europea con DNI oriental

COMPOSITORA

ELENA MENDOZA

«No creo que nuestra ópera pueda asustar a nadie» Ismael G. Cabral {Llega por fin, tras haber sido aplazada en 2014, La Ciudad de las Mentiras al Teatro Real –con cinco funciones del 20 al 26 de febrero próximo–. La sevillana Elena Mendoza (1973), radicada en Berlín, ha sido la encargada de componerla por solicitud del anterior intendente del coliseo madrileño, el fallecido Gerard Mortier. –Entregó la partitura en 2014, antes del aplazamiento. ¿La ha revisado desde entonces? –No. Lo que sí he hecho es preparar el material de orquesta y trabajar en el vestuario y la escenografía. Esta es una creación de equipo, como lo fue mi anterior título de teatro musical, Niebla. La partitura tiene partes que están totalmente compuestas y otras con sistemas de notación abiertos que se cerrarán en los ensayos. –¿Cómo es eso? –Le pondré un ejemplo. Hay una escena en la que todos los instrumentistas juegan rítmicamente al dominó. Y en el foso hay una música compuesta con el mismo patrón métrico, pero no tenemos claro cuántas repeticiones contendrá porque esto dependerá del aspecto escénico que fijaremos estas semanas, durante los ensayos. Yo lo que busco es que todo reaccione a todo, y para eso no me sirve la vía unidireccional, por eso en La

Ciudad de las Mentiras conviven armónicamente una sucesión de procesos creativos. En algunas partes la música tiene el máximo peso, y en otros episodios es la escena lo fundamental. –¿Le interesa explicitar, hacer comprensibles los relatos de Juan Carlos Onetti que toma como base? –¡Sí, por supuesto! Esta es la historia de una ciudad en miniatura en la que

Esta es la historia de una ciudad en la que cuatro mujeres viven en un universo paralelo a través de los sueños He dividido la orquesta en tres planos acústico espaciales, con tres grupos repartidos cuatro mujeres viven en un universo paralelo a través de sueños y cuentos para escapar de la realidad en la que viven, para huir también de las mentiras que rigen sus relaciones sociales. –Ha decidido trocear la orquesta, repartirla por todo el teatro. ¿Cómo es esa espacialidad? –En el escenario habrá un grupo en

La compositora sevillana Elena Mendoza. / Foto: Noel Tovia Matoff

movimiento integrado por actores, cantantes e instrumentistas. En el foso habrá otra formación instrumental y, finalmente, habrá un tercero ubicado en el Palco Real. Son, en total, tres planos acústico espaciales; y cada uno cobra protagonismo en función de la escena que se esté desarrollando. –¿Cómo se canta esta ópera? –Hay voz hablada, cantada, susurrada… pero también hay voz proyectada dentro de instrumentos de viento... He utilizado todos los registros posibles. –¿Teme que el mayoritariamente conservador público del Real pueda no entrar en su propuesta? –Es verdad que la obra tiene un lenguaje experimental, pero su contenido es muy narrativo. Y aunque suceden cosas inusuales, sorprendentes, no creo que pueda ‘asustar’ a nadie. Confío mucho en el público y cuento con él. En ningún momento venimos buscando la confrontación –¿Espera algo de su ciudad natal? –¿Esperar? Bueno... yo me siento bien tratada. Tengo el Premio Nacional de Música, lo que es todo un honor. Y en Sevilla se ha escuchado de vez en cuando mi música. Es difícil responder a lo que me pregunta. Me marché pronto de ella; aunque todo lo que venga de Sevilla me encanta.

I. G. Cabral {El compositor chino americano Ming Tsao (1966) cita al inglés Brian Ferneyhough como uno de los profesores que más huella le han dejado. Esto se nota en una escritura a menudo abigarrada con tendencia a lo impenetrable. Hay un tono marmóreo y muy adusto en sus composiciones. Este nuevo programa camerístico ofrece piezas como la muy intensa a la par que elíptica Plus Minus (2012-13), una partitura de texturas fracturadas y un inasible ritmo en perpetuo cambio. ~

EXPERIMENTAL

Maurizio Bianchi / oirt emo-dne / KLANGALERIE

Revolución industrial en un cassette I. G. C. {La producción discográfica de Maurizio Bianchi (1955) es inabarcable. El sello Klangalerie recupera en cedé un viejo cassette editado en 1981 en un sello de Malasia (!) que documenta la obra oirt emo-dne, un pionero registro que pertenece a la etapa más oscura e industrial del artista sonoro. Música tóxica, que suena corroída, oxidada, retorcidamente mal hurdida... Busca oídos muy avezados, capaces de ¿mecerse? en una hamaca que se balancea en el fragor de una fábrica industrial. ~


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Recuerdos del siglo XX Fernando Risquet fue periodista y trabajó en El Correo de Andalucía. Su fama de bohemio le precedía y fue el arquetipo de periodista de la época. Aun mostrando actitudes que pudieran resultar chocantes su comportamiento fue admitido por la sociedad

Historia de una fuente Nicolás Salas {Vamos a recordar unas vivencias que muchos experimentamos junto a la fuente que estaba en el patio de la Casa de El Correo de Andalucía, en la calle Albareda, número 17, en la ciudad de 1953, cuando yo trabajaba en este diario como colaborador. Todo lo que voy a contar es absolutamente cierto y verdaderamente son hechos excepcionales en la profesión periodística, pero ayudan a comprender mejor cómo era la vida sevillana cuando oficialmente acababan de finalizar los llamados «años del hambre» (1940-1952), en la España de la posguerra. Me mueve a recuperar estos recuerdos el oportuno artículo firmado por Manuel Bohórquez en las páginas de nuestro periódico el sábado 10 de octubre de 2015, titulado Ser libres es pensar por uno mismo, y que valoro como una aportación al reconocimiento de la defensa de la dignidad del periodismo. Trabajaba entonces (1953) en El Correo de Andalucía un veterano periodista que se llamaba Fernando Risquet y residía, desde 1930, en el nuevo barrio de los Hotelitos del Guadalquivir, años después bautizado como Heliópolis por iniciativa de otros periodistas y vecinos del barrio. Nos referimos a Luis Claudio Mariani y Piazza y José Andrés Vázquez. Debemos recordar que las casas fueron cedidas a los periodistas por la empresa inmobiliaria. Fernando Risquet tenía fama de persona bohemia, arraigada en el costumbrismo del siglo XIX. Y nosotros vimos como una vez a la semana, se quitaba en el patio la camisa de percal y la lavaba en la fuente del citado patio del periódico. La lavaba y la ponía a secar en el borde de la fuente. Mientras se secaba, Fernando, sin camisa, llevaba puestas la corbata y la chaqueta, y así trabajaba en la sala de Redacción. Otra curiosa costumbre de Fernando Risquet era llevar a las conferencias y actos donde ejercía su profesión, un trozo de posteta tomado de los recortes de las bobinas de papel que estaban en el taller del periódico. Apostado siempre en la primera fila de los actos, en estas seudo cuartillas anotaba frenéticamente todos los datos de la conferencia o los discursos. Pero luego no los utilizaba nunca. O sea, redactaba las referencias de memoria, porque, como él nos decía, no lograba reconocer nada de lo que escribía, pero le ayudaba a

Esta es la fuente donde Fernando Risquet lavaba su camisa de percal. Al fondo, puede verse la calle Albareda, a la izquierda la puerta de entrada al taller, y al fondo a la derecha, el comienzo de la escalera que llevaba a la Redacción de El Correo de Andalucía. / El Correo

memorizarlo. Otra característica profesional de Fernando Risquet era que tenía los dos bolsillos laterales de la chaqueta, forrados de hule. ¿Para qué? Pues muy sencillo, para llevarse a su casa todos los canapés que podía coger en las copas que seguían a los actos donde iba como informador. A la vista de estos detalles, podría pensarse que en 1953, los periodistas estaban muertos de hambre, y era verdad que durante los años de la cartilla de racionamiento todos los ciudadanos, mejor dicho, casi todos, sufrieron penurias alimenticias. Pero la actitud de Fernando Riquet había que justificarla en la herencia sociológica del siglo XIX, que él había vivido y sufrido, que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX, cuando los pe-

Fernando Risquet tenía fama de persona bohemia, arraigada en el costumbrismo del S. XIX Su actitud había que justificarla en la herencia sociológica del siglo, que él había sufrido y vivido riodistas tenían fama de muertos de hambre. Como ejemplo, recordamos lo que por entonces se contaba de la boda de la duquesa de Montoro, luego de Alba, en 1947. En aquella ciudad de los «años del hambre», fue posible que el padre de la no-

via, pudiera decir, exultante, en el palacio de las Dueñas: «¡Ea, ya pueden pasar los periodistas a comer!» Recordamos estas vivencias con cariño y respeto por Fernando Risquet, que estuvo en la redacción de El Correo de Andalucía hasta su jubilación dentro de la década de los años cincuenta del pasado siglo, y que representó un estilo profesional digno de valorarse, siempre dentro del conjunto de circunstancias sociológicas de la época. De lo que no cabe la menor duda, es que el comportamiento habitual de Fernando Risquet fue admitido por la sociedad de su entorno. Jamás escuchamos una crítica negativa sobre su curioso comportamiento, ya entonces residual, en el periodismo sevillano. ~


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Escrito para...

La grandeza de la literatura se encuentra en la infinidad de dibujos que los autores de todos los tiempos han ido trazando para representar la realidad. Esta semana Aladar apuesta por una serie de recomendaciones que, de una forma u otra, aportan ...descubrir otra literatura

Ulises Carmen Daza {Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja. La suave brisa de la mañana le sostenía levemente en alto, detrás de él, la bata amarilla, desceñida. Elevó en el aire el cuenco y entonó: - Introibo ad altare Dei. Deteniéndose, escudriñó hacia lo hondo de la oscura escalera de caracol y gritó con aspereza: - Sube acá, Kinch. Sube, cobarde jesuita. Avanzó con solemnidad y subió a la redonda plataforma de tiro. Gravemente, se fue dando vuelta y bendiciendo tres veces la torre, los campos de alrededor y las montañas que se despertaban. Luego, al ver a Stephen Dedalus, se inclinó hacia él y trazó rápidas cruces en el aire, gorgoteando con la garganta y sacudiendo la cabeza. Stephen Dedalus, molesto y soñoliento, apoyó los brazos en el remate de la escalera y miró fríamente aquella cara sacudida y gorgoteante que le bendecía, caballuna en su longitud, y aquel claro pelo intonso, veteado y coloreado como roble pálido. Así empieza Ulises de James Joyce. Este es un libro que habría que leer según el método zen de disparar con arco: con los ojos cerrados, o por lo menos cerrando los ojos del entendimiento. Y resignándote al hecho de que vas a leer pasajes de los que no vas a enten-

der nada de nada: los referentes culturales y locales de Joyce son desconocidos para el lector actual, y la corriente del subconsciente corre libremente por las páginas, haciendo que algunos párrafos sean poco menos que incomprensibles. La técnica de Joyce tiene el mismo efecto que el cubismo en las artes plásticas: la manera de mirar las cosas es más importante que lo que contemplamos. La misma multiplicidad de ángulos nos hace conscientes de que cada uno de ellos es subjetivo y limitado. Toda la experimentación formal y narrativa llevada a cabo por Joyce en Ulises viene provocada en mi opinión por su propia insatisfacción creativa como narrador, su incapacidad de recrear en su obra la totalidad del mundo que el autor quiere que contenga su novela. Y es esta insatisfacción y esta búsqueda de los autores de principios del siglo XX la que ha dotado a los narradores actuales de una gran libertad creativa y una enorme libertad de movimientos a la hora de dar forma a sus obras. Desgraciadamente, para la novela de Joyce toda esta experimentación ha ido a costa de la propia historia que pretendía contar. Ulises es una gran novela, pero el lector actual tiene que ir apartando enormes cantidades de pasajes efectistas, experimentos vacíos y ajustes de cuentas personales del autor para poder dar con la esencia de la novela: la doble búsqueda de Bloom y Stephen, a lo largo de un día y por las calles de Dublín, del sentido de la vida y de su propia existencia.

Portada de la novela de James Joyce ‘Ulises’. / El Correo

Calificación: Durísimo de leer. Tipo de lector: Tan sincero que no es capaz de mentir diciendo que ya se leyó el Ulises sin haberlo hecho. Tipo de lectura: Muy exigente. Engancha desde el primer capítulo, si te gusta este tipo de literatura. Le sobra experimentación formal, que no páginas.

...disfrutar de las listas de cosas por hacer

que ha intentado decir muchas cosas con el menor número de palabras posible. Diego González, es periodista, documentalista, narrador, poeta y esta es su quinta obra publicada, después de la ya mencionada La importancia de que las abejas bailen y los poemarios Mil formas de hacer la colada y Mudanza en los bolsillos. Nos encontramos ante una obra muy interesante que ha logrado un gran éxito para la Editorial Regional de Extremadura, porque se ha agotado la primera edición en una semana (no es broma). Como extremeña no puedo por menos que alegrarme y congratularme por el éxito de Diego y de esta editora púbica que ha iniciado un nuevo camino de la mano de Eduardo Moga.

Planes para no estar muerto Anabel Rodríguez {Esta es una novela corta (apenas ochenta páginas) con la que Diego González debuta en la Editora Regional de Extremadura. Narra de una forma concisa la historia de Ache, un hombre de ascendencia china, que se dedica, entre otros asuntos, a escribir listas de cosas por hacer para otras personas. Estas listas son necesarias para que la muerte no sorprenda a sus clientes sin nada por hacer y se los lleve sin más. Un personaje llamado Dao Ji le encarga un trabajo que terminará por convertirse en algo muy especial: escribir esas listas para que Xiu Mei, la niña-gato, no se convierta en un fantasma, no pierda su rostro. Ache se va enredando en una relación amorosa con esta niña-mujer (¿anciana?), que,

poco a poco, va perdiendo su memoria. Elaborando una lista tras otra intenta aferrar a la vida a la niña gato. El miedo a la muerte, al olvido, a perder los propios orígenes reales o inventados o el honor que uno dejó de buscar en un momento determinado, son temas esenciales de esta obra. También la maldición de ser mujer ocupa un lugar preeminente en esa novela, igual que lo hico en La importancia de que las abejas bailen su anterior novela corta, premiada con el Felipe Trigo en el año 2008 y publicada por Algaida. Diego González trae a nuestra puerta la China de Mao; la época en la que el Gobierno puso en marcha el Gran Salto Adelante, que terminó por provocar un periodo de hambruna en el que treinta millones de personas murieron.

Argumento: Leopold Bloom y Stephen Dedalus pasean todo el día por Dublín sin saber que acabarán por encontrarse. Personajes: Los hay, y muchos. ¿Dónde puede leerse? A la vista de nuestros amigos intelectuales, para que el esfuerzo lector tenga su rendimiento.

Narrado con frases cortas, impactantes, te obliga a estar atento. No es una novela en la que te puedas saltar un párrafo sin consecuencias. El propio autor advierte que ha sido un experimento, en el

Calificación: Muy buena. Tipo de lectura: Intensa. Tipo de lector: El que disfrute de la poesía en su sentido más amplio. ¿Dónde puede leerse? Donde quieras, pero tranquilo y a solas. ¿Dónde puedo encontrarlo? En cualquier librería, dentro de poco, podréis encontrar la segunda edición. Daos prisa porque vuela.


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distintos puntos de vista para construir ese universo de ficción que explica la realidad de todos los tiempos. Narrativa, ensayo y teatro se funden hoy en estas páginas para ofrecer otras miradas indispensables ...conocer el mundo del cine

...quedar fascinado

Moteros tranquilos, toros salvajes

El cuarteto de Alejandría

Daniel González {Este magnífico ensayo-crónica acerca del cine de los 70 utiliza como símil el terremoto de finales de los 60 en Beverly Hills y culmina con la popularización del funeral del director de Shampoo, Hal Ashby, toda una figura que aunque no demasiado conocida en España, resultó ser ejemplo de la rebeldía contracultural que supuso la década. Y es que los 70 en estados Unidos iban a cambiar el rumbo de cómo trabajaban los estudios hasta la fecha. Cansados de un cine hecho para exhibirlo por televisión, se empezó a dar un especial protagonismo a los directores, por encima del productor. Directores de vida desordenada que en su mayoría no tuvieron cabida en las décadas posteriores, o que la tuvieron de una forma muy disipada, la lectura que hoy hacemos de rodajes como Easy rider, Apocalipse Now o Toro salvaje tiene y no tiene que ver con el cine como arte, sino también como industria, en tanto en cuanto el balance entre gasto y recaudación era a veces desorbitado. Probablemente fue Arthur Penn, director de Bonnie and Clyde, propiciado por la participación en beneficios de su actor fetiche Warren Beatty, quién inauguró toda una for-

ma de rodar y montar basada en la lectura de un inconsciente colectivo, que finalmente fue más minoritario de lo que se esperaba. Luego llegaron entre otros Dennis Hopper y Jack Nicholson, que no se comía un torrado desde la época de Roger Corman, resultando ser el primero un psicótico-paranoico con ideas suicidas que gracias a sus planteamientos dio trabajo a Peter Bogdanovich en La última película, que se llevó fatales críticas de la prensa especializada y propició el romance de su director con Cybill Sheperd así como el consiguiente divorcio de la legítima esposa y la defenestración de Hopper del campo de guión por conflictivo, quedando durante más de veinte años relegado al olvido o a papeles secundarios como actor. Sobre Terrence Malick, Milos Forman o Stanley Kubrick se ahonda menos de lo que nos gustaría y pronto llegamos al esquema dual por excelencia; de un lado la corriente de Scorsese y Coppola; de otro, la de Lucas y Spielberg. De la primera corriente destacan el rodaje largo y propiciado por la megalomanía de un realizador que quería ser Napoleón de Apocalipse now y el incipiente consumo frenético de cocaína por parte de Scorsese, gracias al que consiguió filmar su anti-Rocky en toda regla. La segunda corriente partió de esque-

mas morales simplistas y para muchos retrógrados, pero consiguió gracias a films como La guerra de las galaxias o Encuentros en la tercera fase, cambiar los esquemas del público hacia un consumo masivo de productos que propiciaban el merchandising y la producción en serie, cuya estela comercial se podía saber dos horas antes del estreno en las salas de exhibición. Calificación: Imprescindible. Tipo de lector: Cinéfilo. Tipo de lectura: Llena de anécdotas. Argumento: La década prodigiosa en pantalla. Personajes: Al menos los más importantes. ¿Dónde leerlo?: Cerca de Hollywood.

...entender la España del siglo XX

Las bicicletas son para el verano Gabriel Ramírez {Don Luis, uno de los personajes de esta obra teatral, termina diciendo «sabe Dios cuándo habrá otro verano». Es ese un broche perfecto para una obra de teatro perfecta. Fernando Fernán-Gómez logra un clima verosímil, unos personajes que se mueven en un terreno que les hace crecer en cada intervención, rodeados de un drama colosal del que nadie puede escapar, logra representar un conflicto bélico terrible sin que aparezca una sola arma en el escenario, ironiza sobre lo imposible, dibuja la España de antes, durante y después de la guerra civil. Porque los grandes protagonistas de las guerras son los civiles y los militares. Todos. Nunca las armas. Esos son objetos que funcionan como vehículos (el autor los convierte en sonidos, sólo sonidos que destruyen las esperanzas). Las bicicletas son para el verano es, sin duda, una de las obras teatrales más im-

portantes de todos los tiempos de la literatura española. Con un puñado de personajes podemos ver una España entera. Me pregunto por qué no está entre los títulos de lectura obligada en institutos y colegios. En lugar de hacer leer a los jóvenes novelas y obras de teatro que les parecen un tostón (no lo son, pero así las reciben los chicos y chicas) alguien debería empezar a comprender que para cada libro hay un momento. Y que a la lectura se llega a través del gusto propio y no de la importancia de la obra. Son los libros como este los que dan la mano a los posibles lectores y no otros por muy importantes que sean. Para esos ya habrá un momento. Seguro que sí. Fantástica obra de Fernán-Gómez. Echen un vistazo. No olviden, si manejan la edición de Espasa Calpe, leer el prólogo del que fue mi buen amigo Eduardo Haro Tecglen. Es soberbio. Y después de la obra, no antes.

Portadas.

Calificación: Una obra maestra indiscutible. Tipo de lector: Cualquiera, pero sepan que la ironía inunda el texto. Tipo de lectura: Fácil y muy amable. Argumento: Fácil de seguir. Personajes: Impecables. ¿Dónde puede leerse?: En cualquier parte.

Augusto F. Prieto {Compuesto por cuatro novelas separadas e independientes: Justine, Clea, Balthazar y Montoulive; El cuarteto de Alejandría es un monumento literario, una de las grandes obras maestras de la literatura de todos los tiempos que se proyecta con fuerza sobre toda la narrativa del siglo XX. Caso único, las cuatro novelas cuentan la misma historia que se desarrolla ante nuestros ojos de manera hipnótica desde el punto de vista de cada uno de sus personajes, como un complejo puzle que se forma en nuestra cabeza y que va consolidando con cada línea una atmósfera decadente y poderosa en la que los protagonistas son indiferenciadamente Justine, una enigmática mujer llena de secretos y Alejandría, la ciudad a la que encarna. La gran Alejandría de los años treinta, capital del mundo, donde se hablaban cinco idiomas y se practicaban todos los cultos. Una ciudad oculta, subterránea, secreta, eterna, condenada a desaparecer y al mismo tiempo a vivir para siempre. La escritura de Lawrence Durrell es intensa y se va formando por superposición, cuando la ciudad y los personajes se influyen, cambian y su espíritu va creciendo hasta llenar cada página. Es una descripción de la ciudad a partir de cada uno de sus personajes y de los personajes a través de las mutaciones de la ciudad. Una novela que parece encerrar una clave oculta y que nos inquieta profundamente a la vez que nos hace testigos de un mundo que se desvanece. Un análisis del amor y de la sensualidad. El Cuarteto es una obra imprescindible, capaz de cambiar la visión de la literatura y del mundo a quien se adentre entre sus páginas. Calificación: Maravillosa. Obra maestra indiscutible. Tipo de lector: Cualquiera. Tipo de lectura: No es difícil, atmósfera densa, colorida y elegante. Argumento: Es la historia de una fascinación. Personajes: Divinos, míticos, poderosos. ¿Dónde puede leerse?: En cualquier parte y desde luego, de nuevo, en el vestíbulo del hotel Cecil.


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Libros

Después de éxitos como ‘El mozárabe’ o ‘El alma de la ciudad’, Jesús Sánchez Adalid regresa con ‘En tiempos del Papa sirio’, una sorprendente mirada al pasado que acaba de publicar Ediciones B

JESÚS SÁNCHEZ ADALID

Recomendaciones

«No estamos tan lejos de Siria como creemos» Alejandro Luque {Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962) es un superventas que siempre se plantea nuevos retos. Después de meterse en el bolsillo a miles de lectores con obras como El mozárabe o El alma de la ciudad, vuelve a los anaqueles de novedades con En tiempos del Papa sirio (Ediciones B), una obra que «surge de una casualidad», asegura. «Presenté mi última novela, Y de repente, Teresa, en Roma, y allí tuve conocimiento de un documento de la Biblioteca Apostólica vaticana sobre la llegada de los godos a la Ciudad Santa. Así fue como conocí al Papa sirio». La historia se centra en Efrén abnMansur, un intrépido personaje que a las puertas de su edad adulta, en Damasco, irá descubriendo los misterios de su origen y la identidad que su familia. Él sentirá la llamada de la aventura y emprenderá un largo periplo que le llevará hasta Ouadi Qadisha, el Valle Santo, al pie del monte Makemel, donde crecen los bíblicos cedros sagrados del Líbano. Allí, en un fascinante santuario poblado por anacoretas, tendrá conocimiento de una antigua profecía que al parecer empieza a cumplirse. «Hubo cuatro papas de origen sirio, al menos», revela Sánchez Adalid. «Y nosotros no estamos tan lejos de Siria como creemos. Por ejemplo, el ejército que invadió la Península Ibérica venía de Damasco, que era la capital del califato Omeya». El autor admite que su libro puede ser clasificado en el género de la novela histórica, «pero hay en él un ejercicio de reflexión y pensamiento que va más allá de los hechos que se cuentan. Cuando suceden violencias como las que vemos estos días en televisión, tan gratuitas e incomprensibles, nos descomponemos, nos causa pavor. Pero la violencia y la crudeza están en el mundo. La maldad humana existe. Al lector se le proporciona ese viaje mágico e intenso al pasado, pero al mismo tiempo se le da la oportunidad de traer conclusiones al tiempo presente». Por otro lado, en su nueva novela Sánchez Adalid «quería contar en principio la peripecia de los godos hispanos, pero vi que no resultaba. Entonces me di cuenta de que este era un momento cronológico anterior a la Biblia, y era más interesante ver qué había entonces en Damasco –la ciudad más antigua del mundo, 6000 años–, cómo vivía la gente. De allí partió Pablo de Tarso, surgieron varias profecías... De todos modos, la

POESÍA

Jorge Teillier / Nostalgia de la Tierra / Cátedra

Un poeta que merece ser rescatado

«La violencia gratuita nos descompone, nos causa pavor, pero hay que saber que la maldad humana existe» «Trato de interpelar al lector. de lo contrario, la novela histórica se agota en sí misma» novela está contada a través de los ojos de Efrén», puntualiza. ¿Ha sido su novela más difícil? «No es lo mismo, desde luego, que contar el siglo XVI como hice en Y de repente, Teresa, con un personaje que dejó gran cantidad de escritos. Aquí estamos a finales del VII y principios del VIII, pero también se encuentran testimonios, crónicas».

El escritor Jesús Sánchez Adalid, en una imagen de archivo./ J. M. Paisano

Sobre su filosofía como escritor, asegura que «trato siempre de interpelar al lector. De lo contrario, la novela histórica se agota en sí misma, contando las típicas infidelidades de los reyes... para eso ya está Gibbon. Para mi gusto, la novela histórica debe ir un poco más allá, presentar otras historias, o la intrahistoria. Con esta novela me quiero acercar a autores como Thomas Mann, Orham Pamuk, Naguib Mahfuz, Ismail Kadarè o Marguerite Yourcenar», enumera. «La literatura histórica de calidad se está consolidando y va a seguir siendo así», concluye el escritor. «Tenemos derecho a aspirar a que esto se tome en serio, a tener un lugar respetable en la Literatura española. Tenemos una historia muy rica, muy interesante, que tiene que pasar a la novela. Lo siento como un encargo generacional». ~

A. Luque {Entre la sombra imponente de dos premios Nobel, Pablo Neruda y Gabriela Mistral, y las creaciones geniales de Nicanor Parra, hay una zona en la poesía chilena que para el lector español todavía está por explorar. Me refiero a esa generación del medio siglo, nacida en torno a los años 30 que hizo importantes aportaciones a la lírica de dicho país, aunque su eco haya sido considerablemente menor que el de los antes citados. Nombres como Enrique Lihn, Federico Schopf o Jorge Teillier merecen una oportunidad entre los amantes del verso bien dicho. En el caso de Teillier, podemos decir que esta antología a cargo de Juan Carlos Villavicencio es una magnífica noticia y una fuente de placer casi inagotable. El autor es un alumno aventajado de Neruda, sobre todo en lo que se refiere a su potencia como generador de metáforas, pero muy pronto demuestra estar preparado para volar con sus propias alas. Un poeta muy apegado a su entorno, que describe con una ternura exenta de amaneramientos, capaz de cantar a la tierra y al amor con palabras que nunca parecen gastadas, y donde el artificio nunca desplaza a la emoción desnuda. «Eso fue la felicidad:/ dibujar en la escarcha figuras sin sentido/ sabiendo que no durarían nada,/ cortar una rama de pino/ para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda/ atrapar una plumilla de cardo/ para detener la huida de toda una estación...» El alcohol, uno de sus más fieles compañeros de viaje, acabó con él muy joven, a los 60 años, después de varios intentos de rehabilitación. Ahora son sus libros los que mantienen viva su llama. ~


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Viajes y literatura Para Paul Valéry el mar era femenino. George Brassens, durante la II Guerra Mundial, militó en la Resistencia y colaboró en la publicación de la revista clandestina ‘Libertaires’. Son los grandes poetas de Sète, una población bañada por el Mediterraneo Concha García {Sète es un municipio francés situado en la región de Languedoc. Para arribar hasta la pequeña población rodeada de canales y bañada por el Mediterráneo, se puede llegar desde el sur, pasando por un largo dique rodeado de arena donde pareces estar flotando desde el automóvil, a un lado el estanque de Thau y al otro el mar. La gente es acogedora. Hay varios cafés con terrazas y restaurantes. Las especialidades son el café y las ostras, cada uno en un lugar diferente. La conquicultura mediterránea nació en Sète hace más de cien años. El Monte Saint-Clair domina toda la ciudad con la enorme cruz que se alumbra por las noches. Paseando por sus calles una siente nostalgia de no sé qué, mirando hacia el Cementerio Marino, inmortalizado por Paul Valéry en su poema. Hay que ascender unos cuantos metros para llegar hasta el Museo Paul Valéry. La sala dedicada a él está en penumbra, el día es gris, está llena de manuscritos visibles en varias vitrinas que hacen las delicias de fetichistas. Puedes mirar su agenda con anotaciones, o el plumiere, con todas sus plumas, así como algunas pinturas realizadas por el poeta. Se escucha desde una pequeña sala la voz masculina de los versos de Le Cimetière Marin, es una voz que recita una y otra vez las 24 estrofas del poema simbolista. El poema nada nos resuelve, solo entreveo brillos que la lengua esconde, no en vano Lacan eligió, para autodefinirse, un verso de Valéry del poema Esbozo de una serpiente: El Universo es un defecto de la pureza del NoSer. A través de las lamas que tamizan la luz de las ventanas rectangulares rodeando la sala, se puede ver el mar al fondo, y el cementerio donde yace enterrado el poeta francés, un conjunto sobrecogedor por el silencio y la quietud que transmite. Para Valéry el mar era femenino. Un barco grande cruza ese mar desde las cruces del cementerio, las tumbas blanquecinas dan brillo al paisaje donde, como en el poema de Valéry: la vida y la muerte se cruzan. Sète está lleno del poeta francés. La escuela municipal tiene su nombre, la casa natal está frente a uno de los canales, una se imagina al poeta caminando como un fantasma exquisito que quizás tropieza con otro mucho más cercano a la gente, se trata de George Brassens que nacería años después de una familia humilde. Porque George Brassens, otro de los grandes poetas de Sète, está enterrado en el popular, Cimetière de Py, menos poético estéticamente, y más poblado, allí la muerte toma presencia kilométrica. En Sète también hay un jardín dedicado a Simone Veil. Esta mu-

Sète es un municipio francés situado en la región de Languedoc.

Sète, el Cementerio Marino, Valéry y Brassens Manuscritos que puede disfrutarse en el Museo Paul Valéry. / Concha García

jer, que todavía vive, fue la primera que apoyó el derecho al aborto en Francia. Personajes contrapuestos. Valéry fue poco amigo de comprometerse políticamente. Durante la ocupación alemana consintió y calló. Brassens era todo lo contrario, militó y colaboró en la publicación clandestina Libertaires. Sus canciones son poemas con una poderosa pátina de conciencia de clase, llenas de ironía con las que mucha gente nos identificamos todavía. Hay en Sète muchos niños y niñas marroquíes enraizados. Los niños juegan en las plazas, están contentos, la televisión emite todo el tiempo las medidas contra el terrorismo que está tomando la Unión Europea. Hay algunos carteles de Marie Le Pen y su partido. Intuimos el nacimiento de un fascismo que nunca es nuevo porque siempre es el mismo y, que como la serpiente de Valéry permanecerá larvado a la espera de acontecimientos: Breve es el tiempo de gozar / Temblad mortales, soy tan fuerte / que éste mi eterno bostezar / es mi hambre de vuestra muerte. ~


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Arte

Cuba se está moviendo, y no parece hacerlo hacia un lugar desacertado. La capital es un hervidero de actividades culturales e interesantes iniciativas privadas. Los poderosos de la Tierra acuden al besamanos apartándose con los codos. El papa

El lujo regresa a La Habana Interior de Guerlain.

1 17 2017) ¿Se acabó la Revolución? La inauguración de la boutique de la Casa Guerlain en pleno Paseo del Prado, en el mismo local donde se abrió en 1917, parece un símbolo de lo que está por venir. Se abre a propuesta de la oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, cuyos proyectos han modificado la piel de la Ciudad Vieja, catalogada como Patrimonio de la Humanidad. A esa llamada fue receptivo Christian Nöel Fournier, presidente del grupo Saint Remy Trading, gestor de la firma francesa, que no había abandonado nunca su negocio en la isla. Para la apertura de la tienda, que conserva la exacta decoración original en cristal negro, hierro, y madera de cedro, la perfumista ha lanzado una edición limitada del aroma Caron, de Rose Grasse. Una lonja comercial de planta baja, pintada por completo en un gris plomo muy poco habitual en el trópico, alberga un espacio negro, diáfano y brillante, cuyos detalles, como los mostradores convexos, aún estaban por rematar, tras su apertura provisional para la campaña de Navidad. Es la primera avanzadilla del lujo capitalista, que ya puso sus pies en el bulevar con el mediático desfile de alta costura de Chanel, mientras los habaneros, para los que esos trajes son –de momento– un sueño imposible, jaleaban con su particular sentido del humor a Karl Lagerfield, Giselle Bundchen, o Tilda Swinton. En palabras del conductor de uno de esos viejos carros americanos que funcionan como ruteros, a quien se le preguntó cómo se podía entender esto, en un estado socialista, en crisis permanente: ¡esto es

pa vivil lo, no pa entendel lo, asere! En ausencia de mercado de consumo, La Habana se consolida sin embargo como gran marca de prestigio, por carta de naturaleza.

Vista general de la exposición de Kapoor.

2 /11/16 26/03/17) Comentan las curadoras de la Gallería Continua (San Geminiano – Beijing – Les Moulins – Havana) que una galerista neoyorkina que visitó hace unos días la exposición de Anish Kapoor –cuya fiesta de inauguración se ha pospuesto por la muerte de Fidel– que el evento se habría convertido en la Gran Manzana en un fenómeno de masas. No lo es aquí, pero aun así, el goteo de visitantes es continuo en una ciudad donde la comunicación y la divulgación no pasan del boca a boca. La muestra es reconocida, además, como un privilegio por los artistas cubanos, que pueden ver ante sus propios ojos la Vanguardia, con mayúsculas. Anish Kapoor está entre la decena de autores contemporáneos definitiva y merecidamente consagrados, es un gurú, un santón, una vaca sagrada; un artista que ha inventado algo nuevo, reconocible, distintivo en su trabajo sobre las materias, las texturas y el color. En


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Arte

Francisco, Hollande, Renzi, los directivos de Google, Madonna o los Rolling Stones, siguen la estela de Barak Obama, que inició el deshielo en una isla en la que la alta representación española –desgraciadamente- ni está, ni se la espera

Exposición de Pistoletto.

el marco excepcional de Arte Continua, el interior despojado de decoración del antiguo cine chino «Águila de Oro» en Rayo y Zanja, se menciona como anécdota cómo el escultor adquirió en exclusiva los derechos de autor del Vantablack, de NanoSystem, el pigmento «negro más negro del mundo», a lo que contestó el artista británico Stuart Temple desarrollando el ultrafluorescente PINK, el «rosa más rosa del mundo» y poniéndolo a la venta en internet previa firma de compromiso de que el comprador no es Kapoor, no está comprando el artículo en su nombre, y no lo va a poner en sus manos. La exposición de Kapoor, con apenas cinco producciones, es un hito, un agujero negro –nunca mejor dicho– porque en eso consiste la principal pieza de la galería, Descenso al limbo (2016), de cuyo impacto aun no nos hemos recobrado. Una auténtica genialidad. La misma sorpresa aguarda a los contempladores de Cuando estoy gestando (1992-2016). Ambas obras son trampantojos que modifican la percepción de las dimensiones hasta un grado tan elaborado que aun conociendo su mecanismo, los sentidos continúan engañados, viendo un tapiz circular negro donde en realidad se ha creado tremendo agujero en profundidad. Tal es así –nos

cuentan– que tras la apertura se cayó un gato dentro y hubo que bajar con una escalera a sacarlo… y nos cuesta creerlo.

S

L

S LLAS A S, SAL, 25/11/16 – 13/03/17) El Museo de Bellas Artes, alberga en su sede del Parque Central –el antiguo Centro Asturiano- una exposición temporal del artista Michelangelo Pistoletto. El italiano, que ha

venido participando en la Bienal de La Habana con interesantes happening, está vinculado con el pensamiento crítico de izquierda, y es simpatizante con los principios de la Revolución. Es representante destacado del conocido como «Arte Povera». Presenta una reflexión sobre la fijación y la fragmentación de la imagen utilizando los espejos como materia de estudio. Previas son las acciones destructivas de espejos a mazazos, tituladas Thirteen Less

La exlusiva colección Caron de Rose Grasse. / El Correo

Two, llevadas a cabo en la pasada Bienal, en la iglesia de Paula, con la colaboración del Conjunto de Música Antigua Ars Longa. Se expone el resultado, que intenta llevarnos –como ya hizo Rene Magritte– a una fantasía surrealista en la que las piezas desprendidas del azogue, podrían arrastrar con ellas las mismas imágenes que reflejan. Se muestran esculturas de trapos entre las obras de la colección permanente del museo, así como fotografías y vídeos de aspectos de su work in progress «Tercer Paraíso» (2014) resuelto en La Habana, una de cuyas performances coincidió – premonitoriamente- con el anuncio por parte de los presidentes de la reanudación de relaciones entre la República de Cuba y las Estados Unidos de América. El grueso del fondo exhibido es una serie de láminas de acero pulido a las que superpone el recorte de serigrafías con imágenes habituales tomadas en las calles de la capital cubana. Así el espectador se convierte en parte de la ciudad y de su devenir, participa como reflejo y como fantasma; se contrasta, en movimiento, con los aspectos cotidianos, congelados en la fotografía. Es un conjunto de gran belleza plástica, y profunda mirada moral, siempre en ese trabajo sobre la imagen especular. ~


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Historia

Ángela Ruiz Robles fue una pedagoga que podríamos calificar como visionaria. Sus inquietudes por convertir el aprendizaje en algo divertido, accesible y dinámico, le invitaron a pensar en todo tipo de herramientas que facilitaran la comprensión de

ÁNGELA RUIZ ROBLES

Precursora del libro electrónico Anabel Rodríguez {¿Leéis en e-book? ¡Confesad! Por mucho que digáis que la textura del papel es maravillosa y que nada puede sustituirlo (no soy yo quien vaya a negarlo), muchos somos los que hemos caído bajo el influjo del libro electrónico inventado por Michael Hart. Pero, ¿qué diríais si os contase que existió una mujer española que creó algo similar en 1949? ¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues es cierto, Ángela Ruiz Robles, leonesa afincada casi toda su vida en Galicia, fue la creadora de la Enciclopedia Mecánica. Nació en 1895, en Villamanín (León) en el seno de una familia acomodada y cursó estudios en la Escuela de Magisterio de León. Enseguida comenzó a dar clases a niños y no sólo a estos, también alfabetizaba gratuitamente a adultos que no habían tenido la oportunidad de formarse, lo que no era moco de pavo en la época con el nivel de analfabetismo que existía. Por su entrega y por el concepto de enseñanza que tenía, fue ganando el afecto de todos los colegios y centros por los que pasó hasta su jubilación. Ángela tenía un concepto de lo que debía ser la enseñanza muy diferente al que existía en la época (y al que todavía mantienen algunas personas). Para ella la letra no entraba con sangre, al contrario, era necesario facilitar el aprendizaje de niños y adultos, hacerlo más intuitivo, menos memorístico. En este sentido fue una visionaria. Destinada en Ferrol, contrajo matrimonio con un marino mercante con quien tuvo tres niñas, aunque enviudó pronto. Ángela siempre trabajó y no sólo en escuelas, daba conferencias y no paraba de escribir; además creó una academia para adultos llamada Elmaca en honor a sus hijas Elena, María Elvira y Carmen. Allí impartía clases a opositores de aduanas, correos, telégrafos y para el ingreso en altos estudios mercantiles. En 1938 publicó su primer libro Compendio de ortografía castellana, posteriormente escribiría otros para que este ámbito de la lengua fuera más ameno para sus usua-

La ‘Enciclopedia Mecánica’ podría considerarse un embrión del libro electrónico actual.

rios, y también manuales de taquigrafía. La primera invención de Ángela la realizó en 1944, fue el Proyecto de Atlas Científico-Gramatical, en el que pretendía dar a conocer España con gramática, sintaxis, morfología, ortografía y fonética. Después creó la Máquina Taquimecanográfica para facilitar la realización de este tipo de labores. En 1949; percatándose de las dificultades que el aprendizaje existente en la época suponía para los niños, de lo cargados que iban a colegio y las limitaciones que habitualmente tenían los libros; creo la Enciclopedia Mecánica y la patentó. El invento constaba de dos partes, en una de ellas se contenían una serie de bobinas que podían cambiarse según fuera ade-

Ángela tenía un concepto de lo que debía ser la enseñanza muy diferente al de la época En 1938 publicó su primer libro ‘Compendio de ortografía castellana’ lantando en sus conocimientos el estudiante (¿podrían considerarse una especie de lápices de memoria actuales?). Logró introducir tres idiomas en el prototipo que creó: castellano, inglés y francés. Es evidente que logró percatarse de la gran importancia que los idiomas tenían en la enseñanza. La otra parte introducía una serie de conocimientos básicos sobre lectura, escritura y números, y permitía al usuario formar sílabas, palabras o lecciones, cuando hacía presión sobre determinados elementos mecánicos. La enciclopedia podía leerse en vertical y horizontal. Estaba cubierta por una lámina trasparente y con cristal de aumento (para los que tenían problemas de visión) e incorporaba una luz para que pudiera leerse en la oscuridad. La intención de Ángela era aligerar la


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Historia

los alumnos. Fue premiada y reconocida por su labor, pero la falta de presupuesto hizo que su invento más notable quedase en el olvido. Se la puede considerar la precursora de lo que conocemos como libro electrónico Ángela Ruiz Robles.

carga de los alumnos, pero no sólo eso, sino hacer un tipo de enseñanza más atractiva, interactiva, adaptada a las necesidades de los alumnos, incluso de los que tenían necesidades especiales. Tened en cuenta que se trata de un invento de 1949 y tuvo la suficiente claridad mental para incluir un cristal de aumento y también sonidos que ayudasen en el aprendizaje de los idiomas. También era una herramienta de escritura, pues llevaba un plástico para escribir y dibujar. Pesaba poco para que los niños pudieran traerlo y llevarlo con facilidad al colegio y su aspecto era muy similar al de un maletín. A día de hoy, en la mayor parte de los colegios, los niños continúan llevando unas mochilas cargadísimas. Si a lo que tienen que llevar habitualmente (libros, libretas, estuches o merienda) unimos la afición que tienen a meter todos los enredos del mundo (hablo por experiencia propia) arrastrar una mochila puede convertirse en un trabajo arduo. Digo arrastrar porque ni siquiera se me ocurre lo que

podría pasar si en lugar de los carritos les diera por llevar ese peso (como hacía yo) cargado en la espalda. Su invento gozó de un rápido reconocimiento y pocos años después era condecorada con la medalla de Alfonso X el Sabio. En 1952, se le concedió la Medalla de Oro y Diploma en la primera Exposición Nacional de Inventores Españoles. En 1962 se realizó un prototipo del invento, construido en el Parque de Artillería de Ferrol (La Coruña) por los trabajadores del mismo, bajo su dirección. El problema con el que se encontró fue la falta de inversión en su invento. A pesar de que Ángela hizo lo posible por promocionarlo en todos los medios de comunicación de la época, incluida la televisión, no logró que nadie invirtiese en su enciclopedia. La miopía del gobierno y de la industria editorial (tal vez el temor a perder una fuente importante de ingresos) fue evidente. Como siempre hay alguien que se nos adelanta, desde Estados Unidos se mostraron inte-

resados en adquirir la patente para sacar la Enciclopedia Mecánica adelante en aquel, sin embargo la inventora prefería que fuera realizado en nuestro país y decidió no cederla. En 1975 fallecía esta pedagoga visionaria. Su Enciclopedia mecánica, como otros inventos, quedó en el olvido. Desde el año 2012, el prototipo se encuentra en la Exposición permanente del Museo de Ciencia y Tecnología de A Coruña donde podréis verlo con detenimiento. Si bien se van abriendo camino

Desde EEUU quisieron adquirir la patente de la Enciclopedia Mecánica Su invento está expuesto en el Museo de Ciencia y Tecnología de A Coruña

muchos elementos electrónicos que pueden facilitar el aprendizaje: tablets, ordenadores, libros electrónicos, etc., y que desde muchas editoriales se distribuyen material interactivo, todavía nos queda mucho camino por delante, para que el aprendizaje sea más sencillo. La adquisición de conocimiento es un camino arduo en el que confío que nos encontremos con muchos profesores que tengan esa capacidad pedagógica que mostró Ángela Ruiz Robles a mediados del siglo pasado. Nostálgicos del libro de papel ¡aprovechemos las ventajas que el mundo digital nos ofrece! No hay incompatibilidad entre los ebooks, las tablets y cualquier dispositivo que está por venir. Nuestros colegios se están llenando (demasiado lentamente) de ordenadores, pizarras electrónicas o tablets y es importante aprovecharlos. No nos cerremos en banda, la educación y la técnica tienen que ir de la mano en cualquier sociedad que pretenda evolucionar. ~


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Cine

¿Tiene un mínimo de lógica dejar que un ser humano llegue al límite de su propia ignorancia para que se termine estrellando contra el fracaso? ¿Consiente la sociedad actual la burla como algo que no daña a nadie? ¿Es posible construir un

No disparen contra Florence Foster Jenkins

Alfredo García {Florence Foster Jenkins ha sido declarada en los medios, no sin alguna intención publicitaria que facilitase el éxito de la película que han estrenado hace poco, la peor cantante del mundo. Y tal vez sea cierto. El término utilizado para atraer la atención del público, en esta feria de superlativos en la que vivimos inmersos, es la de «peor». Posiblemente si hubiera sido la tercera peor, o la vigesimoquinta, el reclamo no hubiese tenido el gancho necesario, aunque el título nobiliario hubiese tenido, en la práctica, la misma dudosa grandeza. Florence fue uno de esos raros casos en que el poder económico, unas ciertas influencias sociales, y una vocación férrea de artista, se unió a unos pobres medios vocales, y lo más grave, a una gran falta de capacidad para percibir la mediocridad de sus resultados artísticos. Porque parece que hay un consenso en que Florence no era consciente del desastre en que se transformaba su voz cada vez que abordaba alguna de las arias que se metía en el cuerpo. Unos agudos desgarrados,

Meryl Streep encarna a la que algunos han calificado como la peor cantante del mundo, Florence Foster Jenkins. / El Correo

una falta de firmeza en la voz y una impostación desigual, por ser benévolos, daban como resultado una caricatura artística, un chiste con pegada capaz de hacer reír al aficionado más torpe. En la película recientemente estrenada y en la que Meryl Streep ha-

ce un papel maravilloso, con todos los pliegues, aristas y tics que puede tener una diva decadente, gran parte del metraje está dedicado a la risa, el fenómeno que produce un ser humano ridículo incendiando la carcajada de los que le rodean. En una de las escenas finales, en las que la cantante alquila el Carnegie Hall, gracias a sus medios económicos y a que nadie ha sido lo suficientemente sincero como para frenarla, Florence parece percibir en medio de su actuación, esta realidad que algún trastorno le ha estado ocultando y descubre, con la expresión frágil de una enferma, cómo el público se ríe de ella. Es el momento en que con una mirada de náufraga, busca entre bastidores a alguien que le alcance un bote salvavidas. Pero, y eso es algo que sabemos bien quienes transitamos por allí, el escenario es uno de los lugares más deshabitados del mundo. Y es en esta parte donde me gustaría, literariamente, dar al botón de parada y contar lo que viví hace unos días, y que aparentemente nada tiene que ver con las heridas de la lírica.

O tal vez sí. Vamos a ello: Gritos en la calle Huertas de Madrid. Aquí me muevo normalmente en bici, el placer que me produce es mayor al riesgo de vérmelas con los coches grandes y sólidos que pasan al lado de este esqueleto de aire que somos la bici y yo. Hace unos días, me deslizaba despacio por esa calle, bajando desde la Plaza de Santa Ana, una pendiente llena de peatones que hay que tomar a velocidad de paseo en un mercado. A mitad de recorrido se escucharon unos gritos muy violentos. Una chica de unos treinta y pico años soltaba, con alaridos, frases sin sentido. Tenía un cuerpo corpulento que movía dando tumbos, con el rostro enrojecido y desprendiendo ira, enfado y llanto y vomitando esos gritos con los que iba regando la calle. El ambiente alrededor era de extrañeza y consternación. Creo que nadie entendía lo que sucedía. Ella tomó el camino en pendiente que yo también seguía y, por unos momentos, nos movimos a la vez, hacia abajo. Yo, cada vez más impresionado por


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Cine

mundo más cómodo en el que las disonancias tengan un hueco reservado sin que suponga su destrucción más cruel? Florence Foster Jenkins es uno de los ejemplos más terribles de burla social consentida

Meryl Streep y Hugh Grant en un momento de la película.

lo que parecía un persona terriblemente trastornada. A mitad de camino un grupo de chicos, de graciosos, hizo el chiste de imitar en tono de sorna, alguno de los gritos que esta mujer iba soltando, con la mezquina idea de enloquecerla un poco más, de prolongar el circo en el que habían convertido aquella pobre visión de persona rota y desencajada, de encontrar un público que les reafirmase en su papel de estrellas en el Club de la Comedia. Una de las chicas se acercó, teléfono en mano, para inmortalizar aquel penoso capítulo. Tal vez lo encontraba digno de publicar en las redes sociales, con la intención de mostrar que, en su vida, también suceden cosas interesantes aunque sea a costa de la intimidad reventada de una persona que deja la desnudez de sus miserias expuestas a la mirada pública. Yo me detuve junto a ellos y les abordé con ese talento innato que a veces tenemos para jugarnos el tipo. Quería saber si les parecía bien reírse de una persona en esas condiciones y, con un desparpajo asombroso, me dijo uno de los chicos, que «claro que

Florence Foster Jenkins. / El Correo

sí», como si la desgracia de los demás fuese una caja de bombones de la que uno puede servirse para propio deleite. No sabía qué me parecía más triste, si alguien que se quiebra en mitad de la calle o quienes encuentran motivo de risa en ello. La visión de Florence podemos encontrarla por todos lados, normalmente se trata de personas extremas, de gente caída en el abismo del

desequilibrio, individuos peculiares que chirrían entre nosotros, piezas que no encajan en ninguna maquinaria. Por lo general, los persecutores, los que se constituyen en jauría para dar caza al loco, suelen encontrar mejor acomodo en nuestra sociedad. Son una minoría, es verdad, pero deberíamos preguntarnos si algo de ellos habita en un pequeño rincón de todos nosotros.

Porque la risa que produce Florence, la he visto aflorar a mi alrededor a lo largo de estos años cada vez que alguien escuchaba sus interpretaciones. Enseguida algún voluntario se partía la caja al escuchar cómo cantaba aquella tipa loca. Incluso alguna vez dibujé mi propia sonrisa aunque estas reflexiones que comparto ahora, truncaron el gesto en algo más amargo con un ¿y tú de qué te ríes? de fondo. Tal vez el mundo no sería tan interesante sin la disonancia que tienen todos estos soñadores desencajados, estos Quijotes condenados al fracaso, y sin añadirle a ellos, nuestro lado más raro que todos portamos en nuestro interior como una luz peculiar. Comenzaba hablando sobre el precipicio en el que terminó cayendo Florence. Posiblemente, terminar diciendo que, quizás, sea tarea de todos acomodar algunos colchones en el fondo, por eso de tener un mundo más habitable y amable, en el que las disonancias encuentren su lugar entre nosotros, y nosotros quepamos en ellas, sea lo más adecuado. ~


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El Correo de Andalucía Sábado, 21 de enero de 2017

Las inolvidables de Aladar ‘El clan de los sicilianos’ es una de esas películas que nos pega a la butaca sin remedio porque es cine de gran calidad. Todo lo que vemos en pantalla tiene una razón de ser poderosa son castigados. Los policías no se dejan corromper a las primeras de cambio. Poner los cuernos tiene malas consecuencias. Robar es un delito que no tiene ni pizca de gracia. Y el que escapa tiene un recorrido muy cortito. Además, es una película excelente. Porque las interpretaciones de Alain Delon, Jean Gabin y Lino Ventura son sobresalientes. Porque el guion está perfectamente diseñado para que la tensión narrativa no tenga altibajos y hasta los topes de frases justas que se hacen inmensas con los silencios adecuados. Y se hacen grandes con la fotografía. Porque la fotografía, que busca un realismo absoluto logra presentar cada secuencia con precisión. Y porque todo está en su sitio. Nada de alardes innecesarios ni rellenos irritantes. Roger Sartet escapa de un furgón policial con la ayuda de Vittorio Manalese y sus hijos (mafiosos, claro). A partir de ese momento, comienza a planearse un golpe sin precedentes. Sartet tie-

Nirek Sabal {Hace mucho tiempo, la figura del antihéroe se instaló en la literatura y en el cine. Todo se fusionó en esas nuevas almas de ficción. Los buenos ya no ganaban a los malos porque las batallas eran interiores y estaban perdidas de antemano. Es como si el séptimo de caballería hubiese dejado de cabalgar y con ello nuestras esperanzas de felicidad, de amor idílico o amistad eterna (al menos al enfrentarnos con las historias inventadas). Y es que las parejas ya no se formaban con seres deliciosos sino que parecían de carne y hueso, con sus miserias a cuestas, con los mismos problemas que pudiera tener cualquier espectador. También, con ello se escapaban los sueños llenos de príncipes azules y damas hermosas dispuestas a convertir el mundo en algo idílico y posible. Hasta los amigos podían ser traidores a cambio de una cosa pequeña. Un asco. A partir de ese momento, la ficción servía para que viéramos un reflejo del hombre sin futuro cierto. Antihéroes por todas partes. Nosotros en pantalla. Los buenos convertidos en la misma cosa. Pero antes, en un tiempo ya remoto, hubo indios y vaqueros, villanos y héroes, cacos y policías, el mal era aplastado por el bien. Existía esperanza aunque fuera falsa y utópica. El clan de los sicilianos es una película en la que los malhechores

EL CLAN DE LOS SICILIANOS

El ataque del séptimo de caballería

Las interpretaciones de Alain Delon, Jean Gabin y Lino Ventura son sobresalientes Es una película en la que los malhechores son castigados y los policías no se dejan corromper ne información privilegiada que le ha proporcionado un compañero de celda. Los personajes dejan ver su violencia desproporcionada (Sartet), el oficio del criminal tranquilo (Manalese); se enfrentan dos formas de delinquir. La tradición frente a las prisas de la juventud. Todo podría ser perfecto, pero pronto sabemos que con los ingredientes que van acumulándose la cosa se complica. Cuando aparece la nuera del mafioso (Irina Demick) y su primera mirada cruzada con Sartet, presentimos que es cuestión de tiempo que todo se convierta en desastre. Son 117 minutos de metraje que no permiten viajes al baño o distracciones con moscas impertinentes. El séptimo de caballería disfrazado de cuerpo de policía atacando sin dudarlo. Y los malos corriendo asustados, sabiendo que no hay futuro posible siendo malos. Merece la pena sentarse frente a la pantalla y dejarse llevar. ~


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