Aladar nº 131

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Sábado, 11 de marzo de 2017 Nº 131 @aladar_cultura

Raúl Peña Entender la vida como un acto constante de comunicación Escuchar y responder. Eso es el arte, eso es la interpretación, eso es la vida entera, para un actor que no deja de destacar en los trabajos en los que podemos disfrutar de su talento

Alfonso Barrado

Nueva entrega de nuestros ‘Libros ilustrados’

Livia, la primera emperatriz romana


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Entrevista

Raúl Peña es actor. Comenzó su carrera en televisión interpretando un personaje en la serie ‘Compañeros’. En el teatro se estrenaba con ‘Trabajos de amor perdidos’. Desde ese momento, es uno de esos actores a los que nunca le ha faltado

Escuchar y responder Gabriel Ramírez MADRID

{El calor está llegando a empujones. Y, si eso pasa, los remedios son pocos. Aguantar y poco más. Raúl Peña llega puntual. Sonríe desde el primer momento. Toma un té. Esta vez el que escribe decide no sumar a los dos litros de café un poco de teína. Un día ajetreado lo tiene cualquiera, ya saben. La conversación fluye sin problemas. Raúl Peña es un excelente conversador y responde con seguridad dejando abiertos los temas por si queremos continuar por ese camino. Confiesa que le provocan algo de temor los titulares porque trabajó como reportero de investigación y ha vivido algunas situaciones críticas (lo dice con todo el respeto del mundo porque él se considera actor, comunicador y hasta donde podía llegar haciendo esa labor, era a escuchar las historias de los demás y dar al personaje la tranquilidad de ser escuchado). «Es que todo se puede descontextualizar. Y una coma en el lugar equivocado lo cambia todo. Por eso no me gustan mucho los titulares hasta que los veo y compruebo que se ajustan a lo que se dijo». Entonces, escuchar y dar respuesta… «La clave es escuchar y responder. Como actor que soy lo tengo muy claro». Al preguntar por sus comienzos, Raúl me dice que suele repetir esta historia tal y como fue. «Acabé de actor estudiando ciencias físicas. Nadie me dijo que existían otras formas de expresión. El caso es que un profesor de filosofía me convenció de que debía ser científico porque lo mío era la creación. Creí que la física era la mejor forma de crear y de expresar. Más tarde, conocí a otras personas que tenían relación con la interpretación y terminé ingresando en un taller de interpretación. Pero todo comenzó con la física, sí». Cree que esa separación tan académica entre letras y ciencias es una equivocación. «¿Acaso no hay que ser un creativo enorme para convertir la caída de una manzana en un algoritmo matemático?; ¿cómo se puede pensar que llegar a la resolución de una teoría matemática no requiere un acto de creatividad brutal?; ¿acaso no hay que conocer la historia de la literatura para comprender mejor la de la física? Si echamos un vistazo con tranquilidad, descubrimos que los grandes científicos eran literatos, dramaturgos, artistas… Eran todo y

no eran nada en concreto». Si, pero, finalmente, podríamos decir que eres actor y bailarín ¿no? «Me considero comunicador. De hecho trabajo también como coacher en la empresa privada. Para comportarse de una manera determinada hay que saber quién eres. Y, por eso, las etiquetas a priori no me terminan de convencer. En cualquier caso, ser actor implica muchas cosas y engloba todo aquello que me permite acceder a disciplinas, departamentos, sensaciones…; y de otro modo no hubiera sido capaz». Decías que hay que saber quién eres para hacer otras cosas. La gracia está es aplicarse a sí mismo la enseñanza… «No, para eso reconozco ser un desastre. Los profesores suelen tener ese problema». Raúl Peña cumplirá cuarenta años en pocos días. Y aparece en la conversación el tema de la irremediable crisis de los cuarenta. Le digo que (ya que soy mayor me permito el lujo de pronunciarme) el horizon-

«La clave es escuchar y responder. Como actor que soy lo tengo muy claro» «Me gusta vivir en una vorágine algo caótica. Aunque me gusta parar y pensar» te que tenías dibujado se borra y hay que volver a pintarlo. Pero el problema es que lo tienes que trazar en lugares diversos y algunas cosas quedan, de pronto, demasiado lejos, tanto que sientes que lo has perdido para siempre. Pintas el horizonte donde no debes y ya no tienes ganas o fuerzas para rectificar. Esa es la verdadera crisis de edad. «Quiero saber quién soy y quiero saber dónde estoy. Tenemos tanta información que las expectativas que nos creamos son casi inalcanzables y nos hacen sentir mal. El gran cáncer del futuro será no saber qué pintamos en un sitio determinado o por qué nos encontramos allí. Mi reto actual es colocar esas cosas en su sitio. En realidad, me gusta vivir en una vorágine algo caótica. Aunque me gusta parar y pensar; darme espacio para encontrarme, reconocerme aunque sin juzgarme». Abuso, de nuevo de mi edad: el ser humano puede renunciar a todo menos a encontrar el sentido de la

vida a través del propio relato que armamos a diario con nuestro discurso más narrativo. Y, lo trágico es que nadie te recuerda que lo importante es pensar, digo mientras Raúl, con toda la paciencia del mundo, escucha con atención. Nadie piensa porque parece que eso no importa y el efecto que está provocando algo así es que la mediocridad lo invade todo, que cualquiera puede hacer cualquier cosa, sepa o no lo que hace… Deja que termine y contesta. «Hay que saber qué puedes y qué no puedes hacer; hay que saber qué quieres y qué es lo que no quieres. Mira, por ejemplo, yo tengo muy claro que no podré nunca interpretar a un jugador negro de la NBA. Mi aspecto es el que es y eso me limita como a cualquier otro le limita el suyo. Tampoco seré el protagonista de El Fantasma de la ópera porque mi voz no está preparada para ello. Pero a la gente hay que darle una oportunidad y, si hacen bien algo, hay que permitir que se preparen, que estudien y trabajen, para saber hasta dónde pueden llegar. Ya será el público o ellos mismos los que terminen colocando las cosas en su sitio. Un buen comienzo es reírte de ti mismo, mostrarte tal y como eres. He de decir que en el caso de los actores esto es muy difícil. Aceptarse es un trabajo muy complicado». Bien, Raúl, pero ahora se impone el ser conocido o tener miles de seguidores en las redes sociales para que te den opciones de conseguir un papel. Muchos se quedan en el camino teniendo aptitudes y posibilidades de triunfo. Una pena y algo muy injusto. Las oportunidades son pocas y las exigencias que no tienen sentido se han disparado. «Yo trato de no dejarme derribar, procuro que algunas cosas no me rocen. No le doy demasiada importancia a la mediocridad que hay alrededor. Tanto es así que ni siquiera sé si hay mucha o poca. Yo creo en las horas de trabajo, en la preparación… Lo demás no me interesa demasiado. Hago todo lo mejor que puedo y con eso me conformo. Por cierto, no es poca cosa». Raúl es un actor que arrancó pronto y ya no paró. «Comencé con 18 años. La primera serie de televisión que hice fue Compañeros y la primera obra de teatro como profesional Trabajos de amor perdidos. Desde entonces nunca me ha faltado trabajo. Eso sí, me pasé diez años como adolescente en todos los institutos de las series televisivas y ahora llevo diez años instalado en los años 20. No hay forma de


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Entrevista

trabajo. Llegó al mundo de la interpretación desde el de la física. Y no cree en la separación que se realiza entre ciencias y letras. Todo es lo mismo. Raúl Peña charla con Gabriel Ramírez en las instalaciones de Modo Coworking de Madrid El actor Raúl Peña en una imagen promocional. / Trama Films

pasar del año 36». ¿Has renunciado a mucho? «He elegido mucho». O sea que has renunciado a mucho, contesto. Reímos y nos damos un pequeño respiro entre las ideas que ya tenemos desplegadas alrededor. «Me he dejado muchas cosas detrás. Este trabajo te obliga a hacerlo con frecuencia. Ahora que tengo cierta estabilidad profesional ando recuperando cosas. Miro en el presente para encontrarlo porque lo tenemos aquí y ahora. Nunca en el pasado. Y, además, estoy convencido de que todo cabe en el equipaje si es que lo quieres». Otro de los asuntos que me gusta tratar con los actores profesionales es el cómo se relacionan con sus personajes. «Aportan mucho al actor y el actor otro tanto a los personajes. Los personajes llegan a ser muy del actor. Aunque es el director el que tiene la última palabra cuando quieres incorporar algo y él no lo ve claro o no lo necesita para su lectura. Ten en cuenta que el trabajo de uno es el trabajo de todos; no se pueden tomar decisiones a la ligera sin tener en cuenta la opinión del director, de los otros actores o del iluminador. Puedes desvirtuar un alma que otro ha creado y eso no puede ser. Si no hay trabajo en equipo nada funciona. Por cierto, conviene no olvidar que por encima de la labor profesional están las personas. Otra cosa fundamental en el teatro o el cine o la televisión». Y la relación con la sociedad… «Somos capaces de contar, de comunicar, de poner el dedo en llaga; y de forma divertida, brillante. Por eso somos tan peligrosos para algunos y nos quieren juntar con otros colectivos y, por eso, quieren confundir la cultura con el entretenimiento». Sobre el pasado es taxativo. «Me arrepiento de lo que no hago. Pocas veces de lo que hago. Por ello me siento muy satisfecho con mi carrera».

«Me he dejado muchas cosas detrás. Este trabajo te obliga a hacerlo con frecuencia» «Me arrepiento de lo que no hago. Pocas veces de lo que hago» El tiempo se ha escapado arrastrando con él las palabras que iban cayendo sobre la tarima de la sala que nos ha cedido Modo Coworking de Madrid para que pudiéramos charlar. Y ese es el momento en el que hay que estrechar las manos y desearse suerte para el futuro. Un tipo agradable, inteligente y amable, este Raúl Peña. ~


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Arte

Más allá de lo previsible -de los monumentos emblemáticos, del turismo de masas y de marcha- la Ciudad Condal nos presenta, ahora, curiosas e interesantes exposiciones. Son ideales para salirse de lo típico

Lujuria- Barcelona - Gula La vida cultural calienta el invierno en Barcelona con un par de muestras que presentan rasgos en común. Las dos giran en torno a los sentidos o el mundo sensorial, ambas son peculiares, porque se escapan de lo que es habitual en las grandes instituciones, tanto una como la otra nos abren puertas a lugares que no esperábamos, y se caracterizan por cierta confusión en el material, que lejos de ser un defecto actúa obligándonos a seguirlas atentamente.

Por Augusto F. Prieto

S EXO Y LUJURIA 1000 m2 DE DESEO. ARQUITECTURA Y SEXUALIDAD CCCB, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona Barcelona, 25 de octubre de 2016 a 19 de marzo de 2017 Resulta que el sexo está ahí, y ha estado siempre, desafiando con su propia naturaleza la moral y el puritanismo. Y que necesita practicarse en algún lugar. Que algunos pensadores y proyectistas meditaron sobre su función social, e imaginaron ciudades, lugares, sitios donde hacerlo se convirtiera en algo lúdico, mentalmente higiénico, incluso artístico. En los 1000 metros cuadrados de las salas del Centro de Cultura Contemporánea se suceden planos, proyectos, y maquetas, instalaciones, proyecciones, recreaciones, pinturas –como el excelente Delvaux de la Fundación Telefónica– grabados, o fotografías. El nexo son algunas arquitecturas e interiores que se diseñaron como espacios de complicidad para el clímax sexual. También se estudia que las prácticas libidinosas, y su evolución a lo largo de los siglos, provocaron la búsqueda de lugares en los que desarrollarse. Arrancamos con las ciudades

Creación de ambientes con proyecciones y hologramas.

utópicas del setecientos que previeron casas de citas y edificios funcionales. Pasamos por la psicodelia, con los ambientes provocadores compuestos para el cine – 007, Barbarella–, o el análisis sensual de los objetos –muebles, teléfonos– en la iconografía erótica de la revista Playboy, culminando con un vistazo apresurado sobre la dinámica sexual en los nuevos

La muestra culmina con un vistazo sobre la dinámica sexual en el campo de la robótica A lo largo del recorrido pueden actuar como voyeur del templo imaginado del marqués de Sade campos que abre la robótica, las aplicaciones informáticas, y las redes sociales. A lo largo del recorrido podemos actuar como voyeurs sobre el interior de la maqueta en miniatura del templo imaginado por el marqués de Sade, intuir los interiores exhibicionistas del hôtel particulier diseñado por Adolf Loos para Josephine Baker, o ingresar en el Metafolly Pavillion

(2012) de ecoLogicStudio, ideado para potenciar los sentidos. Muchos de los libros vienen de la Biblioteca Nacional de España. Los grabados antiguos son pícaros y divertidos, pero lo más previsible también de una muestra en la que el exotismo llega con la liberación sexual de los 60, con sus imágenes, sus experimentos. Los falansterios se revelan como la piedra angular que pretendió racionalizar los sagrados prostíbulos, y los lupanares de las culturas clásicas. Es necesario profundizar en el catálogo, que tiene un precio asequible, regresar de nuevo a la exposición, ya que la entrada lo permite, para hacerse con un discurso en el que lo teórico y lo literario se ven desbordados por lo lúdico. Para los que no tengan la oportunidad de acudir a Barcelona recomendamos esa publicación como excelente.

GULA Y VORACIDAD Miralda Madeinusa MACBA, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona Barcelona, 22 de octubre de 2016 a 9 de abril de 2017 Antoni Miralda es un destacado artista del underground, especial-

mente activo durante un largo periodo de tiempo que vivió en los Estados Unidos, entre 1972 y el final de los años noventa. Es difícil adscribirlo a una disciplina, porque son muy vagas las fronteras entre el happening, la performance, y la instalación –que quizás solo se encuentran en el fluxus-. Miralda utilizó las tres, enriqueció sus trabajos con rastros definitivamente ibéricos como son la procesión, el banquete, la desmesura. Las adaptó a la cultura anglosajona, a la que sometió a psicoanálisis, evolucionando hacia la parada, la degustación, y el impacto publicitario. Lo mejor –y lo peorde ambos mundos podríamos decir, en la zona de reflexión que habitaban entonces Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Pina Bausch, Groucho Marx, Robert de Niro, Elizabeth Taylor, Sara Montiel, Diana Keaton, Grace Jones, o Lou Reed. La exposición repasa los principales trabajos de Miralda en América entre los que destaca Food Situation for a Patriotic Banquet (1972-2010), donde crea un banquete a base de platos de arroz, tintado con colorantes, representando en cada plato la bandera nacional de una de las principales potencias del mundo. El proceso de descomposición de la materia


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Arte

y echar una mirada irónica sobre los sentidos. Una escapada hasta Barcelona es mucho más apetecible sabiendo que estas propuestas esperan al visitante

Imagen de Nooscaphe X, de Yann Minh.

orgánica a lo largo del tiempo convierte cada uno los platos en putrefacción, unificando los símbolos en una reflexión sobre las identidades y el colapso de los poderes coloniales. En Wheat & Steak (1981) participó con un desfile pantagruélico en una fiesta popular que se celebra cada año en Kansas City, presentando allí cosechadoras-espantapájaros, esculturas de ganado, y otros originales objetos, en una investigación sobre la sobreabundancia, el desabastecimiento, y la economía de mercado/consumo. En 1984 montó con Montse Guillén, en downtown Manhattan, su célebre Internacional Tapas Bar & Restaurant, por donde desfiló la vanguardia al completo. Fue el primer bar de tapas de Nueva York y gozaba de un decorado surrealista, el menú era interactivo, y el concepto performático. Las salas y los objetos de este establecimiento se exponen en las salas del MACBA. Miralda maridó algunos monumentos emblemáticos, emparejando por ejemplo la estatua de la Libertad con la barcelonesa columna de Colón, dentro de las acciones de Honeymoon Project (1986-1992) una movilización de miles de personas, en los cinco continentes, que culminó en el pabellón de España en la Bienal de Venecia de 1990.

Objeto decorativo del Internacional Tapas Bar.

La exhibición trascurre dentro de cierta confusión, porque es la documentación de acciones efímeras, por lo tanto históricas y conclusas, que nos llevan a una meditación sobre la utilidad de la protesta, y el rendimiento ético de creación artística. Indispensable para comprender el paso que ha dado el mundo desde las transgresiones de las vanguardias de entre-

La exposición repasa los principales trabajos de Miralda en América Miralda maridó algunos monumentos emblemáticos de España y América

Escultura para la Wheat & Steak. / El Correo

guerras, hasta la sofisticación de la performance en el siglo XXI. Para los que conozcan algo de Miralles, este evento será un compendio, y para los que no le tengan ubicado, un descubrimiento. Las tardes de los fines de semana se realizan degustaciones en las salas del museo. El público puede ver allí videos, instalaciones, esculturas, fotografías, documentales, y packaging. ~


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Historia

Gracias a las novelas de Robert Graves y a la serie de televisión ‘Yo, Claudio’, la figura de Livia se conoció entre el gran público. Esta mujer permaneció más de cincuenta años ejerciendo el poder desde la sombra y parece ser que las leyes que

Livia, la primera emperatriz romana Anabel Rodríguez {Hace pocas semanas murió John Hurt, un grandísimo actor británico. La primera vez que lo vi fue por los años setenta en la serie de la BBC, Yo Claudio, que estaba basada en las novelas de Robert Graves Yo Claudio y Claudio, el Dios, y su esposa Mesalina. No tendría ni ocho años, pero era escuchar la musiquilla misteriosa del principio y buscar un lugar donde aposentarme, tratando de hacerme la tonta en relación a los dos rombos que salían en pantalla (¿os acordáis de los dos rombos?). Normalmente mis padres hacían la vista gorda y yo alucinaba con aquella serpiente que reptaba sobre el mosaico en que ponía I Claudius. Cuando el asunto se ponía muy feo me mandaban a la cama, pero quitando algunas escenas protagonizadas por Calígula (personaje al que daba vida John Hurt) la vi prácticamente al completo. No era la única niña que los veía, porque cuando salías a la calle o ibas al colegio, casi todos imitábamos a Derek Jacobi tartamudeando y cojeando en el papel de Claudio, haciéndose pasar por tonto en un mundo repleto de víboras. Mi mayor «problema» (por así decirlo) es que me sentía rara porque mis personajes favoritos de la serie eran: el propio Claudio (nada que

objetar que para eso era el protagonista de la serie); el actor que interpretaba a Herodes (no es broma, yo era la única niña que deseaba que saliera Herodes en la tele); y Livia, la manipuladora y malvada abuela de Claudio. No es sencillo decir a tus amigos, cuando tienes ocho años, que a ti quien te gusta de verdad es esa señora que hace de mala, que envenena a diestro y siniestro, y termina con cual-

Imagen de Livia, primera emperatriz romana.

quiera que se oponga a su poder, pero que queréis que os diga, Siân Phillips estaba espléndida en el papel. Con el tiempo mi fascinación por Livia no decayó, pero no dejaba de preguntarme cómo nadie se había dado cuenta de que una señora tan pérfida gobernaba (de hecho) el Imperio. ¿Estaban locos estos roma-

nos?, como afirmaban Asterix y Ob elix. No terminaba de creerlo. Tened en cuenta que permaneció más de cincuenta años ejerciendo el poder desde la sombra. Nada hacía pensar, cuando Livia era una mujer joven, que llegaría a ocupar el lugar con el que finalmente se hizo. Su padre la casó con dieciséis años con su primo Tiberio Claudio Nerón, con quien tuvo dos hijos: Tiberio y Druso (el padre de Claudio). Su familia había formado parte del contubernio que terminó con la vida de Julio Cesar y se encontraban en plena lucha contra el que sería su sucesor, el futuro Augusto, por entonces simplemente Octavio. La lucha era tal que el padre de Livia se suicidó en la batalla de Filipo. Ella se vio obligada a huir de Roma con un bebé en brazos, mientras era perseguida por los seguidores de quien sería su esposo. Imaginaos a aquella joven matrona romana huyendo de la muerte y esquivando a los seguidores del futuro Augusto. Con la muerte de Marco Antonio (y Cleopatra) las cosas se calmaron y en el año 39 Livia retornó a Roma con su esposo. Parece que el flechazo con Augusto fue fulminante y en poco tiempo los dos estaban divorciándose de sus respectivas parejas y contrayendo nupcias. Las malas lenguas dicen que su matrimonio se celebró al día siguiente de formalizarse el divorcio de ambos y desde entonces y durante los siguientes cincuenta y dos años, permanecieron juntos. Aunque también hay quien sostiene que tardaron en casarse un poco porque ella estaba embarazada de su segun-


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Historia

permitían cierta emancipación de la mujer fueron dictadas por ella. Pero le persiguió de mujer manipuladora a la que no le importaba envenenar a sus familiares para allanar el camino a sus hijos

do hijo Druso, que nació en el año 38. Como no había un programa de chismes entonces, podemos pensar lo que nos apetezca. Si el matrimonio era atractivo para Octavio también lo era para Livia. Él reforzaba los vínculos con las antiguas familias distinguidas y ella conseguía al hombre más poderoso del momento. Pero debía haber algo más, cuando se dilató tanto en el tiempo, depositó en ella su confianza y no se divorció a pesar de que no tuvieron ni un solo hijo en común (Druso en contra de lo que también se rumoreo era hijo de su primer matrimonio). Durante esos cincuenta y dos años, Livia ocupó un papel principal en el gobierno de Roma, siendo

considerada la consejera por excelencia de su esposo que le permitió administrar sus propias finanzas y le dedicó una estatua pública. Livia tuvo su propio círculo de clientes y colocó a muchos de sus protegidos en puestos oficiales. La gente se dirigía a ella como mediadora en sus peticiones a su marido al considerarla más sensible hacia los problemas ajenos. Se dice también que las leyes dictadas durante el gobierno de Augusto y orientadas a permitir cierta emancipación femenina, eran dictadas por la propia Livia. Fue una mujer muy querida en su momento, conocida por ser un ejemplo de matrona romana virtuosa. Hay una anécdota que cuenta cómo siendo testigo de un incendio ayudó a apagar el fuego con

sus propias manos. Sin embargo su relación con el mayor de sus hijos, el que después fuera el emperador Tiberio no era buena… Tal vez porque abandonó a su padre o porque lo obligó a divorciarse de su primera mujer (de la que estaba profundamente enamorado) para casarlo con Julia, la hija que Octavio había tenido en su primer matrimonio. El fracaso de este estaba cantado. Julia tenía numerosos amantes en Roma y eso no estaba bien visto. Si además tu padre es el emperador que predica y exige una conducta recatada el problema llegará en algún momento. Acusada de adulterio terminó siendo desterrada en una isla en el Mediterráneo. Tiberio tenía una relación complicada con su madre y aunque finalmente fue ella la que lo acabó a su cargo de emperador, nunca se entendieron bien. No le pasaba lo mismo con su otro hijo, Druso, pero murió muy joven y nadie pudo llegar a plantearse la posibilidad de que fuera emperador. Durante el mandato de Tiberio, el poder de Livia decayó hasta el punto de que la relegó de las tareas de gobierno. Cuando murió no acudió al entierro de su madre y vetó los honores que el Senado quería conferir a la emperatriz. En el año 42 de nuestra era, su nieto Claudio (que fue emperador después de Tiberio y Calígula) divinizó a su abuela, por lo que es más que razonable entender que la relación debió ser buena en su mo-

Imagen de la presentación de la serie ‘Yo, Claudio’. / El Correo

Brian Blessed, como Augusto; y Siân Phillips, como Livia, en una escena de la seri ‘Yo, Claudio’.

mento y que el pueblo de Roma aún sentía afecto por ella. Buena parte de su mala fama posterior, como mujer manipuladora a la que no le importaba envenenar a sus familiares para allanar el camino a sus hijos, viene dada por dos motivos. Por su posición de mujer poderosa (eso fastidia mucho a algunas personas) y por la afición que tenía a tomar infusiones y a emplear plantas con fines medicinales. Se dice que incluso inventó un dentífrico, un antiinflamatorio y una especie de ansiolítico. Siendo mujer y cogiendo plantas, tuvo que dar gracias de no nacer tiempo después y que la

Livia ocupó un papel principal en el gobierno de Roma, siendo la consejera por excelencia Su nieto Claudio divinizó a su abuela en el año 42 de nuestra era quemaran por bruja. El sambenito no hay quien se lo quite de encima. Me quedo más tranquila sabiendo que mi admiración infantil hacia ella no andaba del todo desencaminada. Lo de Herodes sigo sin entenderlo porque, además, era un personaje secundario. No me lo toméis en consideración ni siquiera el día de los Santos Inocentes. ~


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Literatura

¿Qué es la poesía? ¿Debe entenderse un poema al ser leído? ¿Puede explicarse un poema sin que se vacíe por los cuatro costados? ¿Qué temas debe tratar la poesía actual? Preguntas a las que la poetisa, Concha García, intenta dar respuesta

Poesía en el siglo XXI Concha García {La buena salud de la poesía es un hecho evidente. Editoriales pequeñas establecen nuevos criterios a pesar de batallar con las más grandes y, por lo tanto, más poderosas que intentaron siempre configurar y establecer el canon de una época. No es casual que esta irrupción de poetas que quieren entrar en el mercado literario esté en consonancia con los tiempos que vivimos, donde el poder político va por un lado y el arte o la literatura vanguardista por otro. Hemos dejado de ser ciudadanos para convertirnos en consumidores. Interesa más lo que es vendible que lo producido. Tamaña escisión, resultado de la mundialización económica, la globalización que todos conocemos, está creando un nuevo modelo que impulsamos desde nuevas perspectivas poéticas. No tengo datos para cuantificar los lectores de poesía, me da la sensación que no deben ser miles; sin embargo y por fortuna, existen cada vez más talleres de poesía, más lecturas poéticas para conmemorar tal o cual fecha, más festivales o ferias. Lo importante es dar visibilidad a las nuevas tendencias que no son las oficiales. Por ejemplo Centrifugados en Plasencia, Voces del Extremo en Moguer, ó PoemaD en Madrid. Las grandes editoriales, en cambio, hacen del libro un bien de consumo perecedero, que de un año a otro queda obsoleto. Cada época ha requerido un tipo de poema, –pienso en el lirismo de los tiempos románticos, en el formalismo de la generación del 27, en las vanguardias, en los novísimos, en la poesía de la experiencia, de la diferencia, del silencio, en la poesía escrita por mujeres–. Cada tiempo ha creado un lenguaje poético con el que identificamos la época histórico-política. No se puede escribir ahora como en el siglo XIX, aunque nos empeñemos en concederle más valor al poema tradicional, es decir, silábicamente perfecto, con algo de ritmo interior que no se note demasiado, pero que al oído resulte familiar. ¿El tema? La naturaleza, el paso del tiempo, el amor o desamor, una exaltación ególatra, la anécdota que

recuerda un tiempo pasado. En mi taller de poesía, uno de los trabajos a realizar por los alumnos y alumnas, es el de escribir «a la manera de». Con ello conectamos con el aire de la poeta del tiempo que estudiamos. La experiencia de escribir como grandes poetas del siglo XX es estimulante y enriquecedora porque nos hace salir del yo. En el lirismo y pos-lirismo actual, lo esencial es que el lector entienda el poema al leerlo, lo comprenda en su primera lectura. Se impone lo real en detrimento de lo onírico, que se desecha por las mismas reglas que el mercado actual nos lo ofrece todo hecho y pensado, listo para consumir. Sin embargo, el poema es un artefacto literario que está por encima de cualquier otro texto (nadie se atrevería a tocar en una orquesta sin conocer el instrumento que toca). Nos encontramos que desde las grandes corporaciones, se escri-

Por fortuna existen cada vez más talleres de poesía y lecturas poéticas Cada tiempo ha creado un lenguaje poético con el que identificar la época

Poema de Luis Cernuda.

ben poemarios, reseñan y evalúan, incluso desde el «prestigio» universitario de las aulas de filología. Así, el poema queda embadurnado de un aire de tiempo destemplado. Sospecho que por este motivo cada vez hay más poetas de todas las edades que lo que quieren es precisamente borrón y cuenta nueva. Lo cotidiano, que al fin y al cabo es más familiar que la cumbre del Himalaya, es transparente pero menos accesible, por su complejidad aparentemente sencilla. Es escribir un poema de lo que nos sucede sin el yo protagonista, dando cuenta de la mirada, movernos entre la proximidad y lo infinito. Los bienes de consumo se han incorporado a nuestra cotidianeidad y nos cuesta mucho percibir el sonido de la cam-


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Literatura

desde la tranquilidad de la experiencia. Respuestas que invitan al lector a ‘salir del yo’ al escribir o al leer poemas. Porque la poesía sin movimiento, sin conmoción, no logra su objetivo

pana lejana que se relentiza ante la sorpresa de que estamos dentro de la escena. Desestabilizar al lector, movilizarlo desde su cómodo sillón del interior de la casa, esa es la propuesta de la función de la poesía. Ese presente que se apercibe solo si nos damos cuenta de que estamos realmente vivos. Zigmund Bauman lo ha dejado muy bien simbolizado. Son tiempos líquidos, ni el compromiso ni hacer planes más o menos extensibles a un futuro no inmediato, son posibles y el resultado como ello es la angustia, una angustia que el poema reflejará. La posibilidad de sentir el paso del tiempo, en aquel esplendor de la lentitud, carece de valor. El fragmento, el instante, pero no disfrutados, pensados, sino aniquilados, desechados, como ramas que apartas para proseguir el camino. La poesía es delicadeza e inteligencia, y no hace falta llenarla de lirismo para que resulte verdadera. La poesía no es lógica, no hay un título que enmarca el poema para ayudar al lector a engarzarlo y darle un

Escultura de Érato.

sentido, el título puede ser una trampa, una manera de hacerte ver que lo que estabas pensando no se corresponde a lo que sucede porque estamos demasiado sometidos a la lógica de lo que nos dicen. Por eso, quien sabe leer un poema sin necesidad de «entenderlo», es alguien cuya conciencia está muy por encima de la mediocridad que nos invade. Gilles Deleuze decía que crear no es comunicar, sino resistir. Es un buen síntoma que la poesía genere tanto interés, aunque cada vez sea más difícil atrapar el ritmo de este tiempo lleno de amenazas, comenzando por la amenaza al planeta y quienes lo habitamos. Por eso es pertinente una poesía del deseo, no de la muerte ni de la herida, una poesía del instante cómplice de las intensidades que estamos atravesando, desconocidas y por ello misteriosas. Una sociedad triste, metida en casa, escribe poemas que se ponen de moda porque la gente se reconoce en ellos, los entiende. ~


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Libros ilustrados. Más que palabras

Los libros infantiles no son inocentes. Ni siquiera muchos que lo parecen. No es ni bueno ni malo: es irremediable. Cada uno de ellos tiene su autor y, como tal, su ideología, y desde ella aspira a modificar o fijar el comportamiento de los niños y ¿A qué edad hay que decir a los niños cómo tienen que pensar? ¿Cuando son aún pequeños, ya de más mayorcitos para que entiendan bien las cosas o nunca jamás? Una pregunta peliaguda. Como siempre, los libros toman partido en el debate. Eso sí, cada uno a su manera. Para eso son obra humana César Rufino {Hace cuarenta años que murió Jacques Prévert. Como recuerda la editorial Libros del Zorro Rojo al conmemorar la efeméride, su nombre rotula muchas calles, plazas y colegios de Francia, donde se le honra como uno de sus referentes literarios. Era un tipo muy curioso: escribía casi de todo: teatro, guiones de cine, canciones, poesía... Y aunque saltaba de una cosa a la otra en su frenesí creador, procuraba que se le notara siempre su forma de pensar libertaria, dando caña a los políticos, mostrándose preocupado por los problemas sociales y saliendo siempre en defensa de los más débiles. En el revoltijo de su producción literaria hay seis libros infantiles. El primero de los que escribió –hace ahora exactamente setenta años, en 1947– se titula Cuentos para niños no tan buenos. Y es el que acaba de editar dicho sello, con las ilustraciones originales de Elsa Henríquez, musa del autor –a la que dedicó un poema, por cierto– además de su dibujante oficial. Son unas imágenes sencillas y misteriosas, casi rudimentarias, con mucha personalidad y que han creado escuela. Sin la menor duda, es un libro para que los chiquillos piensen de lo lindo. Suponiendo que no esté escrito para sus padres, con ese mismo propósito. Bajo la cobertura de la fábula, el género literario que con más ahínco y eficiencia ha producido toneladas de moralejas y una vocación ácrata que tira de espaldas y que resulta francamente divertida interpretada por animales –divertida o cruel, porque de todo hay–, Prévert le pega fuerte y flojo al sistema por todos sus costados. Tiene tortazos para todos: la explotación, las estructuras sociales, el politiqueo, el poder... Todos los relatos que componen estos Cuentos para niños no tan buenos son extraordinarios; pequeños y entrañables mazazos al mundo, que hacen que el lector le dé una vuelta y media a su pensamiento. Un avestruz que se lleva por ahí a conocer mundo a un niño al que sus padres

Qué piensan los niños no echan cuenta; unos antílopes que padecen la crueldad –¿depredación?– de los hombres blancos y negros en África... La historia del dromedario que asiste a una conferencia sobre camellos es antológica, y derriba de un dedazo toda la mentira, la idiotez, la ignorancia y la intransigencia que pululan alrededor del discurso oficial. Es una de las joyas más interesantes de la mesa de novedades de libros ilustrados para niños. Libros del Zorro Rojo, que no da puntada sin hilo, ha colocado junto a este título de Prévert otro de Jon Arno Lawson con dibujos de Sydney Smith que se titula Un camino de flores. Aquí la huella ideológica es más tenue; se limita a expresar que una ciudad esconde en cualquier esquina una flor, del mismo modo que el desierto de El Principito escondía un pozo en cualquier parte. Saber descubrirlas y saber qué hacer con ellas es la trama de esta historia sin palabras, tierna y abierta a la interpretación y donde lo que importa es tener sensibilidad para observar, descubrir y va-

La historia del dromedario que asiste a una conferencia sobre camellos es antológica y manda a la porra el discurso oficial lorar el mundo y convertirlo en un lugar lo menos inhóspito posible. Otro libro muy de hacer pensar a la chavalería es Los gansos, con texto de José Antonio Ruiz e ilustraciones de David Pintor, publicado por La Guarida Ediciones. Pese a no ser en absoluto finlandés, el dibujante recoge muy bien el espíritu tosco, desangelado y otoñal de aquellas tierras del norte para esta historia sobre un conductor de tranvía en la ciudad de Hakaniemi. Se llama Kosonen y básicamente lo que hace es maldecir por lo bajini, gruñirle a la vida y a sus integrantes, fumar, tirar cosas al suelo porque para eso está enfadado con el mundo, llevar una vida gris a juego con semejante predisposición y sobrellevar la existencia en una urbe sucia y ventosa. Y llena de gansos, que he aquí la clave del asun-

Los buenos libros no solamente proporcionan un placer inmediato, sino que también formatean el espíritu a favor del juicio crítico y la reflexión.

to. Gansos por millares, gansos intrépidos y atrevidos, capaces de arrojarse sobre un tranvía, de cubrirlo con el inquietante ìmpetu hitchcockniano de Los pájaros y hasta de hacerlo volar. Gansos, en fin, que coprotagonizan junto a Kosonen un episodio de final no resuelto, concebido, probablemente, para que cada niño le ponga el que más le apetezca. El mundo de lo políticamente correcto está tan pautado, ha sido tan profusa y meticulosamente definido durante los últimos años, que ver a alguien fumando en un libro infantil se hace un poco sacrílego y, por eso mismo, de agradecer: más allá de la función lúdica, el cometido de un libro, sea para la edad que sea y del tema de que se trate, es propiciar el pensamiento libre y contribuir a crear entes reflexivos que no se traguen necesariamente todo lo que les cuenten, sin pasarlo antes por el filtro del juicio crítico. Estimular la imaginación es una de las herramientas para lograrlo. Sucede con Matilde, firmado por la ecuatoriana Soza-


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su forma de interpretar el mundo y sus cosas. Algunos procuran inducir unas determinadas líneas de pensamiento; otros prefieren fomentar el uso de la imaginación. Que también es un posicionamiento crítico y ético. ¿Cuáles elegir?

El libro es la comicidad con pelos, con unas ilustraciones soberbias, originales, llenas de movimiento y colorido pato (Sofía Zapata Ochoa) con el sello de Kalandraka. Vaya si es un libro pequeño y sin palabras: pues más fascinante resulta. Lo es por sus dibujos, todos ellos entre grises y ocres, reservando el color para la fantasía; por su historia, que es la de una niña que le roba un pincel a un pintor y con él pinta en un muro de la calle un dragón que cobra vida y que, como buen dragón, pasa por completo de hacer otra cosa que no sea su santa voluntad. Hasta que aparece de nuevo en escena el pintor. Se formula con todo eso una pequeña tesis sobre el poder de la imaginación, tan intenso e inmenso que tiende a desmandarse y a quedar fuera de control si uno no aprende a dominarlo. El mensaje del libro habla, por lo tanto, de lo crucial que resulta la figura del maestro y apren-

Los que aquí se recogen son solo una muestra de todas las novedades que pueblan los anaqueles de las librerías en materia de libros infantiles y juveniles.

der a dominar las fuerzas creadoras que pueblan el espíritu, para convertirlas en caballos ganadores en lugar de dejarlos en estado salvaje para perecer pisoteado bajo sus cascos en alguna de sus estampidas. Suponiendo que valiese la metáfora. La increíblemente alucinante historia de Marcial, el niño normal, de José Fragoso con la editorial Narval, apunta también a la importancia de la imaginación, que al final es lo único que le da sabor a un plato de acelgas, interés a una tarde de deberes, aventura a un juego del recreo y alma a una existencia que de otro modo se reduciría a una simple repetición mecánica de coartadas, día tras día. Cuando la fascinación entra en escena, casi todo puede volverse comestible, placentero, estimulante, disfrutable, atractivo. Como elemento transformador de la realidad, no hay nada parecido. Conseguir que lo sepan los niños cuanto antes para hacer uso de ese potencial es uno de los objetivos de la literatura infantil, como sucede en este

caso, que va dirigido a los más pequeños de la casa. Fragoso es madrileño, pero vive en EEUU. Y no le debe de ir muy mal porque anda dando clases de ilustración en el Instituto Cervantes de Nueva York y en el de Chicago, entre otras ocupaciones. Sabe Dios si es cierto eso que dicen de que los esquimales saben distinguir cuarenta clases de hielo diferentes. Es muy probable: les va la vida en el empeño. Lo que sí es verdad es que puede que también haya cuarenta –o cien, o miles– de clases de imaginación, y que los autores y editoriales las dominan todas porque también dependen de ello. La imaginación de Matilda –un hielo quebradizo, bajo el que se ve correr el agua fría llena de truchas– no es la misma que la de La increíblemente alucinante historia de Marcial, el niño normal –un hielo duro y contundente, blanco radiante– y desde luego que no tienen nada que ver ninguno de estos títulos con el de una obra de Faktoría K de Libros que se llama Las alas del avecedario. Así, con uve.

Porque habla de aves. Aquí, ese hielo metafórico de la imaginación está lleno de matices, texturas y colores; tantos como los que componen la variada naturaleza de los pájaros. Una delicia escrita en forma de poemas por el maestro toledano Antonio Rubio e ilustrada con arrobas de sensibilidad y luminosidad por la platense Rebeca Luciani. Entre ambos subrayan el carácter, la personalidad, los gustos, las cualidades, los cantos de una selección alfabética de aves. Un libro tierno y nutritivo de los que abren apetito por la vida natural y donde aparecen la golondrina, ave alfarera; el búho, cantante oculto; el taimado y pillo cuco; la plaga musical llamada estornino; el frailecillo, que es el Miró de los pingüinos; el herrerillo o trapecista azul; el mirlo, siempre enlutado y pinturero; el quetzal, príncipe de Guatemala. Y luego están los libros pensados para que los pequeños disfruten de ellos, se asomen a la lectura, intuyan todo lo mágica que puede llegar a ser y se aficionen a ella. De entre todas las novedades, un par de títulos muy recomendables: Dos ratones, de la editorial A buen paso; y ¿Cómo te como?, de La Guarida. El primero de ellos, con texto e ilustraciones de Sergio Ruzzier, es para niños pequeños y juega con ellos a aprender los primeros números gracias a una pareja de ratones que se meten en toda clase de líos. Un primer acercamiento a la lectura en un tono entrañable y divertido por parte de una editorial que tiene el gusto de dirigirse a los niños de siempre, al meollo mismo de la infancia, a sus preciosas cualidades invariables. El segundo, con texto de Rafa Ordóñez e ilustraciones de Rafa Antón y para un público un poco más mayorcito que el anterior, es la comicidad con pelos. Con pelos de ratón, de gato, de perro, de lobo y de oso, que son los sucesivos y coincidentes protagonistas de este suceso desternillante que goza de unas ilustraciones soberbias, originales, llenas de vida, expresión, movimiento y colorido. Todos estos libros son magníficos, y no podrían ser más diferentes entre sí por su ideología, su estética, sus destinatarios, su imprimación ideológica y las emociones que despiertan. Unos lo pretenden más y otros tal vez menos, pero todos ellos son chispas que pueden prender en la personalidad de un niño. Quizá lo mejor sea leerlos todos –en casa, en la biblioteca, en la escuela– y seguir luego con muchos otros, porque como la historia ha demostrado mil veces y los escritores se han encargado de explicar con bellas palabras, si hay algo más peligroso que una persona que no lee nada es una persona que lee un solo libro. Ese es el verdadero riesgo de la lectura. ~


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Aunque, desde que Homero escribiera La Iliada, todos los temas que se pueden tratar en un libro ya están contados, es verdad que el punto de vista que se utiliza por parte de los distintos autores hace que una obra sea original y pueda aportar al lector esa ...pesimistas

Cómo ser buenos Daniel González Irala {Novela inglesa del autor Nick Hornby. Otra de sus novelas, High Fidelity fue llevada al cine con el título «Alta fidelidad». El relato cuenta, con una voz femenina, la problemática que, desde la clase media oprimida, supone ser mínimamente solidarios con los más desgraciados. Rica en descripciones y pensamientos pesimistas por lo realistas y con cierta retranca o sarcasmo en este sentido, existen reflexiones interesantes sobre si es lo mismo la caridad y el amor, o si ante la adversidad, el ser social opta por arrancarse los problemas del pecho o dejárselos allí incrustados; tiene la novela más flema que espíritu, más planteamiento que desarrollo y, en este sentido, es crítica no tanto con lo que tratamos de ser, como con lo que nos podemos llegar a convertir. Katie es una médica que le ha puesto los cuernos a su marido, el columnista y redactor de folletos David; su voz, potente y segura, afirma que si esto ocurrió no fue por consumar una traición, sino porque no podía más, ya que veía que su marido era infeliz a su lado. De hecho, ella misma nos describe a su esposo como un

Portada de la novela.

Nick Hornby. / Creative Commons.

toca pelotas amargado que vierte toda su bilis contra el mundo en su columna semanal y que casi es peor cuando trata de novelizar sus propias ficciones; aún así afirma que ha mantenido esta relación veinte años debido a que se sentía segura cuando su partenaire apretaba el botón del ascensor. Una especie de curandero alivia de sus dolores de espalda y cefaleas a David, lo que supone todo un revulsivo para Katie, que nota que su marido se abre al mundo cual silvestre

flor. Cuánto será lo que se abrirá que empieza a cometer locuras extrañas, entre ellas escribir con el sanador un libro titulado «Cómo ser buenos». Calificación: Entretenida y, a veces, divertida Tipo de lector: Aquél que se sienta identificado con la flema británica como modus vivendi. Abstenerse los que quieran encontrar en él un ma

nual de autoayuda para descerebrados. Tipo de lectura: Sencilla, amena. Argumento: Chantajes y desavenencias entre unos cuernos y la patética necesidad de ser buenos siempre en un matrimonio de clase media inglés. Personajes: Muy bien perfilados, hasta el paroxismo. ¿Dónde puede leerse? No exige un lugar concreto.

...no olvidar

Si esto es un hombre Gabriel Ramírez Lozano {Primo Levi comenzaba con esta novela (Si esto es un hombre) la trilogía dedicada a los campos de exterminio alemanes. La siguen La Tregua y Los hundidos y los salvados. Ya advierto que, desde una perspectiva estrictamente literaria, no es (ninguna de las tres novelas) nada del otro mundo. Sin embargo, creo que nadie debería dejar de leer algo así. A veces la literatura debe dejar paso al testimonio, a las historias de las personas sin buscar nada que no sea eso en su esencia. Campos de exterminio, el dolor de un pueblo destrozado, la violencia humana disfrazada de ideología absurdas, fanatismo, hambre, sufrimiento vejaciones, regreso, absurdos momentos que valen una vida. En definitiva, la historia de un hombre que son todos los que le acompa-

ñan, desde su vida a la que le inventan unos locos, y vuelta a empezar cuando otros (tan locos como los primeros) les liberan. Si una lectura me ha apasionado ha sido esta. Si una lectura me dejó acurrucado en un sillón ha sido esta. Si una lectura me hizo comprender que el hombre puede renunciar a cualquier cosa menos a contarse a sí mismo ha sido esta.Si alguien se anima a leer esta trilogía le recomiendo que lo haga sin dejar espacios entre volumen y volumen. Por muy duro que sea. Calificación: Muy buena. Tipo de lector: Cualquiera que muestre cierto interés por saber de qué va esto de vivir. Tipo de lectura: Muy fácil y muy dura. No le sobran páginas. Argumento: El hombre es tan terrible

Primo Levi. / Creative Commons.

como maravilloso. La cosa es saber o poder estar en el momento adecuado y en el lugar correcto. Personajes: Un pueblo entero. ¿Dónde puede leerse?: Cerca de la ventana para poder detenerse a pensar mientras mira a no sé dónde.


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mirada que nunca antes nadie ha podido ofrecer. Es por ello por lo que Aladar recomienda lecturas cada semana. Siempre hay cosas por descubrir en los libros. Y si lo desconocido no satisface, los clásicos son una opción que nunca falla ...conocer el Madrid del siglo XIX

...todo tipo de lector

Flores de Plomo

Faros del Mundo

Daniel González Irala {Novela de personajes, con los últimos días de Mariano José de Larra como trasfondo, escrita por un autor madrileño que investigó con sagacidad los rincones y callejones de la ciudad en la que sucedieron los hechos. Hay que decir que en este fresco histórico del Madrid del XIX, no sólo hay rigor aparente y veracidad, sino mezcla de ficción y realidad, de poesía e historia, con un uso del lenguaje que se nota curtido en las labores de traducción anteriores llevadas a cabo por el autor. De esta forma, Flores de Plomo (Juan Eduardo Zúñiga) no sólo supone una novela o libro de cuentos esencial por lo que aquellos días supusieron, sino el interrogante paradójico de si la muerte del gran dramaturgo y cronista fue debida a un asesinato, hipótesis que dura gran parte del libro; o si realmente había razones más íntimas para que de un trabucazo, el liberal progresista afrancesado se pegara un tiro en la sien. La novela comienza durante una elogiosa entrevista que realiza al rebelde Fígaro, Ramón Mesonero Romanos; vivimos tiempos de crisis y Larra no se muestra muy elocuente a la hora de hablar de sí mismo, prefiere que su obra lo haga por él; al salir de la casa de Ramón, éste queda preocupado por su carácter indomable y rebelde y a sabiendas de su ideología y ex-

Juan Eduardo Zúñiga. / Creative Commons. Portada del libro ‘Faros del mundo’.

Portada de ‘Flores de plomo’.

cesiva lucidez, teme por su vida. De otro lado, su novia Dolores y la amiga de ésta, María Manuela, prefieren antes de esperarle en sus casas, salir a la calle y convertir su peculiar martes de carnaval en una fiesta que sin él, es todo decadencia y donde sólo cabe refugiarse en una iglesia ante la algarabía de la muchedumbre.

Calificación: Muy buena. Tipo de lector: Aficionado tanto a la figura de Larra como a la historia de España. No quedará decepcionado. Tipo de lectura: Enriquecedora. No sobran páginas, anécdotas ni historias. Argumento: Retrato del XIX español a través de la misteriosa muerte de un gran personaje de la época. Personajes: Bien perfilados, tratados con la maestría de un Valle-Inclán. ¿Dónde puede leerse? En cualquier cafetería del Madrid de los Austrias, subrayando y tomando apuntes.

...disfrutar de una lectura difícil

El fuego Augusto F. Prieto {Es curioso el caso de d´Anunnzio, un escritor que fue muy grande, pero que desapareció devorado por su propio mito. Prácticamente no existen ediciones en castellano de sus obras. El Fuego participa de lo decadente, de lo modernista, de lo amanerado en la escritura. Un romanticismo caduco pero que no por eso debemos ignorar porque de allí venimos. El Fuego es una historia de pasión enfermiza construida sobre la metáfora, la atmósfera y la exageración. El autor nos sumerge en un clima opresivo donde no podemos respirar atenazados por las referencias a la pintura, a la mitología, por la exageración de la estética. Una novela, si se quiere, munda-

na, pero metafísica. Fijada en la imagen. Todo es simbólico, inmerso en un estado de alteración de las emociones. Hiperestésico. La escritura es irregular, tiene momentos de brillantez, pero pronto decae, divaga, vuelve sobre la misma idea una y otra vez en una circularidad obsesiva. D´Anunnzio escribió obras autobiográficas y teatrales. Se le conoce más por su vinculación al movimiento fascista italiano, por la invasión de Fiume, al mando de un ejército privado, que dejó perpleja a la Sociedad de Naciones, por la decoración irrepetible de su residencia, junto al lago de Garda, Il Vittoriale, pero sobre todo por lo mitológico de sus amores: Eleonora Duse, Tamara de Lempika, Luisa Casati. Es arduo de leer pero también figura imprescindible en la Europa literaria del siglo XX.

Calificación: Irregular. Tipo de lector: Iniciados y decadentes. Tipo de lectura: Espesa, trasnochada. Argumento: Espiral. Personajes: Encantadores, pero lejanos al lector. ¿Dónde puede leerse?: En suntuosa reclusión.

Daniel González Irala {¿A quién no le gustan los faros? Esas construcciones que el hombre comenzó a erigir al principio de su historia y que se yerguen como centinelas en los lugares más abruptos en los que la tierra se une con el mar. Todos son diferentes. No puede haber dos con la misma forma o distribución de colores en el mismo hemisferio y sus señales luminosas, minuciosamente establecidas saludan a los marinos que surcan la oscuridad de la mar. En este libro de Annamaria «Lilla» Mariotti se hace una selección de los más hermosos de entre esos edificios, los más emblemáticos, los levantados en las rocas más pintorescas. Las fotografías son espectaculares. Sacudidos por olas gigantescas en medio del mar, brillando en la noche azulada por la niebla, recortados contra la nieve o sobre el horizonte rojizo del atardecer. Se lee la historia de cada uno y las curiosidades que los diferencian junto con una ficha que marca su posición y sus características. La elegancia arquitectónica de Le Cordouan en la Gironda, la antigüedad del Faro de Hércules en La Coruña o la magia del faro escocés de Skerryvore. Los textos son breves y amenos como corresponde y al principio nos encontraremos con una introducción en la que se hace una breve historia de estas construcciones. Un libro muy bonito que encantará a los niños y a los grandes. Calificación: Bonito Tipo de lector: Niños y no tan niños. Amantes de la mar Tipo de lectura: Textos breves. Sencillos ¿Dónde puede leerse?: En la pequeña biblioteca de un velero o en una casa frente al mar.


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Críticas a la carta

Holanda, 1944. Al Führer le quedan diez días de vida. La Segunda Guerra Mundial llega a su fin. Una joven judía lleva una doble vida: amante de un oficial nazi y espía para los comunistas. Una causa: liberar a un grupo de rebeldes encarcelados en el cuartel de las SS

EL LIBRO NEGRO

En la guerra todo vale Clara López Gámez {Frente a la ocupación alemana, durante la Segunda Guerra Mundial, la población se dividió entre colaboracionistas con el régimen y la resistencia. El director holandés, Paul Verhoeven, se interesa por ambos en su película El Libro Negro, un trabajo que ha tardado casi treinta años en escribir. A este género, a pesar de estar ya muy manido, el realizador le logra dar un punto de distinción con varias cartas a su favor. El film se desarrolla en La Haya, ciudad natal de Verhoeven, que vivió allí los últimos años de ocupación y aún recuerda los últimos bombardeos y cadáveres en las calles. La protagonista, Rachel Stein, es una cantante judía que pierde su trabajo con la ocupación alemana. Tras el asesinato de toda su familia se une a una cédula comunista. Su misión será conquistar, con su físico y sus encantos, a Lüdwig Müntze, un alto mandatario nazi. Rachel es interpretada por la actriz Catherine Van Houten, quien logra con mucho éxito una actuación creíble, llena de matices y colores. Además, es todo un lujo disfrutar de su exquisita voz. Este personaje resulta misterioso bajo esa máscara seductora sin aparente miedo a nada. ¿Qué esconderá? ¿Qué le mueve a actuar así? ¿La venganza? ¿El odio? ¿La esperanza de un mundo mejor? ¿El instinto de supervivencia? ¿Hasta dónde será capaz de llegar si ya no tiene nada que perder? ¿Hasta dónde llegaríamos nosotros bajo esas circunstancias?

La acción avanza a buen ritmo, el guión logra hilar escena con escena, llevando de la mano al espectador a un final inimaginable. Lo mejor del guión es la variedad de personajes y sus respectivas actitudes que muestran frente al antisemitismo. Logra reflejar las diferentes posiciones y reacciones de los holandeses ante semejante genocidio. Algunos personajes se muestran indiferentes, lo que les convierte en cómplices de la causa, huelga decir. Otros, a pesar de luchar contra el nazismo no esconden su desprecio hacia los judíos. Por último, están los verdaderos héroes, aquellas personas que aún a riesgo de perder su vida, se sacrifican y ayudan dentro de sus posibilidades a los demás. Dentro del partido nazi también

Verhoeven muestra a las mujeres fuertes, independientes y seguras de sí mismas hay disidencias internas. No todos comparten los brutales actos que el partido lleva a cabo. No todos se definen como antisemitas. Günther Franken , interpretado por Waldemar Kobus, parece estar más preocupado por su propio bienestar que por la causa nacionalsocialista. Manda asesinar indiscriminadamente a judíos – en un intento de huir a Bruselas, ciudad liberada- con el único fin de robarles sus joyas y pertenencias. La otra cara de la moneda es Lüdwig,

Rachel, encarnada por Catherine Van Houten, tendrá que conquistar a uno de los verdugos nazis siendo judía. / El Correo

papel de Sebastian Koch quien se enamorará de Rachel, a pesar de ser judía. Considera que una vez terminada la guerra, es inútil el derramamiento de sangre judía. No hay ni personajes buenos, ni personajes malos, solo seres humanos. Todos ellos ambiguos. Todos ellos con sus miedos, sus sueños, su avaricia, su egoísmo o su misterio. Todos nosotros nos ocultamos bajo una máscara que esconde nuestras verdaderas intenciones. A lo largo de la obra, los personajes se desenmascaran, no por cómo se definen ellos mismos o cómo los definen los demás, sino por sus acciones. El público tendrá la última palabra. Más allá de la ficción, tal y como declaró el propio Verhoeven, en la

Haya vivían ciento cuarenta mil judíos y al final solo sobrevivieron treinta mil. Una cifra escalofriante que habla por sí sola. Detrás de cada muerte, como en cada guerra, hay un nombre, con su familia, su pasado y una vida aún por vivir. A pesar de que la película fue estrenada en 2006, me parece conveniente rescatar este largometraje, por el papel que juegan las mujeres en él. Verhoeven muestra a las mujeres fuertes, independientes y seguras de sí mismas. La película vale la pena ser vista aunque solo sea por el último giro del tercer acto y por la actuación de Van Houten. Nada es lo que parece ser y nadie es quien dice ser. En la Guerra todo vale. ~


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