Aladar nº 137

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Sábado, 29 de abril de 2017 Nº 137 @aladar_cultura

‘BOMARZO’

La angustia en escena La ópera de Ginastera logra que el hombre contemporáneo y su realidad se dibujen al ser sublimada la personalidad del protagonista

Gabi Martínez habla sobre su nueva novela

Entrevista al actor madrileño Juan Díaz


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Ópera

El Teatro Real de Madrid estrena en España una ópera que hace cuarenta años que no se representa en el continente. Los expertos la señalan como un acontecimiento en la Historia de la lírica por su alta calidad, y la intensidad de su composición. El

‘Bomarzo’ Augusto F. Prieto {Era un adolescente cuando descubrí que había otros mundos a los que podía acudir para refugiarme de éste. Unas ventanas en el tiempo permitían acceder a zonas vedadas a los que me rodeaban, y perderme en sus geografías. Eran los libros. Entre los libros este. No solo me permitían viajar por una época más adecuada a mi sensibilidad, por un tiempo del que –de alguna manera– me sentía emigrante, sino que podía hacerlo de la mano de un personaje admirado, raro, voluptuoso, amargado por sus deformidades pero hermoso, sensible y al mismo tiempo capaz de crueldades atroces. Bomarzo me abrió las puertas de un destino al que algunos llaman literatura. Pasados los años arribé a La Accademia, en Venecia, para enfrentarme al Retrato del gentilhombre en su estudio, de Lorenzo Lotto. Me arrastré por las carreteras rurales del Lacio para llegar al Bosque de los Monstruos, que inmortaliza la novela. Me detuve, en Florencia, en el cortile del gran palacio de la Via Larga que habitaron los Medici. Me asombré ante la cortina del teatro Colón, en Buenos Aires, donde el gobierno militar de Onganía suspendió el estreno de esta ópera por su inmoralidad. Solo me queda, pues, llegar a El Paraíso, en la localidad cordobesa y argentina de La Cumbre, donde el escritor vivió, cuyo nombre puso en el título de dos de sus novelas, y que hoy mantiene su recuerdo. Bomarzo es una de las grandes novelas históricas. Un fresco en el que Manuel Mujica Lainez despliega ante nosotros el resplandor del Renacimiento. Siguiendo la vida de Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo, recorremos una época sin parangón en la Historia de la humanidad, por su esplendor. Partiendo de una ficción que arranca en el Bosque Sacro, asistimos a la llegada de los Medici a su palacio florentino, vivimos los preparativos de la batalla de Lepanto, y presenciamos, demudados, el saqueo de Roma, cuya noticia, llegada a la corte imperial de Toledo, hizo llorar de amargura al Emperador, y a la Corte española vestir de luto durante meses. Nos agolpamos con los invitados a la coronación imperial que reunió en Bolonia a Carlos, Señor del Mundo, con el Papa Clemente VII. El relato es sensual, brillante, magistral, extenso, infinito. Está documentado como ninguna otra novela, e incluso más que algunos ensayos, con la diferencia de que aquí los personajes viven, visten

trajes suntuosos, enferman, odian, aman, y mueren. Mujica Lainez es un gran escritor, utiliza los mejores registros de la identidad europea depurados en un castellano preciso, engrandecido por su brillantez argentina de hombre del gran mundo. Pocos narradores han utilizado los adjetivos como él. La extensión de esta novela es uno de sus mayores méritos, y el que escribe estas líneas puede afirmar que en su vida existe un antes y un después de la lectura de esta narración insólita. Sobre su argumento, Alberto Ginastera compuso esta ópera que raramente se representa. El músico argentino deseó que la función fuera propuesta en los escenarios naturales en los que se desarrolla la ficción, algo por lo que el mundo espera todavía, y que este año 2017, en el cincuentenario del estreno en Washington, hubiera sido la ocasión en la que nadie ha reparado. Pero hace diez años, un grupo de locos, de iluminados, filmaron esa

Bormazo 2007 es uno de los audiovisuales más curiosos de la lírica contemporánea

John Daszak (Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo) / Hilary Summers (Diana Orsini, abuela de Bomarzo). / Javier del Real

John Daszak y Milijana Nikolic. / Javier del Real

experiencia acuciados por la falta de medios, contando solamente con el apoyo del municipio de Bomarzo. La rodaron en apenas cuatro días, y la presentaron una semana después. Los actores no se conocían y no pudieron prepararla, algunos habían sido convocados para el rodaje la noche anterior. Bomarzo 2007 es uno de los audiovisuales más curiosos de la lírica contemporánea. Mezcla dos géneros –operístico y cinematográfico– y dos espacios temporales –histórico y presente–. Siguiendo la trama del libreto, la película se convierte en un experimento, un ensayo, un documental, y una performación. Un acontecimiento único que se puede encontrar fragmentado en internet. Se estrenó en el palacio Orsini de Bomarzo, el 4 de agosto. Fue dirigida por Jerry Brignone sobre una idea suya y de Massimo Scaringella, en la que el elenco fue doblado con la banda sonora del estreno mundial. El resultado es surrealista. El invento ha dado a luz otro documental titulado Bomarzo a Bomarzo, realizado por una universidad argentina, y a un análisis de Francisco Parralejo Masa, presentado en la Universidad de Salamanca en 2008.


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Ópera

libreto se basa en una de las novelas claves del siglo XX, libremente modificada por su autor para ser puesta en música. El escándalo de su censura en la Argentina de los años 60 la convirtió en un referente mundial de la arbitrariedad del poder

John Daszak y James Creswell. / Javier del Real

John Daszak, Germán Olvera y Damián del Castillo. / Javier del Real

ÓPERA MAGNA

Bomarzo, la ópera que vemos ahora en el Teatro Real, ha sido muy poco representada, lo fue en la ópera de Kiel en 1970, en la de Zurich en el 72, y en el Coliseum de Londres en el 76, además de dos reposiciones en el Colón de Buenos Aires en 1984 y 2003. Hace por lo tanto cuarenta años que no se presenta en Europa. Para los expertos se trata de una piedra de toque tanto de la creación latinoamericana, como de la composición musical del siglo XX, y de la carrera de su autor. El montaje, que se ha estrenado en Madrid el 24 de abril, y del que se van a dar solo cinco funciones, es una sucesión de aciertos. En primer lugar el del libreto. Contra todo pronóstico para los que conocen su creación literaria, el escritor argentino ha sido capaz de sublimar la personalidad del protagonista, eximiéndolo de todo motivo histórico, y revirtiendo -por lo tanto- los mecanismos de su propia novela. Pier Francesco Orsini se muestra en absoluta introspección, aislado en su desgracia de ser diferente. El resto de los actantes son fantasmas. Con la música, Ginastera crea una narración sólida, anclada en inspiraciones exteriores, porteñas y renacentistas, sostenida en una or-

questa desmesurada capaz de sorprender por la variedad de los sonidos, demostrando que adquirió su maestría componiendo música para el cine. En Bomarzo crea el espacio sonoro para una liturgia psicoanalítica, todo sale del interior de la mente de infortunado duque, pero al mismo tiempo se proyecta desde el foso con la consecuencia de una atmósfera musical muy densa, simétrica en su estructura, misteriosa, inquietante, y premonitoria. Porque Bomarzo es la escenificación de la angustia del hombre contemporáneo. Para el montaje de Madrid –una coproducción con la Ópera Nacional de Ámsterdam– Pierre Audi crea una cárcel con líneas de luz y cuevas de oscuridad por las que transitan los personajes, acertando en crear otro Bosque de los Monstruos –que también es sagrado– referenciado al original, pero diferente, definitivamente moderno, donde el paisaje es un páramo trufado de accidentes que es el correlato de la vida interior del duque, y en el que se podían haber evitado casi todas las proyecciones audiovisuales para concentrar la acción. Destacan en el elenco el coro de niños cantores de la ORCAM, y el cuerpo de baile que ejecuta unas variaciones sober-

bias, coreografiadas por Amir Hosseinpour y Jonathan Lunn. Resulta muy acertado el desfile de las siete edades. Los cantantes están bien, y luce especialmente en su papel de Pantasilea (que estrenara en Washington Isabel Penagos) la mezzosoprano serbia Milijana Nikolic, y en la fisicidad de sus personajes los hermanos Orsini, interpretados por Germán Olvera, y Damián del Castillo, así como el criado Abul (Amaury Reinoso), el ángel tutelar del protagonista. No es necesario ser un experto para percatarse de que el director musical, David Afkhan, realiza un soberbio ejercicio de virtuosismo técnico, demuestra una maestría notable en la conducción de la orquesta, y una sensibilidad extrema en la comprensión profunda del espíritu de la partitura. Afkhan es el actual director de la Orquesta Nacional de España y con su juventud, y a pesar de una corta carrera, se destaca como una estrella fulgurante, que recibió una merecida ovación del público en el estreno. Bomarzo tiene momentos sublimes –como el festival de danza macabra, o la investidura del duque y el encuentro con Julia Farnese- espaciados por interludios perturbadores.


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Ópera Bomarzo en imágenes A rebufo del estreno en el Lincoln Center de Washington, en 1969, la revista argentina Intervalo, muy popular en ese momento, publicó un cómic. Las ilustraciones, de Daniel Haupt, son muy toscas, el relato ilustrado no funciona porque se basa sobre todo en los explicativos, y los diálogos son superfluos. Como corresponde a lo que debió de ser un suplemento, la edición de Columbia es muy rudimentaria. Y sin embargo descubrimos una pequeña joya en la concentración que Pedro M. Mazzino hizo del texto original y que es nítida, que rescata esquemáticamente la magia original de la novela, echa un velo de ambigüedad sobre las zonas más osadas, sin censurarlas, quizás para evitar el boicot que impidió estrenar la ópera en Buenos Aires, y reparte la narración en convenientes cuadros y capítulos que pueden hacer disfrutar a los más jóvenes de una historia demasiado extensa en su versión original, y a los lectores adultos hacerse una idea de la novela, o repasar sus aventuras, según la conozcan o no previamente. Un descubrimiento sorprendente que nos lleva a desear que se rescate la idea de poner al día, en imá-

Florencia del Campo {Ya arrancó el ciclo de conciertos de tango que el Teatro Real ofrece, aprovechando el estreno de la ópera Bomarzo, de Alberto Ginastera. Hasta la fecha, ha sido el turno de Lidia Borda y de Patricia Noval, quienes interpretaron en el escenario de la Escuela de Música Reina Sofía clásicos del género, aunque no faltaron las interpretaciones de otros géneros igual de potentes como la chacarera, la ranchera, el fado y la milonga. El 20 de abril pasado abrió el ciclo de conciertos de tango que organiza el Teatro Real con la actuación de Lidia Borda y sus músicos en el piano, la guitarra, el violonchelo y el contrabajo. Un concierto que habló de los límites: no hay límite preciso entre el tango y el folclore argentino; no hay límite preciso entre el tango y el rock nacional (como se lo llama en la Argentina). Los géneros se cruzan, se ensamblan. Y de estos cruces y ensambles estuvo compuesto el programa del concierto de Borda. Empe-

genes, una historia maravillosa con una recreación como pocas veces se ha logrado en una novela. El conjunto de los documentos históricos relativos al Bosque de los Monstruos se recopila en un catálogo comisariado por Sabine Frommel, con la colaboración de Andrea Alessi, que se publicó en 2009. En este se siguen los avatares de la propiedad del terreno, a partir del quinientos, se analiza su redescubrimiento en la mitad del siglo XX, con la visita inspiradora de Salvador Dalí, y los primeros textos críticos sobre el jardín redescubierto, con la primicia de André Pieyre de Mandiargues, y la reseña del «innombrable» Mario Praz. Se censan los documentos, testamentos, cartas, e inventarios que sobre el lugar existen en diferentes archivos, entre ellos el Capitolino de Roma, y el de la Universidad de California. Querríamos innumerables los estudios gráficos, y las colecciones fotográficas que recorrieran el Bosque, pero solo podemos destacar la edición numerada compuesta por Del Centro Editores, de Madrid –no venal– con una tirada de 100 ejemplares, fotografías de Raúl A. Manrique Girón, y reflexiones sacadas del relato.

Realmente tango zó por «Alma en pena», ese tango que dice: «Tú me enseñaste a querer, ¡y he sabido! Y haberlo aprendido, de amores me mata», para seguir con Cátulo Castillo y Homero Manzi, y desembocar, en la cuarta canción, en una chacarera de Atahualpa Yupanqui. Sobre este género, contaba Borda en el escenario la importancia de la figura del caballo en las letras de las canciones, que retratan la soledad del gaucho y a ese animal como su amigo fiel. Pero entre tango y tango no fue sólo la chacarera la que irrumpió para constatar un ensamble, sino también el fado, concretamente «Estranha forma de vida», de Amalia Rodrigues, que Borda supo interpretar de manera magnífica y emotiva; y el ya mencionado rock nacional, para poder cantar una temática de la que el tango, como ex-

plicó la cantante, poco se ha ocupado: lo político. Por ello seleccionó a Luis Alberto Spinetta para su repertorio, ese cantautor, ícono del rock nacional, que como solista o con su banda supo hablar de la memoria, de la dictadura cívico-militar que sufrió la Argentina en la década del setenta. Pero por fuera de la canción política, sonaron estos versos, que no son memoria en el sentido político, pero tampoco olvido: «Después, qué importa del después/ toda mi vida es el ayer/ que me detiene en el pasado...». «Naranjo en flor», «En esta tarde gris»... los tangos de la melancolía. Una semana después, continuó el ciclo de tango con el concierto de Patricia Noval acompañada de Yasmina Raies al piano, Iván Diego Valenzuela en el contrabajo y la bandoneonista

Un momento de la representación en el Teatro Real. / Javier del Real

Cindy Jocelyn Harcha. Abrió el concierto con «El choclo», de Enrique Santos Discépolo y lo cerró con «Corrientes y Esmeralda», de Francisco Pracánico. También Noval se refirió a la falta de límites precisos entre géneros y su repertorio marcó ese ensamble, igual que hizo Borda, con Atahualpa Yupanqui. Y a falta de fado, esta cantante eligió la ranchera: «Me enamoré una vez», para homenajear a una cantante muy admirada por Patricia Noval, a Ada Falcón. Con esta canción, el concierto alcanzó su clímax cuando el público fue invitado a participar. No faltaron las milongas, incluso una milonga campera, y un vals de Homero Manzi. Quedan dos funciones para completar este ciclo de conciertos de tango, que tendrán lugar, ya no en la Escuela de Música sino en el mismo Teatro Real: Ariel Ardit el 3 de mayo, y la grandísima Adriana Varela el 6 del mismo mes. Quedamos, pues, a la espera de más música argentina sin fronteras. ~


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Libros

El escritor barcelonés regresa a su ciudad en ‘Las defensas’ (Seix Barral), una absorbente novela basada en la historia real de un médico que sufrió la enfermedad que investigaba Recomendaciones

NOVELA Petros Markaris / Offshore / Tusquets

Jaritos bucea en aguas de El Pireo

GABI MARTÍNEZ

«La novela da una gran libertad, porque acoge todos los géneros» Alejandro Luque {Después de darse a conocer como autor de libros de viajes en destinos exóticos con títulos como Los mares de Wang, Sólo para gigantes o En la Barrera, Gabi Martínez (Barcelona, 1971) sorprende volviendo la mirada hacia su ciudad natal en su última novela, Las defensas, que acaba de ver la luz en el sello Seix Barral. «Me fui a la periferia sabiendo que siempre volvería a mi país», afirma. «Siempre quise ser un escritor de mi entorno, pero salí a descubrir, a aprender y volví para hablar con tranquilidad de mis vecinos». Martínez, en efecto, no tuvo que ir muy lejos para encontrar la historia de Las defensas: le llegó del modo más azaroso. «Estaba firmando en Sant Jordi cuando un señor se me acercó y, como tantos, me dijo que tenía una historia que contar, y que imaginaba en el cine, protagonizada por George Clooney. Le dije que tenía dos minutos y me contó la historia en cuestión: la de un neurólogo que es ingresado en un psiquiátrico, pero intuye que su diagnóstico es erróneo. Padece la misma enfermedad autoinmune a la que ha dedicado años de estudio», explica el escritor. Gabi Martínez podría haber optado entonces por hacer un largo reportaje, pero se decantó por la novela:

«Es un género que te da una gran libertad, porque acoge todos los géneros», comenta. «Hay momentos en que la realidad estricta no te permite incurrir en invenciones, porque te puede acarrear problemas. La novela en cambio te permite jugar con todos los elementos que tienes a tu alcance. Al final, lo que cuenta es la verosimilitud, que sientas que todo lo que se lee es posible», añade.

El escritor barcelonés Gabi Martínez. / Elena Blanco

«Pensé que un buen perfil para narrar la sociedad actual es un loco, a quien nadie va a poder censurar» «Ser catalán te hace repensar tu entorno de un modo singular» Aquel hombre le entregó 70 páginas escritas por él mismo donde contaba su peripecia. «Es una persona muy ilustrada, que se ha leído entero En busca del tiempo perdido, pero no quería un libro del tipo Oliver Sacks o Henry Marsh. Entonces pensé que tenía la oportunidad de meterme en la cabeza de alguien que no soy yo, de explorar la realidad desde otro punto

de vista. Ser catalán te hace repensar tu entorno de un modo singular». Por otro lado, Martínez vio en la historia del doctor Camilo Escobedo una oportunidad para analizar el devenir de España desde la Transición, y en concreto de uno de los pilares de la democracia como es el sistema sanitario. «Pensé que un buen perfil para narrar la sociedad actual es un loco. Nadie lo va a poder censurar». «Escobedo vive en una ciudad del primer mundo, en un entorno cómodo, rodeado de facilidades, educado en unas defensas (la idea de que la autoridad es justa, la familia te acoge, el esfuerzo tiene recompensa) hasta que descubre que todo es falso y empieza a ponerse nervioso. Esto, sumado al estrés de una ciudad, al ruido, acaban llevándole a la conclusión de que con la enfermedad que padece sus defensas se vuelven contra él. Los dos órganos, el cuerpo y el espacio urbano, forman parte de un todo». Después del desafío que ha supuesto para él escribir Las defensas, Martínez ya baraja nuevos proyectos. «Uno es de nuevo sobre España, sobre un político. El otro gira en torno a un deportista con una vida impresionante. Y también tengo un proyecto sobre animales invisibles que me está llevando por todo el mundo», apostilla el escritor. ~

A. Luque {Tras la llamada Tetralogía de la Crisis, Márkaris nos sitúa en una Grecia que empieza a ver la luz al final del túnel. Tras años de recortes y ajustes brutales, el pueblo empieza a respirar y el dinero, ayer objeto de corralitos inclementes, vuelve a fluir como por ensalmo. En este contexto aparece asesinado de un tiro en la cabeza el director puertos deportivos de la Secretaría de Estado de Turismo. La hipótesis inicial es el robo, pero el disparo a bocajarro inspira la posibilidad de una ejecución en toda regla. Poco después es el cuerpo de Stéfanos Jardakos, uno de los más prominentes armadores del país, el que aparece asesinado de varias cuchilladas. La cosa se complica aún más con la noticia de que dos buques griegos se han hundido casi a la par en aguas ucranianas y tailandesas. A partir de ese momento, Jaritos, ese comisario entrado en años, hombre de familia algo cansado de tanto bregar y aficionado a ayudarse en sus pesquisas del diccionario Dimitrakos, deberá sortear no pocas pistas falsas y algunas trabas profesionales para resolver el caso y perseguir a los verdaderos culpables. Como maestro de la novela negrocriminal que es, para Márkaris la investigación de Jaritos no es más que un pretexto para tomar el pulso de la Grecia actual, del país postcataclísmico que se deja arrastrar por el entusiasmo a la vista de los primeros brotes verdes, pero que se resiste a corregir sus más atávicos defectos. Una población que celebra como el maná cualquier inyección de capitales, sin reparar en la turbia procedencia de esos fondos. De paso, el novelista demuestra que la vida portuaria y el mar pueden dar todavía mucho juego literario. ~


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Entrevista

Juan Díaz es actor desde hace mucho tiempo. Seguramente desde antes de nacer. Porque hay profesiones que no se pueden aprender o, por lo menos, no dejan que llegue desde la experiencia y el trabajo todo lo que se

Preguntas y respuestas de un actor Gabriel Ramírez Lozano {Estamos sentados uno frente al otro. Juan aguanta bien la mirada mientras construye un discurso. Hablamos de Aladar y de lo que representa, del espacio que ocupa. Juan luce una barba descuidada, de antiguo guerrero, que le hace parecer tener la edad que tiene realmente. Normalmente, parece mucho más joven. «Yo comencé como profesional con 17 años. Mi dedicación es, desde entonces, total. Pasé muchos años en los que podía vivir de forma cómoda de la interpretación. Y llegó la crisis económica y la crisis que te crea la edad. Digamos que desde los 17 a los 30 tenía un aspecto físico que me permitía hacer un personajes de 20. Al pasar de los 30 (ahora ya tengo 40) me cuesta que me vean haciendo el papel de padre. Y eso, no creas, es un pequeño problema». Entonces, entiendo que tener 30 años y la experiencia acumulada hasta ese momento, es una ventaja enorme si quieres hacer un personaje mucho más joven. Tienes un actor experimentado sobre las tablas para hacer a un jovencito… «Sí, sobre todo para el equipo técnico. Al actor eso le da igual. Es un personaje más y solo eso». Le pido que siga con el repaso a su experiencia como actor. «Hemos vivido una época de la profesión que era muy boyante. Tal vez hubo una burbuja inmobiliaria y otra en el mundo de la interpretación. Me explico; había muchos proyectos, mucho dinero, y no había tantos actores y actrices como hay ahora. Eso permitía que el trabajo no faltase. Pero, con la crisis, han aumentado el número de actores y actrices, han bajado el número de proyectos, y los sueldos han bajado. Ahora, estoy pensando en hacer cosas distintas a mi profesión. Quiero tener la posibilidad de poder ver las cosas desde otra perspectiva. Inquietudes y deseo de aprender otras cosas». Me interesa saber si ese cambio quiere que sea dentro del mundo del teatro o en otros territorios. «No, no, en otros ámbitos. Sí me gustaría dirigir, pero no es algo que me quite el sueño. Lo haré con amigos, gente cercana, produciendo el trabajo nosotros mismos. Y tengo una obra de teatro escrita, además de algunos cortos, aunque no son mi prioridad profesional. Seguramente, no me animo con todo esto porque después de ver el calvario que pasan los directores y los productores, el trabajo actor-directorproductor me da algo de pereza. Prefiero seguir trabajando como actor y el resto del tiempo dedicarlo a mi hija, a mi chica, a mi perro, al

Juan Díaz.

campo, a la playa… Y buscar nuevos lugares que no tengan que ver con todo esto para ampliar intereses y conocimientos». Relajamos el tono y olvidamos la entrevista durante unos minutos. Hablamos de la ausencia del padre, de la admiración por la figura que sostiene casi una vida entera. Y, pasados esos minutos, decidimos seguir con la charla. «Comencé en el teatro. Estudié en la Escuela de Arte Dramático; cuatro años con Corazza; estudié en Londres; infinidad de cursos más y sigo estudiando. Siempre debes estar preparándote y reciclando lo que eres. De hecho, al empezar yo no era actor; era, más bien, un chaval que tenía cierta facilidad para expresar algunas cosas, para comunicar y moverse sobre el escenario, para decir cosas con sentido y verdad, pero me encontré con los problemas que solo resuelves con el oficio. A veces empujas y te quedas sin voz, das demasiado y no recuperas… Si llegas de la televisión (solo de ese medio) y no te preparas, la cosa no termina de funcionar. Los niveles de expresividad en cada formato son distintos. No puedes hacer una escena sin tener en cuenta si el de la butaca del fondo no te escuche. En fin, no puedes bajar la guardia y prepararte para lo que toque». Le pido que hablemos sobre las nuevas tecnologías y el teatro. «Cada vez se usan más. Ahora estoy haciendo una obra de la que me siento muy satisfecho, Peer Gynt de Henrik Ibsen, que hemos hecho entre 12 personas (es la compañía de Jorge Eines, un profesor argentino que está en Madrid). Por cierto, hemos estado en el Teatro Távora de Sevilla. Pues esta obra integra música en directo. Lo hacemos sin micros. Solo el narrador lo utiliza que, además es el pianista. Pero en salas grandes, la obra pide el uso del micro. Lo pide con ganas. Evitaríamos gritar para que la música no nos tapase. Otras obras, en teatros enormes ya son casi inconcebibles sin utilizar medios técnicos. Se trabaja bien con los micros. Si tienes que cambiar mucho de ropa se puede complicar el trabajo, pero con las petacas es todo mucho más fácil. Se pueden unir teatro y la tecnología sin ningún problema». La charla continúa hasta el análisis actoral. «El nivel que hay en España es brutal. Tenemos una tradición actoral impresionante. Mucho de los actores y actrices de hace años no estudiaron interpretación. Se valían de su talento y punto. Por supuesto, con el tiempo el oficio les hacía mejorar. Ahora las cosas son de otra


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puede llegar a ser. Algo ha de venir ya puesto; eso que llamamos talento no se puede comprar o alquilar. Otra cosa es mejorar, otra cosa es el esfuerzo por buscar la excelencia

forma. Yo, por ejemplo, no hubiera sido actor o, al menos, no es el mismo actor sin una preparación técnica muy intensa. Cuando trabajas sin problemas se tiende a ver el éxito. Pero un profesional sabe que cuanto mayor sea el conocimiento y más se prepare técnicamente la persona, los resultados son especialmente buenos y, desde luego, muy distintos. El público se gasta mucho dinero en ir al teatro y tiene un criterio muy formado. Lo sabemos y hemos tenido que trabajar para saber interpretar, cantar, bailar… Eso sí, aquí en España se tiende mucho a dar libertad al actor y que aparezca la magia. Pero para conseguir que cada escena repetida tenga la misma intensidad y la misma verdad hay que estar muy bien dirigido y estar muy bien preparado». No sé qué queda del romanticismo del artista en el terreno de la interpretación. Así que le pido que me cuente su opinión. «Suelo meterme en líos artísticos; más por amor a la pieza o por trabajar con gente con la que me apetece compartir experiencias, pero no por el dinero. Si se trabaja bien y se disfruta, al final, el teatro

se llenará y el dinero vendrá. Si pensara en el dinero no podría trabajar hoy en día. Las cosas están difíciles. Poco trabajo, muchos actores deseando trabajar… Y hay que vivir. Terminamos, todos, sucumbiendo a la realidad. Recompensa espiritualmente. No en la cuenta bancaria». Quiero saber si ha vivido la vida de actor con normalidad, si el actor es un ser extraño como mucha gente puede creer. «Tengo una vida normal. Familia, deportes, disfrutar del campo… Los actores somos seres con una creatividad excesiva, con una sensibilidad un poco particular y unas habilidades sociales que a veces funcionan y a veces no. Solemos desestabilizarnos en ese sentido. Unos te conocen, unos te aceptan, otros todo lo contrario, las cosas dependen de la fama. Los fracasos desestabilizan mucho. La exposición es muy compleja y los registros sociales en los que te mueves son algo distintos a los normales. No somos raros, pero funcionamos de forma diferente». El tiempo se nos escapa y quiero saber cómo un actor vive la televi-

sión o el cine y el teatro. «En el teatro comienzas y acabas un texto completo. En los ensayos todo es sumar. Y llegas a disfrutar cuando has representado 20 veces la obra. En la televisión es otra historia. Todo depende de otros matices. No sabes cómo va a ser el espacio hasta que llegas al plató, la disposición de las cámaras es la que es, no sabes si tu compañero te va mirar o no… Tienes que preparar todo muy bien e intuir eso que crees que podrás aportar. Es una experiencia distinta a la del teatro aunque al final, es actuar. El personaje lo tienes interiorizado entero aunque la obra la interpretes de principio a fin o por secuencias. Eso sí, a mí me parece más difícil hacer un personaje para el cine que para el teatro». Así que te estás haciendo mayor aunque no lo parezcas. El mundo ha cambiado, querido. «Cuando comencé no tenía herramientas. Me lanzaba por pura intuición. Y eso es peligroso porque unos días salen bien las cosas y otras no. Seguramente, he perdido algo de chispa, de frescura, pero el oficio te permite tener mucha seguridad y te hace sentir mucho mejor

Juan Díaz en un momento de la representación de ‘La conquista de Jrusaén’. / El Correo

sobre el escenario. Y he aprendido que la esencia del oficio es la pregunta. Hay que preguntarse sobre todo lo que un personaje puede hacer o pensar. Todo. Y cuando lo sabes todo de él y cuando logras dejar de pensar tú en cómo hacer ese personaje, cuando sobre el escenario

«Sí, me gustaría dirigir, pero no es algo que me quite el sueño» «Los actores no somos raros, pero funcionamos de forma diferente» eres ese personaje, las cosas son mucho más sencillas. Pregunta, respuesta, pregunta, respuesta…, así lo veo yo. Es el gran descubrimiento y el gran cambio». Nos despedimos y nos emplazamos para vernos. En un teatro, tomando unas cervezas o sea como sea. Y, por supuesto, nos deseamos suerte. Mucha. ~


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Entrevista Concha García es poeta. Nació en La Rambla (Córdoba) en 1956. Sus poemas han sido traducidos a diversos idiomas. Su poesía termina siendo una luz para el lector que alumbra el camino de la modernidad poética, la mirada

La grandeza de lo mínimo

Gabriel Ramírez Lozano {Concha García es muy buena conversadora. Excelente escritora y mujer que no deja de buscar en el mundo entero una razón por la que escribir y vivir con intensidad. Charlamos sobre cómo ha sido ordenándose su vida alrededor de la poesía. «Escribo desde que era niña. Ya en el colegio escribía poemas. Imagino que la tradición oral que me llegó a través de mi madre (me despertaba recitando poemas y canciones tradicionales) tuvo que ver con que yo escribiera más tarde. Por otro lado, la sensibilidad con la que experimentaba mi realidad hacía necesaria la escritura. Era la única forma de poner el relieve eso que vivía a diario. Cuando eres jovencita lo que experimentas es el dolor del mundo. Los primeros amores; el deseo, tal vez, de ser la única… Todo es muy desgarrado. Es una época en la que se abre el alma de alguna forma, es un tiempo muy violento esa adolescencia. Por aquel entonces, escribía poemas a la Virgen, eran muy religiosos. El

motivo me lo daban. A mí me salía la letra. Así fue el comienzo». Concha ha hecho referencia a ese dolor del mundo que todos los escritores hemos sentido. Y me interesa saber si ella cree que se aplaca con la poesía. «Sí, yo creo que la poesía es terapéutica. Nos encontramos con corrientes de moda en la poesía, sobre todo cuando los tiempos políticos no son muy favorables (es decir, casi nunca), durante los que surgen grandes poetas. Por ejemplo, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton o Alfonsina Storni. La poesía es la máxima representación de la letra en el sentido lacaniano del término». Así que nos ponen la banda sonora y los poetas ponen la letra... «Ya lo decían los poetas místicos: todo no se puede decir, es imposible. Pero el poeta se aproxima más que nadie a poderlo hacer. La palabra de la poesía no sale de la lógica sino del dolor, del sentimiento, de la alegría. No se corresponde a lo que llamamos lógica ni a la temporalidad con la que estamos acostumbrados a vivir nuestra existencia».

Vamos avanzando en nuestra charla y pisamos ese territorio que tanto nos gusta, esa zona en la que nos vemos obligados a definir la poesía si es que se puede. «No se puede decir de otro modo lo que un poeta dice. Por eso los apoyos en las escuelas, en las instituciones, en las universidades, son escasos porque la voz del poeta abre las consciencias y una persona con eso abierto es más libre, menos presa de las decisiones que toman los demás por ella. Yo, por ejemplo; dentro de los parámetros en los que me muevo, ya que la libertad absoluta no existe; me considero una persona bastante libre y creo que me he ganado esa condición. Pero dentro de un ámbito restringido. La palabra libertad es muy gruesa; como amor, amistad… Los límites a estos conceptos los pone la propia experiencia, la vida. La libertad de escribir es muy importante. Además, para escribir, las imposiciones, las prohibiciones, no funcionan. Recuerda a San Juan de la Cruz. Escribía en el calabozo». Siempre me gustó la palabra


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Entrevista que busca en las cosas pequeñas de la realidad esa imagen que explota para explicar y dibujar con trazo fino lo que nos sucede a todos y no somos capaces de entender poetisa. Sin embargo, a Concha no le sucede lo mismo. «Me gusta que me llamen poeta. Poetisa tiene una carga peyorativa muy marcada que comienza en el romanticismo y prefiero poeta, sí». A ambos nos preocupa cómo hacer que el lector se interese por un poema, qué es lo imprescindible para acercarse a la poesía. «Los anclajes a mi obra se encuentran en lo cotidiano. Lo que sucede en un momento concreto, en los que se encuentran objetos mínimos, gestos de presencia casi insignificante, como subir a un autobús o tomar un café con el vecino, a los que agarrarse y evitar volar en exceso. Tampoco se puede estar en el aire más tiempo de lo necesario. La primera parte de mi poesía era más barroca; luego fue más narrativa (aquí el relato funciona de anclaje y la persona se puede sentir identificada o no). Hoy, en el que esas asas son muy pocas es el momento en el que el ejercicio del lector es más rotundo, porque no hacen falta agarraderas para sentir un poema. Para que exista un poema no es necesario que exista un hecho extraordinario o una imagen de la realidad de gran belleza. Es la imagen poética, la que construye el que escribe, la que se alza con esa trascendencia y belleza que se busca». Para Concha, el tiempo y el espacio han ido tomando importancia hasta inundar su obra. «En mi último libro no he querido que el sujeto se sitúe en un espacio y en un tiempo concreto. He tratado de que transite varios tiempos y varios espacios. Si lo pensamos bien es algo que tiene mucho que ver con el recuerdo, con los pensamientos, con la imaginación. No hay un tiempo lineal. Como decía Bergson hay un tiempo de la percepción y un tiempo de la realización, y otro tiempo del recuerdo. Es lo que intento atrapar con mis poemas. Esa circularidad temporal debe obligar al lector a evitar una lógica temporal». Tal vez el problema del lector con la poesía, tal vez la razón por la que es minoritaria es el aprendizaje. «Cuando nos enseñan poesía en el colegio lo hacen desde el platonismo (desde la idealización platónica) y desde el romanticismo. Y eso puede estar muy bien, pero no lo es todo. Se parte del error de que todo es una imagen bella o siniestra o sea del tipo que sea. Esto es lo que llega desde ese platonismo y ese romanticismo. Pero la poesía es un darte cuenta, una fotografía del alma, es una forma de detener el tiempo, pero no es una imagen sublimada de nada aunque también lo sea a veces». Los jóvenes, lo inmediato, explicar el tiempo circular en el que todo se repite, el propio tiempo, imáge-

Poemas EL TIEMPO SÍ REGRESA Una cacerola que dejé puesta un día sobre el mármol de la cocina. Aquel lugar deshabitado largos años mantuvo el utensilio. Yo era otra al volver a destaparla. Vi moho vi roña, vi partículas muy confusas nadando en el agua pestilente. Vi la forma de la cacerola intacta. Recorrí con la mirada cansina los alrededores del lugar, y el tiempo se volcó sobre mi: el mismo edificio, la misma calle, las mismas acacias. El hedor de la cacerola era tan intenso que me aparté a la ventana para respirar. Mirando la calle vi la misma gente, las mismas posturas de la gente, las mismas conversaciones de la gente. Lo vi todo igual. Vacié aquel hediondo líquido y restregué la porcelana con un viejo estropajo que se deshizo entre mis dedos.

TESTAMENTO Amor mío dos puntos, se cayó la voluntad de seguir siendo, salgo enhebrada de tu saliva aún y me aturde dejar de perseguirte, tú que fuiste llama en la ojera y calidez de un dedo locura de apuñalamiento certero, ensayo noble que se caracterizaba por la insistencia del tema con un fondo alegórico, certerísima me quedo donde estoy, ¿qué está más lejos? ¿Lo que sigue permaneciendo? Me diseco las manos para no tener que hacer escrutinios con las caricias insentidas. Tengo que escribir aún otro poema mi sentencia y un método para olvidarme de tu lengua.

nes, sensaciones. En fin, la realidad que está, ahora, cautiva en el móvil. ¿Cómo explicarlo? «Con las nuevas tecnologías se está haciendo poesía. No son excluyentes. Lo que me produce inquietud de las nuevas tecnologías es esa obligación a la velocidad a la que estamos abocados, donde el tiempo del goce, del recreo, del darte cuenta, del saber lo que eres, no tiene cabida. Las nuevas tecnologías nos están arrebatando ese tiempo. El tener conciencia de esto es tener claro que te arrebatan una parte muy importante del ser: la lentitud, el silencio. Eso si que es un peligro; que alguien no sepa que le roban desde la tecnología en el centro del alma». Literatura femenina. Dedicada en exceso a la mujer. Excluyente con los hombres. Son algunas cosas que dicen algunos sin razón alguna. Le pido a Concha que me dé su opinión. «Son prejuicios. La mayoría de la poesía la ha escrito los hombres y nosotras no nos hemos sentido rechazadas. Hemos rechazado la idealización que se ha hecho de la mujer como amante, esposa, hija… Si ahora los hombres se molestan porque la poesía es una mirada de mujer (que no es lo mismo que femenina) tendrán que comenzar a aprender otros modelos y comprender que las diferencias entre la mirada de hombres y mujeres no es demasiada. Hay que luchar por lograr la complicidad que nos permita saltar por encima de las barreras del género. Es verdad que he tocado mucho el tema de las mujeres y el de las otredades, he jugado mucho con mis ‘yoes’. Sentía necesidad de destacarlo y dejarlo dicho. Ahora ya no, eso lo hice y ya, no voy a repetirme. Pero mi poesía no es femenina, eso es otra cosa. Tengo lectores varones, grandes poetas, que se sienten identificados con lo que hago». No será una cuestión de comodidad, de comprensión, de arrastrar lo que nos han enseñado. La sociedad es muy machista. «Esas subjetividades, esos modelos que son patriarcales que llevan asentados siglos en la sociedad, son muy difíciles de cambiar porque la mujer tenía un destino y un cometido. Que una mujer se atreva a hablar de su cuerpo, del deseo o de la ropa tendida, resulta incómodo para muchos». Pronto se edita, de nuevo, la Poesía Reunida de Concha García. En la Editorial Dilema. «He suprimido algunos poemas porque no todo vale con el paso del tiempo, he eliminado erratas. Ha sido un trabajo muy exhaustivo. Estará todo listo en mayo». El reloj no tiene compasión alguna y marca la hora en la que debemos dejar de charlar. Un hasta pronto. Un nos leemos. Acaba. ~


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Literatura

Josefina de la Torre fue una artista polifacética, una de esas personas que todo lo que hace lo hace bien. Poeta, soprano, actriz de doblaje, de teatro, de cine, de televisión, novelista, ocasionalmente ayudante de dirección… Su pasión creadora

Josefina de la Torre o el arte de ser polifacética Anabel Rodríguez {Fue Josefina de la Torre, junto a Ernestina de Champourcin, una de las dos mujeres nombradas por Gerardo Diego en la segunda edición de la Antología de la poesía española contemporánea y no es que no hubiera más mujeres dedicadas a la poesía, es que el autor entendió que mujeres como Concha Méndez o Carmen Conde, no eran tributarias de semejante honor. Sin embargo hasta esa inclusión ha sido oscurecida por la desmemoria. Nació en Las Palmas de Gran Canaria en el año en 1907 y era la menor de seis hermanos de la familia adinerada y burguesa formada por Bernardo de la Torre y Comminges y Francisca Millares Cubas. Sus padres estimularon creativa e intelectualmente a todos los hermanos, así que no fue ella la única en destacar artísticamente. Su hermano Néstor (que cambiaría su nombre artístico por el de Claudio para no ser confundido con un tío suyo que era un barítono muy famoso) también fue un reconocido y reputado literato y cineasta. Los hermanos de la Torre se reunían para crear obras teatrales en su casa, creaban el escenario, guión, interpretaban distintos papeles y así se divertían. Con posterioridad Josefina y su hermano Claudio (o Néstor) reiteraron este tipo de representaciones de una manera mucho más profesional en lo que ellos llamaban «Teatro Mínimo». En 1924 Josefina viaja por primera vez a Madrid junto a su hermano Claudio que había ganado el Premio Nacional de Literatura. Es entonces cuando entra en contacto con distintos artistas como Salinas, Buñuel, Dalí, Lorca o Alberti. En 1927 publica su primer poemario titulado Versos y estampas, prologado por Pedro Salinas. Este libro está lleno de referencias a recuerdos de su infancia en la isla de Gran Canaria y goza inmediatamente de éxito a nivel de crítica. Sin embargo, Josefina era ex-

Paisaje campestre con Josefina de la Torre a la izquierda de la imagen. / Bernardo de la Torre Millares

traordinariamente inquieta y decide ahondar en su talento musical (inculcado por su tío el barítono Néstor de la Torre). Ingresa en la escuela de canto que dirigía Carlota Dahmen Chao y adquiere un gran nivel como soprano, lo que le permitirá dar conciertos en el Lyceum Femenino y después de forma profesional en el Teatro María Guerrero, con éxito entre la crítica que alaba su voz y su porte. También, durante esta época, traba amistad con Concha Méndez (asiste a su boda con Manuel Altoaguirre), Ernestina de Champourcin y Carmen Conde. Las poetas se buscan y se apoyan entre sí, se tienen en buen concepto.

En 1927 publica su primer poemario titulado ‘Versos y estampas’ También, en 1927, crea el «Teatro Mínimo» junto a su hermano Claudio. Es un teatro de cámara que llevan a cabo en su propia casa de Las Canteras (Gran Canaria), representan diversas obras junto con su hermana Paquita, al tiempo que recitan obras de teatro. Hoy en día que parece estar en boga de nuevo los microteatros, parece que encontrarían un referente claro en este tipo de teatro de cámara (que no sólo ella llevó a cabo). En 1930, publica Poemas en la isla en el que mantiene el mismo tono de poesía ligera que en su obra anterior y aunque es su poemario más emblemático no tiene gran repercusión ya que su distribución se centró sobre todo en las Islas Canarias. En 1934, comienza a trabajar como actriz de doblaje para la Paramount en Francia, a las órdenes de su hermano Claudio. Era la do-

bladora de Marlene Dietrich, nada más y nada menos. Coincide con Luis Buñuel que también trabaja como doblador en esos momentos y mantienen un romance que rompería el aragonés, que por entonces ya estaba casado. A finales de ese año, Josefina regresa a Madrid donde se establece de forma casi definitiva (sólo interrumpida durante la Guerra Civil). Es entonces cuando debuta oficialmente como soprano en el Teatro María Guerrero y da pleno desarrollo a su vocación musical y teatral cosechando varios éxitos. Josefina tenía voz versátil y una formación sólida le permitió ingresar en la Orquesta Sinfónica de Madrid, donde actuó como solista; y también en la compañía de zarzuela del maestro Sorozábal. Además de interpretar también compuso sus propias partituras siendo la más conocida Puerto de mar. En 1936 estalla la Guerra Civil y


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Literatura

se liberaba en tantas facetas que parece inabarcable. Nuestros hijos no leen nada sobre ella, no la conocen porque en sus libros, ni en los nuestros, no se habla sobre ella, una de las brillantes mentes olvidadas por la historia a causa del machismo tanto ella como su hermano deciden regresar a Gran Canaria. Su familia ya no es rica, y ambos deciden fundar una editorial en la que ella escribía novelas románticas bajo el seudónimo de Laura de Comminges, pues entendía que esos textos (aunque alimenticios) socavaban su prestigio como poeta. En 1940, los hermanos De la Torre regresan a Madrid y se integran en el franquismo como pueden (supongo que tras una guerra todos nos subimos al carro como podemos o nos dejan). Josefina lo hace en el mundo del teatro donde consigue ser primera actriz de la Compañía Nacional María Guerrero y también en el cine. Sin embargo sus éxitos en este ámbito son mínimos. No pasa de hacer papeles secundarios con escenas casi sin importancia, a pesar de estar a las órdenes de directores conocidos. En 1945 da por finalizada su participación en el mundo del cine. Fue en los años cuarenta cuando conoce a su marido Ramón Corroto, con el que funda en 1946 la Compañía Comedias, con la que

Josefina también trabajó en la radio, en el programa ‘Teatro Invisible’ En 1946 funda la Compañía Comedias, con la que estrena quince obras teatrales estrena quince obras teatrales. Con el tiempo actuaría también en compañías como la de Nuria Espert y Amparo Soler Leal. En el año 1954 publicó dos novelas Memorias de una estrella y En el umbral. En la primera la protagonista es una estrella de cine que abandona ese mundo que considera mezquino y cruel… Lo mismo no dejaba de ser lo que ella había percibido en ese ámbito. Josefina también trabajó en la radio, prestando su voz al programa Teatro Invisible, y no sólo eso, sino que protagonizó el capítulo piloto de la mítica serie televisiva Historias para no Dormir de Chicho Ibáñez Serrador. Sin embargo no publica ni un sólo poema hasta 1968, con Marzo Incompleto. Esta obra contiene los poemas que había escrito entre 1930 y 1936, tiene un tono más dramático que su obra previa y pasa desapercibido. En 1983 hizo su última aparición televisiva en la serie Anillos

Josefina de la Torre llegó a tener relación con los artistas más importantes de la Generación del 27. / Bernardo de la Torre Millares

de oro, aquella en la que por primera vez se hablaba de forma abierta y continua del divorcio (introducido en España sólo dos años antes), de la mano de Ana Diosdado (actriz, escritora, directora…) y un jovencísimo Imanol Arias. En 1988 se publica una antología de su obra que incluye el poemario Medida del tiempo, hasta entonces inédito, en el que incluía obras dedicadas a sus compañeros de la generación del 27. Sin embargo su último poemario, que no verá la luz hasta el año 2007, coincidiendo con la conmemoración de su nacimiento, está dedicado a su marido, que falleció en 1980 sumiéndola en una profunda tristeza y soledad. Josefina de la Torre falleció en Madrid con noventa y tres años en 2002. Nuestros hijos no leen nada sobre ella, ni sobre Ernestina, ni sobre Concha. Nuestros hijos no las conocen, porque nosotros mismos no las conocemos, porque en nuestros libros (esos de EGB que tanto ensalzamos al mirar atrás) tampoco se hablaba de ninguna de estas mujeres, porque se ha omitido cualquier mención al talento que de una forma u otra no enlazase con la carga que el franquismo nos ha legado y de la que por mucho que cambiemos la ley de educación de turno, no logramos desprendernos. ~


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Recuerdos del siglo XX San Julián, bastión del Moscú sevillano de los años 20 y 30 del siglo XX, fue demolido por el franquismo casi en su totalidad para erradicar a la clase obrera radical y trasladarla a nuevas barriadas. El que fue conocido como «barrio rojo» pasó a ser el «barrio mártir». La injusticia se cebó, otra vez, con los más desfavorecidos

1950-1979: Así se destruyó Sevilla Nicolás Salas {El barrio histórico de San Julián pasó de ser un «barrio rojo» a «barrio mártir». Durante todo el primer tercio del siglo XX, el sector urbano de San Julián fue lugar de residencia obrera en corrales de vecinos infrahumanos, denunciados a finales del siglo XIX por el humanista Felipe Hauser. Los obreros estaban preferentemente vinculados al anarquismo de la CNT, hasta la fundación del Partido Comunista de España a principios de los años veinte del pasado siglo. A finales de esa década y de la Exposición Iberoamericana de 1929, comenzó a conocerse el barrio de San Julián como «callejuelas del Moscú sevillano», como consecuencia de la radicalización de las actuaciones sindicales de anarquistas, socialistas y comunistas por la crisis social y económica de la época. Pronto el nombre de Moscú sevillano se extendió a toda la zona ocupada por el arrabal y barrio de la Macarena, junto a los de Santa Marina, San Marcos, San Román, Feria y Santa Catalina, formando una bolsa de conflictos sociales que afectaban a toda la ciudad y se vinculaban con las actuaciones sindicalistas surgidas en los arrabales de la Trinidad, San Roque, San Benito y La Calzada, San Bernardo y Triana. Durante la II República, el Moscú sevillano fue noticia permanente por su protagonismo en los conflictos sociales, teniendo a San Marcos por eje de las actividades sindicalistas. Después del 18 de julio de 1936, la Gestora municipal presidida por el marqués de Soto Hermoso, emprendió un plan de erradicación de zonas urbanas conflictivas y comenzó por derribar las manzanas de casas populares que estaban en la calle Andueza, frente a las murallas y la Puerta de la Macarena, muy conocidas por los problemas sociales que provocaban sus vecinos. Junto a estas casas estaba el Bar Casa Cornelio, en la calle Bécquer, en lo que ahora es atrio de la Basílica de la Macarena, lugar de encuentros de sindicalistas. Por este motivo se localizó en un edificio de esquina de la calle Andueza un cuartel de la Guardia Civil que se hizo famoso por las actuaciones del comandante de Puesto, el sargento Rebollo. Al derribo de las casas de parte del arrabal macareno y dispersión de sus habitantes, siguió el proyecto de seguir destruyendo los hábitats que habían sido más conflictivos durante la Dictadura de Primo de Rivera, la II República y primeros meses de la Guerra Civil, y el barrio de San Julián fue elegido el primero por su protagonismo radical. El proyecto no pudo realizarse hasta después de los años cincuenta por falta de medios económicos, pese a la celeridad

Esta imagen de la Fototeca Municipal, posiblemente de los fotoperiodistas Serafín Sánchez del Pando o Juan José Serrano Pérez, informa del resultado del derribo de la mayor parte del caserío del barrio de San Julián, a finales de los años cincuenta del pasado siglo. Vemos cómo sobrevive en el centro el enorme edificio de la cervecería Baturones, instalada en un antiguo almacén de aceitunas.

y eficacia administrativa municipal y estatal, que realizó las expropiaciones y cambios normativos sin grandes problemas. Como puede verse en la fotografía que incluimos en esta página, el solar resultante del derribo de al menos dos tercios del barrio de San Julián, ya en los años sesenta del pasado siglo, hizo posible las nuevas edificaciones actuales. Del arrabal de la Macarena, también

fueron derribadas las casas populares de la calle Andueza, junto a las murallas, pórtico del Moscú sevillano, con Casa Cornelio como lugar de encuentros de obreros. La fotografía aérea captada por José Manuel Salgado (Joaquín Cortés José, Desde el cielo a Sevilla, Publicaciones Comunitarias, 2000), ofrece la realidad actual del amplio sector urbano conocido como el Moscú sevillano durante los años 20 y 30 del pasado siglo XX. Un

amplísimo perímetro urbano enmarcado por las Ronda desde La Barqueta hasta la Puerta del Osario, con fronteras en la calle Feria y Santa Catalina, cuyo epicentro eran San Marcos y San Julián. Este amplísimo sector agrupaba a los barrios de la Macarena, arrabal inclusive; Santa Marina, San Román, los citados San Marcos y San Julián, la Feria y Santa Catalina, con un entramado de calles estrechas y plazuelas enlazadas por las calles San Luis, Feria, Sol, Bustos Tavera, Matahacas y otras. Las residencias mayoritarias eran casas de vecinos, corrales infrahumanos, muy antiguos, en edificios de dos plantas. También predominaban casas de una sola planta de los siglos XIX, XVIII y XVII. Como puede apreciarse en la imagen, hoy ese amplísimo sector está ocupado por modernos edificios. La Fototeca Municipal custodia los fondos de los fotoperiodistas Juan José Serrano Gómez y Juan José Serrano Pérez, reporteros gráficos del diario Abc, que ilustran la historia gráfica de la primera mitad del siglo XX y parte de la segunda mitad. De su fondo son las dos fotografías que muestran cómo era la calle Andueza hasta 1937, cuando la Gestora Municipal formada el 18 de julio de 1936, ordenó el derribo de las manzanas de casas que había justo delante de las murallas árabes frente a la Puerta de la Macarena. Ese sector del arrabal macareno era el pórtico de entrada a los barrios del Moscú Sevillano y una zona de conflictos sociales. Las casas tenían dos puertas, una frente a las murallas y otras en la calle Andueza, lo que facilitaba la huida de los perseguidos. Además, en la acera de la calle Bécquer, estaba el bar Casa Cornelio, lugar de encuentros de los sindicalistas de la CNT anarquista, de la Unión Local de Sindicatos Comunistas y la UGT socialista. Por esta causa, en julio de 1931, el bar fue «fusilado» a cañonazos desde la explanada del Hospital de las Cinco Llagas. ~


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