Sábado, 25 de noviembre de 2017 Nº 158 @aladar_cultura
Día
Internacional
de la
Eliminación de la violencia contra la Mujer Recordamos la muerte de las hermanas Mirabal. Un símbolo que perdurará por siempre jamás
Sueñas que queman por dentro a un caballo y al día siguiente empieza la fiebre. El tónico facial y la crema hidratante hasta con treinta y nueve grados. Hasta cuando eso representa más trabajo que el de la jornada en que más hayas trabajado en tu vida. Todo ese trabajo para salvar la tersura de la piel salvar la vida y el mundo que hoy dependen de la tersura de la piel. Un archipiélago de pequeñas estrellas de sangre sobre los muslos. Tienes sólo doce mil plaquetas hoy. Han bautizado a tus estrelIitas petequias. Eres sagrada Tu orina huele mal eres sagrada Se te cae el hermoso pelo negro eres sagrada Las piernas no te sostienen eres sagrada Las heridas no cicatrizan eres sagrada Sin morfina no aguantas las llagas de la boca eres sagrada eres sagrada y por eso mañana baja la fiebre baja la fiebre azul empieza el día de tu restitución. Extracto del poema de Jorge Riechmann ‘Tanto dolor escrito en este cuerpo...’
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Historia
Hoy es el Día Internacional de la no violencia contra la mujer. Un día como hoy de hace cincuenta y siete años, Leónidas Trujillo Molina, presidente de la República Dominicana, ordenaba asesinar a Patria, Minerva y Teresa Mirabal, tres hermanas
Patria, Minerva y Teresa Mirabal: Un símbolo frente a la opresión Anabel Rodríguez {No me gusta nombrar a los asesinos, tengo la sensación de que a veces tornan más relevantes que sus víctimas, así que comenzaré este artículo con tres nombres de mujer, tres nombres hermosos: Patria, Minerva y María Teresa. Ellas fueron las hermanas Mirabal asesinadas por orden del dictador Leónidas Trujillo el 25 de noviembre de 1960. Es en su honor por lo que se conmemora esta fecha como el Día internacional de la no violencia contra la mujer, una fecha a reivindicar que lamentablemente no pierde vigencia, porque el golpe no cesa, porque los números suman y suman hasta hacerse intragables y no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo. Tras cada número, cada expediente, hay una mujer maltratada, violada, asesinada… Pero hoy quería hablar de estas tres valientes, para que sepamos dónde se encuentra el origen de esta efeméride. El año 1930 se hacía con el poder absoluto en la República Dominicana, Leónidas Trujillo Molina. Ahí permaneció hasta su asesinato en el año 1961. Esos treinta y un años de gobierno impusieron una de las dictaduras más sangrientas que ha conocido Ibe-
Las hermanas Mirabal, finalmente, pudieron vencer aunque el precio fue muy alto. / El Correo
roamérica (y ha conocido unas cuantas). Se estima que su gobierno fue responsable de la muerte de unas cincuenta mil personas y que se hizo con una de las fortunas más importantes del momento, expropiando y adueñándose de todo lo que estimó oportuno. Trujillo era el producto de la Guardia Nacional creada por los estadounidenses a principios del siglo XX (cuando ocuparon la isla). Conocedor del funcionamiento de las Fuerzas Armadas, estas se convirtieron en su principal apoyo, estableciendo una relación casi clientelar con muchos de los mandos y mejorando las condiciones de vida de los miembros rasos del cuerpo. Las hermanas Mirabal eran hijas de Enrique Mirabal Fernández y Mercedes Reyes Camino. Su padre era un hombre de negocios cuya prosperidad desapareció con el régimen dictatorial. Las cuatro hermanas (Dedé, la segunda hermana no fue asesinada, murió hace pocos años) cursaron
Tras cada número, cada expediente, hay una mujer maltratada, violada, asesinada...
estudios en el Colegio de la Inmaculada Concepción de La Vega, dirigido por monjas españolas. Minerva es considerada la líder ideológica de las hermanas y de la propia resistencia antitrujillista. Nacida en 1926, destacaba por su gran inteligencia. Abogada, activista, licenciada en Letras y Filosofía, se cuenta que el inicio de las dificultades de los Mirabal con Trujillo tuvo su inicio en 1949, cuando la joven fue invitada con sus padres a una fiesta en honor al dictador. Es de sobra conocido que cuando Trujillo se encaprichaba de una muchacha, la chica se veía sometida a la voluntad del generalísimo si no quería que ella o su familia tuvieran problemas. Cuando el dictador vio a Minerva quiso establecer una relación con ella como hacía con tantas otras, pero lo rechazó abiertamente a pesar de que el insistía una y otra vez en «seducirla». Trujillo se sintió humillado y no dejó de hacerle la vida imposible. Este tipo de reacción era habitual en el dictador que hizo de la vida de los Mirabal un infierno. Pocos días después de la última fiesta a la que fue invitado, su padre, Enrique Mirabal, fue detenido y conducido a la cárcel. También fue enviada a la cárcel Minerva con alguna
de sus amigas a las que se acusó de ser militantes socialistas. En la universidad, Minerva conoció al que sería su marido, Manuel Tavárez Justo. Ambos tomaban parte en reuniones clandestinas que fueron el germen del Movimiento Revolucionario 14 de junio. Su nombre en la clandestinidad fue Mariposa. Los que la conocían hablaban de su carisma, amor a la libertad, valentía y oposición al régimen imperante. La pareja tuvo dos hijos. Patria era la mayor de las hermanas y recibió ese nombre porque había nacido en la fecha en la que la República Dominicana se independizó de España. De las tres fallecidas era la menos activa en la resistencia pero prestaba ayuda activa a sus hermanas. Contrajo matrimonio muy joven con Pedro Antonio González, miembro de una familia acomodada y tuvieron varios hijos. La dictadura trujillista subastó todos sus bienes al constatar que colaboraba con sus hermanas en su lucha contra el dictador. María Teresa era la más joven de las hermanas Mirabal. Agrimensora de profesión, contrajo matrimonio muy joven, también, con Leandro Guzmán con quien tuvo una hija. Gran admiradora
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Historia
que lucharon activamente contra uno de los tiranos más sangüinarios de la historia reciente. Son un símbolo puesto que, pagando un precio altísimo, lograron vencer al dictador. Aladar les rinde homenaje
Patria, Minerva y Teresa Mirabal.
de su hermana Minerva se involucró con su esposo en la lucha contra Trujillo hasta las últimas consecuencias. La dictadura detuvo tanto a ellas como a sus esposos y las sometieron a tortura, violaciones y diversas vejaciones. Fueron condenadas por un tribunal a cinco años de prisión por sus actividades y también sus maridos. Siendo muy populares entre la población, el dictador buscó la manera de dar buena imagen no sólo ante su pueblo (que debido al estado de opresión sufrido no podía revelarse) sino ante las instancias internacionales que habían llegado a cortar sus relaciones con el
Apoyemos a las mujeres que sufren la violencia en sus carnes, no estáis solas dictador. Se supone que este fue un motivo que las llevó a liberarlas, aunque hay quien también ve un plan previamente urdido para terminar con sus vidas, pues se habían convertido en unas figuras muy molestas. Aprovechando los viajes que hacían para visitar a sus esposos
en prisión, miembros los servicios de inteligencia las interceptaron el jeep en el que viajaban ellas y su chofer, Rufino de la Cruz. Los llevaron a un lugar apartado y los asfixiaron. Una vez que parecía que estaban muertos los molieron a palos, rematándolos. Subieron a las tres hermanas y su chofer al vehículo en el que se desplazaban y los lanzaron por un barranco para hacer creer que habían tenido un accidente de tráfico. Los periódicos decían «Tres madres de familia y un conductor mueren en un fatal accidente». Poca gente creyó esa versión. Se dice que fueron estos asesinatos los que precipitaron la
caída de Trujillo, que si no hubiera torturado y asesinado a las «mariposas» posiblemente podría haber alargado más su dictadura en el tiempo. Sea cierto o no, en mayo de 1961 era abatido a tiros (su tumba está en la localidad madrileña de El Pardo desde 1970) y su dictadura finalizaba entre estertores sangrientos protagonizados por su hijo Ramfis. Si queréis conocer las circunstancias que rodearon su muerte os recomiendo que leáis La fiesta del Chivo, la excelente novela de Mario Vargas Llosa. Las hermanas Mirabal habían logrado vencer, pero a un precio demasiado alto. El 25 de noviembre es un día a recordar por un motivo trágico. Me gustaría decir que pronto no será necesario recordar fechas como estas, pero no soy tan ingenua. Requerimos medidas educativas, policiales, judiciales y, sobre todo, una sociedad que en pleno se levante y rechace cualquier tipo de violencia contra las mujeres (y sus hijos) y eso va a tardar tiempo en producirse. Los maltratadores aún gozan de sustento social, a veces inexplicables. Los violadores siguen fijando el foco en sus víctimas en lugar de reconocer sus culpas. Los asesinos aprovechan cualquier momento para hacer su voluntad. No nos engañemos, será un camino largo y duro el que atravesaremos antes de desechar esta fecha. Mientras tanto recordemos los nombres de Patria, Minerva y María Teresa y apoyemos a las mujeres que sufren la violencia en sus carnes. No estáis solas. ~
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Libros ilustrados. Más que palabras
Sería recomendable que enseñáramos a los niños que tener corazón no es una debilidad, sino un valor. Si además de eso le enseñáramos a pensar con libertad y conocimiento, estaríamos atendiendo un deber de toda sociedad que aspire a ser
Tras la pista del corazón Comienzan a llegar a las librerías las novedades editoriales de Navidad pensadas para los niños. De entre todas ellas destaca un ramillete de obras que suman a sus virtudes artísticas y literarias, mayores o menores, un mandato emocional
César Rufino {Arrecian los libros infantiles tanto como los anuncios de juguetes en la tele. Se acerca el tiempo de ajustar cuentas con el prójimo por la vía del regalo. Y la gente, con el alma esponjada ya por los dulces, por los sentimientos de celofán, por los ronroneantes susurros de los anuncios de colonia y por los extraterrestres del planeta Amenábar que vienen a comprar lotería a la calle Sagasta, imaginan algo parecido a lo que decía Prévost: que «el hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma». Otros solo los regalan para salir del paso, claro, porque es un recurso aparentemente fácil. Pero en ambos casos, ya se haga queriendo o sin querer, el niño obsequiado con libros podrá prender en su interior la chispa del asombro y la llama de la lucidez, dos cualidades que alumbran y dan calor en las horas más inhóspitas e intempestivas de la vida. Saber qué libros regalar a los niños no es cosa fácil. Una buena técnica es elegir los que uno, aunque sea adulto, se compraría para sí mismo. En estas páginas se informa periódicamente de lo mejor del mercado editorial en materia infantil, pero además de todo lo di-
cho ya, en las últimas fechas han aparecido obras muy recomendables que merece la pena considerar. En las próximas líneas se verá una pequeña muestra, que se irá completando en semanas sucesivas. ‘Mujeres de ciencia’ Belleza y necesidad coinciden en Mujeres de ciencia, 50 intrépidas pioneras que cambiaron el mundo, escrito e ilustrado por Rachel Ignotofsky y publicado por Nórdica Libros. Su solo contenido basta para justificar su existencia: el descubrimiento y la difusión del ignorado papel que a lo largo de la historia han tenido y tienen las mujeres en las diversas ciencias y, en consecuencia, en la mejora de las condiciones de la existencia humana. Pero además, y sobre todo, es una obra concebida y hecha con profundo amor por los libros y con indiscutible conocimiento de los mismos. Sus ilustraciones son hipnóticas, y su diseño envuelve las palabras y las imágenes como un pequeño teatrillo fantástico que acogiera una función de títeres. Este libro-espectáculo comienza con el escándalo de que la genetista Barbara McClintock fuese en pantalones a la Universidad de Misuri y termi-
na con un agradecimiento de la autora a todas las mujeres que «gracias a su pasión y a su duro trabajo están creando un futuro mejor». Y entre lo uno y lo otro, las películas y los libros que inspiraron a Rachel Ignotofsky en su labor, un pequeño glosario con los términos científicos presentes en el texto, datos estadísticos, estudios diversos... y esos cincuenta perfiles de otras tantas mujeres que, desde la vulcanología hasta la astrofísica, desde la química hasta la primatología, han hecho y hacen cada día de la Tierra, junto con sus colegas hombres aunque a menudo venciendo más resistencias que ellos, un lugar mejor y más habitable. Hedy Lamarr, Jane
El libro comienza con el escándalo de que la genetista Barbara McClintock fuese en pantalones a la Universidad Ansía ser diferente, salirse de los moldes fabulescos e inofensivos a lo que los mayores solemos confiar la imaginación
Goodall, Ada Lovelace, Marie Curie, Hipatia... constituyen la materia prima de este hermoso paseo por una verdad demasiado tiempo callada. ‘Lunámbula’ Generalmente, la literatura hace sus llamadas de atención a la infancia derrochando colorines y animalitos diversos, en intentos que algunas veces no logran ir mucho más allá de su magnetismo visual, de esa explosión llamativa de ositos que corretean sobre el arco iris y tal. Pero otras veces, las menos, ese reclamo no se hace con un megáfono sino con un susurro. Y eso es lo que trae la editorial Libros del Zorro Rojo con esta Lunámbula que firma Einar Turkowski. Es un libro que ansía ser diferente, salirse de los moldes fabulescos e inofensivos a los que los mayores solemos confiar la imaginación de los niños e ir un poquito más allá, como hace la protagonista del cuento; se trata de seguir por las noches a la nueva vecina, ir sigilosamente tras ella hasta el otro lado de la ciudad, hasta los pedregales de la costa, por los subterráneos de la ciudad, exponerse a lo inesperado y obtener en ese mundo emocionante al que solo los más pequeños tienen ac-
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mejor o, al menos, a no sucumbir. Emoción y razón, pasión y sabiduría, vertebran los mejores libros infantiles, que proliferan ahora con la proximidad de las fiestas navideñas. Dar con ellos entre tantas novedades no siempre es fácil
ceso el material con el que luego construirán sus mejores recuerdos. Es difícil decir para qué edad está hecho este libro; cualquier adulto podría atesorarlo en su biblioteca, cualquier niño de doce años, sabe Dios. Su vocación misteriosa y su trama inexplicada son nada más y nada menos que eso: el reto de seguir a madame Merlot de noche, a lo que pueda pasar. En cualquier lugar del mundo civilizado a esto se le llama imaginación. Así que, probablemente, esté mal visto.
En la página anterior, el libro ‘Ilegal’, que cuenta como ficción las vicisitudes de un joven emigrante africano en su obsesión por llegar a Europa.
Cubiertas e ilustraciones de los libros reseñados en estas páginas: ‘Ilegal’, ‘El lápiz mágico de Malala’, ‘Mujeres de ciencia’ y ‘Lunámbula’.
‘Ilegal’ Hay críticos que riegan sus laureles con la sangre de sus víctimas, pequeños botarates desalmados a los que les encanta el divertimento de poner a parir ciertas obras y a sus autores, como si con ello se labraran una mejor reputación. Aquí somos mucho más crueles: solo se habla de libros extraordinarios, bien porque lo sean por sí mismos o porque puedan llegar a serlo en las manos adecuadas. Y cada reseña es, por el hecho de aparecer, una recomendacion. Pero en el caso de Ilegal, hay que ir más allá e insistir: todo el mundo debería leer este libro, así de claro y sin paripés de ninguna clase. Todo cuanto se ha contado acerca de la inmigración, toda la esperanza y el sufrimiento que lleva adheridos, toda su crueldad, su emoción, su fatalidad y su humanidad, adquiere en
Trasciende la información fría sobre las condiciones penosas de una patera y el número de víctimas que engulle el mar La conmovedora historia de Malala y de lo que representa su lucha y su supervivencia se convierte aquí en cuento
este libro de Alianza Editorial el rango de obra de arte. El cómic con la historia ficticia del viaje de Ebo, deliciosamente pintado por Giovanni Rigano sobre una historia de Eoin Colfer y Andrew Donkin, trasciende la información fría sobre las condiciones penosas de una patera y el número de víctimas que engulle el mar para mostrar la verdad íntegra, aunque para ello haya que tirar de la invención: dónde empieza de verdad el viaje, por qué, cómo; cuáles son las motivaciones, qué se persigue, de qué se huye; qué pinta en todo esto la pobreza, el amor, el humor, la soledad, el sueño... Como advierten los autores en las postrimerías de su libro, «emprender el viaje no es una razón que se tome a la ligera. Cada persona que se embarca en algo así tiene sus razones para hacerlo. Y cada persona es un ser humano». Narrada con una delicadeza
visual que tira de espaldas, lleva toda la luz, todos los matices de África, toda la humanidad de las gentes que intervienen en el drama más horrible de nuestro tiempo. ‘El lápiz mágico de Malala’ La conmovedora historia de Malala y de lo que representa su mera supervivencia merecía el tratamiento literario, artístico, que le brinda este trabajo donde el relato de la joven pakistaní ganadora del Premio Nobel de la Paz, defensora el derecho a la educación de las niñas del valle de Swat, sometido por los talibanes, se convierte en cuento y en arenga gracias al trabajo de Kerascoët, que es el nombre con el que trabaja la pareja de ilustradores formada por los parisinos Sébastien Cosset y Marie Pommepuy. Ambos han traducido a imágenes una de las misiones principa-
les (tiene varias) de este libro titulado El lápiz mágico de Malala: ofrecer la ilusión como antídoto contra la desolación, utilizar la magia como lanzadera hacia una vida mejor para uno mismo y los demás. Nadie sabe en qué pensaba Malala aquel día en que, de vuelta del colegio, los talibanes le pegaron un tiro en la cabeza. Quizá fuese en aquel lápiz mágico que salía en su programa favorito de la tele, cuando niña; un lápiz que hacía realidad cualquier cosa con solo dibujarla, y que ella soñaba con tener. «Espero que mi historia te ayude a encontrar el lápiz mágico en tu vida y a alzar la voz por aquello en lo que crees», escribe la autora en una carta abierta a todos, al final del libro. «La magia está por doquier en el mundo: en el conocimiento, en la belleza, en el amor, en la paz. La magia está en ti, en tus palabras, en tu voz». ~
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Literatura
La salmantina Victoria Álvarez retoma los personajes de ‘Dreaming Spires’, una de las sorpresas editoriales de los últimos años, dando luz a una nueva trilogía que ya es un fenómeno en las redes sociales
Misterio y exotismo en la India Antonio Puente Mayor {Decía Chesterton respecto al papel de la mujer en el campo de la novela victoriana: «Existen distintas características que hacen de esta disciplina algo único. Una de ellas es que, sin duda, las mujeres son las que han obtenido las cotas más altas de éxito en este arte». No podemos estar más de acuerdo. Analizando las obras de las hermanas Brönte, de Elizabeth Gaskell o de George Eliot, el autor británico –apodado en su tiempo ‘el príncipe de las paradojas’– pasa revista en La Época Victoriana en la literatura a los escritores más conocidos de aquel período, pero el énfasis lo sitúa precisamente en las féminas. Y es que el papel de la mujer en la sociedad europea comenzó a tomar un rumbo distinto, y por momentos apasionante, a partir del acceso al trono de Victoria en 1837. No en vano, en esas décadas Inglaterra se convirtió en la primera potencia mundial y su Imperio alcanzó el cénit de su poder, convirtiendo a la monarca en un icono para varias generaciones que, aún hoy, continúa fascinándonos. En ese sentido, muchos de los avances de las mujeres a lo largo del siglo XX llegaron inspirados por el carácter indómito de la reina, quien supo usar la corona para influir en lo que creía bueno para su país sin dejar de lado su vida privada. Según sus biógrafos, desde el inicio de su reinado y hasta el mismo instante de su muerte, Victoria hizo siempre lo que quiso, sin importarle lo más mínimo la opinión de los demás. Rasgo que, a su vez, posee Helena Lennox, la protagonista de La ciudad de las sombras, el primer volumen de una trilogía que se inicia en 1923 pero que bebe directamente de las fuentes victorianas. Y es
que su madre literaria, la salmantina Victoria Álvarez –ojo a su nombre de pila–, lleva años investigando el universo decimonónico, dando como resultado una tesis doctoral sobre la literatura artística de aquel período y un buen número de novelas inspiradas en él. De hecho, y pese a su vocación independiente, el volumen que nos ocupa puede leerse como una continuación de la saga Dreaming Spires (Tu nombre después de la lluvia, Contra la fuerza del viento, El sabor de tus heridas), publicada por la editorial Lumen y que logró un notable éxito entre 2014 y 2016. Dichas novelas poseen todos los ingredientes del género folletinesco que causó furor en la Europa del XIX –a saber intriga, acción, drama, romance y una gran dosis de aventura– a los que acompañan una fina ironía herencia de Oscar Wilde, unas descripciones bellísimas inspiradas en Charles Dickens y un humor delicioso que recuerda a Jane Austen. Un pasatiempo sin edad Pero quizás la mayor contribución de Álvarez al resucitado género resida en su capacidad de crear atmósferas lo suficientemente creíbles para que el público se sumerja en ellas. Un don que suele ser muy valorado por sus fans y que la alejan del academicismo acartonado de otros escritores. Esta capacidad innata de la autora castellana –la de enseñar entreteniendo– conecta con su profesión de docente, logrando que sus obras sean el compendio perfecto entre lo riguroso y lo lúdico, y facilitando el acceso a los lectores más jóvenes. Pese a todo, tanto la cubierta como el argumento de La ciudad de las sombras son ya lo suficientemente atractivos
Gandhi y con numerosas referencias al exotismo de sus escenarios –desde el vestuario a la arquitectura, pasando por el léxico hindi y los aromas–, La ciudad de las sombras narra el viaje de Lionel y Dora Lennox hasta la ciudad de Jaipur para averiguar el paradero de unos arqueólogos desaparecidos. Una misión a la que, inesperadamente, se sumará su hija adolescente, para quien la aventura supone una forma de vida. Es precisamente ella, Helena, la encargada de contarnos sus peripecias en primera persona, favoreciendo la empatía del lector y convirtiéndolo en su confidente de manera inmediata. Al margen de la misión, uno de los grandes aciertos de Victoria Álvarez es su capacidad para profundizar en la psicología de su heroína, elaborando un retrato tan minucioso como entrañable, donde hay cabida para el amor, las inseguridades y la compleja relación con sus progenitores. A todo esto hay que añadir el principal sello de identidad de la autora de Hojas de dedalera: el gusto por los ambientes oscuros y lúgubres, propios de la novela gótica. Un recurso que la historiadora del arte utiliza para resaltar lo sobrenatural, dando como resultado el regusto a título clásico que antes mencionábamos. La ‘ciudad encantada’ de Bhangarh
Portada de ‘La Ciudad de la sombras’.
como para enganchar a los amantes de los libros, independientemente de su edad o condición. Es cierto que la mocedad de la protagonista –Helena Lennox tiene diecisiete años–, la línea editorial del sello Nocturna y el enfoque de las ilustraciones de Lehanan Aida –absolutamente deliciosas– pueden hacernos pensar que se trata de una novela exclusivamente juvenil, pero nada más lejos de la realidad. Si por algo destaca Victoria Álvarez es por construir historias para todos los públicos que se leen de un tirón, pero que al mismo tiempo poseen la cualidad de provocar una sensación única: la de hacernos creer que nos hallamos ante un clásico. Ambientada en la India del primer
Mientras las anteriores entregas de Victoria Álvarez contenían referencias a la mitología irlandesa, las leyendas sureñas americanas o el romanticismo checo –Dreaming Spires recibe su título de una publicación londinense destinada a divulgar los fenómenos paranormales–, en esta ocasión los protagonistas se enfrentan al misterio de Bhangarh, una ciudad situada en el noroeste de la India a la que el gobierno llegó a reconocer como «oficialmente encantada». Poseedora de diversos templos dedicados a deidades hindúes –como Shiva o Keshava Rai–, sus murallas acogen también una mezquita y un palacio, todo ello abandonado tras el declive del Imperio Mughal y la gran hambruna de 1738. Asimismo es necesario recordar que debido a su fama de ciudad fantasma –Bhangarh posee el extraño privilegio de ser el recinto encantado más grande de Asia y uno de los mayores del mundo– las autoridades prohíben su acceso entre la puesta y la salida del sol bajo pena de acciones legales. Según cuentan los lugareños, todos aquellos atrevidos que han penetrado durante la noche desaparecieron sin dejar rastro. Algo que, lejos de espantar a los turistas, ha convertido a sus ruinas en uno de los destinos preferidos de la India. En suma, La ciudad de las sombras es un viaje apasionante y repleto de sorpresas donde los más instruidos podrán hallar homenajes a Emilio Salgari, Julio Verne, Rudyard Kipling y Robert Louis Stevenson, pero también a Wilkie Collins, Henry James y E. M. Forster. ~
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Literatura Florencia del Campo, escritora argentina afincada en Madrid, entrega su novela ‘Madre mía’, un relato profundo, descarnado, intenso y, muchas veces, conmovedor. La autora tiene publicados tres libros infantiles en España y en 2016 publicó ‘La huésped’ en Base Editorial
Con toda seguridad
Florencia del Campo. / El Correo
Gabriel Ramírez {Florencia del Campo es una escritora que comienza a arrancar definitivamente. Quiere ser escritora y con esta novela publicada por la editorial Caballo de Troya, Madre mía, demuestra que puede hacerlo y situarse en un lugar de preferencia entre los jóvenes autores que intentan hacerse un hueco dentro un mundo editorial difícil y, muchas veces, hostil con todo aquello que no represente unos ingresos desproporcionados. Hoy, muchas de las novelas que han marcado un antes y un después en la historia de la literatura, no hubieran sido publicadas. ¿Alguien cree que algún editor hubiera apostado, en estos tiempos que corren, por Ulises de James Joyce? Ya les digo yo que no. Con toda seguridad. Madre mía es un relato excelente. Toma profundidad desde la primera página, los personajes se dibujan con tanta pulcritud como perturbadores resultan al lector, los diálogos están bien medidos y deja, al que tiene el libro abierto entre las manos, clavado al sillón durante la lectura. Aunque lo importante es que después, una vez cerrado el ejemplar, ataca la reflexión, la necesidad de contestar preguntas que no tienen solución clara. Si una novela consigue que
el lector piense sobre sí mismo, uno de los objetivos del autor se cumple. Con toda seguridad, también. Florencia del Campo hace un ejercicio narrativo más que interesante en el que prima la elección de un recurso sobre la propia trama. Informes médicos, prescripciones facultativas y el camino hacia un final inevitable y anunciado desde el principio, enumerado, narrado por extraños que sólo son capaces de percibir síntomas, de entregar pastillas de colores y detallar un proceso que nos arrastra a la zona más amarga de la realidad. Una realidad que, por otra parte, encontramos como experiencia del personaje principal y que hace saltar en mil pedazos lo que es, lo que ha sido, lo que quiso ser y lo imposible. Así son las cosas y si hablamos de padres e hijos nada cambia. No quisiera revelar nada de lo que el lector se puede encontrar dentro de este libro de tapa azul celeste con ilustración de avión invitando a un viaje correoso, duro, difícil de digerir, que nos lleva hasta las cloacas propias que son las ajenas. Un personaje que nos dice que su cara es «sangre de cáncer goteando de mis ojos» es peligroso. Que sea «un sticker de maripo-
Portada de ‘Madre mía’, última novela de Flaorencia del Campo, hasta el momento.
sa pegado a la ventana» que no puede escapar, causa miedo. Que quiera descubrir que el rostro de su madre es más que una calavera, perturba. Que borre «el grafiti de la pared de la esquina y descubrir que sigue habiendo pared. Pared que no sea paja», resulta conmovedor. Porque todos somos así, nos sentimos así, tenemos las mismas esperanzas. Al menos, alguna vez. Técnicamente, el relato de Florencia del Campo es impecable. La trama se presenta con un ritmo estupendo que no deja descansar al
lector puesto que necesita saber. De eso va la literatura moderna. Bien editado, también. La autora se ha hecho mayor como escritora y ahora debe elegir entre hacerse vieja seguir siendo una jovencita que desea tener las letras a sus pies para mostrarles su cetro y que se ordenen como sólo una escritora de raza, de las de verdad, puede elegir. La primera opción es la buena. Con toda seguridad. Madre mía es un libro que hay que leer. Con toda seguridad. ~
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Libros
El periodista y escritor argentino recorre y examina la Ciudad Condal en ‘Barcelona inconclusa’, una mirada diferente y personal que acaba de ver la luz en el sello editorial Candaya
LAUREANO DEBAT
Recomendaciones
«Las ciudades cambian todo el rato, y nosotros con ellas» Alejandro Luque {Como tantos otros libros, este también empezó con un blog. El periodista y escritor argentino Laureano Debat (Lobería, 1981) empezó a explorar su nueva ciudad, Barcelona, con una mezcla de curiosidad de neófito y avidez de cazador, como le enseñara su compatriota y maestro en el arte de la crónica, Martín Caparrós. Así fue dando forma a una serie de textos que han ido conformando un volumen que caba de ver la luz en el sello Candaya: Barcelona inconclusa. «Empecé a armar el blog para obligarme a visitar espacios, para vivir la ciudad de una forma más activa y profunda», reconoce el autor. «Barcelona era una ciudad que no me pertenecía, pero que me causó de entrada un gran impacto por sus contradicciones, por su enorme complejidad». Cuando se le pregunta por la mencionada influencia de Caparrós y la idea de periodismo cazador, se deshace en elogios: «Se trata de atrapar historias, para lograr entender esa cosa ianbarcable que es una ciudad. Yo salía de casa muy mentalizado con el proyecto, pertrechado con mi cámara, mi libreta y dos o tres bolis. Me armé un plan narrativo, aunque como es lógico hubo muchas crónicas que surgieron por casualidad. Y por supuesto la influencia de Martín Caparrós me acompañó siempre». En todo caso, Debat no es un observador objetivo: se implica en las historias, incluso desvela aspectos de su vida privada. Llega a contar, por ejemplo, su extraña vida compartiendo piso con dos prostitutas. «Me gusta mucho lo que dice Norman sobre las crónicas, que la realidad no es solo objetiva, hay una distorsión que implica la propia mirada, una torsión personal de la realidad», explica. «El personaje de Laureano», prosigue, «es protagonista de muchas de estas historias, que tratod e que estén impregnadas de humor e ironía. Yo trato siempre de reírme primero conmigo mismo, para después reírme de otras cosas, o al menos ser más irónico con la realidad». Y añade: «Caparrós, ya que lo hemos mencionado antes, siempre distingue entre periodismo en primera persona y sobre la primera persona. Yo reivindico el primer caso, no pretendo que mi vida sea la realidad en sentido totalitario. Aparecer como personaje es una excusa para hablar de la realidad». ¿Y por qué inconclusa? «Todas las ciudades lo son», responde Debat, «especialmente las grandes como Barcelona. Están todo el tiempo mutando, y nosotros cambiamos con ellas, sobre todo las que no son propias. Yo también
ENSAYO
María Belmonte / Los senderos del mar. Un viaje a pie / Acantilado
Una vuelta sobre los propios pasos
El escritor Laureano Debat. / El Correo
«Todo el mundo está pendiente de los cambios que traerá el ‘procés’, pero no se verán hasta dentro de unos meses» «Trato siempre de reírme conmigo mismo, para después reírme de otras cosas»
soy una especie de ser inconcluso, y el propio libro, que se acaba de completar en la mente de cada lector. No le sirvo todo en bandeja. El lector debe experimentar sensaciones, la risa, la crítica... Aprendemos día a día y nunca acabamos de hacerlo», dice. Sobre la situación actual de Barcelona y cómo ha influido en ella todo el proceso independentista, afirma que «todo está cambiando. El 1-O fue muy triste para todos, la represión superó al tema iniciático de los atentados de la Rambla. Como trabajo de periodista, he seguido mucho el tema, me causa curiosidad, pero no creo que llegue a transformarse a grandes rasgos la fisionomía de la ciudad. Está todo el mundo pendiente, pero los cambios no se verán hasta dentro de unos meses». Sobre la invasión del turismo, también comenta que «ya es materia de estudio en las universidades», ya que «es un problema para seguir de cerca. No hay una solución fácil, pero tampoco hay que tener turismofobia. Al fin y al cabo, yo también soy un poco turista, mantengo una mirada un poco asombrada de Barcelona». ~
A. Luque {La tradición del viaje a pie tiene en España poco arraigo en comparación con otros países vecinos, lo que no deja de ser sorprendente en un territorio surcado por los distintos caminos de Santiago. Josep Pla nos enseñó de ese modo el Ampurdán, Javier Arruga los Monegros, Julio Villar fue de Donosti a Cataluña, y José Antonio Labordeta demostró que España entera cabía en una mochila si había voluntad de hacer camino al andar. Ahora se suma a esta nómina Belmonte, con un doble atractivo de entrada: ya era hora de que una mujer compartiera su mirada en un género eminentemente masculino, y además una mujer nacida en Bilbao y criada en la zona, es decir, muy familiarizada con el recorrido. Se trata por ello de un viaje, más que de descubrimiento, de redescubrimiento o reconocimiento, una vuelta sobre los propios pasos. Sin embargo, quienes tengan demasiado presente el aliento humanístico de Peregrinos de la belleza, tal vez se sorprendan con el enfoque que la escritora propone en esta nueva entrega. Aquí tenemos, por un lado, su gusto por confrontar la memoria íntima con el paisaje cambiante que le brinda la marcha; tenemos, también, un buen bagaje de lecturas que salen al paso para ilustrar el recorrido, pero sobre todo tenemos un discurso libre y divagatorio, que se funde con la Naturaleza y se deja llevar por ella en perfecta sintonía con la actual moda neo-Thoreau. Sea como fuere, María Belmonte, estudiosa de viajeros, demuestra con esta obra ser ella misma digna émula de sus ídolos. Una caminante entusiasta y generosa, dispuesta a compartir con sus lectores un montón de saberes jugosos. ~
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Atelier de músicas
Músico inclasificable, Antonio Murga, siempre con un nuevo disco bajo el brazo, retoma su actividad en directo en el campo de la improvisación y lo experimental sin miedo a no tener etiquetas
Lectura
ENSAYO
Las fronteras del significado / Charles Rosen / Editorial Acantilado
¿Qué significa la música que no entendemos?
ARTISTA SONORO
ANTONIO MURGA
«Dejé el conservatorio porque era un lugar insoportable» Ismael G. Cabral {En 2007, cuando Antonio Murga apareció por primera vez entrevistado en las páginas de El Correo, afirmé que las ciudades las hacen mejores artistas como él. Diez años más tarde, y solo un día después de haber protagonizado un concierto en Radiópolis, podemos congratularnos de que Murga siga aquí, incombustible, con nosotros. Haciendo «música libre», como a él le gusta llamar a su trabajo, heterogéneo e iconoclasta, pero reconocible y con voz propia. Murga es la banda sonora underground de una Sevilla en la que caben muchas más Sevillas de las que los tópicos tozudos parecen dictar. –Es un francotirador de la música en los márgenes, en los sótanos... –Me muevo en terrenos pantanosos y la cosa va de resistir. Los músicos que hemos nacido para esto tenemos que asumirlo hasta las últimas consecuencias. Moriremos pobres pero habremos sido artistas felices. Jamás he hecho música para nadie, solo me expreso yo. Y he tenido buenos compañeros de viaje desde que empecé con ocho años a tocar la armónica. –Radiópolis le ha resucitado para el directo. Hacia tiempo que no se le escuchaba. Y en el recuerdo queda un histórico concierto en el Festival LEM de Barcelona. –Aquello fue espectacular, con tanta
gente incluso de pie para escucharme. Yo toco donde me digan, lo único que pido es que crean en mí. Pero sí, pienso que estoy renaciendo como artista en directo. Preparo algunas cosas, a ver si salen... –Lo que sí que le salen últimamente son discos. Dominus Satanicus, La Casa de los Errores... este año van tres álbumes publicados. –En el sello Endogamic llevo siete dis-
«Mi lema es ‘música en libertad’, sin clichés, sin corsés y que transmita» «Yo toco siempre donde me digan. Lo único que pido es que crean en mí» cos. Y seguiré lanzando más. Me gusta, no por ganar dinero, porque tengo toda mi música en descarga libre, pero ahí quedan. Además, lo que hago en disco está más calculado que los directos, donde tiendo a experimentar más, a improvisar. –En disco su música se vuelve radicalmente extravagante: humorística, social, filosófica, pop...
El músico sevillano Antonio Murga, fotografiado esta semana con algunos de sus más recientes discos. / Manuel Gómez
–¿Humor? Humor tal vez, pero dentro de lo angustioso. Quizás algo de alivio, algo que quite las penas. Y sí, medito sobre las cosas que se nos van de las manos, tiro de gente grande, ya sean Leopoldo María Panero, Mao Zedong o Ghandi para las letras. –Le habrán preguntado alguna vez ¿por qué hace una música tan rara? –Me encanta resultar inclasificable. Que la gente no sepa qué música hago. Quizás si oyéramos y leyéramos más, me entenderían mejor. –Antonio Murga. ¿Le ha condicionado el apellido en su música? –Murga es un pueblo de Álava. Yo me río de mí mismo. Mi apellido es gracioso ¡pero intento no ser pesado! –¿Cómo se lleva con la academia? –A mí me gustan muchos músicos contemporáneos que fueron y son grandes pero no por haber pasado por la academia. Una vez me apunté al conservatorio y me largué a las dos semanas porque me pareció un lugar insoportable. –¿Hace música solo y cuando le apetece hacerla? –Bueno, bueno... Este es mi trabajo y confío en seguir ganando mi dinero de la forma más honesta. Pero lo mío es la música libre. Mi lema es ‘música en libertad’, sin clichés, sin corsés, que transmita y que no suene a máquina. Y en fin... a ver qué música me sale en el futuro. Ya veremos ¿no? ~
I. G. Cabral {Una de las preguntas que más se hacen quienes tienen sus primeros contactos con la música de creación actual es la de ¿qué significa esto? Una cuestión que podríamos contraponer con otra: ¿Qué significa la Novena Sinfonía de Beethoven? El pianista y ensayista Charles Rosen (1927-2012) se propone en este librito recién editado por Acantilado desentrañar en qué consiste esto de ‘entender la música’. En el primero y más iluminador de los tres textos que integran el volumen –Las fronteras del sinsentido– el autor reconoce su inicial rechazo cuando, con 17 años, escuchó el Cuarteto nº5 de Bartók. Una reacción que poco después se convirtió en devoción hacia la pieza. «Lo que impide la comprensión no es la falta de familiaridad con una obra o la extrañeza que produce el estilo de un compositor, sino la desaparición de lo que nos resulta conocido, la frustración de las expectativas por la tradición musical en la que nos hemos formado». Las afirmaciones de Rosen resultan iluminadoras cuando todavía se sigue poniendo bajo la lupa el supuesto significado de ciertas músicas para, a partir de ello, otorgarles uno u otro valor. Sin embargo, conviene apuntarlo, no es este un ensayo sobre música contemporánea, mucho menos una defensa de la misma (si es que acaso la expresión artística tuviera que defenderse de algo), estamos ante una profunda reflexión –que se complica en ciertos pasajes en los que el lector agradecerá un cierto bagaje musical– sobre la experiencia auditiva. «La música jamás se deja someter a un contexto social, cultural o biográfico más amplio. Parafraseando la ampulosa advertencia de Goethe a los científicos, diremos que no hay que buscar detrás de las notas, porque ellas mismas son la doctrina», concluye Rosen. Si la solución es tan obvia, ¿por qué entonces la controversia? Seguramente porque la experiencia musical (contemporánea o no) es uno de los más fascinantes e intrincados retos estéticos. ~
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Entrevista
Rosa Lentini nació en Barcelona en 1957. Vive en un pueblo de la provincia de Tarragona, Montblanc, desde hace casi treinta años. Miembro fundador de las revistas ‘Asimetría’ y ‘Hora de Poesía’, de la que fue su directora durante más de
La iluminación de las palabras Concha García {Rosa Lentini es una de las responsables de que se conociera, en los años noventa, la poesía norteamericana escrita por mujeres en nuestro país; además de ser una conversadora que transmite una cultura deliciosa. En su casa de Montblanc, mientras cae la tarde, hablamos en su estudio rodeado de libros. Recientemente se ha publicado en Colombia El soplo del diablo y otros poemas (Antología poética 20171994). —Eres una mujer muy completa, poeta, traductora, y coeditora de ediciones Igitur. También fuiste miembro fundador de la revista Hora de Poesía y Asimetría. Cómo combinar tantas caras de un mismo poliedro. —No todas las caras se han dado al mismo tiempo. Primero surgió la lectora y recitadora y, en germen, la traductora porque yo iba al Instituto Francés donde premiaban el buen estudio con libros. Los libros eran nuestras medallas y yo los devoraba al llegar a casa, todos en una sola tarde. Asomó luego la poeta al tiempo que llevaba la revista Hora de Poesía y más tarde la codirigía con mi marido y escritor Ricardo Cano Gaviria. A la muerte de mi padre, su editor, cerramos la revista y fundamos Ediciones Igitur. Allí he ido desarrollando mi labor de traductora. Pero ha sido la poeta la que sigue abriendo caminos que a mí me fascinan, aún hoy. Como si hubiera un tercer ojo poético que viera más y supiera cosas que tú ignoras. —¿Cómo te sientes escribiendo en castellano en Barcelona, tú que eres barcelonesa? —Fuera de Cataluña te identifican como una escritora catalana en lengua española y observa que digo española y no castellana porque en latinoamérica solo existe el español, ellos no entienden de divisiones lingüísticas. Sin embargo, en Cataluña un escritor, aún nacido en la comunidad, que escribe en lengua castellana viene a ser alguien muy próximo a un extranjero censado aquí. No voy a justificar no escribir en catalán, antes, de hecho, lo haría en francés porque es la lengua base que aprendí en el colegio mientras que en casa se hablaba el castellano, el catalán en cambio vino mucho después, y todavía estaba regulando su gramática que cambiaba de año en año. Si los de fuera te consideran catalana y en cambio en tu tierra, al no escribir en catalán, te ven como una extranjera, te sientes
Rosa Lentini. / Fotografía cortesía de mecanismospoeticos.blogspot.com.es
en un limbo permanente. Nunca he tenido demasiado arraigada la noción de patria, para mí la poesía es esa patria o ese meridiano del que hablaba Paul Celan, común a todos los escritores y sin embargo el no estar legitimado dentro de tu lugar de origen te convierte en una especie de fantasma que sobrevive en tierra de nadie; mientras tanto las instituciones sólo «premian» -utilizo la palabra premiar con toda la intencióna los que sí consideran suyos. La consecuencia es que como lo cultural solo puede ser promovido con subvenciones, los escritores en lengua castellana debemos salir del territorio para promocionarnos; aquí no es que sea difícil, es que se ha vuelto imposible. El único aspecto positivo de este limbo es que nos hemos esforzado tanto por hacernos presentes que nos hemos obligado a subir el nivel de autoexigencia y eso nos ha hecho resistentes frente a quienes nos ignoran, aunque la invisibilidad se haga más y más injusta con los años. El aspecto más negativo: que nunca se nos llegará a reconocer en nuestra tierra, hagamos lo que hagamos: Nunca.
«Nunca he tenido arraigada la noción de patria, para mí la poesía es patria»
Portada de ‘Tuvimos’ uno de los poemarios de Rosa Lentini.
—Una obra poética es parte de nuestro tiempo, el tiempo que se vive. En tu poesía, como dice Eduardo Milán, la vida asume la pérdida. —La gran apuesta de la vida es asumir la pérdida, ya lo dijo Elizabeth Bishop en un poema que se ha convertido en referente y cuya obra poética también publicamos: El arte de perder. Y a su vez la pérdida contiene el verdadero sentido del tiempo. Vivimos un momento especialmente conflictivo y la pérdida se amplía a algo más que a una casa o a un amor, se amplía a la tierra, a la inseguridad de pasear por las calles, a los seres que perdemos a veces imparablemente... —La poesía norteamericana escrita por mujeres comenzó a conocerse en España hace relativamente poco, veinte años. Fuiste una de las responsables de que así sucediera. Recuerdo que cuando leí aquellas poetas se abrió un mundo para mí. —En 1991, publicamos en la editorial Pamiela de Pamplona, con una compañera del Instituto de Estu-
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Entrevista
veinte años. Codirectora de la editorial Igitur, junto a su esposo y escritor Ricardo Cano Gaviria. Ha reunido toda su poesía, hasta 2014, en el volumen ‘Poesía reunida 2014-1994’ (2015) publicado por la editorial Animal Sospechoso
dios Norteamericanos de Barcelona, una antología de algunas de las mejores poetas norteamericanas del momento. El libro fue una novedad en España, la editorial sacó dos ediciones en poco tiempo y pasados los años hubo ediciones similares con la nuestra como referente, pero con nuevas autoras. Luego otras editoriales y nosotros mismos en Ediciones Igitur empezamos a publicar sus libros completos. Yo los leí con fruición, todavía los leo. Al cabo de los años me di cuenta de que releía mucho más estos libros que los de otros autores, me refiero, además de las ya mencionadas Bishop y Olds, a Tess Gallagher, Adrienne Rich, Maura Stanton, Mary Jo Bang o Anne Michaels, entre otras muchas. Y empecé a preguntarme por
qué. Traían un aire renovado a la vez que un cierto confesionalismo, pero llevado a un terreno universal, como si ahondar en el yo más interno convirtiera el mensaje poético en genérico, así lo entendí y decidí seguir el modelo. En mi caso lo que es más original según señala Eduardo Milán en el prólogo a mi poesía reunida, es que necesito volverlo todo literal. Él comenta que la poeta «necesita consignar materialmente lo que su imaginación -o (y) su experiencia real- experimenta» por lo que se deduce que no existe distinción en mi poesía entre realidad y sueño y sí una necesidad de encarnar, de dar forma al deseo, al sueño o al recuerdo. —Consideramos que el poema largo no era frecuentes en mujeres poe-
tas de nuestro país... —El poema largo es todo un reto. Podría compararse a un árbol lleno de verdes ramas. Jugar con las palabras sí, pero sin olvidarnos de que la parte que sostiene al árbol es el tronco, como la idea central es la que unifica al poema; podemos añadir imágenes, como ramas, pero nunca perder el norte de esa idea central unificadora del poema, de lo contrario el poema se diluye, desaparece bajo palabras sin contenido. Hubo una época tras una enfermedad en que no pude escribir sino poemas cortos, pero ellos me enseñaron a ver el poema largo, fue como ir a la escuela. Después de eso los poemas largos fluyeron, aunque los trabajo incansablemente para que parezcan espontáneos. Sigo las
Rosa Lentini. / Fotografía cortesía de Ediciones Igitur
máximas de Bishop de precisión expresiva, espontaneidad y un cierto misterio en el poema. Y así llegué hasta Tuvimos. Entendí que no podía separarme totalmente de las figuras paternas y empleé el método del psicoanálisis de ir afrontándolas por partes, desgajándolas incluso físicamente y ello me llevó a encontrar la llave de oro para encarar poéticamente el pasado». —La velocidad con la que se publica y la exigencia de muchos autores para publicar por el temor a desaparecer no es una marca de una sociedad que convierte en narcisista al creador, que ya no se vive poéticamente, sino que se vive para publicar un libro. —El poeta avanza con las palabras porque son el instrumento que cada vez maneja mejor. Así, al releer mis primeros libros fue como si estos me pidieran ser traducidos, las ideas no estaban del todo desarrolladas y lo que había querido decir había quedado solo apuntado. Tras Tuvimos toda mi obra anterior quedó iluminada por este libro y yo no podía dejar escapar una oportunidad de reescribirla cuando Juan Pablo Roa me propuso publicar mi poesía reunida. De ahí además que el libro empiece con Tuvimos hasta llegar al primero La noche es una voz soñada, así se entienden mejor los inicios. Recuerdo que estaba recién operada de la cadera, y entre el editor, mi marido que me ayudaba y yo desde la cama -se escribe muy bien cuando no se tienen otras responsabilidades-; la reescritura casi vino sola. Lo mismo me ocurre con los/las poetas que más admiro, he de pautar la lectura para respirar hondo, y aunque la poesía no sea sino un nuevo modo de combinar palabras sobre aquello que aún conociéndolo no se tenía presente, lo cierto es que el nuevo modo de decirlo nos golpea y subyuga al mismo tiempo. Los libros que más nos emocionan hay que degustarlos poco a poco, sin correr. Y releer es otro de los placeres. Tengo libros con las puntas dobladas, retocados, señalados, que he leído decenas de veces, puede que más. No agotar el poemario en una primera lectura es una muy buena señal de la valía del libro. Y aunque efectivamente todo nos lleve a la pérdida, tratamos, yo diría que desesperadamente, de fijar con las palabras el tiempo. ¿O el poeta no es acaso un nuevo Sísifo subiendo una y otra vez su roca hasta la montaña desde donde rueda hasta abajo, y vuelta a empezar? Pero ese instante de libertad cuando Sísifo deja la piedra, que observó Camus en su ensayo, como el placer de lograr esa escritura que va descubriendo aspectos de nosotros y de nuestro entorno, es innegable, el modo en que se van fijando las palabras que dicen más de nosotros de lo que nosotros mismos sospechábamos. ~
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Arquitectura
La Fundación Telefónica presenta una exposición sobre Sir Norman Foster, uno de los arquitectos más importantes de las últimas décadas. Es un acercamiento a su trabajo a través de fotografías, maquetas, planos, dibujos y audiovisuales. Augusto F. Prieto {Se habla con frecuencia en los media de «arquitectos estrella» para referirse a quienes diseñan los edificios-hito que definirán nuestra época. Los comunicadores parecen olvidarse que –desde Imhotep– los constructores destacados han sido famosos, porque han modelado el paisaje artificial, proveyendo a la humanidad de espacios físicos para habitar –antes y después de la muerte–, diseñando sus ciudades y sus templos, los edificios públicos y las estructuras que cambiaron la faz de la tierra. Están ahora en la cresta de la ola porque sus obras arrastran al turismo, atraen a los políticos ávidos de situarse en el mapa, devienen instrumentos de inversión y promoción. Aparecen en diarios y talk shows, reciben premios, son populares. Un puñado trascenderá y Norman Foster estará entre estos. La exposición nos ayuda a comprender las razones. Se articula en varias secciones duales, comparando siempre un trabajo con otro, para señalar la evolución de ciertos principios e investigaciones. Como artista, casi como artesano, vemos las creaciones complejas saliendo de su cabeza mediante dibujos apresurados, y comprobamos en esos trazos la voluntad de comunicarse, de hacer entender al que mira cierta idea germinal, y de pedirle a esa mirada la confianza en su capacidad motora. Los estudios para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro de Madrid pretenden la complicidad de las fuerzas cívicas y su acuerdo para una intervención urbana limitada pero intensa, que regenera la ciudad sin olvidar el motivo del encargo, que es la conservación patrimonial y la expansión de la gran pinacoteca del Prado. Creador, porque elabora un microcosmos alrededor de lo que construye, donde interactuarán fuerzas diferentes: la climatología y el paisaje, la labor humana y la circulación motorizada, la ciencia, la armonía, la superación. El puerto de drones concebido para Ruanda –Droneport– se salta las barreras convencionales del desarrollo y genera un futuro en el que las cosas serán las mismas, pero funcionarán de manera diferente. No son necesarias para esto grandes infraestructuras, sino pequeñas decisiones meditadas. Norman Foster es un notable investigador, lo demuestra en sus utopías, donde procura crear visiones de lo porvenir, desde la limitación de nuestros conocimientos e incertidumbres. Solo se puede llegar muy lejos si se pone la mirada en las estrellas. La casa autónoma, o los Habitáculos lunares, nos remiten a la cultura googie, ya que no solo proponen, sino que disponen el imaginario y las formas de un futuro posible, al tiempo que medi-
Futuros comunes
Apple Park (2010-2017). / © Foster+Partners
tan sobre los desafíos técnicos implícitos a la carrera espacial, o la armonía del ser humano con la naturaleza. Todo esto requiere unas capacidades técnicas avanzadas, gran adaptación al medio, persistencia en la evolución de herramientas que se superponen, desde el boceto a la maqueta, al programa informático o la simulación, los planos y la geodinámica, el estudio de los fluidos y el de la gravedad. Masdar City ya es una realidad, la de un desarrollo urbano en el desierto de los Emiratos Árabes Unidos sin huella ecológica, contradictoriamente alternativo a la industria que lo sustenta, la de los hidrocarburos, que aporta nuevas soluciones para la deambulación, la refrigeración, o el tratamiento de los residuos. No debemos olvidar que detrás de una generación de proyectos tan global como la que demuestra el arquitecto británico debe de haber también una lúcida mente empresarial, capaz de generar sinergias, de convencer, de formar equipos y pensar como inversor, de alcanzar el discurso de los poderosos para hacerles llegar su voluntad, y convencerles. Pudo aprovechar de esa manera la última crisis del capitalismo para ampliar su horizonte a las economías emergentes, fascina-
das por su prestigio y la solidez de sus propuestas. Méjico ha confiado en Foster para uno de los edificios más grandiosos de la tierra, el nuevo aeropuerto para la capital federal que modificará para siempre la idea que tenemos de un complejo semejante, que será ligero, casi efímero, que aprovecha las desventajas geotérmicas para diferenciarse, concitando espacios novedosos. Detrás de Foster hay un notable publicista, un creador de imagen, que ha logrado convertir su nombre y el de su estudio, Foster & Partners, en una marca reconocida internacionalmente. Las multinacionales más provocadoras, conscientes del mensaje prestigioso confían en él, como ha hecho Apple para su sede central en Cupertino, el Apple Park, un campus visionario y estimulante para una nueva forma de trabajar. Foster, el filme Al fondo de la muestra se proyecta la película «¿Cuánto pesa su edificio, señor Foster?». Un documental biográfico sobre el arquitecto británico, producido por su esposa, Elena Ochoa, dirigido por Norberto López Amado y Carlos Carcas en 2010. Se presentó en el Festival de San Sebastián, en la sección Zabaltegui. El resultado es lo que podíamos esperar:
una cuidada producción, una fotografía impecable con la que las grandes obras de arquitecto lucen con un esplendor y una grandiosidad incomparables, y un guion encaminado a ensalzar la figura del artista como un visionario, y en su dimensión humana casi como un superhéroe. El propio Foster es quien lleva las riendas de la narración de esa construcción de sí mismo y de su mundo. Es un hombre con una presencia y una elegancia singulares, gran aplomo como orador y fotogenia. Ha de ser inteligente para estar en donde está. La película llega al espectador sin un fallo. Para apoyar la narración aparecen por aquí y por allá varios artistas y asociados, cuidadosamente seleccionados, vestidos y maquillados. Richard Serra, Anish Kapoor, Cao Guo-Quiang. El recorrido por la trayectoria vital y profesional de Foster es lineal y previsible: su infancia en una vivienda obrera suburbana de Manchester, sus primeros dibujos, su ambición, su primera empresa, el éxito, después un recorrido por sus trabajos más destacados. Aparece en una secuencia muy breve como padre atento, y en otras dos recordando momentos vitales decisivos. Sin emoción. El resultado es un documental… ¿perfecto?
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Arquitectura
Actualmente, los arquitectos son famosos, atraen al turismo, son noticia, se les conoce. Pero, además, todos tienen razones para hacer. Y una forma de comprender su trabajo es mirar. Esta es una excelente oportunidad
Aeropuerto de México D. F. / © Foster+Partners
Aeródromo para drones en África. / © Foster+Partners
Admiro mucho a Norman Foster. Creo que es un genio como arquitecto y como artista. Entiendo que sus invenciones se han convertido en paradigma de un mundo nuevo y son un referente inevitable. Creo que es una de las mentes que en los últimos años, ha movido la manera de entender el mundo y participado de manera singular en su construcción. Lo ha hecho con sus obras, como el aeropuerto internacional de Pekín, el edificio más grande de la tierra; en actuaciones simbólicas y más reducidas, como la reconstrucción del Reichtag, con su cúpula emblemática; y también en los edificios de pequeño formato como el creado para la sede de la
Norman Foster es un notable investigador, lo demuestra en sus utopías municipalidad de Londres, junto al puente. Me parece además que no hay que tener un importante conocimiento de la arquitectura, y que basta con extender una mirada curiosa sobre sus obras para entender que son maestras, a la vez que logros de la ingeniería, y lo hago pensando en el viaducto de Millau. To-
do esto queda muy bien retratado en la película. También Elena Ochoa merece mis respetos como productora de cine y editora de arte, labores ejemplares, a las que debemos un reconocimiento. Pero falta algo. Lo que previmos que iba a ocurrir al tener conocimiento de cómo surge la gestación de este documental. No hay conflictos ni claroscuros. No hay una parte humana que nos interesa mucho más que las obras a las que podemos acceder con otros recursos y otros audiovisuales. ¿Es que nunca ha tenido un fracaso? A mí, personalmente, me gustaría saber cómo vive y como duer-
me, verle en su entorno familiar o en sus reuniones de trabajo. Recorriendo alguna de sus obras en el detalle de las subestructuras; en el recuerdo de momentos de dificultad o de ingenios súbitos que hicieron crecer un proyecto. Verle nervioso, triste, o desesperado ante el fallo adverso de un concurso. Creo que a ustedes también les gustaría. Se ve un intento claro de manipulación, de crear un producto. Conseguir una imagen, o mejor: pulirla y perfeccionarla. Lo han conseguido. Imagínense lo que hubiera sido acompañarle en un viaje por el mundo visitando sus obras, hablando con los que las habitan para vivir o trabajar, con los ciudadanos que las sufren y las disfrutan. O recorrer su vida por un día, una semana o un mes de trabajo, en la preparación de un proyecto desde su origen. Para ello hubiera sido necesario que la idea surgiera de alguien más lejano al personaje, capaz de arrojar un foco sobre él que nos iluminase. A nosotros. Es una pena. Una oportunidad perdida. Aunque se agradece el trabajo y se aprecia. También se entiende el proceso y el resultado. Esta visión, que puede ser crítica con la filmación, en tanto que película, no evita que sea muy acertada su proyección en la Fundación Telefónica, porque completa con acierto el relato expositivo. ~ Norman Foster. Futuros Comunes Fundación Telefónica, Madrid 6 de octubre de 2017 a 4 de febrero de 2018
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Teatro
El sevillano barrio de Los Remedios acoge el espectáculo ‘Godspell’, una propuesta multicolor en la que Jesús de Nazaret se nos muestra más actual y cercano que nunca. Dirigido por Carmen Ortega e interpretado por un elenco de jóvenes apasionados del teatro
Un musical para toda la familia Antonio Puente Mayor {El año que se estrenó Godspell Pablo Neruda recibió el Premio Nobel de Literatura, el monte siciliano Etna entró en erupción y las mujeres obtuvieron el derecho al voto en Suiza. Asimismo 1971 fue declarado por la ONU Año Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, evidenciando que el mundo, ese mismo al que la guerra de Vietnam seguía desconcertando y sumiendo en la tristeza, necesitaba de un urgente cambio. Eso mismo debió pensar John-Michael Tebelak, el autor del libreto original, mientras imaginaba las escenas de su obra en las aulas de la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, uno de los más destacados centros de investigación en el área de la computación y la robótica de los Estados Unidos. Aunque ahora nos sorprenda, por aquel entonces el musical únicamente contaba con una canción, By My Side (A donde vas, en la versión española), a la que se sumaban un puñado de viejos himnos episcopales interpretados por una banda de rock. De un modo u otro la idea de Tebelak –basada en el Evangelio de San Mateo– caló tan fuerte entre la comunidad estudiantil que provocó que este abandonase los estudios para recalar en Nueva York. De este modo Godspell (La llamada de Dios) pasó a representarse en el teatro experimental Café La MaMa durante quince días, despertando el interés de varios productores, quienes no dudaron en relanzarlo con una nueva partitura. Es en ese momento cuando se produce la incorporación de Stephen Schwartz, antiguo compañero de estudios de Tebelak, quien en apenas cinco semanas puso en pie los nuevos temas, logrando que el musical se estrenase un 17 de mayo de 1971 en el Off-Broadway. Curiosamente, y tras la brillante puesta de largo, la universidad concedería a Tebelak el título de graduado, basándose en el éxito de su nueva criatura. De Jeremy Irons a Pep Munné En los años posteriores a su estreno, Godspell se convirtió en todo un fenómeno, llegando a adaptarse en quince países entre 1973 y 1974 –entre ellos Holanda, Francia, Alemania, Australia o Sudáfrica–, dando el salto al cine y popularizando temas como Day by Day (Te daré), All Good Gifts (Todos esos dones) o Save The People (Salva a tu pueblo). En el caso de España, su estreno tuvo lugar en octubre de 1974 en el madrileño Teatro Marquina a partir de una versión de J. L. Martín Descalzo. Como dato curioso, el afamado escritor ga-
ditano José María Pemán se hizo cargo del libreto, tomando las riendas de la dirección su propio creador, John-Michael Tebelak. En aquel reparto figuraban unos jóvenes Pep Munné (Amar en tiempos revueltos, Velvet) y Juan Ribó (Raphael, Gran Hotel), quienes se sumaron a la lista de actores de prestigio que participarían en el musical a lo largo y ancho del mundo, como Jeremy Irons o Joe Mantegna. Cabe decir que la crítica de la época calificó el espectáculo de «inolvidable», haciendo especial hincapié en su música «bellísima» y en su «frescura, espontaneidad y juventud». La versión de Carmen Ortega Cuarenta y tres años después de su irrupción en Madrid –y tras innumerables recuperaciones en centros de enseñanza, parroquias y asociaciones de toda España– Godspell vuelve a programarse en el sevillano barrio de Los Remedios en colaboración con el proyecto Erasmus+. Y decimos bien, ‘vuelve’, ya que la historia de este musical va ligada indivisiblemente a la del propio espacio donde se representa. Este no es otro que el salón de actos del colegio San José SSCC, más conocido como los Padres Blancos, un lugar donde la actividad teatral es un credo desde principios de los ochenta. Y es que la nueva versión de Godspell bebe del libreto original, pero también es un homenaje a las varias adaptaciones que han desfi-
‘Godspell’ vuelve a programarse en el sevillano barrio de Los Remedios en colaboración con el proyecto Erasmus+. / Rafael Núñez Ollero
lado por el centro en los últimos 35 años. La mayor parte bajo la tutela del padre Isaac García, ex director burgalés que hizo de este lugar una inagotable factoría de artistas (por su escenario han pasado desde Manolo Caro a Paz Vega, pasando por Antonio Dechent, Ana Ruiz y José Mª del Castillo). Para quienes no conozcan los montajes de la Escuela de Teatro San José baste decir que, pese a su carácter amateur, han recibido el aplauso unánime del pú-
blico y la crítica durante décadas, llegando a representarse en escenarios como el Palenque, la Universidad de Sevilla, la Catedral o el Teatro Lope de Vega. En esta ocasión la directora es María del Carmen Ortega, antaño intérprete y responsable de numerosos títulos del colectivo, quien dirige con brillantez a un grupo de jóvenes cuya presencia destila ilusión por los cuatro costados. Entre los puntos fuertes destacan el trabajo coral, el ritmo y la rabiosa actualidad de su puesta en escena, lo que permite que los espectadores de todas las edades –niños incluidos– conecten de inmediato. Hay que decir que el argumento original está salpicado de gags cómicos, sobre todo en su primera parte; un recurso que Ortega y su ayudante de dirección, Sebas Mateos, potencian con gran inteligencia, introduciendo aire fresco en un título algo menoscabado por el paso del tiempo. Esto se complementa con la particular interpretación que los chicos y chicas hacen de la Pasión y Muerte de Jesús, logrando que el último tramo sea de una belleza y sensibilidad conmovedoras. En el apartado técnico merece la pena reseñarse la iluminación de Nacho de los Ríos y Ángel Arispón y la elección del vestuario, con guiños al universo hippie y el arte pop, pero enmarcado en las nuevas corrientes. En suma, un producto con mensaje y sumamente divertido cuya principal virtud radica en su capacidad de congregar a toda la familia. ~