Aladar nº 162

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Sรกbado, 13 de enero de 2018 Nยบ 162 @aladar_cultura

Libros, libros y mรกs libros

La cuesta de enero hay que superarla de alguna manera. Una buena opciรณn es dedicar el tiempo a leer. Es gratis y mรกs que saludable

Entrevista al compositor Arturo Fuentes

Recordando a Laocoonte y su historia


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Literatura

Muchos viajes comienzan con el regreso a casa. Consecuencia de un descubrimiento, un hechizo, un ‘amour fou’. Ponemos a los lectores sobre los rastros de algunos caminos secretos para revelar un país que es una realidad y

Italia en la memoria

Augusto F. Prieto El exiliado de capri Ni una novela, ni una biografía. El exiliado de Capri es la recreación de la vida del barón Jacques d´Adesward-Fersen, uno de los ilustres expatriados europeos que recalaron en Italia, en el recodo de los siglos XIX y XX, buscando una libertad que tampoco allí existía por completo, también un clima excepcional, unos paisajes únicos; el mito del Sur, paradigma y paraíso para un bucolismo pagano, en contraposición a las brumas intolerantes del norte de Europa. Siguiendo a los muchachos, detrás de la belleza y de las huellas de la historia. El mayor mérito de la obra de Roger Peyrefitte es su dominio del chismorreo histórico, que la convierte en crónica reveladora de cómo fue el pasado, pero también el de callarse cuando debe, dejando

lo que no conoce a la interpretación inteligente del lector. Parece bien informado, lo está seguramente merced a su posición como controvertido diplomático e intelectual. Como el resto de sus novelas El exiliado está extraordinariamente documentada. La hazaña de Adesward fue su vida, su muerte, y la herencia de su Villa Lysis, dedicada a la juventud del amor, así como el recuerdo disperso con el que consagró a su amante, Nino Cesarini. Su obra literaria, su posición y su fortuna nos resultan hoy irrelevantes. Capri perdura a pesar de todo sobreponiéndose al mito y al turismo, este libro es una semblanza, un recuerdo, un homenaje, y una idealización. Admira Jean Cocteau en su prólogo a aquellos que a falta de talento hicieron de su vida una obra de arte y varios de ellos desfilan por las páginas porque convergie-

ron en el tiempo y el espacio. En Capri. El fondo es mucho más oscuro: la persecución, el acoso y la humillación de aquellos que osaron desafiar la moral establecida porque amaban diferente. La larga lucha, esa larga noche que parece hoy iluminada de repente -en lo que puede ser un fuego fatuo- gracias a esos precursores, mártires de la libertad y de la belleza. En ese sentido El exiliado en Capri es el monumento que erige Roger Peyrefitte a su recuerdo, ese es su mayor valor y como tal debemos reverenciarlo leyéndolo. Nada se olvide. La cábala Una extraña novela en clave, con pretensiones esteticistas, es la que construye Thornton Wilder para componer una crónica de la mundanidad romana. El pretexto es una sociedad secreta, La Cábala,

Portada de ‘El exiliado de Capri’ y ‘La cábala’. / El Correo

que no es otra cosa que la definición de un grupo social que permanece voluntariamente marginado. La excepcionalidad de Roma, habitada, sobre su metafísica arruinada, por diletantes y viajeros, aristócratas, diplomáticos, prelados, romanos en general, coloristas extranjeros, es un lugar común de la literatura. Sus últimas consecuencias están en el cine, son La grande bellezza (2013) de Sorrentino, y La dolce vita (1960) de Fellini. Las primeras son consuetudinarias porque arrancan con las Vidas de los doce césares, de Suetonio. El cronista escribe sometido a tal fascinación que la novela se queda en un anecdotario, en una descripción de tipos, en la catalogación de un modus vivendi, en la cripticidad de los ambientes, de todo lo que sacamos muy pocas conclusiones más allá de un perfume frívolo y lujoso, preguntándo-


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Literatura

una mitología. Y lo hacemos con cuatro libros: ‘El exiliado de capri’, ‘La cábala’, ‘Crónicas romanas’ y ‘El mar color de vino’; cuatro textos que nos pasean a través de una tierra y unas vidas exquisitas

nos para qué nos está contando esto más allá que para pergeñar sus recuerdos y sensaciones, que quedan bien dibujados, pero que el lector no puede apreciar en su definitiva intensidad porque la narración está lejana. No consigue hacernos partícipes, no nos involucra, transmite desde una altivez de iniciado, así que La Cábala termina por aburrirnos. Como el lenguaje es exquisito y rebuscado, nos da la sensación de adentrarnos en una de esas colecciones decimonónicas de insectos disecados, bellos, irisados, monstruosos. Crónicas romanas El escritor italiano Gabriele d´Annunzio inició su carrera literaria escribiendo artículos para diferentes periódicos. Crónicas mundanas, romanas. Son curiosas pero se hacen muy pesados la repetición y el tono: las princesas italianas, su

belleza, sus toilettes, prolijamente descritas con maña de coutourier – él mismo lo reconoce- se nos antojan demasiado espesas. Ellas asisten a conciertos, a la ópera, al carnaval, a la apertura del parlamento, a las fiestas en los palacios de la aristocracia, a torneos de esgrima, a funerales, y desfilan para el lector del siglo XXI como pájaros raros, lejanos en el tiempo. Los artículos –plagados hasta la extenuación de galicismos, de barbarismos, de palabras a la moda– se hacen insufribles. Es cierto que nos dan la imagen de lo que fue la Roma del ottocento, pero solo en un ambiente mínimo, viciado, concentrado en un artificio de capital europea, de corte real, de nación sólida. Nos permiten atisbar el D´Annunzio que va a ser en pocos años, el novelista excéntrico. Son un adelanto y un boceto que raya la caricatura. Hay un tema recurrente: la ad-

miración de la mujer. El eterno femenino. El mar color de vino Neorrealismo, ese afán de capturar las verdades de la sociedad, superados los traumas y las fabulaciones del fascismo, ese golpe con la realidad, se encuentra en el fondo de la literatura de Leonardo Sciacia de la que sus cuentos pueden ser una muestra variada. Los temas sobre los que construye sus historias están vinculados a la tierra y a lo local, en lo que parece un intento de llegar de lo particular a lo general a partir de los rasgos y los comportamientos de un pequeño grupo humano. Sicilia, los largos viajes en tren -con las relaciones y las divagaciones que suponen-, las simuladas crónicas de crímenes, juicios y adulterios, el comportamiento mafioso y la desventura de la emigración. Todo viene a constituir

Portada de ‘Crónicas romanas’ y ‘El mar color de vino’. / El Correo

una especie de memoria del subdesarrollo, y el retrato de una sociedad atávica y atrasada, con estigmas anclados en la tradición, la pobreza, la diferencia de clases, y la oscuridad de la religión. Un pueblo singular relatado en novelas inolvidables, de Lampedusa a De Roberto. La hipocresía es una de las piedras de toque de los cuentos, articulados con engranajes maquiavélicos mediante los que el escritor juega con el lector. Es curioso el irónico acercamiento al satanista Aleister Crowley que vivió en Cefalú durante la dictadura de Mussolini, los enroques con piezas ocultas que establece en Un caso de conciencia, o en Juego de sociedad; el estudio de las oscilaciones de la emoción humana del que titula el libro, El mar color de vino; o el drama íntimo de La prueba. Guifà es una fábula que nos acerca a lo real maravilloso. ~


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Escrito para... Ser culto no es fácil, requiere un esfuerzo intelectual considerable que no todo el mundo está dispuesto a realizar. Si a eso le sumamos que tener una cultura media parece no servir de nada, la cosa se complica. Aunque, por supuesto, ...recordar que un soldado es un ser humano

El último día en Vietnam Gabriel Ramírez {Esta es una pequeña joya firmada por Will Eisner, un autor que se puede considerar un genio del cómic, un genio de los de verdad. El álbum contiene seis historias centradas en conflictos armados. Eisner trabajó para el ejército norteamericano durante la II Guerra Mundial en el servicio de prensa y dibujando manuales de uso y mantenimiento en Vietnam y Corea. Aunque sólo en una de las historias que narra, Una medalla para George, fue testigo directo. El caso es que Eisner coloca a los soldados en el plano más humano posible. Sus personajes son duales, muestran y arrastran sus debilidades por toda la realidad, son personajes que no podrían considerarse héroes nunca jamás. Son tan humanos que dan miedo. En la historia que abre el álbum y le da título, editado por Norma Editorial hace casi dos décadas, nos encontramos con un militar invadido por el terror. Quiere volver a casa sano y salvo. Y nosotros, los lectores con él. Eisner interpela claramente al lector derribando la famosa cuarta pared puesto que el personaje parece hablar con nosotros. En Una dura tarea o en Un día gris en Corea nos las tenemos que ver con el ser humano que esconde un uniforme. La idiotez o la dualidad son protagonis-

Portada de ‘El último día en Vietnam’ de Will Eisner. / El Correo

Los soldados son personas para Will Eisner. / El Correo

tas. Los personajes de Eisner toman malas decisiones aunque saben que lo son. Lo que sucede en La baja es un claro ejemplo. La periferia nos arrastra a esa zona más gris de las guerras en las que todo parece banal, en la que el sufrimiento y el horror queda disfrazado de normalidad. Tremendas esas viñetas. Y Una medalla para George nos traslada a ese momento en el que todo el mundo se siente culpable y en el que, si alguien ha pagado el pato, ya no pue-

de dar marcha atrás. El destino es lo que hacemos, lo que fabricamos con cada gesto o movimiento y eso es de lo que quiere hablar Eisner. Este álbum no es el más famoso de Eisner, pero no puede arrinconarse, puesto que la calidad del dibujo es impresionante (la gestualidad de los personajes es suficiente para que entendamos lo que sucede). Eisner siempre tiene algo que contar y siempre lo hace bien.

Calificación: Muy bueno. Tipo de lectura: Amena aunque lleva a lugares incómodos. Tipo de lector: Amantes del cómic, amantes de las historias bien contadas. Argumento: Los soldados en las guerras son humanos. ¿Dónde puede leerse?: Lejos del campo de batalla.

...recordar tiempos difíciles

Jamás tendré 20 años Nirek Sabal {Jaime Martín, autor de trabajos como Lo que el viento trae o Las guerras silenciosas, cuenta en este cómic una historia que comienza en 1936. En febrero de ese año, el frente popular ganó las elecciones. Unas semanas más tarde arranca la historia de Isabel, una mujer que vive en Melilla y sufre las consecuencias de lo que resultó ser un golpe de Estado sangriento que se convertiría en la Guerra Civil española. Jamás tendré 20 años es la historia de los abuelos del autor. Y eso se nota en cada trazo, en los cuidadísimos diálogos. El cariño que demuestra Jaime Martín es más que importante. La cantidad de detalles que se incorporan en las viñetas realzan un guion que ya es en sí mismo una buena narración. Isabel escapa de Melilla. Allí que-

A continuación, los encontramos juntos durante una postguerra en la que la creatividad y la capacidad de trabajo fueron esenciales para sobrevivir. Si lo que les sucede a los personajes tiene un gran interés, ese retrato de una España castigada por la violencia, la venganza y la injusticia, se hace protagonista. Solo de este modo, con trabajos como este, podemos llegar a entender lo que sucedió. Merece la pena echar un vistazo a Jamás tendré 20 años. dan tendidos en una cuneta sus amigos. Viaja hasta Nador y, de allí, a Barcelona. Logra, así, cierta tranquilidad. El cómic da la mayor de las importancias a los personajes (en este caso personas de carne y hueso) y toda la estructura narrativa está al servicio de estos. Así, la primera parte nos muestra cómo Isabel y el que sería después su marido viven sus propias experiencias sin conocerse.

Calificación: Muy bueno. Tipo de lectura: Amena, muy interesante. Tipo de lector: Nadie queda excluido. Muy recomendable para los jóvenes. Argumento: El amor lo puede todo. La injusticia y la venganza, no. ¿Dónde puede leerse?: En el parque, mientras brilla el sol. Portada de ‘Jamás tendré 20 años’.


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Escrito para... esto último es una percepción errónea. Al fin y al cabo, la cultura es saber vivir, es entender nuestro papel y el de los otros, el de todos. Ni es duro ser culto ni es inservible. Todo lo contrario. Del mismo modo que sucede al ...pegar los pies a la Tierra

...saber y entender

Brüsel (Las ciudades oscuras)

La Segunda Guerra Mundial contada para escépticos

Gabriel Ramírez {Interesante y perturbador álbum de François Schuiten y Benoît Peeters que se encuadra en la serie Las ciudades oscuras. Tal vez sea este el trabajo de la serie con mayor cantidad de referencias a una ciudad real y a una historia de despropósitos urbanísticos más lamentable. Lógicamente, hablamos de Bruselas. Las ciudades oscuras es un proyecto que comenzó en 1982 y en él confluyen las ciudades y la ciencia ficción. Se acomoda en lo que conocemos como steampunk. Todo en estos cómics está al servicio de los elementos arquitectónicos convertidos en razón de ser de los álbumes. Los personajes no dejan de ser una especie de reflejo del entorno que configura una ciudad y el guion parece que está dictado por esos edificios. De hecho, Schuiten no puede ocultar una enorme y clarísima formación en el área de la arquitectura. Brüsel está cargado del influjo de Horta (del que seguramente los autores son fans) y del Art Nouveau, de la crítica a los monumentales desastres urbanísticos que ha sufrido esa ciudad. Nos encontramos, al abrir el cómic,

con un resumen de los desastres más evidentes y famosos que se han cometido en Bruselas. Un Palacio de Justicia convertido en un monumento a la idiotez humana encarnada por Polaert; el recubrimiento del Senne con la que Bruselas se quedaba sin su río (una cosa de locos que nadie puede entender); la vía ferroviaria partiendo la ciudad en dos por un capricho real (del rey); y la destrucción del patrimonio de la ciudad que se decidía de la forma más estúpida posible y nadie era capaz de detener. Lo que cuentan Schuiten y Peeters es la historia de una enfermedad provocada por el progreso y el regreso de los personajes a la normalidad cuando logran sentir el planeta bajo los pies. Todo lo que parecía que iba a llevar a la ciudad al territorio del progreso se convierte en un verdadero desastre en manos de políticos y profesionales de medio pelo que no saben ni lo que hacen ni lo que tienen que hacer. Las referencias a Bruselas son clarísimas, pero lo interesante de este tebeo es que vemos una Bruselas que, en realidad, nunca existió, elementos urbanísticos que se asemejan a los reales aunque confluyen con ciudades de todo el mundo (el Palacio de Justicia se llama Palacio de los Tres Poderes tal y como se conoce una plaza de Brasilia).

...aclarar ideas

Contra el separatismo Nirek Sabal {Este libro incluye el texto que da nombre al libro y, además, varios artículos publicados durante 2016 (uno de ellos) y 2017 (el resto). En el prólogo, el autor hace toda una declaración de intenciones con las que coloca al lector en un lugar muy concreto para recibir el mensaje. Algunos, como es lógico, dejan de leer en ese mismo momento puesto que el mensaje es incómodo para los que han hecho del nacionalismo una forma de vida. Fernando Savater, desde la experiencia propia, analiza y trata de arrancar máscaras a eso que conocemos como nacionalismo y separatismo. Él mismo ya vivió el terrorismo de ETA en su tierra y conoció los vínculos de esa violencia con el nacionalismo y el separatismo vascos. Savater sabe lo que dice porque conoce bien de lo que habla. El libro publicado por Ariel es breve aunque contundente. También es un libro de urgencia. Todo hay que decirlo.

El victimismo nacionalista, los mensajes falsos y tóxicos para la convivencia, el lenguaje como arma peligrosa, el adoctrinamiento en las escuelas o la importancia de una lengua común para todos los españoles; se suman al desarrollo de la idea del separatismo como elemento antidemocrático, poco solidario y portador de grandes males sociales, políticos y económicos; y todos forman un bloque que Savater va desmenuzando con un discurso claro, conciso y bien desarrollado. El autor no comente deslices y su discurso se convierte en un objeto político de valor incalculable. Calificación: Interesante. Tipo de lectura: Fácil. Rápida. Tipo de lector: Interesado en comprender lo que resulta absurdo viendo un informativo de la televisión. ¿Dónde puede leerse?: Da igual, pero con bolígrafo y papel a mano.

Portada de ‘Brüsel’. / El Correo

Este cómic llega a ser aterrador, nos lleva sin remedio al territorio más peligroso del ser humano convertido en una inteligencia empeñada en destrozarlo todo. Atractivo y muy valioso para todos los que estén interesados en las ciudades como expresión de una humanidad en permanente declive desde la época de las cavernas. Calificación: Bueno. Perturbador. Tipo de lectura: Exigente por el detalle y las referencias externas. Tipo de lector: Arquitectos y amantes del cómic. Argumento: La evolución de las ciudades es la evolución del ser humano. Y si se pierde la referencia de nuestro planeta como único entorno posible… la cosa se pone imposible. ¿Dónde puede leerse?: En Bruselas, claro. Pero si se queda en casa también sirve.

Portada.

Silvia Fernández {Juan Eslava Galán es capaz de convertir cualquier cosa en un buen relato. De algo terrible, doloroso y cruel, logra un texto cómodo, llevadero y ameno. Contar una guerra no es fácil, hacerlo bien está al alcance de muy pocos, y convertir ese relato en algo a lo que cualquier tipo de lector puede acceder es cosa de Eslava Galán. Este autor sabe refugiarse en los tonos y alientos medios para no excluir a nadie, y eso no es fácil. Nos cuenta Eslava Galán la segunda guerra mundial o lo que es igual, nos cuenta una carnicería, un tiempo de infamia, una vergüenza para el ser humano, la peor de las manchas para la historia de la Humanidad. Nos lo cuenta con astucia, dibujando en capítulos muy breves, diferentes cuadros en los que iremos viendo lo fundamental del conflicto. Con astucia y con inteligencia porque el autor nos hace viajar en el tiempo hasta colocarnos en los momentos anteriores al conflicto con el fin de que podamos entender quién es quién y sus motivaciones. No es lo mismo conocer el nombre de Hitler o Stalin que saber quienes fueron. Este ensayo, que seguramente los historiadores criticarán por su falta de profundidad o por su irreverencia en algunos momentos, es asequible para todo tipo de lector, y en él se hace un repaso más que considerable al peor conflicto bélico de la historia. Si bien es cierto que abundan las anécdotas, también lo es que los datos históricos son rigurosos. Calificación: Bueno. Tipo de lectura: Divertida, apasionante. Tipo de lector: Cualquiera. Los estudiantes tienen en este libro una mina. ¿Dónde puede leerse?: Frente al Museo del Ejército o al Palacio de El Pardo.


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Escrito para... practicar un deporte, al cocinar o al poner enchufes en una pared, la práctica es fundamental. Sí, con la cabeza también se entrena. Ganando experiencia, las cosas se hacen mejor, más rápidamente; y suponen una satisfacción ...flipar

aama Gabriel Ramírez {Los cuatro volúmenes que contienen la historia que nos cuenta Frederik Peeters son, sencillamente, una obra maestra del cómic. Si uno era bueno, el siguiente era mejor. Si en los dos primeros se planteaban asuntos llenos de aristas, en los dos últimos se resolvían los problemas sin atacar la inteligencia de nadie. Olor a tierra caliente es la primera parte y se presentó en 2011. Peeters se atrevía, otra vez, con la ciencia ficción aunque sin olvidar la esencia de sus tebeos anteriores. Además de utilizar robots, empresas destructoras, naves espaciales, androides, un mundo degradado y diseminado a lo largo del espacio o la mezcla de razas y formas de vida; el autor intentaba explicar asuntos domésticos y actuales (del planeta Tierra) utilizando, para ello, personajes bien perfilados que viven en pleno conflicto con el entorno y con ellos mismos. La trama hace que el ritmo narrativo sea fluido aunque la sensación de parón sí aparece en algunos tramos dado que la acción no es excesiva. Peeters prefiere plantear asuntos que no soluciona, prefiere sugerir otros sin ser explícito; apuesta por una escritura de calidad. El diseño de página es preciso, lo que le permite insertar elipsis y elementos narrativos sin alterar la atención del lector que se debería sentir cómodo por ello y con ello. Y esto es difícil cuando el cómic en un enorme ir y venir en el tiempo a través de un diario escrito por el personaje principal. Los silencios y los asuntos desconocidos son otros de los soportes utilizados por el autor con gran acierto. Arranca con el personaje inmerso en una amnesia absoluta y, tanto personaje como lector, van descubriendo lo que ha sucedido anteriormente y deja la trama en un momento inquietante. Unos de los personajes, un androide con aspecto de simio, hace que la narración se acerque al manga en distintos puntos del relato. Esto aporta un aire curioso y divertido al conjunto. Además, es este el personaje que sirve de nexo entre una realidad vivida y olvidada con el presente. Hay que prestar especial atención al mono mecánico para poder entender bien lo que Peeters trata de contar y cómo quiere hacerlo. La multitud invisible, segunda entrega de la serie es excelente y completísima. El relato es escalofriante, explosivo, está lleno de suspense, deja que los personajes vayan creciendo hacia donde corresponde. El dibujo es detallista con el que se recrea un mundo hostil que los seres humanos deben conquistar o morir. El uso del

Portada de ‘aama 2 y 3’.

color es espectacular y el autor abre la paleta para que cualquier tonalidad tenga cabida. Además, dependiendo del momento narrativo en el que nos encontremos, esos colores, los degradados y las sombras, aparecen y desaparecen para ayudar al lector y para definir con claridad lo que representa ese momento en la vida de Verloc, personaje principal. En este volumen, Frederik Peeters juega con los tiempos históricos de forma magistral. Aunque todo llega desde su diario (por lo que sólo una pequeña parte llega desde ese presente histórico puro y el resto se soporta sobre el apoyo del narrador). Así, nos lleva de una parte a otra, de un instante a otro, sin complicaciones ni giros bruscos o absurdos, utilizando una viñeta en la que algo se mueve en dirección a otro lugar que el lector reconoce en el siguiente dibujo y que corresponde a otro tiempo narrativo. Lo que cuenta el autor tiene mucho que ver con algo que le dijeron al personaje principal mucho antes. Ya sabían el riesgo que corrían dejando que la naturaleza decidiera por ustedes. Porque aama, una sustancia capaz de generar vida y elegir, hace que la vida aparezca en un planeta árido y poco evolucionado, sien-

do esa vida caótica, misteriosa hasta el punto de que sus creadores no pueden controlar su evolución ni su sentido. Y el hombre allí en medio, entre animales y plantas convertidas en un peligro y un verdadero horror. El desierto de los espejos es la tercera entrega del cómic. Aparecen respuestas y con ellas mayores intrigas. Si lo anterior era bueno, lo que el autor entrega en este volumen es magníifico. El lado onírico de la realidad de los personajes y un punto de psicotropía imprime a cada viñeta un significado que es evidente y no oculta las intenciones del autor. No se pasa de frenada Frederik Peeters y convierte su cómic en un galimatías. No, al contrario. La acción convierte el guion en un conjunto apasionante que no da un solo respiro al lector. Las peleas (otra vez el manga más atractivo) y los elegantes movimientos de los personajes es de lo mejor que se puede encontrar en la actualidad. Serás maravillosa, hija mía, última de las cuatro entregas es un excelente cierre para un trabajo de enorme categoría. El cierre es serio y no ataca al lector con argumentos facilones o incoherentes. To-

do está en el lugar exacto, todo tiene sentido, todo cuadra. Con gran elegancia. El entorno de los personajes se mezcla para que todo sea lo mismo. Las referencias a los autores favoritos salen a la luz (Cronenberg y Bradbury están por todas partes). Los temas recurrentes de la obra de Peeters también lo inundan todo. La separación de los seres queridos, el papel del padre en la vida de los hijos, la pérdida de identidad con el paso del tiempo… Un álbum maravilloso. Ya está terminada la obra y se puede leer de un tirón. Hay que hacerlo así. Sin prisas disfrutando de cada trazo, de cada viñeta, de cada línea de diálogo. Calificación: Excelente. Tipo de lectura: Inquietante. Divertida. Tipo de lector: Jóvenes y adultos. Lo pasarán en grande. Argumento: El hombre ante lo desconocido. Personajes: Redondos, perfectos, intentando encontrarse siempre con ellos mismos. ¿Dónde puede leerse?: En cualquier parque. Mirando los bichitos de soslayo.


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Escrito para... mayor. En el terreno de la cultura ocurre lo mismo. Poco a poco, se aprende a base de leer, de pensar, de escuchar música, de analizar cuadros o de lo que sea. Lean, por favor ...aprender a sortear trampas narrativas

No llores Gabriel Ramírez {Agatha Christie diseñó una forma de hacer literatura y, por tanto, un tipo de novela que triunfó en su momento, lo sigue haciendo y que en el futuro mantendrá sus privilegios. Esta autora no hacía gran literatura, pero consiguió que millones de personas disfrutaran leyendo sus libros y que otros tantos encontraran en la literatura un anclaje a la realidad. Dicho de otro modo, Agatha Christie logró enganchar a la lectura a miles y miles de personas y lo seguirá consiguiendo. La zona más lúdica de la lectura, la parte más divertida, el camino hacia esa desconexión de la realidad que tanto necesitamos a veces, es lo que representa un tipo de literatura. Como la de Agatha Christie y como la que comienza a hacer Mary Kubica. Esta autora, de la que ya hemos podido leer Una buena chica y Una chica desconocida, se apunta a la novela de suspense y misterio de siempre. No hay que confundir con lo que se conoce como thriller. Es más moderno, gusta más a los editores, pero No llores de Mary Kubica es una novela de suspense en la que las trampas con las que se maneja la autora y con la que nos encontramos los lectores no son pocas, en la que la información se ofrece con cuentagotas y con un criterio muy cicatero para que tengamos que seguir buscando en el resto del relato. Es esta una novela de suspense y no está nada mal. Se lee bien, es divertida y mantiene al lector pegado al sillón durante horas. Nada de gran literatura, pero No llores se puede conver-

Portada.

Mary Kubica. / Fotografía de femalefirst.co.uk

tir en un excelente regalo o en una recomendación para ese adolescente que se niega a leer una y otra vez thriller. La historia que cuenta Mary Kubica es muy simple. Los personajes son bastante planos y progresan poco a lo largo de la narración. Y todo se dice desde dos puntos de vista distintos. Son dos personajes los que van contando lo que les sucede. Cada capítulo se encabeza con el nombre del que va a contar sus peripecias. Menos mal (primer problema del libro) porque Kubica se olvida de crear un lenguaje propio de ese personaje, una forma de ver las cosas que nos indique que es ese y no otro el que nos cuenta las cosas. Es

imposible distinguir al narrador abriendo el libro al azar y leyendo una página cualquiera. Una pregunta ¿los muertos pueden contar historias? Por otra parte, el final de desarrolla con prisas excesivas. Después de trabajar bien las trampas literarias y dosificar la información con tino, a la autora le da por correr y atropellarse sin razón alguna. En cualquier caso, el libro es muy divertido, lo puede leer cualquier tipo de lector (de 14 años en adelante) y hace pasar un rato más que agradable. HarperCollins va construyendo su colección de narrativa con títulos más que atractivos para el lector medio. Y eso es siempre una buena

noticia. Porque la literatura no debe convertirse es algo para unos pocos. Calificación: Entretenido. Tipo de lectura: Agradable, fácil. Tipo de lector: Interesado en esos crímenes cometidos o por cometer y en los que hay que dar caza al asesino. Personajes: Planos aunque sirven para un relato como este en el que manda la trama. Argumento: Nada es lo que parece y tu minuto de gloria está por llegar. ¿Dónde puede leerse?: En una cafetería, mirando a través de la ventana.

...disfrutar de la historia en cada viaje

Guía de la España histórica legendaria y misteriosa Nirek Sabal {Antonio Puente Mayor es un hombre que dedica buena parte de su tiempo a viajar, a descubrir el mundo y a enseñarlo. Y, ahora, entrega esta guía en la que se proponen una serie de rutas más que apetecibles que, transitadas, pueden llevar al viajero a conocer profundamente nuestro país. El autor ordena esa oferta en seis grupos que van de las primeras civilizaciones al siglo XX, pasando por la España visigoda o el Siglo de Oro. Con un lenguaje cercano aunque cuidadísimo, cada ruta se dibuja en las páginas de esta guía con detalle y trazo fino. Además, cada una de esas rutas

Portada.

propuestas se acompaña de un texto que puede ser una leyenda, una curiosidad histórica o cualquier otra que el autor creyese conveniente a la hora de elaborar el mapa de una España fascinante y por descubrir. Curioso e interesante. Con esta guía podemos descubrir el esplendor del pasado aunque, sobre todo, podemos entender qué es lo que nos pasa o por qué somos de un modo u otro. Los textos se acompañan de fotografías que ayudan a comprender lo que se nos dice. Es una pena que se reproduzcan en blanco y negro y sin gran calidad porque las fotografías son estupendas y se pierde buena parte de fuerza. Ahora bien, la guía

está muy bien editada por Almuzara. La Guía de la España histórica legendaria y misteriosa es una opción extraordinaria para todo aquel que tenga interés en descubrir una España que encierra una riqueza asombrosa. Calificación: Muy interesante. Tipo de lectura: Puede leerse de un tirón o por partes dependiendo del interés del lector. En cualquier caso, agradable y amena. Para muchos, muy didáctica. Tipo de lector: Viajeros incansables. O los que se quieran iniciar. ¿Dónde puede leerse?: De camino a…


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Viajes

Concha García narra su último viaje a Zacatecas (México). Allí se reuniría con un grupo de poetas y descubriría que los estereotipos se derrumban con rapidez y que un grupo de poetas se parece mucho a un grupo de turistas que rodea un

Zacatecas Concha García {Llegué a Ciudad de México a las 5 de la mañana del 4 de diciembre pasado, y en el aeropuerto me dije: ¿qué hago a estas horas? Tomé un taxi desde la propia terminal y le pedí que me llevara al hotel situado en Colonia Roma. No tenía ni idea de la distancia que había entre un lugar y otro. El taxi recorría calles muy mal alumbradas y entre aquella oscuridad urbana no podía adivinar si me gustaba o no la ciudad. En el hotel, el recepcionista, con mucha calma me dijo que hasta las ocho no podía entrar en la habitación y le rogué disponer de ella antes. Miró parsimoniosamente varias fichas, luego un largo listado y me dijo: ¿es usted una de las poetas invitadas, cierto? Sí, –le dije– y tuvo consideración dándome una habitación en la primera planta desde donde solo se veía un patio con más habitaciones. Me eché sobre la cama hasta que adiviné que había amanecido a las ocho de la mañana. Colonia Roma es uno de los barrios más dañados por los terremotos que asolan la ciudad. También es un barrio moderno, lleno de cafés y librerías. La avenida Álvaro Obregón lo divide en dos. Está lleno de casas catalogadas, en ruinas algunas. Aquí se encuentra la casa donde vivió el poeta Ramón López Velarde durante los tres últimos años de su vida. Ahora es la Casa del Poeta. Como todo tenía que verlo a golpe de instante apenas pude recrearme en cada uno de los edificios o cafés vistos a vuela pluma con el poeta panameño Javier Alvarado y la directora de la Casa, también poeta. Nada más lejos que la imagen de una directora es la que tiene Carmen Maza, que se fue a vivir a México desde su Gijón natal. Se me iban cayendo los estereotipos a medida que pasaban las horas y era tanto el estímulo que recibía que comencé a ser otra. Recordé el relato Borges y yo: «Yo camino por Buenos aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas…», y así hasta que nos fuimos encontrando en la Casa del Poeta un número considerable de quienes nos íbamos a reunir al día siguiente en Zacatecas. Que nadie piense que un poeta es igual a todos. Ninguna palabra puede generalizar a nadie ni nada. Cuando me bajé del autobús, después de casi nueve horas de viaje desde México DF, tenía una sensación moviente en mi cuerpo y pensé: ¿y si no vuelvo a recuperar la estabilidad? Llegamos a un hotel muy lujoso a las afueras de Zacate-

cas. La ciudad, situada a 2.400 metros sobre el nivel del mar, en la época colonial española fue uno de los mayores centros de extracción de plata; queda la huella en sus edificios coloniales. Me abstengo de comentarios acerca de la ambición europea que ha recorrido todos los siglos. En el último tramo del viaje podía divisar algunas torres y cúpulas. Las construcciones se adaptan a su accidentado relieve, y como siempre que llego a una ciudad desconocida, me dieron ganas de recorrerla entera. Había dos grandes inconvenientes. La peligrosidad de la misma a aquellas horas -no es un mito la pobreza de México-, tampoco lo era la extrema belleza que guardaba la ciudad y mi imposibilidad de desviarme del grupo de poetas.

Nos bajamos todos los poetas y nos agolpamos en la recepción, hacia tanto frío que no apetecía dar una vuelta para descubrir el entorno. Mi habitación era una suite, mucho más grande que el apartamento donde he vivido varios años. Desde la ventana, al fondo, vi pasar un tren de mercancías y me detuve a contemplarlo antes de abrir la maleta. En unos minutos pasaron de nuevo a recogernos para llevarnos al centro de la ciudad, a la casa del poeta Abel García Guizar. Era una casa muy decorada al estilo mexicano, decenas de figuras de barro e ilustraciones riéndose de la muerte. Al fondo, junto a la cocina, una escalera de caracol conducía a su salón privado llamado Pulgatorio, escrito con una cuidada caligrafía. Cuando miré hacia arriba estaba tan

Las casas en México se decoran con figuras e ilustraciones que se ríen de la muerte. / Fotografía de Pascual Borzelli Iglesias

En Zacatecas, las construcciones se adaptan a su accidentado relieve. / Fotografía de Pascual Borzelli Iglesias

mareada que no tenía cuerpo para ascender, por lo que me ofrecieron una plataforma, donde me acomodé acompañada por el atento fotógrafo Pascual Borzelli. La sala estaba llena y Leticia Luna leyó sus poemas. Su voz me acogió. Contemplaba la preparación de una bebida que nos ofrecerían al final. La bebida era dulce. Bajamos poco a poco con Humberto Avilés, Antonio Rodríguez Jiménez, Carmen Nozal, Mohamed Ahmed Bennis, Federico Bonasso, Guadalupe Ángeles, Minerva Margarita Villarreal, Ulises Córdova, Margarita Laso… entre muchos más, y el poeta zacatecano José Jesús Sampedro, que organiza el festival de poesía «Ramón López Velarde» desde el año 1988 y dirige dos revistas, siendo él mismo un gran poeta. No todo


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Viajes

monumento o un restaurante. Al fin y al cabo, en las reuniones que tienen los poetas no todo es poesía aunque todo resulta muy poético. Este es el principio de un relato que tendrá continuidad en próximos números de Aladar

Panorámica de la ciudad en la que se puede observar parte del acueducto que se conserva en buen estado. / Fotografía de Pascual Borzelli Iglesias

era poesía, pero sí resultaba muy poético. La noche cerrada no me dejaba ver Zacatecas mientras comencé a ganar estabilidad física imaginándome la ciudad por la ruta que ofrecen las titilantes luces lejanas. Por la mañana nos fuimos todos de nuevo a la explanada de la Alameda para una ofrenda floral al político Francisco García Salinas (1786-1841). Pude ver el amplio paseo, y las construcciones blancas en planta baja que me retrotrajeron a algunos pueblos españoles. El día era muy hermoso y tras la ofrenda pude escaparme un rato –muchas veces pienso que los encuentros de poetas son parecidos a los grupos de turistas agrupados en torno a monumentos o restaurantes-. Me esperaban quince mesas de lectura y un viaje a Jerez que relataré en la próxima entrega. ~


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Libros Heredero de Kafka y devoto de Alfred Hitchcock, Rafael Balanzá es uno de los mejores prosistas de su generación. Tras obtener el premio Café Gijón en 2009 y ser alabado por la crítica, ahora nos sorprende con ‘Los dioses carnívoros’, una novela absorbente con el sello de calidad de Algaida Antonio Puente Mayor {«El pasado nunca ha sido tan grande porque nunca lo has tenido tan cerca, ni el futuro tan pequeño para ti». Así comienza la nueva novela de Rafael Balanzá, Los dioses carnívoros (Algaida, 2017), una auténtica declaración de intenciones que, inevitablemente, conecta con otros trabajos del autor nacido en Alicante y que, asimismo, remite a ilustres de la literatura, como Kafka. No es casual, por tanto, que junto al Nuevo Testamento y las obras de los grandes filósofos, El proceso sea uno de sus libros de cabecera, pues «toda la novela está en la primera frase». Afincado en Murcia desde 1986, con apenas diecisiete años logró su primer reconocimiento con un cuento titulado Alienación, al que pronto sumaría el premio Mayos de Alhama por La franja de luz. Sin embargo, lo que parecía una carrera fulgurante, pronto se vería interrumpida por la cruda realidad del mercado. Tres novelas rechazadas –las editoriales le achacaban su excesiva juventud– estuvieron a punto de hacerle desistir, si bien la palabra ‘fracaso’ pronto se convertiría en su mejor aliada, llevándolo por caminos inexplorados y lecturas diversas (de Shakespeare a Houellebecq) que le permitirían madurar como escritor y persona. Uno de estos ejercicios llegó a tener nombre propio, El Kraken, y supuso toda una revolución. Fundado como revista cultural en 2002, además de elevar el nivel de las publicaciones del momento, mereció los elogios de Fernando Arrabal, quien llegó a calificarla como «la mejor de Europa». Por sus páginas desfilaron desde el académico Félix de Azúa a Luis Alberto de Cuenca, pasando por Antonio Orejudo, Manuel Moyano o Fernando Iwasaki. Una aventura que logró prolongarse durante veintisiete números sin ningún tipo de subvención o financiación pública, y que tristemente concluyó en 2009. No obstante, a esas alturas Balanzá ya estaba suficientemente preparado para dar el gran salto. Tras la buena acogida de Crímenes Triviales, una colección de relatos publicada por J. J. Nicolás, dio a luz su primer gran proyecto, Los asesinos lentos. Esta novela negra, poco o nada ortodoxa, le valió el prestigioso premio Café Gijón en 2009 así como el reconocimiento de la crítica. Tras ella llegaron La noche hambrienta y Recado de un muerto, ambas publicadas por Siruela y etiquetadas como thrillers psicológicos, pese a su factura inclasificable. Con ellas el autor levantino confirmó su capacidad de alumbrar obras sugerentes no exentas de calidad y, sobre todo, profundamente originales.

Decálogo del buen suspense

Retrato de un antihéroe

Portada de ‘Los dioses carnívoros’.

Los dioses carnívoros, su última apuesta, surge tras cuatro años de silencio, y en sus 248 páginas, de un alto poder visual, los lectores podrán encontrar las principales preocupaciones del autor, en gran parte encarnadas por el protagonista, Damián Ferrer. Este hombre de mediana edad, víctima de la crisis económica y de su propia crisis existencial, es el trasunto de toda una generación de españoles –en este caso los nacidos entre los años 60 y 70–, pero también la de cientos de personas pertenecientes a otras épocas (pues las grandes preocupaciones no entienden de edad). Padre de una chica adolescente, divorciado y con un modesto empleo como conserje, su anodina existencia experimentará un giro radical tras presenciar un insólito asesinato en el metro. A partir de entonces, su anhelo de calma se verá truncado, precipitándolo sin querer hacia una espiral de miedo y confusión tan subrepticia como absorbente. Dicho proceso, narrado con sencillez y oficio, nos permite imbuirnos en la trama desde el primer párrafo, invitándonos a acompañar al perso-

naje –un perfecto antihéroe de nuestro tiempo– en su particular descenso a los infiernos. Tres novelas en una Decía Patricia Highsmith a propósito del género negro: «Nuestro arte consiste en captar la atención del lector contándole algo divertido o que merezca la pena que se le dediquen unos cuantos minutos o unas cuantas horas». Y aunque esta novela no se corresponde exactamente con dicho género –Rafael Balanzá es uno de esos creadores que huyen de las etiquetas–, bien podríamos aplicarle el ‘decálogo del buen suspense’ de la autora de Extraños en un tren. En ese sentido la propuesta tiene su origen en un hecho cotidiano, está bien construida y ambientada, no es demasiado extensa y posee el ritmo adecuado; asimismo cuenta con un enganche sorpresivo desde el arranque y un clímax bastante a la altura. En resumen, un texto bien cocinado y mejor servido con el que el lector gozará tanto o más que el propio autor. Dicho esto, y más allá de la intriga que vertebra el argumento –cuyo desarrollo nos recuerda al mejor Alfred Hitchcock, pero también a Truffaut, Scorsese o Polanski–, Los dioses carnívoros es una oda al amor de media tarde, aquel en que dos individuos desengañados vuelven a ilusionarse y a apostar por una relación más allá del romanticismo. En ese sentido, Rafael Balanzá nos muestra el lado más sensible de sus personajes –y también el más vulnerable–, logrando equilibrar la balanza de un modo acertado y necesario. Dichos pasajes, de un lirismo posmoderno apabullante, suponen, en cierto modo, una vía de escape para el lector, atrapado en la misma red de araña que el protagonista, permitiéndole empatizar con él en los tramos más decisivos de su tragedia. Pero si hay un tema destacable en Los dioses carnívoros ese es sin duda el rencor. Un rencor ancestral, despiadado e inmarcesible que, de tan poderoso, envuelve la amplia totalidad de los capítulos. Algo que el autor consigue sacudiendo las entrañas del drama –hasta rozar lo terrorífico– e ilustrándolas con citas históricas en las que el odio se erige como soberano. Así, en paralelo a la ficción, podemos hallar figuras de la talla del emperador Cómodo, el reformador Lutero o el filósofo Voltaire, por no hablar de paradigmas universales de la malevolencia como Salomé, Yago y el Sanedrín que juzgó a Jesucristo. De este modo podemos afirmar que Balanzá nos ofrece tres novelas en una, y que estas, a su vez, son un complejo ensayo sobre las emociones humanas, tan eficaz como entretenido. ~


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Libros

Escritora y miembro de la Academia Francesa de la Lengua, la autora de libros como ‘A mí, señoras, me parece’ o ‘Mis ceniceros’ acaba de publicar en Turner ‘Puerta de España’, donde explica sus vínculos con nuestro país Recomendaciones

NOVELA

Mircea Cărtărescu

/ Solenoide /

Impedimenta

Un prodigio de imaginación desaforada

FLORENCE DELAY

«En la traducción, tú tienes que servir, debes obedecer» Alejandro Luque {Para muchos cinéfilos, Florence Delay (París, 1941) es y será para siempre la Juana de Arco de Procès de Jeanne d’Arc, el papel que defendió en 1962 bajo las órdenes del director Robert Bresson. Para otros, desde el año 2000, se trata de la detentadora del sillón número 10 de la Academia Francesa. Pero sus lectores la conocen como gran amante de la cultura española, con una larga trayectoria como traductora de clásicos como Fernando de Rojas, Lope de Vega, Calderón o Bergamín. Amante declarada de las corridas de toros, la autora acaba de publicar Puerta de España (Turner), donde reúne recuerdos de sus vínculos con nuestro país, después de darse a conocer con títulos como Llamado Nerval, A mí señoras, me parece o Mis ceniceros, libro que explora su relación con el tabaco. La conversación que sigue se produce precisamente mientras la escritora paladea un cigarrillo. En sus manos, cómo no, un bonito cenicero portátil. «Todo empezó por la enfermedad de una profesora de español de mi Liceo, en París», cuenta cuando se le pregunta cómo tuvo su primer contacto con la cultura española. «Vino a sustituirla otra más joven, que nos hizo aprender únicamente poemas, así

que entré en España por la poesía. El primero fue García Lorca, claro, como para tanta gente. Luego a los quince años tuve la suerte de que mi madre tuviera como amigo a un gran poeta francés, René Char. Él me regaló las obras completas de Federico en un espeso volumen de Aguilar, y me dijo: ‘Tú tienes que leerlo y traducir lo que quieras’. Este permiso de leer y traducir, es decir, de apoderarme, fue una

Laescritora y académica francesa Florence Delay. / El Correo

«René Char me regaló las obras completas de Federico. me dio permiso para leer y traducir, para empoderarme» «Ahora escribo sobre las santas de Zurbarán, y vi que Soult robó muchas obras» orden deliciosa que seguí obedeciendo toda mi vida». Para la académica, «el gusto por la traducción viene del sentimiento de ser útil, de descubrir algo al otro, pero también de no ser maestro capitán. En una novela, tú tienes que ser el capitán, diriges el barco y no puedes delegar en otro. En la traducción tú tienes que servir, tienes que obedecer, y en

este sentido lo decía. Es como cuando rodé aquella película con Robert Bresson, Proceso a Juana de Arco. Ahí no había que imaginar nada. Ahí no había que imaginar nada, había que obedecer al director. Y para mí fue una experiencia magnífica. La libertad la ve el director en tu cara, en tu alma. Pero solo él la ve». ¿Le tentó alguna vez a usted ser una escritora española? «No, porque me encanta el acento tónico», afirma. «En prosa, el genio francés no tiene acento tónico, y yo busco una frase que tenga la melodía, la sintaxis de mi lengua materna». Sobre la vecindad entre España y Francia, que no siempre ha discurrido por el mejor camino, Delay considera que «es muy difícil». «Hay más escritores vueltos hacia Italia o Inglaterra, somos pocos mirando hacia España. Pero tengo un amigo, Manuel Arroyo Turner, que ha escrito un libelo contra los franceses, y me di cuenta de que históricamente se puede quejar el pueblo español. Ahora escribo sobre las santas de Zurbarán, y me di cuenta de que el mariscal inglés Soult robó una cantidad inmensa de obras… Yo he tenido amigos de corazón aquí: la primera casa donde estuve por primera vez a los 15 años han seguido formando parte de mi vida. Escritores, salvo Bergamín, no tanto», concluye. ~

A. Luque {En el mercado actual parece que no hay consagración completa de un autor si no publica algo monumental, no solo en calidad, sino también en cantidad. El rumano Mircea Cărtărescu ha oído la advertencia y ha puesto sobre la mesa de su editor 800 páginas de su mejor literatura con un título sonoro y enigmático. La obra está protagonizada por un profesor de primaria sin apenas vocación de Bucarest, «la ciudad más triste sobre la faz de la tierra», que vive en una casa en forma de barco bajo la cual hay enterrado un solenoide, una gigantesca bobina de hilo conductor cuya electricidad produce un intenso campo magnético. El personaje, escritor fracasado o más bien malogrado nada más empezar su carrera, es paradójicamente un grafómano tan exquisito como incontinente que registra en sus diarios cuanto ve y sucede a su alrededor. Y lo que sucede, dejando aparte el registro de las grises rutinas de sus grises alumnos y de sus compañeros del claustro, es un no parar de hechos extraordinarios, a cual más escabroso. La distinción entre realidad y fantasía, vida y sueño, va a hacerse cada vez más difícil, y tampoco importa demasiado. Porque lo que se trata es de sumergir literalmente al lector en el inagotable torrente del relato, invitarlo a dejarse llevar por su corriente, a ratos poética, a ratos grotesca, o a bucear en los abismos de la conciencia del narrador. El campo socialista decretó la imposición del realismo como forma de subordinación de las artes a la suprema tarea de reflejar la vida del proletariado y la lucha de clases. Cărtărescu ha querido responder a esa tradición con un elogio del fracaso y un prodigio de imaginación desaforada.


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Mitología

‘Laocoonte y sus hijos’ es un conjunto escultórico que no ha sido datado con exactitud y del que se desconoce su autoría. Es una obra de arte imponente. La expresividad y fuerza del sacerdote y de sus hijos mientras son atacados por las

Laocoonte y las serpientes

Detalle del grupo escultórico ‘El Laoconte y sus hijos’. / El Correo

Anabel Rodríguez {¿Habéis intentado meter un edredón nórdico dentro de una funda? ¿Lo habéis hecho? Yo en muchas ocasiones y siempre tengo la sensación de que me parezco a Laocoonte atacado por las serpientes. No sé dónde meter cada punta de las dichosas mantas, parece que se rebelan contra mí y acaban atacándome hasta que, bien pido ayuda, bien abandono la lucha contra un enemigo tan desigual. En serio, es todo un espectáculo (cómico). Creo que, en realidad, es una maldición contra todos los que hemos abandonado los pesados cobertores tradicionales, en busca del calor, la suavidad y ligereza que dan las plumas (o el relleno sintético, a mí se me rebelan todos los edredones). Cobran vida propia y se niegan a meterse dentro de la funda. A mí marido le hace mucha gracia, dice que un día va a filmarme y subirlo a Facebook y justo en ese instante es cuando le paso la manta y él también parece un poco Laocoonte (pero menos que yo porque es más grande y tiene los brazos más largos). ¿No sabéis quien era Laocoonte? Puede que no, pero seguro que en alguna ocasión habéis visto la escultura que lo representa atacado por serpientes marinas (a él y sus hijos) o la representación que hizo el Greco. Laocoonte era un troyano, sacerdote de Apolo en las fechas en las que Troya estaba inmersa en la guerra con los griegos. El origen de la guerra se produjo porque Paris (príncipe troyano) había tenido la genial idea de enamorarse de la bellísima Helena (casada con el rey Menelao) y huir. Esta fuga provocó que todos los griegos se unieran en una guerra contra Troya que duró diez años y que trajo desgracias a muchos e historias legendarias por toda la eternidad: la Ilíada, Odisea o Eneida, están relacionadas de una forma u otra con esta guerra. Laocoonte compaginaba sus funciones como sacerdote de Apolo y Poseidón, porque antes del inicio de la guerra los troyanos lapidaron al anterior sacerdote que, al parecer, no cumplía bien con sus funciones y no realizaba los ritos correctamente. La formalidad a la hora de realizar ritos era algo esencial para tener a los fieles contentos, si no se hacían bien, los creyentes podían sufrir todo tipo de desgracias. Sin embargo, nuestro amigo Laocoonte, tampoco se avino a cumplir con la castidad impuesta a los que servían a Apolo, se casó con Antiopa y era padre de dos hijos. Decían las malas lenguas que el dios no veía con buenos ojos este matrimonio, ni mucho menos que yacieran en templos ante figuras sagradas. Como después de diez años los griegos no habían podido tomar Troya a las bravas, Odiseo inspirado tal vez por Afrodita, decidió que lo mejor era acudir a la astucia. Convenció al resto de griegos de que lo


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Mitología

serpientes es extraordinariamente dramática. Pero detrás de esa escultura hay una historia fascinante que se cuenta en la ‘Eneida’ de Virgilio. Griegos y troyanos, un caballo gigante de madera, serpientes al ataque... mejor era construir un caballo de madera hueco, destruir el campamento y esconder los barcos cerca, pero ocultos de la vista de los troyanos, para que creyeran que se habían rendido. Una vez que consiguieran introducirse en la ciudad dentro del regalo envenenado, esperarían el momento oportuno, abrirían las puertas de la ciudad y avisarían para terminar con la contienda. Al mismo tiempo, convenció a su primo Sinón, para organizar un engaño. Lo encadenarían y fingirían que iba a ser objeto de su sacrificio. Así podría decir que se había vuelto contra los suyos al sentirse traicionado y contarles que el caballo era un regalo de la propia Atenea y si lo destruían serían castigados por la diosa. Ni que decir tiene que a Odiseo (Ulises para los seguidores de la mitología romana) le salió redondo el plan. Así, una mañana cualquiera, cuando el cuerpo se había acostumbrado a la guerra, los troyanos encontraron la playa desierta y sólo un caballo de madera de enormes dimensiones que había aparecido como por arte de magia; un auténtico regalo de los dioses. Lo metieron (como pudieron) en la ciudad y comenzaron a discutir

hacen el edredón y la funda nórdica conmigo), y los estrujaron hasta que murieron. Algunas versiones dicen que en realidad sólo fue Laocoonte y uno de sus hijos los que murieron. En general se proponen diferentes dioses como candidatos a provocar la muerte del pobre Laocoonte. Personalmente creo que fue Atenea, no le veo mucho sentido a que ninguno de los otros dos dioses a los que servía lo atacasen de esta manera. Lo cierto es que este terrible hecho sirvió para convencer a los troyanos de que Sinón había dicho la verdad y que Atenea les enviaba ese regalo y debían respetarlo. Todo a pesar de que la adivina Casandra se esforzaba en gritar a los cuatro vientos que aquel caballo sería la perdición de Troya, pero como la pobre había sido condenada a que nadie la creyese a pesar de que sus predicciones eran ciertas… pues pasó lo que pasó. Los troyanos celebraron la victoria por todo lo alto, se emborracharon hasta caer inconscientes y los griegos comandados por Odiseo aprovecharon para finalizar la guerra a su favor, terminando con casi todo bicho viviente que existiera en Troya. Sin embargo, la historia de Lao-

Publio Virgilio Marone, 15.10.70 a.C. – 21.09.19 a.C. // El Correo

Después de diez años de guerra, los troyanos decidieron recurrir a la astucia

Laocoonte desconfió del regalo de los troyanos y no fue escuchado

sobre qué debían hacer con el caballo. Unos decían que debían conservarlo y agradecer el regalo de la diosa, pero otros como Laocoonte no se fiaban un pelo. De hecho a él se le atribuye la frase «Timeo Danaos et dona ferentes» que viene a ser «desconfío de los griegos hasta cuando traen regalos» y razón no le faltaba. Arrojó su lanza contra el caballo que lo rompió levemente (para pavor de los griegos escondidos allí) y aunque pedía una y otra vez que quemasen el caballo o lo tirasen por la muralla, no le hicieron caso. Además, en ese momento apareció Sinón que puso en marcha la treta e hizo creer a los troyanos que odiaba a Odiseo y sus compañeros porque habían estado a punto de sacrificarlo en honor al dios Apolo y que lo habían dejado vivo de milagro. Laocoonte no se explicaba como sus paisanos podían ser tan tontos, y pedía al rey que no lo creyese, que eran mentiras. Se fue a sacrificar un toro a Poseidón y dijo que al volver esperaba que el caballo hubiera sido destruido. Cuando el sacerdote se fue a preparar el altar junto con sus hijos, aparecieron dos serpientes marinas que salieron a tierra y se enroscaron alrededor de los miembros de Laocoonte y sus hijos (como

coonte no dejaría de ser una historia menor si no fuera por el conjunto escultórico de un tamaño aproximado de dos metros y medio de altura y ejecutada en mármol blanco. Su datación y autoría es controvertida, llegándose atribuir a diferentes autores, incluso al propio Miguel Ángel. La obra fue encontrada en Roma en el siglo XVI cuando ya se tenía por desaparecida. La expresividad y fuerza del sacerdote y de sus hijos mientras son atacados por las serpientes es extraordinariamente dramática. Se ve que aunque usan toda su fuerza no van a poder librarse de la muerte por asfixia que les provocarán los dos monstruos. Uno de los niños pide ayuda, mientras que el otro está casi desmayado y su padre permanece luchando hasta el último momento, con un gesto de dolor en su rostro. ¿La escupieron en el siglo primero? ¿Pudo permanecer tantos años oculta una escultura de dimensiones tan espectaculares o fue realmente obra de Miguel Ángel? Lo desconozco, pero su belleza y expresividad son los que han hecho llegar el mito de Laocoonte a nuestros días. Recordad, la mitología no ataca, salvo que seas Laocoonte. ~

Grupo escultórico ‘El Laocoonte y sus hijos’. / El Correo


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Atelier de músicas

El mexicano Arturo Fuentes es uno de los compositores con mayor proyección de su generación. Su música, inestable, compleja y permeable a múltiples influencias posee una subyugante capacidad de comunicar con el oyente de oídos inquietos

COMPOSITOR

ARTURO FUENTES

«Mi único origen geográfico es la partitura» Ismael G. Cabral {«Comúnmente pienso en la forma de mis obras como si estuviese recorriendo un laberinto: pierdo la línea del discurso musical para encontrarla después de varias vueltas» dice el compositor mexicano Arturo Fuentes (1975). Como él en la composición, nosotros en la escucha nos sentimos desorientados y, en algún momento, recuperados. Por poco tiempo. Su música, inestable y especular, tiene una extraña capacidad comunicativa. El prestigioso Cuarteto Diotima ha registrado en disco su colección de cuartetos de cuerdas para el sello Kairos. –Las cuatro obras del disco funcionan en la escucha como un ciclo que va a parar a Glass distortion, la más extensa y ambiciosa. ¿Se plantea quizá que la audición, siempre que sea posible, sea en su globalidad? –Pienso en lo que dijo Borges, que cada libro es una parte de un libro inmenso. Otro escritor, José Lezama Lima, hablaba de un libro como un árbol que se encuentra en un bosque y que sólo podemos apreciarlo plenamente cuando tenemos una visión panorámica de todo el bosque. Es decir, apreciamos la singularidad den-

tro de una multiplicidad. Mi ciclo de cuartetos, efectivamente, son un conjunto que puede ser escuchado cronológicamente aunque cada uno guarda su propia personalidad. Cada vez que componía un nuevo cuarteto tenía presente el anterior y de alguna manera lo proyectaba hacia un nuevo estado sonoro, como si se tratase de una materia física. De ahí también se deriva que todos los títulos de los

«No me planteo ir a favor o en contra de los instrumentos, busco expresar mis ideas» «La fusión no es un peligro, Lachenmann y Haas han hecho obras estupendas así» cuartetos tengan algo en común (Broken mirrors. Liquid crystals. Ice reflection. Glass distortion), la materia que se transforma de un estado a otro. –¿Cuáles han sido sus referentes a la hora de abordar el ciclo? –A medida que iba avanzando en la

El compositor Arturo Fuentes, radicado en Austria, prepara la ópera ‘Carlota’s Room’.

composición me acercaba más a la literatura de esta formación, y desde los Cuartetos de Beethoven hasta nuestros días descubría obras increíbles. Sinceramente, no tenía un solo referente, mi escucha era muy focalizada en encontrar pequeños aspectos sonoros, dentro de esas grandes obras, que me permitían postular mis propias ideas dentro de este género. En resumen, se me hacía muy importante generar una voz propia, que este ciclo tuviera una personalidad, una singularidad dentro de todos los demás ciclos ya existentes. –La competencia en el ámbito del cuarteto de cuerdas contemporáneo es alta. Pienso ahora mismo en los Arditti, claro, también en el Diotima, o más recientemente, el Jack Quartet y el Quatour Tana, entre otros. ¿Cómo fue su contacto con el Diotima? –Creo que antes de plantearnos el trabajar juntos ya había nacido una gran amistad. Ellos son muy curiosos y también muy críticos, siempre van al encuentro de nuevos compositores, no paran, son muy activos. Lo que más les atrae es la personalidad en la música de un compositor. Que exista una voz propia que tenga algo que decir. Mi ciclo está dedicado a ellos.

Esto no quiere decir que estas obras no tengan vida propia y puedan ser interpretadas por otros ensambles; es más, deseo que sea así. Por el contrario, creo que la música contiene en sí misma ese grado de incertidumbre que la hace un arte vivo, cada interpretación es diferente, el intérprete se apropia de la voz del compositor y la proyecta a su manera. –A pesar de que en Glass distortion se llega a una bellísima y burbujeante transubstantación de los timbres la escritura no parece ir en contra los propios instrumentos. Se diría que la fuerte presencia de las prácticas de un Helmut Lachenmann en su música o, al menos en estas obras, no ha tenido calado... –Creo que la música de Lachenmann tampoco va en contra de los instrumentos. Sobre todo ahora, vista en perspectiva, la obra de Lachenmann parece haber estado esperando una escucha más refinada, ya hemos llegado a ella y los paradigmas de composición para un instrumento cambian a la par. Ahora vemos su música, desde mi punto de vista, perfectamente adecuada a los instrumentos, Lachenmann pensaba idiomáticamente pero nuestra escucha estaba fuera de tiempo. Este paradigma teórico perceptivo se ha roto. Yo no me planteo ir en contra o a favor de los instrumentos, tengo a la mano un vocabulario sonoro que me permite expresar una idea musical, no tengo ningún fetichismo ni en la escritura ni en el sonido. –Desde un punto de vista global, ¿cuál es su visión estética del ciclo? –Cristales, espejos, hielos, vidrios. Mi visión es muy abstracta, solo así, en un universo no conceptual puedo establecer los vínculos sonoros me llevan hacia una dramaturgia musical. –Toda su música parece atravesada por una sonoridad que tiende a lo leve, como si no quisiera expresarse con rotundidad. ¿Es una marca de estilo o solo una impresión personal? –Ítalo Calvino en sus Seis propuestas para el próximo milenio planteaba conceptos abstractos que, sin embargo, permitían la posibilidad de operar estrategias para la creación en el arte: Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad, consistencia. Mi música, efectivamente, está atravesada por la levedad, pero una levedad controlada, citando a Paul Valery diría: «Ser ligero como el ave y no como la pluma». –¿Es el mestizaje, la fusión, un peligro para la creación contemporánea o una herramienta habitualmente mal usada? –No, no es un peligro, hay grandes obras que utilizan la fusión de estilos: Sciarrino, Lachenmann, Haas y muchos más compositores de mi generación que manejan lenguajes híbridos resultando en obras estupendas. –¿Qué importancia tiene en su catálogo su origen geográfico? –No tiene ninguna importancia, mi único origen geográfico es la partitura. ~


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Teatro Lapso Producciones celebra sus 15 años regalándonos uno de sus espectáculos más rotundos. Con ‘Clásicos Excéntricos’, estos atípicos payasos con alma de músicos, sorprendieron al público durante las pasadas navidades en el Teatro Central, confirmando que a su atractiva fórmula aún le queda cuerda para rato miembros destacan en labores de composición; dos buenos ejemplos de ello son la banda sonora de El mundo es nuestro, el primer y exitoso largometraje de los famosos Compadres, o la partitura de Latidos de Luz, espectáculo creado por Acciona para las navidades sevillanas de 2015. Desconcierto acústico

Do-re-mi-fa-sorprendente Antonio Puente Mayor {Para Merce Mateu y Xavi de Blas, autores de El circo y la expresión corporal, definir el clown es, de todos los ejercicios practicados bajo una carpa, «el único del que nunca nadie saldrá exitoso». Y es que el oficio de payaso es uno de los más complejos y hermosos que existen, pues, además de crear y provocador emociones en el espectador, aquellos afortunados que lo profesan suelen mostrarnos su vulnerabilidad sin complejos, lo que permite extraer su verdadera belleza y humanidad. «Todos tenemos un payaso dentro», reza el dicho, lo cual no es del todo incierto. Considerando que a todo niño le gusta hacer reír y que cada adulto fue una vez un niño, es inevitable sacar a relucir dicha faceta en los momentos más inesperados del día a día. Al fin y al cabo el ‘clown’, el eterno payaso, quiere ser amado por los espectadores y que estos se conviertan en sus amigos. ¿Y acaso nosotros no deseamos lo mismo? Un cuarteto con plaza propia La historia de Lapso Producciones va inevitablemente unida a la del Cuarteto Maravilla. Aquellos que conocemos y admiramos a estos músicos con alma de clown —o a estos payasos con vocación de músicos—, siempre los identificaremos con el espectáculo que los hizo célebres hace ahora quince años. Con ese nombre conquista-

Mucho más que circo

La Red Nacional de Teatros y Auditorios lo ha recomendado como uno de los espectáculos a tener en cuenta. / Teatro Central

ron, en primer lugar, las calles de Andalucía, y de ahí se dedicaron a recorrer España, sembrando sonrisas y recogiendo aplausos, lo que les llevó a ampliar sus horizontes con un aval de lujo. De aquella bonita etapa, en la que hacían gala de ser el único cuarteto del mundo formado por tres individuos, hoy conservan el recuerdo de más de 1000 actuaciones en 8 países y el mejor reconocimiento posible: el cariño de todo un pueblo que incluso rotuló una plaza con su nombre. Nos estamos refiriendo a Coria del Río, municipio sevillano cuyo pleno decidió, por unanimidad, dedicarles uno de sus rincones con la colaboración de los niños. Pocos artistas pueden presumir de algo parecido.

Si el citado cuarteto fue la carta de presentación para estos tres artistas, no hay duda de que en su ADN cohabita el código circense. De él proceden sus diferentes disciplinas artísticas, y en él residen algunos de sus momentos creativos más felices; caso del innovador proyecto La Carpa Espacio Artístico y la Red Creativa la Carpa, que tras cuatro años de funcionamiento tuvo que echar el cierre en Sevilla por falta de apoyos. Polémicas al margen, Lapso Producciones siempre ha estado vinculada al «mayor espectáculo del mundo», ya sea en forma de homenajes en sus propios proyectos o formando parte de la junta directiva de ACA (Asociación de Circo de Andalucía). Asimismo, las continuas participaciones en CIRCADA, el Festival de Circo Contemporáneo Andaluz creado en 2008 a instancias de Noletia —empresa de comunicación estrechamente ligada a Lapso—, confirman su pasión por este arte. Sin embargo, más allá de esta bonita pasión, Rafael Rivero y los hermanos Antonio y Rafa Campos ofrecen otros servicios, tales como la producción escénica (tanto propia como para terceros), la distribución de espectáculos e incluso la formación. En este sentido no son pocos los talleres y charlas impartidas por sus responsables, amén de sus colaboraciones con otros artistas y grupos. Igualmente sus

Con Clásicos Excéntricos Lapso Producciones viene a confirmar que el trabajo bien hecho siempre obtiene sus frutos. Desde la escenografía de Jaime Fernández al vestuario de Angie Paz y Engatosarte, pasando por el diseño de luces de Diego Cousido, todo en él es una auténtica obra de arte. No en vano la Red Nacional de Teatros y Auditorios lo ha recomendado como uno de los espectáculos a tener en cuenta, y dado el entusiasmo de los espectadores no podemos estar más de acuerdo. Su génesis hay que buscarla en la propia trayectoria de sus intérpretes, los cuales aportan todo el conocimiento adquirido en estos años, para explotarlo hasta la última de sus posibilidades. A medio camino entre el «Pagagnini» de Yllana y el mítico Tres notas musicales —aquella inolvidable agrupación del Carnaval de Cádiz—, este desconcierto acústico destaca por muchísimas cosas, pero sobre todo por su humor blanco. Ello se debe, en gran parte, al trabajo de su director, Jorge Barroso Bifu, el polifacético creador de Varuma Teatro, que lo mismo te monta un cabaret que te decora un escaparate con asombroso talento. Así, la diversión se hace patente desde la entrada del público, y, a modo de perfecta sinfonía, continúa ‘in crescendo’ hasta lograr sus cotas más altas coincidiendo con el segundo número. Este se inicia con un homenaje a Johann Sebastian Bach y se remata con el Orfeo de Offenbach, utilizando para ello la bicicleta perifónica, uno de los artilugios más logrados del montaje. A esas alturas, el recinto es una fiesta y los padres sujetan a duras penas a sus hijos en los asientos. Dicha pieza, de un virtuosismo y coordinación asombrosos, precede a la sonata nº 11 de Mozart, donde los hermanos Campos vuelven a demostrar su valía, esta vez con las campanas. Y de ahí al show de Rivera, cuya indiscutible vis cómica lo convierte en el auténtico protagonista de la función. Si enorme es su carrillón ibérico, aún lo es más el discurso sobre el tatarabuelo, donde el respetable termina por entregársele. Un programa cuyo único defecto es que se pasa volando y que incluye varias dosis de trompeta, bombo y acordeón —marca de la casa—, y un remate tan creativo como hilarante. ~


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Suplemento cultural

El Correo de Andalucía Sábado, 13 de enero de 2018

Recuerdos del siglo XX Un hombre y una obra dedicados a rescatar del analfabetismo a la infancia pobre e incompresiblemente olvidado o ignorado por las actuales generaciones, que incluso intentaron quitarle su nombre en 2000 de la avenida que tiene dedicada. El ideario católico de Siurot estuvo impregnado de un profundo sentido de la responsabilidad social de su tiempo

Manuel Siurot, maestro de escuela Nicolás Salas {Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Condado, Huelva, 12 diciembre 1872-Sevilla, 27 de febrero de 1940), abogado, juez municipal y magistrado suplente, ocupa un lugar en la historia de España como pedagogo, y es considerado «apóstol de la infancia», a la que dedicó su vida hasta el punto de rechazar cargos nacionales en el Ministerio de Instrucción Pública y en la Asamblea Nacional e incluso el de inspector general de Enseñanza Primaria de la República Argentina, para atender a los niños pobres andaluces, a los que se dedicó con ejemplar celo. La figura gigantesca de este humanista onubense fue biografiada dos años después de su muerte por el abogado y político sevillano José Monge y Bernal, en un libro esclarecedor de las complejas circunstancias sociales de su tiempo, en la raya de los siglos XIX y XX. La lectura de esta biografía, escrita con apasionamiento fraternal y rigurosa documentación, nos acerca a la figura de un hombre y su obra incomprensiblemente olvidados por las actuales generaciones, que dedicó su vida a rescatar del analfabetismo a la infancia pobre. El ideario católico de Siurot estuvo impregnado de un profundo sentido de la responsabilidad social de su tiempo, consecuencia de la herencia recibida del siglo XIX, que no prestó a la enseñanza primaria la atención necesaria. Como Joaquín Costa y otros prohombres del Regeneracionismo krausista, consideró que el mayor problema de España estaba en la despensa y la escuela. Manuel Siurot siguió los postulados educativos de los sacerdotes Spínola Maestre, Fernández Santana, González García, Vicent y Manjón; de los maestros Maraver, Daza, Morón, Mora Batanero, Oliveira, Cádiz, Gálvez y Merello; de Menéndez Pelayo y Costa. Publicó numerosos libros, dictó centenares de conferencias, participó en asambleas y congresos sobre la enseñanza y explicó y practicó los postulados docentes de grandes figuras del catolicismo, como San Agustín, San Isidoro, San Ignacio, San Juan Bosco, San José de Calazáns, Luis Vive y Andrés Manjón. El profesor Luis Llerena Baizán, profundo conocedor de la galaxia siurotiana, ha actualizado la biografía de Manuel Siurot sintetizando su vida en siete grandes apartados. A saber: ¿Quién fue Manuel Siurot Rodríguez?, ¿Qué hizo?, Cuáles fueron sus días de gloria, Mucha hambre mitigada, Mucha justicia cumplida,

Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero fueron amigos, admiradores y colaboradores de la obra educativa de Manuel Siurot. / El Correo

Sevilla honró la memoria de Manuel Siurot dedicándole una avenida en 1940. / El Correo

Mucha ignorancia disipada, y ¿Por qué hizo todo eso Manuel Siurot? Quizás el mejor enunciado de su vida dedicada a los niños lo escribió el propio Manuel Siurot, cuando después de renunciar a cargos nacionales de los gobiernos monárquicos, y de la República Ar-

gentina; de recibir condecoraciones españolas y la Legión de Honor francesa y el Premio Mariano de Cavia por sus trabajos periodísticos sobre la infancia, es decir, de apartarse de los éxitos sociales que le llegaban por sus méritos, lo justificó con estas palabras: «Cuando

el tren de mi existencia marchaba por la cuesta arriba de la elevación social, el genio de mi destino levantó los raíles de la vía y allá me fui por el terraplén abajo, para encontrar en el fondo del valle no el grito de la catástrofe, sino el fragor humano de la lucha por los niños pobres y abandonados, en cuyos ojos preguntones, bocas hambrientas, pies descalzos, en cuyas lágrimas y risas he acabado de aprender la trabazón sentimental del alma de mi pueblo». Para Luis Llerena Baizán, «la ejemplaridad de Manuel Siurot le convirtió en diana a la que apuntaban directamente tirios y troyanos. Para unos era un ‘reaccionario’ y para otros, un ‘elemento izquierdoso camuflado’. Mas, en verdad, Siurot solamente fue un hombre bueno, un ‘discípulo de Jesús’, al que veía constantemente en sus hermanos más pobres y necesitados [...] Díos mío –preguntaba públicamente– ¿cómo viven los pobres? ¡Qué vergüenza para los ricos que los pobres vivan como viven y cuánta responsabilidad tenemos todos delante de Dios!» La obra de Manuel Siurot, pese a no contar con los medios de comunicación modernos, saltó las fronteras onubenses y sevillanas y trascendió a Madrid y el resto de España, y cruzó los Pirineos y el océano Atlántico. The Times escribió «si la fama de este sistema pedagógico promovido por Manuel Siurot no ha llegado aún a Inglaterra, sólo se debe a que su modestia no busca la publicidad». En la revista de Nueva York School and Society se publicó un informe sobre las Escuelas del Sagrado Corazón de Huelva, donde se afirmaba: «Si Huelva y don Manuel Siurot, en vez de pertenecer a España pertenecieran a este país de la publicidad, de seguro que la fama tanto de Huelva como de don Manuel Siurot se hubieran extendido de una a otra costa primero, y después a los países extranjeros». Y en el Mercurio chileno se escribió: «Hay en Huelva un hombre de alma grande, apóstol de una fe social, que se llama Manuel Siurot». La bibliografía siurotiana reúne obras básicas sobre la enseñanza y la infancia, como Cosas de niños, La emoción de España, Sal y sol, Luz de las cumbres y resplandores de la cruz, Florales y teresianos, Cada maestrito y otras. La figura gigantesca de Manuel Siurot quizo ser mancillada en 2000 por quienes ignorantes, invidiosos y malas personas pidieron que se borrara su nombre del callejero sevillano. No lo lograron. ~


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