Revista Aladar nº 168

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Sábado, 24 de febrero de 2018 Nº 168 @aladar_cultura

Hasta las metáforas pueden ser machistas Se acerca el 8 de marzo y en Aladar seguimos cediendo espacio a las mujeres, a su trabajo, a sus talentos

La crónica de ‘El caballero de Olmedo’

Aladar continúa con su colección de obras de ARCO


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El Correo de Andalucía Sábado, 24 de febrero de 2018

Literatura

Nieves Álvarez, poeta y profesora, acaba de publicar un interesante estudio: ‘Descubrir lo que se sabe. Estudios de género en 48 premios de poesía’, en la editorial Tigres de Papel, mediante la asociación Genialogías.

Poesía y premios machistas Concha García {Todos sabemos que los premios son importantes por la visibilidad que generan al autor que lo gana, así como el monto económico que perciben, tanto el premiado como los jurados, casi siempre varones, yéndose el resto a la editorial que los publica. Se ha recogido la información sobre un total de 48 premios de poesía con una dotación mayor de 5.000 euros. Una de las conclusiones de este estudio demuestra que las editoriales importantes de poesía mediatizan los premios. El estudio también nos hace ver que casi siempre un mismo editor ha sido jurado en el premio de su editorial, o ha repetido como miembro de jurados hasta cien veces, o más. También pone de relieve que, en algunos premios de poesía, se producen conflictos que ponen en cuestión su transparencia. Si bien ya se habían publicado trabajos sobre género, como el de María Rosal o el de Cecilia Dreÿmuller, éste de Nieves Álvarez confirma que las grandes editoriales ejercen un control importante sobre los premios, con datos en la mano. Además, el estudio desvela que no solo las mujeres son las perjudicadas, sino una gran parte de los hombres que no publicaron en las editoriales convocantes, con la intención de generar lo que podría ser un canon de la poesía española no solo peninsular, también exportado a países latinoamericanos, e invisibilizando al resto de la poesía española y, me temo que, a la hispanoamericana en este país. Este estudio se va a remitir al Defensor del Pueblo para que estudie si las entidades públicas han incurrido en algún tipo de incumplimiento legal. —Son muy buenas las citas elegidas para este estudio, por ejemplo: Quien no se mueve no siente las cadenas, de Rosa de Luxemburgo, o Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra, de Simone de Beauvoir. Puede que este ensayo ayude a sacar a flote parte de la cloaca poética. —«Las citas me parecieron muy oportunas, sobre todo porque son una buena síntesis de las conclusiones. Las mujeres poetas (al igual que las mujeres de otros ámbitos de la sociedad) llevamos demasiado tiempo sometidas a una situación escandalosa, incomprensible y tremendamente injusta por el machis-

mo en los premios de poesía públicos. Ganados en un 18 por ciento por mujeres y en un 82 por ciento por hombres en el último siglo. Estas son unas proporciones, cuanto menos, llamativas; el incumplimiento de la Ley de Igualdad Efectiva, que desde 2007 exige el cumplimiento de la paridad en los jurados de estos premios; la ceguera de quienes organizan los concursos (instituciones públicas y organizaciones sin ánimo de lucro) y de quienes forman parte de los jurados (poetas y editores). No deberían dejar al margen la poesía escrita por mujeres, porque con ello nos perdemos grandes voces que merecen las mismas oportunidades que sus compañeros varones. Nuestro país no se puede permitir ignorar el talento de la mitad de la población. Las cifras hablan alto y claro. Hemos estudiado en profundidad 1.359 ediciones de 48 premios literarios de poesía, desde 1923 a 2016, casi 100 años de concursos, y hemos descubierto que, en total, de los 1.468 premios entregados, 257 (el 17,51 por ciento) fueron concedidos a poetas mujeres y 1.211 (82,49 por ciento) a hombres, por jurados compuestos mayoritariamente por hombres. Pero eso no es lo más grave, el jurado debe tener libertad (si actúa de buena fe y con justicia) de premiar el poemario que lo parezca mejor, según unos criterios técnicos (las más de las veces subjetivos). Lo peor de esto es que, de las 6.701 plazas posibles en los jurados de esos 48 concursos de poesía, solo 1.060 (el 15,82 por ciento) fueron ocupadas por mujeres y 5.641 (el 84,18 por ciento) por hombres. Ahí es donde está el principal problema detectado. Estos resultados cambian poco si se consideran exclusivamente los jurados desde el año 2007, en que se promulgó la Ley de Igualdad Efectiva (artículos 11, 16 y 26) que obliga a la paridad en los jurados. En definitiva, esta ley no se cumple. Desde Genialogías, asociación de mujeres poetas en la que participo (ahora como Vicepresidenta), no estamos reclamando que nos den más premios por el hecho de ser mujeres, sino que no nos los quiten por ese mismo hecho. Y reclamamos los derechos que las leyes nos conceden y que hace años que no se cumplen». —Cuando echas un vistazo al ensayo te dan ganas de denunciar el abuso que se ha cometido durante los últi-

Nieves Álvarez. / Fotografía de Chema Lozano

mos años y continúa… —«Yo creo que todo el mundo debería denunciar aquello que ve y que le parece injusto. Nuestra labor, desde Genialogías, se ha centrado en conocer a fondo la cuestión del machismo en los premios, para poder denunciarla con los datos en la mano. En este caso, los datos han confirmado lo que ya sospechábamos: que el machismo campa a sus anchas por los juegos florales públicos del país. Ya podemos acudir ante las instituciones convocantes, la institución del Defensor del Pueblo, etc. a reclamar lo que tenemos que reclamar. Mi opinión personal sobre el funcionamiento de los premios es la si-

guiente: Sí, es tremendo lo que ahora sabemos, la información que puede inferirse de un estudio en el que en realidad analizábamos otra cosa (el machismo en los premios públicos de poesía españoles). Pero todo está relacionado. En el informe queda constatado que algunos editores (y algunos miembros de jurados también) dicen a sus poetas que se presenten a un premio en concreto (en el que ellos son miembros del jurado, claro) para darles el premio a dedo. Si el comité de selección no ha seleccionado ese poemario, incluso lo reclaman y lo premian. Así de sencillo. Cuando esto ha sucedido, se ha mar-


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Focalizado en el género, es decir, la desigualdad que hubo y hay entre hombres y mujeres a la hora de recibir premios de poesía. El estudio comienza en el año 1923 hasta 2016

ginado no solo a las mujeres, sino a cualquier poeta (hombre o mujer) que previamente no haya publicado en una editorial importante o no tenga amigos en el jurado. Así que, en estos casos, se han incumplido las bases de los concursos públicos (que dicen que los poemarios deben presentarse con plica), con el beneplácito de las instituciones convocantes. Por eso, creo que garantizar la paridad en los jurados podría ser una manera de conseguir un beneficio para todos: esto forzaría una mayor diversidad en los jurados y, con ello, tal vez, una menor manipulación del resultado final de las deliberaciones.

—En este país ha habido un poder poético desde los años ochenta capitalizado por Visor e Hiperión, eso lo sabíamos, pero los datos te dejan perpleja. —«Es cierto que, durante mucho tiempo, ha habido rumores y cotilleos en los llamados «mentideros poéticos» sobre el tema. Pero, hasta ahora, no se habían aportado datos fiables para afirmar o negar tal supuesto. La investigación realizada apunta a que sí, que efectivamente algunas editoriales intentan controlar los resultados de los concursos de poesía públicos de este país. Este intento de controles más claro en aquellos pre-

mios relacionados con la editorial Visor, en cuyos jurados participa la propia editorial (de hecho, el editor es la persona que más ha formado parte de jurados a lo largo de la historia de estos concursos, en el periodo analizado). Asimismo, la práctica totalidad de los miembros de esos jurados son poetas (mayoritariamente masculinos) publicados por Visor. Pero también hay que señalar que el estudio no ha podido confirmar al 100 por cien este punto con otras editoriales, como Hiperión (aunque es cierto que el editor de Hiperión, por ejemplo, ocupa el cuarto puesto en el ranking de personas que más han participado en los jurados durante esos años); y menos aún con otras editoriales. De cualquier forma, desde la Asociación Genialogías no hemos querido realizar esta investigación para hablar otra vez de ellos y su forma de actuar, sino para sacar a la luz la injusticia que supone dejar a grandes poetas mujeres fuera de campo, porque el funcionamiento de los concursos públicos de poesía hace que estén en desventaja». Analizas 48 premios de poesía: el Ciudad de Jaén, el Ciudad de Burgos, el Loewe, el Antonio Machado, etcétera etcétera. Se deduce que muchos han vivido de los estipendios que concedían por ser jurado. Por ejemplo García Montero ha sido jurado 101 veces, Chus Visor, 182 veces, Caballero Bonald, 105 veces, Ricardo Bellveser, 25 veces, Luis Antonio de Villena 75 veces, Carlos Marzal, 57 veces, Jesús Munárriz 81… cuando la mujer que mayor veces a sido jurado ha sido Clara Janés, 31 veces, u otras como Blanca Andreu, 30 veces; Aurora Luque, 27 veces. «Esto no lo confirma el estudio de ningún modo. El informe «Descubrir lo que se sabe» no contiene esos datos, ni yo sé de qué viven estos señores. Ese es un tema muy personal que nunca ha formado parte del estudio. Por otra parte, es legítimo que si una entidad organizadora de un concurso de poesía les llama, ellos acepten la invitación y cobren por su trabajo. Lo que no es de recibo es que las entidades públicas incumplan sus propias bases ni que se dejen fuera de los jurados a mujeres muy valiosas, que podrían aportar su sabiduría y experiencia en la valoración de los textos presentados. No en vano, en el momento actual, las mujeres tienen una preparación excelente, basta con ver las notas que obtienen en las carreras universitarias o los másters, su presencia en eventos culturales y poéticos o los libros de poesía que escriben». Con estos datos, lo más sano sería no presentarse a premios, o que hubiese una limpieza de los mismos y quedaran reducidos a premios honoríficos. «A nivel personal estoy de acuerdo con usted, creo que quienes piensen que el premio al que se van a presentar no es limpio, no deberían

presentarse a él. Desde la Asociación Genialogías simplemente queremos reclamar (a través de este estudio y otras acciones que estamos desarrollando) que haya transparencia e igualdad de género en los concursos. Creemos que estos no tienen por qué desaparecer, pues en muchos casos son una oportunidad para publicar y darse a conocer. Solo consideramos que los premios públicos deberían estar –de verdad- al alcance de la buena poesía, sin discriminación por razón de sexo». Con este estudio se evidencia que la historia de la poesía española en los últimos 30 años, está en manos de unas cuantas editoriales y oculta a muchísimos buenos poetas tanto hombres como mujeres. «Obviamente, estoy de acuerdo con usted a nivel personal, pero esto ya se sabía, no hacía falta este informe para darse cuenta. Al respecto, sin embargo, «Descubrir lo que se sabe» no aporta datos». ¿Es habitual que suceda en otros países este fenómeno? «Lo cierto es que lo desconozco. Mi estudio se ha ceñido al territorio español». Quizás va siendo hora de valorar la poesía que no ha recibido premio alguno, la exquisitez poética sin subvenciones. Ahora me explico las lágrimas de algún poeta laureado ofreciendo un manuscrito de un poema por un euro. «Personalmente coincido con su opinión: la buena poesía (escrita por hombres o por mujeres) debería tener un lugar en el canon, independientemente de premios». Genialogías es más que una asociación para la visibilidad de la poesía escrita por mujeres, es también una editorial, y una manera de proceder. ¿No temes que acabe siendo también partidista el hecho de publicar solo mujeres? «La Asociación Genialogías es una asociación, no una editorial. Como le he comentado antes, está editando la Colección Genialogías de poesía escrita por mujeres, grandes autoras del XX y XXI, en colaboración con Tigres de Papel. También hemos colaborado con esta editorial para la publicación del informe «Descubrir lo que se sabe». No tememos ser partidistas por publicar solo a mujeres, porque somos intencionadamente partidistas al publicar solo a mujeres. No queda más remedio, hay que compensar el vacío de grandes voces femeninas de la poesía de nuestro país en el canon institucionalizado (a nivel académico y de premios, por ejemplo) o en el terreno de la crítica. En cuanto a la calidad de la poesía que publicamos en la Colección Genialogías, lucharemos por que esta siga siendo incontestable. Aquí no cabe el partidismo, solo la buena poesía. Para ello, nuestra comisión de edición está compuesta por expertas de cuyo criterio nos fiamos plenamente». ~


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Literatura

El año 1857, se publicaba la obra ‘Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada por los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y la salud humana’. El libro lo firmaba una mujer manchega llamada Oliva Sabuco. Se

Anabel Rodríguez {Recientemente he adquirido un libro muy interesante, Sabias, la cara oculta de la ciencia de Adela Muñoz Páez, publicado por editorial Debate. El libro en cuestión cuenta la vida de mujeres que a lo largo del tiempo han destacado como científicas. De algunas, perdura su memoria hasta nuestros días; de otras, no. Este es el caso de la castellanomanchega, Oliva Sabuco. Nacida en Alcaraz (Albacete) el año 1562, recibió los apellidos de sus madrinas Bernardina de Nantes y Bárbara Barrera, llamándose Oliva Sabuco Nantes Barrera y en lugar de los de su madre Francisca de Cózar. Fue la cuarta hija de ocho que tuvieron la pareja formado por Francisca y Miguel Sabuco. Su padre se había licenciado en leyes en la universidad de Alcalá, fue regidor y boticario en Alcaraz. Se baraja la posibilidad de que Oliva fuera educada en un colegio de las madres dominicas en su ciudad natal, pero no consta en ningún lugar que tuviera formación oficial más allá de eso. Sin embargo, bastantes intelectuales de la zona, entre los que sobresale Pedro Simón Abril (humanista destacado de la

OLIVA SABUCO

Medicina, filosofía y política en La Mancha

época) se relacionaban con la familia, lo que puedo brindar a Oliva la posibilidad de instruirse en diferentes facetas intelectuales. El hecho de convivir con su padre, que trabajaba como boticario, también pudo brindarle conocimientos de medicina, botánica y ciencias naturales. La madre de Oliva murió y su padre no dudó en contraer matrimonio poco tiempo después con una mujer que tenía la edad de su hija y con la que Oliva no habría de tener buenas relaciones. Este matrimonio provoca diversos problemas, sobre todo económicos, con los hijos habidos del primer matrimonio. Oliva se casa cuando tenía dieciocho años, los problemas familiares

Oliva Sabuco nació en Alcaraz (Albacete) el año 1562. / El Correo

son evidentes. En el año 1857, con mala relación por medio con su padre, se publicaba en España la primera edición de Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada por los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y la salud humana. El título desvelaba el gran concepto que la autora tenía de sí misma, pero no lo mejor que el marketing ha dado al mundo. Bromas aparte, la obra tuvo un enorme éxito y no sólo se publicó en España, sino también en Portugal y gozaba de permiso para publicarse en América. El libro en cuestión constaba de dos cartas, cinco coloquios y dos opúsculos. Las cartas iban dirigidas

al Rey Felipe II, poniéndose a sus pies y declarándose su humilde sierva y vasalla (vamos, lo que hago yo cada vez que envío un original a una editorial) y pidiéndole ayuda para la publicación (sí, también lo hago, y no lloro y me pongo a los pies de la familia del editor o editora, porque me da cierto pudor). La otra carta, me ha resultado llamativa, va dirigida al Francisco Zapata, conde de Barajas, presidente del Consejo de Estado. En esta solicitaba que, para el caso de que su obra fuera atacada por émulos estafadores que quisieran usurpársela, se convocase un consejo de sabios ante el cual ella demostraría la veracidad de las afirmaciones de su obra. No andaban sus presentimientos muy alejados de la realidad. El grueso de la publicación son los cinco coloquios, están escritos en castellano y tratan disciplinas tan diferentes como la medicina, psicología, leyes, filosofía natural, ética y política. En el coloquio participan diferentes personajes, siendo uno de ellos el que representa la opinión de la autora que se expresa a lo largo de la obra. En cuestiones médicas presenta teorías llamati-


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ha puesto en duda si la autoría de esta obra aunque en Aladar tendemos a creer que fue Oliva y no su padre la que escribió un libro de nombre espantoso y contenido visionario. Lean ustedes y decidan vas de la época, como la concepción biseminal de la reproducción humana. Y es que hasta entonces se creía que, tal y como decía Aristóteles, los hijos eran creación del varón y la mujer era el recipiente en el que se criaban. Sin embargo ella expuso una teoría alternativa según la cual, la generación humana era una mezcla de ambas simientes y que a veces prevalecía la del varón y en otras ocasiones no. También en este libro hace una primera descripción de lo que podría ser considerada la depresión, poniendo de manifiesto que el malestar anímico podría acarrear malestar físico, enfermedad o incluso la muerte. Así mismo defendía que la inteligencia se encontraba en el cerebro y no en el corazón y los testículos, como se creía hasta el momento (una idea que algunos parecen conservar hasta nuestros días). Por otro lado, no admitía que el cerebro del hombre y la mujer fueran muy diferentes, sin que esta debiera andar sometiéndose a los deseos de él. Ahí es nada. No sólo trataba de medicina la obra sino también cuestiones éticas y políticas, llegando a proponer en una sociedad en la que, lo que primaba era el origen de la persona (si no eras castellano viejo estabas fastidiado), una tesis tan arriesgada como sencilla: Afirmaba que la honra era algo que debía ganarse el hombre con su comportamiento a lo largo de la vida. También arremetía contra la justicia por la dilación de procedimientos judiciales y por el abuso que la sociedad hacía de los mismos (que parece que mucho no hemos cambiado). Ponía de manifiesto la necesidad de tomar comida saludable, no muy copiosa, hacer ejercicio moderado y tratar de vivir en un ambiente agradable, evitando situaciones conflictivas. Para regocijo de los animalistas, en su obra también hablaba de la existencia del alma de los animales (aunque no era como la humana), pues había observado que estos también tenían sentimientos. Ahora observo a mi ninfa albina (se llama Susi) que permanece sentada en mi rodilla mientras escribo este artículo y que me mira con más conocimiento y curiosidad que algunos de los humanos que conozco. Coincido con Oliva en que algo debe rondar ahí dentro de esas cabecitas, que no es sólo una afición a posarse en mis piernas, y en que los animales tienen sentimientos (creo que le gusto). Los dos últimos libros estaban redactados en latín y al parecer se exponen de una forma menos entusiastas las ideas de la autora, porque era la parte que debía pasar la censura del Tribunal de la Inquisición, que era el encargado de comprobar la autoría y proceder contra el autor en caso de entender que no se cumplían las reglas básicas recomendables.

«Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada por los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y la salud humana» es una obra de Oliva Sabuco. / El Correo

En 1903 el registrador José Marco Hidalgo descubrió el testamento de Miguel, el padre de Oliva Sauco, en el que declaraba ser el auténtico autor de la obra cuya autoría se le había atribuido a ella para darle honra y fama y que debía repercutir en su beneficio (y no en el de su hija), so pena de maldición eterna hacía Oliva. Lo cierto es que desde entonces se ha cuestionado la autoría de la obra, hay quien defiende que sí es de ella y otros que no. Aún a riesgo de parecer ingenua, voy a abogar por la autoría de Oliva por varios motivos. Primero: el testamento se hace en una época en la que padre e hija tienen mala relación porque él no ha abonado la dote prometida cuando contrajo matrimonio, se ha casado con una joven de su edad y ha tenido un hijo de ese matrimo-

nio. Segundo: es complicado explicar por qué no atribuyó la autoría al resto de los hijos del primer matrimonio, máxime teniendo un hijo varón que también era licenciado. ¿Por qué favorecer exclusivamente a Oliva, que además iba a ‘salir’ de la familia al casarse? Creo que Miguel Sauco buscaba los beneficios de la primera edición (que fueron cuantiosos) para su mujer y su nuevo hijo, en detrimento de su hija. También es llamativo el hecho de que ella escribiera una carta al ministro de Felipe II haciendo ver que podía existir quien cuestionase su autoría me hace pensar que la mala relación venía de atrás y que no se fiaba un pelo de su padre y de ciertos hombres que podrían querer atribuirse la firma de sus libros. Recordemos que se ofrecía a acudir a reivindicar lo

que sabía ante un tribunal de sabios y que su padre lo que hizo fue un testamento al que sólo él y su familia tendrían acceso una vez que hubiera muerto. Si realmente hubiera sido el autor, ¿no lo habría reivindicado ante el rey? ¿No habría acudido, siendo letrado, a los tribunales a que reconocieran sus derechos? ¿No tenía formación en ese sentido? Parece poco creíble que un hombre con sus estudios no hubiera defendido esos derechos jurídicamente, en la forma oportuna y legítima. Vosotros podéis pensar lo que estiméis oportuno pero yo me quedo con Oliva Sauco como autora de un gran tratado en pleno siglo XVI y os recomiendo vivamente el libro de Adela Muñoz Páez, «Sabias» para completar nuestra visión del mundo. ~


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Libros

Un superviviente de la bomba atómica es recordado por cuatro mujeres en ‘Fractura’ (Alfaguara), la nueva novela del hispano-argentino Andrés Neuman, que entre otras cosas advierte del peligro de la energía nuclear Recomendaciones

ENSAYO

Leila Slimani / Sexo y mentiras / Cabaret Voltaire

Haz lo que quieras, pero a escondidas

ANDRÉS NEUMAN

«La ficción y los viajes acercan lo lejano y vuelven propio lo ajeno» Alejandro Luque {Siete años ha tardado Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) en culminar las casi 500 páginas de su nueva novela, Fractura, que acaba de ver la luz en Alfaguara. Una obra en la que por primera vez se aleja de su ámbito hispano para poner la mirada en Japón, de donde procede su personaje central, el señor Watanabe, superviviente de la bomba atómica. «Japón es una atracción compartida por muchos, un desconocido que nos atrae. Creo que la ficción y los viajes son dos de las pocas herramientas humanistas que nos quedan, que nos recuerdan que lo lejano puede ser cercano, y que lo ajeno puede ser propio. No hay cuestión que no nos concierna desde el punto de vista de la especie». Claro que, como él mismo admite, «la cabra tira al monte, y aparecen escenarios tan míos como Buenos Aires o Madrid», junto con París y Nueva York, de la mano de cuatro mujeres que recordarán a Watanabe en estas páginas. Como hilo conductor destaca un periodista argentino que indaga en la figura del protagonista. «Además de una novela sobre el amor y la energía, es un homenaje al maltrecho y necesario periodismo. Lo que más hay son mujeres y periodistas [ríe]. El personaje del periodista Pinedo me permitió hacer algo muy divertido,

investigar los límites entre caso real y ficción, crónica e historia imaginaria. En un momento en que hay demasiadas etiquetas, hasta el punto de ser casi una necesidad sintáctica en las redes, me apetecía ensayar un juego cervantino lleno de falsos testigos y personajes reales que son ficticios». En cuanto al retrato colectivo que van haciendo los personajes femeninos, Neuman comenta que «de algún

El escritor Andrés Neuman. / Javier

«La novela es también un homenaje al maltrecho y necesario periodismo» «Me fascinaba la posibilidad de tratar todos los temas en forma de energía» modo, se reflexiona sobre cómo somos según quién nos recuerda o qué idioma hablamos. Somos tantos como personas hemos amado o conocido, y eso también intenté aplicarlo a la estructura de la novela. Nuestra identidad depende de cómo la narramos, o de quién la narra». En Fractura, de un notable aliento ecológico, el amor entre las personas

Díaz

se encuentra con el amor por el planeta. «Me fascinaba la posibilidad de tratar todos los temas en forma de energía», asevera Neuman. «El debate nuclear es solo la punta del iceberg, pero el amor, el dinero, la política, todo es energía, es una especie de exploración de los flujos energéticos». Según el escritor, «no me interesaba tanto hacer un panfleto moralista, por mucho que puedan preocuparnos los desastres nucleares, como investigar cómo históricamente hay dolores y desgracias que ignoran olímpicamente las fronteras geopolíticas. Chernobil, por ejemplo, sucedió en territorio ucraniano, pero lo pagó el territorio bielorruso, donde por cierto no había ninguna central nuclear en el momento del accidente. Hay pasadizos ocultos en forma de intereses económicos que unen circunstancias, como Garoña, que tenía un reactor idéntico al de Fukushima, o aquel cementerio de residuos tóxicos que iban a crear en Argentina... y si yo fuer Piglia, creería que realmente lo hicieron». Por último, Neuman reconoce que el nombre de Watanabe «es un homenaje al poeta José Watanabe, que era un anfibio, un ciudadano fronterizo, peruano de raíz japonesa. Además es un apellido muy común en Japón, significa ‘el que está en tránsito’». ~

A. Luque {Leila Slimani, escritora con una estimable experiencia periodística a sus espaldas, nacida en Casablanca y afincada en París, premio Goncourt gracias a su demoledora y exitosa Canción dulce, se preguntó un buen día por los deseos, los hábitos y los tabúes de los marroquíes. Su aportación se llama Sexo y mentiras y es una interesantísima panorámica del tema. Y lo primero que llama la atención es que la sexualidad en Marruecos no solo atañe a la esfera íntima del sujeto. Por el contrario, hay toda una batería de normas que compromete seriamente la libertad y la seguridad de aquellos que se desvíen del recto camino. ¿Significa esto que nadie hace allí nada de esto, por la cuenta que le trae? Obviamente no. Como en la España de ayer, la doble moral es la ley, y la norma muy sencilla: «Haced lo que queráis, pero a escondidas». Este mandato, sumado a la exaltación de la virginidad como valor supremo, convierte a todo marroquí en edad de hormonar en sospechoso potencial, en culpable mientras no se demuestre lo contrario. Hay un resultado inmediato, que se traduce en todo tipo de situaciones grotescas (amantes confinados en coches y zonas “especiales” que son sistemáticamente hostigados por la policía, chicas que se avienen a la sodomía por preservar su himen, abandono de niños y abortos clandestinos hasta una cifra de 600 al día, suicidios, crímenes de honor…) pero que sobre todo atentan contra el más elemental principio de igualdad: tu suerte es muy distinta si eres rico o pobre, si vives en una gran ciudad o en un pueblo. No hay una ley para todos, sino muchas según el caso. ~


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Teatro Noviembre Teatro devuelve a escena uno de los textos más hermosos de Lope de Vega, ‘El caballero de Olmedo’, con Daniel Albadalejo y Arturo Querejeta en los roles principales. Otra muestra del talento de su director, Eduardo Vasco Antonio Puente Mayor {«Que de noche le mataron, al caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo». Esta seguidilla, muy popular en el primer cuarto del siglo diecisiete —según Covarrubias—, sirvió de inspiración al Fénix de los Ingenios, Lope de Vega, para alumbrar una de las mejores obras de su carrera. No obstante, y según los historiadores, el verdadero caballero de Olmedo no se llamaba don Alonso Manrique, sino don Juan de Vivero, y en el momento de su muerte, 6 de noviembre de 1521, pertenecía a la Orden de Santiago. Dicho asesinato, recogido en 1622 por Alonso López de Haro en su «Nobiliario genealógico de los Reyes y Títulos de España», habría tenido lugar entre ambas localidades vallisoletanas durante el reinado de Carlos V, si bien Lope lo sitúa un siglo antes, con Juan II de Castilla en el trono. En cuanto a su ejecutor, la historia revela que fue un tal Miguel Ruiz, vecino de Olmedo, mientras que el dramaturgo lo rebautiza como don Rodrigo. Estos y otros detalles fueron descubiertos en 1966 por el hispanista francés Joseph Pérez —Premio Princesa de Asturias 2014— tras largas jornadas entre legajos del archivo de Simancas, y pese a su relevancia, no han bastado aún para esclarecer los motivos reales del homicidio.

La envidia, esa lacra tan española Daniel Albaladejo. / Chichod

Una tragicomedia lírica Dejando a un lado las fuentes, lo cierto es que Lope de Vega utilizó todos los recursos disponibles a la hora de construir su tragicomedia. Desde la presencia de un coro con reminiscencias griegas hasta el desenlace fatal de su protagonista, pasando por el fatum o destino inexorable, todo en El caballero de Olmedo rezuma fatalidad, si bien los muchos elementos cómicos y románticos insertos en los dos primeros actos ejercen de perfecto contrapunto al drama. Ingredientes que, sin embargo, no pudieron evitar su casi total olvido durante el siglo XVIII y parte del XIX –Hartzenbusch la recopiló en 1860 y Menéndez Pelayo hizo lo propio en 1899–, no volviendo a los escenarios hasta bien entrado el siglo XX. Hoy ya no cabe duda de que El caballero de Olmedo es una de las obras más líricas de Lope de Vega, y desde su recuperación se ha convertido en un texto recurrente para compañías de toda España; desde Al Suroeste a Teatro Corsario. Y es que «pocas tramas son más límpidas y sencillas, y sin embargo más ricas», que las de este hermoso texto, según el académico Francisco Rico. Amor cortés Partiendo del cantarcillo antes mencionado, la trama de El caballero de Olmedo arranca cuando don Alonso Manrique, paradigma de los nobles renacentistas, acude con su criado Tello a las fiestas de Medina del

Campo. Allí conoce a Inés, una hermosa joven de la que se prenda al instante y a la que pretende conquistar a toda costa. Para ello recurre a Fabia, alcahueta en la tradición de La Celestina, quien le hace llegar una carta con requerimientos de amor cortés. Pero con lo que el protagonista no cuenta es con el despecho de Rodrigo, pretendiente de Inés que pronto se convertirá en su peor enemigo. De este modo, entre versos con sabor confitado y lamentos de aroma amargo se va sucediendo la acción hasta llegar al clímax trágico. Momento que, al igual que ocurriese en el teatro grecolatino, no supone ninguna sorpresa para el espectador. Sí lo es en cambio el desenlace, donde la presencia monárquica recuerda a otra gran creación de Lope, Fuenteovejuna; si bien, al contar con mimbres tan poderosos, lo realmente significativo no es el remate, sino el desarrollo de la obra en su conjunto. Clásicos de ayer y de siempre Si por algo destaca Eduardo Vasco es por su decidida apuesta por actualizar los clásicos al lenguaje de nuestro tiempo, pero siempre desde la moderación y el respeto. Quizás por esa razón, desde su irrupción con La bella Aurora y La fuerza lastimosa –ambos absolutamente deliciosos– el director madrileño no ha dejado

de cosechar éxitos, capitaneando incluso a la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre 2004 y 2011 con gran criterio. Además de los textos del Monstruo de la Naturaleza —como lo definió Cervantes, y a quien Noviembre regresa de nuevo con El caballero de Olmedo– Vasco ha llevado a escena obras icónicas de William Shakespeare como Otelo, Ri-

Delicada Isabel Rodes en el papel de doña Inés. Sobresale especialmente Charo Amador en el papel de Fabia. / Gerardo Sanz

cardo III o El mercader de Venecia, todas bajo un sello propio de calidad que lo confirman como uno de los mejores directores de su generación. Así, la puesta en escena de este caballero se sustenta por un lado en los preciosos versos lopescos –el libreto contiene desde sonetos a romances pasando por redondillas– y por otro en la pulcra ejecución de los mismos a cargo del elenco. En este apartado destaca un notable Daniel Albadalejo, actor solvente donde los haya, que confiere a don Alonso la sensibilidad necesaria para conmover al espectador. Rol perfectamente secundado por Arturo Querejeta, uno de los regalos de la función, y una delicada Isabel Rodes en el papel de doña Inés. El resto de actores rinden todos a un gran nivel –sobresaliendo especialmente Charo Amador en el papel de Fabia–, dando a luz un ejercicio de claroscuros convenientemente reforzado por la iluminación de Miguel Ángel Camacho y la escenografía de Carolina González. En suma, El caballero de Olmedo es un clásico de altos vuelos que nos permite reflexionar sobre el odio, el deshonor o la cobardía –vicios extensamente tratados en la Comedia Nueva– y por supuesto la envidia, esa lacra tan española con la que muchos han de lidiar a lo largo de toda su vida. ~


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Arte

es_aladar... Madrid. Una edición más de una feria que se hace cada año más comercial, más previsible, con transgresiones de libro y muchas ganas de vender. Este año, con desgana, apenas hemos comprado cinco piezas para nuestra colección virtual de Arte Contemporáneo

COLECCIÓN ALADAR DE ARTE CONTEMPORÁNEO

ARCO-leccionistas Augusto F. Prieto {La noticia en la feria es el anuncio de la donación de la coleccionista Ella FontanalsCisneros de parte de los fondos de su repertorio de arte latinoamericano, que se sitúa entre los más importantes del mundo, para constituir un centro artístico en las naves de la Tabacalera de Madrid. Ella Fontanals, cubana de nacimiento, nacionalizada española, y venezolana por matrimonio, ejercía de anfitriona en un espacio particular de la feria, el día de la inauguración, donde presenta una selección de piezas de su colección personal con ocasión de la concesión del premio «A» al coleccionismo que se le ha concedido este año. La segunda noticia la pone otra mecenas, también venezolana, Solita Cohen, que ha optado por agrupar en un stand a algunos de los más destacados artistas de ese país, Venezuela, para paliar las penurias que está pasando su sociedad y la imposibilidad de su gobierno de promocionar a los creadores en el exterior. Un desastre más, añadido al político y al social, para una nación riquísima que en su momento fue puntera en las vanguardias y considerada

Espacio de Solita Cohen en ARCO. / Augusto F. Prieto

un opulento remanso de paz en la turbulenta América Latina de los años 50. En ambos espacios se alternaba el inglés de Miami, con el acento caribeño en un círculo de personas definitivamente cosmopolitas, situadas felizmente en nuestro país por encima de cualquier turbulencia. Detrás de esto, casi no debería mencionarse lo predecible. Santiago Sierra pre-

senta una obra titulada «Presos políticos» donde aparecen con las caras pixeladas de algunos de los que ustedes se están imaginando. La galerista Helga de Alvear, una de las grandes demuestra su astucia colgándola en la feria, y descolgándola después –a petición de la dirección de la organizadora, Ifema– para evitar que se desenfoque la mirada sobre el resto de los

vendedores. La pared se queda vacía y allí acuden los periodistas a noticiar algo que no podía ser más previsible, como lo han sido las declaraciones de todos y cada uno de los que han intervenido en la secuencia de acontecimientos. Por cierto, parece que la obra ya ha sido vendida en 80.000 euros. Este año no hay país invitado, en vez de esto hay una selección de artistas que re-

flexionan sobre el futuro. Hemos estado allí y si esto va a ser el futuro vale más que echemos a correr lo más rápido posible. Tanto el montaje de las piezas, como las obras exhibidas parecen un mercadillo étnico en el que no se entiende nada. O nada nos incita a reflexionar para que lo comprendamos. Más allá de este accidente, en ARCO 2018 hemos visto gente rica, educada, refinada y ociosa. Mujeres alarmantemente sofisticadas, muy producidas. Cosas que ya habíamos visto otras veces. Algunos jóvenes modernos, y un mozo de limpieza –latinoamericano también a juzgar por el aspecto- haciéndose selfies con alguna pieza de op-art. Esto nos lleva a analizar una carencia que esperamos se resuelva en próximas convocatorias: la ausencia de la selfie en el panorama del Arte Contemporáneo ¡Ya es hora! Hemos visto los inevitables Plensas y Genoveses, alguna moospeople de Kim Simonsson, que después de la adquirida el año pasado dábamos por amortizadas, además de un Vasarely de película, y arte óptico de los 50 y los 60 que continuaríamos comprando sin ton ni son. ~

Maider López BASOA, 2017. Full HD 2´17´´ 1/3 + 1AP GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 4.000 €

{Un vídeo de una belleza deslum-

brante, nos penetra a través de la filmación la humedad, el color, la sensación de perplejidad de ir devanando los troncos cubiertos de musgo, intentando buscar una salida. Sin embargo, las imágenes, con sus apenas perceptibles movimientos del punto de vista, generan serenidad. Un trabajo anclado en la naturaleza, que actúa como una caja de luz, como un retrato en movimiento, y como una pintura. En una relación honesta entre el artista y el observador.


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Arte

José Jaque

TUMBA ABIERTA, 2018. Miscelánea instalación GALERIA CONTINUA, San Gimignano, Beiging, etc. 55.000 €

{No entendemos el título, pero es una obra luminosa, heredera de las cámaras de maravillas y los herbolarios medievales. Una colección de frascos de cristal con soluciones líquidas en las que se conservan hierbas aromáticas o medicinales. Esa atmósfera encerrada, líquida e iluminada nos recuerda de alguna manera al trabajo de Chen Zhen que la misma galería expone en La Habana. De alguna manera, esos recipientes encierran el espíritu de algo, y resultan hermosos como instalación.

Steven Arnold DRESSED FOR DALÍ, 1987. Gelatina de plata 40,64 x 50,8 cm. Ed 3/12 GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 7.500 $

{Fantásticas las fotografías de Arnold, de lo mejor de la feria. Ha costado trabajo decidirse por una. La herencia daliniana, el misterio de la composición, lo atávico de sus aditamentos, la mirada velada, hacen que esta imagen nos capture y no podamos abandonarla. A caballo entre lo onírico y lo surreal, profundo investigador de los procesos de captura de la imagen, el artista, protegido de Salvador Dalí nació en 1943 y murió de SIDA en 1988. Dejó en herencia un filme: Luminous Procuress; una musa, Pandora; y una manera de entender el artificio y la experiencia escenográfica. La galería prepara una exposición monográfica del autor con tirajes de época, como Bowl of Boys (c. 1985. 11.500 $), y otros, recientes, trabajados por el mismo laboratorio.

Juan Asensio SÍN TÍTULO, 2017. Alabastro. GALERÍA ELVIRA GONZÁLEZ, Madrid. Entre 30 y 40.000 €

{Una escultura original, con apariencia orgánica y marina. El alabastro, su color, transmite una sensación esponjosa que la hace muy atrayente a la mirada. Buena resolución técnica para un objeto de arte que demuestra que se puede seguir investigando sin negar el conocimiento clásico, perder de vista la naturaleza, ni renunciar a la novedad.

Pablo Armesto ESTELAR 12.50 C, 2018, Técnica mixta. 145 x 36 x 44 cm MARLBOROUGH, Nueva York, Madrid, etc. 18.000 €

{Ésta escultura óptica se regula por medios informáticos para modular su luz dependiendo de las interacciones que el público provoque en el medio. Además puede conectarse telemáticamente con otras creando una sinergia y transmitiendo los impulsos de un ambiente a otro muy lejano. Está claro que este proyecto, «Titiland», se inspira en la imperceptible variabilidad de las estrellas, juega con sus pulsos de luz, y ensaya recrear un universo artificial.


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Cine ‘La forma del agua’, de Guillermo del Toro, llega a los cines con más de una docena de nominaciones al Oscar y prometiendo una historia lacrimógena, pero cargada de un optimista mensaje contra la intolerancia y sobre los límites que el amor puede traspasar

El agua sin forma David Mayo {El último film de Guillermo del Toro, y firme candidato a arrasar en la próxima entrega de los Oscar, es uno de esos proyectos cuyo solo planteamiento de ciencia ficción romántica puede llamar enormemente nuestra atención. Si además descubrimos que tras él se encuentra la mano de uno de los directores más particulares y dotados de cuantos trabajan en Hollywood, las apuestan se hacen mayores y si además la cinta, una vez estrenada, recibe las alabanzas de toda la prensa especializada que la califica de gran obra, destacándose este hecho incluso en los tráilers que acompañan a su estreno en salas, uno no puede menos que ir a comprar su entrada con una sonrisa en la boca. Pero todos sabemos cuál es el problema de las expectativas, pueden arruinarlo todo. La forma del agua cuenta la historia de un extraño encuentro y aún más extraño enamoramiento entre Elisa (Sally Hawkins), una sencilla chica muda que trabaja en las instalaciones secretas del gobierno de Estados Unidos y una monstruosa criatura acuática (Doug Jones) retenida en esas instalaciones. Su relación, a priori nada fácil, se verá aún más comprometida por la intromi-

sión de Richard Strickland (Michael Shannon), un mal tipo que odia bastante al bicho submarino. Estamos sin duda ante un cuento, uno sobre la soledad, alteridad, intolerancia y, por supuesto, sobre como el amor puede pasar por encima de todo. Si ya les suena a algo debo advertirles que no será lo único, porque si de algo adolece el film es de un guion débil que nos sigue como un perro a su amo. Puede que sea precisamente la atmósfera de cuento la que me ha impedido conectar del todo con La forma del agua, arrastrándola consigo inevitablemente a territorios demasiado transitados y a personajes estereotipados que resultan además poco atrayentes. Aunque no es en absoluto una mala película, la confluencia de géneros que habitan en ella y, sobretodo, la capacidad que Del Toro siempre ha mostrado para manejarse sin ataduras en la ciencia ficción y su gusto por los elementos oscuros e inquietantes, deberían haberla elevado mucho más alto de lo que finalmente consigue. Un guion inconsistente y que avanza a base de situaciones harto conocidas para la generación de E.T. el Extraterrestre (y la de Liberad a Willy, La Bella y la Bestia…) solo consigue

que en este pastiche posmoderno no se aguanten las costuras. Su mezcla de drama romántico, comedia y ciencia ficción no resulta a estas alturas, con los metros de celuloide que el espectador contemporáneo tiene a sus espaldas, suficientemente original, y el sobrevuelo por sus referencias cinematográficas, desde El Monstruo del Lago Negro hasta Amelie no es ni sutil, como suele ocurrir en las cintas de los hermanos Cohen, ni refrescantemente descarado, como en las de Tarantino, pareciendo casi un ejercicio de recreación con el que el director mexicano ha conseguido reconfortarse dentro de una historia anodina en su desarrollo y simple en las emociones que intenta transmitir. No se asusten, hay suficientes elementos fuertes en este film para que queden cautivados frente a la pantalla. Lo mejor la extraordinaria ambientación y un diseño de producción retrofuturista que indudablemente lleva la firma de su director, también por supuesto el manejo de la cámara más que eficiente de quien posee una capacidad de narrativa visual fuera de toda duda. Incluso encontramos ciertas gotas de perversión que enriquecen a los personajes y sus relaciones, sobre

La Forma del Agua cuenta la historia de un extraño enamoramiento entre Elisa (Sally Hawkins) y una monstruosa criatura acuática (Doug Jones).

todo en lo que respecta al aspecto más sexual de la historia, siendo especialmente destacable la escena de cama que el personaje interpretado por Shanon comparte con su esposa, rica en asociaciones. Pero pese a estos instantes La forma del agua carece de algo muy importante en un proyecto de estas características, capacidad de sorpresa, siendo una de las cintas más predecibles que haya visto en mucho tiempo. Cuando hablamos de las producciones de Hollywood es muy difícil saber cuánto del proyecto pertenece realmente a su director y cuanto es imposición del estudio, la libertad de los realizadores es cuando menos relativa y en esta tesitura es siempre difícil juzgar su labor. Podemos ver La forma del agua como la de un vaso medio vacío, un nuevo cuento hollywoodiense de alto presupuesto que termina ahogando la personalidad de un interesante director, o ver en ella el vaso medio lleno, una agridulce cinta, muy al uso, pero en la que la personalidad de Del Toro ha conseguido introducir suficientes elementos particulares para elevarla por encima de sus posibilidades. Como suele ocurrir ambas opciones son correctas, y ambas insuficientes. ~


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Cine ‘El Hilo Invisible’ es posiblemente lo mejor que el cine norteamericano ha generado en 2017 y se lo ha puesto francamente difícil a cualquier otra película que llegue a nuestras pantallas en 2018

Tejiendo celuloide La sencillez de la escritura se eleva en esta película hasta cotas memorables a través de la puesta en escena.

David Mayo {La oferta cinematográfica actual es tan amplia que es difícil no encontrar cada año una buena cosecha de películas. 2017 no fue una excepción con interesantes producciones norteamericanas como Jackie o sorprendentes filmes europeos como Crudo, incluso el cine más descaradamente comercial nos ha dejado productos mucho más que dignos (Logan, Déjame salir…). Lo que quizás uno no esperaba es que el año iba a cerrarse con un filme como El hilo invisible, estrenado recientemente en nuestras pantallas, una cinta que se impone desde su primer visionado como contundente obra maestra, cine para la historia. O quizás sí que podíamos esperarlo dado que tras ella está Paul Thomas Anderson, quien ya había dejado petrificado a quien suscribe con su monumental Pozos de ambición, una cinta con la que esta última comparte una puesta en escena y una mirada tras la cámara deslumbrante aunque de distinto propósito, resultando una película más íntima, hermosa visualmente y sutil en todos los estados de ánimo en que nos sumerge. También comparten ambas cintas actor protagonista, un Daniel Day Lewis (de quien se dice que es el mejor actor de su generación, pero que bien podría serlo

de otras muchas) con un trabajo actoral comedido, pero de ecos profundos y que hace perturbadoramente cautivador un personaje nada agradable. Lo acompaña Vicky Krieps, una desconocida actriz capaz de aguantarle ritmo y replica de forma asombrosa para construir una de esas parejas inolvidables. La cantidad de matices que ambos consiguen desarrollar sin apenas palabras resuenan por toda la pantalla cada vez que comparten escena. El hilo invisible, nominada a cinco Oscar de la Academia, parte de un guion sencillo del propio Anderson que narra la relación, con sus puntos altos y bajos, entre Reynolds Woodcock, un genio de la alta costura dedicado a vestir a grandes personalidades y con particularísimos y medidos hábitos personales, que se refugia en su profesión bajo la alargada sombra de una madre fallecida y junto a la constante vigilancia de Cyril (Lesley Manville), la hermana que prácticamente sustituye la presencia materna hasta la aparición de Alma, una joven camarera vital y avispada que se transformara en su modelo, su amante y cuidadora, invadiendo su particular mundo y transformándolo a medida que su relación camina por territorios emocionalmente violentos y perversos, aunque apa-

rentemente necesarios para ambos. Si esta historia puede llegar a subyugarnos bajo la piel de sus

Cartel de ‘El hilo invisible’.

enormes actores, es la mirada de Anderson la que consigue sumergirnos, con fascinación y conmoción a partes iguales, en el mundo de la peculiar pareja, a través de escenas de interior en las que el fastuoso escenario de la clásica alta costura ejerce toda su magia sobre el espectador como marco en el que las emociones se desarrollan, siempre suspendidas en una mueca, una mirada o una comedida palabra, entre muebles de diseño y elegantes trajes y vestidos que solo revisten de gala inquietantes mundos interiores. Efectivamente, la sencillez de la escritura se eleva en esta película hasta cotas memorables a través de la puesta en escena, de una precisión milimétrica y capaz de dotar de enormes resonancias emocionales cualquier instante (desde el íntimo momento del artista en su taller a una simple cena de espárragos), con un tempo y textura visual hipnóticos que se extiende a los más pequeños detalles (la colocación de un alfiler en primerísimo plano o el suave raspado de unos champiñones), para traspasar la pantalla con fuerza inaudita. Estamos sin duda ante una película de director, cosida por el propio Anderson con cuidada precisión en todas sus cualidades interpretativas, plásticas y también acústicas, con un sonido ambiente reforzado en instantes de especial tensión, amén de la elegante y omnipresente banda sonora de Jonny Greenwood, compañero de faena de Anderson desde la ya mencionada Pozos de ambición, quien se aleja de las disonancias perturbadoras de aquella cinta para recrearse aquí en elegantes piezas de carácter impresionista. Es de esta forma como un romance de época se transfigura en un film perturbador e impredecible, con multitud de capas, un relato sobre la creatividad y los diferentes estados en el que el artista se sumerge, sobre perfeccionismo, soledad y dependencia mutua, enormemente cambiante a medida que se desarrolla con suspense, en un pausado aunque constante crescendo, para transitar perversos espacios de amor enfermizo que nunca sabemos del todo hacia donde nos terminarán llevando. En un mundo justo El hilo invisible debería llevarse cada estatuilla a la que opta, su maestría cinematográfica apabulla desde el instante primero, manteniéndose todo el metraje y ofreciendo una historia que esconde bajo aparente sencillez capas de profundidad poco habituales en el cine, para dejar claro, por si alguien no lo sabía, que Anderson es el mejor director norteamericano en lo que llevamos de siglo. ~


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Atelier de músicas

El compositor madrileño acaba de estrenar ‘Herbe de dune’ con la Orquesta Nacional de España y el sello Neu Records publica ‘Horizonte ondulado’, con su obra para percusión. Es una de las voces privilegiadas de la nueva creación musical

COMPOSITOR

JOSÉ MANUEL LÓPEZ LÓPEZ

«Es indispensable trabajar con la sorpresa a cada instante» Ismael G. Cabral {José Manuel López López (Madrid, 1956) es uno de nombres fundamentales de la creación musical contemporánea española cuando hablamos de estética y compromiso, de indagación y exploración con el material sonoro como punto de partida. –¿Qué importancia ha tenido la escritura para instrumentos de percusión, hasta la fecha, en su catálogo? –Mucha, como se puede comprobar por el número de obras que he escrito para ellos. Son instrumentos muy versátiles de los que se pueden sacar sonoridades nebulosas y sin perfiles como es el caso de Ekphrasis, o al contrario texturas y procesos de extrema precisión como es el caso del Estudio II sobre las modulaciones métricas. Estos instrumentos muy frecuentemente están también en la frontera entre lo electrónico y lo instrumental, lo que me parece fascinante. Un ejemplo de ello es VibraZoyd para vibráfono y electrónica, en la que justamente aprovecho esta realidad y atravieso constantemente la frontera entre ambos mundos para que el oyente en ocasiones no sepa quien es quien. –En la escucha del disco Horizonte ondulado se percibe una elevada poeti-

zación del material sonoro, que es en ocasiones extremadamente refinado. ¿Es quizás una manera personal y muy premeditada de acercarse a la percusión, de que de esta, en la audición, no obtengamos lo que se espera rápidamente? –Para mí una cuestión fundamental en la composición, en el arte en general es la sorpresa. Me parece indispensable trabajar con ella en cada instante. En-

«Fue radical pero estoy feliz de haber escrito un ‘Concierto para piano’ de mi tiempo» «El público no demanda tal o cual estética por eso hay que darle lo mejor que uno sabe» contrarse con un bombo y empezar a darle golpes hasta que reviente es una de las posibilidades, pero intentar buscar las sutilezas para hacer emerger el fortísimo cuando sea absolutamente necesario y sorpresivo me parece mucho más interesante. En este sentido

El compositor José Manuel López López.

hay desde luego una manera muy personal y premeditada en la utilización de la percusión que no niego. Quizás por esto se transmita la imagen poética que siempre busco, imagen poética que no consiste en preparar una historia narrativa para que el oyente la siga, nada más lejos de eso en mis intenciones: se trata más bien de la preparación de un estado del alma, del espíritu, a determinadas situaciones acústicas, emocionales o poéticas. –Recientemente estrenó con la ONE Herbe de dune. ¿Cómo le condiciona en la escritura el destino de la obra? ¿Relaja sus patrones estéticos cuando su música se va a dar en un foro musical no especializado? –No, no condiciono jamás la escritura al destino de la obra, incluso en las obras de carácter pedagógico soy bastante radical en este sentido, incluso más aún. Además en los lugares más insólitos te puedes encontrar a especialistas o a neófitos sensibles. El público no demanda tal o cual estética, esto es un tópico erróneo, el público más bien recibe lo que se le ofrece, en cuyo caso hay que darle lo mejor que uno sabe. -Su Concierto para piano representa un antes y un después en su obra. ¿A

qué obedeció ese giro en busca de un tono más abiertamente exploratorio, virando su música del trabajo con las notas a un más intenso trabajo con el sonido como material? –Sin duda el Concierto para piano es un punto de inflexión, pero pese a la distancia que existe entre Movimientos para dos pianos y orquesta (1998) y el Concierto (2011), se trata de lo mismo pero expuesto de formas diversas. En Movimientos hay un trabajo de la armonía-timbre que lo relaciona directamente con el espectro y con el ADN del sonido y con el tratamiento de este. En el Concierto todo esto está también presente, pero aplicado mucho más microscópicamente, las distorsiones espectrales, la modulación de frecuencia, la síntesis granular instrumental... En el Concierto para piano hay una decisión radical de investigación por una razón clara: frente a los extraordinarios conciertos de piano de Beethoven, Mozart, Brahms, Schuman... salvando las distancias y sobre todo el tiempo pasado, era en mi opinión un poco absurdo atacar por la misma vía, es decir por el camino de la nota, de la armonía y de la melodía. Por esta razón me llevó unos años tomar esta decisión radical, pero ahora estoy feliz de haberlo hecho y de haber escrito un concierto para piano de mi tiempo. -¿Tiene una visión generacional de la música? Esto es, ¿se relaciona o se siente miembro de «un grupo» como lo fueron, al menos periodística y musicológicamente, los compositores de la Generación del 51? –Francamente no me siento muy de grupo, he tenido que hacerme mi vida luchando bastante en solitario, y si en alguna ocasión he pertenecido a alguno, como fue el Grupo del Bierzo o más recientemente Música Presente con queridos colegas, ha sido más que nada como reivindicación de presencia de nuestras músicas en el medio musical español. Además el hecho de vivir entre Francia y España hace que mi presencia en ambos países sea vista aún más independiente. -Uno de los compositores que son referente para usted es Stockhausen. Sin embargo, fuera de cierto ámbito geográfico, es poco o nada programado. Lo mismo sucede con otros gigantes de la vanguardia como Nono, Scelsi, Feldman, en algo menor medida, Ligeti. ¿Cree usted que, observando cierto panorama musical actual, vivimos una involución? –Probablemente la imagen de involución sea bastante oportuna. Dicho esto el trabajo que los jóvenes, «realmente compositores y compositoras» no los nulos mediáticos que no saben ni el do re mi, están haciendo es un trabajo extraordinario que está muy alejado de la involución. Espero que en algún momento una brizna de sensatez toque a los responsables de los medios masivos de difusión cultural y pongan las cosas en su sitio y no dejen que se pierdan reales talentos musicales frente a las estupideces de altura a las que nos tienen acostumbrados. ~


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