MAGAZINE COFRADE. Nº 113. MAYO 2017. PVP: 1 EURO CON EL CORREO DE ANDALUCÍA DEL 7-5-2017
MásPasión7 Luces y tinieblas. Entre el acierto de la Resurrección y las estampidas de la Madrugá // Valoraciones. Los articulistas hacen balance de la Semana Santa // Día a día. Memoria de diez días de cofradías
Si no fuera por la Madrugá Sólo las estampidas de la noche de cofradías empañan una Semana Santa en la que el buen tiempo ha permitido un pleno de pasos y la Resurrección conquistó la ciudad con su nuevo horario
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SUMARIO
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Domingo de Resurrección Bastó un simple cambio de horario para que la procesión de Santa Marina rubricase con sumo esplendor el mensaje cristiano y la intensidad popular de la fiesta en un Domingo de Pascua distinto.
Balance Semana Santa 2017 04 Luces y sombras. Las estampidas de la Madrugá empeñan una Semana Santa en la que brilló especialmente la Resurrección en su nuevo horario. 06 Opinión. Los articulistas de Más Pasión hacen su particular balance de estos diez días de cofradías. 08 Las vísperas. Sólo el sobresalto del pequeño incendio en la Milagrosa enturbia la jornada. 12 Domingo de Ramos. Un primer día perfecto. 16 Lunes Santo. El día en el que Guadalupe salió de hebrea. 20 Martes Santo. El buen tiempo redimió una jornada fracturada hace un año. 24 Miércoles Santo. Con sones marineros. 28 Jueves Santo. La belleza bordada en una tarde. 32 Madrugá. ¿Hasta cuándo? 38 Viernes Santo. Y Sevilla recuperó las cofradías. 42 Sábado Santo. Todo está consumado. MásPasión / mayo 2017
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Dos horas que convulsionaron la ciudad
EDITA El Correo de Andalucía, SL
José Gómez Palas COORDINADORA Carmen Prieto REDACTORES José Gómez Palas, Manuel J. Fernández, Rafa Reyes, César Rufino, Antonio Delgado-Roig, Diego M. Díaz Salado, Rafael Avilés y Auxiliadora Villar DISEÑO Y CIERRE María J. López, Francisco Oca y Auxiliadora Villar FOTOGRAFÍA Y PREIMPRESIÓN Txetxu Rubio y Elias Draw
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COLABORADORES Álvaro R. del Moral, Manuel Romero, Vicente Rodríguez, José Manuel García, Jesús Barrera, Manuel Gómez, Paco García, Rafael Reyes, Javier Márquez, Mario Daza, Carlos García Lara, Víctor García-Rayo y Javier García REDACCIÓN 954 48 85 00 FAX 954 46 28 81 Correo electrónico: cofradias@correoandalucia.es Parque Empresarial Morera & Vallejo C/ Aviación, 14 Edificio Morera & Vallejo ll (4ª planta) 41007 - Sevilla Teléfono de atención al cliente: 902 44 42 42 Publicidad 954 48 85 31 publicidad@correoandalucia.es Depósito legal SE-4961-06 Imprime: J. de Haro Artes Gráficas PORTADA: Las filas de nazarenos –algunos descubiertos– de la Macarena rotas, sillas revueltas y agentes por el centro de la calle Sierpes como consecuencia de las estampidas de la pasada Madrugá. La foto es de Manuel Gómez. NÚMEROS ATRASADOS: Puede adquirir los números atrasados de Más Pasión en las instalaciones de El Correo.
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al está siendo la resaca de los sucesos que la Policía achaca a una nueva ola de histeria colectiva y al temido efecto dominó; de tal calibre han sido la onda expansiva y la repercusión nacional e internacional que alcanzaron las estampidas y su largo parte de heridos e incidencias; tanto el profundo daño provocado a la Semana Santa y a una generación de futuros cofrades, que resulta del todo punto imposible sustraerse a los desórdenes vividos en la Madrugá sevillana a la hora de trazar un balance de la Semana Santa que acabamos de vivir. Ni siquiera el gozo que para todos los cofrades ha supuesto una Semana Santa de plenitud de procesiones puede endulzar la amarga digestión de un nuevo capítulo negro –el quinto en dieciocho ediciones– en la historia reciente de la jornada procesional que concentra a las devociones de mayor renombre universal de la ciudad. Sólo fueron dos horas, entre las cuatro y las seis de la madrugada, las que Sevilla contuvo de nuevo el aliento ante los diversos conatos de carreras sin causa aparente y localizados simultáneamente en distintos puntos del centro de la ciudad. Apenas 120 minutos en un marco de diez días de
gozo y sin más incidencias reseñables. Pero dos horas que constituyen una rémora demasiado pesada y que marcan, inevitablemente, todos los sumarios que compendian los días de capirotes de este 2017. La Madrugá está tan herida que resulta difícil ingeniar medidas paliativas que rescaten de la UCI a este moribundo paciente, afectado desde el año 2000 por el virus infeccioso de la inseguridad, un germen patológico que se implantó en su organismo y se empezó a adueñar de sus órganos vitales. Nadie supo dar entonces una respuesta convincente a aquellos extraños su-
Ni siquiera el gozo de una Semana Santa de plenitud de procesiones endulza los sinsabores de la Madrugá cesos, ni crear el dique necesario para que la marea de la botellona, del gamberrismo y de la falta de respeto a las manifestaciones públicas de fe que se suceden en las calles en Semana Santa terminaran asediando la noche más hermosa de Sevilla. Ahora se busca resucitar al paciente con medidas de choque que poco o nada tienen que ver con la tradición sevillana de ver cofradías. Esperemos que impere la sensatez.
LA VOZ DEL LECTOR que haya una explicación que nos haga recuperar la serenidad,
Indignados con las estampidas
que de verdad entendamos que no pasa nada más allá de que
Pocos sevillanos se habrán librado este año de las estampidas
unos cuantos se han querido reír de los que pacíficamente está-
de la Madrugá. No sólo porque, como dicen las autoridades,
bamos disfrutando de nuestras cofradías; necesitamos res-
hubo un efecto dominó que las propagó rápidamente por todo
puestas y un buen castigo para que a nadie más se le ocurra re-
el entorno sino, además, porque se repitieron en varias ocasio-
petir esta broma, pero tanto a quienes lo provocaron
nes. En Reyes Católicos fuimos encadenando una con otra, de
inocentemente como a los que conscientemente buscaron
manera que, por más que intentamos recuperar la calma, no sa-
asustarnos, reírse de nosotros e insultar a las imágenes titula-
lir corriendo ni gritar, al final nos vimos arrastrados sin entender
res y nuestra forma de vivir la religión.
qué estaba pasando. Ya hemos vivido otras Madrugás con si-
Sonia Quejada García. Sevilla
tuaciones similares y nos hemos repuesto, pero necesitamos
Las cartas de los lectores no excederán de cuatro líneas (400 caracteres sin espacios), y vendrán avaladas por la firma del autor y la fotocopia del DNI. No se admiten ni iniciales ni seudónimos. cofradias@correoandalucia.es
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Del gozo a la Luces preocupación de la Madrugá
Triunfal Resurrección
Los incidentes de la noche del viernes desdibujan un balance con luces y sombras de la Semana Santa de 2017
Uno de los grandes aciertos de la Semana Santa ha sido el retranqueo horario de la salida de La Resurrección. La imagen de la plaza de la Campana abarrotada de un público que se apoderó «al asalto» de las sillas libres dispuestas en el inicio de la Carrera Oficial lo dice todo. Nunca antes el cortejo de la calle San Luis se dio tal baño de multitudes y nunca antes tantos nazarenos de capas blancas anunciaron la Resurrección en Sevilla.
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El buen tiempo y el calor fueron la tónica dominante de los primeros días, lo que ha permitido una Semana Santa plena desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección Textos José Gómez Palas y M.J. Fernández Fotos Jesús Barrera, Diego Arenas y El Correo
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l balance de la Semana Santa de 2017 pivota inevitablemente entre el gozo por diez días de plenitud de procesiones y la honda preocupación que reina entre las autoridades y el mundo de las cofradías por cómo extirpar de la Madrugá un mal endémico, el de las estampidas, que la azota periódicamente y que ha logrado –con cinco zarpazos en 18 ediciones– modificar los hábitos de los sevillanos a la hora de echarse a la calle para seguir esta jornada. El buen tiempo y el calor fueron la tónica reinante durante la primera parte de la semana, especialmente entre el Lunes y el Miércoles Santos con temperaturas que fluctuaban en torno a los 30 grados, lo que ha permitido disfrutar de una Semana Santa plena desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. No hay que remontarse mucho tiempo atrás para encontrar otra Semana Mayor con todas las cofradías en la calle: la última fue la de 2015, que también se recordará como la de la visita del rey Felipe VI. ¿Qué hacemos con la Madrugá? Por quinta vez desde el año 2000, ha sido zarandeada por nuevos episodios de estampidas que descompusieron los cortejos y provocaron escenas de pánico e histeria colectiva. El saldo de estos incidentes es desolador: más de cien personas sufrieron traumatismos y contusiones, de las que 17 requirieron traslados a centros hospitalarios, una de ellas por un traumatismo craneoencefálico y otra afectada por una rotura de cadera. Pero la primera Semana Santa de Joaquín Sainz de la Maza deja detalles para analizar en profundidad. Preocupa el serio retraso acumulado por el Lunes Santo, que alcanzó los 39 minutos en la Puerta de los Palos. Y también habrá que estudiar cuáles han sido las causas de los 25 minutos de retraso con el que se cerró el Domingo de Ramos en la Puerta de los Palos, que sólo eran 13 hasta que llegó El Amor. El Miércoles casi cuadró sus horarios y el Jueves Santo funcionó como un reloj. El Martes Santo cuadró sus horarios y la Madrugá, pese a todos los incidentes vividos, cerró sus horarios en la Puerta de los Palos con sólo dos minutos de retraso, lo que demuestra, según fuentes del Consejo, que no es necesario adelantar la jornada. MásPasión / mayo 2017
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Tinieblas La Madrugá Ha sido el «gran lunar negro» de la Semana Santa de 2017. De nuevo se vivieron episodios de estampidas y de carreritas que pusieron en jaque a los seis cortejos procesionales de la Madrugá. Las investigaciones policiales descartan la teoría del complot y sitúa el origen de todo en una pelea en un bar de la calle Arfe al paso del Gran Poder. Ciertas personas –que han sido detenidas aprovecharon la situación para aumentar la sensación de pá-
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‘Cum laude’ nazareno Pese a las altas temperaturas que se registraron en los primeros días, es digno de destacar el excelente comportamiento del cuerpo de nazarenos de las cofradías. No desistió en su misión de realizar estación de penitencia pese a la distancia. Es el caso, por ejemplo, de la hermandad del Cerro del Águila y su discurrir por el Prado de San Sebastián con más de 30 grados.
Sonidos y minutos Era uno de los estrenos más esperados del Miércoles Santo y no defraudó: la banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Rosario de Cá-
diz presentó un repertorio rico y variado con composiciones propias como Consuelo o Eternidad tras el Cristo de la Sed de Nervión. Otra de las notas positivas es el cumplimiento de los horarios en jornadas como el Martes Santo con cero minutos de retraso en Carrera Oficial, o la Madrugá con apenas dos minutos pese a los incidentes.
Exornos sublimes Entre los exornos florales de los pasos destacan genialidades como las camelias de la Virgen de las Aguas, los jacintos en las esquinas de la Candelaria, el monte del Cristo de la Expiración del Museo y la combinación de especies, incluida la flor de palma, del palio del Buen Fin. Los dos pasos de los Negritos resultaron primorosos.
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nazarenos de la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila en la calle Afán de Rivera. 2. Un músico de la banda de Nuestra Señora del Rosario de Cádiz, formación que este Miércoles Santo se ha estrenado tras el paso del Cristo de la Sed.
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nico y propagarla a otros puntos del centro, como Reyes Católicos-la Magdalena, el Duque-Alameda o El Salvador-Encarnación. Varias réplicas se sucedieron hasta las seis de la mañana, lo que despobló las calles de público.
Controvertido dispositivo Hasta la Madrugá, uno de los temas de debate más intensos era el férreo dispositivo de seguridad desplegado el Domingo de Ramos para la Amargura en calles como Francos, Alcázares y Santa Ángela, que impedía a los fieles acercarse a las sagradas imágenes. La hermandad emitió un comunicado criticando el «desproporcionado dispositivo» y
lamentando que el «aforamiento desmedido». Desde el Cecop se aseguró que «todo dispositivo tiene su justificación» y que, en este caso, coincidió además con la presencia de «escaso público».
Entradas tardías Otro aspecto que preocupa son los retrasos acumulados en las entradas de determinadas cofradías. Menos el Domingo de Ramos, todos los días se han producido entradas rozando las cuatro de la madrugada en plaza del Museo, la plaza de San Lorenzo o en la calle Orfila. Muchos ven en estas situaciones las consecuencias de no solventar el grave problema de los itinerarios y horarios de determinadas jornadas y que podrían ser objeto de reformas de cara a los próximos años.
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3. Una Campana llena de gente recibe al Señor de la Resurrección por la mañana. 4. El palio de la Virgen de las Aguas de la hermandad del Museo. 5. Desoladora imagen de la calle Alcázares, desierta de público al paso de la Amargura por el aforamiento.
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Nazarenos de Sevilla
Me quedé con ganas
Javier Márquez Periodista
Paco García Periodista
i resumen de la Semana Santa de 2017 sólo tiene ojos para los miles de nazarenos de todas, absolutamente todas, las cofradías que han recorrido las calles de la ciudad engrandeciendo esta fiesta y realizando una auténtica manifestación de fe. No voy a hablar de las estampidas, ni de los aforamientos, ni de las sillitas ni del acertado cambio de horario de la cofradía de la Resurrección. Tampoco voy a tomar la deriva de las redes sociales. No me parecen lógicos los debates sobre las flores, los vestidores, las chicotás, las interpretaciones musicales o el tiempo que dedicaron para recrearse en la Campana. Después de esta Semana Santa plena, incluidas las vísperas, quiero poner el foco en el excelente comportamiento de los nazarenos (y aquí incluyo acólitos y monaguillos). Ejemplares en su comportamiento, en su recogimiento y en su saber estar. Estoicos ante los rigores del sol de media tarde y las altas temperaturas bajo el antifaz. Templados ante los incidentes de la Madrugá, retomando su camino junto a sus titulares, dando ejemplo de comportamiento a un público en estado de pánico. Disciplinados en el discurrir por Carrera Oficial para colaborar con su cofradía en el cumplimiento exacto del tiempo estipulado. Resignados ante las apreturas y la incomodidad de las filas de tres y cuatro para acortar la distancia del cortejo. Fieles, incrementando la nómina de las hermandades, constatándose un crecimiento del cuerpo de nazarenos de muchas cofradías. Elegantes (la mayoría) cuidando con esmero su atuendo en consonancia con lo que demanda la importancia de esta fiesta mayor de Sevilla. Y niños, muchos niños, cantera y garantía de que por mucha estampida que haya, la Semana Santa no se va a terminar nunca.
i algo me ha dejado la Semana Santa de 2017 son unas tremendas ganas de que llegue el 25 de marzo de 2018, que será, Dios mediante, Domingo de Ramos. Y es que, después de días tan plenos, tan pletóricos, de desfiles procesionales bellísimos y brillantes pese a las altas temperaturas, de ejemplares cortejos, de prodigios florales y/o musicales, de chicotás inenarrables, de saetas que pellizcaban el corazón, etc., todo se me pasó como en un abrir y cerrar de ojos. Es más, a la semana siguiente, tenía la sensación de haber vivido un sueño que se me había escapado de las manos como la arena de la playa y eso era señal inequívoca de que me había quedado con ganas, con muchas ganas, de seguir viendo pasos por las calles de Sevilla. Me recriminé entonces no haberle robado algunas horas más al reloj para ver el regreso de la Amargura por Santa Ángela de la Cruz si la Policía me lo permitía o la entrada del Museo cerca de la 4 de la madrugada como esos Lunes Santo de mi juventud o la recogida de La Bofetá departiendo de cofradías en El Sardinero o Los Panaderos por la plaza del Salvador o la vuelta del Cachorro por Pastor y Landero tras haber realizado mi estación de penitencia en la Madrugá. Por cierto, lo de las carreritas en la Madrugá, más ganas de ver pasos me ha dejado porque si lo que quieren es asustarnos, no lo van a conseguir y los sevillanos sabremos, una vez más, dar la mejor respuesta a estos desaprensivos, que no es otra que echarnos a las calles de la ciudad para seguir disfrutando de nuestras tradiciones. Para ello, el calendario nos depara en las próximas semanas las procesiones de Gloria, la salida de las hermandades rocieras, el Corpus, la Virgen de los Reyes y, el 14 de octubre, la coronación canónica de la Virgen de la Salud de San Gonzalo. Como me he quedado con ganas, en las calles de Sevilla nos veremos por mucho que nos quieran dejar en casita.
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No vivimos en 1600
Creo en la Madrugá
Carlos García Lara Periodista y exdirector de Fiestas Mayores
Mario Daza Periodista
e gusta la Semana Santa. Y algunos dirán, que vaya lo que nos ha venido a descubrir este. Me refiero a la actual, a la que hemos podido disfrutar en 2017. Claro que cambiaría cosas. Lo que sí tengo muy presente es que la Semana Santa no es la de hace 400 años. Si fuese por algunos, seguramente estaríamos aún celebrando el viacrucis al templete de la Cruz del Campo. Eso sí, respeto todas las opiniones, pero no comparto la de algunos que dibujan un escenario en el que lo oscuro –y no precisamente el ruan- se ha apoderado de esta Fiesta Mayor. En la variedad está el gusto. Y eso es una de las virtudes de la Semana Santa, que tiene unos escenarios tan variopintos que permite que cada sevillano la pueda vivir a su manera. Otra cosa es que existan detalles que tengamos que perfilar o corregir, como esos cuerpos de nazarenos deshechos en plena carrera oficial, las interminables chicotás en escasos 10 metros o el comportamiento del público que, en ocasiones, no presta ni atención a los pasos con las sagradas imágenes que tienen parados justo delante. Lo que sí es una realidad es que la Semana Santa ha cambiado y el comportamiento y las costumbres de las personas que la viven. Eso ha llevado a que en los últimos años se tomen determinadas medidas por parte de las hermandades y de las administraciones que no son bien entendidas, aunque sí necesarias. Se ha criticado por algunos el aforamiento de calles o la gran presencia de policías –calificada incluso por un prestigioso abogado como «represión»–, pero cuando ocurren unos desgraciados hechos como los de la Madrugá, son los primeros que alzan la voz solicitando medidas urgentes y contundentes. Yo prefiero quedarme con la Semana Santa del buen clima, la que ha durado casi 10 días; la de las vísperas y los barrios, la del ruan y el silencio; con la del redescubrimiento de La Resurrección, con la de brillantes exornos florales y exquisitos detalles en las Dolorosas; la de las tradiciones familiares y la de los ritos eternos que no desaparecerán.
e niego a pensar que la Semana Santa de Sevilla está herida de muerte. No es así aunque haya quien se empeñe en afirmarlo. No creo en conspiraciones, ni en poner el dedo acusador sobre políticos que supuestamente ocultan información, ni dudo de la profesionalidad de las fuerzas de seguridad. Tampoco creo que la Madrugá se tambalee, que las cofradías tengan que huir de la noche o que ya nada volverá a ser como antes. ¿Por quién? ¿Por culpa de unos cuantos desalmados que han querido clavar una lanza de intolerancia en el corazón de los cofrades? Me niego a aceptarlo. Sevilla y los sevillanos siempre estuvieron por encima de todas estas sinrazones. Y aunque debe caer sobre los culpables todo el peso de la ley, también debemos tener claro que es necesario dejar a las autoridades hacer su trabajo y, lo más importante, asumir todas las medidas que se acuerden de cara a la próxima Semana Santa sin que el sanedrín de trasnochados que parece alzarse como garante de la sevillanía ponga en entredicho la idoneidad de las propuestas. ¡Que ya está bien de tanta censura y del o conmigo o contra Sevilla! Por eso me niego a pensar que la Semana Santa esté herida de muerte, porque otra vez volveremos a sacarla adelante. Como siempre lo hemos hecho. Con la ayuda de todos los sevillanos y dejando atrás a aquellos a los que quizás les interese mantener viva la llama de la polémica y no la de la reconciliación. Por eso creo en la Madrugá, en el esfuerzo ímprobo de sus seis diputados mayores de gobierno y en la valentía de los cofrades sevillanos que el año que viene tienen que decir sí a llenar las calles. Creo en ellos, como en la Madrugá, como en una Semana Santa que este 2017 ha sido tan hermosa como siempre la imaginamos. A mí nadie me despierta de este sueño.
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Un diez
La pena, la esperanza
Víctor García-Rayo Periodista
José Manuel García Jefe de Emisiones de Radio Sevilla
o sé. Lo sufrí. Pero no les dedicaré la tinta que no merecen. La Semana Santa de 2017 ha sido espectacular, hermosa, maciza, redonda, con tanto argumento espiritual y artístico que merece ser subrayado que no tendríamos suficiente espacio en la revista para pintar tanta raya, tanta línea. De pitón a rabo, de mármol a mármol, esta edición que pasa a la historia por las estupideces de unos cuantos ha venido a confirmar que detrás de tanta belleza hay una población fiel y comprometida, un universo de las cofradías que, con todas sus sombras, es capaz de dar lustre a este universo llamado Semana Santa de Sevilla. Ha sido sobresaliente este curso del diecisiete. De principio a fin, sin fisuras. Tan brillante ha sido, tantas escenas inolvidables nos estaba dejando, que no aguantaron más y se hicieron protagonistas a las cuatro de la mañana del Viernes Santo un puñado de estúpidos que, a golpe de alcohol, vandalismo y violencia, lograron robar –no dejan de ser delincuentes– los titulares de una fiesta que ni entienden ni conocen. La Semana Santa de Sevilla de este año nos ha dejado compromisos y retos, estrenos e ilusiones nuevas; aciertos y mucha luz. Ha sido memorable, extraordinaria, completa y luminosa. Sevilla ha vuelto a poner en las calles lo mejor de sí misma y ha visto cumplido el objetivo de pregonar con el ejemplo ante el mundo una fe y una manera de celebrarla, de revivirla, en base a una tradición heredada que nos va en la misma masa de la sangre. Hay que seguir trabajando, analizando incluso el cambio de orden de algunas cofradías dentro de su jornada. Hay que trabajar y limar algunas cosas. Pero hay que festejar una Semana Santa, la de 2017, completamente sobresaliente. Un diez.
eía entrar en Campana el soberbio paso de palio que allá el puente cada madrugada nos regala, el barco pleno de esperanza gobernado por «la Reina de la noche larga de Triana» que dijo el pregonero. Lo miraba y lo que tenía que ser un bálsamo para los tiempos que corren, trocaba en tristeza; una honda, amarga y desasosegante tristeza que daba paso a una pena profunda y por momentos muy oscura. Unas horas antes, desde la altura donde intentábamos llevar lo grandioso de nuestras procesiones, habíamos sentido miedo. Desde el lugar guarecido y seguro, habíamos palpado el sobresalto. Sin pisar la calle, se nos había puesto el corazón en un puño. A la contemplación de lo hermoso le habían abierto una puerta a empujones por donde se nos escapaban las ganas y se colaba la pena. El pregonero también nos dejó dicho que «la esperanza es un sentimiento vacío si no estamos dispuestos a atravesar ninguna amargura para alcanzarla» y esa amargura la hemos ido amasando entre todos, entre los que provocan y los que, por no preservar lo más nuestro, no nos movemos aunque se haga preciso por el devenir del calendario; entre los detractores y los inmovilistas; entre los que tienen que arreglar esto y los que desde dentro mismo de nuestras corporaciones, otra vez pondrán palos en las ruedas del avance necesario. Yo no tengo soluciones pero prometo ponerme en manos de la esperanza y confiar como nunca, como siempre, en los que saben y los que tengan algo que aportar y animarlos a que combatan esta profunda pena que seguro no solo yo siento, aunque en esta ocasión ni la compañía consuela. Y si es preciso, rezar con la voz que nos prestó Alberto: «Déjame ser tuyo a ultranza y si me vieras caer, ayúdame, Gran Poder, a no perder la Esperanza». Amén.
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Una Semana Santa para la Historia
Sabor a hiel
Vicente Rodríguez García Historiador y escritor
Manuel Romero Luque Profesor de la Universidad de Sevilla
engo la suerte de haber vivido más de sesenta Semanas Santas con uso de razón. Desde esta perspectiva puedo afirmar que Sevilla ha celebrado la de 2017 con máximo esplendor en todos los órdenes y, desde mi sincero punto de vista, las luces han prevalecido sobre las inevitables tinieblas. Destaco, ante todo, el empuje imparable de la religiosidad popular de Sevilla, expresada tanto en los innumerables nazarenos, como en las incontables personas que vieron procesionar las cofradías en sus estaciones de penitencia, mientras iban o volvían de la Catedral. Esta devoción, cuya sinceridad se reflejaba en sus miradas, es una fuerza de autenticidad católica. Cuando Jesucristo hizo su entrada triunfante en Jerusalén, muchos le vitoreaban, pero también otros se burlaban y no valoraban ni conocían el significado de lo que ocurría; lo mismo pasa entre nosotros, es normal; junto a mujeres y hombres sinceramente devotos, otros no aprecian e incluso desprecian estos sagrados acontecimientos. Con estas actitudes hemos de vivir. Es necesario, igualmente, destacar la dignidad de la ornamentación de los pasos, la precisión de capataces y costaleros, el alto nivel de la música, y un sinfín de detalles más; todos ellos, rayando la perfección, estaban destinados a conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo según Sevilla de manera inigualable e inimitable. He hecho estación de penitencia con dos cofradías muy diferentes, una de mediados del siglo XX y otra de mediados del siglo XVI, en ambas he visto reflejarse en cientos de mujeres y hombres, dentro y fuera del cortejo procesional lo antes expuesto, soy testigo presencial y humildemente cualificado de mis aseveraciones.
a Semana Santa padece una situación de crisis y conformarse con el hecho de que todas las procesiones hayan salido me parece un débil consuelo. Hay que mirar menos los partes meteorológicos y preocuparnos más de la realidad social que nos envuelve. El origen y el futuro de nuestras cofradías conduce a la catequesis y, en torno a ello, hay unos códigos estéticos nada desdeñables, pero nunca estos pueden convertirse en el centro de la celebración. No salimos para ofrecer un espectáculo gratuito, ni para aumentar los beneficios económicos de nadie, ni para ejercer el deporte sacro, ni para oponer la tradición al futuro. Las cofradías salen a dar testimonio público de fe y necesitan unas condiciones mínimas para que el mensaje tenga efecto. Todos hemos contribuido a degradar el panorama y a todos compete mejorarlo. Es una fiesta que a nadie se oculta, que exige respeto mutuo en la convivencia, que cansa (hay que saberlo de antemano), que la calle es de todos, pero nadie posee un solo metro cuadrado en exclusiva. Se puede morir de éxito y estamos a un paso de conseguirlo. No pensemos que han de ser otros quienes nos solucionen el problema. Está en nuestras manos, en las tuyas y en las mías. Tampoco es cuestión de vallas o aforamientos, lo demostró el Gran Poder cuando salió en noviembre y el buen criterio de su hermandad creó el clima propicio. Se sabía a lo que se iba. El problema de la Semana Santa actual es que demasiada gente ignora para qué estamos ahí, durante diez largos días, abarcando calles y calles. Creen asistir a un espectáculo teatral donde solo importa el entretenimiento y el aplauso como respuesta; donde, como en los corrales de comedias barrocos, se puede comer y beber sin decoro arrojando al suelo los desperdicios. Es esa condición de público la que pervierte el sentido de las cosas. Aquí nadie debería ser espectador, sino concelebrante. De lo contrario…
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De arriba a abajo, la Virgen de los Dolores de Torreblanca, el Señor del Divino Perdón de Alcosa, el misterio de la Misión y el Cristo de la Corona. Sobre estas líneas, salida del Cristo de Pasión y Muerte. A la derecha, el misterio del Dulce Nombre de Bellavista.
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La Virgen del Amor recorre las calles de Pino Montano.
El gozo de lo esperado Sevilla confirma a las de vísperas como hermandades de pleno derecho
Pino Montano pide la venia al Porvenir. Su cruz de guía se erige como la primera en posarse sobre el suelo de la ciudad, que adelanta convencida el inicio de su Semana Santa al Viernes de Dolores. Diez hermandades salen en las vísperas
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n puñado de Padrenuestros llevaba Gabriel en los ojos. También Ana María. Los llevaba Almudena y Javier. Y los lleva a cientos de personas que beben los vientos por esas devociones poco conocidas que representan la forma de entender, sentir y ver la vida. Devociones en torno a las que giran unos barrios que no entienden ni de palcos ni de controles horarios. Son esos barrios de tradiciones añejas e identitarias. Barrios que llevan a gala eso de ser de vísperas.
Textos Rafa Reyes Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera, Victoria Gómez Martín y Teresa Roca
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Sevilla lo ha confirmado. Lo han confirmado los centenares de sevillanos que se echaron a la calle las dos jornadas previas al Domingo de Ramos conocedores de que la ciudad adelanta el inicio de su Semana Santa y lo hace para dar el lugar que merecen a las hermandades que durante las tardes del Viernes de Dolores y del Sábado de Pasión hacen estación de penitencia. No fueron a la Catedral. Recorrieron los rincones de sus calles y plazas, fueron a visitar a sus vecinos, a recoger las plegarias de sus enfermos, las lágrimas de sus jóvenes emocionados y los tímidos rezos de esos pequeños que garantizan el futuro. Pino Montano volvió a pedir la venia a la Paz blanca del Porvenir. El Viernes de Dolores volvió a significar el anticipo que la ciudad vive del Domingo de Ramos. Por eso, los que beben los vientos por su Virgen del Amor fueron los responsables de que la primera cruz de guía pisase el suelo sevillano. Siempre con la venia de La Paz, que por tradición, historia y meritoria tra-
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yectoria abrirá eternamente nuestra Semana Santa, al menos, en el corazón de Sevilla. Y el éxtasis de Pino Montano llevó la emoción hasta Bellavista. Allí, sus vecinas aguardaban encontrarse con la mirada de su Virgen del Dulce Nombre, esa madre que endulza los días a un barrio que no sabría vivir sin su hermandad, que alimenta a diario a más de 200 personas. El Viernes de Dolores supo a todo menos a dolor. Un viernes de bullicio, sol, algarabía y muchísima ilusión, la misma que se pudo respirar en Heliópolis, donde los que un día compartieron pupitres claretianos se volvieron a encontrar en torno a su cofradía de la Misión. Una hermandad que continúa sin prisas su camino hacia la carrera oficial. Y es que, como dicen en la propia corporación, «las prisas nunca fueron buenas consejeras». El recogimiento, la sobriedad y la reflexión cristiana se volvieron a dar cita un Viernes de Dolores más en el corazón de la ciudad. Se trata de la hermandad del Cristo de la Corona. Poco más de tres horas y media de recorrido para una cofradía que sin hacer estación de penitencia a la Catedral, vive todo el año en ella. Mucho público en una salida que cada año congrega a más cofrades. Cofrades que también ven a Cristo morir en Triana. El arrabal trianero volvió a enmudecer el Viernes de Dolores con la hermandad de Pasión y Muerte. Es el contrapunto más trianero. Parece como si la cofradía de ruan diera permiso al barrio para comenzar a vivir la algarabía que allí se respira a partir del Domingo de Ramos. Así son las cosas. Así es Sevilla, llena de contradicciones, siempre bellas. Y casi sin solución de continuidad, pocos minutos después de las tres de la tarde del Sábado de Pasión se abrieron las puertas de la Parroquia del Buen Pastor y San Juan de la Cruz. Doscientos nazarenos de antifaz burdeos y capa marfil dibujaron el horizonte en Padre Pío. Nuestro Padre Jesús de la Salud y Clemencia y la
El Señor de la Esperanza en el puente del Cedrón sufrió un pequeño percance poco después de la salida: la llama de un candelabro prendió el cinturón de uno de los miembro de la guardia judía. En la derecha, arriba, el Señor de la Caridad de San José Obrero ayudado por el Cirineo. Debajo, salida del Señor de la Salud y Clemencia de la hermandad de Padre Pío.
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Santísima Virgen de la Divina Gracia dieron una lección de catecismo a la gente de su barrio. La grandeza del Sábado de Pasión hubo que buscarla también en Torreblanca, un barrio que cuenta sus años en función de las pisadas de sus costaleros. La mirada del Cautivo volvió a encontrarse con la gente de su barrio, que volvió a llorar cuando su Virgen de los Dolores empezó a recoger las historias de todas esas personas que vivieron su día grande con el sentimiento de quien renueva anualmente su fe con los que consideran referentes. La fe salpicó de nuevo todos los rincones de la ciudad. Fue derramando su gracia en todas esas personas que, un día más, volvieron a hacer suya la calle a la espera del domingo más soñado. Lo mismo ocurrió en Alcosa. Allí, todos entrelazaron sus manos, sus deseos y sus esperanzas en torno al imponente nazareno de Navarro Arteaga y a su madre, «más guapa que nunca», decían algunos. Y de allí, a San José Obrero, donde el crujir del cancel de la parroquia marcó el inicio del sueño que vivieron, desde ese momento, los que han hecho realidad un proyecto de hermandad que ha sabido crecer, madurar y ganar su propia identidad. El susto del Sábado de Pasión llegó desde el Plantinar. Un susto que no consiguió empañar la salida de La Milagrosa. Y es que, la llama de uno de los candelabros de guardabrisas hizo prender el cíngulo del judío trasero del misterio al meterse dentro de una tulipa. La rauda colaboración del segundo capataz hizo que el extintor resolviera lo sucedido. Esto ocurrió pocos metros después de la salida. Después, todo fue emoción para una corporación que ha cumplido su segundo año como hermandad de penitencia. Es el gozo de lo esperado, de todo aquello que estaba por llegar, de lo que Sevilla nos tenía guardado. El preámbulo perfecto para una Semana Santa redonda al ya hay que empezar a reconocerle oficialidad.
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LA MEJOR, POR SU CUNA. Seis años de crianza bajo velo de flor.
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El misterio del Cristo de la Victoria, de la Paz, a su salida de la parroquia de San Sebastiรกn en el barrio del Porvenir. MรกsPasiรณn / mayo 2017
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DOMINGO DE RAMOS
Un primer día perfecto Sol y calor en el día de los estrenos y apenas incidentes para las cofradías, a excepción del ya tradicional retraso acumulado en la Campana El aumento de cortejos como el de la Paz, la Hiniesta o la Estrella (que tardan a veces hasta dos horas en pasar) han consolidado ya una jornada absolutamente impuntual
En la imagen principal de la página anterior, el enorme paso de misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén, bajando la rampa del Salvador. Junto a estas líneas, los costaleros de refresco ayudan en la salida del paso de misterio de Jesús Despojado. MásPasión / mayo 2017
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l primero de los días de la Semana Santa de este año empezó y acabó como el día perfecto que todos desean. Buen tiempo, algo de calor y gente en la calle como si no hubiera un mañana: la fórmula más recurrente en los últimos tiempos. Además, hubo ausencia total de incidentes que afectaran a las cofradías, que, un Domingo de Ramos más, acumulaban el consabido retraso de casi 25 minutos en la Campana cuando llegaba la cruz de guía de la Amargura. Como nota común a casi todos los cortejos, cabe mencionar las dedicatorias a los cristianos coptos asesinados aquella mañana en Egipto. La jornada comenzaba vibrante en el barrio del Porvenir, en el que la Paz se echaba a la calle incluso unos pocos minutos antes de la hora acordada. Esta vez lo hacía sin el Escuadrón de Caballería, que había tenido problemas con la junta de gobierno y, tras nada menos que 22 años, dejaba de salir acompañando a los nazarenos blancos. En su lugar escoltaba a la cruz de guía la banda Bendición y Esperanza, del Polígono Sur, un grupo de jóvenes que comenzaron hace unos años de manos del proyecto Fraternitas y que poco a poco se están haciendo un sitio en el panorama sonoro del universo cofrade sevillano. Se estrenaba también en Domingo de Ramos el capataz Ernesto Sanguino al frente de los martillos, en sustitución de Antonio Santiago. Sanguino ya llevó a la Virgen de la Paz a coronarse en el mes de octubre. Se notó algo más de alegría en el andar del palio, pero tampoco hubo un cambio drástico de estilo. Pocas horas después otro cortejo blanco, el de la Borriquita, tomaba uno de los escenarios más comunes de nuestra Semana Mayor: una abarrotada plaza del Salvador. Al impresionante paso de misterio –que llevaba recién restaurado al apóstol Santiago– lo acompañó a la salida la interpretación de Cristo del Amor por parte de la banda del Sol. Es uno de los sonidos fijos en esta hora, día y lugar. Momentos después, ya en el inicio de la Carrera Oficial, el primero de los nazarenos de la Semana Santa en pasar pedía la venia en el palquillo con el tradicional «A Dios por el amor». Este año el niño en cuestión era Rafael Molina, que es nieto de una de las camareras de la Virgen del Socorro, Julia Candau. En la Campana se estrenaba Joaquín Sainz de la Maza como presidente del Consejo en una Semana Santa. Poco hacía pensar entonces que cinco días después este presidente fuera una de las personas con un mayor estado de preocupación en nuestra ciudad.
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Textos Rafael Avilés Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera y Teresa Roca
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DOMINGO DE RAMOS
El curioso exorno floral del segundo de los pasos de la Cena, el del Señor de la Humildad y paciencia, con margaritas color naranja y cardos, entre otras flores. A la derecha, nazarenos de la Hiniesta aliviando la sed de un caluroso Domingo de Ramos.
En la plaza de Molviedro, en la salida de Jesús Despojado, se vivió uno de los momentos más emotivos del Domingo de Ramos. La hermandad y especialmente los costaleros rendían homenaje a Antonio Ángel, un guardia civil que acompañó muchos años como escolta a los pasos de la capilla del Mayor Dolor y que había fallecido recientemente. Los pasos de Jesús Despojado sorprendieron un año más por sus exornos florales: orquídeas ferrari, hortensias liolificadas y rosas rojas en el misterio; orquídeas blizard, frecsias y rosas spray en el palio. Una de las cofradías que más sorprendió a su paso por la Campana fue la de la Cena, cuyo palio de la Virgen del Subterráneo se movió al son de Esperanza de vida, la composición de Manuel Marvizón que fue estrenada en el pregón de Alberto García Reyes un domingo atrás. San Julián fue otro de los puntos estratégicos de este día brillante. La Hiniesta salía de su templo con la estrechez de su ojiva como norma y se entregaba a unas calles abarrotadas de público a pesar del duro sol. Los nazarenos de azul y plata tuvieron que apretar su paso por tríos en su paso por la Carrera Oficial para evitar un retraso en la jornada que parece caer como una losa, cada año más,
El paso de palio de la Virgen del Subterráneo, de la Cena, entró en la Carrera Oficial con la nueva marcha de Manuel Marvizón, ‘Esperanza de vida’, estrenada en el pregón de García Reyes
A la derecha de estas líneas, el paso de palio de la Virgen de Gracia y Esperanza de la hermandad de San Roque, a su paso por la Encarnación.
a tenor del gran aumento de nóminas de hermanos de luz en los cortejos del domingo. Por su parte, la hermandad de San Roque, con unas filas menos pobladas, ponía su cofradía en la calle con otro estreno musical: la marcha La Gracia de María, que –compuesta por López Gándara y donada por un hermano– fue brillantemente interpretada por la Cruz Roja. Por delante iba ya el Señor de las Penas con la banda Esencia, que el año pasado había ya sustituido a la Centuria macarena tras el misterio. La única variación en el guion del Domingo de Ramos la ofreció la Estrella, que adelantó su salida 15 minutos para volver sus pasos hacia la calle Pagés del Corro y que pudieran verlo la enorme cantidad de público allí presente, algo inédito hasta el momento. El cortejo trianero, MásPasión / mayo 2017
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DOMINGO DE RAMOS
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El paso de misterio de la Estrella, sobre el puente de Triana, camino de Sevilla. Bajo estas líneas, el paso del Desprecio de Herodes de la hermandad de la Amargura, instantes después de su salida de San Juan de la Palma.
que tarda ya casi dos horas en pasar, aguardó a la entrada en la Carrera Oficial el paso completo de la cofradía de San Roque. A pesar de que sus largos tramos pasaron con una celeridad inusitada frente al palquillo, el retraso en el día, a esas horas, ya estaba más que fraguado, pues ambos pasos –especialmente el misterio– se recrearon en la Campana. La Virgen de la Estrella lucía en su pecho un escudo regalado por la hermandad de San Gonzalo, que conmemora el 75 aniversario de su fundación. La cofradía de la calle San Jacinto estrenaba un nuevo elemento en su cortejo: un relicario de la túnica de San Francisco de Paula, titular de la hermandad. Desde San Juan de la Palma llegó con su estilo de siempre la Amargura, una de las cofradías que parecen inmutables. Lucían en el paso de misterio del Desprecio de Herodes los tres romanos, recién repasados por Enrique Gutiérrez Carrasquilla. La hermandad publicó al día siguiente un comunicado quejándose del aforamiento excesivo de calles como Francos y Alcázares, prácticamente sin público. A pesar de que la Amargura hizo todo lo posible por eliminar el retraso de entrada en la Carrera Oficial que se arrastra durante toda la tarde, el Amor, la última de las cofradías en pasar, se encontró con 25 minutos de espera que supo repartir desde su salida del Salvador. La cofradía del majestuoso crucificado de Juan de Mesa trató de eliminar el desfase a su llegada a la Puerta de San Miguel, pero tampoco se pueden hacer milagros. Lo peor fue que la Virgen del Socorro tuvo que pasar por una Carrera Oficial con apenas un cuarto de entrada en ciertos lugares del recorrido.
El palio de la Virgen del Socorro, del Amor, en la noche del Domingo de Ramos. MásPasión / mayo 2017
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Cuando Guadalupe salió de hebrea La hermandad de Las Aguas conmemoró de esta forma el 50 aniversario de la bendición de su dolorosa, tallada por Álvarez Duarte
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El Polígono celebraba el medio siglo de vida del barrio. San Gonzalo, que cumplía 75 años, como las Tristezas de VeraCruz, ponía en la calle el cortejo más numeroso de su historia Texto Antonio Delgado-Roig Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera y Teresa Roca
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l Lunes Santo resultó pleno después del fiasco de 2016, cuando sólo cuatro cortejos pudieron realizar la estación de penitencia. Con un tiempo espléndido, tan espléndido que convertía en heroico ponerse una túnica de nazareno o caminar descalzo, la jornada dejó un buen número de pequeño detalles y grandes momentos que serán recordados durante mucho tiempo, sólo empañados por el retraso acumulado en la Campana que hizo que el Museo entrara a las 4.05 horas. La hermandad del Polígono de San Pablo se encargaba de abrir la jornada desde su popular barrio, que está festejando su medio siglo. Como sus primeros moradores procedían mayoritariamente de la Macarena y Triana, la Virgen del Rosario lució durante la salida procesional una saya de la Macarena y un puñal de la Esperanza de Triana. Cuando la Virgen pasaba por la parroquia de San Benito, el palio de la Virgen de la Encarnación se asomó a la puerta para saludar al cortejo. Gran detalle de la hermandad que, a buen seguro, alivió el largo camino del Polígono. Desde la plaza de Jesús de la Redención salía el Beso de Judas, una hermandad que sigue ganando adeptos y que por fin ha podido lucir a sus seis apóstoles y al Señor de la Redención con túnicas bordadas y gracias al esfuerzo realizado por la corporación, propias. Minutos después de la salida, las petaladas comenzaron a caer una tras otra desde todas las casas regalando uno de los momentos más emotivos de la jornada. El otro lo protagonizó el hermano mayor, José Antonio Moncayo, que hacía su última estación de penitencia con la vara dorada y entró en la Campana con su hija de un año en brazos. Desde el Tiro de Línea llegaba al centro el Señor Cautivo con una túnica burdeos en lugar de la morada habitual. Ha sido donada por una devota y la confeccionaron feligreses de la propia parroquia. Como todos los años, llevaba detrás del paso una auténtica legión de fieles y devotos que le acompañaron desde que puso los cuatro zancos en la calles, y no lo abandonaron hasta que plantó los cuatro zancos en el templo (salvo en la Carrera Oficial). La entrada en la plaza de MásPasión / mayo 2017
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La Virgen de Guadalupe sale en su paso de palio vestida de hebrea, tal como fue bendecida hace 50 años. Debajo, de izquierda a derecha, la Virgen del Rosario llegando a la plaza del Salvador; el Cautivo de Santa Genoveva por su barrio del Tiro de Línea y el misterio del Señor de la Redención enfilando la calle Santiago.
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LUNES SANTO la Campana tanto del Señor como de la Virgen de las Mercedes fueron muy aplaudidas y la dolorosa recibió una gran petalada al entrar en la calle Sierpes. Llegaba el momento del silencio de Santa Marta, otra cofradía que continúa creciendo, y que ayuda a la contemplación del misterio del Cristo de la Caridad y su traslado al sepulcro que tallara Luis Ortega Bru. Este cortejo daba paso a otra cofradía que llegaba desde un barrio lejano al centro de la ciudad. San Gonzalo venía desde el Tardón con el cortejo más numeroso de toda su historia. La hermandad cumplía 75 años y dando buena muestra de que han sido más que fructíferos. Buena parte de los 2.300 nazarenos procesionaron en filas de a tres para que el cortejo no se convirtiera en eterno. Tras ese mar de túnicas blancas, volvía el silencio a la Carrera Oficial para recibir a la cofradía de VeraCruz. Las 50 representaciones de la Confraternidad
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El Beso de Judas y Vera-Cruz siguen ganando adeptos. Cada una, con su estilo, dan buen ejemplo de cómo se realiza una estación de penitencia que se integran en la procesión daban buena muestra de que esta hermandad, cuya dolorosa también cumple 75 años, también está en auge. El cortejo, en el que todo tiene un sentido, es cómodo de ver porque quienes se acercan saben perfectamente a lo que van, a ver un gran testimonio de fe y cómo se hace a la perfección una estación de penitencia. Igualmente, desde San Vicente llegaba la hermandad de las Penas después de regalar algunos bellos momentos por su barrio en el que la Virgen de los Dolores coincidía a pocos metros con los palios del Vera-Cruz y del Museo. Tras el ruan negro llegaban las túnicas blancas y los antifaces morados de las Aguas con una de las grandes novedades de la Semana Santa: la Virgen de Guadalupe fue vestida de hebrea. La dolorosa cumplía medio siglo de su bendición y la hermandad quiso recordar, con división de opiniones, los meses que estuvo expuesta de esta forma en la parroquia de San Bartolomé, entonces sede de la cofradía. Por último, la hermandad del Museo cerraba la jornada y se plantaba para iniciar la Carrera Oficial con media hora de retraso sobre el horario previsto y regresaba por la plaza de Molviedro y la calle Gravina para ganar en recogimiento.
Abajo, el Señor de las Penas enfilando la calle San Vicente. A la derecha, el Cristo de la Expiración recorriendo la fachada principal del museo de Bellas Artes de Sevilla.
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El paso de misterio de la hermandad de Santa Marta volvió a provocar el silencio a su alrededor. A la izquierda, el primer paso de la hermandad de San Gonzalo recorre las calles de Triana con la Torre Sevilla al fondo. Abajo, la Virgen de las Tristezas de la hermandad de la Vera-Cruz saliendo de su céntrica capilla del Dulce Nombre.
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El Señor de la Salud y Buen Viaje supera la ojiva de San Esteban vigilado por un romano el pasado Martes Santo, por primera vez con José Andréu como capataz.
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Y Dios dispuso
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a bóveda era celeste, el color de la generosidad. De las causas nobles que se retiran de la vida mundana para darse a los demás. La tonalidad etérea que al caer la primera luna llena de primavera alumbra a esta Sevilla que reserva estampas clásicas en la semana que se convierte en Judea. En este Martes Santo, echar un vistazo a la vertical era toparse con un sol de justicia, rayos fulgurantes que desde bien temprano caían a plomo sobre la ciudad. Nadie se acordaba, ni por asomo, de la lluvia que hace un año empañó las emociones. La conjunción sol y martes da por resultado un atractivo sinónimo de ocasión idónea para disfrutar de la Semana Mayor. Hablamos de un día que va con la verdad por delante, de los pocos que aún mantiene la medida exacta de lo que ha de verse en la calle: enclavado entre la explosión de un Domingo de Ramos de sobreocupación e insolencia supina y como preludio a los días grandes de masificación y tristes entuertos. Es este el tercer día de gozo del auténtico bastión de la certeza que vive en las siluetas de crucificados imponentes, entre las comisuras del ropaje de Pilato, en las palomas que surcan el firmamento del Cerro, la cruda realidad que también aparece con la maldad de Malco, el Stabat Mater enlutado de la vieja judería, en la trigonometría exacta que traza la Madre de los Desamparados para vencer las fauces de la ojiva o en el Dios de túnica tallada que baja por la rampa de San Nicolás, ese que reparte salud mientras carga con la cruz. Sin artificios ni recovecos. Ese es el lenguaje de la verdad. El del sevillano Martes Santo. El Cerro es la primera posta. A estas alturas, sería casi imposible entender la Semana Santa de la ciudad de la Giralda sin lo que se ofrece desde Afán de Ribera. De la monumentalidad a las casas bajas con aura de ensanche. Ya lejos del catecumenismo, el barrio está más que confirmado en la doctrina cofrade. Se percibe en sus balco-
Textos Diego M. Díaz Salado Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera y Teresa Roca
Una petalada recibe a la Virgen de los Dolores nada más salir de su parroquia, en el El Cerro del Águila. A la derecha, el Cristo de la Buena Muerte de Los Estudiantes enmarcado por la fachada del Rectorado de la Universidad de Sevilla.
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nes engalanados, en la honesta declaración de amor que tributa esta ciudadela de humildad a su cofradía del alma. Causa admiración el poso de una comitiva con aires espartanos, los que dan la hombrada de recorrer kilómetros de asfalto en una procesión con mucho de peregrinaje en la que no hay antifaz de terciopelo burdeos que se menee. Aún más si el mercurio roza los 35 grados en mitad de un trayecto colosal, por anchas y caniculares avenidas. El crucificado de Ocampo, que pese a llamarse del Desamparo y Abandono puede presumir del abrigo de un barrio entregado, se ha ganado un hueco entre las imágenes imprescindibles de la Semana Santa, aunque no más que su madre cerreña Dolores, bien custodiada por todo un ejército de devotas que pegadas a su manto hacen demostración pública de la de montañas que puede mover la fe, en este caso, en forma de maratoniana y abnegada compañía. En extramuros vive parte de la esencia cofrade de una ciudad mariana. Por el remoto monasterio de San Benito Abad ya desfilaban protocofrafías camino de la Cruz del Campo. Hoy día, el camino es inverso –a la ida– para que sea otra cofradía de barrio la que demuestre cómo se ha de presentar al pueblo. El barco dorado del Pilato exhibe sus maneras con majestuosidad única, tránsito trianero
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El Martes Santo redimió la enajenación lluviosa del 16 para revelarse pleno y rebosante de autenticidad. Jornada de calor africano con exactitud casi Suiza
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MARTES SANTO en honor a los orígenes a la corporación que tiene en la Calzada una devoción sin par. A pecho descubierto, en forma y fondo, su discurrir por los Caños de Carmona establece una de las postales más firmes de la Semana Santa sevillana. La cofradía estaba de fastos, su banda del Cristo de la Sangre celebró vigésimo quinto aniversario ganándose el honor de tocar en la salida del magnánimo misterio del primer paso y en la dulce recogida de la Encarnación, dolorosa acompañada por una banda, la de la Puebla del Río, que también celebraba veinticinco primaveras soltando armoniosas corcheas. Otro de los estrenos de la cofradía de la Calzada estaba en los martillos, ya que se habían renovado los capataces de los tres pasos: Jesús Candela, Manuel Roldán y Jesús Morón. Del júbilo de los arrabales de terciopelo al recogimiento de las de ruan del centro. El contrapunto enriquece. En la calle Feria no hay jolgorio sino unción. Sobre un monte de lirios, el Cristo de las Almas cruza silente el dintel de Omniun Sanctorum. Es ese el momento en el que los Javieres arranca su Martes Santo. La irreverente lluvia del pasado año truncó las esperanzas de la Virgen de Gracia y Amparo, deseosa de salir junto a San Juan, un estreno por fin confirmado. El detalle iba más allá de la esperada novedad, y es que las manos de la dolorosa y de su fiel confidente aparecieron entrecruzadas, en una suerte de pacto de fe. Un gesto sin precedentes que sin duda, marcará un antes y un después en las posteriores salidas procesionales de un dúo divino ya imprescindible. Al otro extremo del angosto centro, en la catedral de la sabiduría, un crucificado solemne se cuadró bajo un ángel anunciador. El de la gubia de Juan Mesa, el Dios con el reflejo de una muerte conforme, cuasi satisfecha por traer la salvación. Los Estudiantes, la última herman-
San Juan, en Omnium Sanctorum, toma la mano de la Virgen de Gracia y Amparo en su primera salida sin lluvia dad gremial, celebró medio siglo de morada en la Universidad, tras arribar desde la Anunciación, otra sede de influencia erudita. La cátedra del respeto se imparte en la Lonja universitaria, donde no falta futuro: más de 200 monaguillos conforman la mayor nómina entre los de su especie de toda la Semana Santa sevillana. No era la del traslado de sede la única celebración de la corporación, ya que también se cumplían 75 años de la llegada de la Virgen de las Angustias a la hermandad. Belleza académica, casi sin parangón, en una cofradía de referencia. Al compás de una tarde plena, el fulgurante haz de luz parecía penetrar por la ventana de Águilas. A través de ese cristal ahora huérfano donde Jesús de la Salud y el Buen Viaje desea su propia advocación a propios y extraños. Al Señor de la Ventana lo han subido al paso, en un misterio que estrena ropajes y que obrará, un año más, el milagro de vencer la dentada ojiva de San Esteban. No es esa la mayor apoteosis de la tarde. Sus hermanos del palio habrán de conseguir la auténtica cuadratura del círculo: trazar líneas perfectas, cuerpo aún más que a tierra, para vencer obstáculos en una de las salidas imprescindibles. La Virgen de los Desamparados, con costaleros de refuerzo ayudando en la complejísima tarea, salió a la calle en una maniobra perfecta, rumbo a una Carrera Oficial con cambios en su itinerario de ida: llegó a la plaza del Cristo de Burgos desde la Alfalfa. La dolorosa exhibió claveles blancos y gladiolos en sus esquinas, y sobre todo, nuevos andares por gracia de un capataz también de estreno, José Andréu. En San Nicolás se veían nazarenos blancos por doquier. La Candelaria presentaba su cifra récord, más de
1.330, para acompañar al Dios que Ocampo tallara con túnica incluida y a su madre Candelaria, preciosa talla de Galiano arreglada por Dubé de Luque, patrona de aires insulares y de los parques y jardines de su Sevilla natal, patronazgo que celebraba medio siglo. Y no hay mejor forma que retornando al discurrir de vuelta por los Jardines de Murillo, estampa única y de altas dosis de estética costumbrista. El año pasado, tras los titubeos de salida por la lluvia, pudo finalmente completar su recorrido, aunque cercenando ese pasaje final por tan idílico enclave. Y hablando de atractivo floral, se hace obligado parase en la alfombra que llevaba Jesús de la Salud, de un intenso buganvilla en perfecto contraste con el lustroso dorado de la canastilla. De ahí, al granate del Señor que recibe la bofetá del judío Malco. Jesús ante Anás, de Castillo Lastrucci, lució la más antigua de sus túnicas bordadas, de un intenso granate. Su agresor, Malco, el malo de Caifás y José de Arimatea estrenaban ropajes y María del Dulce Nombre, bajo palio, presumía del ya clásico exorno de claveles rosas, estética equilibrada a la par que agradable a la vista. El barco dorado de la Bofetá hubo de atravesar un océano de almas rendidas a sus buenos andares en su paso por la Gavidia, en un discurrir de ida atestado de público donde sobresalía el toque de Cigarreras. De San Lorenzo a Santa Cruz cuando las luces de la tarde ya se apagaban, y el día tomaba camino del cadalso. En la vieja judería resiste el luto, con proverbial deferencia. La cofradía de negro exhibe su Stabat Mater con extremada meticulosidad. Capilla musical y lirios de color intenso, estos últimos ausentes desde ese Santo Entierro Magno de 2004 en el que también se recuperó la imagen de Santa María de la Antigua a sus pies, componiendo una escena ya indisoluble a su propia existencia. Sones de Tejera tras la dolorosa de Eslava Rubio, la que puso punto final en Campana a un Martes Santo que se cerró sin retrasos y con el gozo de la plenitud. Esta vez, Dios sí dispuso lo mucho que había propuesto el hombre. MásPasión / mayo 2017
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El misterio de la Presentación al Pueblo de San Benito ante los Caños de Carmona. En la foto de la izquierda, reflejo de una señora en el farol de la parroquia de Santa Cruz que ilumina la salida del Cristo de las Misericordias.
Junto a estas líneas, de izquierda a derecha, el Cristo de las Almas saliendo de Omnium Sanctorum; un diputado de tramo enciende los cirios de los nazarenos del Dulce Nombre a la salida de la parroquia de San Lorenzo y el Señor de la Salud de la Candelaria sale sobre un monte de claveles color buganvilla.
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El misterio de las Siete Palabras emerge entre la luz del atardecer del barrio de San Vicente. Este año han sido restaurados y dorados los respiraderos delantero y trasero del paso que lleva al Cristo que da nombre a la hermandad y a la Virgen de los Remedios.
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Con sones marineros Esencias gaditanas en Feria y en Nervión que apenas refrescan un caluroso día
Es complicado establecer una clasificación de clasicismo entre los distintos días de la Semana Santa sevillana, pero es difícil ganarle la partida a los Cristos y misterios del Miércoles Santo... aunque incorpore elementos nuevos
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alve, estrella de los mares, Virgen del Carmen hermosa, abrazada por el calor que a las tres y media de la tarde cae a plomo en la calle Feria… Sones marineros como olor a mar trajeron hasta Nervión los músicos del Rosario de Cádiz, aunque la música que interpretaran fuera la más clásica de las bandas de cornetas y tambores, con la potencia que le dieron sus 145 músicos que no defraudaron en su debut tras el Cristo de la Sed, y a buen seguro repetirán por las calles de Sevilla. Esa fresca brisa gaditana que no sirvió para suavizar la tórrida tarde de un Miércoles Santo que cada Semana Santa deja en la ciudad estampas de una Sevilla clásica, inamovibles en el tiempo, y de un tiempo a esta parte, trufadas, aunque livianamente, por jóvenes nazarenos que llegan desde barrios que son centro, centro nuevo, como Nervión desde hace ya 38 años, y centro añejo, como la calle ancha la Feria y una parroquia de Omnium Sanctorum, cuya ojiva lleva casi ocho siglos desprendiendo sevillanía, aunque la hermandad del Carmen haga solo diez años que forma parte de la nómina del día. Frente a los jóvenes hermanos del Carmen y La Sed, San Bernardo, El Buen Fin, La Lanzada, el Cristo de Bur-
Texto Auxiliadora Villar Fotos Diego Arenas, Jesús Barrera, Manuel Gómez y Teresa Roca
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gos, Las Siete Palabras, los Panaderos… y un mar azul que desde el Arenal acompaña a las Vírgenes del Baratillo y al Cristo de la Misericordia, en brazos de una Piedad más bella y joven que nunca, tras la restauración llevada a cabo por Juan Manuel Miñarro. Esta dolorosa, o más bien el conjunto escultórico y su entorno taurino, fueron dos de los principales protagonistas del pregón de Alberto García Reyes: «Eres la niña más pura y no te vale un novillo. Tu destino es un miura que escarba la sepultura del Señor del Baratillo». Así concluía su alocución en su pregón tauro-cofrade dedicado a Ella y al Hijo muerto en sus brazos. En el palio, la Virgen de la Caridad pudo reestrenar in extremis su manto color berenjena, restaurado en el taller de Sobrinos de Elena Caro, después de que al pasado año saliera con el que le prestó la Esperanza de Triana mientras restauraban el suyo. Una situación parecida, aunque por una causa mucho más triste, la ha vivido este año la Virgen del Buen Fin, de la hermandad de La Lanzada, que procesionó con un manto burdeos de la Virgen de los Desamparados tras sufrir el suyo un accidente en la tintorería. La hermandad agradeció a todas las que le habían ofrecido alguno tras conocer el incidente, pero este es el que se adaptaba más a su color original y a su palio adornado con rosas color champán. El caballo de Longinos y su lanza, esa que confirma que Jesús es Hijo de Dios, y que antecede al Crucificado de Illanes en el misterio salió del templo con Toque de Oración, en vez de Marcha Real, en señal de luto por la muerte del capiller de la parroquia, Manuel Garrucho Morales, un dolor que recordó el capataz Ismael Vargas a sus costaleros para animarlos a llevar por Sevilla ese gran barco: «Genio y
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La Virgen de la Piedad, más bella si cabe tras su restauración, y el Cristo de la Misericordia alcanzan la calle Adriano.
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MIÉRCOLES SANTO corazón». Cuánta chavalería aguarda su salida en la escondida plaza de San Martín. Como lo hacen en la calle Orfila, y mucho más apretados, para ver cómo prenden al Señor del Soberano Poder al caer la noche, ante un olivo que apenas cabe por la puerta de la capilla de San Andrés. 25 años se han cumplido en 2017 de que Lanzada y Panaderos permutaran su lugar en los cortejos del Miércoles Santo, situación que no ha dejado de tener opositores dentro de la que cierra el día que no hace sino acumular retrasos año tras año. También sale un misterio impresionante de la parroquia de San Vicente… pero allí no hay bullas. Los tres impresionantes pasos de las Siete Palabras se contemplan en un suspiro con solo 400 nazarenos. Suerte que tienen quienes se acercan hasta ahí, pocas filas, pocas sillas, recogimiento… Así durante cinco siglos… y los últimos 150 años con el mismo hábito, blanco y carmesí, que ya figuraba en sus reglas de 1595 y que parece ser el más antiguo de la Semana Santa de Sevilla. Como íntima debería ser la salida de la hermandad de San Pedro, pero le falla el escenario. La amplitud de su plaza, convenientemente situada junto a una heladería puntera, y la posterior pasarela y escalinata de las Setas no le hacen justicia al impresionante Cristo del siglo XVI y el clasicismo de esa Madre que mira al cielo entre claveles blancos y sones de Tejera. De regreso al comienzo de la jornada, los más buscados en cada cortejo eran los aguaores, que en La Sed redoblaron su esfuerzo desde la hora del mediodía. Dos por tramos y un equipo médico para aliviar a sus hermanos, que aguantaron más que los cirios que iban doblándose conforme pasaban las horas. Y para preparar el próximo cincuentenario de la hermandad de Nervión, en 2019, ambos pasos llevaban en su cabecera sendas cámaras para reflejar su discurrir por calles y avenidas para el documental que prepara el realizador Carlos Valera.
El aguaor de La Sed, búcaro en mano, con la Virgen de Consolación. Salida del palio de la Virgen de Regla de su capilla en Orfila. A la derecha, el misterio del Señor de la Paz por la Alameda. Abajo, San Bernardo volvió a ser barrio grande ante su Cristo de la Salud.
Aguaores y cirios doblados fueron dos de los protagonistas del día, junto a exornos florales novedosos, petaladas por San Bernardo y San Martín y una joven Virgen rejuvenecida En el Carmen, el del carrito llevaba tantos cirios de reemplazo como agua. Y ya lo buscaban nazarenitos y acólitos desde media hora antes de la hora señalada. Las cámaras y móviles que pudieron captar su salida agradecerán que la hermandad tuviera el detalle de cubrir con tela marrón carmelita la gran cantidad de señales de tráfico situadas ante las puertas de la parroquia. Un detalle que embelleció aún más una salida complicada y bella, por una puerta de piedra por la que un palio no cabe, pero lo hace. Ya de vuelta, el esperado paso por la casa de Madre Angelita, por la que no pasaba desde que salía los Viernes de Dolores. Las hermanas les echaban de menos. El Miércoles Santo es día de misterios, pero también de Cristos tan clásicos como memorables, estampas de otros tiempos… de siempre, como la del Señor de la Salud de San Bernardo sobre un monte de claveles rojos enmarcado por los altos candelabros dorados. Petalada para enjugar las lágrimas de la Virgen del Refugio en San Bernardo, flores para una flor que huele a clavel y azahar. De nuevo en San Vicente, el Buen Fin y Carlos Amigo, forman un tándem inseparable pese a la distancia del cardenal emérito. Por la mañana bendijo el nuevo estandarte sacramental de la cofradía y por la tarde contempló una vez más la salida desde el antiguo convento de San Antonio de Padua. Llamaron la atención los exornos florales de ambos pasos: claveles y rosas rojas, astromelias burdeos, cardos y espinos para el Cristo, blancas y de palma, llegadas directamente de Elche, para acompañar a la Virgen de la Palma. MásPasión / mayo 2017
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A la derecha arriba, la Virgen de la Palma lució flores de palmas llegadas de Elche en su palio. En medio, entre el humo que emerge de los incensarios, el Cristo de Burgos sale de la parroquia de San Pedro. Abajo, el imponente y clásico misterio de La Lanzada llevó luto, aunque no se reflejara en ningún crespón negro.
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La belleza bordada en una tarde Más fresco y menos público en un Jueves Santo espléndido y puntual en el que el Señor de Pasión lució túnica bordada como hace dos años
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La ciudad disfrutó de una jornada de estéticas recuperadas, novedades en los martillos y exornos florales, y con dos ministros del Gobierno en el palquillo de la Campana Textos Manuel J. Fernández Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera, Diego Arenas, Teresa Roca y Raúl Caro (Efe)
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in retrasos, con menos calor y un público justo en las primeras horas de la tarde. El Jueves Santo se conjugaron todos los astros para que fuera una jornada espléndida y equilibrada de principio a fin. Ni la ambulancia con la que se topó la hermandad de Monte-Sión en la estrechez de la calle Francos hizo tambalear el día más clásico de la Semana Santa, que contó con la visita de dos ministros del Gobierno de la nación en la Campana. El Jueves Santo echaba a andar en la Resolana con importantes novedades. La destitución de Antonio Santiago al frente de las cuadrillas de costaleros dio paso al estreno en el martillo de Antonio Hierro –paso de Cristo– y los hermanos Gallego –en el palio–. Éstos últimos realizaron emotivas levantás por los enfermos de cáncer. En la calle Águilas, a la vuelta, se contó con la presencia de Quique, un niño en tratamiento que protagonizó un vídeo que se ha hecho viral en internet. Las imágenes hablan por sí solas. De igual manera, Javier Grado volvió a superarse con un monte de estilo asilvestrado a base de jacintos woodstock, alhelíes, acacias, esparragueras y thrislancias para el Cristo de la Fundación y hermosas flores para la Reina de los Ángeles. Difícil de recordar sus nombres aunque no la hermosura de sus conjuntos. En especial, el palio que lucía restaurados los bordados del original manto diseñado por Juan Miguel Sánchez y restaurado por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). A esa misma hora había bulla en Los Terceros. Nadie quería perderse la salida de La Exaltación. Sobre todo el momento en el que la cofradía retomaba su itinerario natural en la esquina de la calle Gerona con la iglesia de Santa Catalina, templo al que espera volver en un par de años tras más de diez de exilio. Más de 5.000 claveles deshojados ofrendaron los jóvenes y niños de la hermandad a la Virgen de las Lágrimas desde lo alto del Rinconcillo. De nuevo sorprendía el exorno: orquídeas y claveles rojos en el misterio que los mayores llaman «de los caballos», y de tonalidades champagne y anaranjada en la dolorosa. Había pasado el misterio de Las Cigarreras, cuando dos ministros hacían su entrada en La Campana. El MásPasión / mayo 2017
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El Señor de la Oración en el Huerto con la túnica enriquecida en el taller de Paleteiro –a la izquierda–, el Señor de Pasión con túnica bordada sobre su paso procesional –arriba–, y momento de la petalá a la Virgen de las Lágrimas en la esquina de la calle Gerona con la iglesia de Santa Catalina al fondo –a la derecha–.
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exalcalde sevillano y actual responsable de Interior, Juan Ignacio Zoido; y el de Justicia, Rafael Catalá, disfrutaron del discurrir de las cofradías desde el patíbulo del Consejo, donde algún nazareno dejó polvorones de Estepa en lugar de caramelos. Catalá se integró de lleno en la fiesta, hasta el punto de ponerse delante de la Virgen de la Victoria y tocar el martillo. En primera fila se empapó de la belleza del palio que, en sus flores (ramos cónicos coronados por alhelíes), tocado y repertorio musical, reproducía la estética de la Exposición Iberoamericana del 29, en los tiempos en los que aún el rey Alfonso XIII presidía la cofradía. Zoido, por su parte, atendió a los medios de comunicación realizando la siguiente indicación, sin saber que en unas horas (en la Madrugá) serían más que necesarias: «Hay que obedecer las indicaciones de las Fuerzas de Seguridad». Además se aventuraba a dar una primicia cofrade sobre la coronación de esta dolorosa: «Ya tengo reservada la primera quincena de octubre de 2018». ¿Estará ahí la fecha definitiva? Hubo que esperar a los hermanos de la calle Feria para que se dispararan las emociones. «Esto es un lujo para que Sevilla disfrute. Este año va por tres hermanos», confesaba con humildad Elías Salamanca antes de acariciar por primera vez el martillo del paso del Señor de la Oración en el Huerto. La imagen portó la túnica bordada que estrenó en el Viacrucis del Consejo de este año. Su entrada en Campana no defraudó. Redención en estado puro para acompasar las mecidas de un olivo que aguardaba el sueño del apostolado. Bajo las trabajaderas iba «en la misma gloria» Juan Luis López, un joven de 25 años llegado desde Ciudad Real que hacía realidad su sueño de adolescencia cuando vio esta cofradía en su primera visita a Sevilla: «No termino de creérmelo». El ministro del Consejo –el tesorero Paco Vélez– y Zoido salieron a la calle central de la Campana para recibir a la Virgen del Rosario: «Están aquí nuestro hermano y el ministro, pero esta levantá va por su hermana la Virgen de la Salud, que
El impresionante paso de misterio del Cristo del Descendimiento de la Quinta Angustia al salir de la parroquia de la Magdalena –arriba–, y trasera del palio de la Virgen de los Ángeles, donde se aprecia la restauración del manto de salida –a la derecha–.
El palio de la Virgen de la Victoria recuperó la estética de la Exposición Iberoamericana del 29, en los tiempos en los que el rey Alfonso XIII presidía la cofradía sevillana MásPasión / mayo 2017
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este año va a ser coronada por toda Sevilla», dedicaba Manuel Vizcaya mientras sonaba Rosario de MonteSión y se aceleraban los corazones. De la alegría al silencio atronador del misterio de la Quinta Angustia. Sobriedad en el cortejo de capas moradas y cruces arbóreas y reminiscencias a la Batalla de Lepanto en el diseño de los faroles de un paso que el mejor compendio del clasicismo del Jueves Santo. Caía ya la noche en la ciudad, cuando la hermandad del Valle se adueñaba de las calles del Centro. Tres pasos que son tres joyas devocionales y que tienen la inmortal marcha de Vicente Gómez-Zarzuela como mejor banda sonora para las primeras horas de la noche. La última vez fue hace dos años por el IV centenario de su hechura. Este año el Señor de Pasión ha vuelto a sacar la túnica bordada de los cuernos de la abundancia, confeccionada por Manuel Ariza en 1846. Puntadas que sirvieron para realzar la majestad del Nazareno de Montañés. Llegaba pues la hora de la luna del parasceve a la que Cernuda cantó: «Mágica por el cielo la luna fulge, llena Luna de parasceve. Azahar, luna y música». La Madrugá llamaba al corazón de Sevilla.
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El paso de la calle de la Amargura del Valle con las modernas Setas al fondo –arriba–, los ministros Catalá y Zoido en el palquillo de la Campana –a la izquierda– y el palio de la Virgen de la Victoria de las Cigarreras con exorno floral, tocado y estética propias de la Exposición Iberoamericana del 29 –abajo a la derecha–.
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¿Hasta cuándo? Sevilla volvió a vivir una agitada noche de estampidas, pánico y gamberrismo
Por quinta ocasión desde el año 2000, la Madrugá se vio seriamente alterada por avalanchas y episodios de histeria colectiva que provocaron un centenar de heridos y que la Policía achaca a hechos aislados de gamberrismo sin conexión
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las 14.22 horas del Viernes Santo, con la entrada del palio de la Macarena en la Basílica, la ciudad volvía a recobrar una falsa sensación de calma después de contener el aliento durante toda la noche. Concluía a esa hora una de las Madrugás más tristes y agitadas que se recuerdan. Y, por desgracia, ya se conserva memoria reciente de unos cuantos episodios negros. Por quinta vez desde el fatídico 2000 –«el año en que los sevillanos aprendieron a correr» (el copyright es del hermano mayor del Gran Poder, Félix Ríos)–, la jornada cimera de la Semana Santa sevillana, la que concentra a las devociones de mayor renombre universal, se veía sacudida por una sucesión de carreras y avalanchas que sembraron escenas de pánico y confusión en numerosos escenarios del centro de la ciudad, descompusieron numerosos cortejos procesionales y dejaron un largo parte de heridos: más de un centenar de personas sufrieron contusiones, traumatismos o crisis de ansiedad, entre ellas una con traumatismo craneoencefálico y otra afectada por una rotura de cadera. A ello hay que sumar la angustia vivida en carne propia por numerosos nazarenos jóvenes, pequeños músicos, pajes y servidores de las cofradías más afectadas por los tumultos, algunos de los cuales no dudaron en echar mano del mó-
Textos José Gómez Palas Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera y Teresa Roca
La delegación de nazarenos del Gran Poder desplazada a la Basílica para pedir la venia se arrodilla ante el paso de la Esperanza. A la derecha, el palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, en la plaza de San Lorenzo. MásPasión / mayo 2017
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vil, muchos de ellos entre lágrimas, para telefonear a sus padres y pedirles que les recogieran. Es el retrato más doloroso de una nueva noche de estampidas y pánico colectivo en la Madrugá sevillana: una generación de cofrades del mañana que se ha visto marcada, quién sabe si para siempre, por la ola de pánico que recorrió la ciudad. Todo transcurría con normalidad hasta poco después de las cuatro de la madrugada. La temperatura, rondando los 16 grados, era excelente para una noche de cofradías y, por segundo año consecutivo, el Cecop se había encargado de clausurar la Plaza Mayor de las Setas para evitar posibles focos de consumo de alcohol. Con tres ministros del Gobierno en la ciudad disfrutando de sus procesiones, nada hacía presagiar lo que sucedería poco después. Pero, de pronto, la calma se truncó. El reloj marcaba las 4.10 horas de la madrugada. Una pelea en un bar de la calle Arfe, por donde en ese momento transitaba en medio del silencio la cofradía del Gran Poder, originó un tumulto que se fue propagando en todas las direcciones posibles, casi a la velocidad de la luz, por diferentes escenarios de todo el centro, una ola de pánico a cuya expansión contribuyó el escenario internacional de alerta antiterrorista y que arrasó a su paso, con mayor o menor incidencia, la composición de las seis cofradías de la jornada. Un murmullo cada vez más creciente, gente que corre despavorida, nazarenos descubiertos, tramos descompuestos, gritos, brazos en alto llamando a la calma. Sólo fueron breves episodios de pánico de apenas unos cuantos segundos de duración –la Policía ha llegado a contabilizar una veintena en otras tantas localizaciones– pero cuyas réplicas siguieron sucediéndose hasta las seis de la mañana. Cuando se produjeron las pri-
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Tramos descompuestos del cortejo del Señor de la Sentencia, de la hermandad de la Macarena, instantes después de vivir una de las estampidas en el tramo final de la calle Sierpes.
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meras avalanchas, los nazarenos del Gran Poder retornaban por el Postigo, los primeros tramos de verde de la Macarena discurrían por la Campana, el palio del Silencio acababa de desembocar en la plaza del Salvador, la cofradía del Calvario se comprimía en la calle Murillo, el cortejo de la Esperanza de Triana se extendía desde la Magdalena hasta el puente y la cruz de guía de Los Gitanos buscaba el sector de la Encarnación. Una de las cofradías más afectadas por los envites de la multitud fue la de la Esperanza de Triana, que sufrió varios conatos de avalanchas en el eje de Reyes Católicos de los que pudo recomponerse, aunque no sin merma en su cortejo. Hartos de la reiteración de estas estampidas, muchos nazarenos de los primeros tramos optaron por marcharse a casa y la formación musical que abría el cortejo, la banda de San Juan Evangelista, decidió cancelar su estación de penitencia ante el número de lesiones, pérdida y deterioro de instrumentos que padecieron sus músicos. Si los amagos de carreras no fueron a más fue gracias en buena parte a la reacción de los sevillanos, llamando en muchos casos a la calma, aplaudiendo reiteradamente y con fervor a los cortejos y arropando a los angustiados nazarenos, muchos de ellos de corta edad. También contribuyó al restablecimiento de la normalidad la gestión informativa de la crisis realizada desde el servicio de prensa del Ayuntamiento, informando puntualmente y aportando detalles de cuanto sucedía en sus perfiles públicos. A diferencia de los incidentes del año 2000, la noche se saldó con ocho detenciones, ampliadas en los días posteriores a diez. A falta de sus conclusiones definitivas, la investigación de la Policía des-
La Policía llegó a contabilizar una veintena de estampidas en otros tantos escenarios del centro de la ciudad. Las avalanchas afectaron en mayor o menor medida a las seis cofradías de la jornada carta la teoría de la confabulación y achaca los tumultos a la concatenación de sucesivos episodios de pánico, de los que algunos delincuentes comunes y un grupo de veinteañeros sin escrúpulos intentaron aprovecharse para propagar el miedo o, simplemente, para divertirse con las caras de pavor de las personas que corrían despavoridas. Pero al margen de estos incidentes, la Madrugá se-
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Arriba, a la izquierda, el misterio del Cristo de las Tres Caídas de la Esperanza de Triana. Abajo, de izquierda a derecha, salida del paso del Dulcísimo Nazareno del Silencio de San Antonio Abad; el Crucificado del Calvario por la Avenida; un plano medio de la Esperanza de Triana; y el Señor de la Salud de Los Gitanos. Arriba, a la derecha, el paso de la Virgen de las Angustias; la salida del Gran Poder desde su Basílica y el misterio del Señor de la Sentencia. MásPasión / mayo 2017
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MADRUGÁ rior y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y el de Justicia, Rafael Catalá, para no perder detalle de lo que allí iba a ocurrir. Ataviado con la túnica de los ochitos, el Señor de la Sentencia se plantó en el atrio a las 00.28 horas. Suena la saeta de Paquita Gómez. Relucen como nunca las caídas recién restauradas del palio de la Macarena, cuya salida de la Basílica coincide simultáneamente con la del Gran Poder. La cofradía del Calvario dejó su sello de austeridad penitencial en esta noche de estampidas y sobresaltos. El cortejo de la Magdalena dibujó sus momentos más bellos ya de vuelta a su templo con las primeras luces de la amanecida. Sobresalieron los nuevos faldones del paso de la Virgen de la Presentación, bordados por José Ramón Paleteiro. La Esperanza de Triana se sobrepuso a todas las adversidades para brindar sendas entradas en Campana de sus pasos realmente memorables. El misterio de las Tres Caídas causó un auténtico terremoto con esos andares tan propios de la calle Pureza, mientras que la Esperanza fue recibida al inicio de la Carrera Oficial con una imponente lluvia de pétalos. Pese a que los incidentes nocturnos paralizaron por momentos el engranaje de la Madrugá hasta que los cortejos lograron recomponerse, la cruz de guía de Los Gitanos accedió a la Campana con un ligero retraso acumulado de 12 minutos. Hasta cinco marchas engarzadas acompañaron el discurrir procesional del Señor de la Salud por el inicio de la Carrera Oficial. Extraordinario fue el exorno floral de la Virgen de las Angustias, con distintas flores de colores a juego con las sedas del palio y en el que no faltaban uvas naturales. La enésima Madrugá de las carreritas concluía, pese a los incidentes, con sólo dos minutos de retraso en la Puerta de los Palos. Ahora toca rescatarla del pozo.
villana también dejó todo un caudal de vivencias y emociones puramente cofradieras. Dos minutos antes de la hora fijada, el fiscal de cruz de la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla solicitaba la venia en el palquillo de la Campana. Eduardo del Rey se estrenaba portando en el pecho, colgada del cuello, sobre el antifaz, la llave del Tabernáculo de los antiguos antoninos de la Real Iglesia de San Antonio Abad. Las saetas se suceden cuando el Nazareno de Francisco de Ocampo atraviesa la calle central de la Campana. Bastaría cerrar los ojos y escuchar el sonido de la plata batida de esa argéntea Catedral de San Marcos en una levantá y la sacudida de sus candelabros de cola para adivinar que se trata del palio de la Virgen de la Concepción, que anticipó su entrada casi media hora sobre el horario oficial después de los incidentes. En San Lorenzo se descorren los cerrojos de la emoción coincidiendo con la campanada de la una de la madrugada del reloj de la torre de la parroquia. Asoma la cruz de guía de los atributos pasionistas y tras ella un río de nazarenos de ruan con cera color tiniebla. Tras lucir el año pasado la túnica de la Corona de Espinas, el Señor vuelve a vestir su túnica lisa morada. Hasta dos saetas completas se escuchan en la Campana con el paso del Señor arriado ante el palquillo. Extraña que el Gran Poder esté tanto tiempo parado. Minutos que se hacen eternos. Ataviada con el manto de Rodríguez Ojeda, la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso luce bajo su tocado un llamativo broche que le hizo Armenta con algunas de las joyas de su ajuar. Otras las montó en el puñal de salida, que la Virgen volvió a lucir este año después de muchos sin hacerlo. Pero el telón de la Madrugá se había izado al filo de la medianoche un año más en la Basílica de la Macarena, hasta donde acudieron dos ministros, el de Inte-
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El Cristo de la Expiración del Cachorro, con corona de espinas y potencias, cruza el puente de Triana. En la foto de la izquierda, el Nazareno de la O parado ante la capillita del Carmen.
Y Sevilla recuperó las cofradías La tarde del Viernes Santo sirvió para retomar el disfrute de los cortejos procesionales tras las estampidas de la Madrugá La nueva saya de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, la restauración de la Magdalena de Montserrat y el incidente con el varal de la Virgen de la O fueron las novedades más destacadas
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as estampidas de la Madrugá abrieron todos los informativos y las webs de los periódicos a nivel nacional, sin embargo, los cofrades se volvieron a echar a la calle la tarde del Viernes Santo para presenciar los cortejos. En la calle Castilla y en Real de la Carretería se abrieron las puertas a su hora y el mismo público de siempre abarrotaba los recorridos. Fue un poco más fácil que el resto de la semana moverse por el Centro, pero no que otros años esta jornada: los sevillanos plantaron cara al miedo viendo cofradías, mientras los Cuerpos de Seguridad continuaban con las investigaciones para esclarecer lo sucedido y poner
Textos Carmen Prieto Fotos Manuel Gómez, Jesús Barrera y Teresa Roca
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Una amplia representación del Ejército del Aire custodia el palio de la Virgen de Loreto. En las fotos de la derecha, el misterio de la Mortaja en el compás del exconvento de La Paz y la Soledad de San Buenaventura nada más salir del convento.
a disposición judicial a los sospechosos de provocar las avalanchas. Con corona de espinas y potencias, el Cachorro, sobre un monte de claveles, más alto y suelto que otras veces, salpicado por lirios, se disponía a expirar camino de Sevilla. La Virgen del Patrocinio, con la medalla de la ciudad que le fue concedida a su hermandad el día de San Fernando el año pasado como garante y protectora de una de las principales devociones de la ciudad, le seguía con los sones de la Oliva de Salteras. Bajo un sol de justicia, comenzó a salir la hermandad de la Carretería. El capataz, Juan José Cobos, daba las primeras órdenes a los costaleros del imponente misterio para una salida complicada: «Esta levantá va por nuestro hermano Julio Montoro, que debía estar aquí con nosotros pero que tiene a su padre ingresado en la UCI a consecuencia de las carreritas de la Madrugá. Va por él, para que se ponga pronto bueno gracias a su Cristo de la Salud». La Virgen del Mayor Dolor en su Soledad estrenaba una nueva saya bordada por Manuel Solano siguiendo el diseño de las hermanas Antúnez de todo este palio. De nuevo la estética cuidada del tocado, las flores –rosas y tulipanes malvas– y la disposición de las manos –en la derecha, extendida, llevaba la corona
La hermandad de San Isidoro conmemora el 300 aniversario de la bendición de la Virgen de Loreto, que este año llevaba una amplia representación del Ejército del Aire MásPasión / mayo 2017
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de espinas y los clavos; la izquierda sobre el pecho– redescubrían la Soledad de San Buenaventura. El único incidente de la jornada lo protagonizó el palio de la Virgen de la O, exornado como una preciosa combinación de flores en tonos rosas. La rotura de un varal obligó a los priostes a buscar una solución de urgencia en la Catedral. En apenas unos minutos, quedó solucionado y la sexta cofradía trianera pudo completar su estación de penitencia. En este día en el que Dios se ausenta del Sagrario, la Alfalfa enmudecía para recibir al Señor de las Tres Caídas de San Isidoro sobre el clásico monte de claveles rojos. Una amplia representación del Ejército del Aire custodiaba a la Virgen del Loreto, su patrona, que este año además celebra su 300 aniversario. El impresionante crucificado de Juan de Mesa, que está a punto de cumplir 400 años y que se mostraba con potencias, invitaba a contemplar con detenimiento la imagen restaurada de Santa María Magdalena, trabajo realizado por la hermana Rocío Sáez Millán. Aún era pleno día cuando se abrieron las puertas del exconvento de la Paz en la calle Bustos Tavera. Del compás de este monasterio, brotó todo el cortejo en un abrir y cerrar de ojos. Con el muñidor abriendo paso con las esquilas y la cruz de guía alzada, comenzaron a salir los 345 nazarenos de esta cofradía en la que forman numerosos niños. Claveles rojos sangre de toro exornaban este paso al que pone música la Escolanía de María Auxiliadora. Terminaba así una tarde en la que Sevilla se había reivindicado a sí misma, espantó sus miedos y volvió a disfrutar de sus cofradías.
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Sobre estas líneas, una señora intenta tocar la cruz del Cristo de la Salud de la Carretería desde un balcón. En la foto de la izquierda, la Virgen de Montserrat sale de su capilla a una calle San Pablo llena de público.
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La Soledad de San Lorenzo se vuelve a saludar al Gran Poder. A la izquierda, la piedad de los Servitas con la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia y a la derecha, el paso alegรณrico de la Canina, de la hermandad del Santo Entierro.
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Todo está consumado El tono luctuoso de la jornada se ilumina con la Esperanza que llega de las Rondas
Las cinco cofradías del Sábado Santo desafiaron el calor de la jornada para hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Fue una jornada sin incidencias, fiel a sí misma, que marcó el final de una Santa que esperaba un renovado epílogo
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uando se franqueó la chapa caliente de la parroquia de San Lorenzo ya caminaban todas las cofradías hacia la Catedral en una jornada luminosa y en la que apretaba el calor. La penitencia iba a ser real. La más tempranera, desafiando al asfalto ardiente y la desolación de algunos tramos, era la joven corporación del Plantinar, envuelta en su intransferible ruan verde, para llevar al corazón de la ciudad la imagen del Varón de Dolores –uno de los escasos pasos alegóricos de la Semana Santa–
Textos Álvaro R. del Moral Fotos Jesús Barrera y Teresa Roca
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y la sacra conversación que consuela a la Virgen del Sol en una tarde achicharrante que parecía pensada para saludar su advocación. La hermandad de la Trinidad ya había reverdecido las perdidas huertas a la hora nona: del Sagrado Decreto al palio verde y jubiloso de la Esperanza, la vieja corporación de las Cinco Llagas –no se ha movido en cinco siglos del trozo de tierra en el que echó sus raíces más hondas– hizo barrio en la Ronda y tomó el centro con su cofradía jubilosa y familiar, impregnada de la inconfundible impronta salesiana. Pero no había que caminar mucho más lejos. Más allá de la Puerta Osario, después de Matahacas y Socorro, la antigua collación de San Marcos guardaba un silencio conocido al paso del trío de capilla que antecede a la cruz de guía. Aún quedaba el severo y cuidado cortejo servita –traspasado de puñales– que alumbra a la Virgen de los Dolores de Montes de Oca –última Piedad de Sevilla– y el palio impecable de la Soledad que
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condensa todo el universo creativo de Antonio Dubé de Luque. Ése es el signo luctuoso –todo está consumado– que seguiría acentuándose en los tambores destemplados que siguen el paso del misterio del Duelo. El sabor romántico que envuelve a la bellísima dolorosa de Villaviciosa se transforma en barroco pleno –in ictu óculi– en la alegoría de la Victoria de la Cruz sobre la muerte. Mors morten superavit reza el repostero que pende de la cruz detrás de la Canina. Su guadaña sentencia una nueva Semana Santa en la que somos un año más viejos; en la que retrasamos algunas parejas nuestro puesto en la cofradía... pero el paso de la Urna otorga carácter oficial a la procesión del Santo Entierro trascendiendo hasta su propio carácter de cofradía: «Padeció y fue sepultado...». El viaje del Sábado Santo quedaría incompleto sin volver a San Lorenzo. Es un círculo que se cierra donde empezó: los tramos blanquinegros, trufados de centenares de niños, anuncian a la última dolorosa de la Semana Santa de Sevilla que camina a contraluz dejando atrás el sudario y los soles entornados del manto de las Antúnez. Pero la Soledad nunca está sola. Seguramente es la única imagen a la que han rezado los soleanos de todos los tiempos. Nunca se movió, a pesar de los avatares y las ruinas del tiempo de este damero de calles ortogonales que conforman la América sevillana, levantada por los indianos enriquecidos que llenaron de plata y joyas la perdida capilla de la calle Goles. Los hermanos Ariza ya llamaban al martillo mientras la Soledad esperaba en el inmenso presbiterio. Sonaba el órgano entre las cinco naves de la parroquia fernandina mientras el millar largo de nazarenos se hacía presente en la calle, insignia a insignia, tramo a tramo, para poner el broche a una Semana Santa que se eclipsa –en espera de la Gloria de la Resurrección– a la vez que se apaga la candelería vencida detrás de una puerta que se cierra. Hasta el año que viene.
El Santo Varón de Dolores, titular de la hermandad del Sol, alcanza el puente de San Bernardo el pasado Sábado Santo. Junto a estas líneas, el paso del Cristo de las Cinco Llagas con la cruz aún baja para superar el arco que da a la Ronda de María Auxiliadora y, debajo, la salida del palio de la Virgen de la Esperanza se refleja en un trombón.
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RESURRECCIÓN
Urgía resucitar Medio milenio después, Sevilla da con el mejor final posible de la Semana Santa
Quién iba a vaticinar que el Domingo de Resurrección sería tan emocionante. Bastó un simple cambio de horario para que la procesión de Santa Marina rubricase con sumo esplendor el mensaje cristiano y la intensidad popular de la fiesta
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l Domingo de Resurrección de 2017 será largamente recordado entre los cofrades sevillanos por un feliz hallazgo histórico que hace justicia a los anhelos de una hermandad y al discurso evangélico de la Semana Santa, que no acaba en muerte sino en vida, en lo que podría calificarse como el final feliz más descomunal de la religión y de la literatura. Y ahora, también, el de la fiesta más importante de la ciudad. Presenciar el abarrotamiento de las sillas y palcos de la Campana –otrora vacíos y desangelados, antes del alba–, las ovaciones y, en general, el recibimiento de la Carrera Oficial a la hermandad de la Resurrección fue mucho más allá del pasajero estremecimiento que puede experimentar el amante de esta fiesta ante un espectáculo extraordinario: supuso, por encima de todo, el cerrojazo a una situación triste a la que no se ha de volver, a poco que la propia corporación interesada tenga capacidad de
Textos César Rufino Foto Jesús Barrera
La hermandad de la Resurrección celebraba este año los primeros 25 desde la primera salida procesional de su Virgen de la Aurora bajo palio. MásPasión / mayo 2017
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valorar el resultado. Nada hace dudar de que la prueba acordada para este año y los dos próximos con el nuevo horario –salir unas tres horas más tarde de lo habitual– será definitiva. Atrás quedarán, cabe esperar, las aspiraciones de formar parte de la nómina del lúgubre, contrito y alegórico Sábado Santo: la Resurrección ha encontrado sin lugar a dudas su lugar en el mundo como final perfecto de la Semana Santa de Sevilla. Corresponde ahora al Ayuntamiento y al Consejo no querer rentabilizar económicamente las sillas esa jornada en lo sucesivo y mantenerlas democráticamente abiertas al respetable, para que el colofón de la fiesta mantenga siempre esa brillantez, ese calor popular y esa soberbia imagen ante los forasteros y los propios sevillanos que la ciudad exige y merece. Mucha más gente, mayor esplendor del cortejo, más nazarenos –un treinta por ciento más, y creciendo–, mayor comunión con Sevilla y más emoción sintetizan la experiencia de este año, con momentos de gran belleza como la salutación en la capilla de Monte-Sión, el recorrido por la Avenida y todo el itinerario de regreso, sin perder en ciertos momentos –al inicio, sobre todo– ese aire familiar tan acogedor y que tan bien le sienta. Estéticamente, además, es sin duda una cofradía de luz y necesita sol y gentío, espíritu de fiesta, y todo eso se lo da el nuevo horario. Llamado a ir a más, el Domingo de Resurrección fue, sencillamente, perfecto.
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Revista MP7 / página 47
CON LA VENIA
Volver a empezar
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Por Javier García
MásPasión / mayo 2017
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Revista MP7 / página 48
Las ideas son el generador de energía más potente que existe.
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