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Poetry. Diana Ale. Aboytes M.
LLUVIA DULCE
Inició la llovizna. La humedad fue regando los espacios.
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De entre ellos asomaba un capullo en flor. Las gotas resbalaban por sus pétalos. Ella, ansiosa, lo tomó con las manos.
Sus hojas abiertas parecían ofrecerse al tacto, así que deslizó con suavidad los dedos entre ellos.
La caricia les vino bien, pues parecían crecerse ante esto… Al cabo de un rato sucedió la tormenta.
Después, densa calma. La chica cerró la ventana.