El Cuaderno 14

Page 1

El Cuaderno JORDI DOCE

Semanal de Cultura nº 14 Domingo, 22 de enero del 2012 www.elcuadernocultural.com

DESDE RIMBAUD CON AMOR

Por una de esas casualidades que no parecen del todo casuales, la traducción de John Ashbery de Las Iluminaciones de Rimbaud coincide en el tiempo con la edición española de El juramento de la pista de tenis (1962), quizá el libro más obediente a la vanguardia histórica del poeta americano, y desde luego su trabajo más francés, más teñido de coquetería parisina. Ashbery ha escrito que hace poco volvió a releer El juramento… y que, lejos de espantarse como preveía, disfrutó con la insolencia, el enorme descaro de su escritura juvenil. A juzgar por los inéditos que ha ido dando a conocer últimamente, parece que ese descaro ha vuelto a filtrarse en su escritura, dando más fuerza al impulso aleatorio, borrando la tenue lógica que unía pasajes y estrofas, dislocando incluso la sintaxis. Tal vez para espantar cualquier indicio de aburguesamiento, el patriarca improbable de la poesía norteamericana parece haber vuelto a sus fuentes, esa Francia personalísima que acotan, entre otros, Pierre Reverdy, Max Jacob, Raymond Roussel o, mucho antes en el tiempo, el Rimbaud de los grandes poemas en prosa. No es extraño, pues, que haya aceptadola propuesta del editorBob Weil de traducir Las Iluminaciones, convirtiendo el

encargo en un homenaje a la tradición misma en que se educó. Ashbery recuerda haber descubierto a Rimbaud a los dieciséis años, cuando «leí “O Saisons, O Châteaux” y me pareció distinto de toda la poesía que había visto hasta entonces». Años después, en el prólogo a su primer libro, Some Trees (1956), Auden rastreó la influencia de Rimbaud en el joven poeta con palabras ambiguas que eran tanto un elogio como un reproche (o un paternal aviso a navegantes): Si la pregunta de Wordsworth había sido: «¿Qué lenguaje emplean realmente los hombres?», Rimbaud se preguntó: «¿Qué lenguaje emplea la mente imaginativa?». En Las Iluminaciones intentó descubrir esta retórica, y todo poeta que, como el señor Ashbery, tenga intereses análogos se enfrenta al mismo problema […]. El riesgo para un poeta que trabaja con la vida subjetiva es […] darse cuenta de que, si quiere ser fiel a su naturaleza, debe aceptar extrañas yuxtaposiciones de imágenes, extrañas asociaciones de ideas, y siente la tentación de producir extravagancias premeditadas como si lo subjetivamente sagrado fuera por fuerza extravagante. ( página 2 •)

RIMBAUD µASHBERY JOHN ASHBERY

LAS ILUMINACIONES DE RIMBAUD

[TRADUCCIÓN DE J. D.] ¿Qué son Las Iluminaciones?

En su origen, un fajo desordenado de páginas manuscritas sin título que Arthur Rimbaud le entregó a su antiguo amante Paul Verlaine en Stuttgart en 1875, con ocasión de su último encuentro. Verlaine acababa de salir de una prisión belga, donde había cumplido condena por herir de un disparo a Rimbaud dos años atrás, en Bruselas. Rimbaud pretendía que su assassin manqué hiciera entrega de aquellas páginas a otro amigo, Germain Nouveau, quien —pensaba— gestionaría su publicación. Esta actitud despreocupada hacia la que terminaría siendo una de las obras maestras de la literatura universal resulta desconcertante, incluso en alguien tan impredecible como su autor. ¿Era sólo que no quería derrochar en sellos? (Verlaine, más adelante, se quejaría por carta de que franquear el paquete le había costado «¡¡¡2,75 francos!!!»). Más probablemente se debió a que Rimbaud había decidido ya abandonar la poesía por lo que terminaría siendo una carrera mercantil en África, donde traficaría con una mareante diversidad de artículos y materias primas (aunque no, al parecer, con esclavos, como algunos han supuesto). Después de todo, había cuidado la publicación de

su libro anterior, Una temporada en el infierno, aunque tuvo que dejar el grueso de la tirada en el taller del impresor, a quien fue incapaz de pagar por falta de medios. Como Emily Dickinson, había visto que «las cabezas de los caballos / señalaban la eternidad». En la penúltima estrofa de «Adieu», el poema final de Una temporada en el infierno, había escrito: «Sin embargo, es la víspera. Recibamos todas las energías de vigor y de ternura real. Y, con la aurora, armados de una paciencia ardiente, entraremos en las espléndidas ciudades». (1) Este tono de despedida, así como la dificultad para fechar cada una de Las Iluminaciones, llevó a los primeros críticos a conjeturar que Una temporada en el infierno había sido el adiós de Rimbaud a la poesía. Más recientemente ha quedado claro que Las Iluminaciones preceden y siguen a ese poema. Algunas se escribieron en Londres durante su estancia en la ciudad con Verlaine; otras datan de una visita posterior a Londres con Nouveau, que copió algunas de ellas; otras, en fin, pertenecen al periodo francés que siguió a la horrible aventura bruselense. Aunque su orden definitivo no se debe a Rimbaud, la primera Iluminación («Después del diluvio») contradice el «Adieu» de Una ( página 2 •)


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.