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Comentario de libros
Neolítico, Del cuidado de la vida a la manipulación de la muerte
Ángel Jankilevich, Buenos Aires, edición del autor, 2008.
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Prosiguiendo con su serie sobre la historia cultural y social de la salud en la Argentina, Jankilevich nos ofrece este segundo tomo que ha titulado Paleolítico. A poco de iniciar la lectura de sus páginas llego a la conclusión que este es un libro de antropología filosófica en su primera parte con profundos conceptos sobre cómo fue el encuentro, el choque que tiene lugar entre lo que considera el Estado Virtual y el Estado Rebaño o coercitivo. En el primero, el hombre se considera parte de la naturaleza y de su coherencia y armonía y, como tal, estaba dispuesto a defenderla, a mantener su status quo. En el segundo caso, se basaba en el ordenamiento social en castas, clases, razas y partidos políticos violentamente corporativos. Es cuando aparecía la imposición religiosa y el ejército. Jankilevich se propone estudiar estos dos conceptos antropológicos tan distantes, comparando a los pobladores autóctonos de Tierra del Fuego –hoy desgraciadamente desaparecidos a manos del hombre blanco– y la llegada de Magallanes como colonizados (¿o exterminador?). Tanto es así que, al tercer capítulo, lo denomina “El contexto histórico del Holocausto Fueguino”. La segunda parte de la obra, que Jankilevich titula “Expresiones y creencias”, está referida al chamanismo, las maniobras de iniciación, la escenificación de la muerte y, entre otros temas, el arte como lenguaje. La tercera y última parte en que divide la obra está dedicada a los aborígenes argentinos y se ocupa de los pueblos de la llanura, de los araucanos y de los guaraníes, de los pueblos de la montaña y de los incas, con un intento de simplificar dadas –supongo que así lo habrá pensado el autor– las numerosas clasificaciones de las etnias autóctonas que habitualmente difieren entre sí. Paleolítico es un libro pequeño pero esclarecedor, de 130 páginas, que requiere una lectura pausada por la gran cantidad de datos y de rituales que se han ido perdiendo o mimetizando con el aporte del hombre blanco que se encargó de destruir esas culturas. Amena y compleja a la vez, es una obra para tener en la biblioteca.
Ser médico ayer, hoy y mañana - Puentes entre la medicina, el paciente y la sociedad
Alberto Agrest, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2008.
Ser médico ayer, hoy y mañana es un libro valiente. Porque existen muchos que no lo son: los autores no se atreven a denunciar la infamia o arremeter contra los poderes establecidos. Con más de medio siglo de ejercicio profesional –lo entiendo mejor porque me caben “las generales de la ley”– Agrest compara y comparar es juzgar y hacer historia crítica. Me alegré cuando la Dra. Christiane Dosne Pasqualini me prestó este libro para que lo leyera (ahora poseo uno) y sepan el porqué: fueron muchas los editoriales de la revista Medicina donde Agrest desgranaba su rosario de verdades. Y resultaban instructivas e interesantes. En el prólogo de su libro nos da una pauta sintetizando los conceptos que desarrollará: “En el curso de mi vida, he visto sumar a la medicina humanística tradicional los avances científicos que la convirtieron en biomedicina, primero, y en biotecnología después, transformándola en una medicina industrializada y comercializada”. El capítulo I lo denomina “La economización de la medicina” que, como lo sugiere el título, se ocupa de los altos costos de la medicina actual en virtud de las “inversiones cuantiosas” que exige la actual investigación biomédica. Hasta el número de investigadores ha crecido
Federico Pérgola
en estos tiempos, como se puede notar por la cantidad de autores de una publicación. El papel de los comunicadores médicos en la manipulación económica de la medicina está perfectamente presentado. El capítulo II, que el autor titula “Ser médico hoy”, destaca el agregado, a la habitual entrega del médico para con su enfermo, de las demandas de los empleadores y la justicia. El capítulo IV, “El error en la medicina”, es imperdible porque además es un tema preferido por Agrest. Comienza con una confesión laica que, sin ninguna duda y del mismo tenor, podríamos hacer todos los médicos desde nuestra época de practicantes. Ese error en medicina que conduce a los juicios por mala praxis, el incremento de los gastos económicos, el dolor de la familia y una pesada mochila moral que carga el facultativo de por vida. Agrest sostiene que el mayor obstáculo para el conocimiento de esos errores son los mismos médicos y es probable que así sea. En su obra propone un plan para mitigar los efectos del juicio, pero no se detiene allí, hace una extensa reflexión filosófica sobre el error y sus connotaciones humanas con la real controversia entre la ciencia y la fe. No quiero ser suspicaz, pero el capítulo V, que titula “La medicina basada en la importancia” me trae cierta reminiscencia. Y esta frase es valedera: “Las evidencias demostrativas cuantificadas en el proceso de investigación dan las bases cuantitativas”. Y rápidamente Agrest aclara en un subtítulo: “Su contracara: la medicina basada en la evidencia”, a la que considera de remota antigüedad, a lo que adhiero fervorosamente. A continuación realiza un exégesis lúcida y lucida de la palabra evidencia. “La medicina es arte y ciencia. Para el arte no hay evidencias y para la ciencia no hay certidumbres”. El último capítulo le da pie para reflexionar sobre la enseñanza de la medicina. Debo detenerme aquí. Es un libro tan jugoso en juicios críticos y conceptos de vida que debería apreciar cada página para hacer un comentario.
Diccionario del pensamiento alternativo
Hugo E. Biagini y Arturo A. Roig (Direct.), Buenos Aires, Biblos, (REUN, Red de Universidades Nacionales; UNLa), 1º tomo, 2008
El compendio ha sido responsabilidad de dos destacados ensayistas argentinos; el primero, autor de cerca de 30 libros e investigador del Conicet y la Academia Nacional de Ciencias; el segundo, también filósofo, ejerció una parte importante de su vida académica en la Universidad Nacional de Cuyo. Uno y otro, prototipo del pensador de categorías reflexivas ingeniosas. Reúne un mundo de posibilidades temáticas que ofrecen una mirada diferente a las supuestas problemáticas “canonizadas” de la cotidianidad (por lo general se advierte en la obra: el antiliberalismo, la antiglorificación de la globalización, el rechazo a los Estados colosos, al Foro Económico de Davos, al poder global, al establishment, etc.), con claridad expresada en la “Introducción”: “Digamos sin más y para sacar la máscara de un tirón, que la filosofía única es la filosofía de los tiranos en política, de los mercaderes insaciables en economía, de los dogmatismos en universidades e Iglesias…No hay ninguna de las grandes corrientes del pensamiento filosófico humano, por firme o tal vez definitiva que se haya sentido en algún momento, que no haya generado, como expresión misma de su riqueza, formas alternativas de pensar”. Colaboraron cerca de doscientos académicos de la Argentina y América, con un número mayor de entradas como: aborto legal, alteridad, amistad, barbarie, biodrama, bioética, biotecnología, budismo, cacerolazos, cartoneros, civilización, consumo solidario, contracultura, control de la natalidad, cuerpo, derecho autoral, derechos sexuales y reproductivos, desaparecidos, desarrollo científico, diferencia, educación no formal, erotismo, ética del discurso, eutanasia, feminismo, fertilización asistida, genética, homeopatía, homosexualidad, juvenilismo, neobolivarismo, nuevas familias, okupa, pobreza, posciencia, prosumidor, punk, recursos renovables, salud pública, seguridad social, sexualidad, vagabundo, etc. Los dos responsables de la obra han puesto empeño para que no recuerde un cajón de sastre con amontonamiento de botones. Todo lo contrario, cada colaborador (sobre los que hay breves referencias) elaboró un texto limitado, sin que se hayan obviado las fuentes, en respuesta a las pautas consensuadas y controladas, con gran dedicación, por aquellos. El grupo está muy vinculado al foro El Corredor de las Ideas del Cono Sur (véase: www.corredordelasideas.org) y a Solar (Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe) (www.solar-2008.com), se familiariza con el Foro Social Mundial, el Foro Mundial de las Alternativas, el Nobel Alternativo y varios otros. Fue presentado en la Biblioteca Nacional, en el último mes de 2008, en medio de un clima muy grato, donde casi todo era “innovación”: los dichos de los expositores/panelistas, la música que se escuchó, la pieza de teatro que se exhibió. Continuó después con una amena tertulia borgeana. Los coordinadores están preparando el tomo IIº (www.cecies.org).
Federico Pérgola
Donato Depalma, Buenos Aires, Caja de Comercio, 2008.
Depalma siempre nos da gratas sorpresas con sus obras, como ya ocurrió con La pediatría en las culturas aborígenes argentinas. Con un sesgo totalmente distinto ahora nos ofrece Tango & Medicina, tema que también domina con absoluta capacidad. Pero no se engañe el lector si piensa que esta es una simple recopilación de letras de tango y su esperada y consabida alusión a la letra cantada. Tango & Medicina es un libro de historia de la medicina. ¿Cómo es esto? En primer lugar, menudean las ilustraciones en base a las carátulas de las partituras de las canciones, presentadas con esmero, fileteadas y con vivos colores, fruto indudable de la habilidad del diseñador que iluminó las desvaídas ilustraciones –tengo varias partituras en mi biblioteca– por los años y otro tipo de industria gráfica. Pero acá aclaro mi pregunta. Depalma aprovechó cada tema que le facilitaron las letras de los tangos para sesudas descripciones de historia de la medicina y de los médicos. Si bien no lo pudo hacer con La comparsita, donde se limitó a hablar de la bohemia estudiantil, en El bacilo describió los inicios de la bacteriología; en el Hospital San Roque, algunos de sus más caracterizados médicos, tales como Juan Bautista Justo, José María Ramos Mejía y Nicolás Repetto; en Aquí se vacuna las epidemias de viruela y la llegada de la vacuna al Río de la Plata; en El anatomista
los orígenes de esta disciplina en el mundo y nuestros grandes cultores de la misma. Los ejemplos seguirían hasta el fin de la obra. Creo que la falta de bibliografía no es una mácula dado el carácter casi festivo de la obra. Como no desearía que este libro finalizara al llegar a sus casi 300 páginas, estoy anoticiado por el mismo autor que aún esperan la luz dos tomos más que, dado el conocimiento que sobre la especie le cabe a Depalma, deben ser tan valiosos como este tomo. Si la difusión lo acompaña, dado el interés que el tango logra en Europa y en Japón y pese a los inconvenientes del idioma, le auguro a este libro –que lo merece– un rotundo éxito.
Claudia Agostoni (coordinadora), México UNAM y Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Instituto de Investigaciones Históricas, 2008
Han participado de esta obra: Anne Staples, Christian Jullian, María Rosa Gudiño C, Cristina Sacristán, Rosalina Estrada Urroz, Carlos Viesca Trevino, Ana María Carrillo, Claudia Agostoni (los 8 de México), Fernanda Nuñez B (de Venezuela), Anne-Emanuelle Birn (Canadá) y Marcos Cueto (Perú). La compilación está precedida de una “Introducción”, amplia y clara, que da cuenta de una producción no sólo mexicana, sino de alcance latinoamericano, que ayuda a encontrar el hilo conductor de los once trabajos. Consta de tres partes. La primera aborda la: Educación, higiene y terapéuticas vigorizadoras; la segunda: Imaginarios médicos: aborto, prostitución y nutrición; y la tercera: Campañas y programas estatales e internacionales de salud. Hay referencias a los inicios de la higiene escolar decimonónica, la educación especial, (vg.: para ciegos), los consejos para los maestros, la terapéutica deportiva y artística, la gota de leche, las campañas de erradicación de enfermedades. Vigoriza el enfoque social de la salud pública y examina la participación de variados actores, instituciones, escuelas médicas, responsables sanitarios, normativas y reglamentaciones, etc. Tiene un muy sólido aparato erudito. De esta manera se puede tomar nota de múltiples fuentes documentales y de los trabajos de reciente aparición y recordar otros clásicos. Recomendamos al lector tener presente esta obra pues resulta muy útil para establecer parámetros de semejanza y diferencia con la realidad argentina y alcanzar miradas latinoamericanas (en especial, los artículos de Viesca Treviño, Carrillo, Agostoni, Cueto).
Curar, sanar y educar. Enfermedad en México, siglos XIX y XX
Federico Pérgola
Antonio Mingote y José Manuel Sánchez Ron, Barcelona, Crítica, 2008.
Ha llegado al país este libro, de costo elevado (por ser una publicación española), pero simpático y que permite aproximarnos a la historia de la ciencia con una cuota de humor, de manera desacartonada. Es de gran porte, buena edición y papel, a lo que suma graciosas caricaturas y dibujos y claro texto. Mingote es un afamado dibujante que, tiene entre sus méritos ser miembro de la Real Academia Española. Sánchez Ron, también lo es de ésta y otras y, además, es catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid. Aún así, no es un libro para niños ni legos. Arranca con la cuestión de “¿Qué es la ciencia?” Y sigue con “¡Vivan las matemáticas!”, “El Universo”, “La vida”, polvo de estrellas: de los átomos a los sueños”; “Ciencia y Futuro”. Concluye con un apéndice: “Los 40 principales de la Ciencia” (donde se dan cita matemáticos, anatomistas y fisiólogos, biólogos, físicos, naturalistas, geólogos, botánicos, químicos, astrónomos y actúa como una suerte de compendio de los temas y actores trabajados en el texto), visión muy subjetiva –como reconocen los autores– pues “no hay respuestas completamente satisfactorias a estas cuestiones”. Más aún, “la ciencia es una empresa colectiva, mancomunada e histórica, que necesita de todos, incluyendo, por supuesto, a científicos más humildes”. Un tratado sobre el núcleo básico de la historia de la ciencia, en clave de jovialidad.
Norma Isabel Sánchez
Ciencia bien escrita. Monografías y tesis en medicina
Federico Pérgola y Laura Pérgola, Acassuso, El Guion, 2008.
Desde el título la obra comienza a atrapar y a enseñar. La ciencia para ser ciencia debe ser comunicada, porque nadie es dueño de la misma, porque la ciencia es de todos. Y para ser comunicada debe ser y estar bien escrita. Los autores abordan el común pero difícil tema de las monografías y las tesis en medicina a través de una introducción concisa pero profunda, doce capítulos en los que se aborda todo el camino y la importancia del lenguaje desde las monografías a las tesis, y una bibliografía actualizada y con sitios webs de interés. De la introducción rescato la frase de Unamuno: “El hombre es hombre por la palabra”. A partir de allí, la palabra nos explica a través de los autores cómo es, cómo funciona, cómo hay que tratarla, cómo puede pasar de nosotros a otros, sobre todo sin dificultades para confeccionar artículos y comunicaciones médicas. Los distintos capítulos nos van llevando a través de los temas formales de manera simple y amena para contarnos qué es una monografía, su título, su estructura, cómo se trabaja, cómo se presenta, las referencias bibliográficas y las pautas para citarlas. Todo esto se adorna con pequeñas joyas difíciles de encontrar en otros libros que abordan la misma temática, por ejemplo: “El estilo”, “Por qué se rechaza una monografía”, “Las reglas ortográficas”, “Los errores frecuentes”. Terminando con un salto de la monografía a la tesis, que es una invitación a avanzar en el camino de la ciencia para incorporar conocimientos nuevos a la misma y de la palabra para elevarse en el lenguaje que con certeza nos aproxime a la verdad. Y la bibliografía nos desarrolla un panorama de textos antiguos pero vigentes con novedades hasta el mismo año de su edición y sitios serios para consultar en Internet. No se podía esperar mejor resultado de la conjunción de un profesor Consulto Adjunto, Secretario de Desarrollo Docente y Director del Curso de Formación Pedagógica en Ciencias de la Salud (Carrera Docente) de la Facultad de Medicina y una Licenciada en Letras, Técnica en Edición y Tesista de la Maestría del Análisis del Discurso de la Facultad de Filosofía y Letras, ambos de la Universidad de Buenos Aires. Y el producto de la fusión académica y consanguínea de sus autores le da a este libro la mente y el corazón, el saber y el sentir, el intelecto y la afectividad que toda obra que se precie de tal debe tener.