ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA) ISSN 1666-6682
Enero 2013
Nº 32
“Museo Risolía” foto de: Adolfo Venturini
La Sociedad Científica Argentina, 140 años de historia Teofrasto, padre de la botánica
Recuerdo de un viejo médico de barrio
Comentario de libros
Cirujano del siglo XVIII por Honigger Lanter
ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA)
VOL. X - Nº 32 - Enero 2013 - Buenos Aires ISSN 1666-6682 Director
Sumario
Subdirector
Carlos C. Castrillón
LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, 140 AÑOS DE HISTORIA (Salvaguarda de cinco valiosos congresos)
Editora
RECUERDO DE UN VIEJO MÉDICO DE BARRIO
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DOS AMANTES DE LAS CIENCIAS
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TEOFRASTO Padre de la Botánica
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LA GESTION INSTITUCIONAL COMO DISCIPLINA EN EL AMBITO DE LA SALUD
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COMENTARIO DE LIBROS
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Federico Miguel Pérgola
Laura Pérgola Secretaría
Agustín García Puga Emilce Iervolino Laura Pérgola Comité de Honor
Norma Acerbi Cremades José Emilio Burucua Alfredo Buzzi Alfredo Eugenio Buzzi Alberto Carli Christiane Dosne Pasqualini Adolfo Kalinov Manuel Luis Martí Norma Isabel Sánchez Florentino Sanguinetti Juan Carlos Stagnaro Adolfo Venturini
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Comite Editorial
Amalia Mercedes Bores Inés Alicia Bores María Teresa Di Vietro Beatriz Kennel Laura Moratal Ibañez
Diseño y diagramación
Eric Geoffroy ericgeof@gmail.com
La revista Médicos y Medicinas en la historia es una publicación trimestral. Registro de la propiedad intelectual Nº 188920. Propietarios Laura Andrea Pérgola y Federico Miguel Pérgola. Impresa en enero de 2013. Tirada de esta edición 500 ejemplares. Las opiniones que los autores vierten en los artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las de la revista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, aun mencionando la fuente. Esta publicación es una realización de:
EGE - El Guion Ediciones Martín Coronado 358 (Acassuso) - Tel: 4792-1132 Celular: 15-5-640-4792 elguionediciones@fibertel.com.ar www.elguionediciones.com.ar |3
Editorial
¡333! Posadas, Roccatagliata y Viale Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro (Confucio, ca 551-ca 479 aC) Efectivamente, es el número del asombro. Durante los días 9 y 10 de noviembre de 2012 tuvo lugar el VIIIº Congreso Nacional de Historia de la Medicina, organizado por el Instituto y Cátedra de Historia de la Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y, entre oyentes y participantes –presentación de trabajos, posters, comentario de libros, obras destinadas a premios–, se inscribieron y recibieron sus respectivos diplomas 333 personas de diversos orígenes territoriales y especialidades en ciencias de la salud u otras disciplinas. El congreso fue convocado en adhesión al nonagésimo aniversario de la creación del Instituto de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer por el Dr. Ángel Honorio Roffo. No se redujo la participación, como he sugerido, a residentes porteños: además de un representante de la hermana república de Chile, se acercaron a nuestro congreso participantes de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, San Luis y Río Negro, con lo cual lo de “nacional” quedó francamente confirmado. Presidieron el congreso los profesores Norma Isabel Sánchez y Carlos Camilo Castrillón, la primera fue la encargada de las palabras iniciales y el segundo del cierre en el mediodía del sábado 10. La labor de ambos fue encomiable, con una dedicación digna del mejor elogio.
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No puedo dejar de resaltar la labor de todos los que lo hicieron desde las sombras, aquellos que no figuran en letra de molde pero que volcaron toda su experiencia y disposición. A todos ellos, ¡muchas gracias! Se presentaron cerca de 40 ponencias y los expositores fueron multidisciplinarios: aunque el mayor número eran médicos, también lo hicieron obstetras, kinesiólogos, historiadores, abogados, licenciados en letras, etc. El primer premio del VIIIº Congreso se otorgó al trabajo titulado La primera anestesia filmada en el mundo se hizo en Buenos Aires del Dr. Adolfo Héctor Venturini. Se observa en el filme recuperado por el Dr. Florentino Sanguinetti de la destrucción del Viejo Hospital de Clínicas, a Alejandro Posadas en la primera película de un acto quirúrgico realizada en el mundo: quien efectúa la anestesia del paciente es el Dr. Rodolfo Santiago Roccatagliata. No puedo obviar un hecho importante, como lo fue el cumplimiento del reglamento: desde hace mucho tiempo que estos eventos no tenían lugar cada dos años como estaba estatuido. En el último quinquenio se ha logrado. “La historia es, en sí misma, una parte auténtica de la ciencia natural, del desarrollo de la naturaleza en el hombre. Con el tiempo, la ciencia natural contendrá la del hombre, como esta incluirá a aquella: habrá una sola ciencia” (Carlos Marx, 1818-1883). Federico Pérgola
LA SOCIEDAD CIENTÍFICA ARGENTINA, 140 AÑOS DE HISTORIA (Salvaguarda de cinco valiosos congresos)
Norma Isabel Sánchez
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Profesora adjunta de Historia de la Medicina. Directora el Observatorio de Historia de la Medicina. Departamento de Humanidades Médicas (FM/UBA). Directora de la Biblioteca Domingo F Sarmiento de la SCA.
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Resumen
La SCA es una de las entidades pioneras, en nuestro medio, que se ocupa de la ciencia. Ninguna acción que esté, directa o indirectamente vinculada al saber, le ha sido indiferente y se responsabiliza de la publicación, Anales, que tiene el mérito de llevar 136 años continuos de existencia. Ha realizado múltiples actividades y, en esta ocasión, nos interesan cinco congresos: los de 1898, 1910, 1972, 1994 y 2004. En cada uno las temáticas tratadas, de cierta manera, reflejan las variadas inquietudes y los renovados participantes confirman un catálogo del paso, mano a mano, de las postas de atractivos. Palabras claves: ciencia, promoción y estímulo, reuniones de estudio
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The Scientific Society Argentina, 140 years of history (Safeguard of five important congresses)
Abstrac
The SCA is one of the pioneering entities, in our area, which deals with science. No action that is, directly or indirectly, linked to knowledge, has been indifferent and is responsible for the publication, Annals, which has the merit of bringing 136 years existence of continuous. He has many activities and, this time, we are interested in five congresses: the 1898, 1910, 1972, 1994 and 2004. In each of the topics addressed, to some extent, reflect the worries varied and the renewed participants confirm a catalog of step, hand in hand, for the posts of interest. Keywords: science, advocacy and encouragement, study meetings
INTRODUCCIÓN
La Sociedad Científica Argentina (SCA), con sus 140 años de historia, es una de las entidades locales más tradicionales, permanentes y altamente representativas del interés por la ciencia vernácula e internacional. Si intentamos responder a la pregunta: ¿qué significó su fundación?, nos inclinamos por afirmar que fue el punto final, entre nosotros, de la hegemonía extranjera de la ciencia; pues, desde aquel hecho fundacional -un 28 de julio de 1872- se transformó en una constante auspiciante de múltiples encuentros, viajes de estudios, promoción y realización de las primeras exposiciones científicas e industriales2, sostén de las expediciones a tierras distantes del país, animadora de conferencias y seminarios; dispuesta, siempre, a congregar a las más destacadas personalidades vinculadas a la ciencia y la cultura del país o de visita por él; evaluadora de proyectos, asesora del Estado (en temas puntuales sometidos a su consideración) y una variedad de otras iniciativas. Mantiene una legendaria publicación, Anales, que va por el número 247. El primer congreso que patrocinó fue el de 1898 y resultó
En efecto, la sociedad ha sido paladín de una Argentina abierta y del industrialismo, que se advierte en su interés por las temáticas ferroviarias, de puertos, caminos, viviendas, minería, servicios de salubridad, estudios geográficos, geológicos y del subsuelo (que ayudaron a la ocupación territorial y a la colonización posterior) y unas cuantas más.
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casi un “fresco” de la Argentina del momento; el segundo fue el del 1910, en ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo y de éste, puede afirmarse algo equivalente. De la variedad de reuniones que ha patrocinado, son cinco las que vamos a destacar de manera especial. Y, para que resulte claro al lector, dividimos el escrito en dos partes; una, evoca la historia de la sociedad y la otra, estos congresos. En cierta ocasión dijo uno de sus presidentes: “No hacemos ciencia en el sentido de tener laboratorios, de tener grandes establecimientos, sino que esta casa hace sí todo lo posible para crear una edad vital y una atmósfera que conduzca a valorar por parte de la sociedad, la ciencia, a estimular a los científicios … (e) irradiar ante el mundo, por medio de los Anales, … que en la Argentina hay gente que se dedica precisamente a este menester” 3.
PRIMERA PARTE
a. Inicios de la Sociedad Científica Argentina Nos ubicamos en la década de 1870. Emerge una propuesta, que partió de un grupo de jóvenes estudiantes universitarios residentes en Buenos Aires, que aspiran a dar forma a una agrupación interesada en la ciencia. El país estaba gobernado por Domingo F Sarmiento y, si bien no tuvo
Vanossi, Jorge R, “Discurso en el aniversario 136º de la SCA”; en: Anales de la SCA. Bs As, vol 238, nº 1, 2009, p 31.
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injerencia directa en su emplazamiento, justo es aceptar que había una atmósfera cultural favorable para una decisión de este tenor. Tal vez resulte muy necesario rememorar, a modo de antecedente, una creación fundamental: nos referimos a la instalación de la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales, que estaba entre las preocupaciones primordiales de aquellos que veían la necesidad de formar con conocimientos específicos4. En efecto, fue el rector de la Universidad de Buenos Aires, Juan María Gutiérrez, una pieza clave, ya que, un tiempo antes, había recomendado habilitar un Departamento de Ciencias Exactas, destinado a la enseñanza de las matemáticas puras y aplicadas más la historia natural, y lo logró. De inmediato se pensó en la planta docente y resultaron contratados tres profesores italianos: Bernardino Speluzzi, para el curso de matemáticas puras. Emilio Rosseti, para las matemáticas aplicadas y Pellegrino Strobel, para historia natural. Este fue, poco después, reemplazado por Juan Remorino (que se dedicaría a la geología, mineralogía, explotación de metales y clasificación de terrenos). Llegó el año 1869 y, ahora, establecida la facultad, se graduaron los 12 primeros ingenieros: Valentín Balbín, Santiago Brian, Adolfo Buttner, Jorge Coquet, Luis A Huergo, Francisco Lavalle, Carlos Olivera, Matías G Sanchez, Luis Silveyra, Zacarías Tapia, Guillermo Villanueva y Guillermo White. Tres de ellos aparecen en la inicial comisión directiva de la nueva entidad. b.- Primeros pasos para llegar a la proyectada sociedad Hay dos momentos: el preliminar, protagonizado por los estudiantes del Departamento de Ciencias Exactas, entre ellos Juan Dillón, Santiago Barabino, Luis A Huergo, Valiente Noailles y Estanislao S Zeballos. Y hasta pensaron posibles denominaciones: unos se inclinaron por Academia Científica de Buenos Aires; otros por Estímulo Científico. Comenzaban a delinear el posible estatuto. El segundo, y definitivo, desplegado a mitad de ese año de 1872, cuando tras una reunión realizada en el edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires, se nombra una comisión directiva, que será la primera de la SCA, que tiene como presidente a Luis A Huergo; vicepresidente, a Augusto Ringelet; secretario 1º, a Carlos Stegman; secretario 2º, a Juan Dillón; tesorero, a Ángel Silva y los cuatro vocales: Guillermo White, Francisco Lavalle, Juan Remorino y Juan Revy. En esta convocatoria se calcula una asistencia de 24
entusiastas, particularmente alumnos y profesores de la novel facultad de ciencias. Así redactaron: (Es necesario llenar) “la falta de una corporación que fomente especialmente el estudio de las Ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales, con sus aplicaciones a las artes, a la industria y a las necesidades de la vida social” 5. El propósito que los guiaba era, promocionar: “Congresos y concursos científicos organizados por ella y su actuación en otros, dieron en el exterior un mejor conocimiento del país, mientras se desempeñaba en conferencias y conversaciones científicas de múltiples aspectos; (y) ... su Biblioteca Pública brinda el tesoro de las obras más notables” 6. c.- Las (posibles) nueve etapas de la SCA La primera (entre 1872 y 1880) Da pasos iniciales, un tanto vacilantes. Aún así, con proyectos o realizaciones valiosas. * Analiza seriamente la instalación de una biblioteca científica y técnica y, a tal fin, encara la compra de libros en Europa. * En mayo de 1874, publica el primer número de los Anales Científicos Argentinos (que mantiene por cinco meses consecutivos), con la dirección de José María Ramos Mejía, Francisco Ramos Mejía y Estanislao S Zeballos. En éste, hay un aviso que dice: “La Dirección de los “Anales Científicos” se hace un honor en ofrecer a estos señores (señores médicos, estudiantes de medicina, naturalistas, etc, de toda la República), las columnas del periódico que dirige, deseando que con sus trabajos contribuyan al progreso de la Ciencia Argentina, cuyos frutos nos son totalmente desconocidos todavía” 7. * Convoca, en julio de 1875, al primer certamen del Concurso-Exposición, para fomentar el adelanto de la ciencia en SCA. 1872-1997, 125º Aniversario (folleto). Ver allí: facsímil de la original Acta Fundacional, 1872.
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Tuvo un frustrado antecedente, que se remonta a 1826 (a poco de instalada la Universidad de Bs As, por impulso del gobernador Martín Rodríguez y su ministro de gobierno Bernardino Rivadavia), cuando se proyectó un Departamento de Ciencias Exactas. Otra omisión importante sería no recordar que el estudio de la ciencia había sido un anhelo de los hombres de Mayo y muy bien ejemplificado en los esfuerzos de Manuel Belgrano por apoyar la enseñanza de las matemáticas. Nota: casi en simultáneo, en la ciudad de Córdoba también se ponían en marcha estudios equivalentes, ya en la Facultad de Ciencias, ya en el Observatorio Astronómico. Y, en Bs As acababa de aparecer la Sociedad Rural Argentina (1864).
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SCA Síntesis histórica de la obra realizada durante sus primeros sesenta años de vida. Bs As, Cía Impresora Argentina, 1932, p 16. Se puede consultar también: SCA. Primer Cincuentenario de su fundación (1872-1922). Bs As, Coni, 1922 (folleto). Además: Nicolau, Juan C, “Historia de la SCA en el siglo XIX (1872-1900)”, en: SCA. Anales de la Sociedad Científica Argentina. Bs As, vol 231, nº 1, 2000.
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SCA (Biblioteca). Índice de los Anales 1875-1981. Bs As, SCA, 1983, p 7. (Cfr: “Centenario de la publicación del primer número de los Anales de la SCA, 1876-enero-1976”, por Eduardo Pous Pena).
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sus aplicaciones a la industria, con expositores y presentación de aparatos e instrumentos técnicos e industriales, máquinas y algunas otras novedades. Muy significativa fue la exhibición de cajas con restos fósiles que pertenecían a las colecciones de Juan Remorino y Florentino Ameghino. * En enero de 1876, comienza a editar los Anales de la Sociedad Científica Argentina, con permanencia hasta la actualidad. La comisión redactora estuvo integrada por: Pedro Pico, Estanislao S Zeballos, Pedro N Arata, Juan Kyle y Guillermo Villanueva. En ese número, aparecen las siguientes palabras “Al público: la fundación de un periódico científico en un país cuya común lectura la forman el diario político y la novela, y cuyo sentimiento científico no está bastante desarrollado nos hubiera detenido como empresa prematura, cuando no atrevida si consideraciones de otra especie no nos hubieran decidido. La Republica Argentina, con su Observatorio Astronómico, sus Oficinas Meteorológicas, su Academia de Ciencias, sus Universidades y su Museo de Buenos Aires, con su flora y su fauna aun desconocidas está obligada a llevar al mundo científico el contingente de luces que sólo ella puede proporcionar mientras que el comercial le reclama el resultado del estudio de sus grandes ríos navegables, el beneficio de sus inexploradas minas, de
sus bosques y canteras y de cuantos tesoros en fin encierra su privilegiado y desconocido suelo” 8. * También promovió a las llamadas Conversaciones Científicas. * Llevó adelante el segundo Concurso-Exposición, con más secciones habilitadas y sólidos vínculos con el Club Industrial. * Asistirá las exploraciones tanto de Francisco P Moreno como de Ramón Lista, estudiosos de la Patagonia argentina. * Hizo los primeros nombramientos de socios honorarios y las designaciones fueron para Guillermo Rawson, Benjamín A Gould y Germán Burmeister; Carlos Darwin y Rodolfo A Philippi (naturalista alemán, residente en Chile). * Mantuvo la atención sobre variados asuntos, tales como la construcción de carreteras, la mineralogía, la geología (y otros más). La segunda etapa (entre 1880 y 1900) * Continúa el apoyo a los estudios relacionados con las más variadas obras públicas. Estimula vínculos con establecimientos industriales y actividades universitarias. * Promueve conferencias y homenajes a hombres de la ciencia, así como celebraciones de sus sucesivos aniversarios. Permanece atenta a los debates parlamentarios relacionados con futuras leyes claves para el país. * Da espacio a un museo, cuyo primer director fue Fran-
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SCA (Biblioteca). Índice de los Anales 1875-1981, … p 7. |9
cisco P Moreno (de vida efímera) y poco después realiza una exposición industrial que origina la fundación del Club Industrial Argentino (posterior Unión Industrial Argentina). * Instala más de una filial en diversas provincias. * Se designan miembros honorarios, en 1897, a Carlos Berg, Luis A Huergo y Juan Kyle. * Realiza, en 1898, el Primer Congreso Científico Latinoamericano, verdadero broche de oro para afianzar todo lo realizado en un cuarto siglo. Para el siguiente habrá que esperar 12 años. La tercera etapa (entre 1900 y 1922) Estamos en una nueva centuria. La SCA transita un ciclo de expansión, con 66 volúmenes publicados de sus Anales, y, entre muchas actividades, aparecen las siguientes: * En 1901, Eduardo L Holmberg dictó la conferencia De siglo a siglo, con motivo del 29º aniversario de la SCA, entre los presentes estaba el presidente del país Julio A Roca. * Realiza el Congreso Científico Internacional Americano de 1910. De esa manera, el país, a 100 años de la Revolución de Mayo, podía exhibir los logros nacionales -junto a los internacionales- en materia de ciencia y tecnología. * Costeó, con ayuda económica del Congreso Nacional, la exploración y estudio de la laguna de Iberá (1910), a cargo de Pedro Uhart, que, en su amplio programa, incluía análisis del paludismo y fiebres infecciosas, muy propias de esta zona de la provincia de Corrientes. Los resultados fueron publicados en un número de los Anales del año siguiente. * Apoyó a fijación de la hora legal argentina. * Avaló la publicación Evolución de las Ciencias en la República Argentina (1872-1922), rigurosa como labor científico-histórica, conformada por los siguientes tomos: Las ciencias químicas en la República Argentina (a cargo de Enrique Herrero Ducloux); La evolución de la botánica en la RA (Cristobal M Hicken); La evolución de la física en la RA. Contribución al estudio del desenvolvimiento de la cultura argentina (Ramón G Loyarte); Las matemáticas en la Argentina (Claro C Dassen9); La higiene pública y las obras sanitarias argentinas en los últimos cincuenta años (Nicolás Lozano y Antonio Paitoví); La evolución de la astronomía en la RA, durante los últimos 50 años (Enrique Chaudet); Los pasados cincuenta años de nuestra mineralogía y geología (Franco Pastore) y El desarrollo de la meteorología en la Argentina durante los últimos cincuenta años (William Hoxmark). * Para un nuevo festejo, se giraron invitaciones que decían: “La junta directiva tiene el agrado de invitar … al acto que, con la asistencia del excelentísimo señor presidente de la Nación, doctor Marcelo T del Alvear, del señor intendente municipal, doctor Carlos Noel, y presidido por su excelencia el señor ministro de justicia e instrucción pública, doctor Celestino J Marcó, se celebrará el 5 de diciembre de 1922, a las 21,30, en el teatro Cervantes …”.
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La biblioteca de este matemático la resguarda la SCA.
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Era una ocasión especial; el nuevo encargado del PEN hacía tan solo dos meses que había asumido su la máxima responsabilidad de conducción; este acto fue, casi, su bautismo presidencial. Por su parte, la SCA había llegado a su cincuentenario. La cuarta etapa (entre 1922 y 1930) La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires le cedió un terreno para la construcción de su nuevo edifico y el Congreso Nacional le asignó los fondos necesarios; las obras comenzaron en 1927. * Entre 1923 y 1924, auspició una serie de 14 conferencias sobre la teoría de la relatividad, donde participaron, entre muchos otros, Julio Rey Pastor y Horacio Damianovich. Se pensó que alguna vez sería el asiento del Instituto Científico Argentino. * Apoyó el conocimiento (y reconocimiento) del territorio, mar y cielo de la República Argentina. * Colaboró con el Tercer Congreso Científico Panamericano, VI Latinoamericano, realizado en Lima (1924-5), asistiendo a 28 delegados, que fueron acompañados por el presidente Eduardo Huergo. Fue allí cuando la Universidad Mayor de san Marcos, confirió a algunos de los socios el título de doctor honoris causa, entre ellos a Nicolás Besio Moreno, Reinaldo Vanossi y otros siete. * Escuchó las palabras del premio Nobel Albert Einstein (abril de 1925), en el salón del viejo edificio de la calle Virrey Cevallos.
“Esta Sociedad fue fundada por el amor a la ciencia, el idealismo y la fe en la patria de muchos buenos argentinos. Yo me he asociado a esta obra y las distinciones que he recibido han sido recompensas de esos esfuerzos de los que fueron, los que somos, los que van siendo y los que serán”.
* En 1927 fundó un Boletín Informativo, iniciativa de Reinaldo Vanossi. Para entonces, ¿podían vislumbrarse los tiempos difíciles que le esperaban al país y a una parte del mundo? La quinta etapa (entre 1930 y 1946) Fueron años espinosos. Un dato, no menor: se paralizaron las obras del nuevo edificio; hasta que finalmente, tras un impulso, puede ser inaugurado y es el que usa en la actualidad10. También en 1933, nacía la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia (AAPC, liderada por Bernardo A Houssay) que, de alguna manera, era una suerte de “competidora” amiga11 de la SCA. * Crea el Comité Argentino de Bibliotecarios de Instituciones Científicas. * En 1939 aparece un Catálogo de publicaciones periódicas científicas y técnicas. La sexta etapa (entre 1946 y 1955) Un investigador argentino, en 1947, es galardonado con el premio Nobel en ciencia. Pocas demostraciones recibió de las autoridades del país; sin embargo, la SCA lo distingue y Bernardo A Houssay escribe en su Libro de Oro: 10
De avenida Santa Fe nº 11 45, Caba.
No es una crítica. El aumento de instituciones promotoras de las ciencias, siempre es bienvenido.
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Se fueron alejando las posibilidades de cubrir los gastos que demandan las grandes expediciones; aún así: * En 1948 patrocinó una a cargo de Armando F Leanza, a los bosques petrificados de Santa Cruz y otra hacia los glaciares, en el sur de los Andes. * En 1950, en comunidad con la AAPC, llevaron a cabo la Primera Sesión Científica Argentina; se mantuvieron por largo tiempo12. * En igual año se le otorgó a Luis Federico Leloir el Premio Sociedad Científica Argentina, por sus contribuciones la biología y a Eduardo L Capdehourat, igual distinción, por la rama medicina13. En 1970, un número especial de los Anales se dedicó a la trayectoria del primero, que culmina con el premio Nobel de química. Los últimos años de este período (1953-1955) tuvo un funcionamiento mínimo, el edifico fue ocupado por una entidad gremial y perdió parte de su patrimonio (cuadros, libros, colecciones de minerales. Situaciones equivalentes vivió en otros períodos de las posteriores dictaduras militares). La séptima etapa (entre 1955 y 1966) * Realiza exposiciones y en 1960, con motivo del 150º de la Revolución de Mayo, una sobre las Publicaciones científicas y técnicas y obras inéditas de autores argentinos, que representó un balance de la producción de este sentido. La octava etapa (entre 1966 y 1983) * La Biblioteca contabilizaba 75.000 volúmenes y 5.000 títulos de revistas (es obvio que su acervo ha aumentado con los años). La nueva colección Evolución de las Ciencias en la República Argentina, del período 1922-1972, publicó los tomos correspondientes a: Matemática; Física; Cibernética; Genética; Meteorología; Oceanografía y Radiopropagación; Botánica; Astronomía; Geofísica y Geodesia; Química; Geografía; Antropología; Entomología, cada una a cargo de un especialista donde aparecen los nombres Luis A Santaló,
Véase una de las imágenes que acompaña este escrito (donde aparece Bernardo A Houssay y un texto) (Material que pertenece al archivo AKL).
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13 En ese año, en un discurso de Capdehourat, leemos: “La SCA, de indudable gravitación en la vida intelectual del país a través de sus 78 años, no obstante sus limitados recursos materiales, ha querido honrar mi labor …”; en: (apartado de) La Prensa Médica Argentina. Bs As, vol XXXVIII, nº 1, 5 de enero de 1951, s/p.
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José F Westerkamp, Noemí G Abiusso, Carlos A de Jorge, Luis De Santis y algunos más. * Mantenía cuatro Consejos Científicos (en medicina, agronomía, ingeniería y química). * En 1974 patrocinó una Excursión Científica a las Islas Malvinas, con importante estudio de la fauna entomológica. Un volumen del año 1975 incluyó seis trabajos relacionados con el archipiélago malvinense. En 1979 se llevó adelante la Segunda Campaña Científica a las Islas Malvinas y, en un número de los Anales de 1981, se publicaron otros seis trabajos relacionados con esa actividad (cuando nadie imaginaba lo que acontecería un tiempo después). * Apoyó un viaje de estudio sobre ictiología a la provincia de Santa Cruz. Corría el año 1975. * Firma convenios con varias entidades de investigación y, destacamos, asesora al Conicet (sobre el otorgamiento de premios) y a otras de alta jerarquía. La novena etapa (entre 1983 y 2012) Enfrenta problemas económicos; aun así, en lo académico, con saldo positivo. Veamos algunos: * Los Anales fueron incorporados al sistema Latindex y al Foro de Editores Científicos. Después, en 2010, se digitalizó la totalidad de la colección. Tiene su página web. * Para 1991 había concedido 22 premios Sociedad Científica Argentina, de las más diversas disciplinas. Ese mismo año se fundó el Centro de Integración Cultural. * Promocionó una campaña científica en el área El ChalténLago del Desierto (Santa Cruz). Después a la Reserva San Javier. * Recibió la visita el premio Nobel de química y presidente de la Royal Society of London, George Portter. Se lo incorporó a la lista de los 34 socios honorarios (donde ya estaban los nombres de Florentino Ameghino, César Lombroso, Enrique Fermi, Bernardo Houssay, Norman Boulaug, Alberto Einstein, Guillermo Marconi). * Corría 1991 cuando la Biblioteca de la Fundación José Babini, rica en material de historia de la ciencia (que se calcula en 7.000 títulos, más valiosas colecciones de revistas) comenzó a funcionar en la sede del edifico de la sociedad. Se retiró en 2002. En aquel período, promocionó un evento que, en efecto, se concretó; y, * En 1994 se realiza el Tercer Congreso Argentino de Historia de la Ciencia y de la Técnica. * En 1998, preparó una reunión especial con motivo del centenario del Primer Congreso Científico Latinoamericano. * En 2000 auspició el seminario Política científica y proyecto nacional. Cerca de 300 asistentes siguieron con atención a los oradores, entre los que destacamos al epistemólogo Mario Bunge y a Patricio Garraham, director de la revista Ciencia Hoy. * Al cumplir 128 años, se nombraron nuevos socios honorarios (2 extranjeros y 3 representantes del país: Mario Bunge, Eugenia Sacerdote de Lustig y Fernando Tola Mendoza, es decir a un filósofo de la ciencia, una investigadora en biomedicina y un indólogo). * Se conformó una filial en Ushuaia (que se suma a muchas otras). 12 | Médicos & Medicinas
* Apoyó un simposio sobre la temática de la investigación científica en la Antártida y la sociedad dejó bien sentada su posición. El país, a lo largo de su historia, ha tenido determinadas políticas de Estado (inmigración, alfabetización y educación, agricultura, energía nuclear) y, entre ellas, aparece la problemática de la Antártida. * En 2001, nombró presidente honorario a Andrés Stoppani y, tras su muerte, se instituyó el premio que lleva su nombre. En 2009, lo recibió Eduardo Charreau14; en 2010, Miguel Falasco; en 2011, Jorge R Vanossi; en 2012, Mario Mariscotti. * En 2002, con motivo de su 130º aniversario, bajo la presidencia de Alfredo G Kohn Loncarica, dio espacio a un Simposio sobre la vida y obra de César Milstein, socio honorario y tercer premio Nobel en ciencia del país. * Se firmó un convenio de cooperación académica entre la SCA y Rectorado de la Universidad de Bueno Aires. * En 2004 fue sede del Sexto Congreso Latinoamericano de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, organizado por la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología. * En su bello salón de actos Florentino Ameghino, ha rendido homenaje a ilustres científicos y tomamos como ejemplo el realizado en 2009 al matemático Manuel Sadosky. Escuchado las palabras de disertantes de alta categoría y nos aparece el nombre del físico Juan M Maldacena. * En agosto de 2010 visitó la sede de la SCA la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner; la acompañó Lino Barañao, el primer ministro de Ciencia, Tecnología y Renovación Productiva de nuestro país (cargo recientemente creado). En la oportunidad se entregaron los Premios Houssay a 16 investigadores y, por primera vez, la Distinción Investigador de la Nación Argentina, que fue para Esteban A Brignole. * También se organizó, dentro de la sociedad, un nuevo instituto, el Luis A Huego (que reúne a un grupo de colaboradores que promueve conferencias, entrega premios, estimula la difusión de la ciencia). * En abril de 2011, la Biblioteca de la sociedad rindió homenaje a Domingo F Sarmiento, con motivo del bicentenario de su nacimiento (con una conferencia a cargo del expresidente de la SCA Jorge R Vanossi). Esta dispone de verdaderas joyas: libros antiguos, otros de gran aprecio científicocultural y valiosas y variadas colecciones. ** A lo largo de su historia han sido presidentes de la sociedad: ingenieros, matemáticos, naturalistas, juristas, representantes de las fuerzas armadas y médicos. Estos tuvieron siete: Nicolás Lozano (higienista), Gonzalo Bosch (psiquiatra), Eduardo Braun Menéndez (fisiólogo), Pablo Negroni (micólogo), Arturo Otaño Sahores (ortopedista y traumatólogo), Andrés Stopani (médico y químico) y Alfredo Kohn Loncarica (historiador de la ciencia y la medicina). A los que se suma el actual, el 60º, Ángel Alonso (alergólogo). Pero, sin dudas, lo riguroso, para dar justa dimensión a su trascendencia, es revisar el repertorio de sus socios y suce-
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Quien fuera por dos períodos presidente del directorio del Conicet.
sivos miembros de las juntas directivas, así como los responsables de los artículos aparecidos en las páginas de su publicación. De igual modo, tener presente que han tenido marcada relación con esta sociedad algunos presidentes de la Argentina: Sarmiento (por la fecha de su creación), José E Uriburu (por el congreso de 1898), Julio A Roca (asistente al acto conmemorativo de los 29 años de la SCA), Figueroa Alcorta (presidente honorario del congreso de 1910), Agustín P Justo (viejo socio), Marcelo T de Alvear (presente en los actos del Cincuentenario) y Cristina Fernández de Kirchner (quien la visita y firma el Libro de Oro, digno tesoro de la sociedad).
SEGUNDA PARTE
Recordemos que entre sus propósitos iniciales determinó reunir “Congresos y concursos científicos…”. Y lo cumplió. El primero (1898, Primer Congreso Científico Latinoamericano) Este se realizó entre el 10 y 20, cuando era presidente de la entidad el ingeniero Ángel Gallardo (el 20º). La sesión inicial se llevó a cabo en el viejo edificio de la Facultad de Medicina (el de la calle Córdoba, levantado por el arquitecto Francisco Tamburini e inaugurado poco antes: en 1895) y la asistencia de casi 400 personas (entre adherentes y funcionarios). Se estudiaron 121 comunicaciones (76 argentinas, 10 de Chile, 23 de Uruguay, 5 de Brasil, 3 de Perú, 3 de México y 1 de Ecuador). Concurrir, en ese tiempo, a un congreso internacional era un verdadero desafío. Por ejemplo, los delegados chilenos debieron hacerlo a través de la cordillera y los de Bolivia, “en mulas”. Los de repúblicas más distantes, necesitaron disponer de mucho tiempo: para el viaje, la estadía y el retorno. Trabajaron 7 comisiones: Ciencias Exactas, Ingeniería, Ciencias Físico-químicas, Ciencias Naturales, Ciencias Médicas, Ciencias Antropológicas y Sociología. El financiamiento estuvo a cargo de la SCA, del gobierno nacional y del Municipio de Buenos Aires. La que examinó el mayor número de trabajos fue la de Ciencias Médicas, con un total de 58 ponencias, que condujeron: Roberto Wernicke, Emilio R Coni y Gregorio Aráoz Alfaro. Allí se pusieron a consideración trabajos relacionados con las aguas termales americanas, la defensa
sanitaria de los puertos, el tratamiento moderno de la locura, la higiene privada y pública. Analizadas las ponencias de los participantes argentinos y las de investigadores de los países latinoamericanos, se dispuso su publicación, lo que se efectivizó en cinco tomos, editados entre 1898 y 1900 (con 94 trabajos, con 2000 páginas de texto, más el detalle de la organización y resultados, a cargo de la Compañía Argentina de Billetes de Banco)15. Los delegados fueron llevados a realizar visitas por algunas obras públicas en marcha, tales como: las del puerto de la Capital, las de salubridad, de edificios escolares y a los hospitales San Roque, Rawson, Militar, de Niños, manicomios, construcciones de acceso del ferrocarril Buenos Aires y Rosario, a los cimientos y muros del Palacio del Congreso (a cargo de Víctor Meano); también por ciertos talleres industriales: al Arsenal de Guerra, a las instalaciones del diario La Prensa, a la casa de Schnabl y Lutz (con instrumentos para estudios y registros metereológicos, levantamientos topográficos y operaciones geodésicas, aparatos fotográficos, microscopios, proyectores, 15 Mientras esto se efectivizaba, una publicación bimensual, denominada Revista Técnica, hizo un adelanto de los que consideró los tópicos fundamentales. Había nacido en abril de 1895, y decía en su hoja inicial: Ingeniería. Arquitectura, Minería, Industria, Electromecánica; contaba en la redacción con un número destacado de ingenieros, un médico (Juan Bialet Massé), un profesor y algunos militares. Allí dieron a conocer algunos trabajos: “Tratamiento y utilización de las basuras de la ciudad de Bs As”, de Miguel Tedin; “Los dos canales de acceso al puerto de Bs As”, de Luis A Huergo (quien había sido el director técnico de las obras del puerto, entre 1876 y 1886, logrando avanzar casi de un embarcadero a un punto de amarre. La lectura de la nota es casi una breve historia de los cerca de 120 años de diferentes proyectos para arribar a un puerto de abrigo. En el escrito se advierte la rivalidad con Eduardo Madero. El tercer trabajo: “Los afirmados (pavimentación) de la ciudad de Bs As”, del Carlos M Morales. Y el cuarto: “Estudio de los ferrocarriles que ligarán en el porvenir a las repúblicas sud americanas”, de Juan José Castro. Ampliar con: Sánchez, Norma I, “La Sociedad Científica Argentina, el Primer Congreso Científico Latinoamericano y la Revista Técnica”, en: publicación online Revista de Historia de la Medicina y Epistemología Médica. Publicación de la Cátedra e Instituto de Historia de la Medicina. Departamento de Humanidades Médicas. Bs As, 5º época, vol IV, nº 1, 1º semestre 2012. FM, UBA. www.fmv-uba.or.ar/histomedicina/index.
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telegrafía de Nicolás Tesla y sin hilos de Guillermo Marconi, con corrientes de alta tensión, y los de radiografía de Roentgen), a la manufactura de Spinola y Noceti (con talleres mecánicos que producirían maquinarias para el campo) y a algunas otras. También hubo dos excursiones fuera de la ciudad (para recorrer, en la ciudad de La Plata, el Museo, el Observatorio Astronómico, algunos edificios públicos y el puerto). Tuvieron una actuación muy destacada, entre otros, Estanislao S Zeballos, Gregorio Aráoz Alfaro, Luis A Huergo (vicepresidente del Congreso), Emilio R Coni (vicepresidente 2º), en tanto actuaron como una suerte de anfitriones. Y algunos más: como Tiburcio Padilla (quien falleció durante los preparativos), Marcial Candiotti y Antonio Dellepiane… Terminada la tarea central se decidió realizar el siguiente en Montevideo, en 1901. Después vinieron los de Río de Janeiro (1905) y Santiago de Chile (1908); más tarde pasaron a denominarse Panamericanos. El último se hizo en Washington en 1940. En 1998, la SCA preparó una reunión especial, con motivo del centenario de este valioso primer encuentro de la ciencia, no sólo nacional sino también de alcance latinoamericano. El segundo (1910, Congreso Científico Internacional Americano) La ley nº 6286, de febrero de 1909, dispuso en su artículo 6º que una comisión (encargada de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo) propendería a la realización “en la capital de la República de un Congreso … y de una exposición de higiene”. Para cumplir tal mandato designó a la SCA: (Dado que) “posee local propio y una buena biblioteca; y la competencia, buena voluntad y actividad de sus 500 miembros activos la habilitan para facilitar, durante los festejos, todas la informaciones especiales que necesiten los investigadores nacionales y extranjeros”. José Figueroa Alcorta (encargado del PEN) fue designado presidente honorario y Luis A Huergo, presidente de la comisión directiva del congreso16. Se reunió entre el 10 y 25 de julio. Hubo delegados oficiales de cerca de 10 naciones17, representantes de varias universidades (locales y extranjeras), sociedades, centros científicos y academias; no faltaron los representantes de las provincias; se analizaron más de 500 trabajos y se calcula que los asistentes pasaron los 1.50018. En esta oportunidad los congresistas asistieron a dos funciones de gala del Teatro Colón, visitaron La Plata, la Colonia Nacional de Alienados (a cargo de Domingo Cabred), el puerto de Bs As (en un tren cuya locomotora usó petróleo argentino), la zona del Tigre, … Una simple 16 Nota: quien contó con la colaboración, en calidad de secretarios, de Nicolás Besio Moreno y Enrique Marcó del Pont. Ver: Anales de la SCA. Bs As, Imprenta y Casa Editora Coni Hermanos, tº LXX, entrega 1, julio 1910.
Francia, por ejemplo, designó delegado oficial a Albert Calmette (del Instituto Pasteur de Lille), quien lograría fama, junto a Camille Guérin, con la vacuna BCG. 17
18 En 1922 solo se habían publicado 2 volúmenes, por falta de fondos, de los 20 proyectados.
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comparación entre este congreso y el de 1898 señala, de manera muy clara, los cambios significativos, que se expresan en el número de comisiones de trabajo, participantes, medios de transportes utilizados, problemáticas a analizar, etc19. Nos sorprende la lista de los asistentes, de donde hemos tomados unos pocos nombres: Jorge Newbery, Eduardo Latzina, Otto Krause, Antonio Paitoví y Oliveras, Eduardo y José M Huergo, Pedro J Pando, Juan A Sánchez, Cristóbal M Hicken, Luis María Torres, Juan B Ambrosetti, Rafael Obligado, Juan Álvarez, Eduardo L Holmberg, Luis Jorge Fontana, Samuel Lafone Quevedo, Pedro Scalabrini, Roberto Wernicke, Clemente Onelli, Antonio E Dellepiane, Víctor Mercante, Rodolfo Rivarola, Carlos Rodríguez Echart, Juan Vucetich, Christian Jackob, Frank L Soler, Carlos O Bunge, Pablo Pizzurno, Genaro Sisto, Alejandro Korn, Ernesto Quesada, Alfredo L Palacios, Ricardo Levene, Ramón J Cárcano, Enrique Mosconi, Agustín P Justo, Joaquín Zabala, Carlos Ibarguren, José M Ramos Mejia, Lucas Ayarragaray, José Ingegnieros, Lucio V López. A los que se suman: las médicas María J Becker y Elvira Rawson de Dellepiane o esDurante el año 1910 se concretaron numerosos congresos. Por ejemplo: el XVII Internacional de Americanistas; el Primer Congreso Patriótico de Señoras de América del Sur (del Consejo Nacional de Mujeres); el Primer Congreso Femenino Internacional (organizado por la Asociación Universitaria Argentina, del 18 al 23 de mayo); de éste hay una publicación: SCA. Primer Congreso Femenino Internacional. Historia, Actos y Trabajos. Bs As, Ceppi, 1911. 19
tudiantes de medicina como Juana Jachesky, la química Eva R de Fernández Poblet, la dentistas Sara Justo, las profesoras Elina González de Correa Morales, Matilde D Flairoto, Clotilde Guillén, Raquel Camaña, Margarita Heilberg de Bose, Ernestina López, Berta Wernicke, Nemesia Vassalli, Alcides de los Llanos, Sofía A de López y algunas más. Una notable diferencia con el primero, sin participantes mujeres. Por la ley arriba citada, también se dispuso concretar, en la ciudad de Mendoza, un monumento al Ejército de los Andes, realizar en la Capital del país una exposición agrícola, ganadera e industrial y muchas otras iniciativas (no todas efectivizadas). Se organizó en 12 secciones, de: Ingeniería (presidida por Huergo); Ciencias Físicas y Matemáticas (por Marcial R Candioti); Ciencias Químicas (por Anastasio Quiroga); Ciencias Geológicas (por Eduardo Aguirre): Ciencias Geográficas e Históricas (por Francisco P Moreno, responsable de la SCA); Ciencias Antropológicas (por Florentino Ameghino); Ciencias Biológicas (por Ángel Gallardo); Ciencias Jurídicas y Sociales (por Estanislao S Zeballos); Ciencias Militares (por Pablo Ricchieri); Ciencias Navales (por Manuel J García Mansilla); Ciencias Psicológicas (por Horacio G Piñero) y Ciencias Agrarias (por Pedro N Arata). Las que tuvieron el mayor número de ponencias fueron las de antropología y psicología. Adviértase que -a diferencia del congreso de 1898- hubo poca actividad de los médicos y la razón, posiblemente, está en la siguiente afirmación: “(se propenderá a celebrar) un Congreso científico internacional americano y de una exposición de
higiene. La última se está preparando, habiéndosele agregado un congreso médico que la completa”20. Así fue: se denominó Congreso Científico Internacional Americano de Medicina e Higiene (presidido por Eliseo Cantón)21. El Tercero (1972, Segundo Congreso Argentino de Historia de la Ciencia) Con motivo del centenario de la SCA, entre el 22 y 24 de noviembre, tuvo lugar este nuevo congreso22, presidido por
20 Véase: Anales de la SCA. Congreso Científico Internacional Americano. Bs As, Imprenta y Casa Editora de Coni Hermanos, tº LXX, julio de 1910, entrega 1, p 9.
Ver: Congreso Internacional Americano de Medicina e Higiene de 1910. Actas y Trabajos (compilados por Luis Agote -profesor de la Facultad de Medicina y médico del Hospital Rawson-). Bs As, Establecimientos Gráficos M Pastor, 1910. Ampliar con: Sánchez, Norma I. La higiene y los higienistas en la Argentina (1880-1943). Bs As, SCA, 2007, p 429-30. 21
El Primero, se realizó en Córdoba (del 11 al 13 de setiembre de 1969), con motivo del Centenario de la creación de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, con la activa participación de Telasco García Castellanos (las actas fueron publicadas por el Boletín de la ANCiencias (Córdoba, tº XLVIII, entregas 1-4, 1970 y tº XLIX, entregas 1-4, 1972). El segundo se planificó realizar en Tucumán, con la dirección de Juan Dalma, pero finalmente hubo un cambio por Bs As.
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Cortés Plá (ingeniero e historiador de la ciencia). De acuerdo con la convocatoria se orientó hacia el “conocimiento del origen, trayectoria y evolución de las instituciones científicas argentinas, estatales o privadas”. Hubo un total de 81 trabajos23. Para entonces se advertía una disminución de la participación de autores y delegados extranjeros. Algunos de los asistentes fueron: Enrique P Aznárez, Francisco Cignoli, Juan Cuatrecasas, Horacio H Camacho, Horacio J Cuccorese, Juan Dalma, Venancio Deulofeu, Virgilio G Foglia, Telasco García Castellanos, Enrique Gaviola, Leticia Halperin Donghi, Alfredo Lanari, Argentino J Landaburu, Alfredo G Kohn Loncarica, Vicente Oddo, Desiderio Papp, Luis A Santaló, Alberto A Taquini. Fue una reunión modesta, llevada adelante en un momento muy difícil de la historia nacional, cuando aun permanecían en la conducción política representantes de un gobierno de facto. El cuarto (1994, Tercer Congreso Argentino de Historia de la Ciencia y de la Técnica) Se reúne entre el 11 y 13 de agosto; los máximos responsables fueron Arturo Otaño Sahores (por entonces presidente de la entidad) y Andrés O M Stopani. Hubo 54 trabajos, distribuidos en grupos temáticos: Personalidades de la historia de la ciencia, Temas generales de historia de la ciencia, Temas de historia de la medicina e Instituciones de historia de la ciencia y la técnica. Algunos de los asistentes fueron: Miguel de Asúa, Hugo E Biagini, Marcelo Monserrat, Juan Carlos Nicolau, César Lorenzano, Gregorio Weinberg, Laura Levi, Cristina Mantegari, Lucía Tosi, Alcira Zarranz y un grupo de jóvenes investigadores que se acercaban a la disciplina en cuestión. Adelantamos, líneas arriba, que fue promovido por la Fundación Babini; pero -lamentablemente- ya no estaban vivos los viejos y entusiastas mentores. Eran otros tiempos, existían múltiples encuentros y los interesados están dispersos entre viajes, becas, variedad de reuniones. El quinto (2004, Sexto Congreso de Historia de las Ciencias y de la Tecnología) La SCA prestó su sede, entre el 17 y 20 de marzo, para la convocatoria que nació de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología24. Un evento que reunió a investigadores del continente, ya que se hicieron
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Que no fueron publicados o muy parcialmente.
En rigor: el congreso tuvo dos sedes: en la SCA y en la Universidad de Tres de Febrero. Fue proyectado, sin éxito, para el año 2000 o 2001. El presidente de la Slhcyt, en ese entonces el argentino Carlos Galles, tuvo la colaboración de dos vicepresidentes: Kohn Loncarica (por la SCA) y Celina Lértora Mendoza (por Fepai). Nota: los orígenes de la Slhcyt hay que buscarlos en la primera reunión latinoamericana de historiadores de la ciencia y la tecnología, que se realizó en Puebla (México), entre el 23 y 26 de agosto de 1982; es decir tiene una antigüedad de 30 años y fue su inspirador el investigador mexicano Juan José Saldaña.
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presente representantes de varias provincias argentinas y de Brasil, México, Venezuela, Chile, Colombia, Uruguay, EEUU …, El tema central fue: 20 años de Historiografía de la Ciencia y la Tecnología en América latina, con dos simposios: Historia de la salud pública y la medicina socio-sanitaria en América Latina e Historia de la investigación científica básica biomédica en América Latina. Organizado con cierta modestia, el brillo lo dieron los asistentes, entre los que encontramos los nombres de Juan José Saldaña, Ana María Carrillo Farga, Fernando Mañé Garzón, Pablo Chiancone, Ubiratan D´Ambrosio, Jonathan D Ablard, Ricardo Cruz-Coke, Luis C Arboleda, Eduardo L Ortiz, Hebe Vessuri y muchos argentinos de vieja y nueva trayectoria. ** De los cinco congresos a los que dio albergue, el de más brillo fue el de 1910 ¿Qué ha sucedido después? Una posible explicación está, tal vez, en que ya no es la única asociación que agrupa a los interesados en la ciencia; por el contrario, hay muchas y orientadas en asuntos específicos.
CONCLUSIONES
La SCA ha sido la madre de varias sociedades y el hogar intelectual de muchos argentinos. En un principio se apuntaló a las ciencias naturales, físicas y matemáticas, con sus aplicaciones en la realidad cotidiana; agregó, en poco tiempo, el interés por las ciencias exactas, la astronomía, la biología, la antropología, la arqueología, la historia y, casi sin temor de equivocarnos, por todas las ramas del saber y la cultura. Salvaguardó y salvaguarda numerosos encuentros. Se la considera una referente y, aun con todos sus problemas (fundamentalmente financieros), mantiene a una de las publicaciones más antiguas y continuas del país. No ignoramos que ha tenido más representatividad en el pasado que en el presente; pero aún así no abandona sus metas y sigue contribuyendo al conocimiento, a la confraternidad del saber y a la difusión científica que se expresa, por lo menos, en una vertiente: es consultada, con frecuencia, para la toma de decisiones, la instauración de premios, la evaluación de proyectos. Su biblioteca, hemeroteca y mapoteca son significativas. Auspicia algunas ediciones de libros de valor. Las notas periodísticas -acá incluidas- pertenecen a la colección privada de AKL. Las fotos a la colección de la SCA y presentan: el acto realizado en 1905 en el Teatro Politecma; Holmberg en una de sus conferencias (de julio 1901), debajo del cuadro de Ameghino (que aún se conserva en la SCA); el viejo salón de actos del edificio de la calle Cevallos; la portada de un catálogo de la Biblioteca; una vista actual de la Biblioteca Sarmiento. En tanto, la carta de Einstein y la de Leloir están en el archivo de la SCA.
Sociedad Científica Argentina Presidentes de la Sociedad
1872-1874 Ing Luis A HUERGO
1911-1912 Ing Vicente CASTRO
1874-1875 Dr Juan J J KYLE
1912-1913 Gral Dr Agustín ÁLVAREZ
1875-1875 Ing Francisco LAVALLE
1913-1914 Ing Santiago E BARABINO
1875-1877 Ing Pedro PICO
1914-1915 Dr Francisco P LAVALLE
1877-1878 Ing Guillermo WHITE
1915-1917 Ing Nicolás BESIO MORENO
1878-1879 Ing Luis A HUERGO
1917-1919 Dr Carlos María MORALES
1879-1880 Dr Valentín BALBÍN
1919-1923 Ing Santiago E BARABINO
1880-1881 Dr Carlos BERG
1923-1927 Ing Eduardo María HUERGO
1881-1882 Ing Luis A HUERGO
1927-1929 Ing Nicolás BESIO MORENO
1882-1883 Dr Carlos BERG
1929-1933 Dr Nicolás LOZANO
1883-1885 Ing Guillermo WHITE
1933-1937 Ing Nicolás BESIO MORENO
1885-1886 Ing Luis A VIGLIONE
1937-1943 Ing Jorge W DOBRANICH
1886-1887 Dr Estanislao S ZEBALLOS
1943-1946 Dr Gonzalo BOSCH
1887-1889 Dr Valentín BALBÍN
1946-1949 Ing José M PÁEZ
1889-1891 Dr Carlos María MORALES
1949-1951 Ing Dr Eduardo María HUERGO
1891-1892 Ing Eduardo AGUIRRE
1951-1953 Dr Abel SÁNCHEZ DÍAZ
1892-1893 Dr Juan J J KYLE
1953-1955 La Sociedad permaneció cerrada
1893-1894 Ing Carlos BUNGE
1955-1956 Dr Abel SÁNCHEZ DÍAZ
1894-1895 Ing Miguel ITURBE
1956-1959 Dr Eduardo BRAUN MENÉNDEZ
1895-1896 Dr Carlos María MORALES
1959-1962 Ing Pedro LONGHINI
1896-1897 Dr Ángel GALLARDO
1962-1964 Dr Pablo NEGRONI
1897-1898 Ing Domingo NOCETI
1964-1970 Ing José S GANDOLFO
1898-1900 Ing Dr Marcial R CANDIOTTI
1970-1976 Cap de Nav Emilio L DÍAZ
1900-1901 Dr Manuel B BAHIA
1976-1988 Ing Agr Eduardo POUS PEÑA
1901-1902 Dr Carlos María MORALES
1988-1989 Ing Augusto L BACQUÉ
1902-1903 Ing Carlos ECHAGÜE
1989-1992 Ing Lucio R BALLESTER
1903-1904 Ing Emilio PALACIO
1992-1999 Dr Arturo OTAÑO SAHORES
1904-1905 Ing Emilio PALACIO
1999-2001 Dr Andrés OM STOPPANI
1905-1906 Dr Carlos María MORALES
2001-2003 Dr Alfredo G KOHN LONCARICA
1906-1907 Gral Arturo M LUGONES
2003-2005 Dr Alfredo G KOHN LONCARICA
1907-1908 Gral Arturo M LUGONES
2005-2007 Dr Jorge R VANOSSI
1908-1909 Ing Otto KRAUSE
2007-2009 Dr Jorge R VANOSSI
1909-1910 Ing Vicente CASTRO
2009-2011 Dr Ángel ALONSO
1910-1911 Dr Francisco P MORENO
2011
Dr Ángel ALONSO
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RECUERDO DE UN VIEJO MÉDICO DE BARRIO
La extraña vida de la modista Ester Nuddo en el Bajo Belgrano Federico Pérgola
C
omo joven médico, lo único que me desvelaba era mi deseo de triunfar en la profesión. Instalado en un reducido consultorio/vivienda de la calle Mendoza entre Miñones y Artilleros, pleno Bajo Belgrano, inicié una suerte de ansiosa espera por la llegada de pacientes y creo que fue todo fácil. Era la época del consultorio particular y del médico omnipotente porque mandaba y no admitía ser refutado. La ubicación de mi lugar de trabajo tenía sus particularidades. Desde Blandengues hacia el Río de la Plata, seguía –a mediados del siglo XX– conservando un aspecto híbrido entre campo y ciudad, tal como lo había definido con mi disgusto un colega. Peor había sido lo que me había espetado otro de los médicos: –“¡En qué barrio de latas vivís!”. No era para tanto, pero lo cierto es que mantenía peculiaridades únicas: salpicado de caballerizas, lógicas por su cercanía con el Hipódromo de Buenos Aires, por las tardes los vareadores paseaban los pingos por sus calles y, si bien eludían las muy transitadas como Blandengues, que luego ensanchada sería la avenida del Libertador, donde corrían algunas líneas de colectivo y unos pocos autos sobre su adoquinado, la caravana de caballos era incesante y solo se detenía por la lluvia o cuando, entre el 8 de noviembre y el 8 de diciembre, la Iglesia de la zona realizaba una procesión vespertina por el Mes de María en obvia alusión a la Virgen.. La mayoría de los pobladores de esa zona eran pobres, un lumpen de principios del siglo pasado, conformado por artesanos, empleados del Estado, obreros…que, en noches de verano, 18 | Médicos & Medicinas
sacaban sus sillas a la puerta de calle para las tertulias vecinales que perdieron su amabilidad cuando la política metió la pata. La extensa rúa Juramento, entre Húsares y la varias veces mencionada Blandengues, era la que guardaba una pequeña multitud (valga el oxímoron) de animados interlocutores comentando las noticias sensacionalistas de los periódicos: qué Martín Gil iba a provocar un chaparrón con su máquina, qué Gardel no había muerto y desfigurado tenía otra identidad, qué Silvio Spaventa y Susy Kent preparaban otro radioteatro después de El León de Francia, qué Soiza Reilly, etc., etc. Nadie sufría la pobreza latente. Mi madre me decía que éramos de clase media, y yo le respondía: –“Sí, de clase media jodida”. Para los jóvenes existían algunas vías de escape: los domingos al Monumental, los sábados a Excursionistas, en esa época en la calle Pampa y luego en La Pampa, o Defensores de Belgrano, pero ya en un Nuñez alejado. Situado el escenario, retomo el relato que me he propuesto. Una noche tibia de verano, este médico recibió un llamado de urgencia a las 2 de la mañana, hecho por demás frecuente cuando los clínicos cubrían esa necesidad. Rezongando tomé el maletín, saludé a mi mujer, y caminé –por la mitad de la calle desierta– hasta la vivienda de una modista en la calle Migueletes, cerca de Olazábal. Quien me recibió, de unos 40 años, portaba unos bigotes de tiempos idos y se presentaba en camiseta. Me hablaba de su tía que había sufrido una descompostura y con quien estaba platicando en la cocina. Lo acompañé a una pequeña habitación. La enferma en decúbito lateral, en cama de una plaza, me lla-
mó la atención por su atuendo: un corpiño blanco que trataba de contener unas mamas voluminosas y una enagua de rayón. Lo curioso es que parloteaba dirigiéndose a la pared que limitaba la cama y lo hacía en diálogo coloquial con una persona. A mis preguntas no respondía. En ese momento apareció quien se decía sobrina de la modista, una veintenaria hermosa, simpática, a la que no se le borraba una sonrisa. Éramos tres personas a su vera, ligeramente más atrás la niña de la sonrisa enigmática. Yo interrogaba a la paciente y no obtenía respuesta: seguía inquiriendo sobre la familia del fantasma. Fue cuando el sobrino trajo una foto del decodificador que no recuerdo que parentesco tenía con ella. Sobre el ángulo inferior izquierdo del retrato había otra pequeña imagen: era la de Pancho Sierra. Pasaban los minutos y como no obtenía respuesta de la enferma pasé a la acción. Pensé: fase operativa. Cargué una jeringa (eran de vidrio en esa época) con una ampolla de un tranquilizante (si mal no recuerdo clorpromazina), bajé el elástico de la enagua –la posición y la indumentaria eran ideales para tal efecto– y le apliqué la droga. El resultado fue inmediato, lo que demostró que había sido el del pinchazo, y la modista se dio vuelta, miró a los tres pero vio solamente a sus sobrinos, aunque después de algunos segundos preguntó: –“Doctor, ¿qué hace Ud. aquí?” Sin un diagnóstico concreto le contesté que había sufrido un malestar presumiblemente nervioso. A un costado de la cabecera de la cama colgaban varios vestidos, tal vez fruto de su actividad laboral, pero me llamó la atención un pequeño vaso de los llamados “de noche”, que habitualmente portaban una velita, con tres comprimidos. A mi pregunta sobre qué medicamentos tomaba, me respondió: –“¡No! eso es otra cosa”. Comentó que no sabía qué le había ocurrido y, ciertamente, parecía confusa. Permanecí unos minutos a su lado tratando de calmarla y reflexioné que mi misión, en ese momento, era ir a dormir. Arreglé los honorarios y luego de los saludos de práctica atravesé el patio de baldosas calcáreas con la guardia de honor que
le hacían las macetas artesanales pobladas de malvones y ya en la entrada, cuando cambiaba algunas palabras con el sobrino, oímos tres furibundos ruidos de golpes de tono femoral, es decir como quien le da al muslo con sus manos pero con inusitada violencia. Regresamos a la habitación, mientras el sobrino manifestaba que eso ocurría con frecuencia. A él se dirigió la enferma gritando: –“¡Viste! ¡Viste! Otra vez”. Se me informó que ignoraban su origen tanto como el del movimiento espontáneo de los vestidos que mencioné. Mi decisión estaba echada: regresar a casa inmediatamente. Es que me lo sugería mi salud mental porque todo indicaba que había duendes o estaba metido en una encerrona de dementes. Lo peor es que los golpes los había oído. Caminé las dos cuadras por la calle Mendoza, desolada de toda desolación. Por ese barrio de latas como decía mi amigo. ¡No había un alma! Eran las tres de la mañana. Seguía mi ruta y notaba que los músculos de los pelos de mi cabeza los erguían al viento. Llegué a casa, cerré con rapidez la puerta de calle, le relaté el hecho a mi somnolienta mujer y no pude dormir. …………………. Pasaron cuarenta años…El tango dice que veinte años no es nada, cuarenta es un poco más y es lógico, el humano tiene la posibilidad del olvido. En una reunión con mi amigo Caníbal y su mujer (en realidad su nombre es Aníbal, yo le llamo así por una razón filosófica que no voy a revelar) relaté el episodio antedicho que nunca pude dejar de rememorar. Fue cuando la mujer me dijo: –“¿La casa de la modista? Pero si yo vivía al lado y siendo adolescente subía a la terraza para espiar a las pupilas que paseaban desnudas por el patio. Era un prostíbulo con la fachada de un local de venta de ropa”. Tarde, pero se había aclarado todo: la “sobrina” con su sonrisa socarrona y el “sobrino” para el que presumiblemente se había montado la escena. ¿O habrá sido para el joven médico? | 19
DOS AMANTES DE LAS CIENCIAS Dra. Norma Acerbi Cremades * Dra. Victorina Patrito de Carpinella** Dr. Marcelo A. Díaz ***
*Profesor Consulto Dra. Facultad de Ciencias Médicas-Universidad Nacional de Córdoba. **Ex Directora de la Farmacia Central del Hospital Nacional de Clínicas, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. *** Miembro del Servicio de Cirugía General. Hospital Italiano, San Justo, Buenos Aires. 20 | Médicos & Medicinas
ABSTRACT Next to the classical instructional materials, natural sciences and physical chemical are of great importance for its informative and educational value. These sciences teach to observe, to experiment , to describe and to infer conclusions. Two men separated only by a small difference of 16 years , date of birth, but contemporary in the end made in Argentina the secular effort for the advancement of science . Francisco Javier Muñiz and Domingo Faustino Sarmiento. RESUMEN Al lado de las materias instructivas clásicas, las Ciencias Naturales y Físico-Químicas, son de gran importancia por su valor informativo y formativo; por enseñar a observar, a experimentar, a describir y a inferir conclusiones. Dos hombres separados solo por una diferencia de dieciseis años en la fecha de nacimiento pero al fin contemporáneos, hicieron en la Argentina el esfuerzo secular por el progreso de las Ciencias: ellos son Francisco Javier Muñiz y Domingo Faustino Sarmiento.
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DESARROLLO Como decía Santiago Ramón y Cajal: “Mucho aprendemos en los libros, pero más aprendemos en la contemplación de la Naturaleza, causa y ocasión de todos los libros”. En rigor de verdad, hubo ciencia e investigación desde el periodo hispánico. No se pueden olvidar los aportes realizados por los jesuitas José Guevara; Pedro Montenegro; Segismundo Asperger; Thomas Falkner y otros. Pero,el comienzo en el país de una “ciencia nacional” se debió a Francisco Javier Muñiz, reconocido como “Primer sabio argentino”. Muñiz fue un estudioso autodidacta, con contornos heroicos, debido a tiempos políticos difíciles, envueltos en guerras, bloqueos y luchas entre unitarios y federales. Médico, paleo-botánico, escritor y lingüista, nació en San Isidro, pago de Monte Grande (provincia de Buenos Aires) el 21 de diciembre de 1795. Estudió Medicina, se graduó en 1822 en la recién creada Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en 1844. Militó desde muy joven en los ejércitos de la patria durante las Invasiones Inglesas de 1807 y 1808. En 1822 redactó un escrito sobre las Islas del Paraná, con descripciones arqueológicas, consignando la flora y la fauna. Habló de la existencia de nogales, naranjos, yerba mate y “lugares propicios para el cultivo de arroz”. En 1825 fue nombrado Cirujano del Ejército en el Cantón de la Guardia de Chascomús. Organizó el primer Hospital de Campaña y confeccionó el Reglamento del Cuerpo de Cirugía. Más tarde se destacó como cirujano en la batalla de Cepeda y durante la guerra del Paraguay. A orillas de la laguna de Chascomús revivió su vocación de naturalista, investigando su flora y fauna; recogió los restos fósiles del Gliptodonte y el Tatú fósil o gran armadillo. Hizo el primer estudio sobre el ñandú (Rhea o avestruz americano). En 1828 se estableció en Luján. Para ésta época era un experto paleo-botánico porque había estudiado la obra de George Léopold Cuvier “Investigaciones sobre osamentas fósiles”. Realizó importantes estudios sobre la vacuna, al descubrir el “cow-pox” en vacas de la zona, lo que le permitió iniciar la vacunación antivariólica. En 1828, fue designado por Bernardino Rivadavia como “Administrador de vacuna” en el departamento provincial del centro, aplicando la vacuna a gran número de pobladores en su vasta jurisdicción político-sanitaria. Esta obra le fue reconocida en 1832 por la Real Sociedad Janneriana de Londres, siendo designado Miembro Extranjero de Honor. Permaneció en la ciudad de Luján hasta 1848. En 1849 se lo nombró Conjuez del Tribunal de Medicina y en 1850 Profesor de Partos, Enfermedades de Mujeres y Niños. Fue Decano de la Facultad de Medicina desde 1852 a 1862. Su espíritu humanitario lo llevó a participar como médico voluntario durante la epidemia de fiebre amarilla que asoló a la ciudad de Buenos Aires. Era su propósito ayudar a las víctimas y terminó siendo él mismo una de ellas, falleciendo el 8 de abril de 1871. Durante las últimas décadas del Siglo XIX y en especial durante la Presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, se 22 | Médicos & Medicinas
dieron los verdaderos pasos organizados para la construcción de la actividad científica de la Argentina, favoreciendo la investigación básica. Sarmiento, nació en San Juan el 15 de febrero de 1811. A los quince años fundó en San Francisco del Monte (San Luis), una escuela de Enseñanza Elemental para niños y jóvenes. En 1827 regresó a San Juan y durante un año, su tío presbítero Juan Pascual Albarracín, le leyó, explicó y comentó la Biblia. Así comenzó Sarmiento, la labor de autodidacta que no abandonó jamás. Sarmiento fue proclamado Gobernador de San Juan el 16 de febrero de 1862 y sus tres grandes afanes fueron: la educación pública, creando el Colegio Nacional y la Escuela Central de Señoritas, destinada a formar maestras. Su otra preocupación fue incentivar la explotación minera. Promovió leyes mineras como medida de protección y reglamentó la explotación para levantar el nivel económico del pueblo. Finalmente, su otro afán fue favorecer la arboricultura, política que continuará durante la presidencia, introduciendo en el país variadas especies de plantas. Fueron sus preferidas la morera y el mimbre. La primera pensando que sería posible la industria del gusano de seda, actividad que no estaba desarrollada. El mimbre permitió la cestería para llevar frutas en envases ventilados o fabricar muebles con abaratamiento de los costos. Como había visto que el eucalipto servía para desecar ciénagas y para purificar el aire, propició la introducción de sus semillas y gracias a Sarmiento tenemos la sombra y esplendor en varios puntos del país e incluso su utilización en la industria farmacéutica. El 2 de febrero de 1868 fue proclamada la candidatura de Sarmiento como Presidente de la República Argentina. Sus obras como promotor de ciencias son innumerables, entre ellas: el 11 de septiembre de 1869 creó la Academia Nacional de Ciencias; el 15 de octubre de 1871 inauguró la Exposición Nacional, la que recién fue clausurada por el éxito obtenido, el 21 de enero de 1872. El 24 de octubre de 1871 inauguró el Observatorio Astronómico y en 1872 la Oficina Meteorológica, todas creaciones en la ciudad de Córdoba. Su amor por las ciencias naturales le llevó a crear el Jardín Botánico y de Aclimatación, y luego el Parque 3 de Febrero, un vergel de fragantes flores para recreo y beneficio del pueblo. Plantó siendo presidente junto al Dr. Avellaneda, en el parque de Palermo, una araucaria y una magnolia. Convirtió a su Isla del Delta en precioso parque, pleno de frutales, flores y especies forestales, como el ceibo y el ombú. Cuando se alejó de la presidencia, la isla fue transformada en una escuela de Agricultura, como un homenaje al hombre que se había preocupado tanto por el cultivo de plantas y árboles, consagrado como el “patrono de la flora argentina”. En 1884, los nombres de Muñiz y Sarmiento, se volvieron a unir, aunque ya no estaba el primero. Con motivo de la inauguración del último tramo del ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, Sarmiento llegó a la estación del Central Argentino, en Junín, el 21 de septiembre de 1884. Le acompañaba una nutrida comitiva integrada por el Dr.
Madero, su médico personal; el Ing. Víctor Pretot Freire; el contratista de obras ferroviarias Juan Clarke; los Ings. Juthaus; Francisco Morel y Carlos Maschuri; Dr. Laspiur y señores Sánchez, Malmen y Zavalla. Numerosos fueron los honores rendidos a Domingo Faustino Sarmiento. Un baile en la Municipalidad y un banquete servido en el Hotel Valente. La fascinación del prócer fue la visita turística por las Lagunas de Mar Chiquita; Carpincho y Gómez. En la Estancia de los Muñiz, fue recibido por los hijos del famoso científico, el Ing. José M. Muñiz y Don Emilio Muñiz, ex Juez de Paz de Junín. Mirando aquellas fantásticas lagunas, pobladas de patos, cisnes y flamencos rosados, revivieron en Sarmiento los amores por la maravillosa Naturaleza. Surgió el poeta, el pensador infatigable, el artista y el estadista, proponiendo a los dueños de casa y a los miembros del gobierno local, la posibilidad de convertir aquello en lugar turístico, con balnearios de aguas medicinales por la riqueza de sodio, potasio y otros minerales. Pensó en la posibilidad de instalar una lechería, con cien finas vacas, capaces de producir leche, manteca y quesos, con marca “Junín”. En su afán proteccionista, Sarmiento solicitó al Juez de Paz del lugar, que se prohibiera la matanza de las aves en los lagos. Su alma infatigable de educador lo llevó a pensar en la creación de una Escuela Normal, unida a una quinta agronómica, para crear en los niños y jóvenes, la conciencia del valor del campo y sus cultivos. A pesar de sus años, el coloso continuaba infatigable en sus proyectos y hasta pensaba trasladarse a vivir a Junín para concretarlos. Como había traído consigo varias plantas, Sarmiento se dispuso a distribuirlas en varias fincas, la más famosa fue la magnolia que plantó en la casa de Don Vicente Gandini y otro ejemplar a orillas de la Mar Chiquita. Como homenaje se acordó que la laguna Mar Chiquita pasaría a llamarse desde ese día Mar Sarmiento y Puerto Francisco J. Muñiz al puerto de embarcación existente en la costa frente a la estancia en honor al sabio naturalista, y que poseía la bella sombra de seis robustos sauces y una fuente de agua dulce.
El trabajo se ilustra con una foto de “Sarmiento en la Mar Chiquita”. Aparece a su derecha Don Emilio Javier Muñiz y a la izquierda Don Juan Clarke (la foto pertenece al Museo Sarmiento de Buenos Aires- Publicada en el Diario La Verdad. Junín, 31 de marzo de 2012). En la actualidad la Estancia de los Muñiz pertenece a Don José Luís Mendizábal. Todos aquellos fantásticos proyectos de Sarmiento lamentablemente no pudieron concretarse por incomprensiones políticas, las que generalmente, como en este caso hacen fracasar las obras más altruistas y trascendentales. Los trabajos sobre paleontología argentina de Francisco Javier Muñiz, fueron compilados por Domingo Faustino Sarmiento, en 1885, con el título de “Escritos Científicos” y publicados en El Censor, en 1886, como “Vida y Escritos del Coronel Don Francisco J. Muñiz”. Sarmiento falleció en Asunción (Paraguay), el 11 de septiembre de 1888. Los dos célebres hombres, Muñiz y Sarmiento, están sepultados en el cementerio de La Recoleta.
CONCLUSIONES Dos hombres, Muñiz y Sarmiento, enaltecieron la incipiente ciencia argentina por la rigurosidad de sus trabajos, la actividad creadora, los objetivos de progreso para el país, sus acertadas observaciones, la generosidad en sus entregas y la dimensión científica de sus obras a lo largo de sus desinteresadas y brillantes trayectorias.
Bibliografia -Babini, J- La evolución del pensamiento científico en la Argentina. Buenos Aires, 1954. -Di Marco, R. C –Sarmiento en Junín 1884-Rev. “Junín es Historia”- Junín, 1971. -Furlong, F. Naturalistas argentinos durante la dominación hispánica-Cultura colonial Argentina. Tomo VII. Editorial Huarpes S. A .Buenos Aires, 1948. -Pérgola, F. Historia Médica Argentina, sus protagonistas. Vol. 1-N° 2- AP Americana de Publicaciones SA. Buenos Aires, 1997. -Salas, M- Sarmiento en los pagos de Junín. Rincón Gaucho-La Nación, 2012. -Sánchez, N- Pérgola, F- Sarmiento, el Quijote de la pampa argentina. Ed. Sociedad Científica Argentina. Buenos Aires, 2011. -Torres, R. –Cuando Sarmiento quedó fascinado por la Mar Chiquita. La Verdad- Marzo 2012 JunínBuenos Aires. | 23
HISTORIA DE LA ANALGESIA EN GRECIA Y ROMA Capítulo IIIº
TEOFRASTO Padre de la Botánica
Adolfo Héctor Venturini
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eofrasto1 nació en Eresos, isla de Lesbos, Grecia, en el 372 a.C. aprox. y falleció en Atenas en el 287 a.C. Filósofo y científico, hijo de un rico fabricante de tejidos. Siendo joven fue a Atenas donde frecuentó la Academia, cuando Platón2 ya era anciano. Luego de la muerte de Platón estudió en el Liceo con Aristóteles3, siendo su alumno preferido y por voluntad de su maestro su sucesor en la dirección de la escuela, cargo que ejerció durante 35 años hasta su muerte, cuando tenía 85 años. Fue Aristóteles que lo llamó “Teofrasto” (divino orador), ya que su nombre era Tirtano (Tyrtamus). Teofrasto escribió obras de carácter histórico - filosófico, de física, de lógica, como también de botánica. Realizó la primera clasificación de las plantas y sus aplicaciones terapéuticas. Fue el primero que estudió científicamente la Historia Natural y el más insigne botánico de la antigüedad. Sus dos libros Historia de las plantas (Historia plantarum) y Causas de los procesos vegetales convirtieron a Teofrasto en autoridad indiscutida en el campo de la botánica. Historia plantarum, comprende nueve volúmenes y está considerado el primer tratado de farmacognosia. Teofrasto analizó 455 plantas, describiendo el hábitat, las características, la cultivación y las aplicaciones terapéuticas, las cuales en su mayoría las recogió cuando acompañó las expediciones militares de Alejandro Magno4. Muy importante fueron sus escritos 1
Theophrastus, en latín.
Filósofo griego (428-347 a.C.). Maestro de Aristóteles y discípulo de Sócrates. Fundó en el año 387 en los jardines de Academo cerca de Atenas, la Academia donde enseñó matemáticas y filosofía. Academo fue un personaje heroico legendario de Ática que habitó unos jardines boscosos que luego frecuentaron Platón y sus discípulos. La Academia fue suprimida por el emperador Justiniano Iº en el año 529 d.C. A partir del Renacimiento el término “Academia” fue usado para denominar asociaciones de artistas, literarios y científicos.
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Filósofo griego (384-322 a.C.). Siguió durante 20 años las lecciones de Platón. Fundó en Atenas una escuela que fue llamada Liceo o Peripato (Escuela Peripatética). Obligado a abandonar Atenas se estableció en la isla Eubea, donde falleció.
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Rey de Macedonia (356-323 a.C.). Siendo adolescente, en el año 343, recibió enseñanzas de Aristóteles. De allí la relación con Teofrasto. 4
sobre la cultivación y distribución geográfica de la flora. Papp escribió que sus dos obras señalan el comienzo del estudio científico del reino vegetal y con sus investigaciones el “rizotomos” (recolector de hierbas) cedió el puesto al botánico. En Historia plantarum (IX, 15) Teofrasto dice que casi todos los lugares participan en la producción de drogas, pero, difieren en la medida, pues en las regiones del norte y el sur se producen hierbas de una virtud maravillosa. Empleó las palabras pharmakón, que significaba remedio y tóxico, panakeia, planta toda buena y strychnos, planta toda mala. También decía que remedio y tóxico puede ser la misma sustancia, según la proporción y dosis5. Paracelso (1493-1541) doce siglos después escribió que la dosis es lo que hace al veneno. Teofrasto describió una lista de expertos en la materia como los “farmacopolos” o vendedores y los “farmacopoios” o fabricantes, que vivían como terapeutas fijos o viajeros.
Terapéutica Teofrástica: Dell’Historia delle piante 6 (Historia plantarum), Vinegia (Venecia),1549 Se transcriben los capítulos más interesantes y originales: Libro VII, Cap. XV: Propiedades y caracteres peculiares de ciertas plantas herbáceas. “Strykhnos es el nombre general de plantas completamente distintas: una es comestible y cultivada, y tiene un fruto tipo baya, otra induce al sueño, y otra causa un estado demencial, y cuando es administrada a largas dosis provoca la muerte”. La planta que induce al sueño es la Withania somnifera 7, y Este importante concepto, escrito alrededor del 300 a.C., fue desarrollado posteriormente por la empírica Materia Médica y luego por la Farmacología.
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6 “Delle’Historia delle piante”. Título original del libro consultado escrito en italiano antiguo. Traducido por el médico Miguel Ángel Biondo en el año 1549. “Historia plantarum”. (En latín). “Historia de las plantas”. (En castellano).
Withania u Orovale. Planta de la familia de las Solanáceas. En la raíz se encuentra un alcaloide con efecto somnífero, pero, mucho más suave que el opio.
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la que produce un estado demencial es la Datura stramonium 8. Ambas pertenecen a la familia de las Solanáceas, como la belladona, el beleño y la mandrágora, y fueron usadas con distintos propósitos: analgésicos, somníferos, placenteros y envenenamientos. Libro IX, Cap. VIII: Uso medicinal de los jugos de las plantas. “En la mayoría de las raíces el jugo es extraído en menor cantidad en relación con el jugo de los frutos, pero, en la cicuta al estar concentrado, provoca una muerte fácil y rápida cuando es administrado en pequeñas píldoras. También la cicuta resulta muy efectiva para otros usos”. Libro IX, Cap. IX: Uso medicinal de las diversas partes de las plantas. “Como fue dicho la raíz, el fruto y el jugo de algunas plantas son útiles para curar. De la escamonia y la mandrágora9 sirven la raíz y el jugo. La hoja de estas plantas aplicada con harina es útil para heridas, la raíz para erisipelas, y el raspado y macerado en vinagre para la gota, el insomnio y para pociones amorosas”. Libro IX, Cap. XI: De las diversas plantas llamadas strykhnos. “De las plantas llamadas strykhnos una induce al sueño y la otra provoca un estado demencial. La primera tiene la raíz de color rojo semejante a la sangre y cuando está seca y se la raspa es de color blanco; los frutos son de color azafrán o anaranjado fuerte. La corteza de la raíz bien machacada y remojada en vino puro induce al sueño. Estas plantas crecen donde hay arroyos y ríos y sobre las tumbas”. Como ya se dijo al tratar el Libro VII, la planta que induce al sueño es la “Withania somnífera” y la que provoca un estado demencial es la “Datura stramonium”, plantas que en esa época no eran bien conocidas ni tampoco correctamente clasificadas. En este capítulo Teofrasto al hablar de la “Datura metel” 10
Estramonio. Planta de la familia de las Solanáceas. Tiene los mismos alcaloides de la belladona, con una alta concentración de hioscina o escopolamina, la cual tiene acción sedante central y analgésica local. En dosis elevadas se comporta como un narcótico con los clásicos efectos anticolinérgicos. En la actualidad el estramonio se lo sigue utilizando en forma de extracto natural. El prospecto de la Buscapina® (año 2008) dice: “La hioscina N-butilbromuro es un derivado semisintético que se obtiene de extractos vegetales (Datura estramonium)”.
deja bien claro su pensamiento que remedio y tóxico puede ser la misma sustancia y que todo depende de la dosis: “Se administra una dracma11 si el paciente debe simplemente animarse y pensar bien de si mismo; el doble de esa dosis si debe delirar y sufrir alucinaciones; el triple si debe quedar permanentemente loco; se administra una dosis cuádruple si el hombre debe ser muerto”. Libro IX, Cap. XII: De las diversas plantas llamadas “papávero”. “Hay diversas plantas de papávero silvestre: una es llamada papávero cornuto y es de color oscuro; crece al lado de los ríos, dondequiera que haya terrenos pedregosos. Se la usa como purgante y la hoja para remover úlceras de los ojos”. “Otra planta de papávero es la llamada “rhoeas”12, la cual es parecida a la achicoria, por lo cual puede ser ingerida; se cultiva en terrenos especialmente en medio de la cebada; su flor es de color rojo y se la puede recolectar antes de la cosecha de la cebada, cuando aún está un poco verde. Tiene propiedades purgantes”. “Otra planta de papávero es la llamada “herakleia”, cuyo fruto es blanco y la raíz delgada. Se la utiliza como purgante y a veces con hidromel en epilépticos”. Herakleia o Heraclea: antigua ciudad en el Póntico, Asia Menor (hoy Turquía). Hidromel o hidromiel: bebida hecha con agua y miel. Libro IX, Cap. XV: Regiones en donde se encuentran hierbas medicinales. “La cicuta13 proviene de Susa y de las regiones frías es la mejor. Muchas de estas plantas se encuentran también en Laconia, región rica en hierbas medicinales”. Susa: ciudad de la antigua Arcadia, en el centro del Peloponeso. Laconia: región en el Peloponeso sudoriental. Libro IX, Cap. XVI: Del acónito y la región donde crece.
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La mandrágora (Mandragora officinarum) también pertenece a la familia de las solanáceas y tiene los mismos alcaloides que la belladona (atropina, hiosciamina y escopolamina o hioscina). Se le atribuyó poderes afrodisíacos que no tiene. Pío Font Quer (Lérida, 1888-Barcelona, 1964) dice que este grupo de plantas constituyen las más tenebrosas de la historia de Europa y que el beleño, la belladona y la mandrágora hicieron volar a brujas y juntarse con el demonio, para acabar finalmente en la hoguera.
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La Datura metel difiere de la Datura stramonium por sus hojas enteras o
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ligeramente sinuadas, por sus flores más grandes y por las espinas de sus frutos que son más largas y más endebles. Tiene los mismos alcaloides, siendo la hioscina o escopolamina el más importante (0,5% en hojas y semillas). 11
Una dracma de peso ático = 4,36 g. Incorrecto su uso como masculino.
Papaver rhoeas. Su nombre común es amapola. Su alcaloide principal es la readina, que tiene ligera acción sedante.
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La cicuta (Conium maculatum) es una hierba que contiene alcaloides (los principales son la coniceína y la cicutina) con propiedades analgésicas y antiespasmódicas. El problema radica en el estrecho margen entre la dosis terapéutica y la tóxica (Por eso, erróneamente, se la llama “venenosa”). En la Grecia Clásica fueron ejecutados con la cicuta, entre otros, Teramene (Político y militar, en el año 404 a.C.), Sócrates (Filósofo acusado de ateísmo, en el año 399), Foción (Político, en el año 318).
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Libro Historia Plantarum (Dell’historia delle piante)
“El acónito14 crece en Creta y en Zakynthos, pero, es más abundante y mejor en Herakleia, en el Ponto. Tiene la hoja semejante a la achicoria; la raíz es perecida en la forma y el color al camarón, puede provocar la muerte, no así las hojas y frutos. Los médicos no saben prepararla y la usan en las infecciones”. Teofrasto luego agrega que “no tiene antídotos”. Zakynthos: isla de Grecia, separada de la costa occidental del Peloponeso por un brazo de mar.
y en lugares fríos y sombreados; lo mismo hacía con los otros ingredientes”. Mantineia: antigua ciudad griega de la Arcadia. En este capítulo Teofrasto emplea la palabra “droguista”, expresión no encontrada en otras publicaciones de la época. Posteriormente será el boticario y finalmente el farmacéutico.
Libro IX, Cap. XVI: De dos famosos droguistas y de las virtudes de la cicuta.
Theophrastus – Dell’historia delle piante, libri tre, tradutti novamente in lingua italiana da Michel Angelo Biondo médico. Vinegia (Venecia), 1549. Las fotografías de este libro fueron realizadas por el autor en la Biblioteca de la Facultad de Jurisprudencia, Letras y Filosofía de la Universidad de Milán, Italia.
“Thrasyas de Mantineia ha descubierto un veneno que produce una muerte fácil y sin dolor, utilizando los jugos de cicuta, amapola15 y otras hierbas semejantes, mezclándolos como para lograr una dosis de un tamaño pequeño que pesa menos de 7 g. Para los efectos de este compuesto no hay cura alguna, conservándose a lo largo del tiempo sin perder sus propiedades. El no cosechaba plantas de cicuta en cualquier lugar, sino en Susa
Bibliografía antigua sobre Teofrasto
14 Aconitum napellus. Arbusto cuyo alcaloide principal es la aconitina, el cual se encuentra en toda la planta, estando su mayor concentración en la raíz. Tiene propiedades analgésicas, antiflogísticas y antipiréticas.
Teofrasto nombra a la amapola. Es posible que se refiriera a la adormidera (Papaver somniferum), única planta de la familia papaveráceas de más de 700 especies que contiene opio. La amapola (Papaver rhoeas) no contiene opio. En la actualidad esta equivocación aun se la puede encontrar. 15
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El curso abarca los temas claves necesarios para el mejoramiento de la Gestión como son la Salud y sus determinantes, los sistemas sanitarios, la Atención Primaria como eje del Sistema Sanitario, estructura y tipología de las organizaciones sociales de salud, carácter organizacional de las Instituciones de Salud, las características funcionales básicas de las organizaciones de la salud, el comportamiento organizacional: gestión del cambio; cambios en el Sistema de Salud en la Argentina; reingeniería de procesos en el área de la Salud; responsabilidad en Salud Pública y gestión legal en el área de salud; economía del sector salud, costos y bases de la gestión de programas y proyectos en Salud Pública, marketing estratégico en el Sector Salud, información para la gestión, indicadores en gestión sanitaria, planificación
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Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina
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Comentario de
libros
Historia económica y social Estudio comparativo entre el Viejo Mundo y la Argentina (Ciencia y economía) - 2º edición
Norma Isabel Sánchez, Buenos Aires, Grafi-k. 2012.
No es por lo menos usual que una revista de historia de la medicina publique el comentario de un libro que se refiere a la economía. Pero, hete aquí que, solamente leyendo el subtítulo, veremos aparecer la palabra Ciencia y, por otro lado, la de nuestro país: la Argentina. Y aunque tal vez – sin leer sus páginas– la autora exponga sobre las ciencias económicas, ¿qué más ligado a ellas en la actualidad que la salud social? Es decir el cuidado de la salud, con su primera actitud que es la prevención, para todos los habitantes de un país. La profesora Sánchez, una vez más, da cuenta de su fervorosa dedicación al trabajo y su talento interdisciplinario. Historiadora de la economía mundial, de la medicina y de la de nuestro país y sus figuras relevantes, alma mater de los Ubacyt que les tocó compartir (me consta por su par30 | Médicos & Medicinas
ticipación prevalente en las publicaciones), docente por vocación donde también incursiona con sus clases de historia del arte, no termina de asombrarnos con su versatilidad. Toda manifestación de la cultura encuentra su perfil. En este sentido son justas las palabras de Schopenhauer: “El conocer acompaña a la voluntad como el arco iris a la lluvia. Pura pluralidad y movimiento es la voluntad, y eso mismo es la lluvia; pura unidad y quietud es el arco iris, y eso mismo es el conocer. Y, sin embargo, tanto el arco iris como el conocimiento tienen como condición y base su antítesis total, la lluvia y la voluntad”. Voy al libro. Las nutridas páginas de este manual se dividen en cuatro partes bien definidas: la primera pasa revista a las escuelas económicas y algunas que no son tales (modernidad, revolución industrial, capitalismo, catolicismo social, socialismo científico, keynesianismo, etc.); la segunda, entra decididamente en el siglo XX, con ambas guerras mundiales, las postguerras, la revolución rusa, etc.; la tercera se ocupa de los “importantes hechos y sucesos económicos argentinos”, y la cuarta es un enfoque histórico sobre las propiedades privada y comunitaria. Quiero detenerme en los subcapítulos que se refieren a nuestra economía: “La economía en la etapa inicial o periodo colonial”, “En los tiempos de la organización del Estado nacional” y “Entre finales del siglo XIX y primeras décadas del XX”. En ellos Sánchez no ahorra conceptos que se relacionan con la medicina. En la página 427 expresa: “En tema de salud tomaron fuerza las obras sociales, con motivo de la obligatoriedad de aplicación que puso el onganiato: pago a la factura que pasó el sindicalismo por sus famosos planes de lucha, con toma de fábricas incluidas, que tanto ayudaron a la caída del anterior presidente constitucional. “También, por entonces, comenzó a advertirse muy palpablemente la llamada fuga de cerebros. Fenómeno de graves implicancias, entre ellas económicas: los universitarios formados en casas de estudio del país parten para especialización, tareas de investigación y ejercicio profesional al extranjero y una buena proporción nunca retorna […]” Toda esta íntima relación entre la economía y la salud está explicitada en esta apasionante obra. Federico Pérgola
La civilización del espectáculo Mario Vargas Llosa, Buenos Aires, Alfaguara, 2010.
No es habitual que comente un libro de un literato, en este caso de quien se sumerge con frecuencia en las aguas profundas de la política internacional y ganador de un premio Nobel en su principal metiere, como lo es el peruano Mario Vargas Llosa. Personaje controvertido si los hay, tal vez por un cambio de ropaje operado a través de su larga vida. En su descargo debo decir que nunca somos los mismos y que modificar nuestras ideas y creencias es
Introduc ción a la neuroortopedia José B. Cibeira, Buenos Aires, Akadia, 2012.
señal indiscutida de que vivimos. El caso es que la serie de artículos periodísticos compilados (es que es así, una compilación), en su mayor parte publicados en El país de Madrid, apuntan a la cultura y el tema es decididamente antropológico. Se podrá estar de acuerdo o disentir con el escritor pero es probable que la cultura, tal como la vivimos hace medio siglo, haya sufrido un rigurosa modificación. Estamos en época de la imagen –no de la imaginación– y no solamente de ella como lo vaticinara Marshall McLuhan cuando nació la televisión para el pueblo sino también del conocimiento elaborado y mostrado como un plato listo para digerir sin necesidad de jugos digestivos, sin necesidad de atravesar por las dudas que puede generar el pensamiento abstracto y el razonamiento cerebral. No existen dudas que el espectáculo atraviesa todas las franjas de la sociedad y puede dar la razón a Hume cuando dice que los problemas que llevan al hombre a la religión son el placer, la miseria y el temor a la muerte. ¿Y por qué involucro a la religión? Porque buena parte de los escritos de Vargas Llosa se dirigen a reconocer su papel protagonista en la moral y la socialización del hombre, aunque él se declare ateo. Una anteúltima nota, aparecida en El país en 2011, se titula “Más información, menos conocimientos”, y da cuenta de los problemas a los que puede llevar esa información ya digerida sobre la plasticidad cerebral. Si ello así ocurriera sería para pensar que su uso debería tener cierta exclusividad. En definitiva, una compilación con característica de ensayo que se lee con placer. Federico Pérgola Cibeira se caracteriza por su enorme capacidad de trabajo y un no menor bagaje de conocimientos renovados a través del tiempo, fruto de un intelecto con dos características fundamentales: genética y cultivo. Solamente de esta forma se puede sustentar una producción intensa y calificada. Su Introducción a la neuroortopedia, creo que hasta ahora su última obra publicada porque no tengo dudas de que debe estar preparando otra, la presenta con 20 capítulos. Aborda, como señalan en el prólogo los doctores Sanguinetti y Garay una nueva especialidad – tengo que admitir que yo la desconocía– de la neuromecánica muscular y así la explica el mismo autor: “En esta obra se estudia solo la medicina neuroortopédica dentro de un contexto que trata, por medios quirúrgicos o no, el sistema neuromecánico que se manifiesta mediante desaxaciones congénitas o adquiridas producidas durante tiempo prolongado”. Los dos primeros capítulos sobre el origen y la postura del feto y la que adopta el adulto son un remedo ontológico que nos sitúan definitivamente en aquello que se quiere estudiar. Es entonces cuando Cibeira delimita los subsistemas: osteoligamentoso y neuromuscular. Los siguientes ítems, tales como “Marcha patológica”, “Re| 31
lación entre la marcha espástica y fláccida” y el estudio desde el punto de vista de la neuroortopedia de las rodillas, la pelvis, la columna, las cinturas pelviescapular, completan con otros no menos interesantes capítulos de cuidado de los minusválidos como la ayuda técnica para la persona amputada, de este interesante libro. En el último de los capítulos sobre la postura psicomotora –desarrollado extensamente por el autor en un libro publicado en 2009– incursiona en un tema antropológi-
Roemmers, 90 años junto a la medicina argentina. Bs As, Toer Ediciones, 2011, 144 p.
Todo está dicho en el título: el nombre del laboratorio y su larga existencia vinculada a la medicina. El libro, de importante tamaño, editado en papel satinado, con muy buenas imágenes y/ fotografías y cuidada encuadernación, incluye una reseña sobre la trayectoria del laboratorio, “orgullo de la industria farmacéutica argentina” e incorpora algunas páginas para destacar a la Fundación Roemmers y otros asuntos concomitantes. Esta parte es muy útil. Igual de interesante resulta el extenso relato sobre Nueve décadas de avances médicos en la Argentina, escrito que es responsabilidad del médico Federico Pérgola, quien con más de 50 años de ejercicio profesional y casi igual cantidad de años dedicado a la historia de la medicina, tiene autoridad para seleccionar cuáles merecen recordarse, si bien él –hoy director del Departamento de Humanidades Médicas y Secretario de Desarrollo Docente de la FM/UBA– sabe que hay mucho más, que quedó en el secret de su memoria. El segmento de su autoría, comienza con el apartado: Progresos notables en el campo 32 | Médicos & Medicinas
co con la misma solvencia de siempre. Puede ser que alguien piense que la obra se deberá circunscribir a la nueva especialidad médica, lo cierto es que es aclaratoria y nutre a todo el resto de la medicina, me atrevo a decir que incluso a la pediatría. La edición de Akadia es correcta y las ilustraciones de excelente calidad. Federico Pérgola médico y farmacológico, donde destaca lo sobresaliente de la década de 1920, con particular detalle de la labor del oncólogo Ángel H Roffo y del microbiólogo Salvador Mazza. A continuación se interesa por el: Desarrollo y evolución de hospitales y sociedades médicas, y hace desfilar instituciones y profesionales de primera línea. Más adelante, encontramos el título: Se afianza el área de salud institucional y rescata la personalidad de Ramón Carrillo y algunos otros. Luego, se encamina hacia: Reconocimiento internacional y avances nacionales y se centra en Bernardo A Houssay, Juan P Garrahan, las campañas contra la poliomielitis y la aparición de la fiebre hemorrágica argentina, con sus cuatro principales investigadores (Armando Parodi, Ignacio Pirosky, Julio Maiztegui y Julio Barrera Oro), sin olvidar la labor desplegada por: Luis F Leloir, Juan M Tato, Enrique y Ricardo Finochietto, Pedro Cossio, Tiburcio Padilla, Mariano R Castex, René Favaloro, Osvaldo Fustinoni … En Actividad académica, alude al Conicet y hay un párrafo que merece releerse: “La Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires tiene el privilegio y el honor de haber sido la primera en el país de instaurar una carrera académica destinada a la formación del cuerpo de sus profesores que, …, nutrió a casi todas la facultades similares que surgieron en Buenos Aires y en resto del país, a partir de la década del 60”. En Cambios y desafíos médicos, da espacio a la “era de imágenes de la postmodernidad”, con referencias a los primeros tomógrafos y otras innovaciones técnicas, verdadero aluvión de medios que complementan el examen clínico y ponen en situación de crisis la relación médicopaciente. Allí se mencionan los orígenes del Incucai y la gestión que despliega. También nos cuenta que, para la década del 80, mientras se avanza en las técnicas de la cirugía, por disposiciones varias, aumenta notablemente el número de matriculados en la carrera de medicina. Ya casi en el cierre, se ocupa de la medicina de la observación y de la investigación y los pasos sucesivos en la política sanitaria: desde la medicina de la beneficencia, a la propia del Estado benefactor y, posterior, gerencial. Y completa: “un grupo de médicos –que luego tendrían relevancia en la confección de planes sanitarios– agrupados en cursos y seminarios que realizaba la revista Medicina y Sociedad, fundó al Escuela Superior de Administración Médica”. Son en total seis títulos significativos. En otra sección relata historias de vida de médicos ar-
gentinos y allí transitan un total de 38 figuras de fuerte traza en la medicina nacional y, como sabe muy bien el autor, el listado es pequeño. En el texto hay dos mujeres médicas incluidas: Cecilia Grierson, la primera graduada y María Teresa Ferrari de Gaudino, quien alcanzó la posición de profesora suplente de Clínica Obstétrica (FM/ UBA). El escrito tiene un estilo ágil (que no implica afirmar falto de rigor; todo lo contrario) que acompaña muy
Cerejeiras e cafezais: relaçöes médicocientíficas entre Brasil e Japäo e a saga de Hideyo Noguchi.
Jaime Larry Benchimol, Magalí Romero Sá, Kaori Kodama, Márcio Magalhaes de Andrade y Vivian da Silva Cunha. Río de Janiero, Bom Texto Editora, 2009, 405 p.
bien el esfuerzo de difusión que es el interés central de la publicación que esperamos sea mucha y llegue a estudiosos y público en general, en este afán que nos acompaña por difundir los temas de la historia de la medicina (y la ciencia), como una manera complementaria a la tradicional historia nacional (que se concentraba en lo políticojurídico y militar). Norma Isabel Sánchez a trabajar en los cafetales) en los tiempos iniciales de la República. Los autores relacionan con una política de Estado nipona que se intensifica más tarde y se dan espacio para aludir a las controversias eugénicas que se originan, en el país sudamericano, que asociaban pobladores orientales con enfermedad y dio en llamarse “el peligro amarillo”. Abordan a la medicina japonesa y su despegue desde el período Meiji; la labor de Shibasaburo Kitasaro y el Instituto para las Dolencias Infecciosas, donde se llevaron adelante variadas investigaciones sobre acuciantes enfermedades y experiencias terapéuticas. Allí entrelazan con algunas líneas direccionales que lanzan la Liga de la Naciones y otras agencias internacionales. La segunda: Hideyo Noguchi, leptospirosis y fiebre amarilla, con 10 capítulos. Encara un exhaustivo análisis del recorrido personal (1876-1928) y profesional del investigador japonés, quien en 1911 descubrió el agente patógeno de la sífilis y se buscan ciertos parangones con la labor de los brasileños. Todo se entrecruza con la ayuda de la Junta Sanitaria internacional de la Fundación Rockefeller. En el texto desfilan médicos e investigadores japonés y brasileños, todos de importante trayectoria (y entre estos: Arthur Neiva, Carlos Chagas, Adolpho Lutz, Eurico Villela, Olympio da Fonseca (h), y uno cuantos más). Dispone de una sección de conclusiones y otra de bibliografía y acerbos documentales. Norma Isabel Sánchez
Cerezos y cafetales … es un libro de gran tamaño y muy bien ilustrado, del que han participado investigadores de la Casa Oswaldo Cruz. Analiza las relaciones médicas entre Brasil y Japón a partir del intercambio de profesionales, investigadores y conocimientos científicos, en particular los vinculados a las dolencias infecciosas y parasitarias que afectaban a una buena aparte de la población de acá y allá. Es original, riguroso y de fácil lectura, para entendidos y no tanto. El texto tiene dos secciones. La primera: Inmigración, enfermedades e intercambio científico, consta de cuatro capítulos, acompañados de sus correspondientes notas. Entre varios asuntos merece destacarse el fenómeno de la inmigración japonesa (allá por 1909, el buque de vapor Kasato Maru llegó al puerto de Santos, con las primeras familias japonesas que venían | 33
Aportes para una nueva política de drogas Pedro Musalem Nazar y Sergio Sánchez Bustos (compiladores). Santiago de Chile, auspiciada por el Colegio Médico de Chile A G (Ediciones Tierra Mía Ltda), 2011, 129 p.
El libro fue presentado en el cierre del VIIIº Congreso Nacional de Historia de la Medicina (realizado en Bs As, entre el 9 y 10 de noviembre de 2012), oportunidad en la que uno de los autores nos obsequió la obra. Tiene un prólogo y 11 apartados. Cuatro son los autores de las diversas secciones. Resulta valioso como texto de historia y antropología social; pero, asimismo, abre la posibilidad de llevar adelante un intento de análisis de legislación comparada. No se detiene allí (pues, además de tratar asuntos que forman parte del imaginario del pasado y del presente), incluye: principales paradigmas preventivos en el mundo de hoy, el escenario chileno, los psiconáutas y algunos más. Destaco el sector: Tratamiento jurídico en Chile de las drogas y sustancias psicotrópicas y estupefacientes, redactado por Roberto Rabi González (profesor de Derecho Penal en la Universidad Diego Portales), donde hay una constante referencia a la ley nº 20.000 (sobre tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas), la que vincula con el Código Sanitario, el Instituto de Salud Pública, el Código Procesal Penal. He dicho, “destaco”, pues mi provincia –por la cercanía territorial y los fluidos contactos humanos y económicos– merece conocer la situación en el país vecino, tanto para cuando se viaja hacia allá cuanto en las ocasiones que sus pobladores pasan por nuestro suelo. Le auguro a la obra una buena difusión y comentarios favorables. Alfredo F Dantiacq Sánchez
Infidelidad genética y hormigas corruptas. Una crítica al periodismo científico Héctor A. Palma, Buenos Aires, Teseo, 2012.
Nunca más atinado un subtítulo porque el título de fantasía desconcierta. Lo enigmático y curioso de este último queda plenamente aclarado y el doctor Palma –profesor de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires– se apresta a entregarnos una obra 34 | Médicos & Medicinas
que nos da pie a los médicos, según creo, para encontrar parte de la clave del deterioro de la relación médico-paciente. Me refiero al 50% que le corresponde al paciente porque la otra parte la conozco bien como profesor de la Facultad de Medicina (UBA). ¿Y cuál es la entrometida en esta relación de amor, de amistad, de entrega? Es la información capciosa, interesada, equivocada que el paciente elabora habitualmente mal porque no tiene las armas para desentrañarla. Quizá también se encuentre allí el motivo de la agresión a los médicos: según la prensa que no informa correctamente y todo se puede resolver en base a los prodigiosos adelantos de la ciencia médica. Y no es así. Palma realizó una búsqueda minuciosa de artículos de divulgación científica durante 10 años y analizó más de 300 aparecidos en nuestro país, Estados Unidos y Europa. Le sirvieron de soporte para su obra que dividió en cuatro capítulos: “Genética y ciencias biomédicas”, “Correlaciones caprichosas”, “Desvíos ideológicos, historiográficos y metáforas” y “Notas preliminares a (una teoría) la divulgación científica”. La lectura del anteúltimo capítulo me ha causado un deleite particular con las controversias Galileo/Darwin con la Iglesia y los renovados intentos de callar las voces de la ciencia. Esta aseveración no va en desmedro, de ninguna manera, de los capítulos anteriores donde la crítica a los diversos artículos periodísticos tiene sólidas bases que bien le cabría el término de heurísticas. En el último de ellos, donde Palma hace la exégesis de la comunicación social de la ciencia (una especie de extensión universitaria), prefiero no comentarlo porque me parece que debo dejar la incógnita para que este excelente libro sea leído. Felicitaciones Dr. Palma. Federico Pérgola
FOTOGRAFÍA Y MEDICINA
SONRISAS Y ESTUDIO EN LAS LECCIONES DE ANATOMÍA
Más allá de las múltiples interpretaciones que podemos extraer de estas fotografías, sin datos, muestran la capacidad del ser humano para expresar sus sentimientos y convertirse en un testigo de la historia a través de la imagen -en una de ellas se lee “Salón de Mostraciones”- (Las fotografías pertenecen a la colección privada de FJR) Lic. Francisco J. Rubio
Departamento de Humanidades Médicas, Facultad de Medicina / UBA
El legado del Dr. Cesar Milstein Una realidad productiva con desarrollo argentino
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uiso quedarse en el país, pero las circunstancias políticas de aquella época lo obligaron a volver nuevamente a Cambridge. Se lo recibió como titular docente e investigador del laboratorio de biología molecular del Medical Research Council y en 1984 fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus trabajos en el desarrollo de los anticuerpos monoclonales. Su hallazgo abrió las puertas de la ciencia médica a un nuevo universo de aplicaciones. Diría Milstein, con la humildad que siempre lo caracterizó: “...el anticuerpo monoclonal es como una aguja en un pajar. Si tenemos un anticuerpo específico contra una sustancia, ese anticuerpo puede funcionar como un imán capaz de ignorar la existencia del pajar y reconocer exclusivamente la aguja. A los ojos de un anticuerpo, el pajar no existe...”. Este descubrimiento no solo abrió un nuevo camino para diversas aplicaciones en diagnóstico y tratamiento médico, sino que fue la piedra fundamental para avanzar en las nuevas técnicas de biología molecular y de la nanotecnología para uso clínico y productivo que hoy es vanguardia en la ciencia médica.
La reciente Ley 26.688 declara de interés nacional la investigación y producción pública de productos médicos entre otros, entendiendo a los mismos como bienes sociales y donde el proceso de sustitución de importaciones cumple un rol estratégico en la salud pública e implica un polo de desarrollo en el empleo de todas nuestras fuerzas científicas, tecnológicas y productivas pertenecientes a este sector. Argentina tiene el potencial para implementar estos emprendimientos con una integración pública - privada, donde unan recursos la Universidad, las organizaciones intermedias, el sector público y el sector empresarial productivo. En un país emergente como el nuestro, con recursos técnicos y científicos de prestigio internacional, no puede tener cabida la dependencia tecnológica y el gasto innecesario. Hoy, la ejecución de proyectos biotecnólogicos para uso clínico es una realidad para toda la línea de reactivos con sello nacional, estratégicos par el diagnóstico y tratamiento en endocrinología, HIV/SIDA y el cáncer. Como en muchos campos de la ciencia, Argentina ha contado con mujeres y hombres prominentes que han dejado un legado a la posteridad. El Dr. Cesar Milstein no abrió una puerta y está en nosotros el transitarlo y convertirlo en bandera.
Son tiempos de integración y de unir recursos. Son tiempos para comprender que la salud es un compromiso de todos. Es tiempo de iniciar una nueva era diagnóstica en productos biotecnológicos argentinos.
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