Nanai
Catalina Espinoza
Nanai
Catalina Espinoza 2021
Diagramación
Elizabeth Cárdenas Ilustración Gaba Lamas Contacto: lajoyitaeditora@gmail.com www.lajoyitacartonera.blogspot.com
Reconocimiento-No Comercial-CompartirIgual 3.0 Unported (CC BY-NC-SA 3.0): Esta obra cuenta con derechos digitales Creative Commons: Permitido el uso parcial o total, no comercial, de esta obra haciendo referencia a la autora. Permite obras derivadas bajo la misma licencia. Revise: creativecommons.org
Prefacio
La poeta Espinoza llegó a mi vida en 2019, gracias a un diplomado sobre literatura para la infancia, adolescencia y juventud. Nos pilló el estallido social y la pérdida de una de nuestras compañeras, y se sumó el dificultoso proceso de borrar todo lo que hicimos para empezar de cero y poder cerrar ese ciclo. A todos estos cierres y funerales –tanto el humano como el del país que Chile solía ser—sobrevivió como siempre la Poesía. Nanai es un poemario sutil que habla de un país de doble estándar y clasista. Es una queja por los y las que no se quejan y que son quienes, final e invisiblemente construyen un Chile. Estos parientes no parientes cuya política es la familia y el sustento. Muchas veces dicha familia no es la propia, y el sustento no es tal, y la vida se va en ello. Catalina tu poesía es grande.
E
vii
I
Todas las nanas se van al cielo. La carita de Dios en la cordillera aúlla sus nombres de nana y ellas preparan el viaje hacia lo alto
son todas madres de Cristo y santas atraviesan los valles alucinando una familia o hilvanándose el abismo al delantal.
Todas las nanas se van al cielo. La periferia se vacía en prontitud en tanto se inventan mudos lenguajes de talones partidos y manos ásperas resecando condominio tras condominio.
El acontecimiento laboral es performado y los niños ajenos dejan de ser niños para convertirse en animales domésticos que observan atónitos a las no-madres ascender.
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II
Nanai, apátrida lleva un año en Chile. Nunca ha trabajado en casa particular por ello pide un sueldo inferior a sí misma -conoce las leyes del mercado-
Se dejará llamar Nanai pues lleva un nombre impronunciable y aunque desconoce la palabra asegura le recuerda a una canción de cuna.
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III
Desobedientes, los cuerpos ajados sobrevuelan las viviendas. Nadie dice palabra.
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IV
Ella hacía nanai en mi cabeza perforada cada llaga era arrullada por su canto. Yo quería ser su hija su hermana y su mamá su sur, su periferia.
Su carne siempre fue un lugar precario aún así podía regocijarme y despreciarla al mismo tiempo.
-Hazme nanai, Nana le recitaba de memoria. Sus ojos en catarata ofendían el quehacer y se veía obligada a amamantarme como loba.
Ella era entonces mi ánima mis pasos me enseñó la respiración el odio
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la memoria y a saludar.
Ignoro su nombre por completo pero las sílabas fáciles del delantal endulzan su recuerdo de animal domesticado.
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V
Nanai, niño ajeno quiero verte pájaros salir de la mollera mientras te manchas con mi mancha y yo practico con tu herida.
Vamos a escondernos bajo las camas lesionaré tus ojos y te parecerás a mí:
verás la inmundicia sabrás del dolor te reconocerás paria en mi cariño.
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VI
Por mi culpa por mi culpa por mi gran culpa. Por abandonar a mis hijos para amamantar como loba.
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VII
Soy capaz de violentar la leche en polvo sé que así se envenena a los infantes.
No se trata de venganza
no es para tanto
lo mismo habría hecho con los demás alimentos que deseantes de mi se agrupan en la despensa.
Suele pasar que de repente quisiera hacerles sentir el sufrimiento.
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VIII
Ella jugaba a que éramos iguales: me mostraba su corazón podrido decía que la familia que los niños que una casa que cadenas que llanto.
Yo también jugaba: mi rol fue la afirmación y el sosiego ser la extensión invisible de su cuerpo habitarla, deshabitarla y hacerla dormir.
Su lengua blanca era frágil: había nacido para susurrar palabra y aun así repetía llorando de risa que estas eran prácticas comunes, funciones propias del cuerpo social.
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IX La familia repara en lo podrido: primero fueron las cestas de fruta ennegrecidas sobre el comedor luego los gorgojos en las legumbres y la carne agusanada de los hijos.
Me excuso, sólo vengo a trabajar.
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N A N A I Catalina Espinoza Este ejemplar está confeccionado a mano por La Joyita Editorial, mientras seguimos en cuarentena y estado de emergencia. En la portada hemos reutilizado cartón Enero 2021
N°_______
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