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Siente la pasión del deporte

NUESTRAS CHICAS PISAN FUERTE

Belmonte Beitia Marín

ENTREVISTA A ROBERTO MERHI Y CARLOS SAINZ JR. Dos pilotos españoles, en la lucha por un volante de la F1


SUMARIO MIREIA BELMONTE

RUTH BEITIA

CAROLINA MARÍN

NÚMERO OTCUBRE

2


1942: el mundial robado

‘La gran frustración’

roberto merhi y carlos sainz jr

‘Santander, capital internacional de la vela’

opiniones Pilar casado

jorge morillo


editorial

Campeonas por tierra, agua y aire

Pisan fuerte, vuelan alto, compiten a un nivel reservado sólo para la elite. Tres de nuestras deportistas han asombrado este verano por aire, agua y tierra, situando la marca España de nuevo en el escalafón más alto del deporte mundial. Ruth Beitia, Mireia Belmonte y Carolina Marín son protagonistas en Elite Sport. Relatamos los momentos mágicos vividos, ligados a un esfuerzo y sacrificio sólo a la altura de los más grandes. Ruth Beitia acercó el listón al cielo, corrió sobre el camino de baldosas amarillas hacia Ciudad Esmeralda y saltó con elegancia, contorneando su cuerpo al compás de su música favorita, al ritmo de Manolo García. Al tocar la colchoneta, mientras apartaba sus casi adosadas gafas Oakley, su sonrisa iluminó el mítico Letzigrund, observando que el travesaño seguía en su sitio, orgulloso de que lo acariciara toda una Campeona de Europa. A 2,01 metros sobre el cielo situó su marca, récord mundial del año. Mireia Belmonte, por su parte, con disfraz virtual de sirena, se lanzó a la piscina del Velodrom de Berlín, nadó como si no hubiera mañana y se colgó del cuello seis medallas, dos de cada color. La mejor nadadora de la historia de España fue capaz incluso de conseguir dos preseas en dos pruebas distintas con apenas 20 minutos de intervalo entre una y otra. Y completa este podio de divas, de súper heroínas deportivas, la última revelación del deporte español, Carolina Marín, que se coronó campeona del mundo en el Mundial de Bádminton de Copenhague. Su partido en la final mezcla valores como la superación y el esfuerzo, con una brillante remontada ante la actual campeona olímpica, la china Li Xuerui. Carolina enseña español en un deporte dominado por las asiáticas. A las tres campeonas se unen en este segundo número de Elite Sport los dos automovilistas más prometedores del panorama actual. Carlos Sainz Jr. y Roberto Mehri analizan para nuestra revista su espectacular temporada en World Series 3.5, que seguramente les abra la puerta para pilotar un monoplaza en Fórmula 1. Los

valores del deporte encarnados en nuestros protagonistas.

Un trabajo desde la base que requiere horas perdidas de ocio, momentos de sufrimiento y de frustración para llegar a lo más alto, para superar todos el listón del éxito, para no ahogarse en penas y para no correr hacia el olvido.



El torbellino que no cesa

Mireia BELMONTE

LA NADADORA ESPAÑOLA SE LUCE EN LOS EUROPEOS DE BERLÍN CON UN FESTÍN DE MEDALLAS. SIGUE SUPERÁNDOSE AÑO TRAS AÑO Y CONTINÚA IMPARABLE PERSIGUIENDO SU SUEÑO: EL ORO OLÍMPICO. REPORTAJE DE: José Vicente Alzola


Mireia Belmonte cumplirá el mes que viene 24 años convertida en la mejor nadadora española de todos los tiempos. Este mes de agosto protagonizó una nueva exhibición de talento y esfuerzo sobrehumano en los Europeos de Berlín. Hasta seis medallas se colgó del cuello la badalonesa: oro en 200 mariposa y 1.500 libre; plata en 400 estilos y 800 libre; bronce en 400 libre y 5 kms. en aguas abiertas. Más preseas individuales que nadie en este campeonato, un éxito admirable del que ella misma se sorprende: “Es algo que no me esperaba, pero tanto sacrificio ha merecido la pena”. Y es que las proezas de Mireia en la piscina del Velodrom berlinés (y fuera de ella porque sigue creciendo brillantemente en aguas abiertas) fueron una demostración de superación y resistencia física, nadando en siete diferentes pruebas individuales y subiéndose al podio en seis de ellas. ¿Cuál fue el metal que se le ‘resistió’? El de los 200 estilos, la prueba que demostró que Belmonte pertenece a este mundo, al nadar esta final sólo dos minutos después de conseguir la plata en los 800 libre. Aún empapada se tiró a la piscina muy fatigada y terminó octava. Por si esto fuera poco, esa misma tarde compitió en otra final de equipo (4x200). La pregunta era inevitable, ¿volvería a repetirlo? “Sí, haría todo lo que he hecho”, afirma Mireia sin titubear.


Ambición, preparación física, formación mental, descanso. Son algunos de los secretos del éxito de Belmonte. Junto a su entrenador, el francés Fred Vergnoux, decidió competir en multitud de pruebas de velocidad y fondo en Berlín, gracias a su enorme versatilidad. Una apuesta que lleva repitiendo en los grandes campeonatos. En el corazón de su campaña preolímpica se siente cómoda así, pero no asegura que este abundante programa de pruebas sea su hoja de ruta continuada con los Juegos Olímpicos como estímulo constante: “No lo sé todavía, es algo que debemos valorar con Fred. Soy partidaria de tener cuantas más opciones de medalla, mejor, aunque eso suponga un esfuerzo importante tanto en competición como en la carga de entrenamiento previo”. Demuestra mesura pero no esconde lo que le pide el cuerpo para Río 2016. Belmonte crece año a año pulverizando sus marcas deportivas y aumentando su espectacular colección de medallas. Ya es un icono en nuestro país y convive con el cariñoso apelativo de ‘reina del deporte español’. Cuando se pregunta a Mireia cómo se siente al ser admirada por tanta gente, ella saca a relucir su humilde personalidad: “Yo no me veo como ninguna estrella. Si me comparo con deportistas como Rafa Nadal o Pau Gasol pienso ‘esos sí que son estrellas, no yo’”. Nunca ha sido ‘amiga’ del foco mediático y cada vez que su apretado calendario de entrenamientos en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat se lo permite, disfruta de su familia y amigos en su barrio de Badalona. Y, si puede, duerme en casa en compañía de los suyos. Sus padres, José y Paqui, empezaron a llevar a la piscina a la pequeña Mireia de cuatro años por consejo médico, sin imaginar que su niña encontraría en el agua, del color de sus ojos, su hábitat natural.

Llegué a pensar en la retirada, no veía la salida La alegría rebosa hoy en la vida de Belmonte sólo dos años después de vivir una etapa que podía haber roto su meteórica carrera. Ya con un palmarés destacable, se presentaba en Londres para disputar sus segundos JJ.OO. Allí conquistaba 2 platas consagrándose como la mejor nadadora de la historia de España. Poco después de la hazaña, el CN Sabadell decidía no renovar su contrato por desavenencias económicas y el icono nacional se quedaba sin equipo y licencia federativa, privada de competir al máximo nivel. Los siguientes cuatro meses fueron un calvario: “Llegué a pensar en la retirada, no veía la salida”. Un fugaz paso por Francia, donde no se adaptó, precedió al momento en el que encontró el salvavidas que hizo que saliera a flote. La Universidad UCAM de Murcia acudió al rescate ofreciéndole la posibilidad de volver a competir entrenando en Cataluña y reencontrándose con su entrenador Vergnoux. La sirena volvía a sonreír participando en unos Mundiales en casa, los de Barcelona, sumando 2 platas y 1 bronce a su generoso ‘botín’ de preseas.


Con el mecenazgo de la UCAM, Belmonte cursa la carrera de Publicidad y RR.PP., compaginando deporte y estudios. ¿Cómo es un día de una nadadora fuera de serie? 18 kilómetros en la piscina, sumando 8 horas de trabajo entre gimnasio y natación. Una rutina en el CAR de Sant Cugat, su cuartel general, que ha compaginado recientemente durante un mes con el CAR de Sierra Nevada para prepararse en altura. Siempre al lado de Vergnoux, clave en su evolución aplicando su método: “Para mí es un gran entrenador, una persona muy detallista, le gusta llevarnos al límite y eso va muy bien en el momento de competir”, confiesa Mireia. Y es que el técnico francés ha cincelado a una auténtica atleta apostando por introducir la variedad en su preparación física (running, esquí), la cultura del descanso y el entrenamiento mental. El galo reconocía en una entrevista que su especialidad es “romper la zona de confort”. Una Mireia imparable que continúa su camino con la Copa del Mundo por etapas en piscina corta. Afronta una vuelta al globo durante tres meses en un circuito en el que coincide con la ‘dama de hierro’, la húngara Katinka Hosszú, dos veces ganadora de esta competición y protagonista de una emocionante rivalidad con Mireia. Este reto inmediato no eclipsa la importancia de los Mundiales de Kazán (Rusia) 2015: “Habrá que afrontarlo a tope, con muchas ganas y con ambición”. Motivada ante el desafío de colgarse un oro que aún no ha logrado, el de un Mundial. Después llegará el turno para intentar subir a lo más alto del podio en unos JJ.OO., en Río 2016. “Me siento madura como competidora, segura de mí misma y de mis posibilidades. Y sé que los dos años que se avecinan pueden significar poner la guinda a mi carrera”. La ‘leona de Badalona’, como la llamaban de niña, tiene un apetito voraz. Sueña con bañarse en oro en las piscinas de Río y ganarse un sitio en el olimpo de las sirenas. Aguardan un sinfín de emociones fuertes y Mireia afila los dientes para regalarnos muchos más mordiscos de gloria.


BEITIA La cima se llama

Ruth

TRAS CONQUISTAR EL EUROPEO POR SEGUNDA VEZ, LA SALTADORA ATIENDE A ‘ELITE SPORT’ EN UNA ENTREVISTA EN LA QUE NOS CUENTA SU SECRETO, HABLA SOBRE SUS PRÓXIMOS RETOS Y REFLEXIONA ACERCA DEL FUTURO DEL ATLETISMO ESPAÑOL REPORTAJE DE: Salva Martín


Existen personajes y éxitos que consiguen eclipsar al fútbol de todas las portadas aunque sólo sea un ratito. Hitos que son un ejemplo claro de sacrificio y que han conseguido escribir su nombre con letras de oro en la historia del deporte español. Ruth Beitia es una de ellas. La saltadora cántabra, a sus 35 años, se corona en Europa por segunda vez y ya está considerada como “la mejor atleta española de todos los tiempos”. Ahí es nada. Pero, como cualquier gran historia, también la de Beitia está trufada de alguna situación complicada, momentos de dudas en los que te planteas abandonar o seguir en la lucha y que finalmente te hacen más fuerte. Sucedió hace dos años, tras quedarse a un escalón del bronce en los Juegos de Londres. La decepción -y quizás la edad- asomaron la idea de la retirada, que finalmente desterró para -como dice ella- “disfrutar de la prórroga que me ha dado el atletismo”. Y menuda prórroga. Desde entonces ha sido dos veces campeona de Europa y ha logrado tres bronces mundiales. “Realmente estoy feliz”, confiesa Beitia, “tras la vuelta la vida me ha dado un regalo en cada competición, independientemente de ser un gran campeonato o un control en Santander”.


La última gran conquista lo tuvo todo: revalidó el campeonato europeo (mérito sólo conseguido hasta entonces por la rumana Iolanda Balas), logró la mejor marca mundial del año (2,01) y, como las grandes, lo hizo en el primer intento. Además, conmovió por primera vez a su entrenador, Ramón Torralbo, con el que el año que viene cumplirá sus bodas de plata. Ruth siempre lo ha considerado el 50% de su carrera deportiva: “En estos años él ha crecido como entrenador y yo como atleta. Ambos nos hemos equivocado y aprendido juntos. Nuestra relación siempre se ha basado en valores sólidos como la amistad, el respeto y la admiración mutua”. Palabra de Ruth Beitia, una campeona con los pies en el suelo y la humildad por las nubes. El oro de Zúrich trajo además un reconocimiento eterno: la consideración por parte del presidente de la Federación de Atletismo, José María Odriozola, como ‘la mejor atleta española de la historia’. En primera línea de competición desde 1996, ganadora de 11 medallas internacionales, poseedora del récord de salto de veteranas… los méritos de Ruth Beitia parecen suficientes como para tomar el relevo de Marta Domínguez. La cántabra, satisfecha, agradece el elogio: “Que la máxima autoridad del atletismo diga eso de ti es todo un halago”, pero no pierde su norte: “Para mí lo importante es disfrutar con mi trabajo y seguir haciéndolo bien”.

Lo bueno de tener 35, es que ya he entrenado toda la cantidad del mundo, ahora prima la calidad Lo que muchos no saben es que el hacernos feliz en la pista no es el único trabajo de Ruth Beitia. Desde 2011 combina su carrera deportiva con la política en el Parlamento de Cantabria. “Me encanta madrugar para ir al Parlamento”, asegura, “cuando salgo, en vez de ir a correr o al gimnasio como hace la gente, me voy a entrenar mis tres horas diarias”. “Lo bueno de tener 35”, afirma orgullosa Beitia, “es que ya he entrenado toda la cantidad del mundo, ahora prima la calidad”. Pero, ¿cuál es el secreto de Ruth Beitia? El amago de retirada, paradójicamente, es la clave. Tal y como relata la atleta, “ahora se disfruta más de las competiciones, voy sin responsabilidades y todo suma”. Alguno podría pensar que ha podido relajar la tensión competitiva. Nada más lejos de la realidad. Se trata de ser más consciente de la fortuna del deportista. Beitia lo explica: “La clave es la felicidad. He tenido mucha suerte en la vida: una familia que me entiende y es consciente del esfuerzo diario que realizo, un entrenador que nunca tuvo prisa por conseguir los éxitos, un grupo de entrenamiento con el que es una pasada compartir todos los días… un chollo”.


El director técnico de la Federación, Ramón Cid, señala otra viga maestra del gran momento de Ruth Beitia. Según él, antes se doblegaba ante el primer nulo, se venía abajo y fallaba en las grandes citas, mientras ahora se ha convertido en “la malvada”. Cuestionada al respecto por ‘Elite Sport’, Beitia lo deja cristalino entre bromas: “¿La mala? Suena bien… pero dejémoslo en experimentada. Es fácil competir con la sensación de que no tienes presión, y no digo exterior, sino propia. Si lo llego a saber hace unos años…”.

Llegar a los 2,03: me encantaría Así que ya tenemos talento, trabajo, felicidad y control de la presión. No es mala fórmula para el éxito. Pero falta una cualidad imprescindible, escrita en el ADN de todos los campeones. El hambre. Como buena saltadora, no le pierde la cara a los listones y ya tiene dos metas como próximos objetivos. Una es la ansiada medalla olímpica: “Es lo que me queda por conseguir. Más que un reto, la medalla en unos Juegos es un sueño que toqué con la punta de los dedos en Londres”. Y, el segundo, llegar a los 2,03: “Me encantaría, es una marca que persigo desde 2007”. Y ya sabemos cómo es la cántabra cuando se pone… ¿Y el futuro qué, Ruth? ¿Hay esperanza para el atletismo español? Ella lo tiene claro: “Por supuesto que sí. Me encanta ser la capitana de un equipo repleto de jóvenes promesas que ya se van convirtiendo en realidades. El último Campeonato de España fue toda una inyección de moral”. 22 finalistas y 6 medallas en el Europeo reafirman su teoría, sin duda. Antes de finalizar la entrevista, Ruth Beitia nos pide que mostremos su agradecimiento personal a su patrocinador Gofit por el apoyo prestado durante la temporada. También a Oakley, Nike y Cerveza artesana la Colegiata. Hecho.


MARÍN Carolina

Una ‘‘leona’’ que ruge en la pista

LA ONUBENSE TIENE EL MUNDO A SUS PIES TRAS UN AÑO 2014 QUE NO OLVIDARÁ JAMÁS. CAMPEONA DE EUROPA Y DEL MUNDO, UN JUSTO PREMIO A LA TENACIDAD Y EL SACRIFICIO REPORTAJE DE: Israel Íñiguez


Cuando a los 14 años abandonó su casa de Huelva rumbo a Madrid, todas las personas de su entorno eran conscientes de que triunfaría. Seis años más tarde, el tiempo les ha terminado dando la razón. Apostar por Carolina Marín es hacerlo a caballo ganador. Su tremenda calidad, unida a un espíritu de sacrificio y de superación inquebrantables, la convierten en una persona capaz de conseguir todo aquello que se proponga. “Puedo porque pienso que puedo” es su lema en el deporte y en la vida. Como buena andaluza, de niña se enfundaba el traje de faralaes para taconear como ninguna en sus clases de flamenco. Pero pronto cambiaría las palmas por una raqueta y una pluma, sus mejores compañeros de viaje hasta el momento. Ahora se felicita de haber tomado ese camino. Dos títulos consecutivos, campeona de Europa y del mundo, la han convertido en la auténtica dueña del bádminton internacional.


Nos adentramos en el Centro de Alto Rendimiento de la Residencia Blume en Madrid, y allí está ella. La flamante campeona del mundo se castiga como si fuera su primer entrenamiento en esto del bádminton. Carolina Marín es la misma que hace medio año, cuando no era campeona continental y del mundo. La rutina sigue siendo la misma, entrenamientos titánicos y una preparación sumamente exhaustiva con el objetivo de no dormirse en los laureles y seguir progresando y mejorando. Todavía quedan muchos objetivos por delante, los Juegos de Río por ejemplo, y no hay tiempo que perder. Una vez acabada su sesión de entrenamiento matutina (hoy tiene hasta tres), hace un hueco para atender a ‘Elite Sport’. Tras un breve refrigerio, comenzamos una charla de lo más interesante, y es que no todos los días se tiene la oportunidad de conversar con toda una campeona del mundo. Con la naturalidad por bandera, Carolina admite que su vida “ha cambiado en el último mes y medio. Es como una vida nueva, la gente me reconoce por la calle y dice ‘mira, la chica del bádminton, la campeona del mundo’. Me da un poco de vergüenza, pero supongo que es normal”. Aún así, a ella nada le va a desviar de su día a día. “Está claro que ha sido un hito histórico, pero ya debemos pasar página y fijar nuevos objetivos. El deporte de élite no para y debemos continuar hasta llegar al número 1”, comenta una de las nuevas referencias del deporte en nuestro país.


Ese carácter luchador e inagotable en el esfuerzo recuerda a uno de los mejores deportistas de la historia de nuestro país, Rafael Nadal. Es escuchar su nombre y a Carolina se le encienden los ojos y esboza una amplia sonrisa. Hablamos de su gran ídolo y referencia, ese espejo en el que la actual campeona del mundo de bádminton se ha mirado desde que era una niña. “Rafa es para mí un modelo a seguir. Al igual que él, yo intento ser esa ‘leona’ que ruge en la pista y que intenta meter miedo al rival no dando un punto por perdido. Rafa ha conseguido todos los grandes títulos posibles y lo ha hecho desde su indudable calidad, pero también con esa capacidad de sacrificio y de trabajo que yo también intento llevar a cabo. Que me felicitara por la medalla de oro en Copenhague me puso los pelos de punta”, explica a este medio.

Rafa Nadal es para mí un modelo a seguir Acabados los ecos del Mundial, Río 2016 es el objetivo que tiene entre ceja y ceja la onubense. Londres fue su primera toma de contacto con los Juegos, llegaba para coger experiencia, pero en dos años será una de las grandes favoritas al oro, y ésa es una presión añadida. A Carolina Marín lo único que le importa es seguir al mismo nivel que las chinas, coreanas y tailandesas, lo de la presión “está en uno mismo”. Por eso trabaja en dobles y triples sesiones diarias. Su muñeca izquierda, ésa con la que empuña la raqueta, le recuerda continuamente su gran meta. “Me tatué los aros olímpicos por una promesa. Dije que si alguna vez competía en unos Juegos lo haría, y nada más acabar la competición en Londres cumplí con mi palabra”, confiesa.

Me tatué los aros olímpicos por una promesa Si bien es cierto que el bádminton es un deporte minoritario, la dimensión que ha alcanzado este título mundial de Carolina ha sido extraordinaria. Medalla de bronce de la Real Orden al Mérito Deportivo concedida por el Consejo Superior de Deportes y recepción de la Reina Letizia en el Palacio de la Zarzuela. Nuestra campeona ya es toda una celebridad. “La verdad es que han sido unas semanas de estar viviendo como en una nube. Al acabar el campeonato del mundo tenía el móvil plagado de mensajes, y eso es un orgullo. El reconocimiento de las autoridades te hace ver que se ha valorado tu esfuerzo y tu trabajo desde todos los ámbitos del país, y eso es la leche”.


Pero alejados de estos flashes de la fama volvemos a lo que el bádminton significa (sobre todo en España) y a las dificultades de poder sacar adelante una carrera en un deporte de este calibre. Lejos de los millonarios contratos de otros deportes, la actual campeona del mundo ha ido recopilando beca a beca para salir adelante. Por eso, cuando desde lo más alto del podio de Copenhague, en plenos acordes del himno nacional, a Carolina se le escaparon las lágrimas, éstas venían a reflejar todo el esfuerzo y sacrificio que ha venido realizando durante toda su vida. “Me fui muy pronto de casa, no he tenido una vida normal como cualquier adolescente o joven, pero al final todo ha merecido la pena. Todos los que me conocen saben lo que me ha costado estar donde estoy”. Ahora parece que algunas empresas van a apostar por ella, ya que hasta el momento ha vivido de las becas y del moderno ‘crowdfunding‘, lo que viene a ser el mecenazgo de toda la vida pero en estilo ‘cool’.

Este “animal competitivo”, como la denominan los que la conocen y la quieren, termina nuestra entrevista confesándonos que su entrenador, Fernando Rivas, “es el culpable en un 99,9% de ser quien soy y de llegar donde he llegado. Él descubrió algo en mí a los 14 años y me preguntó cuál era mi objetivo. Yo le dije que ser campeona de Europa, del mundo, olímpica y número 1 mundial y él me dijo que haría todo lo posible para conseguirlo. De momento la cosa va bien (sonríe)”. Si se lo ha propuesto, lo hará realidad. De momento, “duermo 8 horas y entreno otras 8” con el objetivo de vivir la gloria olímpica y la cima del ranking mundial. Será un auténtico orgullo verla de nuevo ataviada con la bandera española, con el oro colgado al cuello y en lo más alto del podio de Río de Janeiro. “Ojalá se cumpla mi sueño”; eso es lo que deseamos todos.



1942 El Mundial robado por la barbarie REPORTAJE DE: José Tello Ruíz


I

Imaginar como hubiera sido el devenir del mundo sin la Segunda Guerra Mundial se antoja una labor compleja, e incluso me atrevería a decir que quimérica, teniendo en cuenta que dicho acontecimiento cambió por completo no solo el panorama mundial sino también el rumbo de la Historia. La composición de nuestro mapa geopolítico, económico y socio-cultural actual posiblemente no tuviera nada que ver con el panorama que nos habría legado un mundo sin la guerra más cruenta y devastadora acaecida en la historia de la Humanidad. Todos los acontecimientos posteriores, desde la Guerra Fría e inicio de la era nuclear a la descolonización, pasando por el principio de la decadencia de Europa y el ascenso de Estados Unidos como definitiva primera potencia mundial, o los conflictos permanentes en Oriente Medio, e incluso un hecho tan cercano para nosotros como la creación de la Unión Europea, habrían tomado una forma muy distinta. O simplemente no habrían existido. Lo que sí resulta más sencillo y abordable es imaginar qué hubiera pasado en el hipotético caso de haber tenido lugar la Copa Mundial de fútbol correspondiente al año 1942 (aún llamada por entonces Copa Jules Rimet en honor de su creador), que era la fecha designada por el ya establecido calendario mundialista para dicho evento. Argentina, Brasil y Alemania fueron los países que presentaron su candidatura previa para la organización del torneo. Teniendo en cuenta que las fases finales de los años 1934 y 1938 (Italia y Francia respectivamente) se habían jugado en suelo europeo, suponemos que uno de los dos países sudamericanos habría sido finalmente el país organizador. Con estos planteamientos, nos ubicaríamos en 1942, en plena eclosión de los años dorados del cine de Hollywood, con Humphrey Bogart encarnando el prototipo de icono masculino de la época y Rita Hayworth e Ingrid Bergman como representación de dos estilos de mujeres: explosiva y carnal la pelirroja, sensible y de serena belleza la sueca. El swing ponía música a los bailes de la sociedad de la época, la genialidad de Pablo Picasso seguía referenciando el universo artístico desde su taller parisino y tres autores iniciaban su enorme contribución al mundo de las letras en las tres lenguas dominantes de la escena literaria: Albert Camus, Tennesse Williams y Camilo José Cela.


El suelo del hemisferio austral americano habría sido el centro del universo futbolístico durante ese año y, tal y como ha ocurrido en todos los mundiales celebrados, se habría planteado un pulso entre las selecciones de Europa y América, con un estilo de juego ya definido y diferenciado en ambos continentes por aquel entonces, más táctico y de presión el europeo, más pausado y de toque el sudamericano. Cualquiera de los dos posibles equipos anfitriones (argentinos o brasileños) habrían presentado una alineación de jugadores formidable capaces de discutir la supremacía europea de los dos últimos mundiales celebrados en los años treinta a italianos, austriacos o húngaros, que dominaban con su juego en el viejo continente. Claramente, ni Roosevelt ni Stalin podrían haber presumido de escuadras capaces de lograr un resultado positivo en el campeonato, porque ni Estados Unidos (tendencia mantenida hasta nuestros días) ni la URSS (aún sin ascendencia en el panorama balompédico de la época) tenían potencial futbolístico suficiente para hacer frente al resto de selecciones. Un equipo potentísimo habría presentado Argentina, con el ilustre Stabile al final de su carrera, el goleador Marvezzi o medios como Carlos Sosa o el versátil Antonio Sastre. Y sobre todo, el trío compuesto por Moreno, Muñoz y Pedernera, que pocos años después conformarían en River Plate la legendaria Máquina (junto a Labruna y Lostau). Sin duda una selección que habría llegado muy lejos empujada por su incansable afición si finalmente hubiera sido anfitriona. Igual de potente, e incluso me atrevería a decir que más vistoso, habría sido el equipo de sus vecinos Muñoz, Moreno y Pedernera de Brasil, ya entonces en la senda del juego preciosista que practicaron hasta finales de los años ochenta, y que contaba con perlas como Leónidas (inventor del regate de la bicicleta y apodado el Diamante Negro), el Divino Maestro Domingos (uno de los grandes defensas de los años 30 y 40) y los jovencísimos Jair y Zizinho (este último el mejor jugador brasileño hasta la aparición de Pelé). Otro candidato al título sin discusión a la par con los argentinos. Dos países, dos estilos, una rivalidad histórica.


Por su parte, Uruguay siempre fue la referencia futbolística mundial de Sudamérica en la primera mitad del siglo XX, por lo que su participación habría sido muy destacada también. Comandados por el joven pero ya gran jefe Obdulio Varela (coronado campeón mundial como capitán ocho años después en el celebérrimo Maracanazo), al lado de nombres míticos del fútbol uruguayo como Gambetta, Atilio García, Oscar Chirimini, Zapirain o Porta, dominadores junto a la albiceleste de las primeras ediciones de la Copa América de los años 40. En un Mundial, y más aún en aquella época, siempre había que contar con los charrúas. No sólo Sudamérica acaparaba el poderío del fútbol mundial en ese comienzo de los años 40, sino que también Europa contaba con selecciones de primerísimo nivel. En especial, los italianos, sin olvidarnos de combinados emergentes como Austria, Hungría y Checoslovaquia y la selección con mayor tradición posible de todas, Inglaterra. La campeona en 1934 y 1938, Italia, se habría presentado en este Mundial con la base y la dinámica ganadora Obdulio Varela (Uruguay) de los dos mundiales precedentes, es decir, con jugadores de la talla de Biavati, Silvio Piola y los últimos coletazos del fabuloso Giuseppe Meazza. Añadiendo además a los recién incorporados a la ‘squadra azzurra’ Valentino Mazzola o Guglielmo Gabetto, que desgraciadamente fallecieron siete años después en la tragedia de Superga cuando el equipo del gran Torino desapareció al completo a causa de un accidente aéreo. Italia siempre estuvo, siempre está y siemSilvio Piola (Italia) pre estará rindiendo en los campeonatos mundiales y por ello en este 1942 habría tenido un papel brillante a la altura de su historia. Si hay una nación cuyo destino hubiera cambiado por completo (tanto política como deportivamente), de no haber tenido lugar la ascensión de la Alemania nazi, esa era Austria. En 1938 fue anexionada por los nazis en el llamado ‘Anschluss’ y como consecuencia desapareció su estatus como país libre y su ascendencia futbolística a nivel mundial.


Los austriacos hubieran competido en 1942, en circunstancias normales, con una selección notable encabezada por Josef Bican y Franz Binder (herederos del ‘Wunderteam’, una de las mejores escuadras en la primera mitad del siglo pasado). Aunque posiblemente debilitados por la ausencia de la mayor figura del fútbol austriaco de todos los tiempos, Matthias Sindelar, el Mozart del fútbol, quien curiosamente se opuso al régimen nazi costándole esta circunstancia muy posiblemente su vida. No habrían llegado hasta lo más alto, pero a buen seguro, hubieran dejado su impronta. Inglaterra bajaba mucho su rendimiento fuera de las islas y aunque es poco probable que hubiera alcanzado la final, el gran Winston Churchill se habría sentido orgulloso del papel de una selección un peldaño por debajo de las sudamericanas en calidad pero con un espíritu de entrega inigualable comandadas por el legendario Stanley Matthews en plena juventud y acompañados por ilustres del fútbol británico de siempre como Lawton, Hagan y Cliff Bastin.

Josef Bican (Austria)

Stanley Matthews (Inglaterra)

Mencionar también otra selección europea que a buen seguro habría tenido un papel destacadísimo en el torneo, Hungría, que ya había sido finalista en la edición de 1938 y contaba con un grupo de jugadores estupendos como Gyorgy Sarosi, Zsengeller, Ferenc Sohn o Sandor Biro, una generación que constituyó la semilla para la mejor selección húngara de la Historia (y una de las mejores de todos los tiempos) encabezada por Ferenc Puskas una década después. No hubiera llegado como favorita a la edición de 1942, pero entre medias de sus dos épocas doradas habría sido difícil de batir.


El papel de España en este Mundial habría estado marcado indudablemente por la posguerra, con las penurias económicas, la división ideológica, la fractura social y el exilio que la Guerra Civil conllevó. La selección española pese al cúmulo de circunstancias adversas habría podido presentar un equipo de primer nivel con jugadores como el gran goleador Lángara, Gorostiza en el final de su carrera, el prolífico Mundo, e incluso Telmo Zarra, que empezaba a despuntar en su Athletic de Bilbao de toda la vida y que posteriormente se convirtió en un símbolo nacional. Aunque poco probable, nunca sabremos si esta prometedora selección mezcla de experiencia y juventud podría haberse coronado con éxito en este Mundial, 68 años antes que la Roja en Sudáfrica.

Telmo Zarra (España)

Hacer conjeturas sobre quién habría salido vencedor de aquel Mundial, que por culpa de la sinrazón del régimen nazi nunca llegó a celebrarse, es pura elucubración o especulación. Pero sí que podemos afirmar (basándonos en las figuras futbolísticas y equipos dominantes de la época, en la larga travesía que suponía para los equipos europeos cruzar de continente y su posterior aclimatación, y también en el hecho de que hasta 1958 ningún equipo logró triunfar en un continente distinto al suyo) que el campeonato habría estado dominado por los sudamericanos, con Argentina y su Máquina de River en ciernes, Brasil y su inicio como referencia del ‘jogo bonito’ o incluso la siempre competitiva Uruguay, reciente campeona de su torneo continental, como más que probables vencedores del mismo. Como no hay marcha atrás en la Historia, de esta edición que no pudo tener lugar nunca conoceremos quién habría sido el campeón, pero lo que sí sabemos es que en 1942 ocurrió el partido más dramático de la historia del fútbol, un hecho real conocido como el partido de la muerte, cuando un conjunto de prisioneros de guerra ucranianos (en su mayoría jugadores del Dinamo Kiev) participaron en un partido contra soldados del ejército alemán en la Ucrania ocupada. Los ucranianos se negaron a realizar el saludo nazi antes del partido y derrotaron a los alemanes aun sabiendo las consecuencias que esto traería. Una semana después un gran número de jugadores fueron arrestados, torturados y asesinados por la Gestapo o enviados a campos de concentración. Este conmovedor relato forma ya parte de la Historia que esperamos no se repita nunca más.


‘Ryan Baggio’ Fútbol ficción Me encanta hablar y soñar con historias de fútbol que nunca ocurrieron. Muchas veces, cuando a las cinco de la mañana de un sábado me tomo el quinto Jager-bomb, suelo recrearme en sucesos que nunca pasaron, aburro a mis amigos con mis tonterías, y con cómo hubieran afectado a nuestra pasión, que es la redonda. Mi historia más recurrente es qué hubiera sucedido si Eloy mete ese penalti del 86 en la tanda de cuartos de final contra Bélgica en el Mundial de México, y Zubizarreta le para el último a Leo van der Elst. Qué hubiera sucedido en esa hipotética semifinal contra Argentina, ese duelo Maradona-Butragueño donde a priori la inercia del mito hubiera arrollado, pero donde se sabe que en la concentración de la albiceleste se celebró esa victoria belga porque había algo de temor hacia la famosa Furia. España, en la realidad, siguió alimentando ese clásico axioma, ya rebatido, de máxima favorita y muy pocos éxitos, y del famoso fantasma de cuartos. Qué hubiera pasado si incluso Míchel se desquitara de la injusticia del gol no concedido ante Brasil en la fase de grupos, y le marcara a Pumpido, y adelantara cuatro años su grito de ‘me lo merezco’, o Julio Salinas pasara a la historia como el autor del gol que nos llevara a nuestra primera final tras hacerle un caño al rústico Cuciuffo, y ya nadie le podía haber cargado ningún fracaso a sus espaldas. O por qué no, un gol de cabeza de Camacho simbolizando lo que es el tópico de los ochenta del futbol español, con ese famoso vendaje que chorreó sangre en el partido de grupos contra Irlanda del Norte. Me quedo tranquilo porque no soy el único loco a quien se le ocurren estas cosas, porque Santi Giménez y Luis Martín han escrito un libro muy recomendable donde detallan esa época con un nombre que ilustra para mí, el último Mundial romántico: “Cuando éramos los mejores (pero no ganábamos nunca)”. Para otra columna prometo meterme en una máquina del tiempo y nacer en El Cairo para convencer a Gamal Al-Ghandour de que no se hiciera árbitro, y quizás soñar que el único 7 de España hubiera levantado una Copa del Mundo, pero eso es otra historia, otro sueño, y aún me faltan varios Jager-bomb.


MUCHO DINERO EN CAJA Y UNA INCURABLE DECEPCIÓN DEPORTIVA JUAN ANTONIO ORENGA HA SIDO EL GRAN DAMNIFICADO DE UN BATACAZO MUNDIALISTA QUE NI EL INDUDABLE ÉXITO ORGANIZATIVO Y ECONÓMICO HA PODIDO PALIAR REPORTAJE DE: Israel Íñiguez


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uando en cualquier ámbito de la vida logras o superas los objetivos que te has marcado, sin duda que estamos hablando de un éxito. Por el contrario, cuando no llegas a ellos, la palabra que lo define es fracaso. Pues bien, ambos vocablos han sido protagonistas durante la pasada Copa del Mundo celebrada en nuestro país. Los números han cuadrado, a nivel organizativo nuestro país ha vuelto a rayar a una gran altura y los pabellones han registrado un aforo medio del 79% (según datos de la FEB), cifra que no se había logrado hasta el momento en ningún otro Mundial. Ya, pero España cayó ante Francia en los cuartos de final. Y es que, por mucho que se empeñen algunos en ensalzar las cifras del torneo, en la memoria de todos permanecerá que nuestra mejor generación fracasó en su propia casa, ante su público y ante el eterno rival. En los balances quedarán los más de 300 millones de euros de retorno que esta Copa del Mundo ha dejado en nuestro país, el medio millón de turistas que ha llegado a España con motivo del baloncesto y los casi 200 millones que se han generado a través de inversiones publicitarias y la venta de entradas. Y eso está muy bien, no lo vamos a negar. En un país como el nuestro, que necesita remontar el vuelo de manera urgente, una generación de ingresos de semejante calibre no es moco de pavo. Pero hablamos de deporte (a día de hoy, también negocio), y la gente quería un éxito sobre el parqué. Y no ha llegado.

Audiencia televisiva (millones de espectadores)

0,5

500

125

Las cifras del Mundial 300 Cifras en millones

Turistas llegados a España

15 Ingresos por venta de entradas

Presupuesto

Retorno para España

180 Ingresos por publicidad


Muchos pueden pensar que las expectativas eran demasiado altas, que quizá nos hemos creído más de lo que somos, que si hemos ido de sobrados y hemos infravalorado a los rivales, que si nos ha faltado dirección técnica desde el banquillo… Algo de esto último puede haber, pero nadie duda de que la mejor selección de nuestra historia debía estar, cuando menos, en la lucha por las medallas. Pero el equipo la pifió en ese partido que marcaba la línea entre el suspenso y el aprobado. Tras una primera fase inmaculada, y como dijo José Manuel Calderón “fue a salir el peor partido en el peor momento”. Fuimos a tropezar en el alambre el día que no había red.

Fue a salir el peor partido en el peor momento Pero ya no hay vuelta de hoja. De nada vale lamernos las heridas. Hay que aprender la lección de este tremendo varapalo. “No podemos mirar atrás. No voy a arrepentirme de lo hecho, pero sí voy a corregir todos los posibles errores que hayamos podido cometer”, manifestaba José Luis Sáez, presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB), apenas 24 horas después de la debacle, o “tremenda decepción” como la tildó el máximo mandatario del baloncesto nacional.


¿Y a partir de ahora qué? El ‘knock out’ de Francia no sólo tuvo consecuencias a corto y medio plazo (ver la final desde la televisión, la eterna duda de si ésta era la gran oportunidad de derrotar a Estados Unidos, la renuncia de Juan Antonio Orenga al cargo de seleccionador…), sino que también las tiene a largo plazo. Esta generación de los ‘Júnior de Oro’ está dando sus últimos coletazos, y probablemente una gran actuación en la Copa del Mundo hubiera puesto la guinda al pastel de sus carreras con el combinado nacional. Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes o José Manuel Calderón sobrepasan con creces la treintena y ya es hora de ir dosificando esfuerzos y tener los veranos para descansar.

Sin embargo, jugadores de este nivel no pueden permitirse el lujo de irse por la puerta de atrás. Han dado demasiado a este país como para que de ellos quede el recuerdo de una aciaga noche de verano. Eso, y que España no está clasificada para los próximos Juegos Olímpicos de Río 2016. El combinado español sólo estará en la cita olímpica si es finalista en el próximo Eurobasket de Francia 2015 o si queda entre el tercer y sexto puesto y posteriormente se gana su billete a través del Preolímpico. Sí, sí, un buen marrón. Por todo ello, parece claro que la guardia pretoriana, que ya manejaba la idea de llegar a Río si las condiciones físicas y psíquicas eran las adecuadas, debe volver a ponerse en primera línea de fuego. Pau Gasol ya ha dejado caer que quiere estar en sus cuartos Juegos Olímpicos. Y ya saben, donde manda patrón… Si la estrella más rutilante e influyente está dispuesta a remangarse y lanzarse al barro, el resto tiene pinta que seguirá sus pasos. Y qué narices, que esta gente no merece tener un epílogo tan triste.


Pilar Casado REDACTORA DE DEPORTES COPE

¿La mejor Copa del Mundo de la historia? No seré yo quien contradiga a Patrick Baumann, secretario general de FIBA y autor de tal afirmación, pero en cualquier caso me permitiré la licencia de al menos dudarlo. ¿Qué criterios llevan a realizar semejante afirmación? ¿Económicos? ¿Asistencia? ¿Venta de entradas? ¿De promoción del baloncesto? ¿Deportivos? Los primeros se los dejo a los pitagorines económicos que saben -a buen seguro mejor que yo- las cifras no ya sólo del evento sino también de los anteriores para hacer comparaciones y me siento a reflexionar -qué palabra tan de moda- unos días después de que los Estados Unidos hayan conquistado su segundo mundial consecutivo, algo que sólo anteriormente consiguieron Brasil (1959 y 1963) y Yugoslavia (1998 y 2002). Anda media Europa rasgándose las vestiduras con que si la distancia entre el basket FIBA y la NBA ha vuelto a agrandarse tras la contundencia de las victorias americanas. Difícil encontrar la respuesta en una competición en la que alguna estrella NBA ‘made in Europe’ no ha competido con su selección (véase el caso de Parker o Noah). Tampoco ayuda mucho el fiasco de España con su eliminación en cuartos, o los de Brasil, Grecia o el fin de ciclo argentino. Y desde luego tampoco el rival de Estados Unidos en la final, básicamente porque Serbia compitió con un equipo muy joven y que tiene, salvo renuncias, un largo recorrido todavía. Estados Unidos se ha colgado la medalla de oro con un equipo, en el más amplio sentido de la palabra. La ausencia de sus grandes figuras no ha hecho sino demostrar una vez más el talento y el talante de su entrenador Mike Krzyzewski y su eterna capacidad de convertir en colectivo el talento individual. Ha sido esta Copa del Mundo la del triunfo o el fracaso de otros entrenadores. En el lado exitoso, sin duda, los nombres -además del de Krzyzewski- de Sasha Djordjevic y Vincent Collet. Lo del serbio puede parecer obvio por llevar a los suyos a la final, aunque para mí lo extraordinario es cómo ha hecho competir a jugadores con escasa o nula experiencia en estas batallas. El caso de Collet es la demostración de que no necesariamente ha de entrenarse a uno de los grandes transatlánticos del basket europeo de clubes para encumbrar a tu equipo nacional. Con menos plantilla que en campeonatos anteriores ha reinventado a la campeona de Europa. Ha sido otra Francia, jugaba a otra cosa sin Parker, y como resultado logró su primera medalla en un Mundial Los fracasos también han sido sonados. Obvio es el de Juan Antonio Orenga, que días después dimitió por los malos resultados. De rositas tampoco se fue Rubén Magnano tras caer Brasil con el mejor equipo posiblemente de su historia y con unos Juegos Olimpicos a la vuelta de la esquina. Y Katsikaris, que tras firmar una primera fase impecable se fue a casa en el primer cruce. Una Copa del Mundo de 24 selecciones deja también sorpresas agradables como la primera presencia de Finlandia, con sus siete mil seguidores en Bilbao, la explosión filipina o el crecimiento de Senegal. Quizá éstas pasen al anecdotario si no tienen continuidad en la próxima cita mundialista, pero animaron muchas tardes de partidos tediosos, muchos de ellos infumables, que forman parte de una cita competitiva como ésta. Esta sensación no ahonda sino en la idea de que deportivamente hablando no sé si hemos vivido la mejor Copa del Mundo de la historia.


Merhi y Sáinz Jr. PREPARADOS PARA EL SALTO A LA F1 DOS ESPAÑOLES ESTÁN EN TODAS LAS QUINIELAS PARA PILOTAR UN FÓRMULA 1 LA PRÓXIMA TEMPORADA: CARLOS SÁINZ JR., QUE LO ESTÁ BORDANDO EN LA WORLD SERIES, Y ROBERTO MERHI, QUE YA ASOMBRÓ A BORDO DE UN CATERHAM EN MONZA. ‘ELITE SPORT’ HA HABLADO CON ELLOS. COMPARTEN UN MISMO SUEÑO. OJALÁ ALONSO TENGA COMPAÑÍA EN 2015. REPORTAJE DE: Salva Martín


Roberto

Merhi Hace un año no sabía si iba a seguir en el mundo del automovilismo. Poco después de lograr un podio en DTM (mejor posición para un español hasta la fecha), Mercedes le comunicó que no contaba con sus servicios. A Roberto Merhi el mundo pareció caérsele encima. Nueve meses después se subía por primera vez a un Fórmula 1 en Monza de la mano de Caterham. El castellonense ha probado la miel. Ahora quiere el bote entero. Cumplir su sueño. La entrevista se realiza pocos días después de que Roberto Merhi (Castellón, 22 de marzo de 1991) corriese los Libres 1 del GP de Monza. Satisfecho, feliz, el español rebosa ilusión: “Fue una experiencia increíble, es alucinante subirte al monoplaza, comprobar lo que corren y compartir pista con los magníficos pilotos de la F1”. Pero no sólo debutó, sino que superó en dos décimas a su compañero de equipo, el sueco Marcus Ericsson. “La verdad es que fue increíble”, resalta Merhi, “debutar y conseguir estar por delante incluso sin disponer de las mejores piezas es algo muy positivo”. Y fruto del talento. Sin duda.

Los llamados ‘pilotos de pago’ tienen que darse cuenta de si valen para este deporte o no


La vida de Roberto Merhi siempre estuvo ligada al mundo del automovilismo. Ya desde pequeñito vio como su padre conducía karts -paso que luego daría él- mientras su madre hacía las labores de mecánico. La Fórmula 1 es su meta, lo tiene claro. “Estoy preparado. He ido acumulando mucha experiencia a lo largo de mi carrera, ahora soy más completo como piloto y como persona”, afirma Merhi, que incide: “Sueño con llegar a la F1”. Y, por qué no, seguir los pasos de uno de sus ídolos, Hamilton: “Me encanta por su hambre y forma pilotaje”. Además, destaca a ‘Elite Sport’, “tenemos una trayectoria semejante: Karting, Fórmula Renault, Mercedes…”. No parece mal espejo.

PALMARÉS 2012 y 2013: DTM (Mercedes Junior Team) 2011: Campeón Formula 3 Euro Series y campeón de F3 FIA Trophy 2010: Formula 3 Euro Series (5º) y GP3 (6º)

Tal y como está el mundo de la Fórmula 1, quizá lo más complicado para Roberto Merhi sea conseguir ese ‘empujoncito’ en forma de respaldo económico que ofrece un patrocinador potente, porque de pericia al volante va sobrado. “Los llamados ‘pilotos de pago’ [aquellos que dan el salto vía talonario]”, piensa el de Castellón, “tienen que darse cuenta de si valen para este deporte o no. Hay casos en los que la cantidad de dinero que aportan los sponsors es exagerada mientras otros pilotos de igual o superior talento no pueden tener acceso a lo más alto”. Si algo caracteriza al español es la inteligencia, tanto dentro como fuera de la pista. Cuestionado por si tiene un “plan B” en caso de no obtener un volante de un Fórmula en 2015, centra su discurso al presente: “De momento hay que centrarse en acabar el campeonato de las World Series, tratar de hacerlo lo mejor posible y ya veremos lo que sucede en el futuro”. Si la suerte está del lado de los campeones, la tendrá.

2009: Formula 3 Euro Series (7º) 2008: Eurocup Formula Renault 2.0 (4º) Formula Renault 2.0 WEC (2º) Formula 3 Española - 2 victorias (2 pruebas) 2007: Eurocup Formula Renault 2.0 (18º) Formula Renault 2.0 Italia (4º) 2006: Formula Renault 2.0 Winter Series (3º). Ganador más joven de una carrera 2001-2005: Karting


Carlos

Sáinz JR. Carlos Sáinz Jr. (Madrid, 1 de septiembre de 1994) está realizando una excelente temporada en la Fórmula Renault 3.5, lo que ha hecho que su nombre sea uno de los que más está sonando en el paddock de la Fórmula 1. El español, centrado en ganar el campeonato, no oculta que su sueño es alcanzar el volante de un monoplaza del ‘Gran Circo’. Desde los 7 años, Sáinz es un habitual de los karts, pero no fue hasta los 11 cuando comenzó a participar en competiciones. Su ascendencia nunca le influyó a la hora de manejar la presión, que él minimiza: “Todos los pilotos tenemos presión de una forma u otra. Cada uno somos un mundo, pero tampoco considero que tenga más que el resto”. Con tan sólo 15 primaveras, su talento no pasó inadvertido para Red Bull, que lo incorporó a su Junior Team. “Sólo tengo palabras de agradecimiento para el equipo Red Bull”, resalta Sáinz, que dice sentirse “un afortunado”. Él siempre tuvo un objetivo claro: dar todos los pasos necesarios, sumar los méritos posibles para convertirse en piloto de Fórmula 1. “Llegar a la F1 es mi sueño, estoy haciendo todo lo que está en mis manos para lograrlo cuanto antes”, destaca el madrileño.

Tengo que ser completo, hacer bien las cosas, dar el cien por cien de mí y cometer los mínimos errores posibles


El camino no será fácil, y más tras el fichaje de Max Verstappen por parte de Toro Rosso, su deseada puerta de entrada. Pero eso tampoco ha frenado a Sáinz, que ya ha mantenido conversaciones con la escudería Caterham como segunda opción. “Yo estoy preparado para la Fórmula 1, este año he evolucionado mucho”, sentencia. Haciendo un poco de historia, Ricciardo debutó en el equipo HRT en 2011 antes de llegar a Red Bull Toro Rosso. Y no parece mal espejo en el que fijarse…

PALMARÉS Mientras los despachos cumplen su función, Carlos Sáinz Jr. se centra en la suya: “Ahora sólo pienso en la World Series 3.5, ese es mi objetivo, ganar el campeonato y ser el primer piloto del Junior Team de Red Bull que lo consigue”. Lo que no le impide, eso sí, estar al día de las evoluciones de la Fórmula 1 y el aplastante dominio de Mercedes. Sáinz lo explica: “Con el último cambio de reglamentación, han conseguido dar en la tecla exacta y acertar, están a otro nivel”, y aprovecha para hacer equipo: “Red Bull volverá a estar en lo más alto, no tengo ninguna duda”. Sáinz, que demuestra dotes de enorme madurez pese a sus escasos 20 años, es consciente de que la máxima de que ‘lo difícil no es llegar, sino mantenerse’ ha de cumplirla a rajatabla para llegar a lograr su sueño: “Tengo que ser completo, hacer bien las cosas, dar el cien por cien de mí y cometer los mínimos errores posibles”, declaró a ‘Elite Sport’ como quien te muestra la ruta en un mapa. Y, por si alguna vez se pierde, sus referentes sí que los tiene claros: Ayrton Senna porque “era diferente a todos, un mito”, Fernando Alonso, al que considera “un killer, trabajador, inteligente y rápido” y, por su puesto, su padre, Carlos Sáinz, del que ha “aprendido todo, especialmente la actitud de campeón”. No tiene mal gusto, no…

2011: Campeón Fórmula Renault Northern European Cup 2010: Campeón Rookie Cup Fórmula BMW Europa 2009: Campeón de Karting Monaco Kart Cup 2009: Campeón de Karting KF3 Europa del Este 2008: Campeón de Karting KF3 Asia Pacífico 2007: Campeón de Karting Trofeo Internacional Ciudad de Alcañiz 2006: Campeón de Karting cadete de Madrid


Jorge Morillo REDACTOR DE AUTOCASION.COM

La fábrica de campeones Recuerdo que hace dos años y poco había mucha gente que se tiraba de los pelos porque Red Bull decidió prescindir de Jaime Alguersuari en su equipo B, Toro Rosso, tras una serie de actuaciones meritorias. ¿Quién es el tal Ricciardo éste para que decidan quitar el volante a un piloto que ha demostrado talento suficiente para estar en F1? Pues el tal Ricciardo es un campeón en potencia, tal y como está demostrando este año batiendo con regularidad a Sebastian Vettel. Y es precisamente por esto por lo que llegó Ricciardo a Toro Rosso. Porque Helmut Marko, ese hombre canoso de mirada inquietante que seguro han visto en el box de Red Bull, vio en él a un futuro campeón. Como en su día lo percibió con Vettel. En el programa de jóvenes pilotos del equipo austriaco, el Red Bull Junior Team, no valen medias tintas. O eres un futuro campeón, o te vas a la calle. Suena duro, pero es la fórmula del éxito. El ‘modus operandi’ es tan sencillo como despiadado. Si despuntas, optas a entrar en el programa. Una vez dentro de él, tendrás los mejores medios para destacar en categorías previas a la Fórmula 1, tal y como está sucediendo ahora con Carlos Sáinz Jr. en la Fórmula Renault 3.5. Si ganas en las categorías inferiores (especialmente en esta Fórmula Renault 3.5), tendrás opciones de debutar en el ‘Gran Circo’ de la mano de Toro Rosso. Y si ahí demuestras que eres especial, llegas a Red Bull. Un fallo en cualquiera de estos pasos y estás fuera. Hasta ahora, solamente dos pilotos han completado el recorrido. Daniel Ricciardo y Sebastian Vettel. El primero de ellos está demostrando que es capaz de tutear a todo un tetracampeón mundial, habiendo ganado ya una carrera con un coche que no es ni de lejos el mejor de la parrilla. En cuanto a Vettel, qué decir. El haber amargado la vida a Fernando Alonso y, especialmente a su Ferrari, hace que reciba muchos palos por parte de la mayoría de la prensa española en una temporada donde está sufriendo más de lo debido. Pero no olvidemos que se trata del tercer piloto de la historia con más títulos mundiales, empatado con Alain Prost. Y tampoco que, en su primera sesión de entrenamientos libres, en el GP de Turquía de 2006 y a los mandos de un BMW, quedó en primer lugar. ¿Logrará Carlos Sáinz Jr. ser el tercer ‘elegido’? Su apellido, su capacidad económica y, sobre todo, sus manos, le han llevado hasta donde está ahora. Sin embargo, una vez que gane la Fórmula Renault 3.5 y acceda a Toro Rosso -den por hecho que sucederá tarde o temprano-, solamente será su talento lo que valga. Si Marko ve algo especial, tendremos piloto para rato. Y ojalá que así sea.


MUNDIAL ISAF

SANTANDER 2014

Más sombras que luces en una España desorientada REPORTAJE DE: José Vicente Alzola FOTOS: Real Federación Española de Vela


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Santander se vistió con sus mejores galas para acoger el mayor acontecimiento deportivo en la historia de la ciudad. Un Campeonato del Mundo que vivió dificultades previas a nivel organizativo por la coyuntura económica, pero que asombró positivamente desde su ceremonia inaugural, contando con el aliento de más de 40.000 personas. Más allá de lo ‘juguetón’ que fue el Dios Eolo con momentos en los que no se presentó y con jornadas en las que sopló con demasiada violencia, la cita deja un buen sabor de boca en cuanto a organización y participación. Unas 700.000 personas visitaron el frente marítimo cántabro, entre ellas ilustres figuras como las del Rey Felipe VI y el presidente Rajoy. Un público que se volcó con la cita y con sus deportistas.

MEDALLERO FRANCIA AUSTRALIA GRAN BRETAÑA HOLANDA NUEVA ZELANDA AUSTRIA BRASIL CROACIA DINAMARCA ARGENTINA ESPAÑA POLONIA SUECIA BÉLGICA GRECIA ISRAEL ITALIA

Fueron once días de espectáculo velístico protagonizado por los 1.400 regatistas participantes. De entre ellos los franceses fueron los triunfadores con un excelente botín de 3 oros y 1 bronce. El equipo español, en su mayoría, no encontró su rumbo, falto de sensaciones y de fortuna. Hubo notas positivas como la clasificación para los próximos Juegos Olímpicos en 5 de las 10 clases (en las otras 5 habrá que intentarlo en 2015), con las alegrías de la medalla de plata de Marina Alabau en RS:X y la brillante actuación del dúo junior Jordi Xammar/Joan Herp en 470. También se vivieron momentos duros con el prematuro abandono por lesión de la pareja Iker Martínez/Tara Pacheco, seria aspirante a metal en la clase Nacra 17.

El Rey Felipe VI, saludando a José Ángel Rodríguez (Presidente de la RFEV)

Toni Ripoll, director de preparación olímpica de la Federación Española de Vela, hace balance de la actuación española declarándose satisfecho con los resultados. Remarca las diferencias presupuestarias abismales que tiene el equipo nacional con respecto a otros países, debidas a los recortes de subvenciones que han llegado con la crisis. En cualquier caso la sensación que deja el desempeño de España es más agria que dulce. Entre los nuestros hay regatistas experimentados que no cumplieron sus expectativas, y un Mundial en casa siempre es un estímulo extra que no se corroboró en Santander. Salvo por Marina Alabau que, una vez más, demostró su talento y maestría con una actuación para el recuerdo.


Marina Alabau SANTANDER VIBRA CON LA FUERZA DE UNA MADRE BAÑADA EN PLATA Alabau sorprende en su año de regreso tras ser madre. Pese a no estar en su mejor nivel físico, saca su talento y gen competitivo para colgarse la única medalla española del Mundial.


Madre, deportista de élite, emprendedora y estudiante. La campeona olímpica de clase RS:X en los JJ.OO. Londres 2012, Marina Alabau, disfruta con los múltiples retos que lleva a cabo en su día a día. El último desafío deportivo era especial: un Mundial de Clases Olímpicas en casa, en la bahía de Santander que conocía perfectamente al haber vivido en la capital cántabra durante dos años.

Con los pies en el suelo, Marina era realista en los días previos a la competición, convencida de que finalizar entre las cinco primeras ya sería un éxito al estar aún lejos de su mejor nivel físico. Alabau no contaba con el ‘animal competitivo’ que lleva dentro, ese gen que siempre ha llevado con ella en su trayectoria deportiva. Una carrera que vivió su cénit hace dos veranos en aguas británicas, colgándose la medalla de oro después de quedarse cerca de subir al podio en Pekín 2008 (finalizó cuarta). La regatista sevillana pasó por un momento muy duro antes de coronarse en los JJ.OO. que cambiaron su vida. Kim Lythgoe, el entrenador con el que consiguió 2 Europeos y el cetro mundial en 2009, falleció repentinamente ese mismo año en un accidente de submarinismo. El histórico 7 de agosto de 2012, con la medalla al cuello, Marina recordaba a Kim con emoción: “Conseguir el oro era nuestro objetivo y creo que él estará orgulloso de mí esté donde esté”. Una fuerte vinculación que también tiene con sus otros dos entrenadores: Nicolas Bedou y Alexander Guyader. Especialmente con el segundo de ellos, Alex, que hoy es su marido y el padre de su pequeña bebé, Marta. Compartir vida profesional y personal hace que acumulen muchas anécdotas. Por ejemplo, en la Medal Race de Londres, Nico estaba con ella en la carrera. Mientras, Alex, esperaba preso de los nervios a que todo acabara para fundirse en un beso con la campeona.

El momento de ser madre Marina siempre ha sido una persona de ideas claras y no quería esperar más para convertirse en madre. En 2013, a sus 27 años y después de un oro olímpico, decidía tomarse un año sabático para formar una familia. Comenzaba un periodo en el que extrañaría no subirse a su inseparable tabla, pero ella encontraría tiempo para sus otras pasiones. Retomó sus estudios de Turismo y amasó una idea para convertirse en emprendedora: un portal web que es un punto de encuentro para empresas que ofrecen actividades deportivas de playa y montaña. Un proyecto ligado al deporte y al mar, que siempre está presente en su vida desde su residencia familiar en Tarifa. El nombre de su otra criatura: Malabau.


Han sido la técnica, la estrategia y la experiencia las armas que han valido a Marina para superar a muchas rivales con mayor masa muscular. En el comienzo del verano llegó una cita marcada en rojo en el calendario: el Europeo de Turquía, una durísima pugna con las mejores especialistas encabezadas por la intratable francesa Charline Picon. Lejos de amilanarse, una sensacional Marina lideró el campeonato durante algunas mangas para terminar subcampeona. Admirable.

Este año, en su vuelta a la competición, afrontaba una nueva vida entre libros, pañales y contratos. El primer mes no aguantaba más de 2 días seguidos de entrenamientos, descansando el tercero. Vive una etapa diferente en la que viaja a todos los campeonatos con su marido y entrenador, con la pequeña Marta y con los abuelos, que siempre echan una mano. El principal hándicap deportivo de Marina es la recuperación de su nivel físico, aspecto fundamental en su clase. Ante un día de brisa floja las regatistas basan sus opciones en remar, para ‘crear’ su propio viento.

Santander, entre la incertidumbre y la ilusión Como decíamos Marina arrancaba el Mundial de España con actitud prudente y consciente de que el viento sería su mejor aliado para no verse abocada a un desigual duelo de músculo. Jornada a jornada, manga a manga, sus actuaciones iban mejorando perdiendo la ‘timidez’. A medida que el Dios Eolo se hacía más fuerte en el abra del Sardinero, Alabau se entonaba y creía más y más en sus posibilidades. Así hasta colarse entre las diez primeras y terminar el penúltimo día en tercera posición. Su ambición brillaba con luz propia en la previa de la Medal Race: “Iré a por la plata”. Dicho y hecho. En la prueba final ofreció una exhibición de experiencia sobre la tabla, controlando a la flota, rebosante de confianza. Con su amiga Charline Picon navegando tranquila con el oro en el bolsillo, su duelo con la israelí Maayan Davidovich cayó del lado de la sevillana. Medalla de plata y júbilo de Marina entre los vítores del público que rebosaba la popular grada del Mundial, ‘La Duna’. Ella enseguida tenía palabras para su pequeña Marta, que se encontraba en Tarifa con la abuela: “Con ganas de llegar a casa y darle un abracito a mi niña”. A buen seguro que la fuerza de ser madre le ha dado un ‘plus’ para marcharse del Mundial con la única presea española colgada del cuello. Es la nueva versión de Marina Alabau, más tierna que nunca en tierra, feroz como nadie en el mar.


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