Un poco de historia El efecto Halo es una desviación cognitiva por la que la percepción de una característica de una persona está influenciada por la percepción de otras características de esa persona. Así, una persona ordenada se percibirá también como válida y eficiente o una persona elegante se percibirá como más
educada
que
una
peor
vestida.
Fue E.L. Thorndike quien primero estudió empíricamente este efecto y sus conclusiones las publicó en 1920. Thorndike pidió a un grupo de mandos del ejército que evaluaran a sus soldados en diferentes aspectos y se encontró con una relación muy fuerte entre todas las características positivas y negativas. Los comandantes no parecían evaluar a sus empleados bien en unos aspectos y mal en otros. Muy al contrario, cada soldado era evaluado o muy bien o muy mal en el total de los parámetros evaluados. Posteriormente S. Asch, en los años 50, llevó a cabo experimentos con individuos a los que acompañaban “cómplices” del director del experimento. En ellos demostró que la presión social sobre las personas puede inducirlas voluntariamente al error en aspectos muy obvios y sobre los que el individuo tenía inicialmente una opinión clara y decidida. Si el “cómplice” aparentaba saber, ser serio o reflexivo,… “el experimentado” se dejaba llevar por su opinión. Asimismo identificó que lo “atractiva” que sea una persona era un elemento clave en esta distorsión. De esta manera hombres