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La demagogia

La demagogia es connatural al populismo, que con la anarquía y la dictadura desvirtúan la política. La corrupción de las instituciones, de las leyes y de las funciones del estado son su resultado. En estos días en la asamblea una mayoría que es la expresión de argollas sin ideología, pretende acceder al poder total para realizar sus propósitos ilegítimos.

El juicio político propuesto contra el presidente de la República es un proceso viciado: los mismos proponentes son juez y parte, factor que vulnera la lógica procesal, y que, en la circunstancia peculiar de nuestro sistema, deviene en mecanismo útil para compensar frustraciones y captar el gobierno con el presidente de la legislatura que ambiciona la presidencia del Ecuador.

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Recordemos que el principio de legalidad penal establece que una persona no puede ser ni juzgada ni sancionada por una acción u omisión que no esté previamente establecida en la ley penal. “Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege”.

También, en la función judicial, existen jueces que han sido impugnados porque sentencian o resuelven los trámites judiciales, sin la debida ponderación de la peligrosidad social y a los daños causados por la comisión delictual.

Organismos superfluos como el CPCCS o de desmesuradas atribuciones como el Consejo de la judicatura que de organismo técnico de apoyo administrativo de la Función Judicial pasó a ser órgano de gobierno de la misma, la desmesura conceptual de atribuir mayores derechos a los delincuentes que a los ciudadanos honestos son la demostración nefasta de la descomposición total del Estado.

Debemos cambiar en profundidad al sistema constitucional para rescatar a la república de las garras de la corrupción y demagogia siniestra de las mafias. (O)

Hugo Lucero Luzuriaga

Sí, es el COLMO que nuestras autoridades se disputen, cual campo de batalla, en función de sacar provechos personales en desmedro de la ciudadanía que está harta de tanta “casi que payasada” en los diferentes poderes del Estado. El pueblo está ya cansado de un “fuego cruzado” sobre todo entre asambleístas que pretenden desestabilizar al país en base a la propuesta de un juicio sin mayor sustento legal, amén de que es redactado y planteado por personajes que desconocen o se hacen que no conocen de leyes que deben primar en las funciones del Estado. Curioso es escuchar posturas y planteamientos de algunas asambleístas desestabilizadoras convertidas en parlantes del correísmo, empero, lo más llamativo, es que con una facilidad pueril no pocos “padres de la patria” se retractan cuando están conscientes de que sus propósitos no son viables y que casi con seguridad no tendrían el apoyo de la Corte Constitucional.

Y sigue el COLMO, cuando por otro lado aparecen proclamas intimidatorias de ciertos líderes mariateguistas, cuasi dueños de movimiento sociales y agrupaciones políticas, que hacen alarde de los paros y movilizaciones, pretendiendo pescar a río revuelto la inestabilidad política del país e imponer sus agendas, sobre todo cuando el Ejecutivo peca de inoperancia y contradicciones.

También es el COLMO, que el Ejecutivo todavía no se haya empoderado de la angustia de una población que clama por un mandatario preparado y decidido a satisfacer las demandas de las mayorías. Un Presidente que debe dar un giro total en su desempeño, a sabiendas que, vivimos tensos en un ambiente de pobreza, desempleo, inseguridad y desesperanza, pero también que, sesudamente debe deslindarse de amigos, amigotes y familiares que están lucrando a sus espaldas.

Es la hora de todos los políticos el hacer el mea culpa y retomar el sendero del diálogo, de laborar para las mayorías, caso contrario, todos perdemos, a excepción de unos pocos que buscan desestabilizar al gobierno.

Conste que no nos referimos al poder judicial y al famoso CPCCS porque con ciertas excepciones la exclamación: ¡ES EL COLMO!... quedaría corta. (O)

Algo pasa en la cárcel de Turi

El crimen organizado -altamente sofisticado- no tiene miramiento alguno, aprovecha la debilidad de la Justicia, el miedo y pánico de la población, el desconcierto entre las autoridades, hasta amenaza con escritos anónimos colocados en sitios públicos, y recluta a menores de edad para cometer sus fechorías. Son el reflejo del Ecuador de estos tiempos. No es hacer apología de los pasquines, como los esparcidos en el Complejo Judicial de Cuenca; pero tampoco conviene asumir con “un cuarto de ojo” o el “ya veremos” la reacción del aludido: el director de la cárcel de Turi, Omar León.

León advierte con renunciar para proteger la integridad física de su familia y la suya propia. Eso no es todo ni lo menos grave: revela el interés de un grupo delictivo para ejercer el control total de la cárcel. Ahora lo tendría en un 30 %.

Aquello tampoco es nada nuevo. Los motines carcelarios, las “carnicerías humanas” producidas en esa cárcel, tienen esos signos perversos, como los ocurridos en otros centros penitenciarios.

Algo más preocupante ha dicho: “si no se hace algo íntegro en la cárcel de Turi, próximamente verán a Cuenca convertida en otro Guayaquil”.

Tal expresión, para unos, dicha a lo mejor para salirse del apuro ante las acusaciones en su contra, pero negadas por él, las autoridades deben tomarla con suma preocupación, convocándolo para tener mayores detalles.

Las últimas muertes violentas ocurridas en Cuenca pueden ser consecuencia de luchas por los “narcoterritorios” y de querer mandar en la cárcel, considerada, en teoría, como regional, una categorización pasada por alto por el SNAI y los jueces. El Mercurio, en su edición de este martes informa sobre el preocupante crecimiento del delito de extorsiones en Cuenca. En 2022 se presentaron 299 denuncias, frente a 83 hechas en 2019.

Cruzarse de brazos y echar de menos la advertencia del director de la cárcel no es lo aconsejable. Se debe actuar; y ya.

Caricatura Del D A

Cuenca de ahora

Edgar Pesántez Torres

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