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Tragedia migratoria
Explicaré los caminos diseñados en la Constitución para remover del cargo al Presidente de la República, así, usted ávido lector, sabrá si el Presidente de la República -constitucionalmente- se puede ir.
Lo primero. De arranque y para entendernos. Ni la Constitución ni la Ley señalan que perder una consulta popular, es causal de destitución o renuncia. Segundo. La muerte cruzada activada desde la Asamblea Nacional ya no cabe. De conformidad con el artículo 130 de la Constitución, esta facultad puede ser ejercida en un solo periodo legislativo. El Parlamento ya la agotó en junio del 2022.
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Tercero. El impeachment o juicio político, requiere la solicitud de 46 asambleístas, dictamen favorable de la Corte Constitucional y el voto de 92 asambleístas que lo destituyan por haber cometido: 1. Delito contra la seguridad del Estado. No existe. Ojo. La Constitución determina: delitos, no contravenciones. 2. Delito de concusión, cohecho, peculado o enriquecimiento ilícito. De lo que sabemos, no existe. 3. Delito de genocidio, tortura, desaparición forzada de personas, secuestro u homicidio por razones políticas o de conciencia. De lo que se sabe, el Gobierno no practica el estilo Febres Cordero.
Cuarto. El Presidente, él, sí puede activar la muerte cruzada y disolver al Legislativo. Se queda gobernando sólo y a través de decretos leyes durante al menos 3 meses. Luego tendremos elecciones presidenciales y de asambleístas. Las causales para activar: 1. Previo dictamen de la Corte Constitucional, que la Asamblea se arrogue atribuciones. 2. Que la Asamblea obstruya reiterada e injustificada de la ejecución del Plan Nacional. 3. Grave crisis política y conmoción interna. Es decir, el Presidente, sí tiene opciones a elegir. Quinto. Se puede avanzar en un proceso de revocatoria del mandato. Es decir, conforme al artículo 105 de la Constitución, destituir al Ejecutivo de su cargo luego de una elección popular.
Sexto. Si el Presidente renuncia y siempre que la Asamblea acepte su dimisión, lo remplazará el vicepresidente por el tiempo que resta. Si ambos renuncian, el presidente de la Asamblea se convierte en presidente de la República y se convoca a elecciones.
Por eso hay que pensarlo bien. Mejor dicho, hacer una pausa, y leer la Constitución. (O) josechalcosalgado@gmail.com
Santiago León Encendidos
Así no más. Como arte de magia volvieron a encenderse los radares colocados en la vía Cuenca – Azogues. ¿Estaban dañados o en mantenimiento?
Pues no, my friend. Estábamos en campaña electoral. En la temporada que se pide el voto, se hace todo lo posible para que el ciudadano no rechace al candidato.
¡Pero qué rayos con los radares! Pues bien, este proceso de adjudicación se convirtió en el caballo de Troya de los candidatos a la alcaldía de Cuenca. Todos criticaban su instalación. Argumentaban que se los iban a colocar con fines recaudatorios, que no eran técnicos, que había sobreprecios; es más, se los quería bajar hasta con motosierra. Inclusive, asambleístas de la provincia investigan este contrato, porque el adjudicatario habría inflado los precios.
Sin embargo, una vez que se han conocido los resultados electorales, regresamos a la rutina. De tal forma, que los radares fueron reactivados. Al momento, estos equipos emiten únicamente llamados de atención a los conductores que sobrepasan los límites de velocidad. Fase de “socialización” la llaman.
Por eso, si es que le llega un correo electrónico con una notificación tome agüita y respire. Todavía están a prueba. Si llegan a funcionar, el irrespeto de este dispositivo, lo lamentará su billetera.
¿Qué pasa si finiquitan ese contrato de manera unilateral? De seguro que a los cuencanos nos tocará pagar las cláusulas con nuestra platita. Ojalá que no lleguemos a esa instancia. Pero hay que ser claros. Finiquitar contratos unilateralmente implica el pago de indemnizaciones. ¿De dónde sacarán el dinero?
El Alcalde saliente ha dicho que él deja este proceso operando de manera técnica y transparente. Entonces sería el nuevo burgomaestre que se encargue de este dolorcito de cabeza, que fue provocado por unos cuantos funcionarios iluminados que decidieron minar la ciudad con fotoradares. (O)
La migración de ecuatorianos indocumentados hacia los Estados Unidos sigue imparable.
Un reportaje difundido por Ecuavisa muestra cuan peligrosa y mortal es la travesía por la selva de El Darién, en Panamá.
Aquella es ahora la ruta utilizada por los indocumentados de Ecuador, Haití y Venezuela. Se van desde personas de la tercera edad, hasta niños -algunos incluso solos-, mujeres gestantes, familias enteras, con tan solo una mochila y unos cuantos dólares en los bolsillos.
En estos primeros dos meses de 2023, por la temida selva han pasado 9500 ecuatorianos. ¿Cuántos más lo harán hasta finales de año?
Las imágenes mostradas en el reportaje hablan por sí solas; igual los desgarradores testimonios de quienes se aventuran en pos del “sueño americano”.
Si logran pasar aquel infierno, el trecho por recorrer aún es largo, también lleno de peligros como secuestro, extorsiones, asaltos, accidentes y muerte. El reciente accidente de tránsito ocurrido en Panamá es revelador. Entre los muertos y heridos hay ecuatorianos.
Entre los motivos esgrimidos por los indocumentados sobresalen tres: son víctimas de la extorsión (“vacunas”), la falta de trabajo y la inseguridad.
Aquellas son realidades sociales indiscutibles, sin visos de solución ni siquiera a mediano plazo.
Ese tipo de migración también causa un “efecto carambola”. Quienes llegan al destino soñado despiertan el interés en otros. Y para eso están los traficantes de personas.
Se ha dicho: la migración irregular ya es una especie de “cultura”, cuyo concepto no se presta para semejante comparación.
Entre los pueblos con altos índices de migración, los de Azuay y Cañar por ejemplo, la niñez ansía terminar la educación primaria, los adolescentes la secundaria, para lanzarse a la aventura.
Las causas, de acuerdo a los arriesgados migrantes, sobran para dejar el país, aun poniendo en riesgo la vida, en tanto el Estado se cruza de brazos.
Caricatura Del D A
Carnaval político
An Lisis Pol Tico
Marco Salamea Cordova