Edición #19 – Septiembre-Octubre 2020

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Revista editada en colaboración con

E LVIA GARDUÑO T E LIZ : RE F L E X IONES Y ACC I O N ES S O B R E EL R EG R ES O A CL ASES EDITORIAL

¿QUÉ NOS DEPARA EL CICLO ESCOLAR 2020-2021? LA EDUCACIÓN COMO DERECHO HUMANO Raúl Contreras Bustamante

VIDA ESCOLAR EN CASA Flor de María Martell

APRENDIZAJE-SERVICIO: UNA POSIBILIDAD EN ESTE ESCENARIO DE CRISIS Azucena Ochoa Cervantes ENCUESTA

¿CUÁL HA SIDO TU ROL COMO EDUCADOR DE TUS HIJOS DURANTE LA PANDEMIA?

EDUARDO ANDERE

Claves para evitar una tragedia educativa en México

PORTAFOLIO: Covid-19: educación y brecha digital. Elsa Díaz Coria Aguilar

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Año 2. Septiembre-Octubre 2020, Núm. 19


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EDITORIAL ¿Qué nos depara el ciclo escolar 2020-2021?

E

l lunes 24 de agosto dio inicio el ciclo escolar 20202021. Reiniciaron clases 30 millones de niños y jóvenes en México. Ninguno de ellos de manera presencial. Los más afortunados, a través de las nuevas tecnologías. El resto, por televisión y hasta por radio. El secretario de Educación, Esteban Moctezuma, declaró que México mantiene su esfuerzo por educar y que, a diferencia de otros países, que han preferido aplazar el regreso a clases, el nuestro ha resuelto hacer su mejor esfuerzo para no dejar sin clases a las nuevas generaciones. Pero más allá del optimismo del secretario Moctezuma y —hay que decirlo— del estupendo papel que ha venido desempeñando, hay que preguntarnos qué significa el cierre generalizado de tantas escuelas en el mundo. António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha dicho que “nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas”. Hay que dar prioridad a la reapertura de las escuelas, añadió, pues la educación nunca había sufrido una disrupción tan grave. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido, no obstante, de los peligros que supone

reabrir escuelas en países con altos niveles de transmisión: “Las clases presenciales deben postergarse —sentenció— hasta que se cuente con un marco sanitario seguro.” Madrid y Seúl, que habían anunciado con bombo y platillo que todos los alumnos tendrían clases presenciales, han dado marcha atrás... La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por su parte, ha advertido que la pandemia se traducirá en 24 millones de alumnos de todos los niveles que abandonarán la escuela. En México, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), casi un millón y medio de estudiantes no regresarán a clases durante este ciclo escolar 2020-2021. Esto se refiere, particularmente, a los sectores más lastimados del país. Por su parte, 800,000 estudiantes de secundaria no pasarán a preparatoria y 593,000 abandonarán sus estudios universitarios. Pero las escuelas privadas no se salvan: muchas han anunciado su cierre y otras ven que los números no cuadran. El gobierno mexicano tendrá que dar albergue a quienes ya no pueden pagar un colegio privado. Es posible, sin embargo, que el escenario no sea tan catastrófico. Si hemos de creer a The Economist, el Covid-19 ofrece una oportunidad extraordinaria, no sólo para reinven-

tar escuelas y universidades sino para replantear el sentido mismo de la educación: ¿qué ha funcionado?, ¿qué ha fracasado?, ¿todos los jóvenes deben aspirar a una educación universitaria?, ¿vale la pena invertir más en educación técnica? Si bien nadie cuestiona el papel de la educación elemental, es hora de preguntarnos qué tan importante es la educación superior para millones de jóvenes. ¿Es la universidad el único sitio donde ésta puede adquirirse? Si los jóvenes acuden a las aulas no sólo para aprender, como apunta el seminario británico, sino para independizarse de sus padres y hacer amigos, ¿qué otras formas hay de lograr estas metas sin costos tan altos? La educación en línea, que a tantas escuelas asustó durante tanto tiempo, hoy parece la mejor opción para decenas de programas. Sobre todo, si consideramos —lo señala también The Economist— que una quinta parte de los graduados tendría una vida mejor si no hubiera empleado cinco años de su vida en la universidad. Alumnos, maestros, administradores y políticos tenemos la ocasión de hacer frente al futuro y de adaptarnos a sus exigencias. “No es el más fuerte el que sobrevive —sentenció Darwin— sino el que se adapta.” Adaptarnos significa revisar, innovar, reformar... No desperdiciemos la oportunidad.

El Mundo de la Educación

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DIRECTORIO DIRECTOR GENERAL Ángel M. Junquera Sepúlveda director@elmundodelaeducacion.mx DIRECTOR ADMINISTRATIVO Carlos Alamán Bueno CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN F. Javier Sánchez Campuzano Gonzalo Linage Arechaga Andrés Sánchez Abbott ABOGADO GENERAL Manuel E. Forcada Warren PRESIDENTA DEL CONSEJO EDITORIAL Pilar Baptista Lucio CONSEJO EDITORIAL Alejandro Almazán Zimerman, Germán Álvarez Mendiola, Eduardo Andere Martínez, César Iván Astudillo Reyes, Concepción Barrón Tirado, Luis Castro Obregón, María Eugenia Chaoul Pereyra, Fernando Díaz Castañares, Héctor Faya Rodríguez, Carlos Fernández Collado, Albert Ferré Cardona, Adrián de Garay, Manuel Gil Antón, Gerardo Laveaga, Javier Loredo Enríquez, Xicoténcatl Martínez Ruiz, Mario Molina, Carlos Ornelas, José Ángel Pescador Osuna, Roberto Ángel Rodríguez Gómez Guerra, Sylvia Schmelkes, Daniel Yoffe Brener y Margarita Zorrilla Fierro EDITOR RESPONSABLE Luis Arturo Pelayo Gutiérrez editor@elmundodelaeducacion.mx DIRECTORA DE ARTE Marcela Velázquez Aíza FOTOGRAFÍA David Uriegas CORRECCIÓN DE ESTILO Julio Ulises Gallardo Sánchez ADMINISTRACIÓN Melchor Tinoco e Hilda Castro VENTAS DE PUBLICIDAD Marimar Islas mislas@elmundodelaeducacion.mx Pilar García Lovera pilar@elmundodelaeducacion.mx SUSCRIPCIONES suscripciones@elmundodelaeducacion.mx Teléfonos y Fax: 5559-2250, 5575-6321 y 5575-4935 info@elmundodelaeducacion.mx www.elmundodelaeducacion.mx El Mundo de la Educación, edición núm. 19, septiembre-octubre de 2020, es una publicación bimestral editada por Revista El Abogado, S.A. de C.V., Santa Catalina 416, Col. Insurgentes San Borja, Del. Benito Juárez, México, D.F., C.P. 03100, Tel. (55) 5559-2250, www. elmundodelaeducacion.mx, info@elmundodelaeducacion.mx, y Wolters Kluwer, S.A., Collado Mediano 9, C.P. 28231, Las Rozas - Madrid (España), Tel. +34 902 250 500, www.wolterskluwer.es, clientes@wke.es. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo núm. 042016-101117071400-102. Licitud de Título y Licitud de Contenido en trámite. Permiso SEPOMEX en trámite. Impresa por Grupo Infagon, Alcaicería 8, Col. Zona Norte Central de Abastos, México, D.F., C.P. 09040. Tel. 5640-9265. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la editorial.

Revista editada en colaboración con


CONTENIDO SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2020 EN BREVE 5 Familia y educación Pilar Baptista Lucio

EXPERIENCIAS 38 Cruce de miradas Sandra Martínez Pérez

REPORTAJE 44 Estudiar juntos: taller “Padres e hijos en aprendizaje dialógico” Sandra García, Gerard Ros y Elisenda Surroca

PORTAFOLIO 8 Covid-19: educación y brecha digital Elsa Díaz Coria ENTREVISTAS 10 Eduardo Andere Claves para evitar una tragedia educativa en México

PEDAGOGÍAS INNOVADORAS 48 Kalapa: la comunidad y el autoaprendizaje Bruno Iriarte 52 Fortalecer el vínculo familia-escuela para aprendizajes para toda la vida Bruno Iriarte

60 Aprendizaje-servicio: una posibilidad en este escenario de crisis Azucena Ochoa Cervantes 32 Elvia Garduño Teliz Acciones y reflexiones sobre el recien-

62 LIBROS

te regreso a clases en México POSICIONES 20 Vida escolar en casa Flor de María Martell Ibarra

54 El papel de la familia en la buena educación alimentaria de sus hijos José Manuel Moreno Villares María José Galiano Segovia ENCUESTA 26 ¿Cuál ha sido tu rol como educador de tus hijos durante la pandemia?

OPINIÓN 16 La educación como derecho humano Raúl Contreras Bustamante

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En breve Familia y educación

P

ese a la continuidad que se ha querido dar a los estudios de niños y jóvenes, hay cifras preocupantes que indican que existe una gran cantidad de personas con los estudios truncos y que interrumpirán su trayectoria escolar principalmente porque necesitan ayudar a la economía familiar. Luego, los esfuerzos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de directores escolares y de docentes, no han sido suficientes para paliar la devastación económica de la pandemia del Covid-19. Sin cortapisas, Eduardo Andere, nuestro entrevistado, la llama una tragedia educativa que ha requerido atención quizás más fina, más enfocada en diferentes grupos y regiones, aunque el autor afirma que “la grandeza de la SEP es también su debilidad para moverse más ágilmente”. La emergencia del Covid-19 ha puesto a prueba las capacidades tecnológicas de docentes y hogares y las competencias en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación de los alumnos, tema que se debería haberse fortalecido desde hace años, como señala la periodista Elsa Díaz Coria. Dos instancias fundamentales, que ahora necesitamos más que nunca, habían sido olvidadas o relegadas: el papel de la crianza y de la familia en la educación para manejar las competencias del siglo XXI en cuanto a tecnología e información, con una veloz y eficiente infraestructura en el país, pues no se trata sólo de tener la tecnología y la conectividad, sino de enseñar con estas herramientas. Siempre fuimos omisos en estas cuestiones y ahora nos damos cuenta de su ausencia, cuando hay que abocarnos a ellas a toda prisa. En su artículo, Flor Martell nos habla de las lecciones que hemos aprendido, pues asegura hay que asumir esta crisis sanitaria como una oportunidad para aprender qué hemos hecho bien y qué podemos hacer mejor. Una de esas cosas es el manejo de la disciplina en el hogar, que se vuelve fundamental para manejar horarios y cumplir con las metas educativas, que suelen ser diferentes según los niños y los jóvenes de la casa. Además de apoyar con los aprendizajes, hay que tomar en cuenta que los padres de familia siempre están enseñando con el ejemplo, por lo cual ahora es fundamental la disciplina que debe prevalecer en las actividades de la familia. La gestión del tiempo, el cumplimiento de las tareas en el hogar y el afrontamiento de esta crisis constituyen las verdaderas enseñanzas de la experiencia del confinamiento.

Los protagonistas de este número de El Mundo de la Educación son los padres de familia, cuyas voces resuenan en la sección “Encuesta”, donde responden a la pregunta: “¿Cuál ha sido tu rol como educador de tus hijos durante la pandemia?” Y afirman: “Ha sido uno de los roles más difíciles de mi vida”; “Me gustaría que los profesores se concentraran más en la parte emocional”; “Me ha permitido involucrarme en la educación de mi hijo”; “Ha sido un desafío motivar a un niño que cree que está de vacaciones”; “Lo que me ha costado más trabajo es establecer un ritmo de trabajo”; “Nunca había tenido tanto tiempo de platicar con mis hijos y eso ha redituado mucho en la manera de hacer compromisos y acuerdos”; “Me ha hecho reflexionar sobre el rumbo que ha de tomar la educación”; Ha sido “una época de muchas dudas e incertidumbres: inscribir a los hijos en escuela pública o privada. Tomar clases en casa o privadas o en línea”; “Lo cierto es que tenemos que seguir preparándonos”; “Tengo hijos en bachillerato. La pandemia los metió a la casa y finalmente es el lugar más seguro”; “Aún hay mucho por aprender y tenemos seguir fortaleciendo el vínculo entre maestros y padres de familia”... Por su parte, Elvia Garduño Teliz, doctora en educación, opina que en estos tiempos la enseñanza requiere más inversión por parte del Estado para mejorar el acceso a la tecnología para todos, pues hay muchas brechas que reducir. A las familias aconseja resiliencia, creatividad e imaginación para salir adelante. Además, una experiencia danesa nos ofrece diferentes vías a padres y docentes para construir una verdadera comunidad educativa, tema en el que Dinamarca tiene una gran tradición desde 1974. Otra experiencia que puede resultar interesante para los padres de familia es la que representa Kalapa, colegio bilingüe en Colombia, que revela las claves para que el niño sea director de su propio aprendizaje. Fortalecer el vínculo escuela-familia es, pues, esencial porque constituye una gran oportunidad de influir en todos los aspectos de la vida de los estudiantes e, incluso, en la educación alimentaria, como propone uno de los artículos que presenta la revista. Finalmente, como ya es costumbre, se proporcionan reportes y enlaces sobre el tema que se aborda. En este caso, acerca de la familia y la educación. Pilar Baptista Lucio Presidenta del Consejo Editorial

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gob.mx/condusef


Ventana a la educación

Luis Medina Gual*

La nueva normalidad y los congresos sobre educación

L

os congresos y demás reuniones de corte académico son espacios de encuentro para compartir el amor por la educación y el conocimiento. Quien ha participado en la organización de un congreso sabrá que éste implica una suma de esfuerzos y planeación que pueden llevar más de año. En este sentido, las personas a las que nos gusta asistir a estos eventos no podemos sino preguntarnos: ¿qué va a pasar con los congresos que ya estaban programados para este año? ¿Se cancelan? ¿Se posponen? ¿Ya no habrá más congresos? Una respuesta posible a estas interrogantes es que la educación no para y en muchos de los casos diferentes instituciones educativas han realizado esfuerzos por adaptarse a esta nueva normalidad; incluso se han comenzado a plantear que varios de sus eventos académicos se realicen de manera virtual. Esto puede tener varias ventajas, desde el hecho de poder asistir desde la comodidad de la casa hasta los descuentos que se pueden ofrecer a los asistentes debido a los ahorros de algunos gastos que normalmente se harían con un evento presencial. Un primer evento, considerado como un clásico, es el organizado por la Comparative and International Education Society (CIES),

que organiza el congreso anual que reúne a académicos de todos los rincones del planeta. En esta ocasión, el congreso plantea la posibilidad de una doble sede: presencial en Seattle, del 25 al 29 de abril de 2021, y virtual, del 25 de abril al 2 de mayo. Se advierte que es posible que, debido a lo impredecible del escenario actual, si para la fecha en que se desarrolle el congreso la pandemia no lo permite, todo el congreso se volvería virtual. Si te interesa la pedagogía comparada, conocer otros sistemas educativos y hacer contactos de todos los rincones del planeta, éste es tu congreso. Para más información consulta: https://cies2021.org. Ya en el ámbito hispanoamericano, la Red Internacional Sobre Enseñanza de la Investigación convoca a un congreso virtual iberoamericano, del 25 al 27 de noviembre de 2020, sobre tendencias en investigación y comunicación científica. Los ejes temáticos del evento serán cuatro: innovaciones en la formación de investigadores, literacidad académica, metódicas para el análisis de datos y ciencia abierta, y comunicación científica y alfabetización informacional. En este sentido, si tu interés se centra en la formación de nuevos académicos, éste puede ser un espacio de interés para ti. Consulta todos los datos sobre el evento en: http://tendin.risei.org/2020/#.

Finalmente, te compartimos una iniciativa que varias instituciones hemos comenzado a realizar. De manera colaborativa y quincenal se ha comenzado a organizar un ciclo de conferencias gratuito con la participación de académicos y docentes que, en asociación con la Confederación Nacional de Escuelas Particulares, han comenzado a realizar una serie de webinars para apoyar a docentes y directivos en este periodo de educación frente a la contingencia. Las temáticas son tan diversas como la formación para la educación socioemocional (Rafael Bisquerra) o qué podemos hacer para apoyar a los padres de familia y comunidad educativa en general en estos tiempos (Mónica García de Luca). Para mayor información consulta: https://www.facebook.com/ Educarencontingencia. * Coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana. Contacto: luis.gual@ibero.mx.

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Portafolio

Elsa Díaz Coria A.*

Covid-19: educación y brecha digital

Fotografía: Kan Smith/Pixabay

Para mis compañeros es complicado cumplir con sus tareas y avanzar en el semestre (a distancia) ya que no todos tenemos el servicio de comunicación básico. Muchos recurren al uso de sus datos de celular; sin embargo, esto es muy complicado y caro, ya que la mayoría de las plataformas que ocupamos consumen demasiados recursos. Algunos recurren a moverse de sus casas o de sus poblaciones a otras en las que sí cuenten con alguno de estos servicios.” Ésta es una expresión recogida en un sondeo que realizó Stephanie

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Anabel Ramos Vega, alumna del Tecnológico Nacional de México, campus Matehuala, en San Luis Potosí, sobre la forma en que sus compañeros se están relacionando con las tecnologías durante la emergencia por Covid-19 y que nos revela que no todas las condiciones de acceso a internet en el país son parejas. La aparición de los teléfonos inteligentes durante la primera década del siglo XXI marcó el acceso masivo a la conectividad en México. Entre los casi 83 millones de internautas que reportó el estudio de

hábitos de los usuarios de internet en nuestro país de la AIMX en 2018, el 92% usó como dispositivo de conexión a internet un teléfono. Hasta esa fecha las actividades predominantes de los usuarios de un smartphone eran para el acceso a redes sociales y al chat (73 y 80%, respectivamente), y no se reportaba un uso específico del dispositivo móvil vinculado con actividades académicas, de acuerdo con el mismo estudio. Esa relación necesariamente ha tenido que cambiar para muchos de los estudiantes que hoy deben dar continuidad

a sus clases de manera remota, lo que les está significando incrementar el pago por el consumo de su conexión móvil para obtener mayor capacidad de datos y así administrar archivos de texto, imágenes, sonidos, videos y, en muchos casos, videoconferencias para sus sesiones de estudio. Estos procesos, en condiciones normales, podrían resolverlas a través de las redes públicas de escuelas, bibliotecas, parques o cafés internet, lugares que hoy están cerrados. En el sondeo realizado por Anabel durante la cuarentena hay testimonios de quienes afirman que la conexión en su hogar es muy deficiente; hay quienes explican que tienen que salir de sus localidades para conectarse a redes públicas, y también hay los que hacen largas caminatas para encontrar alguna señal en los cerros. Las condiciones sobre la calidad de internet no son nuevas. El estudio de la AIMX también explica que 58% de los internautas del país perciben que los servicios de internet en sus zonas son muy lentos


e ineficientes y que la oferta de proveedores de estos servicios es escasa. En México 52% de las familias (18.3 millones de hogares, de acuerdo con la ENDUTIH 2018 del INEGI) disponen de internet mediante una conexión fija o móvil. En tanto la proporción estimada de hogares con una computadora registró, ese mismo año, 44.9 por ciento. Conectividad y dispositivos de acceso a internet se convierten en bienes esenciales para las familias durante el periodo que durará la cuarentena,

porque a las necesidades de herramientas digitales de los jóvenes en educación superior se agregó, para el inicio de clases, el 20 de abril, la población de educación básica, el sector con mayor peso social en el país. Para estos últimos, las brechas de conectividad y acceso pueden ser una barrera, además de que la administración de contenidos educativos para ellos requiere una didáctica específica para medios en línea, situación en la que maestros y padres (quienes tendrían que asistirlos desde la

casa) difícilmente están capacitados. La alfabetización digital y la conectividad de las personas son grandes pendientes sociales en el país. El Covid-19 nos está revelando un mundo lleno de desigualdades que no pueden permanecer. Apenas en enero de este año, el Foro de Davos alertaba sobre la necesidad de volver a capacitar a más de 1,000 millones de personas en el mundo durante los próximos 10 años para

satisfacer la demanda de capital humano con habilidades tecnológicas. Con el Covid-19, el futuro se nos está anticipando. La emergencia sanitaria del coronavirus está poniendo a prueba las capacidades digitales del país para muchas actividades sustantivas. La educación es una de ellas y será una prueba de fuego para conocer nuestra verdadera situación hacia la llamada Cuarta Revolución Industrial.

* Elsa Díaz Coria A. estudió comunicación y relaciones públicas. Ha sido reportera, analista de información y, desde 1998, consultora de comunicación para empresas y organizaciones del sector privado. Publicado originalmente el 18 de abril de 2020 en El Economista. Se reproduce con autorización de la autora.

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Entrevis ta

EDUARDO ANDERE Gerardo Laveaga

Claves para evitar una tragedia educativa en México La tragedia educativa y de aprendizaje en la que se encuentra sumido nuestro país —ahora acentuada por la pandemia del Covid-19— no podrá evitarse mediante reformas educativas orquestadas por una dependencia centralista como la Secretaría de Educación Pública. Lo que se requiere, afirma en entrevista Eduardo Andere, es un cambio de raíz, en el que el sistema y el modelo educativos no estén orientados por intereses políticos.

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Entrevis ta Por qué es importante la educación en un país? Si pensamos en la educación como el proceso de guiar, construir y orientar, ésta es esencial, sobre todo en el proceso de la crianza, que es la cuna de la cultura. Vista como fenómeno social (es decir, un pueblo letrado, bien instruido, no ignorante), es primordial para el funcionamiento de un sistema político democrático. Democracia e ignorancia es un coctel que no se mezcla. Los gobernantes pueden cometer muchas barbaridades populistas con democracias simuladas al amparo de un pueblo ignorante y fanático. Siempre se ha pensado que la educación es la causa del desarrollo. Yo diría que primero es el desarrollo económico, y para el desarrollo económico necesitamos buen gobierno. Luego viene la educación. ¿Cuál es la relación entre educación y pobreza? Existe una enorme y bien documentada correlación causal. La pobreza (como otras taras socioeconómicas, como la segregación y la desigualdad) tiene efectos negativos sobre la educación. Sobre todo, cuando a la educación se le estudia como un fenómeno de aprendizaje. La pobreza no sólo afecta el crecimiento sano del cerebro —niños criados

en ambientes con negligencia severa y tóxica muestran visiblemente afecciones cerebrales a los tres años de edad—, sino en las oportunidades tanto en el hogar como en la escuela para el aprendizaje y la creatividad. Si los niños llegan pobres, desnutridos y con tensión tóxica a las escuelas, la pedagogía no tiene nada que hacer. En otras palabras, la pobreza es una precondición del aprendizaje. No es suficiente ofrecer un espacio en la escuela: es absolutamente necesario que los niños lleguen a las escuelas en condiciones de educabilidad. ¿De qué le sirve a un país tener 10,000 excelentes ingenieros, médicos, abogados y contadores si sólo hay 2,000 plazas laborables disponibles cada año? La pregunta debe ser precedida por otra: ¿de qué le sirve al país obsesionarse para que todos los jóvenes vayan a la universidad, si la carrera universitaria no ofrece mejores oportunidades y realización para todos ellos? Yo creo que vivimos en una sociedad que subestima actividades ocupacionales o vocacionales que otros países promueven, como carpintería, ebanistería, programación, servicios de salud, de hospitalidad, relojería, construcción, etcétera. Países como Suiza tienen

“Los gobernantes pueden cometer muchas barbaridades populistas con democracias simuladas al amparo de un pueblo ignorante y fanático.” 12

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niveles de absorción universitaria bajos, precisamente porque las carreras vocacionales ofrecen niveles de vida similares a las carreras universitarias. Que todos vayan a la universidad no debiera ser el objetivo de la política pública. El objetivo debe ser que los niños persigan sus intereses y sus talentos. Que puedan llegar tan lejos como ellos quieran y no como un gobierno quiera. El gobierno debe ofrecer y abrir oportunidades, pero nunca decidir a dónde deben ir o deben llegar los niños y los jóvenes. Esa idea de la política educativa es completamente estatista, antitética y antiética. En estados como Chiapas hay mayor demanda de carreras como Derecho y poca por carreras como agronomía. ¿Por qué ocurre esto si lo que sobran en Chiapas son abogados desempleados o subempleados y hacen falta agrónomos? Esto tiene que ver con los procesos de crianza en el hogar y de valoración social de las diferentes carreras. Si mamá y papá consideran que una carrera tiene más valor social o económico para el futuro de sus hijos, desde temprana edad empezarán a ejercer una influencia directa o indirecta sobre lo que esperan de ellos. Recordemos, además, que de acuerdo con los hallazgos de los Estudios sobre los Valores Mundiales (World Values Survey) los mexicanos le otorgan importancia significativa a “hacer muy orgullosos a sus padres”. Otra razón puede encontrarse en la valoración económi-


ca, salarios o ingresos esperados por tal o cual carrera, actividad o profesión. Las personas tenderán a darle un mayor peso en sus decisiones a aquellas profesiones, ceteris paribus, que ofrezcan mayor rendimiento que las que otorgan más bajos emolumentos. ¿Entonces no todas las personas deberían contar con un certificado de educación superior? Por supuesto que no. Todas las personas deben contar con la oportunidad de ricas experiencias de aprendizaje, tanto en el hogar como en la escuela, en la calle, en la empresa u oficina o en las pantallas, pero ésta no sólo las brinda la educación superior. ¿Cuál es el secreto de países como Finlandia, que se ponen de modelo en todo el mundo en materia educativa? He escrito tres libros al respecto. Uno de ellos, en español (el primero publicado a nivel mundial sobre la educación en Finlandia), con el título Finlandia: el éxito

Eduardo Andere M. es analista y escritor en temas de políticas públicas, política educativa y educación comparada. Es investigador visitante de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York y está afiliado al Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa en México. Es doctor en ciencia política de Boston College con maestrías en economía y administración pública de las universidades de Boston y Harvard, respectivamente. Obtuvo su licenciatura en derecho de la Universidad Iberoamericana y su tesis obtuvo el Primer Premio de Economía Banamex. Es autor de 15 libros sobre educación, política educativa, aprendizaje y educación comparada, así como conferencista nacional e internacional, asesor, consejero y autor de artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales.

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“Que todos vayan a la universidad no debiera ser el objetivo de la política pública. El objetivo debe ser que los niños persigan sus intereses y sus talentos. Que puedan llegar tan lejos como ellos quieran y no como un gobierno quiera.” en PISA y más allá, comienza en primaria y más atrás (2010) y dos en inglés: Teachers’ Perspectives on Finnish School Education: Creating Learning Environments (2014) y The Future of Schools and Teacher Education: How Far Ahead is Finland (2020), publicado hace apenas un par de meses en Nueva York por Oxford University Press. No existe una respuesta sencilla. Se trata de una compleja y exquisita red de factores, familiares, culturales, históricos, políticos y académicos, que trabajan de manera interconectada para producir un resultado favorable. La historia y la actualidad de la educación y el aprendizaje en Finlandia son fascinantes. Digamos que después de haber recorrido más de 25 sistemas educativos en el mundo, la mayor parte de ellos de alto calibre, yo encuentro que en Finlandia la política sigue a la pedagogía y no al revés, como ocurre en países como México, o muchos más alrededor del orbe. ¿Cómo ve el sistema educativo mexicano en relación con el de otros países? Desafortunadamente, el sistema educativo mexicano es anacrónico,

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centralizado y muy orientado por la visión limitada de los políticos en el gobierno y el Estado. En varias publicaciones he documentado esta aseveración. Los dirigentes gubernamentales, políticos y sociales están demasiado orientados por sus intereses políticos, promoviendo un sistema exageradamente centralizado que sólo beneficia a los dirigentes mismos en sus ambiciones políticas. Por supuesto que están muy rezagados, por décadas, o quizá más, de las grandes potencias educativas. No viene al caso compararnos con ellas. Ciñámonos, entonces, a América Latina... Padecemos de muchas deficiencias similares, con excepciones, como Chile, Uruguay y, quizá, Costa Rica. La mayor parte de los países de América Latina están fuertemente afectados por altos niveles de pobreza, desigualdad, corrupción e inseguridad. La educación no es un tema que sólo atañe a la política educativa. Si la sociedad en general no arregla sus temas sociales básicos, como los mencionados, las escuelas pueden hacer muy poco. Urgen buenos gobiernos por

periodos extensos. Gobiernos que piensen en el bien común de largo plazo, de acuerdo con las mejores recomendaciones de la ciencia y no de las ideologías de los políticos gobernantes. ¿Qué es mejor y qué es peor en México? No encuentro ningún factor positivo más que el entusiasmo y la dedicación de muchos maestros y maestras, directivos y padres de familia, así como de estudiantes motivados para seguir sus estudios. ¿A qué atribuye esta insuficiencia? Por años —es más, por décadas—, la política educativa del país ha estado subordinada a las agendas ideológicas y políticas de los gobernantes en turno y de los líderes sociales del sector educativo. Existe una enorme separación entre la política educativa, la comunidad científica y los agentes educativos directamente relacionados con la educación y el aprendizaje, esto es, padres de familia, maestros, directivos y, por supuesto, estudiantes. Necesitamos dos cosas completamente nuevas: sistema educativo y modelo educativo, lo cual incluye los currículos escolares. En su opinión, ¿cuál es el papel de la familia en la educación? Existen, en mi opinión, dos temas olvidados en la educación del siglo XX: la familia (crianza) y las emociones (manejo emocional). No es una disculpa para las viejas generaciones y para los viejos gobiernos, pero hace 30 años, quizá menos, no existía ciencia sobre la crianza ni ciencia sobre las emociones. Pero hoy ya las tenemos. Con ello sabemos que


no es suficiente ser madre o ser padre para una buena crianza; madre y padre necesitan saber que existe ciencia de la crianza y de las cosas y actitudes y ambientes en el hogar que funcionan bien o mejor para criar a los niños jóvenes y prepararlos para una vida escolar positiva y una larga vida saludable, decente, sólida, etcétera. Se refirió usted, también, a las emociones... Ahora sabemos que el manejo de las emociones, o lo que se conoce como aprendizaje socioemocional, es crucial para un desarrollo cognitivo sólido y posterior. En otras palabras, primero las emociones y luego las ecuaciones. Modificar el orden de los factores en esta relación es dañino para el desarrollo personal y cognitivo de niños y jóvenes. Padres, madres, maestros,

maestras, directivos escolares y autoridades educativas han confundido los desafíos de cambio, incertidumbre e innovación del siglo XXI, ahora acelerados por la pandemia del Convid-19, con las prisas. ¿Prisas? Prisas por hacer más cosas, y más rápido. Prisas por que los niños estén muy ocupados con tareas cognitivas todo el tiempo; prisas por llegar más rápido, por llegar más lejos, por entrar al mejor preescolar (“What”). Lo único que hacen es dañar el desarrollo normal, con cadencia y ritmos adecuados de niños y jovénes, con una especie de arrogancia por tratar de ser más sabios que la naturaleza. Calma, cordialidad, ambientes letrados (no quiere decir forzados en el hogar), juegos y otras cosas más, es lo que se necesita.

Si usted fuera el responsable de la educación en México y tuviera el respaldo del presidente de la República y del Congreso de la Unión, ¿qué medidas adoptaría? Cerrar la Secretaría de Educación Pública. En su lugar, crear un instituto o un centro de información educativa y de apoyo a las entidades y a las autoridades locales. Descentralizar la educación por completo, tanto en materia de política educativa como en la funcionalidad. La educación y el aprendizaje son temas locales, no de índole federal. Estamos a punto de entrar en una tragedia educativa y de aprendizaje en México; además, parece inevitable. La poderosa SEP nomás no puede; su grandeza es su debilidad. Por décadas la SEP ha intentado centralizar y estandarizar todo. La pandemia ha sacado a flote los gravísimos problemas de una política educativa estandarizada y centralizada. No hay mucho qué hacer porque no nos preparamos para la incertidumbre y los cambios ahora acelerados del siglo XXI. Lo que el Estado y la sociedad deben hacer es aprender del error acarreado por décadas y prepararnos para la recuperación. La educación a distancia no es la solución y menos si no hay interacción en la distancia. Ahora que la SEP cumple 100 años, y que la pandemia ha sacado a brote las debilidades del sistema, el Estado y la sociedad tienen la histórica oportunidad de cambiar (no reformar) a fondo, de raíz, el sistema y el modelo educativos. ¿Qué haría usted si le ofrecieran ser secretario de Educación Pública? Nunca me propondría tal cosa…

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OPINIÓN

Raúl Contreras Bustamante*

La educación como derecho humano

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La grave crisis sanitaria que vivimos ha mostrado que educación y salud van de la mano: a mayor educación, mejor salud. En ese sentido, se debe trabajar para lograr un consenso entre los académicos y los intelectuales para fortalecer la categoría de derecho humano que tiene la educación, afirma el autor.

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a educación ha sido germen y factor del desarrollo, un motor que ha estimulado la creación del conocimiento y de la cultura que se han venido sucediendo de generación en generación a lo largo de los siglos; ya que sin duda ha sido —y sigue siendo— un elemento capital para la existencia de las sociedades. Sin embargo, en la casi generalidad de las sociedades antiguas, la educación siempre fue un lujo exclusivo para las clases privilegiadas. Desde las cúpulas de poder se ha buscado siempre la perpetuación de los grupos dominantes en el control político de la sociedad y la mejor forma de lograr este objetivo fue la dominación de las conciencias a través de una estructura educativa diseñada y manejada para ese propósito. A lo largo del devenir de la historia, la educación ha sido una herramienta para beneficio de las élites sociales, económicas y religiosas, en dos aspectos: por un lado, para la instrucción y la formación de cuadros políticos, con el fin de preservarlos en el pináculo del escalafón social, y por otro lado, para producir una educación —desde los centros de poder— con contenidos que les permita moldear a seres cosificados, que sirvan para la generación de riqueza de quienes los dominan, y en tiempos modernos, para la producción de mano de obra adecuada para satisfacer las demandas del mercado. Condensando en pocas palabras el largo camino recorrido de las prácticas de exclusión y preservación del privilegio de atesorar los contenidos educativos y culturales en favor de las élites sociales, se pueden mencionar las siguientes particularidades. Para los griegos y los romanos de la Edad Antigua, la educación tenía tintes heroicos y aristocráticos; en la Edad Media la paideia griega se adoptó y se transfirió en beneficio del alto clero; en el Renacimiento, si bien el abanico educativo se abrió, fue para incluir a la

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OPINIÓN

aristocracia junto con la nobleza, el clero y la incipiente burguesía. Y gracias a la Ilustración, la educación dejó de estar en manos de la Iglesia para ponerse a las órdenes de los intereses de la burguesía. La Constitución mexicana de 1917, promulgada en Querétaro, fue la primera Carta Magna en el mundo que estableció a nivel constitucional los derechos sociales de manera fundamental: en materia del trabajo y seguridad social, reconociendo los derechos de protección a los campesinos y, el más importante de todos —materia de este artículo—, el derecho a la educación, que obligó al Estado a impartirla de manera obligatoria, laica y gratuita a todos los mexicanos. Luego de la Constitución mexicana, los derechos sociales fueron adoptados por la Constitución soviética de 1918, por la alemana de Weimar de 1919 y por la Organización Internacional del Trabajo, ese mismo año. Luego, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, le reconoció al derecho a la educación la condición de un derecho humano y fundamental, idea que ha sido recogida por otros importantes instrumentos internacionales. La concepción de hacer exigible el desarrollo del fenómeno educativo ha venido adquiriendo una gran importancia. Con el paso del tiempo y con la evolución de las ideas, los grupos sociales —en particular en los Estados más desarrollados— han comprendido que a través de la educación se puede preparar a las personas para que puedan integrarse de manera positiva en

El derecho a la educación es un derecho de carácter indispensable para poder lograr el conocimiento, la comprensión, el ejercicio y la defensa de todos los demás derechos inherentes a la persona. 18

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un proceso de cambio y desarrollo que conduzca al progreso social. En la actualidad, resulta conveniente entender la interacción entre la educación y el progreso, pues el cambio impone importantes modificaciones a los procesos educativos, porque éstos a su vez preparan de forma consistente a las nuevas generaciones para que actúen como agentes del progreso social. Esta idea se encuentra contenida en el primer párrafo de la observación general 13 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, que establece lo siguiente: “Como derecho del ámbito de la autonomía de la persona, la educación es el principal medio que permite a adultos y menores marginados económica y socialmente salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades”. Es comprensible entonces entender por qué cada vez ha sido más aceptada la idea de que la educación es una de las mejores inversiones financieras que cualquier Estado puede hacer. Con el paso del tiempo, diversos tratados internacionales han venido consagrando al derecho a la educación como un proceso indispensable para estimular y garantizar el progreso, la cooperación y la paz entre las naciones. Y de esta manera se ha ido evolucionando hasta alcanzar la maduración de concebirlo como un derecho humano y fundamental. Con base en el principio de la convencionalidad, que ha sido aceptado por algunos Estados —como México, por ejemplo—, y que consiste en considerar que tienen el mismo nivel jerárquico las normas constitucionales nacionales y las que emanan de los tratados internacionales —debidamente suscritos y ratificados—, el derecho humano a la educación no debería tener discusión alguna. Sin embargo, esta concepción sigue pareciendo sólo una buena intención o una simple meta aspiracional. Algunas naciones desarrolladas —como las europeas— siguen viendo al derecho a la educación como uno más de los derechos económicos sociales y culturales (DESC) relativos a las condiciones sociales y económicas básicas necesarias para una vida en dignidad y en libertad, y que es una más de las aspiraciones


futuras de la sociedad, entre el trabajo, la seguridad social, la salud, la alimentación, el agua, la vivienda, un medio ambiente adecuado y la cultura. Y el problema es que se ha dejado a la educación depender de una condición de viabilidad financiera y restringida por muchos aspectos económicos, políticos y culturales; así como de la capacidad y la voluntad de los gobernantes de invertir recursos financieros suficientes para el cumplimiento de sus fines. Resulta conveniente reiterar el hecho de que destinar recursos para la educación no debe representar sólo uno más de los gastos gubernamentales, sino una inversión estratégica para el desarrollo de cualquier sociedad. La importancia que tiene la educación para la sociedad ha quedado manifiesta con la terrible pandemia que azota al mundo en estos tiempos. Los efectos demoledores que está causando en el mundo la propagación del Covid-19 demuestran que los gobiernos de todas las naciones —aun las más poderosas— no han invertido recursos financieros suficientes para el desarrollo de la educación, la ciencia y la tecnología. En México, estudios publicados por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indican que de las personas fallecidas —de acuerdo con los certificados de defunción hasta el 27 de mayo—71% tenía una escolaridad de primaria o menos. En cualquier sistema político y social la injusticia se vuelve más visible y lacerante cuando se relaciona con la distribución de los bienes sociales, como la educación. Las diferencias y las desigualdades entre ricos y pobres se tornan más hirientes en el momento en que se le suma a la ecuación la dualidad entre educados e ignorantes. Ante este panorama desolador, se tiene que trabajar para lograr un consenso entre los académicos y los intelectuales —de manera especial entre los especialistas en el derecho constitucional— para fortalecer la categoría de derecho humano que tiene la educación y sacarlo de la larga fila de derechos que se han concebido en los últimos tiempos, para ubicarlo en un lugar primordial; porque la dura realidad de la actualidad nos sugiere que

después de los derechos a la vida y a la libertad, debe seguir, de manera inmediata, el derecho a la educación. La grave crisis sanitaria ha dejado al desnudo que la educación y la salud van de la mano. A mayor educación, mejor salud. Lo mismo puede decirse de las diversas categorías de la libertad, la seguridad jurídica, la propiedad y demás clasificaciones de derechos y garantías. El derecho a la educación es un derecho de carácter indispensable para poder lograr el conocimiento, la comprensión, el ejercicio y la defensa de todos los demás derechos inherentes a la persona. Es un derecho que hace posible que, una vez adquirido el conocimiento, sea factible entender, ejercer, activar y defender; es decir, hace posible las demás garantías y derechos que están concebidos y aceptados por las constituciones y los tratados internacionales. El reconocimiento de la educación como un derecho humano lo convierte en un derecho vinculante, exigible, susceptible de hacerse valer a través de los procedimientos constitucionales de defensa. Las demandas para hacer valer el derecho a la educación ante los tribunales federales estarían justificadas y serían legítimas; por lo tanto, los gobiernos se verían comprometidos a hacer efectivo y justiciable este derecho. Lo anterior quizá sea una tarea compleja debido a las condiciones financieras imperantes que frenan su viabilidad, ya que este derecho no se puede hacer cumplir con la única promulgación de leyes, pues requiere que el Estado proporcione su viabilidad financiera, cuestión difícil y onerosa. Sin embargo, resulta impostergable su aceptación como derecho fundamental, a efecto de poder demandar al Estado el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales establecidas en el artículo 3º de nuestra Carta Magna y no seguir consintiendo que se maneje sólo como un acto de generosidad política o de afinidad a los programas ideológicos de los diversos gobiernos. * Doctor en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), profesor de tiempo completo, investigador nivel I del Sistema Nacional de Investigadores y, en la actualidad, director de esa facultad por un segundo periodo. El presente trabajo fue el tema de investigación para la obtención de un segundo doctorado en derecho ante la Universidad de Salamanca que mereció la calificación de sobresaliente cum lauda.

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Flor de María Martell Ibarra*

Vida escolar

en casa ¿Cómo lograr que los hijos se concentren y aprendan frente a una pantalla? ¿Cómo saber que realmente tienen los conocimientos indispensables para avanzar al siguiente ciclo escolar? ¿Cómo se puede asumir el doble rol de papás y maestros? ¿Qué hacer con los hijos si hay que salir a trabajar? Es momento de intentar responder estas interrogantes, entre muchas otras que se plantean los padres de familia al inicio del nuevo ciclo escolar.

ivíamos tiempos de polémica cuando algunos cambios que venimos viviendo en sociedad se proyectaban ya en desacuerdos y conflictos. Nos hemos encontrado desde hace meses ante inconformidades sobre diferentes tópicos, que de alguna manera han afectado los ambientes en las escuelas. En especial, se expresaban discordancias entre padres y docentes. Parecía que la “responsabilidad de educar” se había convertido en un objeto de rechazo, evitando asumirlo en ambas partes, familia y escuela, en ocasiones descuidando que nuestro centro, tanto de la familia como de la escuela, son los niños: su “desarrollo integral”.

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En diversas situaciones los docentes expresaban su temor ante la necesidad de corregir el mal comportamiento de algunos alumnos y alumnas, ya que se estaba recibiendo como respuesta actitudes agresivas de algunos padres de familia. En algunas escuelas se estaban viviendo situaciones de conflicto y de confrontación frecuente, lo que llevó a diversas publicaciones, a través de artículos y conferencias o charlas en video, a exponer las posibles causas del mal comportamiento y las dificultades que estaban siendo evidentes por parte de los estudiantes. Ante la puesta en duda de un paradigma tradicionalista, visto como la imposición arbitraria de reglas, la falta de diálogo, una disciplina drástica, en una interacción un tanto unilateral, y por otro lado docentes que se asumen como poseedores de la verdad, trabajando con base en la repetición, el orden estricto, cierto individualismo y con una mirada hacia los estudiantes que sólo reciben el conocimiento, esta perspectiva movió

Para muchos estudiantes el espacio escolar era un área de paz, el lugar en el que se abstraían de los problemas familiares... Hoy sólo les queda permanecer en el espacio de conflicto, en un ambiente de inseguridad y de tensión. de tal manera los esquemas aprendidos que ante el cambio, el desconcierto y la confusión el ideal de la educación se perdió. En las escuelas aún vemos resistencias ante el cambio. Ahora el alumno construye, los docentes “mediamos” el aprendizaje y promovemos un trabajo colaborativo y, por su parte, muchos padres de familia han dudado de la importancia del orden, de la disciplina, de la organización, de nuestros valores fundamentales,

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creando un caos en el que los niños y las niñas se ven afectados por la falta de límites sanos. Con frecuencia, ante la duda de qué es lo mejor en la educación de nuestros hijos, nos remitimos a búsquedas en internet y a consejos de conocidos, y encontramos opiniones contrarias y tomamos caminos fallidos, posiblemente los de menos confrontación o los de mayor facilidad en su aplicación. Así se llegó a ser permisivos en demasía y a crear ambientes de inseguridad que han limitado la convivencia sana en familia y una interacción significativa y profunda entre padres e hijos. Los padres que con frecuencia temen establecer reglas a sus hijos hoy confrontan una educación familiar con una flexibilidad extrema, que viene del bombardeo de información contradictoria; mientras que en algunas páginas encontramos la importancia del orden y de la disciplina en otras se expone sobre los traumas y las frustraciones que se causan por imponer un orden. Y en este contexto, con ciertas discusiones sobre la responsabilidad de educar, sobre el manejo del mal comportamiento y sus efectos en algunos casos de violencia y agresiones entre compañeros e incluso hacia profesores, estábamos cuando... Llegaron algunas lecciones Ante las noticias de la llegada del virus tan nombrado durante los últimos meses, nos trasladamos a la seguridad del hogar, con la inseguridad de “educar”: la escuela en casa, en todos los niveles, en todo tipo de instituciones. La instrucción fue organizarnos, en dos o tres días, sin fechas precisas de regreso y en muchos casos sin los recursos instalados. La “inmediatez” nos alcanzó y respondimos como le fue posible a cada padre y a cada madre de familia, pero también a cada docente. El hogar, nuestro espacio de seguridad, de tranquilidad, se convirtió en el lugar de trabajo, la escuela de niños, niñas y adolescentes; de quien se encuentra en periodo de estudios, lugar de convivencia y de distracción. El cambio de roles y actividades se hizo necesario en un mismo espacio, al principio con cierta desorganización. Paso a paso hemos logrado organizar tareas y espacios, diseñar rutinas y planes. Lo que se presenta como un gran reto es “educar en casa”. Por supuesto, sabemos que desde siempre la familia ha tenido esta función de “educar”, que parecía estar difusa y hasta perdida; sólo que ahora también nos referimos a traba-


al margen jar contenidos escolares, a compartir una gestión emocional, a mejorar nuestra interacción a través de la comunicación asertiva en familia, acciones que nos dan una sensación de inseguridad ante la gran responsabilidad que de alguna manera se ha enfrentado en colaboración con la escuela. Los padres están conociendo realmente a sus pequeños, pues su tiempo de convivencia se había disminuido notablemente por el ritmo de vida acelerado, por la diversidad de actividades, por las necesidades y las demandas laborales de tiempo. Y hoy, que se ha recuperado de pronto, no se sabe qué hacer con los hijos. Una gran confusión se hace evidente cuando se convive días completos en el hogar con niños y niñas que normalmente habían sido encargados con los abuelos o con algún familiar, días en los que se han proyectado emociones contradictorias sobre lo que se les ha dado y se les ha negado. Las escuelas, por su parte, han creado diversas formas para mantener el contacto, creo que para conservar sus funciones, que hoy también son confusas. Si los contenidos se imparten a través de una pantalla, algunos docentes se preguntan cómo intervenir. Así, hemos instalado oficinas y miniaulas en diferentes partes de la casa —sala, comedor, cocina y recámara— y ha sido necesario distribuir espacios, que en ocasiones son reducidos, para optimizar las diferentes actividades. Por supuesto, en algunos casos la organización de espacios, tiempos materiales y recursos en general ha sido parte de discusiones y conflictos que cada familia va resolviendo o que detiene las actividades escolares de sus hijos ante algunos cuestionamientos: ¿Qué es más importante: el trabajo o la escuela? ¿Soy su mamá o su maestra? ¿Debo obligarlo a ver las clases? ¿Cómo explico lo que no es claro para mí? Y en este contexto padres y docentes logramos avanzar en el ciclo escolar y finalizarlo de diferentes formas, posiblemente con muchas preguntas que quedaron guardadas y, algunas, olvidadas. Así se cerró el ciclo escolar con la gran interrogante de si niños y niñas aprendieron con pasar algunas horas frente a la pantalla de la computadora realizando algunas actividades. Hoy ya ha dado inicio el nuevo ciclo escolar, a distancia. No sabemos durante cuánto tiempo. Por supuesto, nuestra salud es la prioridad, por lo cual nuevamente nos disponemos a trabajar en casa, en una diversidad de formas. Las autoridades educativas han diseñado el programa y la transmisión de clases por televisión y radio, para facilitar su acceso. Algunas escuelas se organizan para brindar apoyos complementarios. En algunos casos tendrán sus propios programas, como en el caso de las instituciones privadas... Y nuevamente surgen diversas preguntas: ¿cómo saber que niños y niñas, adolescentes y jóvenes realmente están aprendiendo? ¿Cómo constatar que poseen los conocimientos indispensables para avanzar al siguiente ciclo escolar? Varios padres se preguntan sobre el “verdadero aprendizaje”, ya que afirman que han hecho todo para apoyar a sus hijos en la contingencia, pero no debemos olvidar que no tienen formación docente y además atienden en casa diversas actividades, tanto laborales como domésticas.

El ciclo escolar 2020-2021 comenzó y en México las escuelas continúan cerradas. Esto ha generado diversos impactos negativos, no sólo en el ámbito educativo sino también en el social. Alrededor de seis millones de niñas y niños en edad escolar que solían desayunar en las escuelas se han quedado sin la primera comida del día. El programa Desayunos Escolares Calientes, destinado a combatir la desnutrición infantil, permitía garantizar una alimentación nutritiva en niñas y niños de escasos recursos, quienes actualmente se encuentran sin este beneficio.

La Secretaría de Educación Pública implementó el programa Aprende en Casa como un mecanismo para difundir los contenidos educativos mientras las escuelas continúan cerradas. Desde el 24 de agosto las distintas televisoras del país presentan programas que imparten las materias para educación prescolar, primaria y secundaria. Además, se distribuyen recursos académicos en línea. La apuesta es que los alumnos puedan acceder a sus clases a través de distintos medios de comunicación y evitar, en la medida de lo posible, el rezago educativo.

El programa Aprende en Casa no ha sido suficiente para atender las necesidades educativas del país. Esto es porque el éxito de la iniciativa se centra en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación y éstas no son accesibles en todos los municipios de México. En muchos territorios la señal de televisión no llega y sólo 74 millones de mexicanos tienen acceso a internet. Otro reto es la dificultad para homologar los contenidos, y los programas suelen adaptarse a las necesidades del alumnado de acuerdo con la concepción pluricultural y la situación regional. Los programas presentados en la televisión se adecuan a las necesidades de los alumnos de la ciudad, pero no necesariamente se ajustan a las necesidades educativas de las comunidades rurales.

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Los retos... Los padres de familia, en especial de niños de educación básica, hoy tienen un gran reto. En principio, de organizar su tiempo de manera óptima, de mantener rutinas sanas de convivencia, de despertar el interés de sus hijos por el estudio a través de una pantalla, de lograr que sus pequeños respeten horarios y se sienten frente a la computadora con actitud receptiva y disposición para aprender. El manejo de la disciplina y los límites sanos cobra una importancia capital. Ante una sociedad que muestra una gran carencia de respeto de las normas, que reta y que cuestiona, hoy la vida nos confronta sobre un cambio urgente e inminente en la educación de nuestros futuros ciudadanos, que siguen nuestro ejemplo como padres de familia. En la actualidad se hace evidente la discrepancia cuando obligamos a que niños y niñas utilicen un cubrebocas para proteger su salud, mientras los adultos nos negamos a acatar esa disposición.

Hoy, muchos de los padres de familia por fin están conociendo a sus hijos a profundidad. Tal vez ya han descubierto los efectos de la falta de límites sanos, de orden y de organización en el hogar. Muchos han logrado identificar la importancia de la comunicación entre los miembros de la familia. Posiblemente, a partir de esta experiencia, las familias logren estructurar formas de interacción asertivas

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y, tristemente, otras descubran que la convivencia juntos es nociva para sus integrantes. Más que pensar que nuestra situación actual nos trajo problemas familiares, me atrevo a afirmar que destapó los problemas que ya existían pero que permanecían ocultos. Esta dinámica en familia afecta de manera importante la vida de niños y niñas y perjudica su equilibrio emocional, su seguridad y, por lo tanto, sus estudios, su disponibilidad para aprender y sus motivaciones, ya que para muchos estudiantes el espacio escolar era un área de paz, el lugar en el que se abstraían de los problemas familiares... Hoy sólo les queda permanecer en el espacio de conflicto, en un ambiente de inseguridad y de tensión. No obstante, los padres de familia buscan nuevas formas de mantener un ritmo de trabajo con los hijos y de crear ambientes armónicos. Indagan cómo guiar a sus pequeños, cómo motivarlos y qué estrategias implementar para lograr sus objetivos: ¿cómo siento a mis hijos frente a la pantalla, cuando no quieren hacerlo? Si la escuela requiere hasta cuatro horas de trabajo, ¿qué hacer para garantizar que los pequeños cumplan ese horario? ¿Cuánto tiempo realmente ponen atención los niños a una pantalla? ¿Cómo asumir el doble rol de papá y maestro? ¿Dónde obtengo las herramientas emocionales para orientar a mi hijo? ¿Cómo le explico los contenidos escolares? ¿Cuál es la mejor decisión sobre los distintos tipos de escuela para ellos? ¿Qué hago con mis hijos si debo salir a trabajar? Interrogantes y alternativas Ante el inicio del ciclo escolar a distancia, surgen para los padres de familia diversos retos y algunas interrogantes. Unas definitivamente de carácter personal, otras tantas de política y de normatividad, y muchas que las escuelas y los docentes lograremos responder en la medida en que mantengamos un contacto cercano entre la escuela y la familia. Por ejemplo, ¿qué hago con mis hijos si debo salir a trabajar? Definitivamente esta pregunta consituye un gran reto, ya que si bien antes del tiempo de confinamiento en casa los abuelos, los tíos y otros familiares apoyaban en el cuidado de los hijos a los padres que trabajan, hoy, por cuestiones de salud y de cuidados de la población vulnerable, las opciones disminuyen. Lo

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al margen anterior obligará a las familias a tomar decisiones en torno de cambios drásticos que posiblemente incidan en su economía y en su organización y tal vez orille a los niños a abandonar los estudios mientras la educación continúe impartiéndose a través de una pantalla. Sobre normatividad existen varios cuestionamientos. Algunas familias han decidido pasar de un sistema de educación privado a un sistema público. Desde mi punto de vista, falta información detallada a los padres de familia sobre los pros y los contras de la educación a distancia en una escuela privada y en una escuela pública para guiar una toma de decisiones inteligente. En definitiva, las escuelas privadas tienen el gran reto de ofrecer diferenciadores de calidad, que no tendrían que reflejarse en el tiempo de estancia frente a una pantalla, ya que quienes trabajamos en educación sabemos que los lapsos de atención deben considerarse de acuerdo con la edad y que un tiempo más largo frente a una computadora no implica precisamente aprendizajes significativos. Por otro lado, en algunos casos las escuelas del gobierno están considerando una opción en la que se podría “perder un año” manteniendo un registro o una constancia de que se sigue estudiando. Un camino asertivo en beneficio de los estudiantes De inicio es indispensable un cambio de paradigma. Por ejemplo, la creencia de que “los niños aprenden en la escuela” es falsa, pues ya se ha demostrado que niños y niñas aprenden en cualquier lugar. Su proceso de madurez los impulsará a desarrollar su psicomotricidad y su comunicación y a aprender nuevos conocimientos. Sólo requieren un ambiente familiar favorable. Pero, ¿cómo es un ambiente favorable? Es un espacio en el que se comunican con libertad, se reconocen las emociones y se respetan, se comprenden los posibles errores, se comparten actividades divertidas, se toman acuerdos y se organiza el trabajo común e individual de cada persona. Veamos ahora algunas soluciones. En principio, es indispensable que docentes y directivos guiemos a los padres para que asuman el rol de maestros, estableciendo rutinas y horarios específicos, evitando así una confusión que cause malestar o un ambiente de conflicto en el hogar, que hoy es el espacio de permanencia y seguridad de los pequeños. Es indispensable fortalecer la autoestima y la seguridad de los niños, lo cual sólo se logra cuando como padres las poseemos y las compartimos. Por lo tanto, atender nuestras emociones, nuestra tranquilidad y nuestra confianza es una prioridad. Además, establecer límites sanos a través de acuerdos, orden y rutina nos conducirá a una vida familiar en armonía que estará impulsando el crecimiento integral de niños y niñas. Conceder una importancia especial al aprendizaje de lo cotidiano —como participar en la preparación de la comida y en la limpieza de casa, así como compartir actividades de juego, baile, canto y dibujo— es esencial para una convivencia mejor. En conclusión, la clave está en la comunicación y la gestión emocional entre familia y escuela. * Doctora en educación y directora y fundadora de Habvaco, Consultoría Educativa.

La crisis sanitaria ha derivado en una crisis económica y social. En México se han perdido cerca de 1,181,000 empleos formales y se estima que, al cierre de 2020, unos 47 de cada 100 mexicanos serán pobres. Estos datos repercuten en la educación privada. Ante la reducción de los ingresos, padres y madres de familia se han visto obligados a sacar a sus hijos de la escuela. Así, se estima una reducción de 50% de la matrícula en las escuelas privadas.

La Secretaría de Educación Pública determinó que el ciclo escolar 2020-2021 iniciaría en línea, lo cual afecta de manera negativa los ingresos de las escuelas privadas. Se estima que 18,657 escuelas se verán obligadas a cerrar de manera definitiva. Esto significa que cerca de 40% de las instituciones educativas que existen en la actualidad desaparecerán, lo cual afectará a los alumnos, a los padres de familia y a los funcionarios educativos que se quedarán sin trabajo.

El titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma, defendió el esquema establecido para el inicio del ciclo escolar 2020-2021. En conferencia de prensa reconoció que la educación a distancia constituye un reto para el país porque hace evidente la disparidad social y económica en la que vivimos. Sin embargo, se encuentra confiado en que se lograrán establecer las bases para salir adelante sin la necesidad de cancelar la educación, como ocurrió en algunos otros países.

Actualmente, muchos padres y madres de familia se enfrentan a la dificultad de organizar sus horarios laborales y, al mismo tiempo, supervisar la escuela en casa. La actividad económica se ha reactivado, pero las instituciones educativas se mantienen cerradas: ¿cómo cuidar a los niños, revisar los aprendizajes diarios y, al mismo, trabajar? Esta situación afecta sobre todo a las madres jefas de familia y a las madres solteras, quienes muchas veces requerían guarderías o escuelas de tiempo completo para poder trabajar.


ENCUESTA

¿Cuál ha sido tu rol como educador de tus hijos durante la pandemia? Araceli Castillo Salazar Madre de familia de una hija y docente de primaria. Sin duda alguna realicé actividades difíciles, ya que simultáneamente tenía que desempeñar dos roles diferentes. Por una parte, tenía que cumplir con mi función docente al enviar y revisar trabajos, contestar correos, estar al pendiente de las dudas de los padres de familia y de mis alumnos, realizar reuniones virtuales con ellos y sentir la responsabilidad del cuidado del estado emocional de mis alumnos. Pero también debía cumplir como madre de familia y apoyar en las tareas escolares de mi hija y estar al pendiente del teléfono celular, ya que por ahí enviaban los trabajos de la escuela, imprimir lo que se podía y cuidarla durante el confinamiento. Mis actividades comenzaron desde muy temprano y terminaron hasta la noche. También revisaba trabajos los fines de semana; fue una tarea muy ardua. Ahora que inicia un nuevo ciclo escolar, desearía que los profesores nos enfoquemos más en el aspecto emocional de los niños, ya que la mayoría de ellos no la está pasando nada bien con la situación que nos atañe a todos. Para poder continuar con un verdadero aprendizaje debemos estar bien emocionalmente y después continuar con los aprendizajes. Tenemos que vernos reflejados en nuestros hijos para reconocer los retos a los que se enfrentan los padres de familia en la educación a distancia.

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Cindy Monserrat Saldaña Iraola Madre de familia de un hijo. Mi rol fue asumir varias de las funciones que cumplen las maestras de mi hijo al realizar las tareas asignadas. Por ejemplo, explicarle temas de las asignaturas, principalmente de matemáticas, tener listo el material para la clase, asesorar con la conexión a las diferentes plataformas que utilizaron, ayudarlo con los ejercicios que le dejaban cuando no entendía. La parte más complicada durante la contingencia ha sido que no estoy preparada para dar un sentido positivo a las diferentes emociones que mi hijo va experimentando durante las clases en línea. Otra situación complicada fue que, al estar en casa, mi hijo pensaba que estaba de vacaciones; entonces, motivarlo para ir a clases en un dispositivo que usa para jugar o para ver videos fue todo un desafío. Para mí, este nuevo rol ha sido retador, pero me ha permitido involucrarme en el día a día de la educación de mi hijo desde otro lugar. Algo que he disfrutado mucho durante este periodo de confinamiento es ver a mi hijo disfrutar las actividades lúdicas que realiza, así como constatar cómo va desarrollando sus propias ideas, decisiones y criterios durante las sesiones. Hoy puedo decir que mi admiración hacia las maestras se ha incrementado, pues al estar con mi hijo en las videollamadas me he percatado de la paciencia y del gran esfuerzo que realizan.


Adahara Jimena Sotelo Pérez Madre de familia de una hija (en primaria) y docente de primaria. Por primera vez me enfrentaba totalmente a la educación a distancia, como maestra frente a un grupo de sexto grado, así como madre de familia de una pequeña que cursaba el quinto grado. El primer reto fue enfrentar la incertidumbre, salir de mi zona de confort para comenzar a buscar y diseñar aquellas estrategias que favorecieran el aprendizaje de la mayoría de los alumnos a mi cargo y, a su vez, adaptarme a la forma de trabajo que establecería la maestra a cargo del grupo de mi hija. Como agente de cambio era mi oportunidad de echar a andar todo aquello que durante el ciclo escolar había estado enseñando a mis alumnos (trabajo en equipo, coherencia entre el ser, el hacer y el decir, proactividad, cooperación y empatía), porque si bien es cierto que los conocimientos eran prioridad, para mí también lo eran las emociones y los sentimientos de los alumnos, ya que cada uno se encontraba en su particular realidad. Mis días se hicieron mejores al diseñar clases, al grabarlas, al mandar pequeños audios con explicaciones cortas y lo más claras posibles, revisando fotos de esos trabajos y haciendo retroalimentaciones generales o particulares, según se diera el caso. Con mi hija establecí un horario matutino de dos a tres horas diarias para aprovechar mejor su atención y así poder cumplir con las tareas asignadas por su maestra; además, para tener tiempo durante las tardes con el fin de preparar mis materiales de trabajo del día siguiente. Para este curso que inicia sin duda surgen nuevos retos ante el uso de la tecnología. Me gustaría que cada maestro, padre de familia y alumno se comprometiera al 100% en esta nueva fase que sin duda nos seguirá sorprendiendo.

Jesús Enrique Álvarez Flores Padre de familia de un hijo. Durante este periodo de varios meses que ha durado la emergencia sanitaria he colaborado con la maestra en el desarrollo de las actividades planificadas, trabajando con mi hijo de forma permanente, acompañándolo y supervisando su aprendizaje. Establecimos acuerdos de trabajo y receso para hacer más eficiente el desarrollo de las actividades. En esta nueva modalidad de trabajo desde casa hemos estado en contacto permanente con la maestra, para que el trabajo de mi hijo tenga los mejores resultados. Al principio nos costó mucho mantener un ritmo de trabajo, porque los padres de familia no estamos capacitados para guiar el aprendizaje académico de los niños, y, más aún, para mantener la atención en casa cuando no pueden salir de ella. Poco a poco la situación cambió y ahora es muy satisfactorio ver los avances que ha tenido Andryck Isaac en lectura, escritura, matemáticas y demás asignaturas y comprobar que el trabajo y el esfuerzo realizados han resultado en un trabajo adecuado. Para mí como padre de familia ha sido una experiencia enriquecedora, ya que veo el proceso completo en la educación de mi hijo. En este nuevo ciclo escolar que inicia continuaré trabajando en colaboración con la maestra para que Andryck Isaac siga avanzando en su aprendizaje, esperando que cuando regresemos a clases presenciales se continúe la labor realizada de la mejor manera. Considero que la maestra Johanna Martínez (de la Escuela Lucio Tapia, Tepito, Cuauhtémoc, Ciudad de México) ha tenido un excelente desempeño durante estos meses de emergencia, y, conociendo su capacidad y su compromiso, estoy seguro de que continuará con su buen trabajo.

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ENCUESTA

Yermeck Ocampo Ramírez Padre de familia de una hija (en preescolar). Soy padre de una hermosa niña de cuatro años (Ale) que cursa el primer grado de preescolar. Debido a la pandemia perdí mi fuente de trabajo y por eso decidí resguardarme en casa durante la cuarentena para apoyar a mi hija con sus tareas escolares diarias, convirtiéndome, de un día para otro, en su profesor. Debo admitir que no ha sido fácil realizar esa obligación, ya que es una niña inquieta y tengo que idear muchas maneras para tener su atención y para que pueda realizar y asimilar los trabajos que nos envían sus maestras. Veo con mucha alegría cómo Ale aprende las vocales, los números, el idioma inglés… Eso me enorgullece. Vale la pena todo este esfuerzo por ver a mi hija aprender. Ahora, en este segundo semestre, mi nena está por iniciar el segundo grado de preescolar y todo indica que seré su profesor otra vez. Sólo espero que mi apoyo a mi hija sea más que suficiente. En verdad agradezco el trabajo a distancia que hacen sus maestras para que cada tarea se nos facilite transmitirla a nuestros hijos. Mil gracias.

Mayela Adame Alemán Madre de familia de tres hijos (en preescolar y primaria) y docente de bachillerato. Este tiempo de contingencia ha sido un reto como mamá, ya que además soy maestra de bachillerato, y todos tuvimos que adaptarnos rápidamente a la dinámica de clases virtuales. El principal reto para mí, como mamá, fue aprender a priorizar lo importante de lo accidental. Suena curioso, pero en este proceso lo que decidí dejar como menos importante fue conectar a mis hijos de preescolar a sus clases virtuales, pues reconocí que era más lo que perdíamos que lo que ganábamos. Fue patente que el aprendizaje para mis hijos era mucho mayor cuando yo me dedicaba a jugar con ellos o a cocinar; a salir a explorar el bosque o a crear artefactos con cajas de cartón y pintura. Creo que mis hijos nunca habían tenido tanto tiempo para jugar juntos. Por eso, una de las mayores ganancias de este tiempo ha sido la mejoría del vínculo entre ellos y el modo en el que han crecido en su capacidad de generar acuerdos y aprender a ceder. Por último, durante este tiempo he priorizado la salud física y emocional de mi familia. He reconocido que el modo de aprender de los niños es más natural de lo que antes creía.

Paloma Paredes García Madre de familia y docente de secundaria. Como maestra, lo más difícil para mí ha sido mantener comunicación con mis alumnos, no poder saber si se encuentran en condiciones físicas, mentales o emocionales para trabajar adecuadamente y no contar con una retroalimentación en el momento en que ellos están trabajando. Sin embargo, he tenido la satisfacción de encontrar un gran equipo de trabajo en algunas familias (algunas inesperadas), padres conscientes de su rol y dedicados a sensibilizar a sus hijos acerca de la importancia de su preparación dentro de su proyecto de vida. Como mamá, quizá el reto más grande fue organizar horarios de trabajo (con y sin pandemia), pues hay que destinar tiempo para las labores de la casa, para el home office y para dedicarlo a los hijos. En condiciones normales son pocos los momentos en que estamos todos juntos trabajando o conviviendo al mismo tiempo. Ahora que pasamos todo el día en casa hay que generar una nueva rutina. Sin embargo, el trabajo de los profesores me ha orillado a reflexionar acerca de mi práctica y a tratar de vislumbrar el rumbo que debe tomar la educación a partir de este momento, cuando como adultos, padres y docentes estemos dispuestos a aprender de esta pandemia para que nuestros hijos y nuestros alumnos reciban una educación de calidad.

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Carlo Escobedo Padre de familia de un hijo. Tengo más de 23 años trabajando en el área de recursos humanos. Hace cinco años me convertí en padre. Mi esposa y yo hemos creído que nuestro principal papel en la vida de nuestro hijo es estar presentes y ser guías para él. Desde que nació ha disfrutado de espacios al aire libre con diferentes actividades. Con la contingencia sanitaria las clases presenciales se impartieron en línea para cerrar el ciclo escolar y con esta nueva modalidad vinieron grandes retos y aprendizajes. Ha sido complicado jugar un rol de “maestros en casa” sin tener la formación adecuada; también, cambiar rutinas y actividades, y enfrentar diferencias entre nosotros, frustración y enojos. Hubo muchas dudas e incertidumbre sobre la educación académica de nuestro hijo. La convivencia se modificó y fue preciso generar nuevas costumbres con una comunicación abierta y clara. La situación sigue siendo difícil, ya que no se tiene fecha de regreso a clases presenciales. Tomar decisiones respecto de este tema no ha sido fácil: inscribir en una escuela privada o pública a nuestros hijos, tomar clases en línea o clases privadas… La disciplina en el hogar también tuvo que modificarse. Debimos pensar de manera distinta. Esto nos enseñó a darnos cuenta de que aún nos falta mucho camino que recorrer como padres. Tenemos que seguir preparándonos para el cambio con el propósito de que mi hijo tenga las herramientas para hacer frente a esta nueva normalidad.

Malú Zepeda Sterling Madre de familia de cuatro hijos (en primaria y secundaria). La vida familiar cambió radicalmente a partir de marzo. De un día para otro, la casa se convirtió en salón de clases para mis cuatro hijos: desde segundo de primaria hasta primero de secundaria. La primera dificultad se resolvió pronto, pues conté con un dispositivo para cada niño. Reconozco que, aunque hace tres años me resistía a la implementación del programa tecnológico en el colegio de los varones (en el que cada niño cuenta con un iPad), hoy lo agradezco, pues facilitó la adaptación y la capacitación de los profesores. Otro desafío fue la organización familiar. El principio fue complicado, mientras encontrábamos el punto medio entre la supervisión de mamá y la responsabilidad de cada uno en sus actividades escolares. Lo anterior, además de cooperar con las labores del hogar de una familia de seis miembros. Fue sorprendente la rápida adaptación de los niños. Hemos comenzado a planear el nuevo ciclo escolar, deseando el día de reencontrarnos con amigos y profesores. De mi parte, sólo hay agradecimiento y reconocimiento a las escuelas y al personal docente que supieron reinventarse por el bienestar de los niños. Como padres, nuestro papel es ayudar a los hijos a salir adelante y ser felices en cualquier circunstancia.

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ENCUESTA

Verónica Ríos Madre de familia de tres hijos (en primaria y secundaria). Los “reyes magos” les trajeron a mis hijos (de ocho, 11 y 13 años) sus tabletas electrónicas hace dos años, ¡y vaya que me la hicieron en este regreso a clases! No sé qué hubiera hecho sin esos aparatos: la hubiera padecido como otros tantos padres que conozco. Es tan necesaria la tecnología, pero no todos tienen acceso a ella. En sus tabletas, mis hijos tomaron sus clases virtuales y en ellas volverán a iniciar el próximo ciclo escolar. Ni qué decir de la situación con internet: era insuficiente para todos los aparatos que se conectaban al mismo tiempo. La mayoría de los compañeros de mis hijos, incluida la maestra, tuvo problemas con la conexión de internet. Así que incrementamos el plan con la compañía telefónica para ampliar la señal. Obviamente, el gasto se incrementó, además del recibo de luz. Pero la señal ahora es veloz. Adaptarse a la plataforma de Google Classroom fue complicado al principio para mis hijos y también para mí, pero lo logramos. Lo principal que debíamos vencer era la distracción que representan los aparatos electrónicos para los niños, ya que al mínimo descuido empiezan a ver videos, a “chatear” con sus compañeros o a jugar videojuegos. Lo positivo, es la seguridad de estar en casa en tiempos de pandemia.

Maria Luisa Vallarino Marusich Madre de familia de tres hijos (en bachillerato y educación superior). Mis tres hijos (en bachillerato y en educación superior) fueron responsables por llevar a cabo sus estudios virtualmente durante la contingencia. De ahí que mi papel como madre ha sido el de contenerlos y acompañarlos emocionalmente, entender sus temores, compartir sus proyectos y permitir que por sí mismos descubran el tamaño de su respuesta frente a la adversidad. Esta situación nos ha puesto a prueba, especialmente a los jóvenes. La responsabilidad que significa para un estudiante gestionar su vida escolar casi solo, sin la cercanía de un profesor, es una potente variable formativa que marcará su vida y logrará que, entre tantos males, se puedan obtener bienes, como tener reunida a la familia. Le pedimos a la vida que nos pusiera en el lugar donde fuésemos necesitados. ¡Y nos metió a nuestra casa! Qué señal tan clara de que la familia es el refugio más seguro y propicio para aprender a sobrevivir, a no perder la esperanza y a facilitar que los hijos sean ciudadanos comprometidos, valientes y recios. El éxito en la vida no está en los logros escolares, sino en la lucha por mantener en el tiempo los buenos hábitos que convertirán a nuestros hijos en personas virtuosas que el día de mañana serán capaces de reconstruir una humanidad rota.

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Ana Reynoso Madre de familia de cuatro hijos (en preescolar y primaria). Al principio no sabía qué estaba pasando, ni mucho menos cuánto nos faltaba por esperar. Así que me parecieron unas bonitas, largas e inesperadas vacaciones para compartir un poco más con mis hijos (cuatro, en preescolar y primaria). Una vez que me di cuenta de que esto seguiría, me parece que tuve varios roles. El primero fue de aprendiz. Tuve que aprender a usar las plataformas on line de mis hijos, conocer cómo se les enseñaba, qué estaba permitido y qué no, y a organizarnos con un horario en casa (mañana y tarde). Mi segundo rol fue el de maestra: exigir, exigir, exigir… Que entendieran que aun estando en casa tenemos un compromiso con el colegio y con los profesores —que tanto se han esforzado en rehacer su formato por lo cual hay un gran respeto por su trabajo—. También, apareció mi rol como acompañante; no sólo académica, sino emocional. Debo cuidar que en el camino, aun cuando se caigan, sepan que cuentan conmigo para levantarse, y que un abrazo de mamá es más fuerte que cualquier superpoder. Finalmente, estuvo mi rol de porrista porque, a pesar de todos los obstáculos, tuve una pequeña graduada de kínder y una niña que terminará un año más de primaria. Todos dimos el 200 por ciento.

María Guadalupe González García Madre de familia de una hija (en primaria). Durante esta pandemia, con el cierre de instituciones educativas, mi rol en la educación de mi hija (en sexto de primaria) fue prácticamente tomar el papel de profesora en el desarrollo de sus actividades. Obviamente, al no ser yo docente, y no contar con habilidades pedagógicas para transmitir ese conocimiento, tuve que redoblar el esfuerzo para explicar con mayor detalle los temas que debían abordarse en las clases virtuales. Si bien mi hija cuenta con acceso a internet, aparatos tecnológicos para realizar sus tareas y recursos económicos para obtener los materiales que se requerían, fue necesario duplicar esfuerzos para poder costearlos. Uno de los principales desafíos que tuve fue encontrar el tiempo y el espacio para ayudar a mi hija con sus actividades escolares. A pesar de que llegara cansada del trabajo, sabía que tenía un compromiso con ella. Pienso que el semestre que empieza será más difícil porque no hay una ruta clara acerca de cómo se seguirán efectuando las clases. Se sabe que se presentarán por televisión, pero será algo difícil de trabajar. Considero pertinente el desarrollo de actividades más flexibles, de un profesorado más consciente de las condiciones actuales de los alumnos y de un sistema educativo más actualizado a los desafíos del porvenir.

Rosalía Calvo Vásquez Madre de familia de dos hijos y docente de secundaria. Como responsable de mis dos hijos, Brayan y Farid, mi rol en el periodo de actividades escolares durante la pandemia ha sido de aprendizaje. Personalmente fue un reto apoyar a mis hijos debido a que no contaba con algunos de los conocimientos específicos para explicarles todas las dudas que surgían a lo largo de este periodo, ya que, si bien soy docente de secundaria, se requiere una formación especial para guiar el aprendizaje curricular completo. Otra dificultad fue que en casa no cuento con todos los recursos tecnológicos para que mis hijos realicen tareas simultáneamente. Por otro lado, desempeñar mi función como docente y madre de familia limitó el tiempo que puedo destinar a la atención plena de mis hijos y así compartir los horarios en los que se transmitían las clases por televisión. Sin embargo, no todo fue negativo, pues siempre he manifestado mi compromiso como docente de capacitarme y hacer comunidad con otros docentes con quienes compartimos diversos materiales, siempre buscando el medio ideal para no perder el contacto con los padres de familia y con los alumnos. Aún hay mucho camino por recorrer: los docentes debemos fortalecer las actividades para una correcta educación a distancia, ya que esta forma de aprender requiere hacer equipo entre alumnos, padres de familia y docentes.

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Elvia

Garduño TELIZ María Cecilia León Sterling*

Reflexiones y acciones sobre el regreso a clases Ante el inicio de un ciclo escolar enmarcado por la emergencia sanitaria del Covid-19, Elvia Garduño Teliz, doctora en pedagogía e investigadora de la Universidad Autónoma de Guerrero, nos comparte algunos desafíos y oportunidades que tiene la educación en una coyuntura en la que prevalece la incertidumbre. 32

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Qué medidas ha tomado la Secretaría de Educación Pública (SEP) para este regreso a clases que ya empieza? Desde el 3 de agosto la SEP realizó conferencias para informarnos de manera continua sobre los aspectos educativos que atañen a diferentes niveles en el regreso a clases de manera virtual. Ha quedado claro que se volverá a la modalidad presencial hasta que el semáforo esté en verde, pero no se sabe cuándo será. Mientras tanto, seguiremos empleando los medios y las metodologías que se han venido trabajando desde marzo de este año. Al respecto, se implementará el programa “Aprende en Casa II” desde preescolar hasta bachillerato. Las universidades, en su autonomía, definirán sus propios procesos y medios (que siguen siendo virtuales). Lo que persiste también en el regreso a clases es retomar el contenido de los libros de texto que se distribuirán en el país y cuyo contenido se vinculará con la programación que se abrió a las televisoras y a las radiodifusoras. El 18 de agosto se presentó la estrategia para la educación a distancia de las comunidades rurales y los grupos indígenas, interesante por todas sus particularidades. Hay muchísimas vertientes a las que la SEP le está apostando, pero la información que da es muy general. Ejercer la docencia frente a grupo en cualquier nivel y con una pantalla de por medio es distinto. De ahí que los docentes sigan sintiéndose tensos y muy a la expectativa y se pregunten: “¿Cómo le vamos a hacer? En Guerrero, ante la escasez de medios materiales, humanos y

técnicos, ¿qué medidas han sido proveídas por la Secretaría de Educación del estado? La Secretaría de Educación de Guerrero ha trabajado en concordancia con los lineamientos de la SEP. Sin embargo, el estado tiene una gran pobreza, marginación, rezago educativo (que ya existía antes de la pandemia) y una brecha digital enorme entre las comunidades rurales y las urbanas. A nivel de todo este fractal de diversidades, continuar con esos lineamientos es difícil. Lo que ha prevalecido aquí es la resiliencia y la creatividad docente. ¿Conforme a qué información disponible se elaboraron los planes de actuación? Es decir, ¿los equipos directivos planearon escenarios posibles en función de la evolución de la pandemia? ¿Cómo tomaron esas decisiones? La SEP elaboró lineamientos para docentes y consejos técnicos escolares a nivel básico. La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) también hizo lo propio y elaboró algunos lineamientos muy genéricos que las universidades pueden considerar. Estos lineamientos toman en cuenta aspectos de salud al mantener los filtros sanitarios; también tienen aspectos socioemocionales y familiares interrelacionados con dos puntos sumamente importantes que voy a precisar. Uno consiste en las estrategias de mitigación y regularización de los aprendizajes que se han perdido a raíz de toda esta problemática. El otro es el diagnóstico y la determinación de los aprendizajes esenciales. Estos puntos que se mencionan en los planes todavía quedan muy

Con licenciaturas en contaduría e informática y una maestría en ciencias sobre educación superior, Elvia Garduño Teliz es doctora en pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y candidata a investigadora nacional (Sistema Nacional de Investigadores). Actualmente es profesora e investigadora en la Unidad Académica de Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Guerrero. Autora del libro Propuestas pedagógicas para el webcente universitario, también es una activa gestora tecnopedagógica de plataformas educativas virtuales institucionales, cursos masivos abiertos en línea y blogs. En los últimos meses ha trabajado en el proyecto interinstitucional “La educación frente al Covid-19”, coordinado por el doctor Luis Medina Gual, de la Universidad Iberoamericana. Dicho proyecto consiste en el diagnóstico de las dimensiones pedagógica, psicológica y tecnológica de las experiencias de docentes y estudiantes de primaria, secundaria, bachillerato y educación superior durante la contingencia.

a la decisión de los equipos colegiados, directivos y docentes. Resulta esencial trabajar más en conjunto para precisar estos lineamientos, ya que tienen que ver con la parte metodológica, pedagógica y didáctica del nuevo ciclo escolar. ¿Piensa que la escuela es consciente del cambio tecnológico que se está viviendo socialmente? ¿Hay docentes que todavía miran con recelo las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC)? El cambio tecnológico y el uso de las tecnologías en la educación no es algo que apareció con la contingencia sanitaria. Es algo que ya se venía trabajando desde hace

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muchos años atrás en algunas instituciones escolares y que se venía considerando a nivel de políticas educativas. La situación que veo es que, principalmente, había problemas en cuanto a la concreción de esos aspectos tecnológicos a nivel de la docencia y del estudiantado en los salones que no necesitaban trabajar a distancia. Las dificultades que se han tenido con las tecnologías —desde antes de la pandemia— han sido resultado de brechas paradigmáticas y de necesidades formativas que no han sido atendidas. Por lo tanto, se vieron sobrepasadas por la contingencia cuando los únicos medios disponibles y seguros para prevenir contagios fueron los medios digitales. Creo que ahí se empezó a valorar la relevancia de las TIC no solamente en el acercamiento social y emocional, sino en el aprovechamiento de oportunidades de aprendizaje. El traslado de los aspectos de trabajo presenciales a los ambientes virtuales es otra convergencia de realidades. Las características de estos medios nos obligan a repensar las formas en que llevamos a cabo nuestros procesos de socialización, comunicación, enseñanza y aprendizaje. Eso es lo que no habíamos abordado antes del Covid-19. Ha quedado claro que, aunque se han utilizado estas herramientas, han hecho falta aspectos de ciudadanía digital como parte de su uso. Leí en las noticias que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha hecho hincapié en los desafíos de la modalidad a

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distancia e híbrida. ¿Qué sabe al respecto? ¿Qué alcances tienen en la ampliación o la disminución de la brecha digital? Existen diferentes tipos de brechas, por lo que tenemos que trabajar de manera conjunta. No sólo se trata de la relación docente-estudiantedirectivo, sino también de la que existe con autoridades educativas y gobiernos. Las brechas digitales se refieren a conectividad, manejo y uso de tecnología. Hace mucha falta el trabajo de formación de ciudadanía digital en los docentes y en los estudiantes. Esto va ligado con las habilidades digitales y con reconocer que los entornos virtuales requieren ciertos comportamientos y determinada concientización. En cuanto a las brechas académicas, éstas tienen que considerarse en los programas de continuidad escolar y con el diagnóstico de la pérdida de aprendizajes. Estas pérdidas —que pueden equipararse a un año de escolarización presencial— necesitan ser atendidas inmediatamente porque en la medida en que se siga ampliando el plazo para atenderlas se generarán efectos más adversos. Esto se agudiza en los estudiantes que cambiaron de nivel educativo. En general, las brechas tienen que considerarse en programas formativos y en nuevas metodologías. Dentro de todas las acciones hay que retomar el diagnóstico y las estrategias de mitigación y de acciones de regularización. La prensa ha hecho énfasis en el abandono escolar. Más de un

millón de niños no regresaron a clases porque tienen que trabajar y ayudar a su familia. ¿Podría ahondar un poco en este tema con base en su experiencia y cómo se ha vivido en su estado? Guerrero es uno de los estados que presenta mayores niveles de rezago educativo, lo cual va ligado a problemas de abandono escolar. Hay diferentes niveles de acciones que las instituciones realizan para atenuar este problema; por ejemplo, las becas o los comedores universitarios. La contingencia ha afectado la estabilidad económica y laboral de los estudiantes y sus familias. Las pérdidas de empleos han colocado a estos jóvenes entre la necesidad de estudiar y trabajar, por lo que algunos han tenido que reconsiderar el papel de su compromiso escolar. Otro factor que ha incidido de manera importante son los contagios. Varios de nuestros estudiantes vivieron muy de cerca la enfermedad, lo cual afecta el regreso a las actividades escolares en la medida en que este tema de salud afectó su bienestar físico y emocional y sus relaciones familiares. Los procesos que subsisten en estos casos son complejos, ya que van acompañados de un rezago que ya existía en ciertas situaciones. Por ende, hago énfasis en la importancia del diagnóstico y de las estrategias de mitigación, pues al identificar y entender las razones por las cuales los estudiantes abandonaron la institución escolar, existe la posibilidad de que regresen. Es necesario abrir ese regre-


so a los estudiantes que estén en condiciones de hacerlo. Este tipo de estrategias serán fundamentales en el marco de la reapertura escolar. El secretario general de las Naciones Unidas declaró que la pandemia ha causado una disrupción histórica, afectando especialmente a los alumnos que tienen una discapacidad o que viven en comunidades minoritarias, desfavorecidas o en zonas remotas. ¿Qué alternativas se llevarán a cabo para no dejar a nadie atrás? La educación inclusiva ha sido una de las más afectadas por la emergencia escolar. Es importante mantener una visión colegiada y comunitaria con la participación de todos los actores que se encuentran involucrados. Las personas con discapacidad y los grupos indígenas que han sido excluidos necesitan tener espacios para que manifiesten cómo vivieron esta situación, con el fin de tomar acciones que garanticen su derecho a la educación. Hay mucho qué aprender de los maestros de educación inclusiva, de los maestros que están de apoyo y de los maestros rurales, puesto que han demostrado resiliencia y creatividad pedagógica. De hecho, muchas de esas estrategias y acciones que ellos compartan pueden ser de utilidad para otras situaciones educativas en diferentes niveles. Así como se abren espacios para opinar sobre una reforma educativa, tienen que abrirse espacios para que generemos, de manera participativa, acciones de corto y largo plazos que incidan en los efectos que ha tenido la pandemia en la

“La convivencia familiar es esencial en la formación de las personas. Así como ha habido una revaloración de la escuela y de los docentes, ha habido una revaloración de la familia.” formación, en la educación y en los ciudadanos que queremos formar. Hoy más que nunca tenemos que empezar a considerar muy en serio el contexto de la incertidumbre y del riesgo. En el marco de la incertidumbre se inserta el tema de las escuelas públicas. En otros países se habla incluso de cerrarlas, pero en México parece que se necesitarán más, puesto que algunos padres de familia han hablado de cambiar a sus hijos de las escuelas particulares a las públicas. Por un lado, ¿hay capacidad en la escuela pública para recibirlos? Por el otro, pareciera como si fuese fácil inscribirse al sistema público. ¿Quisiera matizar en estas dos nociones? Respecto de la capacidad de la escuela pública para recibir a tantos estudiantes que vienen de escuelas particulares, el subsecretario de Educación Básica comentó que se tiene la capacidad y que se están preparando para esta “migración”. Ahora bien, los cambios de la escuela privada a la escuela pública son uno de los efectos que ha tenido la contingencia. La reducción

del ingreso que han tenido los padres y las madres de familia, así como el cuestionamiento de que no se está disfrutando de la capacidad de la infraestructura por la que están pagando, podrían ser algunas explicaciones de estos cambios. No obstante, habría que ver si las decisiones van ligadas únicamente a una cuestión monetaria o también a un diferenciador en metodologías y en contenidos. Estos diferenciadores podrían ser los que en algún momento pudieran inclinar la balanza y que debieran ser aprovechados para mejorar la educación en general. Se trata de una oportunidad de trabajar de manera conjunta con todo el sistema educativo con el fin de compartir buenas prácticas y adaptarlas a contextos en los que cada institución escolar vive y educa. Para ir finalizando, ¿cree que estamos ante un nuevo paradigma educativo? Más que estar frente a un nuevo paradigma educativo creo que estamos frente a nuevas normalidades. La nueva normalidad escolar y pedagógica plantea la oportunidad

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“En el regreso a clases se va a retomar el contenido de los libros de texto que se distribuirán en el país y cuyo contenido se vinculará con la programación que se abrió a las televisoras y a las radiodifusoras.” de generar disrupciones. Esas disrupciones son las que sí pueden incidir en cambios de paradigmas. Pero los cambios de paradigmas no se dan de la noche a la mañana porque exigen compromiso, responsabilidad y, sobre todo, congruencia. Una transformación educativa implica transformar nuestras prácticas con base en la propia visión de lo que es el aprendizaje, de lo que es la educación y de la clase de individuos que queremos formar para mejorar las condiciones que hoy prevalecen en el mundo. Esta autorreflexión tiene que verse concretada en las acciones que realizamos cuando implementamos una estrategia, cuando seleccionamos contenido esencial, cuando motivamos a nuestros estudiantes y los acompañamos en ese proceso. Ahí sí estaríamos hablando de estar frente a un nuevo paradigma. Los elementos teóricos son importantes, pero no podemos quedarnos sólo con el cómo debería ser la educación. Por último, ¿cuál cree que haya sido la enseñanza más importante

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para los estudiantes, los docentes, el sistema escolar y los padres de familia? ¿Qué les recomendaría a nuestros lectores que son padres de familia? Las enseñanzas son diversas porque cada uno ha vivido el aislamiento social y los efectos de la pandemia desde su propio contexto e individualidad. Sin caer en la uniformidad, hay algunos aspectos que destacan dentro de todas esas individualidades y diversidades. Una de estas enseñanzas es la revaloración de la escuela como institución formadora y socializadora. De la mano se encuentra el reconocimiento del valioso papel de los docentes en los procesos de aprendizaje y desarrollo. Como docentes, esto nos compromete a seguir reivindicando esta vocación. En el caso del sistema educativo, destaca la necesidad imperiosa de una mayor y mejor inversión en la educación. Es decir, inversión en el acceso a tecnologías, en la conectividad y en la mejora de infraestructura de las escuelas. Hay mucho que mejorar y muchas brechas que cerrar.

En el caso de los padres y las madres de familia que acompañan a sus hijos en su proceso de aprendizaje hay mucho que valorar. La cuestión de los conocimientos intergeneracionales es una oportunidad para fomentar las relaciones familiares. Contrasta esto con la agudización de problemas en el hogar, derivados del confinamiento y del impacto emocional que éste acarrea. La convivencia familiar es esencial en la formación de las personas. Por lo tanto, así como ha habido una revaloración de la escuela y de los docentes, ha habido una revaloración de la familia. Definitivamente, la importancia de los actores educativos ha trascendido. Espero que esta importancia se traduzca en estrategias para una continuidad de la mejora en la educación y en las relaciones familiares. Para los padres y las madres de familia que nos leen, hago especial énfasis en la resiliencia, la creatividad y la imaginación que deben existir para sacar adelante esta situación de la mejor manera. Me gustaría terminar destacando que la educación es una responsabilidad de todos. A cada uno le toca hacer lo propio desde el lugar en el que se encuentre. Todos tenemos la oportunidad de generar esas disrupciones y esos cambios que se necesitan; sólo tenemos que estar dispuestos a hacerlo y ser congruentes con ello. * Licenciada en gobierno y economía de la Universidad Panamericana, México.



Sandra Martínez Pérez*

Cruce de

miradas

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Ilustración: Nauilicreative / Freepik


Este artículo es un breve compendio de las opiniones de varias personas que comparten el propósito de fomentar la relación familia-escuela. Una experta danesa, estudiantes del grado de infantil y de primaria, familias, profesores y personal no docente ponen en común sus vivencias y sus propuestas para reforzar el vínculo entre todos los miembros de la comunidad educativa.

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l presente texto es un reconocimiento a aquellas personas cuyos intereses están vinculados a fomentar las relaciones entre familia y escuela. Investigadoras, docentes, estudiantes y familias implicados en la mejora de la educación, comprometidos en promover vínculos y relaciones entre la comunidad educativa. Para la elaboración del mismo se ha tenido en cuenta la experiencia y los estudios realizados por la especialista en la temática, la doctora Birte Ravn, de Dinamarca; los relatos de Laia Lluch Molins, alumna del grado de educación primaria (preocupada e interesada por la temática no sólo como futura profesional, sino como miembro de ambas instituciones); las percepciones de estudiantes de educación infantil, y las vivencias de familias, docentes y personal no docente. Visiones desde la universidad: estudiante en formación “Entendemos por comunidad escolar el conjunto formado, principalmente, por las familias, los alumnos, los maestros y las personas que intervienen en los centros educativos. Y como elemento esencial: la relación entre la familia y la escuela” (Laia Lluch Molins). Como profesora, investigadora y persona, en su globalidad, me preocupa la formación que están recibiendo nuestros estudiantes de grado de educación infantil y primaria sobre cómo abordar ciertas temáticas, cómo trabajar y cómo relacionarse con las familias. Alumnas que pasarán a ser docentes y que, desde su papel de maestras, tendrán que tratar y vincularse con las familias de su alumnado. Paralelamente a mi preocupación, Laia Lluch, alumna aventajada, quiso aportar, mediante relatos y encuentros, su mirada y sus inquietudes respecto de la temática. Por eso se le reconoce y se le autoriza a lo largo de estas líneas. Planteo a mis alumnas de grado que reflexionen, a partir de su experiencia en la escuela, primero como niñas y alumnas, y ahora como estudiantes en prácticas, sobre qué relaciones establecen familias y escuelas.

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Cristina, estudiante de grado de educación infantil, comenta: “Pues bien, es imprescindible que familia y escuela establezcan unos vínculos positivos basados en la confianza, la comunicación, el respeto y la colaboración. De este modo se conseguirá establecer líneas de actuación conjuntas. Para conseguir esta estrecha relación, el tutor utilizará recursos como informes, encuentros, entrevistas, contactos, etcétera, y además programará, con las familias, talleres, charlas, etcétera”. Tomar conciencia del tipo de relaciones que establecen o deberían establecer escuelas y familias lleva a reflexionar sobre nuestro papel como formadores. En este contexto, un alumno de grado de educación infantil manifiesta: “Como docente en formación en la Universidad de Barcelona, desde la Facultad de Formación del Profesorado se trabaja para fomentar esta relación y darle la importancia que se merece, a partir de trabajar transversalmente en todas las asignaturas de los grados de educación infantil y primaria. En este sentido, se forma a los futuros docentes en su tarea, para que como maestros alimenten positivamente el binomio familia-escuela, cuiden esta relación y establezcan un clima de trabajo conjunto en la coeducación de los alumnos”. Con respecto al papel que juega en esta temática la universidad en general y los planes de estudios en particular, Laia Lluch Molins explica: “Se tendría que poner énfasis en la importancia de la colaboración y la comunicación con las familias y la compartición de objetivos. En ciertas asignaturas cursadas en la Facultad de Formación del Profesorado sería imprescindible tener muy presente esta participación y este compromiso necesario. Sólo se ofrece, como formación básica del primer curso del grado de educación primaria, la asignatura acción tutorial: relaciones entre escuela, familia y comunidad, con la que no se acaban de perfilar, de forma realista y práctica, las estrategias de acción tutorial (de información, participación, orientación y formación) con las familias”. Así pues, bajo las miradas de futuras maestras, todos tenemos que ser capaces de dar coherencia, significado y complementariedad a la práctica


educativa. Ser capaces de potenciar las relaciones familia-escuela y desarrollar proyectos compartidos en los que toda la comunidad educativa pueda aportar su mirada. En primera persona Las familias, los docentes y el personal no docente entrevistados señalaron que existen diferentes vías para la participación: individual y grupal, dentro y fuera del centro. “Hay muchas maneras de participar; puede ser de manera individual, como he colaborado yo con la profesora o con otras madres, o colectiva, a través del AMPA. De manera institucionalizada, como las dos reuniones mensuales, en las tutorías, o de manera voluntaria, cuando hablo con la profesora fuera o incluso dentro del centro. O bien, participando en la organización del centro, del aula y en el aprendizaje de los niños y las niñas; por ejemplo, en casa haciendo la tarea, o en actividades complementarias del centro o del aula. Independientemente de cómo sea la participación, requiere la implicación y el compromiso de las partes” (madre, escuela de Tenerife). Algunos mecanismos que se despliegan o se podrían crear son: exposiciones, encuentros, entrada en el aula, salidas y excursiones, talleres: “Las herramientas que se ponen en marcha para comunicarnos y relacionarnos con las familias son: internet (cada uno tiene su espacio y toda la comunidad educativa puede comunicarse), reuniones individuales con las familias, reuniones de familias (en agosto o septiembre, y en febrero o marzo: relaciones sociales, planes, trabajos), llamadas, días especiales…” (Birgitte, maestra de escuela danesa). “La entrada en el aula. Que haya la posibilidad de compartir proyectos, trabajos, tareas, y de que los padres entren en la escuela, en la clase, acompañando, o no, a los niños y a los maestros…” (conserje, escuela de Barcelona). “Montar excursiones esporádicas durante el curso […] Hicimos una salida al Montseny, otra a Collserola. Recuerdo haber montado tres excursiones con gente de la escuela y con un éxito total” (padre, escuela de Barcelona).

Con respecto al hecho de establecer relaciones más cercanas, basadas en la confianza y en el respeto entre ambas instituciones, encontramos que “las familias pueden estar en el centro, en las diferentes salasaulas, por las mañanas, por las tardes. Participar en las distintas actividades. Si una familia quiere estar toda la mañana o todo el día, ésta hace un encuentroreunión con la maestra” (Inga, directora de kindergarten de Copenhague). Sin embargo, el principal mecanismo de participación y colaboración establecido entre familiasescuelas son las asociaciones de familias. Éstas son las encargadas de gestionar los recibos y las cuotas, y de planificar y desarrollar actividades extraescolares: “La AMPA: gestionar los recibos […] y si las maestras necesitan alguna colaboración física para hacer alguna actividad en la escuela” (madre, escuela de Ripollet). “LA AMPA gestiona determinados aspectos: los servicios que se derivan a la escuela; por ejemplo, la acogida de las mañanas. El comedor, el casal de verano […] También realizan la labor de dar soporte a las diferentes iniciativas de la escuela para que tire hacia delante” (maestra, escuela de Ripollet).

Para saber más • Kryger, Niels, y Birte Ravn (2009), “Reinstalling State-governed Adult Authority. Home-school Co-operation, in Denmark 2008”, Journal Nordisk Pedagogik, vol. 29, núm. 1, pp. 163-173. • Kryger, Niels, Birte Ravn e Ida Wentzel (2006), “School-home Co-operation: A Cultural Given. A Multi-sited Ethnographic Study”, Aarhus: The Danish University of Education, Department of Educational Anthropology, en http://www.ltu.se/cms_ fs/1.2117!/ea90e1de.pdf. • Martínez Pérez, Sandra (2013), “La relación familia y escuela”, Cuadernos de Pedagogía, núm. 439, noviembre, pp. 76-79.

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La voz en off de una experta

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a doctora Birte Ravn es profesora e investigadora de The Pedagogical University of Denmark (DPU). Sus trabajos, relevantes y pioneros, siempre han estado relacionados con la mejora de la educación y de las relaciones y la cooperación entre familia y escuela. Tuve el privilegio de conocer en persona a la doctora Ravn, de trabajar en sus proyectos y de aprender de sus aportaciones. Hemos mantenido encuentros virtuales y compartido escritos sobre las relaciones que se establecen entre las familias y las escuelas en Dinamarca. A través de sus investigaciones y sus prácticas, así como de un conocimiento, de primera mano, de la realidad de su país, intenta dar sentido y significado a las experiencias educativas danesas. Por nuestra parte, aspiramos a encontrar, en el estudio de sus aportaciones a una realidad parecida a la nuestra, aquellos aspectos que nos ayuden a descubrir otros canales y vías que favorezcan las relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa. Ante preguntas como: “¿Qué tipos de relaciones se dan entre familias y escuelas en Dinamarca? ¿Qué políticas socioeducativas se han generado para favorecer la creación de relaciones y de una cooperación entre centros escolares y hogares? ¿Qué has podido observar en tus investigaciones?”,

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la doctora Ravn argumenta: “Cuando empecé a observar y a investigar me di cuenta de que los profesores no escuchaban a los padres: había falta de diálogo. ¿Qué pasa cuando un niño tiene un problema? Es importante que el docente lo escuche y que se reúna con los padres o al menos que se lo comunique. Por lo tanto, hay que romper ese muro creado entre ambos, para que se pueda dar ese intercambio”. Tras esa primera afirmación, la doctora Ravn se remonta al pasado y nos comenta que “desde 1970 las familias de los centros educativos, de manera legal, escogieron a cinco o siete representantes de padres para formar, junto a dos o tres maestros y el director de los mismos, lo que sería la junta o el consejo escolar. A partir de 1974 ese consejo escolar va tomando más fuerza, por lo que docentes y familias tuvieron que cooperar mutuamente. Se establecieron reuniones de familias con dos encuentros al año (parents evenings), en los que se les informa sobre las actitudes, los logros, etcétera, de sus hijos. Éstos, alumnas y alumnos, en ocasiones son invitados a asistir y dar su punto de vista, aunque no siempre. Estas reuniones suelen estar programadas y tienen una duración de unos 20 minutos aproximadamente”. Ante la pregunta: “¿Sólo hablamos de reuniones de familias?”, responde: “No, también existe una

reunión de clase en la que las familias exponen y discuten los temas más relevantes para ellas. Se vislumbra [a través de relatos, prácticas e investigaciones] que esta situación es difícil porque hay un gran número de padres, a menudo de diferentes orígenes e intereses, y los docentes no siempre conocen a todas las familias. Además de lo expuesto, en la mayoría de las aulas se realizan encuentros de carácter mucho más social, especialmente en Navidad, Semana Santa, los cumpleaños, y otros momentos señalados”. Pero, ¿de qué habla cuando se refiere en sus trabajos al concepto de cooperación escuela-hogar? “El término cooperación escuelahogar ha tenido una larga tradición en Dinamarca y ha perdurado a lo largo de los años. Las reuniones de padres (forældremødet), en las que se invita a las familias y a los niños a un encuentro, son un espacio para compartir y debatir temáticas sociales y académicas. Así pues, la finalidad de la relación entre ambas instituciones es ‘la mejora del niño/ niña’, aunque ellos realmente no lo perciben de esta manera, ya que consideran que no se les brinda la posibilidad de expresar sus puntos de vista.” Y, en el presente, ¿qué otros mecanismos o estrategias se ponen en marcha para favorecer dichas relaciones? Según la doctora Ravn, “en la actualidad, cada vez


más, los docentes buscan otras vías de comunicación con las familias y por eso utilizan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Este mismo mecanismo es usado para recordar a los alumnos deberes, reuniones, lecciones… Remontándonos a 2006, se elaboró una serie de argumentos a favor de las TIC, ya que se consideraba que éstas podrían reforzar la cooperación entre escuela-casa, asegurando así el traspaso de información de maestros a familias con un lenguaje claro y sin ambigüedades sobre el nivel académico y el rendimiento de su hijo”. Para acabar su exposición sobre la relación entre familia y escuela, la doctora Ravn expone: “Es evidente que los niños van a la escuela a aprender. Nosotros creemos en los alumnos y podemos encontrarnos con distintas familias. Los mecanismos, las estrategias y los recursos que se desplegarán entre docentes y progenitores dependerán mucho de las actitudes de los maestros, de las familias y de los niños. También dependerán de cómo se organizan las reuniones y los encuentros cara a cara. Es importante que exista una comunicación relajada, bidireccional, una escucha activa y, sobre todo, que se parta del respeto. Asimismo, es importante continuar potenciando encuentros informales en espacios no formales (cafeterías en las que se pueda compartir café, té y pastas) para potenciar que familias y escuelas caminarán juntas hacia una verdadera cooperación entre ambas”. * Sandra Martínez Pérez, Universitat de Barcelona. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 444.


REPORTAJE

Sandra García Noguer, Gerard Ros i Sala y Elisenda Surroca Solé*

Estudiar juntos: taller Padres e hijos en aprendizaje dialógico“ En algunos entornos sociales persiste esta idea: el maestro es el que enseña y los padres no saben de temas académicos. En la escuela Mas Masó de Salt (Girona) la están rebatiendo mediante un taller de acompañamiento familiar al estudio que funciona como un verdadero recurso educativo. Gracias a él, los alumnos valoran mucho más lo que sus padres son capaces de ofrecer.

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Ilustración: Macrovector / Freepik


El Mundo de la Educaciรณn

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REPORTAJE

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alt es una población de 30,389 habitantes situada en la provincia de Girona. El 42.5% de la población es de procedencia extranjera extracomunitaria y 20% tiene entre 0 y 15 años. Otros factores sociológicos de peso son que 22.3% de la población activa se encuentra desempleada —45% de la cual no tiene el graduado en educación secundaria— y que en los institutos del municipio se registra un índice de 40% de fracaso escolar. La situación económica actual ha hecho que se hayan recortado los recursos asignados a muchos proyectos educativos; por ello, ahora más que nunca, es imprescindible ofrecer un espacio cercano en el cual proporcionar herramientas a las familias que permitan mejorar el éxito educativo de sus hijos. Taller de acompañamiento familiar al estudio asistido A partir de este enfoque, durante este curso en la escuela hemos iniciado el proyecto de acompañamiento familiar al estudio asistido, en el marco del proyecto Altricis de la Fundació Servei Gironí de Pedagogia Social (SER.GI), con la colaboración de Intervida. Queríamos un taller que fuera funcional y que estuviera directamente vinculado con los aprendizajes curriculares que trabajábamos en la escuela, para maximizar la eficiencia y la eficacia de la intervención. Con el fin de conseguirlo era necesario unir los tres pilares de la comunidad educativa: alumnos, familias y maestros, y buscar una forma

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El Mundo de la Educación

de colaboración conjunta. Las familias están interesadas en la educación de sus hijos y en casa quieren ayudarlos en los aprendizajes. Y qué mejor que unir estos dos aspectos para reforzarlos. Se trata de un espacio de formación y acompañamiento para que padres y madres puedan ayudar a sus hijos en el itinerario escolar, a través de las tareas escolares, reforzando el vínculo que se establece entre ellos y facilitando un espacio de aprendizaje colaborativo entre familias. Dos tardes a la semana se abre la biblioteca de la escuela para que el alumnado de ciclo medio disponga de un espacio para poder hacer los deberes y otras actividades en compañía de su familia, de los maestros y de una técnica de la fundación SER.GI. Las familias reciben una orientación previa a la actividad, además de disponer de acompañamiento durante el transcurso de la sesión por parte de las tutoras del ciclo y de la técnica de la fundación SER.GI. Durante la orientación previa, las familias preparan las actividades de refuerzo escolar que se proponen a sus hijos durante la primera parte de la sesión, abordando contenidos que las tutoras consideran importantes para trabajar y áreas que a las familias les parecen interesantes y motivadoras para sus hijos. Además de favorecer la formación de los familiares, de esta manera se consigue avanzar hacia la coordinación entre la escuela y las familias. El objetivo principal de este proyecto es empoderar a las familias respecto del itinerario educativo

de sus hijos y dar valor al ejercicio parental en su faceta educadora en el contexto escolar y formal y no sólo en el ámbito estrictamente de la educación familiar y de preparación para la vida. A menudo, los alumnos, sobre todo de familias con niveles académicos bajos, consideran que el maestro es el que enseña y que sus padres no saben de los temas académicos. Esto no es así. Y gracias a este taller nuestros alumnos están valorando mucho más lo que sus padres les pueden enseñar y ofrecer. En consonancia con el modelo de las comunidades de aprendizaje, el taller se basa en el aprendizaje dialógico, en el cual las familias desempeñan un papel decisivo en la gestión escolar y en la tarea de aprendizaje de los alumnos en el aula y donde hay un diálogo igualitario en el que todos aportan sus ideas en condiciones de igualdad. Todos tenemos conocimientos para aportar, reconociendo así la inteligencia cultural de todas las personas (autoría compartida, 2008). La voz de los niños y de las familias Al finalizar cada trimestre, familias y niños valoran la experiencia para poder incluir su opinión en el informe evaluativo del proceso y poder hacer propuestas de mejora para el desarrollo de la acción. Uno de los aspectos que el alumnado valora más positivamente es ver cómo madres y padres trabajan conjuntamente con sus maestros. A continuación, adjuntamos algunas opiniones recogidas mediante una actividad colaborativa de evaluación del taller:


• “Me gusta que nos ayuden a hacer los deberes” (alumna). • “Me gusta que mi prima me lea en catalán y en castellano y también que me ayude a hacer los deberes y a dibujar” (alumna). • “Me gusta hacer los deberes con los tutores y con mi madre” (alumno). • “Me gusta que primero hagamos algo de mates y luego hagamos los deberes” (alumna). • “Me gusta todo: lo digo en serio” (alumna). • “Estoy muy contenta con este servicio y me gustaría que la gente participara más porque es una idea maravillosa. Gracias a ustedes” (madre). • “Ojalá pudiera participar más” (madre). • “Está muy bien y además mis hijos están muy contentos” (madre). • “Ojalá tuviéramos más tiempo” (padre).

Algunas reflexiones en torno a una práctica de éxito Después de este primer curso valoramos la experiencia muy positivamente. Es un proyecto que incide de manera directa en el éxito escolar y, lo que es más importante, en la mejora de las competencias de todos los agentes de la comunidad educativa (alumnos, padres, maestros y agentes externos y de apoyo). Destacamos los siguientes ingredientes que hacen de este simple taller una práctica de éxito: • Empoderamiento de las familias. Los padres y las madres que participan en el taller refuerzan su posición de autoridad y de responsabilidad sobre el itinerario educativo de sus hijos. A pesar de ser madres analfabetas o con poco conocimiento del catalán o del castellano aprenden a entender agendas y qué es lo que se pide en los deberes escolares. En definitiva, aprenden cómo ayudar a sus hijos. También manejan estrategias para trabajar los hábitos de estudio y las normas en casa y rompen con el miedo o la reticencia a entrar en la escuela y hablar con los tutores. • Empoderamiento de los alumnos. Los alumnos ven a sus padres como referentes en sus tareas escolares, legitimados por los tutores y la dirección del centro. Esto también les da seguridad y autoestima. Y los deberes, al día siguiente, están hechos. • Incidencia directa en el refuerzo de las competencias básicas. Se trabajan hábitos escolares y se incide en competencias de lectoescritura y matemáticas. • Participación e implicación de las tutoras del ciclo y del equipo directivo del centro, imprescindible para encajar la actividad

dentro del proyecto educativo del centro y referenciarla a las familias con calidad. El director, las tutoras de tercero y cuarto y la coordinadora de lengua, interculturalidad y cohesión social se involucran directamente en la actividad y han creado un vínculo con los padres participantes. Es un espacio de relación formal e informal que ha ayudado a romper estereotipos de unos y otros y a verbalizar y armonizar objetivos comunes respecto de la educación de los alumnos. • Tutorización de un educador referente en la actividad. También es importante contar con una figura estable en la actividad, que pueda hacer un seguimiento diario de los casos, que dinamice el espacio previo con las familias, que catalice las relaciones y que ayude a dinamizar nuevas propuestas y mejoras.

Para saber más • Autoría compartida (2008), Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información, Barcelona, Hipatia. • Collet, Jordi y Antoni Tort (coords.) (2011), Famílies, escola i èxit: millorar els vincles per millorar els resultats, Barcelona, Fundació Jaume Bofill.

* Sandra García Noguer, coordinadora de lengua, interculturalidad y cohesión social, y maestra de educación especial de la escuela Mas Masó de Salt. Gerard Ros i Sala, director de la escuela Mas Masó de Salt. Elisenda Surroca Solé, técnica de la Fundació Servei Gironí de Pedagogia Social (SER.GI). Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, diciembre de 2013.

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Bruno Iriarte*

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la comunidad y el autoaprendizaje

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FotografĂ­as: Kalapa.com.co


Cercana a Bogotá, Colombia, Bruno Iriarte visitó una escuela rural, rodeada de montañas y de bosques, construida con base en el autoaprendizaje y en un modelo tradicional de educación holística en el que se trabajan las emociones, el desarrollo cognitivo, el desarrollo físico y el desarrollo espiritual.

C

asi de casualidad, en aquellos últimos días que pasamos con @lakombicholulteca en Bogotá, la capital de Colombia, e invitado por Diana, una de las fundadoras, fui a visitar Kalapa, una escuela de educación alternativa ubicada a las afueras de la ciudad, más precisamente en la localidad de Sopó, a unos 45 minutos (con muchísima suerte) del centro de la capital. Allí fui recibido por Diana y Verónica, socias en el proyecto, quienes no sólo se prestaron a una larga conversación conmigo, sino que además me permitieron compartir actividades con los niños durante toda la jornada, lo que hizo más enriquecedora aquella visita. El proyecto de Kalapa está ubicado a los pies de unas montañas sumergidas en un intenso verde y con bosques por todo alrededor. Éstos, en varios momentos, son parte del aprendizaje, que aquí se adapta a los niños durante muchos tramos del proceso (de enseñanza-aprendizaje) y que, en muchas ocasiones, puede confundirse con pedagogías del tipo Montessori o Waldorf, pero que con los años ha ido ganando identidad gracias al trabajo del equipo docente de la escuela y que ha influido positivamente en la comunidad educativa. Esta evolución se basó en una curva orgánica de aprendizaje cuyo pilar fueron los resultados que iban alcanzándose y que luego conformaron el proyecto académico. Sin embargo, el proceso incluyó un fuerte trabajo en lo que desde Kalapa consideran principio, desarrollando la vida espiritual, el entrenamiento de la mente y la disposición al aprendizaje con sentido y

consciente de los alumnos. Y continuando con aquellos aspectos que suponen un autocontrol en el comportamiento para alcanzar los límites, siguiendo por las rutinas de autogestión y organización individual como llevar una agenda, el apego y el respeto a los horarios y la responsabilidad sobre las tareas. En tanto, actualmente siguen enfocándose en el aspecto académico de forma rigurosa, para lo que se han organizado, ahora sí, en las materias de matemáticas, inglés y comunicación. En este contexto, además, existen y coexisten materias “electivas” para todos, como música, arte, ciencia y carpintería, que pueden cambiarse cada tres meses y que se complementan con momentos de integración al aire libre, donde la privilegiada ubicación de Kalapa juega un papel clave, rodeada de montañas y de bosques. Así, la escuela sale fuera de las aulas. Con todo esto se persigue un aprendizaje consciente que en todos los casos parte de las experiencias que representen algo para los niños y que engloban, en primer lugar, las emociones, luego las situaciones en particular dentro de su vida cotidiana, y por último las actividades con el cuerpo como un eje del aprendizaje. Según Diana y Verónica, los padres que escolarizan a sus hijos aquí lo hacen porque son conscientes de la

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necesidad de un cambio en la formación de sus pequeños, con base en un modelo tradicional de educación holística, como les gusta identificar al proyecto desde sus fundadoras. Este tipo de educación alternativa consiste en una respuesta a las diferentes necesidades que tienen los seres humanos; comprende un trabajo sobre las emociones, el desarrollo cognitivo, el desarrollo físico y el desarrollo espiritual. Y donde tanto los adultos (padres, facilitadores, docentes y directivos) como los niños son aprendices y buscan consolidar una conciencia por el entorno y por la comunidad. En Kalapa, si bien se dice que los niños son protagonistas de su propio aprendizaje, se busca que éstos fijen objetivos con base en sus gustos y en sus intereses y que los facilitadores —es decir, los profesores— sean corresponsables para alcanzar los mismos mediante un enfoque que no sea demasiado invasivo, es decir, sobre el cómo y el cuándo, partiendo de la confianza que el facilitador le brinda al estudiante para generar un respeto mutuo y poder colaborar conjuntamente

con el propósito de alcanzar los objetivos propuestos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Otra cosa habitual en Kalapa son los acuerdos y las pautas para vivir en paz, para lo cual cuentan con actividades puntuales todos los días. Por ejemplo, en este sentido los alumnos comienzan un poco más tarde que en los demás colegios de la ciudad, como un incentivo de conciliación, para que descansen mejor y desayunen en familia. Y al comienzo de la jornada lectiva realizan una reunión con sus mentores (una especie de directores de grupo), en la que se tratan temas de convivencia y se busca reflexionar sobre el desarrollo de las habilidades socioemocionales. Se trata de respetar el ritmo de cada uno de los niños y que ese ritmo les permita desarrollar los conocimientos y las habilidades necesarias durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje para poder cumplir el objetivo académico de investigar y alcanzar conclusiones y adquirir conocimientos. Alumnos que van desde preescolar hasta primaria, por el momento (con un máximo de 12 niños por grupo), pero con la idea firme de acompañar a los pequeños hasta el final de su trayectoria escolar en un futuro cercano. Ahora bien, desde que me fui de Kalapa hasta hoy pasaron casi dos años; sin embargo, he estado atento a la evolución que tuvo la escuela y que le ha permitido superar los grandes desafíos planteados en este tiempo, dirigiéndolos hacia ese proyecto completo, de prescolar a preparatoria, que supondrá un reto enorme de comunidad más grande, y que, llegado el caso, supondrá un paso de los 68 niños de hoy a un máximo de 190 en un futuro no muy lejano, cuando la escuela sea todo lo que Diana y su equipo sueñan en que Kalapa se convierta pronto. * Docente en busca de experiencias de educación alternativa e innovadora a bordo de @lakombicholulteca. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 511.

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Pedagogía

Posgrados Maestría en Neuropsicología y Educación A. Rodin: RVOE SEP 20100496, 16/04/10

Maestría en Dirección de Instituciones Educativas (UP Santa Fe) Santa Fe: RVOE SEP 20150367, 24/07/15

Maestría en Dirección del Capital Humano A. Rodin: RVOE SEP 20101205, 07/12/10

Especialidad en Desarrollo del Talento Humano A. Rodin: RVOE SEP 2013235, 10/08/01

Informes: (55)5482 1600 ext. 6622 y 5374

@UPMexico


Bruno Iriarte*

Fortalecer el vínculo

familia-escuela

para aprendizajes para toda la vida

Pequeño Sol está ubicada a las afueras de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en un entorno rodeado de tupidos bosques que permite a los estudiantes interactuar en forma permanente con la naturaleza, consolidando una idea pedagógica clave para las intenciones educativas de la escuela. 52

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lertado por las recomendaciones que recibí precedentemente, fui a conocer la escuelita Pequeño Sol en mis días por San Cristóbal. El proyecto había nacido en algún momento durante la década de 1980 inspirado en la pedagogía Waldorf, pero con el avance del tiempo y la práctica diaria incorporaron elementos de diversos modelos pedagógicos, los cuales se sumarían a los clásicos aprendizajes basados en el arte, la celebración de la vida como vínculo espiritual entre las personas y la relación permanente con la naturaleza, algunos de los rasgos más característicos de aquella pedagogía nacida en 1919 en una escuela de la ciudad de Stuttgart (Alemania). Así, fueron construyendo un modelo propio y experimental, donde la educación es el vehículo para desarrollar plenamente la liber-

Fotografías: pequenosol.org


tad, el amor y la felicidad. A partir del desarrollo de la autonomía y el cumplimiento de metas propias de los estudiantes, que son compartidas por sus compañeros, persiguen la visión de transformar el mundo donde viven. En esa línea, y buscando diferenciarse de las demás escuelas que cuentan con modelos pedagógicos clásicos, durante mi recorrido por la escuela me repiten varias veces que aquí la educación no lleva a los chavales a que digan lo que dicen los docentes o los libros de texto, o a que aprendan únicamente lo que el currículo obligatorio les exige. Buscan que los estudiantes persigan sus propias motivaciones, incluyendo en el programa de estudios actividades como la filosofía adaptada a los niños, proyectos de investigación propuestos por ellos mismos, comunidades de diálogos, actividades de artes visuales, actividades teatrales y musicales, un huerto orgánico, talleres de lectura, actividades físico-mentales como el yoga o la meditación y, sobre todo, actividades basadas en los procesos de reciclaje de basura que realizan en los jardines de la escuela. Algo así como la joya de la escuela. Para esto último, suman a las familias de los estudiantes para que contribuyan con la recolección y la separación de residuos en sus casas, los cuales luego recibirán tratamiento en un espacio especialmente destinado y diseñado para el acopio y posterior trasladado con fines específicos de reciclaje. Todo con el objetivo de contribuir al desarrollo de la conciencia ambiental, no sólo de los chavales dentro de la escuela, por supuesto, sino también de las familias de éstos y en sus propias casas. “En Pequeño Sol han ido construyendo un modelo propio y experimental, donde la educación es el vehículo para desarrollar plenamente la libertad, el amor y la felicidad.” La escuela está ubicada a las afueras de la ciudad de San Cristóbal, en un entorno rodeado de tupidos bosques que permite a los estudiantes interactuar en forma permanente con la naturaleza, consolidando una idea pedagógica clave para las intenciones educativas de la institución. Además, el predio escolar cuenta con construcciones autosostenibles que buscan armonizar la convivencia de la

escuela con la naturaleza que la rodea. Cuenta con enseñanza básica y media, bajo una educación que allí conocen como integral, en la cual se contempla a las familias como el vínculo primario mediante el cual el niño adquiere las habilidades y las aptitudes para convivir en una comunidad y donde la escuela actúa como un potencializador de esto mediante la escucha del niño y la toma en cuenta de su opinión. Buscando, a partir de esto, el desarrollo de sus capacidades cognitivas, que brinden a los estudiantes la posibilidad de aprender observando, cuestionando y alcanzando conclusiones. Todo, sin descuidar el costado espiritual de cada uno, al que consideran la esencia del ser humano. Como tantos otros proyectos que visité a bordo de @lakombicholulteca, por tratarse de un proyecto construido y mantenido por una entidad privada, los estudiantes pagan una cuota mensual. No obstante, quienes no pueden cubrirla pueden solicitar becas. Las familias también tienen la posibilidad de realizar un intercambio en la prestación de un servicio a la escuela; algo así como un trueque. En ese caso, se benefician ambas partes, ya que la comunidad de Pequeño Sol se mantiene completa a pesar de los impedimentos económicos. A pesar de su nombre, Pequeño Sol es una escuela muy grande, y no sólo haciendo referencia a su espacio físico, sino también en cuanto a su proyecto educativo. La escuela se compromete a ser complemento de las familias, trabajando de forma cohesionada con los padres y las madres, quienes no sólo recolectan residuos en sus casas, sino que inspiran el diseño de los aprendizajes de las habilidades, las aptitudes y los conocimientos que se desarrollarán dentro del centro. Además, Pequeño Sol, según me comparte su equipo directivo, debe hacer posible el autoaprendizaje permanente sobre sí, evitando de esa forma los vicios que podrían llevarla a una implosión de las aceitadas relaciones comunitarias que llevan adelante estudiantes, docentes, directivos y padres de familia en la búsqueda por contribuir con la visión de transformar el mundo donde viven. * Docente. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 499.

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>> POSICIONES

José Manuel Moreno Villares y María José Galiano Segovia*

El papel de la familia en la buena educación alimentaria de sus hijos

La familia ejerce una gran influencia en la dieta de los niños y en el desarrollo de sus hábitos alimentarios. Las investigaciones han demostrado que la comida en familia se asocia con un consumo mayor de frutas, verduras, cereales y productos ricos en calcio, y un menor consumo de alimentos poco saludables, y, por lo tanto, contribuye a reducir la excesiva ganancia de peso. 54

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Fotografía: August de Richelieu/Pexels


Otras

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comer también se aprende. El aprendizaje en el niño va unido a la adquisición de habilidades, fruto de la maduración y el desarrollo de sus órganos y sus sistemas, en especial del sistema nervioso central. El niño recibe sus primeras impresiones sobre olores y sabores en el seno materno, reflejo de la alimentación de la madre durante el embarazo. Con posterioridad, a través de la lactancia materna, percibe las propiedades organolépticas de la dieta de la madre y las convierte en olores y sabores familiares, que van a condicionar la aceptación de los nuevos sabores. La composición grasa de la leche materna y su contenido en azúcar (lactosa) facilitan el crecimiento rápido de los primeros meses de la vida. Los demás sabores, diferentes del sabor dulce, se aprenden por la exposición repetida a los alimentos que recibe el niño durante la etapa de seis a 12 meses, en el periodo que se denomina alimentación complementaria. En la medida en que el niño alcanza hitos en el desarrollo, como la capacidad de permanecer sentado o la de llevarse alimentos a la boca, además de los nuevos sabores el niño experimenta nuevas texturas (grumosas, semisólidas) que contribuyen a facilitar las habilidades oromotoras, pero también a su participación activa en su alimentación. En los años recientes se ha profundizado en el conocimiento de las consecuencias de la actitud de los padres en respuesta a las claves del niño pequeño en su alimentación. El marco físico-afectivo es muy impor-

latitudes tante para desarrollar las habilidades relacionadas con la alimentación y fomentar la autorregulación del hambre/saciedad. Obligar, presionar o premiar son estrategias que interfieren con la percepción de saciedad en el niño y pueden aumentar el riesgo de sobrepeso, de presentar problemas en relación con la comida y de tener una escasa variedad a la hora de comer. Por este motivo se desaconseja utilizar estas estrategias, así como ofrecer comida como consuelo emocional. La filosofía que debe estar detrás de cómo ofrecer los alimentos a los niños pequeños es la de la alimentación perceptiva: interpretar las claves que el lactante transmite a la hora de comer y que hacen que finalmente adecuemos la forma de alimentación, de forma individualizada, a cada bebé. El objetivo final de ese periodo de transición es incorporar al niño a las rutinas de alimentación del resto de la familia. El establecimiento de los patrones de alimentación ocurre durante los primeros años de la vida, por lo que una oferta variada y repetida de alimentos saludables es uno de los puntos claves para la adquisición de hábitos saludables. Los niños pequeños están influidos, en gran medida, por el ambiente familiar y por la actitud de los padres, que son quienes eligen el tipo de alimentos que se les ofrecen y el entorno en el que las comidas se desarrollan. Los estudios longitudinales de seguimiento de cohortes de niños apuntan a que estos patrones alimentarios se mantienen en la adolescencia y predicen la calidad de la dieta en la edad adulta.

Actualmente no hay estudios claros sobre el impacto que tendrá el SARS-CoV-2 en el regreso a clases. La Universidad de Washington realizó una investigación de 15 países para determinar si existen riesgos de contagios con la apertura de las escuelas y descubrió que en Alemania aumentó la tasa de infección entre niños, pero no entre el personal que labora en las instituciones académicas. En Israel se observó un incremento de los contagios que se relaciona con la disminución de las medidas de seguridad sanitaria. Estos datos no han sido suficientes para afirmar que el regreso a clases incrementará los riesgos de contagio.

En Estados Unidos el regreso a clases ha llegado con diversos retos por vencer. Muchas de las decisiones escolares se toman a nivel local, y mientras algunas escuelas han optado por una enseñanza en línea, otras más resolvieron tener clases presenciales. En la era de la pandemia se ha generado una gran cantidad de medidas preventivas para atender el problema de la proximidad. Las escuelas que abran deberán reducir el número de alumnos por salón y el autobús escolar tendrá que disminuir el número de pasajeros. Por ello, las autoridades escolares solicitan que, en la medida de lo posible, los padres de familia busquen otro mecanismo de transporte y el uso de cubrebocas. Todo lo anterior buscará mantener a los alumnos seguros ante el riesgo de contagio.

En julio pasado la Universidad de Harvard anunció que todas sus materias serán impartidas en línea. Si bien es cierto que esta universidad permitirá que 40% de los estudiantes acudan al campus de Cambridge en Massachusetts, no habrá clases presenciales, sino que los alumnos tomarán sus cursos desde la habitación de las residencias. Cabe señalar que 40% de los estudiantes que estarán en el campus serán del último año de estudios, mientras que los de primer año deberán permanecer en sus casas.

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>> POSICIONES

“El marco físico-afectivo es muy importante para desarrollar las habilidades relacionadas con la alimentación y fomentar la autorregulación del hambre/saciedad.” Hasta hace relativamente poco tiempo no se había valorado la influencia de las comidas en familia sobre los hábitos alimentarios de los niños y sobre la propia calidad de la dieta. Influencia de las comidas familiares en el patrón de alimentación de los niños y de los adolescentes Las comidas en familia constituyen una actividad central y un punto de encuentro en la vida diaria de los miembros de una familia, aspecto clave para fortalecer los vínculos familiares. Comer en familia se asocia con un gran número de beneficios, no sólo sobre la salud o la calidad de la dieta, sino también sobre el rendimiento académico y sobre la sensación de bienestar y salud (menor riesgo de conductas de riesgo o depresión, por ejemplo) y, en las edades más tempranas, con una adquisición más rápida del lenguaje. Las comidas familiares se asocian con valores positivos como una mayor dedicación al aprendizaje, esfuerzo, solidaridad y cooperación con los más débiles. Desde el punto de vista de la alimentación, esta práctica implica consumir dietas más equilibradas y de mayor calidad, con las ventajas

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que ello conlleva, en especial en la prevención de la obesidad. Las comidas en familia constituyen la base para elaborar los recuerdos de la alimentación que se forman en la infancia y perduran a lo largo de toda la vida. El análisis de la dieta que siguen los adolescentes revela que son pocos los que adoptan las recomendaciones de ingesta establecidas por los expertos y las autoridades sanitarias. En general, consumen más grasa y azúcares refinados, y menos cantidad de frutas, cereales y productos lácteos. Esto ocasiona, por una parte, un exceso de aportes calóricos y una deficiencia, en algunos casos, de micronutrientes (vitaminas, minerales y fibra). Son muchos los factores que influyen en la elección de la comida por los adolescentes —la familia, los amigos, la escuela, los medios de comunicación, los anuncios, la cultura, la religión y el nivel de conocimientos—, pero es muy difícil medir la influencia individual de cada uno de ellos. Sin embargo, uno de los aspectos que más han cambiado en las últimas décadas son las comidas familiares: cada vez es mayor el

número de familias que realizan comidas fuera del hogar, y también cada vez es menor el número de familias que se sientan a la mesa para comer juntos, y el de adolescentes que realizan un patrón habitual de comidas (por ejemplo, tres comidas principales y un tentempié). Varios estudios han demostrado el efecto positivo de las comidas en familia sobre la calidad de la dieta. Gillman y colaboradores mostraron que los niños que comían en familia con más frecuencia presentaban mayor consumo de frutas y verduras y, consiguientemente, mayor ingestión de fibra, calcio, folatos, hierro y vitaminas B6, B12 y E, menor consumo de grasas, en especial ácidos grasos trans y saturados, menor consumo de refrescos y una carga glucémica reducida. En otro estudio, la presencia de los padres en la comida principal se asoció con un riesgo menor de bajo consumo de frutas, verduras y productos lácteos, así como con una posibilidad más baja de saltarse el desayuno. En este estudio, realizado en 20,745 adolescentes estadounidenses, la mera presencia de uno de los padres, antes o después del colegio, o el control de éstos sobre la comida de los adolescentes, no modificó en absoluto su ingesta. Por el contrario, las comidas en familia constituyeron una ayuda valiosa para favorecer alternativas saludables y ser un ejemplo de dieta saludable. La promoción de hábitos dietéticos saludables entre los adolescentes es un gran reto de las políticas de salud. Las conse-


Otras

latitudes cuencias a largo plazo de no seguir una dieta adecuada, con elevado contenido en calorías, grasas totales, grasas saturadas, colesterol y sal, y pobre en fibra y calcio, pueden ser desastrosas. Una baja calidad de la dieta se asocia con factores de riesgo de enfermedad coronaria, algunos tipos de cáncer, accidentes cerebrovasculares, osteoporosis y diabetes. Además, junto con la escasa o nula actividad física son causa directa del sobrepeso y la obesidad en la adolescencia. De forma paralela al aumento de peso en los adolescentes, en los últimos 30 años hemos asistido a un declive de la frecuencia de las comidas en familia. ¿Existe relación entre ambos hechos? Taveras y colaboradores estudiaron una cohorte de 16,882 niños en la investigación Growing Up Today. La presencia de sobrepeso fue de 19.4% en las chicas y de 24.6% en los chicos que contestaron “Nunca u ocasionalmente” cuando se les preguntó “¿Con cuánta frecuencia te sientas con otros miembros de tu familia para comer o cenar?”, frente a 16.1% de las chicas y 22.7% de los chicos que contestaron “Casi todos los días”, y a 16.7% de las chicas y 22.7% de los chicos que contestaron “Siempre”. Así, se observó una reducción de 15% del riesgo de sobrepeso en los grupos de chicos y chicas que comían en familia siempre o casi siempre. Un meta análisis publicado en 2018, que recoge los resultados de 57 estudios (203,706 participantes), confirma que existe una fuerte relación positiva entre la frecuencia de comer en familia y una mejor salud nutricional, tanto en niños como en adolescentes, con independencia de la procedencia y del estrato socioeconó-

mico o de que coman con uno de los padres o con toda la familia. La investigación se aboca a entender cuáles son los aspectos de esas comidas familiares que constituyen la base de su papel protector. Aunque es indudable que la dinámica familiar influye en los resultados, el efecto se mantiene con independencia del funcionamiento de la familia. Ámbitos de intervención de la estrategia NA • Ámbito familiar y comunitario • Ámbito escolar • Ámbito empresarial • Ámbito sanitario Mensajes clave • A comer también se aprende. En el niño más pequeño ese aprendizaje se fundamenta en la oferta de alimentos saludables y en la respuesta de los padres a los mensajesclaves del niño en relación con la comida. • A medida que el niño crece y, especialmente, en el adolescente, adquiere mayor importancia el entorno de las comidas. • Comer en familia se asocia con mejor calidad nutricional de la dieta, pero también con otras ventajas sobre el desarrollo madurativo y la integración social. Consideraciones prácticas La promoción de las comidas en familia y compartidas se considera una estrategia de salud pública, aunque hasta la fecha, salvo el informe de Family Watch, elaborado por B. Beltrán y C. Cuadrado en 2014, no se han realizado estudios o campañas específicas encaminadas a fomentar las comidas en familia. La estrategia

La biologista Corinne Houart afirma que a pesar de que 65% de los egresados del posdoctorado en biomedicina son mujeres, 75% de los líderes de equipo de investigación son hombres. Además, sólo 5% de las mujeres son líderes universitarias de alto nivel. Esta disparidad puede ser atribuida al hecho de que ciertos rasgos de liderazgo socialmente reconocidos constituyen características de conductas masculinas. Dice Houart que las mujeres tienden a ser más reflexivas que los hombres. Este hábito suele considerarse como indecisión. También las mujeres acostumbran a ser más calladas que los hombres frente a las figuras de autoridad, lo que se diagnostica como timidez. Por ello, para que una mujer pueda ser reconocida como líder, tiende a adoptar rasgos masculinos contrarios a sus condiciones biológicas y de género, como hablar fuerte o ser más impetuosa e impulsiva. Lo anterior puede ser un error que empobrece la gestión universitaria y el reconocimiento de los liderazgos femeninos. La UNESCO presentó la iniciativa Coalición Mundial para la Educación, la cual es una asociación de diversos países y organizaciones privadas que busca hacer frente a la crisis educativa derivada de la pandemia. Esta iniciativa tiene el objetivo de ofrecer a niñas, niños y adolescentes opciones de aprendizaje para evitar el rezago educativo, busca generar herramientas y servicios gratuitos para los países más afectados y establecer esquemas escolares flexibles y abiertos. El Ministerio de Educación de España anunció que en septiembre reabrirán las escuelas. Para ello, ha establecido medidas de seguridad que buscan garantizar la salud de los alumnos. Entre las medidas anunciadas se encuentra la reducción del número de alumnos asignados a un salón de clases y el uso de mascarilla obligatoria a partir de los seis años. Además de estas medidas, los colegios deberán procurar una distancia entre los alumnos y el personal por lo menos de 1.5 metros, prevenir aglomeraciones y generar planes de contingencia para garantizar la salud de los alumnos.

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>> POSICIONES

NAOS (Estrategia para la Nutrición, la Actividad Física y la Prevención de la Obesidad), del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, propone la actuación en distintos ámbitos de intervención: el ámbito familiar y comunitario ocupa el primer lugar. Como señala la Academia Estadounidense de Nutrición y Dietética: “Las comidas en familia: pequeña inversión, grandes resultados”. Pautas y consejos para fomentar las comidas compartidas en el ámbito de la familia • Considerar una prioridad sentarse a comer en familia y tenerlo en cuenta a la hora de organizar la agenda familiar. • Conseguir que sea un hábito. Para ello, establecer una hora fija que todos respeten. Pueden escogerse metas asequibles; por ejemplo, comenzar estableciendo la costumbre de comer juntos dos o tres veces a la semana. No necesariamente ha de ser la comida principal; puede ser el desayuno o la cena. • Hacerlo sencillo: elegir platos o recetas a las que no hay que dedicar demasiado tiempo. Elegir ingredientes que se puedan usar en más de una comida. • Comer sentados y charlar durante la comida. Olvidarse del teléfono celular, de la televisión y de otros dispositivos electrónicos. Mejor que no estén en la mesa. • Pedir ayuda. Todos colaboran: desde ir a comprar los alimentos hasta poner y quitar la mesa. Si conseguimos que la comida en familia sea un momento divertido (hay muchos trucos que se pueden

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usar: hacer comidas temáticas, preparar menús que sugieran los niños, mantener conversaciones en las que todos tengan algo que decir, etcétera), antes de lo que pensamos la comida en familia será el momento que todos están esperando en la semana o en el día. En conclusión, la influencia de la familia en los hábitos alimentarios de los niños y de los jóvenes es esencial y varía a lo largo de las distintas etapas. Mientras que en los primeros meses esa influencia se basa en el tipo de alimentación que los padres eligen y en la actitud de los padres ante las comidas, posteriormente esa influencia se inclina más hacia el entorno de la comida. Sigue siendo importante la elección de alimentos saludables y menús equilibrados, pero adquiere mayor relevancia cómo se realizan las comidas. En la etapa de la adolescencia, cuando los consejos pocas veces valen, conseguir reunirse algunas veces en torno de una mesa común para comer es más que un objetivo deseable.

Para saber más • Moreno Villares, J. M., y M. J. Galiano Segovia (2006), “La comida en familia: algo más que comer juntos”, Acta Pediátrica Española, núm. 64, pp. 554-558. • Galiano Segovia, M. J., y J. M. Moreno Villares (2010), “El desayuno en la infancia: más que una buena costumbre”, Acta Pediátrica Española, núm. 68, pp. 403-408. • Beltrán de Miguel B., y C. Cuadrado (2014), “Comer en familia: hacer de la rutina salud. Papel de las comidas en familia en la calidad de la dieta y el control del peso corporal”, informe TFW 2014-2, 14 de mayo. • Fulkerson, J. A., N. Larson, M. Horning y D. A. Neumark-Sztainer (2014), “Review of Associations between Family or Shared Meal Frequency and Dietary and Weight Status Outcomes Across the Lifespan”, Journal of Nutrition, Education and Behavior, núm. 46, pp. 2-19. • Dallacker, M., R. Hertwig y J. Mata (2018), “The Frequency of Family Meals and Nutritional Health in Children: A Meta-analysis”, Obesity Reviews, 19 (5), pp. 638-653. • Verhage, C. L., M. Gillebaart, S. M. C. van der Veek y C. M. J. L. Vereijken (2018), “The Relation between Family Meals and Health of Infants and Toddlers: A Review”, Appetite, núm. 127, pp. 97-109. • Johnson, S. L (2016), “Developmental and Environmental Influences on Young Children’s Vegetable Preferences and Consuption”, Advances in Nutrition, 7 (suplemento), pp. 220S-31S.

* José Manuel Moreno Villares es director del Departamento de Pediatría Clínica de la Universidad de Navarra y coordinador del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. María José Galiano Segovia es pediatra en el Centro de Salud María Montessori, Leganés, Madrid. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 497.


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Azucena Ochoa Cervantes*

Aprendizaje-servicio: una posibilidad en este escenario de crisis Durante esta pandemia, más que preocuparnos por que los estudiantes aprendan contenidos curriculares, es momento de fomentar en ellos la solidaridad y qué mejor forma de hacerlo que a través del aprendizajeservicio, un método que implica aplicar lo aprendido para resolver una necesidad real a través de un servicio a la comunidad.

P

arto del supuesto de que todos podemos aprender siempre y cuando se cuente con las condiciones para que esto sea posible. En el momento que escribo este artículo estamos viviendo una pandemia que nos obliga a repensarnos como personas en nuestros vínculos dentro de las instituciones de las que formamos parte. Pienso, en particular, en la escuela, sus fines, su estructura y sus métodos. ¿Por qué seguimos preocupados de que las y los estudiantes aprendan contenidos curriculares? ¿Por qué parece que le damos poca importancia al llamado a la solidaridad que nos convoca esta epidemia? Una vez asumida la importancia de trabajar en el desarrollo de la solidaridad entre el alumnado, ¿cómo hacer para promoverla en estos tiempos desde la escuela? Una condición de posibilidad para el desarrollo y la promoción de la solidaridad (entre otros valores) es

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el método pedagógico del aprendizaje-servicio (ApS). Este método implica la puesta en marcha de aprendizajes para resolver una necesidad real a través de un servicio a la comunidad. Esto implica necesariamente el reconocimiento del otro, de la otra, de sus problemáticas, y nos interpela para hacernos parte de la resolución. No desconocemos que existen otros métodos que también tienen como fin el desarrollo de valores. Sin embargo, en el ApS éstos se explicitan y se intencionan justamente a partir del servicio. Se reconoce que el hecho de “dar el servicio” implica recibir también, pues lo que debemos promover es una relación horizontal en la que, al servir, aprendemos. Este método pedagógico tiene sus fundamentos teóricos en la escuela activa; sin embargo, consideramos necesario retomar un fuerte referente, como es la pedagogía


social, puesto que ésta “más que dirigir su mirada hacia contenidos o saberes disciplinares, fija su atención en la dimensión social, cultural, política, cívica, etcétera, de quién y con quién actúa, dónde, por qué y para qué lo hace; es decir, de los contextos y de quienes los protagonizan como sujetos o agentes de una determinada práctica educativa…” (Caride, Gradaílle y Caballo, 2015, p. 6). Retomando lo anterior, reconocemos y valoramos en el aprendizaje-servicio la posibilidad de impulsar la participación protagónica de los actores involucrados. Entonces es un método privilegiado para promover la participación, que no se limita a reconocerla como un derecho, sino que se promueve como un proceso educativo que desarrolla cuatro dimensiones: una dimensión social, al estar en contacto con las necesidades del entorno; una dimensión política, al implicarse como actor social en la resolución de éstas; una dimensión pedagógica, al hacer explícitos los aprendizajes curriculares y no curriculares que se ponen en práctica, y una dimensión psicológica, al interactuar con el grupo y recibir retroalimentación de lo que se hace dentro del mismo potenciando la autoeficacia y la autoestima. Entendida así la participación dentro de este método, permite también promover la inclusión educativa, pues cada persona del grupo debe poner en marcha sus potencialidades para llevar a cabo el proyecto apreciando de esta manera lo que cada uno es, lo que cada quien aporta, superando la idea del déficit como obstáculo para promover el aprecio por las diferencias. Además de lo anterior, la participación protagónica que se promueve mediante el ApS permite repensar los límites de la escuela, en el sentido amplio y específico del término; esto es, en la actualidad vivimos una escuela de puertas cerradas y pocas veces lo que se aprende en la escuela tiene una “aplicación” en la vida cotidiana del alumnado. Por otra parte, los educadores asumimos la “influencia” —generalmente negativa— que tiene el contexto sobre la escuela; sin embargo, pocas veces reflexionamos en el sentido contrario, y pocas veces estamos dispuestos a asumir el reto de que la escuela sea la institución que influya en los cambios que requieren las comunidades. Así que con el ApS podemos generar esta reflexión. Abrir la escuela a la comunidad y a sus problemáticas implica reconocer la realidad de los que habitan ahí, reflexionar sobre ello y hacer propuestas de mejora o de cambio. De esta manera se establecen relaciones de cooperación entre los miembros de la comunidad y se desdibujan los límites de la escuela, revalorando la

Abrir la escuela a la comunidad y a sus problemáticas implica reconocer la realidad de los que ahí habitan, reflexionar sobre ello y hacer propuestas de mejora o de cambio. cultura y la vida cotidiana del alumnado y de sus familias y generando una relación bidireccional que fortalece a las comunidades y a las instituciones escolares. Así el aprendizaje en servicio puede vislumbrarse como una estrategia expansiva y transformadora pues no sólo hace posible la adquisición de contenidos curriculares, sino que, al promover la participación protagónica, desarrolla valores y promueve la inclusión y el vínculo con las comunidades. Pugnamos por el uso de esta metodología en estos tiempos difíciles que nos ha tocado presenciar. * Docente investigadora en la maestría en educación para la ciudadanía de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro y coordinadora del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Autónoma de Querétaro. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 511.

Para saber más • Claride, J., R. Gradaílle y M. Caballo (2015), “De la pedagogía social como educación, a la educación social como pedagogía”, Perfiles Educativos, vol. XXXVII, núm. 148, suplemento 2015, pp. 4-10. • Ochoa, A., E. Díez-Martínez y P. Garbus (2020), “Análisis del concepto de participación en estudiantes de secundaria”, Sinéctica, núm. 54, en https://sinectica.iteso.mx/index.php/SINECTICA/ article/view/1005. • Ochoa, A. (2019), “El tipo de participación que promueve la escuela, una limitante para la inclusión”, Alteridad. Revista de Educación, 14 (2), pp. 184-194, en https://alteridad.ups.edu.ec/ index.php/alteridad/article/view/2.2019.03. • Ochoa, A., y L. Pérez (2019), “El aprendizaje-servicio, una estrategia para impulsar la participación y promover la convivencia”, Psicoperspectivas, 18 (1), pp. 1-13, en https://www.psicoperspectivas.cl/index.php/psicoperspectivas/article/view/1478.

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LIBROS Sandra Martínez Pérez*

Para saber más sobre familia y escuela La autora ofrece un repertorio de libros, artículos de revistas y otras publicaciones sobre la relación entre familia y escuela, sus desencuentros, pero también pautas para hacer realidad una participación activa de padres y madres en los centros escolares.

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Ilustración: Pikisuperstar/Freepik


Autoría compartida (2004), “Fomento de las relaciones de colaboración entre las familias y el profesorado a través de un programa de desarrollo de habilidades para el uso del lenguaje en niños de educación infantil”, Infancia y Aprendizaje 27 (4), pp. 425-435. En este artículo las autoras exponen que el programa de estimulación de desarrollo de habilidades del uso del lenguaje en educación infantil puede ser una herramienta de dinamización en las relaciones de colaboración entre familias y docentes, ya que requiere un trabajo y un intercambio de experiencias educativas entre ambas instituciones. Autoría compartida (2007), La escuela en la comunidad. La comunidad en la escuela, Barcelona, Editorial Graó. Una comunidad es más que un conjunto de personas, instituciones y entidades; también es un entramado de relaciones entre unas y otras, una apertura de la escuela hacia la comunidad y la colaboración de todos los agentes de la comunidad con el centro escolar. Autoría compartida (2008), La comunicación entre la familia y el centro educativo, Murcia, Consejo Escolar de la Región de Murcia (Consejería de Educación, Ciencia e Investigación). El libro recoge los resultados de una investigación en la que participaron 135 escuelas, 2,492 familias y 146 docentes de la región de Murcia. Los au-

tores ofrecen una panorámica de las relaciones entre centros educativos y familias y destacan la importancia de mejorar la colaboración, la implicación y la participación entre ambas instituciones. Benso Calvo, Carmen, y Carmen Pereira Domínguez (coords.) (2007), Familia y escuela: el reto de educar en el siglo XXI, Ourense, Consellería de Educación. Las autoras presentan, a través de experiencias y reflexiones, el papel que juegan familias y escuela en el proceso de socialización de niños y niñas, y el reto educativo que asumen ambas instituciones en la educación en valores, convivencia y aprendizajes mediante un entramado de relaciones. Cabrera, Dolors, Jaume Funes y Cristina Brullet (2004), Alumnado, familias y sistema educativo, Barcelona, Octaedro. Los recientes cambios vividos y la diversidad de modelos de socialización plantean nuevos retos educativos a familias y a escuelas. Los autores presentan una serie de criterios que pueden ayudarnos a analizar la nueva realidad social, con el propósito de que familias y escuelas presenten, conjuntamente, sus propuestas de educación. Castelli, Stefano, María Mendel y Birte Ravn (eds.) (2003), School, Family and Community Partnership in a World of Differences and Changes, Gdansk, Wysawnictwo Uniwerssytetu Gdanskiego.

Este libro recoge una serie de experiencias e investigaciones presentadas en la European Research Network About Parents in Education (ERNAPE). En él se abordan temas como las perspectivas de familias y escuelas en torno de sus relaciones; el papel de las reformas y las políticas de participación en los centros educativos; los límites y las posibilidades en la colaboración, y las estrategias que se ponen en juego. Christenson, Sandra L. (2004), “The Family-school Partnership: An Opportunity to Promote the Learning Competence of All Students”, School Psychology Review, núm. 33, pp. 83-04. El presente artículo centra su mirada en la importancia de la cooperación entre familia y escuela, para aumentar las oportunidades de todos los estudiantes y favorecer el aprendizaje de los niños. Se trata, pues, de valorar la alianza que se establece entre ambas instituciones como factor vital en la colaboración entre toda la comunidad educativa. Collet Sabé, Jordi (2013), ¿Cómo y para qué educan las familias hoy? Los nuevos procesos de socialización familiar, Barcelona, Icaria. Esta obra está fundamentada en una investigación cualitativa cuyo análisis se centra en modelos, experiencias y prácticas que orientan la educación de niños y niñas. Para ello, el autor se basa en la teoría de

la civilización y se interesa por los procesos de socialización familiar, realizando un breve recorrido histórico por la educación en las familias y señalando cuál es el paisaje actual de las mismas, con base en un modelo de socialización marcado por un contexto de capitalismo flexible. Collet, Jordi, y Antoni Tort (coords.) (2011), Famílies, escola i èxit. Millorar els vincles per millorar els resultats, Barcelona, Fundació Jaume Bofill, Informes Breus, 35, Educació, en http://www.fbofill.cat/intra/ fbofill/documents/publicacions/ 555.pdf. Este informe manifiesta la necesidad de realizar un cambio de posicionamiento y una innovación en la escuela para mejorar los vínculos con las familias. Los autores centran su mirada en qué cambios de la estructura escolar (tiempo, espacio, organización e información) pueden realizar los centros educativos para favorecer la relación y la proximidad de las familias y, por consiguiente, los resultados académicos. Comellas, María Jesús (2009), Familia y escuela: compartir la educación, Barcelona, Graó. A modo de guía, la autora intenta ofrecer una mirada sobre cómo familia y escuela podrían llevar a cabo un debate conjunto que las condujera a un acercamiento, con el fin de promover un clima de confianza, colaboración y participación en todo el proceso educativo de niños y niñas.

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LIBROS Crozier, Gill, y Diane Reay (eds.) (2005), Activating Participation: Parents and Teachers Working Towards Partnership, EUA, Trentham Book Limited. Este libro recoge la importancia de la “participación activa” de los padres y los cuidadores en la educación de sus hijos. Destaca la relevancia del diálogo y la acción entre docentes y familias para que ambos compartan de manera activa aquellas decisiones y quehaceres que se ponen en marcha en la experiencia educativa de los niños. Guardia, Rosa María de la (2003), “Variables que mediatizan la participación educativa de las familias”, tesis doctoral, La Laguna, Universidad de La Laguna, en ftp://tesis.bbtk.ull.es/ccssyhum/cs139.pdf. La presente tesis doctoral destaca la relevancia de la participación educativa de todos los miembros que conforman las comunidades educativas. El objetivo de la disertación es analizar el complejo entramado de posibles variables que influyen y mediatizan el proceso de participación en las escuelas de Canarias. Epstein, Joyce L. (dir.) (2002), School, Family and Community Partnership: Your Handbook for Action, Thousand Oaks, Corwin Press. Este libro nace a raíz de una investigación realizada en 1,700 escuelas, 150 distritos escolares y 20 departamentos estatales. Entre todos los

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colaboradores se analizó cómo cambiar las “tradicionales” maneras de pensar sobre la participación de las familias en los centros educativos y propone ciertas mejoras en los programas de participación de toda la comunidad educativa. Feito, Rafael (2010), “Familias y escuela. Las razones de un desencuentro”, Educación y Futuro, núm. 22, pp. 87-107. El presente artículo analiza los cambios que han experimentado familias y escuelas y las relaciones que se establecen entre ambas. Asimismo, pone de manifiesto aquellas razones que explican la relevancia de la participación de las familias en el control y la gestión de los centros educativos. Garreta, Jordi (2008), La participación de las familias en la escuela pública, Madrid, CEAPA. Las familias siempre se han implicado y movilizado por la mejora de la educación de sus hijos y sus hijas en los centros educativos. Este estudio fija su mirada en la participación de las familias en las escuelas, centrándose en la importancia de las asociaciones de madres y padres de los alumnos, aunque ésta, evidentemente, no es la única forma de relacionarse con el centro educativo. Luengo, Florencio, y José Moya (coords.) (2008), Escuela, familia, comunidad: claves para la acción, Madrid, Wolters Kluwer.

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Este libro, a lo largo de sus diversos capítulos, recoge aquellos recursos y experiencias que bajo el proyecto Atlántida se han puesto en marcha para conseguir una colaboración entre escuela, familia y comunidad-sociedad. Parte de la premisa de que la educación democrática no es competencia y responsabilidad de la escuela, sino de todos los agentes implicados. Martínez Pérez, Sandra (2012), “La relación familiaescuela. La representación de un espacio compartido”, tesis doctoral, Barcelona, Universidad de Barcelona, en http:// hdl.handle.net/2445/48969. La finalidad de la presente investigación es conocer, describir e interpretar qué tipos de relaciones se establecen entre las familias y las escuelas. Para ello, se parte de tres estudios de caso en tres escuelas públicas con diferentes perspectivas y prácticas sobre la relación entre familia y escuela. El estudio intenta entretejer los mecanismos, las estrategias y las técnicas, las semejanzas y las diferencias entre ambas instituciones. Rivas, José Ignacio, Analía E. Leite y Pablo Cortés (2011), “Paradojas y conflictos entre las culturas del profesorado, las familias y los estudiantes en el contexto escolar”, Revista de Educación, núm. 356, pp. 161-183. Los autores de este artículo abordan los resultados de la investigación llevada a cabo

en tres centros educativos (dos de primaria y uno de secundaria) ubicados en Andalucía. Valoran la experiencia escolar vivida por cada uno de los agentes implicados (docentes, alumnos y familias) y destacan las vivencias de cada colectivo en un sistema complejo de actos, pensamientos, deseos, etcétera. Romero, María José (2010), Familia y escuela, Sevilla, Wanceulen. La presente obra está dirigida al profesorado de secundaria. La autora se aproxima al concepto de educación y a las responsabilidades que se atribuyen a familias y escuelas. El libro recoge ejemplos de prácticas educativas y aborda la relación entre ambas instituciones, reconociendo la necesidad de la formación y la implicación de las familias en las escuelas. Sánchez Liarte, Carmelo (coord.) (2006), Participación de las familias en la vida escolar: acciones y estrategias, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, Secretaría General de Educación. Este libro está compuesto por una serie de artículos, de distintos autores, que destacan la relevancia de la participación de las familias en los centros educativos y en las comunidades de aprendizaje. Además, centran su mirada en la relación escuela y comunidad. * Sandra Martínez Pérez, Universitat de Barcelona. Artículo publicado originalmente en Cuadernos de Pedagogía, núm. 444.




Familia y escuela, escuela y familia. Guía para que padres y docentes nos entendamos Óscar González, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2014

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l tema abordado a lo largo de esta guía, la relación familia y escuela, es transcendental. Óscar González centra su mirada en la situación actual de ambas instituciones y, en concreto, en las relaciones que establecen y en la tipología de las familias: implicadas y preocupadas, despreocupadas de sus responsabilidades, obsesionadas por las actividades que realizan sus hijos, desestructuradas, y con carencia de recursos. Para ello, aporta evidencias a través de una

pequeña investigación en torno de la cuestión: “¿Qué piensa la comunidad educativa sobre las actuales relaciones entre familia y escuela?”, a partir de su experiencia personal y de los estudios de expertos en la temática. Analizando el panorama actual de nuestra sociedad, buscamos políticas y estrategias educativas, más allá de las establecidas, para implicar a las familias en los centros escolares. Si queremos unir hogar y escuela es necesario

Más escuela y menos aula Mariano Fernández Enguita, Morata, Madrid, 2018

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l conocido sociólogo de la educación Mariano Fernández Enguita se ha destacado por su estudio y su denuncia del fracaso escolar español. Para él, las aulas estorban. Se requiere otro ámbito para aprender. Reformemos la escuela pública de todos, antes de que —como siempre— se aprovechen los más afortunados. Lo dice un sociólogo valiente que denunció la selectividad y el fracaso escolar español tan elevado. No es admisible que la escuela origine más desigualdad que la misma procedencia familiar. Hace muy bien en insistir:

debemos reformar todas las escuelas. Y deprisa. Algunas privadas, concertadas o no, ya han comenzado. La escuela pública y su profesorado tienen que corregir sus defectos —plantillas inestables, corporativismo, etcétera— porque es la escuela de todos. A partir de ahí, la síntesis de Enguita hacia la hiperaula y el aprendizaje en equipos y por proyectos, etcétera, es sencilla: no hay que desescolarizar la sociedad (capítulos 1 y 2), sólo desenjaularla (capítulo 3) y aprovechar el nuevo entorno digital (capítulo 4). Lo ha de ha-

un cambio. Cuidar el lenguaje y la comunicación serán los retos principales para incluir y dar cabida a la diversidad familiar. Colaborar, participar e involucrarse en las escuelas es fruto del deseo de todos sus miembros y de la importancia de la corresponsabilidad y del trabajo conjunto, para fomentar y mejorar las relaciones y, por consiguiente, la educación del alumnado. Hacer “puertas giratorias” (el dentro y el fuera) es una manera de crear una verdadera comunidad y promo-

ver la colaboración. Algunas propuestas de cambio serían: la Universidad de Padres (yo la llamaría la Universidad de Familias) en línea, de José Antonio Marina, para conciliar la vida familiar y laboral; la Parents and Teacher Associations, como modelo de cooperación de todos sus miembros, y la Alianza Educativa Familia-Escuela, fundada por el autor del libro, con la intención de crear un auténtico equipo de calidad con la participación de toda la comunidad educativa.

cer cada centro (capítulo 5), con un profesorado más profesional y en equipo (capítulo 6). Y, entonces, ¿qué nos falta en el libro? A lo mejor, dilucidar si lo peor de la crisis está en lo escolar o en lo educativo. ¿No va a dejar la escuela de servir al feroz sistema competitivo y capitalista? A un sociólogo también podemos pedirle que sugiera los aprendizajes necesarios para educar(nos) mejor como personas en plena era digital, global, científica y neoliberal. Pedagogos como Freire y Milani, que conozco mejor, bebieron en lo social la pedagogía necesaria y urgente. Y luego intentaron lo más difícil todavía: conducir sus didácticas hacia lo educativo con el fin de que aprender sir-

viera para tejer hoy las mejores relaciones humanas. José Luis Corzo* * Director de la revista Educar(NOS). Extracto de la reseña publicada originalmente como “Liquidar las aulas para salvar la escuela. Una propuesta de Mariano Fernández Enguita”, Cuadernos de Pedagogía, núm. 494.

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LIBROS

El ejercicio de la autoridad en la familia

DIGITALES

Directrices para mejorar la atención educativa de niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, México, 2016

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l propósito de esta obra es incidir en la política educativa dirigida a atender a la niñez de familias de jornaleros agrícolas, y de esta manera avanzar en el cumplimiento del derecho a la educación en México. Sus objetivos generales son propiciar que las autoridades educativas, de orden federal y local, tomen decisiones orientadas a garantizar un servicio educativo de calidad para niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes, así como promover que los sectores gubernamental, social, privado y académico reconozcan la urgente necesidad de atender a esta población y de generar dinámicas de trabajo colaborativo que favorezcan su atención integral. Este documento se estructura en cuatro apartados y dos anexos. En el primero se presenta el marco legal que fundamenta y motiva las directrices. El segundo contiene un panorama de los retos para la atención educativa de niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros agrícolas migrantes. El tercero presenta las cuatro directrices que deberán ser atendidas por las autoridades educativas. Finalmente, el cuarto apartado describe de manera breve el proceso que deben seguir las autoridades educativas para dar respuesta y atender las directrices que emite el instituto. Por su parte, el primer anexo detalla los problemas, las debilidades y los vacíos que cada directriz pretende atender y que buscan ser motivo de la reflexión que hagan las autoridades educativas para orientar las acciones para la mejora. El segundo muestra el contexto de política educativa en el que se inscriben las directrices, además de incluir un recuento de las principales recomendaciones que se han realizado en la materia.

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María Elinora Soberanes Díez, Revista Panamericana de Pedagogía, núm. 14, 2009

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a ansiedad es una sensación física que aparece ante una situación que no sabemos cómo afrontar. Pero también es una emoción o un sentimiento captado psicológicamente por el sujeto. La ansiedad genera padres de familia confundidos y desorientados: no saben lo que va a pasar ni cómo reaccionarán, y, lo más importante, cuál es la mejor forma de educar a sus hijos. Esto provoca un círculo vicioso, ya que estas preocupaciones y estos miedos generan, a su vez, más estrés. Al mismo tiempo, encontramos niños que son hijos de la Net Generation, es decir, han crecido junto con la tecnología, la cual cambia cada vez más rápidamente. Los estímulos visuales son más llamativos, coloridos, gráficos y nuevamente más rápidos. En la actualidad, los niños emplean formas de aprender y de comunicarse muy diferentes a las de sus padres, especialmente con la llegada de internet y con los nuevos videojuegos. Por eso no debe extrañarnos encontrar, en los diferentes colegios, niños cada vez más sobrestimulados. En ocasiones estos niños se hallan sin una guía firme y descubren, muchas veces con ayuda de los medios de comunicación, que realmente nada los limita y que pueden hacer con su “libertad” lo que quieran. Lo anterior conduce al libertinaje. Esto los hace perder la orientación y encontrarse desbordados en su afectividad hasta la exacerbación. Confunden y mezclan emociones que, en la mayoría de las ocasiones, favorecen lo que sienten en ese momento; es decir, deciden y actúan según sus emociones momentáneas, dejando de lado la parte racional, el autodominio y la visión de largo plazo. Frente a un mundo desbordante de cambios, novedades y modas, los padres de familia requieren ejercer su autoridad para ofrecer a sus hijos estabilidad, confianza y esperanza. Es vital señalar que el hecho de ser padres no es sinónimo de poseer autoridad frente a los hijos, sino que ésta se va conquistando con el ejemplo.


Educación con las escuelas cerradas:

voces de familias y profesorado sobre la educación durante el confinamiento. Proyecto Atlántida

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l Proyecto de Innovación Atlántida, junto a más de 10 grupos de innovación que han apoyado el trabajo, ha recogido la opinión y la experiencia de 5,900 familias y 3,700 docentes de toda España a lo largo del segundo mes de confinamiento (15 de abril a 15 de mayo). La investigación se centra en tres grandes cuestiones: 1. La capacidad de respuesta del sistema educativo a la crisis y a los efectos de la brecha digital de acceso y uso en familias y docentes. 2. La visión de las familias y del profesorado sobre el papel que han desempeñado las administraciones, el centro educativo y ellos mismos durante la crisis. 3. Las implicaciones del cierre de centros sobre el aprendizaje y en el currículo. Las conclusiones del estudio más destacadas son las siguientes: se ha producido una crisis generalizada de aprendizaje, pero que afecta de modo diferente y con un impacto desigual a distintos grupos; el aprendizaje de todos los estudiantes se ha visto fuertemente afectado por el cierre de centros y el confinamiento; en una tercera parte de los casos la pérdida de aprendizaje podría haber sido severa, y los docentes consideran que hasta 30% del alumnado no ha podido seguir el modelo de educación a distancia. Las dificultades a las que se enfrentan las familias en relación con la educación a distancia son múltiples y de gran calado: 25% de familias reconocen dificultades de diferentes tipos para que sus hijos puedan seguir aprendiendo satisfactoriamente con la educación a distancia. La brecha digital no se produce sólo en el acceso a la tecnología sino también en su uso, tanto por los docentes como por las familias, y afecta, al menos, a 30% de ellos. Docentes y familias valoran muy positivamente el papel que cada uno de ellos ha desempeñado en esta crisis. A pesar del carácter sin precedentes de la crisis, y de los desafíos que ha supuesto, docentes y

familias creen que ambos han estado a la altura. Esto da esperanza de cara al futuro inmediato y supone un excelente punto de partida que habría que capitalizar y reforzar por parte del sistema educativo. El 76.6% de las familias considera que el tipo de tareas que los docentes han propuesto a los alumnos es bastante o muy adecuado, y el 65.4% de los docentes valora como bueno o muy bueno el apoyo recibido por parte de las familias respecto de la actividad docente. Y tal vez lo más destacable es que 85.2% de las familias piensa que la empatía y la motivación de los docentes hacia el alumnado ha sido bastante o mucha. La crisis actual señala la necesidad de redescubrir el importante valor de las escuelas como espacio público donde se integran los valores democráticos de la comunidad. Pero también ha puesto de manifiesto la imposibilidad de compensar desigualdades sólo a través de alternativas de aprendizaje virtual y a distancia. El modelo de educación a distancia necesita partir de un buen diagnóstico y de propuestas de mejora, puesto que es urgente hacer planes de contingencia que contemplen la posibilidad de futuros periodos de cierre de centros y, en todo caso, de un próximo curso en que la asistencia presencial a los centros va a estar severamente restringida. Es el momento de desplegar todos los recursos profesionales del sistema escolar para detener la pérdida de aprendizaje, recuperar a los que quedaron atrás durante estos meses, y buscar alternativas flexibles e innovadoras a las restricciones que la pandemia va a seguir imponiendo durante un tiempo posiblemente más largo del que ahora se puede prever. Todo el material (resumen y recomendaciones, informe de investigación y escenarios de innovación) puede consultarse en http://www. proyectoatlantida.eu.

Del παιδαγωγoz al acompañamiento doméstico sistemático de los antiguos nahuas Arturo Rocha Cortés, Revista Panamericana de Pedagogía, núm. 29, 2020

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a noción griega de pedagogo como conductor del pupilo es susceptible de correlación con ciertos elementos descriptivos del tlamatinio sabio de los antiguos nahuas. Empero, en el México antiguo, la índole del acompañamiento del mundo clásico trascendió la noción de traer o llevar a los infantes, con todo y su carácter genuinamente educativo, para privilegiar un acompañamiento sistemático que no trasponía los ámbitos domésticos, sino hasta el momento de transitar el alumno a las casas de enseñanza. Semejante acompañamiento ocurría en el seno de la familia o cenyeliztli, entendida como íntima totalidad doméstica (o, en rigor, económica). El Mundo de la Educación

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LIBROS

DIGITALES

Proyecto Apoyo para Padres de Familia en el Seguimiento Escolar Académico y Socioemocional Patricia Núñez Ruiz y Giselle Gómez Gastinel, México, 2019

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l Proyecto para Padres de Familia en el Seguimiento Escolar Académico y Socioemocional tiene la finalidad de que los padres de familia conozcan más sobre el desempeño académico y socioemocional de sus hijos. Este proyecto relaciona los contenidos con una serie de materiales de apoyo digitales que permitan a los padres de familia guiar, orientar y apoyar a sus hijos. El proyecto impulsa una modalidad de enseñanza-aprendizaje que motive el conocimiento y fomente aún más la relación de padres e hijos. Es importante destacar que el proyecto define las competencias que corresponden al área de matemáticas y lengua materna (español), entendiendo que una competencia son los conocimientos, habilidades, prácticas, actitudes y valores que forman de manera integral a cada uno de los alumnos. Cada una de las secciones se encuentra dividida en cinco columnas, las cuales tienen un propósito determinado: • La primera corresponde al aprendizaje esperado: https://www.aprendizajesclave.sep.gob.mx/.

• La segunda, a la competencia que desarrolla. • La tercera, al material digital que tiene el objetivo de apoyar el aprendizaje. • La cuarta corresponde a una pequeña descripción que se encontrará en el material digital. • La quinta, a un icono que corresponde a la clasificación de cada uno de los materiales. Por otra parte, en las edades se abordarán los logros esperados del desarrollo en las áreas: socioemocional, habilidades para integrarse a su entorno (área adaptativa), procesos de adquisición de conocimientos (área cognitiva), lenguaje y motora. Este proyecto se encuentra dividido en áreas específicas, tanto de índole académica como socioemocional, en los niveles: preescolar, primaria y secundaria. Algunos objetivos de los padres de familia son para lo cual este proyecto será de utilidad: construir un ambiente familiar de respeto, afecto y apoyo al desempeño escolar; tener altas expec-

tativas para el desarrollo de sus hijos; practicar la escucha activa y estar atentos a las necesidades y a los intereses de sus hijos; conocer y estar al tanto de las actividades y los propósitos educativos de la escuela; fijar expectativas ambiciosas para el desarrollo intelectual de sus hijos; practicar la escucha activa y estar atentos a los temas de su interés; dar acompañamiento a los hijos en el estudio y enviarlos a la escuela preparados (alimentación, descanso, tareas); mantener una comunicación respetuosa y fluida con la escuela; involucrarse en las instancias de participación y contraloría social que la escuela brinda a las madres y a los padres de familia para contribuir a la transparencia y la rendición de cuentas de los recursos y programas; señalar a los hijos la concordancia de propósitos entre la escuela y la casa; fomentar y respetar los valores que promueven la inclusión, el respeto a otras familias y la no discriminación.

Apoyo para padres de familia en el seguimiento escolar académico y socioemocional Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, México, 2020

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ara contribuir con las familias y los educadores en el seguimiento escolar, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa ha recolectado recursos y materiales que permitan a los padres de familia guiar, orientar y apoyar a sus hijos y/o alumnos. Los recursos versan sobre dos áreas: matemáticas y lengua materna (español), y pueden ser consultados por nivel educativo: preescolar, primaria y secundaria. En cada recurso se describe el aprendizaje esperado, la competencia que busca favorecer y una descripción general que es muy útil para saber lo que se encontrará en el link, que pueden ser documentos o sitios web.

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El Mundo de la Educación



LIBROS

DIGITALES

La interacción familiar en un ambiente saludable Ana Teresa López de Llergo Villagómez y Luz María Cruz de Galindo, Revista Panamericana de Pedagogía, núm. 9, 2006

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partir de una radiografía del estado general de la juventud y de dos datos que arrojan: la gran desconfianza con lo relacionado con la política y la confianza en la institución familiar, en este trabajo se reflexiona sobre algunas pautas indispensables en esta institución para minimizar la brecha entre lo privado y lo público y para fortalecer el capital humano. Se indican políticas sociales para respaldar la ardua e importante tarea de la familia. Finalmente, se sugiere una serie de recomendaciones cuya base implica la fidelidad entre todos los miembros de cada dinastía.

La resiliencia en familias que viven la discapacidad, desde un enfoque centrado en la familia Emma Verónica Santana Valencia, Revista Panamericana de Pedagogía, núm. 27, 2019

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ste trabajo es resultado de una investigación doctoral, cuyo propósito es conocer cómo se construye la resiliencia en las familias que viven la discapacidad en un hijo. Los cuestionamientos son los siguientes: ¿cómo se construye la resiliencia familiar frente a la discapacidad de un hijo?, ¿cuál es la dinámica del sistema familiar frente a la discapacidad?, ¿qué elementos de la resiliencia se observan en las familias que experimentan la discapacidad en un hijo? El supuesto es que toda familia que tiene un hijo o un hermano con alguna discapacidad es capaz de ser resiliente, de manera que es apta para afrontar la adversidad, identificar sus fortalezas y empoderarse en función de sus elecciones. Se emplea una metodología cualitativa, con un diseño de estudio de caso, a través de una entrevista a cinco familias. Se concluye que la resiliencia es un proceso dinámico que se manifiesta en las familias durante la vida en grupo.

“La ventaja competitiva de una sociedad no vendrá de lo bien que se enseñe en sus escuelas la multiplicación y las tablas periódicas, sino de lo bien que se sepa estimular la imaginación y la creatividad.” Walter Isaacson

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