Catecismos do Brasil (extracto)

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Catecismos do Brasil

El Nadir Grรกfica, 6


Diseño de la cubierta: César Sebastián Título: Catecismos do Brasil Autor: Carlos Zéfiro © de la traducción: Celestino Bustos y René Parra © de la introducción: René Parra © de la edición: El Nadir Ediciones, S.L. 2016 Guillem de Castro, 77, 11ª - 46008 Valencia. España info@elnadir.es www.elnadir.es Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Impresión: Gráficas Marí Montañana S.L. IBIC: FX I.S.B.N.: 978-84-944400-0-7 Depósito Legal: V-2112-2016


Catecismos do Brasil Carlos Zéfiro

El Nadir

Ediciones

VALENCIA



INTRODUCCIÓN Catecismos. De nuevo, como en el caso de las “biblias de Tijuana”, una denominación que nos remite a cristianísimas guías espirituales. De nuevo, su opuesto: en lugar de rectos principios para salvación de nuestra alma, una impía sucesión de cuerpos entregados a los mayores desenfrenos, en fin, ¡un montón de viñetas pornográficas! Estos “catecismos” circularon en el Brasil de los años 50 a 70 del pasado siglo. Producidos clandestinamente y distribuidos bajo mano en quioscos y lugares por lo general reservados a los hombres como garajes o barberías, conocieron un éxito arrollador, llegando a alcanzar tiradas de decenas de miles de ejemplares. Y ello pese a las restricciones, pues no eran underground por nada: su temática los hacía impublicables dentro del circuito comercial de prácticamente el mundo entero. Y desde luego del católico Brasil de aquellos días que, por añadidura, conocería en 1964 una dictadura militar. El fenómeno recuerda totalmente al de sus homólogas “biblias de Tijuana”, que 7


habían proliferado unos años antes en los Estados Unidos. Se podría decir, de hecho, que tomaron su relevo; cuando el género, que tuvo su apogeo en los 30 y 40, declinaba en la potencia norteamericana, comenzaba en el gran estado sudamericano. Con la diferencia que en estas “biblias” brasileñas las parodias sexuales de personajes famosos, ficticios o reales, de la cultura popular, más propias de una sociedad de masas como la estadounidense, brillaban por su ausencia. Más satíricos que cómicos, los catecismos solían estar protagonizados por personajes anónimos y arquetipos sociales firmemente anclados en la realidad de su tiempo. De hecho, más allá de las fantasías de rigor, los catecismos constituyen todo un testimonio de la sexualidad del Brasil de la época, en el que la virginidad era un bien preciado y la sodomía atajo recurrente. Sin embargo, no se detenían ahí, libres de censura, se permitían transgredir todos los tabúes: la homosexualidad, claro, pero también el incesto, la pederastia o la zoofilia cabían en sus páginas. No era raro que los catecismos se vendieran por lotes: doce cuadernillos hacían un testamento; dos testamentos, antiguo y nuevo, hacían una biblia (o sea, un total de 24 cuadernillos). Naturalmente, esta rica terminología no era universal, otras denominaciones habituales eran revistas de sacanagem (revistas guarras de toda la vida) o incluso “zéfiros”, en honor de Carlos Zéfiro, el más prolífico 8


Aunque a menudo los catecismos se titulaban como sus protagonistas femeninas, estas tendĂ­an a aparecer como meras conquistas de un narrador masculino. 9


“Lástima que el marido llegara pronto aquella noche”. Una historia de seducción en “Fin de semana”. 10


y popular de los autores de catecismos. Inspirador en su día de una legión de discípulos, Zéfiro es recordado todavía hoy como el mejor de todos ellos. Pero, ¿quién se escondía tras el más que evidente seudónimo? A finales de los años 80, el crítico Otacílio Assunção se lo preguntaba todavía. Hacía años que el mercado de catecismos había declinado, pero seguía sin saberse nada sobre su verdadera identidad. Según recogía Assunção, algunos bromistas afirmaban que se había reciclado como dibujante de libros infantiles, otros, no menos socarrones que, enriquecido, se había convertido en ejemplar padre de familia. Más allá de estas y otras variopintas especulaciones, lo que estaba claro para todo el mundo era que no se trataba de un dibujante profesional. Incapaz de dibujar “de cabeza”, sus viñetas oscilaban entre las ciertamente logradas (copiadas) y las manifiestamente torpes. El efecto era, en ocasiones, el de un collage, y resulta fácil identificar cuáles están inspiradas en historietas románticas mejicanas o en instantáneas cinematográficas, cuáles en fotonovelas pornográficas de importación y cuáles, a falta de un modelo, se deben a la propia mano del autor. Incluso motivos de la Historia del Arte como “El beso” de Rodin son fácilmente reconocibles. Puestos a copiar, Zéfiro ni siquiera renuncia a copiarse a sí mismo, o más exactamente a reciclar descaradamente algunos de sus referentes gráficos: determinadas poses se repiten calcadas en diversas historias. Sin embargo, la frescura de sus guiones compensaba 11


todas las posibles deficiencias, por otra parte no exentas de encanto. En un género tendente a la monotonía, Zéfiro sabía imprimir a sus historias un sabor de “primera vez”, de “descubrimiento”, muy atractivo para el público. Como bien señalaba Assunçao, Zéfiro siempre tuvo cuidado de crear historias que tuviesen comienzo, nudo y desenlace y, deseoso de mantener la expectación, evitaba que empezaran directamente con sexo. El misterio de la identidad real de Zéfiro quedó finalmente resuelto en 1991 cuando, en una entrevista para la edición brasileña de la revista Playboy, Alcides Caminha (Río de Janeiro, 1921), antiguo funcionario del Ministerio de Trabajo, confesó ser el autor escondido tras el seudónimo. La revelación, debida a la impostura de un tal Barbosa, que pretendía reivindicar la autoría, tuvo lugar in extremis: al año siguiente (1992), Caminha moría, no sin antes recibir diversos homenajes, como el premio HQ Mix de historieta, en reconocimiento a su carrera. En la presente edición se han reunido cuatro de las historias de Zéfiro. La primera de ellas, Adán y Eva, es una de las pocas que no remite al Brasil de su tiempo (figura como entrega de la “colección histórica”). Versión paródica del Génesis, nos ofrece una reveladora interpretación del pecado original y es más sugestiva que la mayoría de las sacrílegas historias de Zéfiro sobre orgías conventuales. El sentido de iniciación sexual presente en 12


Una felación desacostumbradamente tímida en “Misión”. 13


esta historia lo encontramos también en Titia. Narrada, cosa también poco frecuente, por una voz femenina, esta historia sobresale por su morosa progresión sexual y su mordaz desenlace. Por su parte, Frutos Prohibidos, protagonizada por el arquetipo de mujer insaciable, nos sitúa ante el eterno tema del triángulo amoroso, aquí culminado en un trío sexual de acentos tele-novelescos. Por último, Aventuras de João Cavalo nos cuenta el singular drama de un rústico en exceso dotado. La historia daría pie a sucesivas entregas, algo no demasiado sorprendente, pues se trata sin duda de una de las mejores de su autor. Hechas las presentaciones, solo queda ya dejarse llevar por la inimitable esencia de estos pequeños cuadernillos (tan fáciles de esconder a miradas indiscretas), testimonio de un mundo más quimérico que real, pero increíblemente vivo, de un mundo definitivamente desaparecido. R. P. Valencia, 2016

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ADÁN VIVÍA SOLO Y TRIS TE EN EL PARAÍSO. ¡Perra vida! ¡Solo en este paraíso! ¡Ninguna mujer! ¡No sé para qué me crearon!

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ASQUEADO DE AQUELLA VIDA, ADÁN DECIDIÓ ECHAR UNA CABEZADITA.

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ADÁN ES TABA TAN ENFRASCADO EN SU SUEÑO, SOÑANDO CON UNA MUJER, QUE NO NOTÓ CÓMO LE SACABAN UNA COS TILLA.

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Y DE AQ UEL HUESECITO, POR GRACIA DE UN PODER SUPERIOR, SURGIÓ UNA HERMOSA MUJER.

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CUANDO ADÁN DESPERTÓ, SE SORPRENDIÓ DE VER AQUELLA MUJER A SU LADO. Hola, guapo.

¡Mi madre, qué pivón! ¡Parece como si hubieran descifrado mi sueño!

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REPUES TO DEL SUS TO, ADÁN ENTABLÓ CONVERSACIÓN. ¡Soy Eva! ¿Acaso es un secreto?

¿Quién eres? ¿De dónde vienes?

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EN ESE MOMENTO, SE DEJÓ OÍR UNA VOZ… ¡Adán, esta será tu eterna compañera! ¡Tendrás que adorarla y respetarla, si no serás castigado y exp ulsado del paraíso! ¡Multiplicáos!

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COGIENDO DE LA MANO A EVA, ADÁN LE FUE ENSEÑANDO EL PARAÍSO.

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