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Pradorey
Botella de ‘El Buen Alfarero’.
FOTOGRAFÍAS PRADOREY
La Triada es un viaje que empieza a finales de 2015, cuando desde Pradorey se preguntaron: ‘¿Y si elaboramos un vino como los que hacían nuestros abuelos?’ Buscaron primero con pasión tinajas de barro antiguas, centenarias incluso, y seleccionaron después la parcela 119 de su viñedo, una de las más viejas que tienen y que contaba con las uvas idóneas. «Vendimiamos con nuestras manos, pisamos la uva con nuestros propios pies, bazuqueamos a diario y nos emocionamos probando el resultado. 6 meses y 23 días después embotellamos la primera añada del vino del que, por encima de todo, destacaba su alma». Acababa de nacer ‘El Buen Alfarero’ del año 2016.
A fecha de hoy, Pradorey ya cuenta con 30 tinajas que han rescatado de diferentes lugares, tamaños y artesanos, y «seguimos aprendiendo y sorprendiéndonos cada día de lo que éstas nos ofrecen, convirtiéndose en uno de los proyectos más emblemáticos que hemos llevado a cabo en la historia de la bodega».
La Triada te ofrece un viaje con tres paradas, tres añadas diferentes de un vino único, ‘El Buen Alfarero’, marcadas por la climatología y características de cada uno de esos años: 2016, 2017 y 2018. Pasión, Aprendizaje y Perseverancia que se manifiestan en el vino en forma de pureza, frescura y personalidad. Un vino y tres añadas para sentir su alma y su autenticidad.
Añada 2016: la pasión En 2016 empezaron a rescatar tinajas de barro en antiguas bodegas familiares abandonadas para el que iba a ser nuestro proyecto más personal. «Seleccionamos la parcela 119 de nuestro viñedo, un lugar especial dentro del Hoyo Dornajo. Vendimiamos con nuestras manos, pisamos la uva con nuestros propios pies, bazuqueamos a diario y nos emocionamos probando el resultado. Seis meses y 23 días después embotellamos la primera añada de un vino del que, por encima de todo, destacaba su alma. Acababa de nacer ‘El Buen Alfarero’», explican en la bodega
Añada 2017: el aprendizaje En 2017, la naturaleza volvió a enseñar su fuerza en la Ribera del Duero con una helada que mermó la producción, otorgando a esta añada un carácter mucho más robusto de lo normal. La uva se expresaba de diferente manera dentro de la tinaja y «nos entraron las dudas; decidimos esperar y aprendimos el valor del tiempo. 17 meses y ocho días después, volvimos a sentir la misma emoción que habíamos sentido el año anterior. Supimos entender que, a veces, para que las cosas salgan como quieres, tienes que darte un poco más de tiempo».
Añada 2018: la perseverancia El barro, a través de estas tinajas, estaba enseñando muchas cosas que «podíamos aplicar a otros de nuestros vinos, así que nos lanzamos a seguir avanzando en el proyecto probando con más tipos de ánforas, otros vinos y otras elaboraciones, pero manteniendo dos tinajas siempre reservadas para nuestro ‘El Buen Alfarero’. En el año 2018, volvimos a elaborar el vino de la misma manera y de nuevo fue diferente. Esperamos durante nueve meses y 17 días a que el
La Triada, edición limitada de El Buen Alfarero, un vino con alma
Pradorey
INFORMACIÓN
PRADOREY
Web.
https://www.pradorey.es
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