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Impuestos, tasas y contribuciones para financiar al municipio
LOS tributos locales contribuyen a dotar de los recursos necesarios a las arcas municipales. Son una forma de financiación que consiste en impuestos, tasas y contribuciones locales. De esta forma, las corporaciones municipales pueden dar respuesta a las necesidades de los vecinos y mejorar la calidad de vida de éstos en cada uno de los municipios de la región. Sin embargo, su gestión dependerá del número de habitantes que tengan. Por un lado, los Ayuntamientos de más de 20.000 habitantes se hacen cargo ellos mismos de las cantidades que ingresan al contrario de lo que ocurre en los de menos de 20.000 que son gestionados por las Diputaciones. Es decir, en éste último caso, no todo lo que paga un vecino va a parar a las arcas municipales porque una parte se reserva para la Corporación Provincial. Pero hay que tener en cuenta que los ayuntamientos se benefician de subvenciones que llegan a través de la Diputación y que a su vez se consiguen por otros caminos que serían menos accesibles para los municipios más pequeños. La distribución del dinero del contribuyente forma parte de una cadena colaborativa de la que esperan cumplan su expectativas y exigencias.
Los tributos que los municipios contemplan en sus presupuestos son comunes no así las cantidades recaudatorias dado que la ley propone mínimos y máximos en determinados casos. Por ejemplo, en el del pago del Impuesto de Circulación siempre hay gente que opta por empadronarse en los pueblos para pagar una cantidad menor.
Con los tributos los ayuntamientos atienden los servicios de su competencia como la depuración de aguas residuales y la asistencia de los bomberos o por el uso de vados, por ejemplo. Además, también están las contribuciones especiales y los impuestos. En esta última categoría se incluye el Impuesto sobre Bienes e Inmuebles (IBI), que varía en función del lugar en el que se resida, el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) y las Plusvalías Municipales, que se aplican a fincas urbanas, no a las de naturaleza rústica, y que se pagan cuando se vende, se hereda o se acepta una donación.
Para los municipios rurales más pequeños, la gestión de sus fondos, en colaboracion con otras administraciones como las diputaciones, es una realidad para coordinar los fondos que reciben de los vecinos. Unos fondos, por cierto, limitados a los ingresos que perciban de los propios vecinos y que en las áreas más vaciadas de la comunidad se ven considerablemente reducidos con el consiguiente reajuste de inversiones que tal vez permitirían dar una segunda oportunidad a los pueblos.