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Año No. 33 • edicióN 10270
MieRcOLeS, 7 de agOSTO de 2013 / SaNTO dOMiNgO
El Gobierno gastó RD$202,485.3 MM primer trimestre 2013
editorial
Nuestra falta de honestidad
Presentan informe ejecución PresuPuestaria (P/3)
Ñ
BECAS PARA ESTUDIANTES POBRES.- El presidente Danilo Medina, ayer, junto a una de las estudiantes becadas, durante la entrega de 5,272 becas a igual número de escolares con excelencia académica. Figura la ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, Ligia Amada Melo. El mandatario anunció la ampliación del Programa Presidencial de Becas Nacionales y dijo que a partir del 2014 más jóvenes pobres podrán continuar sus estudios.
NACIONALES (P/4)
TOGA
(P/10)
Autoridades: No se justifica huelga choferes; FFAA actuaría
Dominicana absuelta crimen demandará Gobierno PR
ECONOMIA (P/8)
Demandan por fraude al Bank of America
NACIONALES (P/2)
Rosario presenta logros en gestión JCE
Hemos llegado al punto que quienes cumplen con las normas son unos tontos. Incluso, podría considerarse que el resto se burla de ellos, pues casi todos creemos siempre que haríamos las cosas de manera irregular, obviando los procedimientos establecidos. Es un mal en la estructura del país, y está arraigado en nuestra psiquis social. Es usual que quienes desempeñan posiciones públicas y privadas de importancia terminen traficando con los recursos que tienen a su disposición. Así hemos llegado tan profundos en que pocos creen que en esos puestos haya muchas personas honestas que no incurren en esas malas prácticas. Si se descubren algunos quedan estigmatizados como unos buenos tontos. Lo mismo sucede en el juego limpio. Nuestros entrenadores enseñan a sus jugadores a ganar con trampas en su etapa de desarrollo y luego siguen creyendo que pueden seguir haciéndolo de la misma manera. Los padres quieren también que sus hijos ganen como quiera y terminan educados de esa manera para todas las actividades que les reserva la vida. El sentido ético ha dejado de ser un valor para nuestra sociedad. Las familias disfrutan los bienes mal habidos de sus hijos sin preguntarse nada y sin reprocharlos. Se hacen de la vista gorda, cuando no participan en las mismas actividades ilícitas en que se desenvuelven. Tampoco las escuelas son un escenario para controlar los vicios en la formación y así hemos terminado con una sociedad en que la honestidad no es una virtud, si no una rara excepción. Tomar lo ajeno y mentir se ha hecho algo natural entre nosotros. Hemos revertido las reglas, pues esos males parecerían virtudes sociales con las que convivimos cómodamente. Nuestros peloteros son un reflejo de eso.