PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA No. 1381 / $13.00
26 de diciembre de 2021 / AÑO 27
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PENSAR Y AGRADECER
TEMA DE LA SEMANA
JAIME SEPTIÉN
I
Foto: Eitan Wakshal / Pixabay
Las bienaventuranzas: el camino del (verdadero) éxito Págs. 3-5
Divina sed del alma
mposible no sentirse perplejo ante una de las bienaventuranzas proclamadas por Jesús en el llamado Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los que ahora lloran, porque reirán”. Muchos han usado esta sentencia del Señor como un arma en contra de la Iglesia católica. “Vean –suelen decir—cómo los curas intentan tener adormilada a la gente”. Mi amigo el padre Juan Jesús Priego, vocero de la arquidiócesis de San Luis Potosí y un “cazador” de citas raras, autores olvidados y genios que no se encuentran en las librerías, en una de sus meditaciones dominicales (Venid y Descansad III) tiene la siguiente cita extraída de una narración corta de Franz Werfel: “Las lágrimas curan la divina sed del alma. Por eso nos quedamos tan contentos y satisfechos después de haber llorado”. Es exactamente lo que significa la bienaventuranza: hay una sed en el alma de cada uno de conmoverse por el dolor ajeno y de profundizar en el propio. No para borrarlo, sino para asumirlo. Y, asumiendo, encontrar la antesala de la alegría. Es más, no hay alegría sin una experiencia profunda de renuncia. El puro placer es la utopía de quienes no entienden nada de la vida. De quienes no entienden nada de nada. Donde hay hombres hay sufrimiento. Pero el sufrimiento tiene un sentido salvífico. Verlo así reivindica al mundo, a las lágrimas y al deseo de la vida perdurable.
FAMILIA
ARTURO ZARATE P. 7
CONVERTIRSE ENTRE REJAS POR P. FERNANDO PASCUAL
P. 8
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“DEBEMOS FILOSOFAR E INFORMARNOS EN LA FE”:
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ACTUALIDAD
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tema de la semana
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Elogio a la felicidad
l Evangelio ubica “el sermón de la montaña” o “del monte”, como se le conoce, en los inicios de la vida pública de Cristo. Lo primero que señala el Evangelio sobre la predicación del Señor es que decía: “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 4, 17). Pero su primer gran discurso evangélico es el del “sermón del monte”, que a su vez comienza con la proclamación de las Bienaventuranzas (Mt 5, 1-12)
Diversos enfoques
Las Bienaventuranzas han sido vistas desde diversos ángulos. Por ejemplo, para los teólogos inclinados hacia la corriente marxista de la liberación, lo que éstas buscan es “restaurar la dignidad humana”, o bien la “comprensión de asuntos que afectan a la sociedad, entre ellas la pobreza y la injusticia”, a fin de ayudar a “la consolidación de sistemas de formación con proyección social”. Pero para la Iglesia de Cristo las Bienaventuranzas son, desde luego, cuestiones de moral, mas no de una simple moral superior que muchos llegan a considerar tan inalcanzable como ridícula, sino de una moral cristiana que, como tal, es posible vivir sólo con la ayuda divina. Por eso escribe san Pío X en su Catecismo: “Las condiciones necesarias para alcanzar la Bienaventuranza son la Gracia de Dios, el ejercicio de las buenas obras y la perseverancia en el amor divino hasta la muerte”.
dimensión escatológica
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que las Bienaventuranzas
“El sermón del monte”, del pintor danés Carl Bloch. Año 1877. son la respuesta “al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer” (n. 1718). El término griego maka/rioj, que aparece en el texto de Mateo, y que se traduce como “bienaventurados”, “dichosos” o “felices”, plantea condiciones necesarias para ser admitidos en el Reino de los Cielos, es decir, para alcanzar la vida eterna y la felicidad eterna.
Las Bienaventuranzas son entonces de naturaleza principalmente escatológica, o sea referidas a “las cosas últimas”.
Explica Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret que las Bienaventuranzas “son promesas escatológicas, pero no por ello debe entenderse como si el júbilo que anuncian deba trasladarse a un futuro infinitamente lejano o sólo al más allá. Cuando el hombre empieza a mirar y a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesús, entonces... ya ahora... algo de lo que está por venir está presente”. Aun así, como señala santo Tomás de Aquino, “hay dos clases de Bienaventuranza: una imperfecta, que se tiene en esta vida, y otra perfecta, que consiste en la visión de la esencia divina” La felicidad perfecta no puede alcanzarse en esta vida.
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Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos
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ay quienes creen equivocadamente frente a la primera Bienaventuranza que el ser humano será juzgado por su estatus económico: el pobre, sólo por ser pobre, merecerá el Cielo, y el rico, sólo por ser rico, merecerá el Infierno. Entre los alineados con la teología de la liberación hasta se ha afirmado que son los pobres —y no Cristo— el centro del Evangelio; que hay que construir una Iglesia para los pobres —en contradicción con Romanos 2, 11; Gálatas 3, 2728; etc. —, e incluso que, en una especie de canonización en vida, cuando entra a una iglesia un pobre, todos los presentes se deberían arrodillar a venerarlo. Es posible que estos malentendidos partan de que en el Evangelio según san Lucas sólo se lee “dichos los pobres” (Lucas 6, 20). Pero el de Mateo es más específico: “dichosos los pobres de espíritu” (Mateo 5, 3).
Sin embargo, la traducción literal del griego al castellano es “dichosos los pobres en el espíritu”. Así como hay ricos que son pobres en el espíritu, es decir, que no están aferrados a las riquezas sino que son humildes y capaces de desprenderse de ellas para compartirlas con los necesitados, también hay pobres con espíritu de ricos, o sea con el corazón totalmente apegado en los bienes materiales que desean poseer.
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Pobres, mansos, afligidos, con hambre y sedientos “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”. Foto: Wikimedia Commons
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Bienaventurados los mansos, porque poseerán la tierra
L
os mansos —que en algunas versiones se traduce como “los sufridos”— son los no violentos, los que actúan con gentileza y cortesía, con dulzura y paciencia ante las adversidades.
Ser manso no es sinónimo de tonto, de tímido, de dejarse pisotear por los demás o de ser ciego ante las injusticias. El manso no se aparta de los problemas del mundo, sino que actúa, denuncia, etc., pero lo hace sin caer en la desesperación, por tanto, sin hacer uso de la violencia, aunque lo provoquen. La clave para ser manso es creer y aceptar que, pase lo que pase, nada escapa de los designios de Dios, quien incluso permite que ocurran cosas malas cuando de ellas se pueden sacar cosas buenas.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados
E
sta Bienaventuranza se refiere a tres tipos de dolor: 1 El de los que lloran ante eventos tristes, y también por las tribulaciones temporales y otras pruebas en la vida cristiana.
El de quien, debido a su pecado, se duele de haber ofendido a Dios, y es consciente de la separación que ha causado entre él y su Creador. 2
3 El de los que lloran debido al estado pecaminoso de la sociedad en general. Jesús, por ejemplo, lloró sobre Jerusalén. Es que el verdadero cristiano no se detiene en sí mismo, sino que también le preocupa el estado espiritual de los demás seres humanos, e igualmente se duele ante los sufrimientos de los otros.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados
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na de las acepciones de la justicia en las Sagradas Escritura es la que significa santidad. Un justo, en el lenguaje del tiempo de Jesús, era un hombre que ajustaba toda su vida al querer de Dios. Por ejemplo, san José “era un hombre justo” (Mateo 1, 19). Lo que un justo buscaba era la gloria divina y no su propio interés personal. Así que “bienaventurados los que tienen hambre y sed justicia” equivale a decir “bienaventurados los que tienen hambre y sed de que se cumpla en ellos la voluntad de Dios”. Pero la justicia tiene otra acepción bíblica, que es la misma que es como hoy la entiende el hombre contemporáneo. Por tanto, esta Bienaventuranza también tiene relación con ello, pues Dios no deja de compadecerse de quienes sufren atropellos y toda clase de injusticias, pero especialmente de quienes lo aman y claman a Él:
“¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos si claman a Él día y noche, aun cuando los haga esperar? Yo les aseguro que les hará justicia, y lo hará pronto”
(Lucas18, 7-6).
Así, al final de los tiempos se verá cómo la justicia es también la victoria de Dios sobre la maldad del hombre.
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Misericordiosos, limpios, pacíficos y perseguidos L
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos
“Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios”
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia
M
isericordia viene de dos vocablos en latín: miser, que significa desdichado, y cor, que significa corazón. Así que el misericordioso es el que siente en el corazón la desdicha del otro, el que se compadece del que sufre.
En la actualidad, por una mal entendida misericordia, se le confunde con dejar al pecador instalado en su pecado, todo en nombre de la tolerancia, la diplomacia, el consenso, la amistad, etc., cuando en el fondo lo que se está buscando es la comodidad. Pero Jesús dice: “Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad” (Juan 18, 37). Decir la verdad —con caridad, claro está— es la más urgente forma de misericordia en un mundo que se hunde más y más en la depravación. Quien es misericordioso se preocupa del bienestar físico y emocional de los demás; pero, sobre todo, de que alcancen la salvación eterna.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios
L
a pureza de corazón no indica, en el pensamiento de Cristo, una virtud particular, sino una cualidad que debe acompañar todas las virtudes, a fin de que ellas sean de verdad virtudes. Su contrario más directo es la impureza, pero también la hipocresía.
Jesús explica que la pureza o impureza de una acción, incluso si se le tiene por buena —por ejemplo, dar una limosna, ayunar u orar— es la intención con que se hace: si el que la realiza quiere ser visto por los hombres o si su finalidad es agradar a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios
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ambién se traduce “bienaventurados los pacíficos”, pero no se trata de los pacíficos estáticos sino de los dinámicos: aquellos que son los constructores de la paz; mas no de cualquier paz, porque hay paces falsas. Hay una paz según Cristo, que se asienta en la verdad; y otra paz que es sólo aparente. El Señor dice: “La paz que Yo les doy no es como la que da el mundo” (Jn 14,27). Y la Escritura añade que esto sucederá hacia el fin de los tiempos:
“Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Cuando digan: ‘Paz y seguridad’, entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina” (I Tesalonicenses 5, 2-3).
a “justicia” del hombre significa en las Escrituras la actuación grata a Dios; por tanto, lo contrapuesto a la maldad. Así que esta Bienaventuranza no se refiere a los que huyen perseguidos por cualquier causa, sino por hacer el bien; por ejemplo, por mantenerse fieles al Evangelio y al magisterio bimilenario de la Iglesia; por defender la vida de los no nacidos, de los discapacitados y de los enfermos; por educar a los hijos en la fe en Cristo; por no someterse al pensamiento único; por proteger a la familia natural; etc. Ésta es la Bienaventuranza más difícil, más intensa, porque pone en peligro la propia vida. Pero también es en la que Jesús hace mayor énfasis añadiendo estas palabras:
“Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan y con mentira digan contra ustedes toda clase de mal por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque grande será su recompensa en los Cielos, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de ustedes” (Mateo 5, 11-12).
Por tanto, la persecución, que cada día es más intensa —actualmente hay en el mundo unos 340 millones de cristianos perseguidos—, y que seguirá subiendo de nivel, no debe arrebatar la paz a sus discípulos; al contrario, aunque al mundo no lo parezca, cuando son acosados, perseguidos, calumniados o maltratados por causa de su fe en Jesucristo el Señor, es para ellos un día de victoria y de ganancia: “Porque grande será su recompensa será grande en los Cielos”. Basta pensar cómo en otros tiempos de persecución —la del Imperio Romano, la de la época de la Cristiada en México, etc.—, tantos cristianos pidieron a Dios la gracia del martirio.
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FAMILIA
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“Donde tengas paz, ahí está tu tesoro” Con el Espíritu Santo presente, el alma encuentra paz y se deja guiar Por Gaby Briones elarbolmenta.com
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uchas personas allegadas a mí me han preguntado recientemente sobre cómo buscar un director espiritual. Recuerdo que hace más de un año, me encontraba en la misma situación. Empecé a buscar literatura, pude comprar algunos libros, también buscaba en Google: cómo saber a qué sacerdote pedirle dirección y cómo habría de llevarla. En los primeros años de mi conversión pude contar con un director espiritual maravilloso, el padre Andrés Castro, quien ya descansa en los brazos de mi Padre. Él me animó a brincar de un encuentro de llanto y de emociones al borde, a un camino sereno en donde la mayoría de las veces no iba a sentir a Dios cerca, aunque estuviera, y donde iba a pasar por pequeñas sequías y grandes desiertos. Esto me llevó a saber que el Espíritu Santo estaba iluminando al padre Andrés para lo que serían mis años posteriores. No mucho tiempo después llegó la bendición de fundar la sección de jóvenes del Apostolado de la Cruz en mi parroquia y ahí tuve a mi segundo director espiritual, el padre Poncho López. Sólo recordarlo me evoca una sonrisa, pues con él clarifique las mociones del Espíritu y cómo Él actuaba en mi alma si lo dejaba “rehacerme”. Aunque mi dirección con él fue breve, ¡cuánto bien hizo a mi alma! Sigo recordando en mí día a día que debo permitirme sentir al Espíritu Santo, a veces como brisa suave o ligera, pero también como ráfaga que sacude a lo viejo.
Foto: Cathopic.com
Mi tercer director espiritual fue el padre Chava. He de mencionar que él y el Padre Poncho me fueron asignados por mi labor dentro de la espiritualidad, pues ambos fueron en su momento nuestros asesores religiosos y daban mucho rumbo e impulso a nuestros pasos. En la dirección con el padre Chava comprendí cómo debía hacerme ofrenda, ver a profundidad cómo Jesús supo ser la Perfecta Ofrenda agradable al Padre, para poder vivir la espiritualidad de la Cruz en donde el Señor me llamara. Mi dirección espiritual actual es, como decía al inicio, el resultado de una búsqueda que mi alma anhelaba y el reencuentro de las tres anteriores. He experimentado momentos de soledad y desasosiego, he podido recordar los consejos del padre Andrés: “Gaby, Dios quiere más de ti, camina y no te detengas”. También atesoro las palabras: “donde tengas paz, ahí el Señor te quiere Gaby”, una de las frases emblemáticas del padre Poncho dentro
de mi dirección que me orienta muchas veces a la semana. Y por último aquello de: “se es víctima y ofrenda junto con Cristo en donde Dios te pone Gaby”. Ésta última frase me la dio el padre Chava, en mi última sesión de acompañamiento. Me fui dando cuenta que la solución a mi búsqueda de director espiritual se encontraba en la oración. Así que empecé a ir al Santísimo y ahí permanecía de 30 a 60 minutos. A veces le decía algo al Señor, a veces sólo lo miraba. Recuerdo una tarde que le dije: “Señor sabes que tengo un deseo, pero sé que muchos de mis deseos los pones Tú en mi corazón, si de verdad quieres que sea dócil y que dé un paso más, envíame un sacerdote santo, sabio y sano que me ayude”. ¡Y de pronto empecé a escuchar la voz del padre Mario a lo lejos! Días después pedí una cita para confesión. No pregunté qué padre podía darme el Sacramento, pero pensé: “con quién me den la cita es con quien Tú deseas que me dirija, Señor”.
Llegué puntual y al llegar estaba el padre Mario. Le pedí que si podía hacer una confesión general y me sentí en mucha confianza y paz. Al mirar sus ojos sentí que era el mismo Jesús que me miraba y me decía: “en adelante no peques más”, ésta fue para mí la total señal, así que al terminar la confesión le pedí que si podía ser mi director y aceptó. Llevo casi un año en este camino y noto que ésta última dirección ha sido diferente, empezando porque mi estado de vida ha ido cambiando. Pero algo que puedo constatar en cada sesión de dirección es la presencia del Espíritu Santo. Encuentro paz al abrir mi alma y poder ser guiada, tener una escucha y una respuesta acorde a lo que Dios quiere de mí implica muchas veces renuncia diaria, esfuerzo, pero sobre todo obediencia. No siempre ha sido fácil obedecer, quisiera avanzar según mis impulsos, pero continuamente soy detenida, y aunque en ese momento me duele, con el paso de las semanas y meses, distingo que ese no era el camino y que sólo un alma que conoce de Dios puede guiar a otra alma extraviada. Mi anhelo es que cada persona pueda dar ese paso y buscar un director espiritual, es como cuando alguien te da un regalo trascendente y una vez que lo tienes deseas que todo los demás también lo tengan. Si tú también sientes la inquietud de tener un director espiritual, “entra en tu habitación y cerrando la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te premiará”, Mt. 6, 6. Verás cómo en tu oración vas a encontrar respuestas. Ten por seguro que estaré pidiendo a Dios por ti.
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ARTURO ZARATE:
“Debemos filosofar e informarnos en la fe” Los palmares del periodista tamaulipeco, Arturo Zarate Ruiz, son extensos. Sus bastos estudios en asuntos binacionales (México/ Estados Unidos) y políticas públicas lo han llevado a obtener reconocimientos como el Premio Internacional de Literatura 2009 o el Premio Nacional de Periodismo 1984. Además, es un católico convencido de que muchos temas se deben informar y filosofar desde la fe Por Rubicela Muñiz
Arturo, cuéntenos un poco sobre usted y cómo ha cambiado su perspectiva de vida el ser periodista.
▶ R Casado. Nací y vivo en Matamoros, Tamaulipas. Estudié Ciencias de la Comunicación y aún antes empecé a trabajar como periodista. Además del olor a tinta (que lo había en las redacciones antiguas), nos mueve el ideal de mejorar el mundo. Creemos que al informarnos y al informar tomaremos decisiones más apropiadas. Con el tiempo, algunos descubrimos que para ser mejores debemos también mejorar nosotros mismos.
Dentro de todos los proyectos que ha realizado, como profesional de la investigación, le ocupan y preocupan temas como la fe, la cultura, la familia, la vida ¿qué lo lleva a darles voz?
▶ R Trabajo en una institución de investigación científica. Muchos asuntos los podemos y aun debemos estudiar sin preocuparnos por las causas últimas, por ejemplo, las políticas públicas sobre seguridad en la frontera. Hay asuntos, sin embargo, que requieren indagar sobre esas causas, por ejemplo, ¿qué es “seguridad”?, ¿qué es la “justicia”?, ¡vamos!, ¿qué es la “verdad”? Se pueden sondear “científicamente” las preferencias del público, pero que las mayo-
rías prefieran matar judíos, como ocurrió en Alemania, no hace su preferencia razonable. ¿Qué es lo razonable, qué es lo bueno? Esto lo debemos de responder de modos que trascienden la ciencia moderna. Ésta, nos dice Popper y lo había dicho ya Hume, no pronuncia juicios de valor. Uno entonces tiene que filosofar e inclusive incursionar en lo que nos informa la fe.
modas intelectualoides, modas a las cuales, aunque no nos rindamos a ellas, no podemos de dejar de trabajar inmersos en ellas. Cuando me desanimo frente a lo que parece imposible enfrentar, recuerdo que por dos milenios se ha perseguido y aplastado a la Iglesia, y recuerdo, como según recuenta G. K. Chesterton, que aunque muchas veces la han declarado toditita muerta, surge de nuevo con mayor vitalidad.
En cuanto a los asuntos fronterizos, ¿qué obligaciones y compromisos le ha traído estar involucrado en ellos?
▶ R Mi institución investiga principalmente asuntos fronterizos. Mi obligación es hacerlo científicamente y publicar mis hallazgos en revistas o en libros arbitrados, por ejemplo, sobre controversias entre Estados Unidos y México, o sobre el vigilantismo en Tamaulipas y las políticas públicas para devolver al Estado la aplicación de la ley. Hay preguntas que, sin embargo, no pueden responderse según la ciencia moderna, por ejemplo, ¿por qué el Estado, y no cualquier individuo, debe encargarse de darle vigor a la ley y establecer la justicia? Debemos entonces filosofar e inclusive informarnos en la fe.
¿De qué estuvo enamorada su generación, que hoy los ha desilusionado o los mantiene en lucha?
▶ R Me es difícil pensar que represento a una generación.
Constantemente promueven la lectura, ¿qué descubrimos a través de ella?
Foto: Cortesía
Sin embargo, como fronterizo recuerdo que miles de nuestras familias perdieron su patrimonio tras gobiernos populistas cambiar nuestros dólares por pesos y luego devaluar nuestra moneda. Por supuesto, antes de devaluar, los políticos ladrones se quedaron con lo que nos hubiera correspondido del valor previo del dólar. De allí que, sin tener que ser, según etiquetas, de “izquierda” o de “derecha”, la rendición de cuentas es hoy una demanda casi unánime en México. Me preocupa más algo que ha afectado ya a muchas generaciones: el predominante secularismo anticristiano que pervierte la educación y la academia, y sustituye la búsqueda de la verdad por
▶ R Por prudencia, hay que actuar informados. Por supuesto, hay que escoger buenos libros. Los católicos deberíamos ser como los evangélicos que llegan a memorizarse las Escrituras, eso sí, nosotros con la guía de nuestros pastores.
¿Tiene un escritor favorito, que le inspiré?
▶ R Ya mencioné las Escrituras y a Chesterton. Entre los filósofos leo a Aristóteles, santo Tomás y Gracián. Me gustan los sonetos de sor Juana. Entre los novelistas, Tolkien, y, por puro entretenimiento, Agatha Christie. Ahora bien, no todo son libros. De hecho, muchas veces prefiero una buena homilía en Misa, es más, una buena conversación con los amigos. Prefiero comer frijoles en bola bien acompañado que salpicón de jaiba en soledad.
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¿Es posible convertirse estando en la cárcel? Por P. Fernando Pascual
“
¡Quiero confesarme!” Era la petición de un joven de 20 años a un obispo en una cárcel de Checoslovaquia... ¿Qué había ocurrido? En las memorias sobre sus años de clandestinidad y de condenas, el cardenal Ján Korec narra la conversión de ese joven con el que coincidió en la cárcel de Valdice. Korec, católico eslovaco, había nacido en 1924. Entró en el noviciado de los jesuitas en 1939, y fue ordenado sacerdote en 1950, cuando el comunismo dominaba en la que entonces era conocida como Checoslovaquia. Al año siguiente, fue consagrado, clandestinamente, como obispo. Ejercía su ministerio a escondidas. Al mismo tiempo, realizaba diferentes trabajos en fábricas y otras ocupaciones. En 1960 fue arrestado. Tras el proceso, recibió una condena de 12 años de cárcel. Buena parte de su historia está narrada en un libro traducido a varios idiomas. Entre las muchas anécdotas que cuenta Korec, una se refiere a la conversión de un joven que pensaba y vivía muy lejos de Dios. Ambos estaban en la cárcel de Valdice (ahora República Checa), a inicios de la década de 1960. El joven, Janko, había sido arrestado cuando intentó pasar la frontera sin permiso. Un día se acercó al obispo Korec (a quien llamaba simplemente “señor Korec”) para hablar con él. Después de escuchar la historia del joven, Korec le preguntó si pertenecía a alguna religión. El joven simplemente dijo: “Yo vivo mi vida y no me ocupo de esas cosas”.
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Al día siguiente el joven volvió a pedir a Korec que hablasen juntos. Con sinceridad, de modo directo, el obispo dijo al muchacho: “Me has dicho que vives tu vida y no te ocupas de esas cosas... ¿Piensas que esta respuesta tiene sentido? ¿Que sea razonable y duradera? Escucha: si tú me hubieses dicho que no te interesa saber cómo se tejen los vestidos o cómo se extrae el petróleo, yo habría pensado que no todo te puede interesar. Los vestidos son competencia del sastre, el petróleo del geólogo. Pero hay cosas que deberían interesarnos a todos, porque se refieren no solo al sastre, sino al hombre en cuanto hombre. Una de esas cosas es la pregunta de si exista o no exista Dios. Es una pregunta que se dirige a todo hombre, porque de ella depende nuestra vida desde ahora hasta la eternidad. Y tú me has respondido que esto no te interesa porque ‘vives tu vida’... ¿Es eso una res-
puesta? ¿Qué es ‘tu vida’? ¿Me puedes decir con seguridad que todavía la tendrás dentro de un mes? ¿Me lo podrías decir con certeza absoluta?” El joven quedó sorprendido ante estas preguntas tan directas. Tras una pausa de reflexión, confesó que no tenía certeza absoluta de que estaría vivo dentro de un mes. Korec continuó: “Entonces, ¿podrías decirme con absoluta certeza que mañana por la mañana tendrías todavía ‘tu vida’? Atención: ¡con absoluta certeza!” Los dos caminaban en silencio. El joven respondió como antes: “No, ni siquiera podría afirmar eso con certeza absoluta...” El joven obispo (Korec tenía apenas unos 37 años) continuó sus reflexiones para explicarse mejor: “Ni tú, ni yo, podemos retener nuestra vida como quisiéramos. La hemos recibido sin pedirla y sin méritos, y la perderemos aunque nos opongamos. Y ello puede ocurrir esta noche...
¿Ves cómo los hilos de nuestras vidas se encuentran más allá de nuestras posibilidades de acción? Alguno los tiene en su mano... Ese alguno es Dios. Y por eso Dios no puede resultarte indiferente. Porque, lo aceptes o te alejes de Él, un día te encontrarás delante de Él...” Había terminado el tiempo de descanso. Al día siguiente, el joven Janko buscó de nuevo al obispo, y le preguntó: “Señor Korec, cuando muera, ¿nos volveremos a ver?” Korec respondió desde la Biblia: “Todo depende de si estaremos ambos en la parte justa o en partes opuestas”. Y explicó esta idea tan radical que leemos en el Evangelio. El joven tomó el brazo del obispo y le dijo: “Señor Korec, créame, ¡Dios existe! ¡Dios existe! Créalo: ¡Dios existe!” Había dado el gran salto hacia la fe. El rato de conversación llegaba a su fin, pero el joven quería seguir hablando sin dilación. Se separaron. Pasó una hora, y se abrió la celda de Korec. Fuera estaba Janko con un funcionario. Había conseguido que los enviasen juntos a limpiar escaleras... Durante el trabajo, el joven dijo: “¡Necesitaba estar con usted! ¡Quiero confesarme!” Siguieron dos semanas de preparación para vivir a fondo ese hermoso sacramento de la misericordia. Luego, aquel joven pudo acoger el perdón de Dios, y recibir también la primera comunión. Por fin, era un hombre feliz. (La historia de la conversión de este joven está narrada por el mismo Korec, que llegó a ser cardenal, en esta obra: Ján Chryzostom Korec, La notte dei barbari, Piemme, Milano 1993).
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Hombres marianos, a imagen de Cristo Padre Nicolás Schwizer
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reo que todos nosotros somos bien conscientes de nuestras debilidades y limitaciones. ¿Quién de nosotros no sufre, una y otra vez, por sus faltas de carácter, su egoísmo y toda su pobreza personal? Sabemos que nos falta mucho para ser humanamente maduros y completos. Pero, sobre todo, estamos lejos de ser cristianos perfectos; nos falta dar muchos pasos para llegar a la santidad. Sin embargo, creo que todos nosotros tenemos un gran anhelo de crecer, de mejorar, de superarnos. Queremos cambiar nuestra vida, nuestras actitudes y nuestro comportamiento. Deseamos transformarnos en hombres diferentes, en hombres más auténticos, en hombres nuevos. Quisiéramos convertirnos por fin en aquellos hombres que en nuestros sus sueños anhelamos ser.
A estos anhelos profundos de nuestra alma, María nos responde, la Virgen nos ofrece gracias espirituales bien concretas. Ella nos da fuerza, ánimo, empuje para luchar en nuestra transformación. Pero sobre todo nos regala su presencia de educadora. Ella aprovecha todo para formarnos, transformarnos y educarnos.
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¿Y en qué quiere transformarnos la Virgen? Quiere transformarnos en hombres nuevos a imagen de Jesucristo, es decir, en reflejos de Jesucristo. Ella nos quiere convertir - a cada uno y a la Familia entera - en una aparición para nuestro tiempo: en santuarios vivos, llenos de Cristo y de Dios. María quiere que seamos hombres abiertos a Dios, pero también plenamente abiertos a los hermanos, hombres comunitarios y solidarlos. Quiere que seamos como Ella, hombres Marianos. Porque la Virgen no sólo es
nuestra educadora, sino también nuestro gran modelo, reflejo insuperable de su Hijo Jesucristo. María, Madre y Educadora. Ella, se mostrará como Madre y Educadora de la nueva sociedad, cuando le pedimos. La Santísima Virgen formó en Nazaret la familia que es el modelo preclaro de todas las demás familias. Y el Señor, el Hombre Nuevo, que vendría a construir un mundo nuevo, a inaugurar una Nueva Creación, pasó treinta años junto a María esforzándose por vivir el nuevo ideal cristiano de la familia, y apenas tres predicando en público.
Y desde entonces nuestra Madre en el cielo no sabe hacer otra cosa: donde llega, crea familia de inmediato, convierte a los hombres en hijos y hermanos, que viven en la paz. Así fue en su vida en la tierra y esta es la gracia propia que Ella reparte ahora desde el cielo. Ella nos recuerda que Cristo vino para reconciliar a todos los hombres, para hacer la paz, y convertirnos a todos en hijos de Dios. ¿Cuál es, entonces, nuestra tarea? Primero, hemos de recurrir siempre de nuevo a la Virgen pidiéndole que nos regale la gracia de la transformación. Ella tiene que apoyarnos, animarnos y fortalecernos permanentemente. Lo segundo que debemos hacer. Sabemos que las gracias están condicionadas a nuestro propio esfuerzo. Tenemos que poner todo lo nuestro para mejorar. En concreto, debemos desarrollar todo lo positivo que Dios nos ha regalado. Y también debemos superar y complementar lo negativo en nuestro carácter y en nuestra naturaleza. Aquí tenemos entonces un campo enorme de lucha y de esfuerzo diario. Queridos hermanos, sólo a través de esa lucha cotidiana podremos avanzar en nuestra santidad. Pidámosle, por eso, a nuestro Madre y Educadora que nos regale la fuerza y fidelidad para esa lucha diaria. Y que nos regale también la gracia de la transformación interior, para convertirnos más y más en hombres nuevos, en hombres Marianos, a imagen de Cristo nuestro Señor.
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La esperanza: “poner lo espiritual y el amor por encima de todo” Por Raúl Espinoza Aguilera
L
a esperanza es la positiva apertura hacia el futuro que está impregnada por el deseo de alcanzar los bienes anhelados y la ilusión por lograrlos. Siempre me ha sorprendido la visión esperanzada y alegre de los jóvenes. ¿Qué esperan? Culminar sus estudios universitarios y de posgrado. Contraer matrimonio y fundar una familia. Conseguir un mejor trabajo y obtener mayores ingresos. Por el contrario, he observado la actitud de algunas personas mayores que comentan entre ellos acerca de esta realidad: “Espérate a que pasen los años y que se topen con grandes problemas. Entonces se acabarán sus ideales”. Nunca he estado de acuerdo con esta visión tan cruda y desencarnada. El “espíritu joven” se puede llevar siempre en el corazón. Me viene a la memoria aquel relato de Raymundo, un empresario de edad avanzada, que me comentaba muy entusiasmado: “Estamos iniciando un desarrollo inmobiliario en Los Cabos. En cinco años esperamos vender los departamentos construidos. Y luego nos lanzaremos a invertir más dinero para construir el doble de departamentos porque están viniendo muchas personas jubiladas de Estados Unidos y Europa. Me admira cómo se interesan por adquirirlos. En diez años haremos otros planes todavía más ambiciosos. En veinte… En ese
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momento, titubeó y me dijo con objetividad y humildad: Bueno, a esa edad ya no llegaré. ¡Pero continuarán mis hijos y mis nietos con esos desarrollos!”-concluyó sonriendo. Y pensé en mi interior, este buen amigo tiene el corazón joven no obstante su avanzada edad. En efecto, la vida nos está esperando para continuar haciendo planes y proyectos. Por ejemplo, hay muchas personas de la Tercera Edad que toman clases de computación, de música, inglés, etc. Cada vez, es más frecuente que personas en esa misma edad culminen sus estudios universitarios, o incluso, ¡de Posgrado! Tengo algunos conocidos míos a los que visito con frecuencia que sufren un cáncer en fase avanzada. No pierden la alegría y se esfuerzan por sonreír.
Sé que están acudiendo con su Oncólogo y les inyectan y les dan a tomar medicamentos que los debilitan demasiado y pierden el apetito por unos días. Lo asombroso es que nunca he escuchado una palabra de queja de parte de ellos. ¿Por qué? Porque han aprendido que el dolor y la alegría son compatibles. Aunque esto suene a un disparate. Ellos continúan, en la medida de sus posibilidades, sacando adelante su trabajo. No es que escondan sus males. Simplemente han aprendido a ubicar sus dolencias en un lugar adecuado, sin dramatizar. Como escribía el Psiquiatra vienés Dr. Viktor Frankl: “Cuando el hombre aprende a dar un sentido trascendente a sus enfermedades y a otros problemas comprende que todo tiene un ‘para qué’, entonces
descubre su profundo significado”. Recuerdo a un célebre pensador, que se encontraba con graves dolencias y en su diario del último año que vivió, escribió: “Ningún día sin dolor y siempre con alegría”. No le tenía miedo ni a la enfermedad ni a la muerte. Murió como un hombre valiente y siempre he sentido gran admiración por él. Todas estas reflexiones vienen con ocasión de que se nos acerca el fin de año. Muchas personas elaboran proyectos ambiciosos y metas para el año venidero. Otros más, hacen un balance de sus actos y elaboran propósitos concretos de superación para ser mejores personas. Se trata de calar en lo profundo de nuestras vidas para no caer en la banalidad. Es todo un proceso de transformación para visualizar dónde nos encontramos y plantearnos con audacia un nuevo modo de vivir cara al futuro. También, hay que aceptar los cambios que ocurren alrededor. Muchas personas se dejan llevar por ciertas barreras como las malas experiencias pasadas, la tristeza, el pesimismo o la visión trágica de la existencia. Depende de cada uno de nosotros el aprender a pasarlas por alto y no darles excesiva importancia. Hace falta determinación para vencer esos miedos e inseguridades que todo el mundo experimenta. “Y tratar de poner lo espiritual y el amor por encima de todo”, como escribe la Psicóloga y Pedagoga Alicia Dellepiane, autora del libro Camino de la Alegría.
ACTUALIDAD
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La Iglesia exhorta a vacunarse contra el covid Exhortando a la responsabilidad y al cuidado de los demás en la pandemia de COVID-19, y animandoa la vacunación junto con las medidas sanitarias necesarias, el Cardenal Jean-Claude Hollerich y el Reverendo Christian Krieger, hicieron un llamamiento conjunto en Europa
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Manifestemos el amor de Cristo mostrando responsabilidad y cuidado por todos. Mientras la pandemia de COVID-19 continúa por segundo año consecutivo, las Iglesias europeas animan a todos a observar las medidas sanitarias necesarias y a vacunarse”. Así se lee en el llamamiento conjunto firmado por el Cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), y por el Reverendo Christian Krieger, presidente de la Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC) en su llamamiento a la población que vive en el viejo continente.
LAS INFECCIONES POR COVID-19 SIGUEN AUMENTANDO EN EUROPA
En el documento se lee que, según los últimos informes, “las infecciones por COVID-19 siguen aumentando en Europa, mientras que los médicos y paramédicos están agotados y los hospitales se enfrentan al riesgo de un colapso inminente”. Y se explica que los diferentes porcentajes de personas vacunadas en Europa dan una clara indicación de las causas de esta dramática situación. En varios Estados miembros de la UE, el número de personas
Foto: Frank Merino / Pexels
que se han sometido a una vacunación completa sigue siendo, lamentablemente, muy inferior al umbral necesario para frenar la propagación del virus, a pesar de que las vacunas están disponibles.
RESPONSABILIDAD Y JUSTICIA SOCIAL
Explican asimismo que, tras haber escuchado a los expertos, creen “que la vacunación es actualmente la forma más eficaz de luchar contra la pandemia y salvar vidas”. Y reafirman que la vacunación ofrece protección no sólo a ellos mismos, “sino también a nuestros herma-
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nos y hermanas, en particular a los más frágiles de entre nosotros. Es, por tanto, un acto de amor y cuidado y también de responsabilidad y justicia social”.
NECESIDAD DE COHESIÓN, UNIDAD Y SOLIDARIDAD
Reconocen, además, “que la decisión de vacunar puede no ser fácil y que puede haber muchas razones para dudar”. Sin embargo, animan “a que aclaren sus dudas y tomen una decisión bien informada después de buscar el asesoramiento profesional de autoridades y expertos competentes”.
Y recuerdan que “estamos asistiendo a la difusión de información falsa y de afirmaciones infundadas en nuestras sociedades sobre la vacunación, explotando la pandemia y provocando miedo y polarización en un momento en que nuestras sociedades necesitan cohesión, unidad y solidaridad”. Por esta razón, escriben: “Hacemos un firme llamamiento a todos los que tienen responsabilidades en la sociedad, incluidos los representantes políticos y los comunicadores, así como los miembros de nuestras Iglesias, para que contrarresten cualquier intento de desinformación”.
VACUNAS PARA TODOS
También hacen “un llamamiento a toda la sociedad civil para que conciencie y anime a los ciudadanos a tomar medidas responsables para protegerse a sí mismos y a los demás, especialmente a aquellos que no pueden ser vacunados por razones de salud u otras”. Y reiteran su llamamiento a la Unión Europea y a sus Estados miembros “para que cumplan sus compromisos de reparto de vacunas e intensifiquen sus esfuerzos globales para garantizar un acceso equitativo” a las dosis “para todos, incluso en las regiones con sistemas sanitarios más débiles”. Fuente: Vatican News
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REFLEXIÓN
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El Papa nos enseña cómo agradecer Este es el núcleo: cuando tú das gracias, expresas la certeza de ser amado. Y este es un paso grande: tener la certeza de ser amado. Es el descubrimiento del amor como fuerza que gobierna el mundo. Dante diría: el Amor «que mueve el sol y las otras estrellas» (Paraíso, XXXIII, 145). Ya no somos viajeros errantes que vagan por aquí y por allá, no: tenemos una casa, vivimos en Cristo, y desde esta “casa” contemplamos el resto del mundo, y este nos aparece infinitamente más bello. Somos hijos del amor, somos hermanos del amor. Somos hombres y mujeres de gracia.
Papa Francisco
Q
uisiera detenerme hoy en la oración de acción de gracias. Y hago referencia a un episodio del evangelista Lucas. Mientras Jesús estaba en camino, se le acercaron diez leprosos que imploran: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (17,13). Sabemos que, para los enfermos de lepra, al sufrimiento físico se le unía la marginación social y la marginación religiosa. Eran marginados. Jesús no rehúye el encuentro con ellos. A veces va más allá de los límites impuestos por la ley y toca al enfermo —que no se podía hacer —, lo abraza, lo sana. En este caso no hay contacto. A distancia, Jesús les invita a presentarse donde los sacerdotes (v. 14), los cuales estaban encargados, según la ley, de certificar la sanación. Jesús no dice otra cosa. Ha escuchado su oración, ha escuchado su grito de piedad, y les manda enseguida donde los sacerdotes. Los diez se fían, no se quedan ahí hasta el momento de ser sanados, no: se fían y van enseguida, y mientras están yendo se curan, los diez. Los sacerdotes habrían por tanto podido constatar su sanación y devolverles a la vida normal. Pero aquí viene el punto más importante: de ese grupo, solo uno, antes de ir donde los sacerdotes, vuelve atrás a dar las gracias a Jesús y alabar a Dios por la gracia recibida. Solo uno, los otros nueve siguen el camino. Y Jesús nota que ese hombre era un samaritano, una especie de “hereje” para los judíos de la época. Jesús comenta: «¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» (17,18). ¡Es conmovedora la historia!
SER AGRADECIDOS
Este pasaje, por así decir, divide el mundo en dos: quien no da las gracias y quien da las gracias; quien toma todo como si se le debiera, y quien acoge todo como don, como gracia. El Catecismo escribe: «Todo
TRASMITIR ESPERANZA Foto: Exe Lobaiza / Cathopic.com
acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias» (n. 2638). La oración de acción de gracias comienza siempre desde aquí: del reconocerse precedidos por la gracia. Hemos sido pensados antes de que aprendiéramos a pensar; hemos sido amados antes de que aprendiéramos a amar; hemos sido deseados antes de que en nuestro corazón surgiera un deseo. Si miramos la vida así, entonces el “gracias” se convierte en el motivo conductor de nuestras jornadas. Muchas veces olvidamos también decir “gracias”. Para nosotros cristianos el dar las gracias ha dado nombre al Sacramento más esencial que hay: la Eucaristía. La palabra griega, de hecho, significa precisamente esto: acción de gracias. Los cristianos, como todos los creyentes, bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido la vida. Todos nacemos porque alguien ha deseado para nosotros la vida. Y esto es solo la primera de una larga serie de deudas que contraemos viviendo. Deudas de reconocimiento. En nuestra existencia, más de una persona nos ha mirado con ojos puros, gratuitamente. A menudo se trata de educadores, catequistas, personas que
han desempeñado su rol más allá de la medida pedida por el deber. Y han hecho surgir en nosotros la gratitud. También la amistad es un don del que estar siempre agradecidos.
LA ALEGRÍA DE ENCONTRARSE CON JESÚS
Este “gracias” que debemos decir continuamente, este gracias que el cristiano comparte con todos, se dilata en el encuentro con Jesús. Los Evangelios testifican que el paso de Jesús suscita a menudo alegría y alabanza a Dios en aquellos que lo encontraban. Las narraciones de la Navidad están llenas de orantes con el corazón ensanchado por la llegada del Salvador. Y también nosotros hemos sido llamados a participar en esta inmensa exultación. Lo sugiere también el episodio de los diez leprosos sanados. Naturalmente todos estaban felices por haber recuperado la salud, pudiendo así salir de esa interminable cuarentena forzada que les excluía de la comunidad. Pero entre ellos hay uno que a la alegría añade alegría: además de la sanación, se alegra por el encuentro sucedido con Jesús. No solo está libre del mal, sino que ahora también posee la certeza de ser amado.
Por tanto, hermanos y hermanas, tratemos de estar siempre en la alegría del encuentro con Jesús. Cultivemos la alegría. Sin embargo, el demonio, después de habernos engañado —con cualquier tentación—, nos deja siempre tristes y solos. Si estamos en Cristo, ningún pecado y ninguna amenaza nos podrán impedir nunca continuar con alegría el camino, junto a tantos compañeros de viaje. Sobre todo, no dejemos de agradecer: si somos portadores de gratitud, también el mundo se vuelve mejor, quizá solo un poco, pero es lo que basta para transmitirle un poco de esperanza. El mundo necesita esperanza y con la gratitud, con esta actitud de decir gracias, nosotros transmitimos un poco de esperanza. Todo está unido, todo está conectado y cada uno puede hacer su parte allá donde se encuentra. El camino de la felicidad es el que San Pablo ha descrito al final de una de sus cartas: «Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu» (1Ts 5,17-19). No apagar el Espíritu, ¡buen programa de vida! No apagar el Espíritu que tenemos dentro que nos lleva a la gratitud. Catequesis 20. Audiencia General en la Biblioteca del Palacio Apostólico, el miércoles, 30 de diciembre de 2020
PUNTO DE VISTA
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“Es que no soy perfecta”
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Siendo católica, yo tampoco soy perfecta, tengo muchísimas fallas y heridas que sanar que con frecuencia proyecto sin querer a quienes más amo. Pero ahí es donde trabaja Jesús a través de los sacramentos y de su Palabra. En nuestro dolor, en nuestras faltas, ahí es donde su gracia se mueve para renovarnos y seguirnos llamando a diario a la conversión. Éste encuentro me hizo también pensar lo que Dios nos dijo a través de uno de los Evangelios de esta semana: que su Reino ya está aquí. Amiga, no podemos quedarnos calladas, al pensar que no hay nada que podamos hacer en charlas (que parecieran) casuales porque siempre hay alguien que necesita escuchar su mensaje, uno pone la semilla, ya Dios hará el resto. Qué grande es su Amor que cuando uno se siente con pocos ánimos, Él siempre sale al encuentro a través de quien menos te lo esperas o cuando más imperfecto te crees, Él te extiende una sutil invitación para que descanses en su Misericordioso Corazón. ¡Gracias Señor! Estás en todo y en todos.
Por Nelly Sosa El árbol menta
lguien me dijo esta semana: “Es que yo no soy perfecta”, y quiero compartirte sobre eso porque, sentirnos inadecuadas para acercarnos a Dios es un terrible mal que nos priva de sus gracias y que no nos deja avanzar en nuestro camino de diaria conversión. Esta semana fui a una cita y la verdad llegué un poco con mis reservas, había sido un día retador con temas de homeschool, pensé en cancelar, pero al final fui. Me recibió una joven, asistente del doctor y me sorprendió que me preguntó si tenía hijos, de dónde era, terminamos hablando (precisamente) de homeschool y me preguntó qué tan difícil era educar en casa. Fue bien curioso, porque la breve plática que entablamos me hizo recordar todo el camino que he recorrido y lo bendecida que soy en un día que necesitaba un poco de ánimos. Ella por su parte me contó sobre sus deseos de casarse y su temor de que ese momento no llega-
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ra y que ella era católica, pero que ya no era practicante porque que no era perfecta (para poder seguir todas las reglas del catolicismo). Le compartí cómo me veía a mí misma en mis 20’s reflejada en su historia, le dije que invita-
ra a Dios a su vida y sentí en mi corazón el impulso de dejarle la oración de la Coronilla de la Divina Misericordia. ¿Te has sentido como ella? ¡Por su supuesto que yo también! Todos los días...
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Una Iglesia con voz y esperanza
de lo bién!”.
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“Los hombres son mejores de lo que pensamos... ¡Dios también!”. P. Werenfried van Straaten
Mensajes del corazón orante de la Iglesia
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H el único consuelo La Navidad es para el mundo
asta el momento son 35 congregaciones religiosas contemplativas, las que atendieron el llamado de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, para unirse en una campaña de oración para pedir por la salud del mundo, los enfermos, sus familias y el término de la pandemia del COVID-19. Aquí algunos de sus mensajes:
ue atendieron el llamado de la Fundación ración para pedir por la salud del mundo, los gunos de sus mensajes:
memoria de oración diaria permanente para todos. El llamado a la oración es como un grito desde el fondo de nuestros corazones que en este momento especial de la pandemia, que está marcado por el sufrimiento y la muerte, deberíamos incluir aún más en la intercesión. Desde el comienzo de este flagelo, no somos indiferentes. Recordamos que es nuestro llamado defender a la Iglesia y al mundo. Oramos para pedir la misericordia de Dios y poner n a la pandemia".
ración diaria permanente para todos. El llamado s como un grito desde el fondo de nuestros e en este momento especial de la pandemia, que por el sufrimiento y la muerte, deberíamos incluir intercesión. Desde el comienzo de este flagelo, ferentes. Recordamos que es nuestro llamado glesia y al mundo. Oramos para pedir la miseris y poner n a la pandemia".
que el consuelo ya no sea Camerún necesario. Pero Hermanas Carmelitas de Figuil, un mundo así sería un mundo desolador, un sí! Levantamos nuestras oraciones. ¡Estamos juntos para mundo "Oh inhumano. estar en esperanza. La vida es más fuerte que la muerte".
armelitas de Figuil, Camerún
Hermanas Carmelitas, Bosnia-Herzgobina: Nos cuesta trabajo aceptar ser “La oración de la dice: "Dios en tu Hermanas Carmelitas, Morondava, Madagascar: consolados por elIglesia Dios queTodopoderoso se hizoEterno, Niño. mano están tanto la inmensidad del universo como los ¿Pero acaso hay mayor consuelo que cuando corazones de los hombres. Escucha las oraciones de tu pueblo y “Sí, en estos tiempos difíciles de prueba global, nunca dejamos da paz a nuestro tiempo". inmensidad mundo y los de pedirle al Señor que ayude a su pueblo, como lo hizo por su entra Dios en soledad y¡Sí, enla mi amordeldestruido corazones de los hombres están en manos de Dios! Todos gente en el desierto. Estamos pensando en todos los que están como compañero de ayudar sufrimientos y amor? nuestros esfuerzos para a todos los afectados por esta enfermos por este COVID-19. SÍ, con todo nuestro corazón, pandemia estándivino en sus manos, y ella Señorsalvación: seguramente participamos en esta campaña de oración, porque nuestro país es grave Ese el camino de bendecirá y dará paz a nuestro tiempo, ¡paz de amor y bondad! Madagascar también se ve afectado. Estamos en contención que los signos del Reino de e loirtanto, enrecemos posjuntos delparaprójimo, ayudarle también. En la esperanza de salvación traída por Nuestroabrirse Por Dios se extiendan cada vez más en los corazones de las Redentor a través de su Pasión, muerte y Resurrección, nos a soportar su carga y secar sus lágrimas. personas y que la mano de Dios detenga todos nuestros mantenemos unidos a todos ustedes para hacer una cadena de Solo esesufrimientos”. amor puede brindar un verdadero oraciones para detener esta pandemia. ¡Unión de oraciones!”. consuelo y una perspectiva clara. Y cuanto Hermanas Carmelitas, Tanger, Morocco: más nos dejemos consolar por Dios, más “Nuestro corazón orante, se une al Corazón de Cristo que ora, de amor tendremos para consolar a intercede y está siempre vivo ante el Padre por cada uno fuerza de sus hermanos. Estamos viviendo este tiempo de prueba como un todos los necesitados (cfr. 2 Cor 1,4).
armelitas, Bosnia-Herzgobina:
e la Iglesia dice: "Dios Todopoderoso Eterno, en tu anto la inmensidad del universo como los os hombres. Escucha las oraciones de tu pueblo y tro tiempo". ¡Sí, la inmensidad del mundo y los os hombres están en manos de Dios! Todos erzos para ayudar a todos los afectados por esta mia están en sus manos, y el Señor seguramente ará paz a nuestro tiempo, ¡paz de amor y bondad! ecemos juntos para que los signos del Reino de dan cada vez más en los corazones de las e la mano de Dios detenga todos nuestros Por: P. Martin Maria Barta, asistente Eclesiástico de ACN Internacional
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uando pregunté por sus impresiones a unos colaboradores de Ayuda a la Iglesia Necesitada que regresaron recientemente de un viaje de proyectos al Líbano y Siria, la primera respuesta fue: “Allí reina una deprimente falta de perspectivas”. Estas palabras me impactaron profundamente, porque no hay peor desgracia que cuando la gente se hunde en la desesperanza y la desolación. No podemos vivir sin una perspectiva, sin una guía, sin una dirección o una meta ante nuestros ojos.
¿Tienes alguna intención en especial mes? de esperanza Todos necesitamos eseesterayo Ofrece una Misa y al mismo tiempo contribuye al que no es un consuelo barato, sino un sostenimiento de un sacerdote en un país necesitado consuelo real y vivificante. ¿En qué consiste para que pueda ejercer su labor pastoral, de la que se dicho consuelo? desean que llegue benefician todosMuchos sus fieles.
DONA
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momento de mayor silencio, de mayor oración de mayor ofrenda, pidiendo a la Virgen que nos ayude para ser hermanas de todos los hombres y mujeres que de una manera u otra Millones de cristianos en todo el están sufriendo en este momento. Atendemos el llamado mundo no podrán celebrar la Navidad en especial a la oración ante esta pandemia, pedimos intensamente por los enfermos y por los que sufren la enfermedad y en su iglesia y sin preocupaciones en el paz muerte de sus seres queridos. Pedimos especialmente por los círculo de la familia espíritu y algunos pobres, losprenavideño, que están sufriendo ya debido a toda esta situación la escasez, el hambre, la necesidad. Por cada uno oramos”.
el esperan que lleguen las compras, Al igual que la Sagrada Familia, no Carmelitas Kiev, Ucrania: las buenas comidas y los regalos en tienen un hogar, han sido expulsados de él, Navidad. “Los saludo calurosamente y quiero asegurarles nuestra son perseguidos y no vislumbran un futuro ¿Tienes alguna intención en especial este mes? TARJETA DE CRÉDITO, CARGO ÚNICO O RECURRENTE PAYPAL www.acn-mexico.org/quiero-donar www.acn-mexico.org/donativo-paypal ni en lo económico lotiempo político. Pero todo eso es OXXO efímero; mejor Ofrece unani Misa en y al mismo contribuye al BANCOMER Deposita dando estos 16 dígitos: CUENTAnuestro 0196372457 sostenimiento de unno sacerdote en un país necesitado Esperan consuelo para desesperar un consuelo duradero solo 4658 2858 0031puede 1056 CLABE 012180001963724576 www.acn-mexico.org para que pueda ejercer su labor pastoral, de la que se INBURSA CUENTA 50028265021 / CLABE 036180500282650219 poder11111114 seguir su camino con Jesús. provenirinfo@acn-mexico.org de Dios. Y Dios llega de y para/ REFERENCIA benefician todos sus fieles. Por Tel.: (55)41613331 Todo depósito a nombre de Ayuda a la Iglesia que Sufre A.C. www.acn-mexico.org/ofreceunamisa WhatsApp: 55 39279875 para darte tu referenciaeso, personalizada e identificar tu donativo Dios llama a cada uno de nosotros a una manera muy oculta Contáctanos y modesta, inmerso en la oscuridad y el frío de través del Profeta Isaías: “¡Consolar, consolar este mundo: en forma de un Niño a mi pueblo!” (Is 40,1) que llora en el pesebre. Para muchos, Dios se hizo hombre para ser nuestro un débil consuelo y un calmante camino, guía y meta. Por eso la Navidad es el religioso para pobres y débiles. único consuelo verdadero y eterno para todo En lugar de confiar en el amor, el mundo. se quiere cambiar el sistema, asegurar un progreso sostenible, conjurar el ¡Le deseo una Feliz Navidad para usted lector sufrimiento, crear un mundo en el y su familia Dona
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ENCUENTRA SIETE DIFERENCIAS “Su Madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2, 51).
CHISPITAS
TRABALENGUAS
Dos amigos: — Manuel ¿te has enterado que National Geographic ofrece un millón de dólares al que le traiga el animal más raro del mundo? — Es genial. ¿Cómo le hacemos? — ¿Puedes ir solo? ¿O te paso a buscar?
Me han dicho que dices que nació Jesús. Si nació Jesús, como dicen que has dicho, el dicho que dicen que has dicho yo lo digo para que lo digan.
Dos que van en Navidad corriendo, llegan tarde a Misa. Y otros dos llegan a tiempo sin ir deprisa. Porque si no llegan a Misa es porque había brisa cuando fueron de prisa.
De empleado a empleado: — ¿Ya sabes que el jefe se ha muerto de covid? — Sí, pero quisiera saber quién fue el que falleció con él. — ¿Por qué lo dices? — ¿No leíste la esquela que puso la empresa? “...y con él se fue un gran trabajador...” — ¿Tienes WiFi? — Sí — ¿Me puedes decir la clave? — Tener dinero y pagarlo.