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El desierto urbano
Perdonen ustedes, señores geógrafos. Desierto no es solo un lugar despoblado, inhabitado, solitario. Desierto es hoy, también, la ciudad tumultuosa de cuatro, ocho, diez millones de habitantes. Desierto no es solo la arena ardiente y la roca desnuda; también las avenidas, los palacios, las escaleras automáticas, las estatuas que siempre tienen los pies fríos, los jardines de rosas como brasas, los rascacielos alfombrados de pared a pared, la selva de antenas, el oleaje sin fin de los automóviles.
Cualquier acera del centro es aglomeración y codazo. Todo el Directorio Telefónico cruza por la esquina, encarnado y raudo. Nadie se conoce. Nadie se saluda. Nadie sonríe. Tú ves a una persona por la calle, la ves con calma, te grabas su rostro y te despides de ella para siempre; jamás la volverás a encontrar en tu vida. La ciudad engulle, nos roza con desconocidos, nos sentamos uno al lado del otro sin interés mutuo. Ciudad es irnos despidiendo para siempre cuando nos encontramos con alguien por primera vez. Primera y última.
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La estación del metro es una llanura temblorosa de cabezas que espera la apertura de las puertas. Sombreros, viseras, cabellos de todos los colores. Centenares de cabezas. ¿Quiénes son? A nadie le importa nadie. Cuando las puertas del metro se abren, subimos al vagón, vemos frentes, ojos, bocas, caras vemos, corazones no sabemos. Por la piel urbana corre la desconfianza, el miedo al vecino, la indiferencia del prójimo. Ciudad-colmena de solitarios. En ningún lugar de la tierra se vive tan junto y tan distante. Los mismos miembros de la familia no coinciden ni conviven, entran unos, salen otros, cada cual su vida.
Al atardecer, casas grises con pequeños puntos de luz que dicen que hay gentes que viven. Viven para ellas solas. No les importa quién viva al lado. Construyen, sin ayuda de nadie, sus frágiles gozos y sus largas miserias. Viven, comen, pecan, mueren en el anonimato.
Al amanecer, los pisos altos comienzan a ver el alba y se vuelven ojos llenos de luz. La ciudad despierta azorada de prisa y de relojes. Otra vez a la calle, al metro, al trabajo donde el individuo es cero a la izquierda, un solitario entre millones de solitarios.
La soledad de las madres solteras, los niños de la calle, los viejos arrinconados en un cuarto húmedo, los sidosos condenados a fuego lento, los desiertos urbanos que no forman, que no quieren formar vecindarios ni comunidades donde las personas pudieran encontrarse, ayudarse, amarse.
Prefieren el desierto de las masas. Y pensar que a todos estos millones de gentes que vemos, incluido uno mismo, hay que enterrarlos un día como objetos inservibles y desconocidos.
Los Hitos De La Pandemia
El 11 de marzo pasado se cump lie r on t r es años d e q ue l a Organización Mun d ial d e l a Salud (OMS) declaró por primera vez que el brote de Covid-19 era una pandemia. Entonces la educación, la forma de trabajo, los hospitales, la iglesia misma, tuvieron que implementar nuevos protocolos para intenta r se g ui r con una acti v i d a d más o menos normal.
Aquí un balance de los t re s años de una pan demia que aún n o te rmina, y que ha deja do mue rte, resi gnación, a pren di zaje y un a nueva fo rma de inte ractua r.
» Home office
»La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que uno de cada cinco trabajadores en el mundo vivió en algún momento la experiencia del home office.
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» 2020
»El 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres meses después de los primeros afectados en el mercado de Wuhan, declara el virus del SARS-Cov-2 como pandemia
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» Educación
» 33 millones de estudiantes fueron afectados en México por el cierre de escuelas en la pandemia.
» Contagios y decesos
» Mil 095 días de que la vida moderna tal como se la conocía hasta entonces dio un giro radical
» 760 millones de casos en el mundo hasta el 16 de marzo del 2023.
» 190 millones de casos en América.
»
2.8 millones de estudiantes en México abandonaron la escuela como resultado del brote de Covid-19.
»El virus perdura
»Entre 900 y 1.000 personas mueren cada día en todo el planeta, el sigiloso virus responsable del Covid-19 no ha perdido su empuje
»Bajas de la Iglesia (México)
»7 obispos
»264 religiosos y sacerdotes
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» 6 millones 776 mil muertes en el mundo
» 2.9 millones de muertes en América
»13 diáconos permanentes
»10 religiosas
Recibo constantemente mensajes d e p e r sonas q ue se d icen católicas pero que abominan del Papa Francisco. Desde el insulto hasta la sede vacante, estos caudillos de la nostalgia de un papado con ejércitos lo que hacen es burlarse del Espíritu Santo. Y, me parece a mí, que lejos de cont r i b ui r a la uni d a d d e la I g lesia , empujan, con talento y terquedad, a la dispersión y a la división.
No se dan cuenta de lo que hacen po rque no se dan cuenta de l o que deshacen. L es cae mal que u n Pa pa se siente a ha bla r con los jó venes inc reyentes, con los lí de res de lo s musulmanes, con los mi grantes y co n los presi dentes socialistas. Pe ro ¿qu é hacía Jesús ? L os fa riseos lo c ritica ba n po r come r con pu blicanos y prostitutas. Me da la im presión de que lo qu e no so po rtan estos pe rsonajes es qu e Francisco ha ble tanto de la mise rico rdia y tan poco de las “buenas conciencias ” .
Des de lue go, el Pa pa no necesita defensa al guna. Su elección no fu e f ruto de inte reses oscu ros ( que si n du da ha bitan en al gunos ca rdenale s t re pa do res). Es la elección del Es píritu Santo. Si los ne gacionistas continúan dando guerra, lo único que están hacien do (ya veo veni r la an dana da de co rreos elect rónicos) es culti va r s u cam po con los ca rdos del renco r Pe ro , como dice nuest ra di recto ra y fun dado ra, Maité Urqui za, Francisco no s está con ducien do al cam bio de é poca Nue vos len guajes, una sola fe