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Una mirada integral a las propuestas políticas

Por una asignación del colegio, mi hija debe preparar una conferencia en la que hable sobre tres derechos y tres responsabilidades que tendría si fuera presidenta. Hablando sobre ello, con la inocencia que la caracteriza me preguntó si una responsabilidad del presidente es resolver todos los problemas que tiene un país. Después de conversar con ella un rato al respecto, me quedé pensando en que, efectivamente, así piensan muchos al momento de ir a votar; todavía hay quienes piensan que esa persona que elegimos será una especie de superhéroe o de oráculo que tiene las respuestas a todas las interrogantes.

Y es que no hay duda de que seguimos votando por personas, y no por equipos, o bien, votando contra ciertas personas, y no por proyectos que realmente contribuyan a mejorar las condiciones presentes y futuras del país.

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Quise explicarle a mi hija que en realidad una sola persona no tiene la capacidad de solucionar todo, pero que si puede tener el liderazgo necesario para trabajar en equipo y fijar prioridades. De nuevo, me hizo pensar en si las opciones que hoy tenemos reúnen esos requisitos. ¿Son líderes positivos?

¿Quiénes los acompañan en el quehacer político? ¿Quiénes estarán con ellos al frente de instituciones clave para el desarrollo de Guatemala?

Muy pocas veces le ponemos atención a los técnicos que están detrás de los planes de Gobierno, y también, muy pocas veces, esos profesionales llegan a puestos clave, de ser electo su líder político. A poco más de un mes de que inicie oficialmente la campaña, es importante reflexionar sobre los criterios con los que escogeremos a nuestras próximas autoridades, pero también es clave considerar desde ya en cómo, desde nuestro rol ciudadano, podemos aportar para que esas figuras realmente cumplan con las expectativas.

Y no, no me refiero a hacer presión con protestas o plantones en la Plaza, que, si bien es cierto son auténticas manifestaciones ciudadanas, no son acciones sostenidas que propongan o cooperen de forma activa a las necesidades que tiene el país.

En el sentido anterior, otro atributo que debe tener el próximo gobernante es la capacidad de escuchar, de abrir espacios de diálogo para propuestas técnicas sobre temas trascendentales, porque nadie lo sabe todo. Decía mi abuelita: “si el candidato dice que se las puede todas, ahí no es”. Al final, todo se resume en la humildad, en la capacidad de aceptar sus limitaciones y tener la apertura de ver las propuestas de otros, sin politizar o convertir a su gobierno en un proyecto personal o ideológico. Lamentablemente, hoy vemos a personas que, contrario a lo anterior, su aspiración a ser electos es más bien un berrinche o una revancha.

Por ello, ya es hora de dejar a un lado el voto de castigo y la elección del “menos peor”. Es el momento de pasar la lupa a cada partido político, no solo desde la perspectiva del candidato, sino también de la gente que le rodea y de los ideólogos de sus propuestas.

El papa Francisco ha compartido una idea que puede ser un buen punto de partida para calificar a los proyectos que entrarán en contienda en este proceso electoral: “La política es una altísima vocación, una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”.

De quienes ya se perfilan como candidatos, ¿quiénes responden a este perfil ideal que nos plantea el papa?

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