La Escuela de Glasgow Óscar Moreno Martín Historia de la Imagen Gráfica 2º Gráfica Publicitaria 1 de Marzo de 2010
M
ientras el siglo XIX terminaba y daba comienzo el XX, diferentes diseñadores y artistas de las llamadas artes mayores y artes menores, experimentan un cambio significativo en su búsqueda de nuevas formas de expresión. El movimiento que surge de este nuevo interés es el Art Nouveau, en parte gracias al Arts & Crafts de William Morris, desencadenando el posterior estilo con el que toda la industria gráfica europea y americana se alimentó de 1888 a 1907, y que tiene, en Walter Grane, Beardsley, McNeill, Mackmurdo y en Mackintosh a sus más destacados impulsores. En su producción gráfica, todos ellos se caracterizan por el énfasis que conceden a la línea como gesto expresivo, los orígenes de la cual hay que situarla en la plástica tradicional japonesa, especialmente en su forma xilográfica. Este nuevo movimiento se aplicó en Gran Bretaña, E.E.U.U., Alemania, Francia, Austria, Italia y España, donde el Art Nouveau se caracterizaba por dar un valor decorativo y ornamental a las configuraciones lineales que con frecuencia derivaban en formas orgánicas. Pero la constante en todos los países era que estaban ligados a la idea de “lo nuevo”. El espacio que nos ocupa fue la contribución de un grupo de artistas y diseñadores denominado “La Escuela de Glasgow”, que comenzaron a trabajar en la ciudad que lleva su nombre en la década de 1870, siendo entre 1890 y 1910 los años más significativos. La revista The Studio y sus reproducciones del trabajo de Beardsley y Toorop influyeron fuertemente sobre este grupo de jóvenes artistas escoceses. El director Francis H. Newbery, señaló las afinidades entre el trabajo de dos aprendices de arquitectura que tomaban clases nocturnas, Charles Mackintosh (1868-1928) y Herbert McNair (1868-1955), y el de dos estudiantes en el campo del diseño gráfico en el turno de día, las hermanas Margaret (1865-1933) y Francés Macdonald (1874-1921). Surgió entonces una colaboración artística y una amistad que llevó al matrimonio entre McNair y Francés en 1899, y un año después, entre Mackintosh y Margaret. Innovaron un estilo geométrico de composición, adaptando elementos florales y curvilíneos con una estructura rectilínea. Su trabajo variaba desde expresiones melancólicas hasta elegantes diseños simplificados. Por otro lado, las hermanas Macdonald mantenían fuertes creencias religiosas y adoptaron ideas simbolistas y místicas en sus trabajos, algunos de ellos calificados de paganos.
En 1897, se le adjudica a Mackintosh el proyecto de la Escuela de Arte de Glasgow, siendo terminada esta en 1899. Fue elaborada con hierro forjado, piedra y acero, combinando también las formas geométricas e intensas estructuras rectilíneas, elementos florales y curvilíneos propios del grupo. Mackintosh contribuyó de forma notable en la arquitectura del nuevo siglo. Sus mayores logros fueron los realizados en el diseño de objetos, de sillas e Interiores como medios ambientes completos. Los Cuatro, fueron pioneros en los diseños de interiores con paredes blancas bañadas de luz y amueblados con piezas cuidadosamente colocadas, en contraste con los complejos interiores prevalecientes en ese tiempo. El diseño gráfico aplicado en la cartelería de Los Cuatro se distingue por una fantasía simbólica y una forma estilizada (ver imagen Nº20). Fuertes líneas simples definen las superficies planas de color. Un cartel para el Instituto de las Bellas Artes de Glasgow, diseñado por Margaret y Francés en colaboración con McNair, demuestra la verticalidad ascendente e integración de las curvas fluyentes con una estructura rectangular, siendo estos los sellos distintivos de sus trabajos en la madurez de su estilo (ver imagen Nº21). Las interpretaciones abstractas de la figura humana, como se pueden apreciar en el cartel de Mackintosh para The Scottish Musical Review (Reseña musical escocesa), no se habían visto antes en Escocia y para muchos fue una obra de mal gusto (ver imagen Nº22). Mackintosh participó, quizás como ningún otro, en la práctica del diseño gráfico desde el cartelismo a las más humildes representaciones de esta actividad como folletos y programas. De su experiencia como arquitecto y diseñador nace una personal versión rectilínea del estilo modernista que contemplarán con atención los arquitectos-diseñadores vieneses de la época.