VALOR PATRIMONIAL DE OFF LIMITS
1. EL PATRIMONIO INMATERIAL DE OFF LIMITS ....................................................
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Lavapiés: El barrio de los colores.................................................................................................................. 3 Transformación y despertar........................................................................................................................... 7 El número 11 de la Calle Escuadra................................................................................................................ 9
2. DE GRAN HUELLA HISTÓRICA A CERO HUELLA AMBIENTAL ..........................
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Lavapiés; un barrio mutante.......................................................................................................................... El debate con la historia: el proceso de la reforma......................................................................................... El efecto dominó........................................................................................................................................... El valor artístico de una ruina......................................................................................................................... Conclusión....................................................................................................................................................
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3. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................
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ÍNDICE
EL PATRIMONIO INMATERIAL DE OFF LIMITS
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“ANTIGUO MADRID, EL MADRID DE MI NIÑEZ, ES UNA FUERTE MAREA DE NUBES Y DE OLAS, NO SÉ CUAL. PERO MÁS ALLÁ DE TODOS ESOS BLANCOS Y AZULES, DE TODAS LAS MELODÍAS Y SONIDOS Y VIBRACIONES, HAY UN SON PERMANENTE: EL AVAPIÉS. EN AQUELLA ÉPOCA ERA LA FRONTERA DE MADRID. ERA EL FIN DE MADRID, Y EL FIN DEL MUNDO… ERA, DE HECHO, OTRO MUNDO. ALLÁ DONDE LA CIVILIZACIÓN Y LA CIUDAD LLEGASE, TODO SE ACABABA”.. ARTURO BAREA, LA FORJA DE UN REBELDE
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1.1 LAVAPIÉS: EL BARRIO DE LOS COLORES
Alejado de la sofisticación del moderno Madrid, Lavapiés se presenta como el barrio más antiguo y tradicional de la ciudad. Su origen es hebraica, de hecho, el nombre viene de aba-puest (lugar de los judíos) debito a que la mayor parte de la población semita de la ciudad vivió ataño en la mitad oriental del barrio, en lo que se conocía como la judería madrileña. Parece también que el nombre de Lavapiés podría proceder de una fuente que había en la plaza, donde se hacía el lavado ritual de los pies antes de acudir al templo. En cualquier caso, es cierto que en la plaza hubo una importante fuente hasta finales del siglo XIX. Lavapiés es el nombre original del barrio: la denominación El Avapiés, antigua, es en realidad una ultracorrección de Lavapiés, nombre más antiguo que el anterior. La mayoría de los habitantes vivían en el paraje denominado entonces Aljama del Campillo, en las cercanías de la sinagoga que estaba donde se alza hoy la iglesia de San Lorenzo. La judería no podía ser muy extensa: la actual calle de Argumosa era el límite de las edificaciones y la arteria principal, era la calle que unía la plaza con el antiguo templo y por eso se llamaba calle de la Sinagoga. Cuando en el 1492 los Reyes Católicos or3
denaron la expulsión de judíos y musulmanes de España el nombre de la calle de la Sinagoga se cambió por el de la Fe, a manera de reafirmación cristiana de la decisión real. La mayor parte de ellos se marcharon, los que se quedaron pasaron a llamarse conversos (convertidos al cristianismo). Con la industrialización el barrio empezó a vivir nuevos tiempos. Allí se organizaron muchos de los oficios artesanos de la villa. Las mujeres tuvieron un protagonismo notable en la fábrica de tabacos, que dotó Lavapiés de una particularidad inconfundible. “(…) el aumento de la población de Lavapiés tuvo que ver con la necesidad de contar con la vivienda en las proximidades del lugar de trabajo. Este emprendimiento, como tantos otros, fue parte de la promoción de la industria española y los diversos polígonos que ordenó instalar Carlos III”. A partir del 2009 esta legendaria estructura de producción de cigarrillos ha sido transformada en un centro social autogestionado: La Tabacalera, que programa durante el año muchas actividades culturales. Algunas calles de Lavapiés tuvieron una particular fama de alojar a protagonistas del mundo delictivo. Así pasó con la calle de la Cabeza y la tru-
hanesca que se aglomeraba en el café de Numancia o de la Magdalena. Y además algunas viviendas en la calle de Espino y de Oso se convirtieron en refugio de personajes del hampa, escenario de algunos crímenes, ajustes de cuentas y también de la prostitución. La plaza de la Cebada fue escenario de numerosas ejecuciones públicas, que tenían un gran atractivo para la vecindad. “El garrote era un espectáculo al que acudía numeroso público y observaba los movimientos y la agonía del reo; hacían chistes sobre su compostura y valor en los momentos precursores de la muerte, mientras comían churros y daban largos tientos a la bota… Los balcones se llenaban y se llamaba a los amigos para que no se perdieran detalle del acontecimiento…” Al comienzo del siglo XIX, especialmente los barrios de Lavapiés y Embajadores, se presentaban como un conglomerado anárquico, de irregularidad urbanística y con una expansión sin ningún tipo de planificación. Así sus viejas construcciones empezaron a ser demolidas: desaparecieron las primitivas casas de una o dos plantas y se las sustituyeron por edificios mucho más voluminosos, con un máximo de alojamientos en superficies
mínimas. Este tipo de edificación permitió a los constructores grandes beneficios especulativos sin pensar a las necesidades humanas y urbanas. Surgieron también las corralas: edificios estructurados en torno a un gran patio central, una escalera general llevaba a cada una de las plantas, por cuyos corredores se ingresaba a las viviendas. Fueron casas económicas donde vivían varías familias, edificadas con maderas y ladrillos, contaban con un retrete común para cada planta. En las primeras corralas se instalaron los mesones y paradores. Luego se utilizaron como viviendas de trabajadores: los pisos exteriores eran los más costosos y los interiores los más baratos, los que ocupaban las clases menos pudientes. Como la agorá de la antigua Grecia esos enormes patios eran un punto de convivencia cotidiano. Muchos sainetes y zarzuelas hablan de esas vivencias en sus historias. De ese Madrid popular ya queda muy poco. Una de las escasas corralas supervivientes es la de la calle Mesón de Paredes, que fue declarada monumento nacional en 1977. 4
Actualmente lleva el nombre de La Corrala una Asociación de Vecinos que obra en este barrio y tiene su sede en la calle Lavapiés. Uno de los festejos típicos del barrio fue la fiesta de la Maya, una costumbre de origen pagano con la que se celebra la primavera, el primer día de ese mes. Este festejo consistía en ataviar a una doncella de la forma más refinada posible, adornada en el portal de la casa. Los portales competían por presentar la mejor maya. Un jurado compuesto por los vecinos elegía a la más bella y mejor vestida, y se colocaba una placa en el portal de la triunfadora. El cortejo de la maya pedía dinero a todo varón que se aproximaba al lugar entonando la coplilla: “Den para la maya que es bonita y galana”. Si luego de tantas atenciones, el hombre no aportaba, era despedido con otra coplilla: “Pase el pelado, que no lleva blanca ni cornado”. Con la recaudación obtenida se organizaba una merienda en una arboleda que existía en torno a la iglesia de San Lorenzo, conocida como el Prado de las Damas. Esta festividad tuvo su momento de apogeo en el siglo XVII y desapareció en 1885. 5
Hoy en día Lavapiés es por un lado sumamente tradicional – cuando los madrileños se visten para las fiestas de San Isidro, se ponen los atuendos de los obreros, chulapas y manolos que poblaban Lavapiés siglos atrás – y, a la vez, cobijo de un número de inmigrantes que supera a cualquier otro barrio del centro de Madrid. Según un recuento, más de cincuenta nacionalidades están representadas en una zona constituida por 24 calles. Este fenómeno de la inmigración ha llegado de repente, como una irrupción inesperada generando reacciones dispares que van de la tolerancia y la comprensión hasta el rechazo al extraño. La gente que llega aquí está llena de esperanzas para mejorar su futuro, pero no todos han venido de buena fe. De hecho hay una alta presencia policial. No obstante muchas dificultades de integración que aún no se han solucionado, africanos, marroquíes, sudamericanos y chinos conviven y trabajan juntos. Han generado una fascinante mezcolanza de tiendas étnicas: mercados de alimentación asiáticos, carniceros halal musulmanes, artículos de regalos… Y los diferentes olores, sabores y sonidos de toda esta multiculturalidad coloran cada día el sur de la ciudad.
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1.2 TRANSFORMACIÓN Y DESPERTAR
A finales de los años 1980 Lavapiés era un barrio habitado exclusivamente por gente mayor, típicamente en casas viejas y de pequeñas dimensiones construidas alrededor de un patio (lo que se llama corrala, aunque su denominación correcta es la de «casa de corredor»). Por eso se ha hablado de «chabolismo vertical». La abundancia de casas abandonadas y de viviendas de renta baja atrajo en los años 80 y 90 a multitud de jóvenes con pocos recursos, entre ellos numerosos okupas: Lavapiés ha sido, probablemente, la zona de la ciudad con mayor densidad de casas okupadas, y en ella tuvieron lugar las primeras experiencias de okupación de la capital. Hoy en día la okupación casi ha desaparecido, pero sigue siendo el barrio con mayor cantidad de asociaciones y movimiento vecinal de Madrid. En una segunda oleada, y por las mismas razones, acudieron al barrio centenares de inmigrantes. Se calcula que alrededor del 50% de la población del barrio es de origen no español. De hecho, eventos como el año nuevo chino o el ramadán tienen casi más resonancia en Lavapiés que, por ejemplo, la navidad. En los últimos años se ha intensificado la presencia juvenil transformadora y la actividad cultural de Lavapiés, siendo el punto de referencia de la cultura alternativa en Madrid. La presencia de Tabacalera, la proliferación de bares que incluyen actividad cultural, la transformación del Mercado de San Fernando, son algunos ejemplos de este fenómeno. Dentro de este contexto se inauguró en la calle La Escuadra Off Limits, espacio de arte experimental establecido en un antiguo horno de pan construido en 1908 que ocupa 210m2 diáfanos de sala de exhibiciones, 220m2 de oficinas y 300m2 de terraza en el interior de una manzana de Lavapiés.
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1.3 EL NÚMERO 11 DE LA CALLE ESCUADRA
A pesar de las leyendas sobre el cosmorama de la Armada o Escuadra Invencible, la versión oficial es que La Escuadra se llama así simplemente por tener forma de escuadra. Es una calle en cuesta con un quiebro, tradicionalmente de viviendas y pocos comercios, donde el tráfico es mínimo, y su quietud y silencio hacen sorprendente el hecho de que se encuentre en un barrio que forma parte del centro de Madrid. El principal elemento de esta calle ha sido desde su construcción en 1908, precisamente, el número 11, antigua Tahona en la que se vendía la harina para que las familias hiciesen el pan en sus hogares, y que para los habitantes más longevos de la calle, estuvo allí desde que tienen memoria. Se cuenta que el bandolero Luis Candelas solía aparecer por la zona, pues tenía una novia que vivía por ahí. Historias de la Guerra Civil dicen que en los sótanos de la Tahona se escondieron huídos republicanos que estaban siendo perseguidos por su papel político relevante. Después de muchos años de abandono, la llegada de Off Limits devolvió el bullicio al número 11 de la calle Escuadra, transformando el espacio, pero dejando reminiscencias de la tahona. La actividad de arte experimental que allí se desarrolla contrasta con la vertiente tradicional de los habitantes de toda la vida de la calle, pero encaja dentro de la nueva ola cultural del barrio.
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DE GRAN HUELLA HISTÓRICA A CERO HUELLA AMBIENTAL REHABILITACIÓN DE OFF LIMITS, ANÁLISIS DE UN PROCESO
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“LA RESILIENCIA ES UN PROCESO DINÁMICO QUE TIENE POR RESULTADO LA ADAPTACIÓN POSITIVA EN CONTEXTOS DE GRAN ADVERSIDAD”. LUTHAR (2010)
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HAY ALGUNAS PALABRAS QUE POCO A POCO VAN A DEJAR DE VIVIR ENTRE NOSOTROS, Y SERÁN PARTE DE UN IMAGINARIO COMÚN, O TAL VEZ NI ESO. TAL VEZ A ESAS PALABRAS SE LAS DEJE TENER SIGNIFICADO TAN SOLO EN SUS LUGARES DE ORIGEN, Y JUSTO AHÍ SERÁ DESDE DÓNDE NOS HABLEN, COMO LOS MOSAICOS, COMO LOS GRAFFITIS. HAY LUGARES QUE PERTENECEN A ESAS PALABRAS, Y QUE UNA VEZ EL LUGAR MUERE, LA PALABRA MUERE UN POCO TAMBIÉN, QUEDANDO EL SU SIGNIFICADO EN LA MENTE DE QUIENES LO VIVIERON.
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2.1 LAVAPIÉS; UN BARRIO MUTANTE
En el año 1908 el barrio madrileño de Lavapiés debió ser un lugar completamente distinto. Algunos trazados urbanos han permanecido inmóviles, y prueba de ello son los callejones que una vez fueron judería y las casas de aspecto obrero que se construyeron después, propias de la industrialización. Casas que hoy en día son fantásticos áticos reformados o entrañables casas de familia. No hay más prueba del paso del tiempo que la de observar un barrio, un conjunto de inmuebles, y ver cómo cada morador de esos espacios ha dejado una impronta, una erosión, hasta que ese espacio se rehabilita, se conserva o se rehace. Claro está que el paso de los años y el deterioro de los inmuebles, junto al cambio de las necesidades del barrio, han producido que, lógicamente, los lugares que una vez tuvieron un uso crucial a nivel político (como un castillo) o a nivel social (como una gigantesca tahona de pan), hoy sean cuna de arriesgados proyectos culturales o cafeterías de visita obligada, hoteles… o lo que es lo mismo; que lo que fue una Tahona que abasteció de pan a medio barrio de Lavapiés, que sirvió de refugio durante la guerra civil, de escondite de contrabando durante la primera época franquista o de centro clandestino en ruinas en los ochenta, hoy sea Off Limits, una 15
empresa de gestión cultural formada por dos empresas que comparten la propiedad del espacio: Best Relations (empresa de comunicación, relaciones públicas y publicidad) y Escuadra Invencible y Maelstrom, asociación y empresa privada de gestión cultural. Este conjunto es Off Limits. Renovar el espacio de la antigua Tahona sin eliminar su estructura base era el principal objetivo del arquitecto Arturo Cebrián, el ingeniero Ismael Caballero y del estudio de Iñaki Alonso y Pablo Saiz (estudio SATT), quienes diseñaron el proyecto ecológico y la dirección de la obra. La idea base fue aquella de renovar el espacio formal y energéticamente, y no con la idea de llevarlo a su estado original (rehabilitar) pero tampoco de borrar su historia. Un edificio de 400m2 que se ha construido en 1870 únicamente con arcilla cocida, piedra, cal hidráulica y madera, y que esta de pie soportando cinco plantas merece cierto respeto, al menos estructural e históricamente hablando. Desde una perspectiva ecológica de los materiales empleados en su construcción original, y dejando fuera el plomo que se utilizó en origen en sus tuberías, el equipo responsable de la reforma de la antigua tahona hizo un análisis del ciclo de vida de los materiales, y se
obtuvieron unos insumos equivalentes con los mínimos consumos energéticos en sus procesos de fabricación, renovables y de fácil integración en la naturaleza; es decir, se trataba de adaptar un edificio del siglo XIX con los materiales de hoy para hacerlo ecológico, ya que sus materiales originales hoy en día serían inviables por los costes que conllevarían, así como los altos niveles de contaminación ambiental que supondría un edificio de estas características. Este acto de arqueología artístico-social sirve para tomar contacto con la realidad histórica del entorno desde una perspectiva contemporánea. Es decir, mirando lo que fue el edificio, el lugar que ocupó en las vidas del barrio e incluso la estructura propiamente industrial de horno de pan, se tenía que llevar a cabo una compleja reestructuración de forma para poder llegar a instalar toda la maquinaria que suponía transformar un espacio ecológicamente obsoleto a un espacio plenamente autosustentable. Así pues, esa información del pasado se mezcla y crea la simbiosis del ayer-mañana que hace que un proyecto de rehabilitación (entendida como el proceso de intentar devolver al espacio su aspecto y uso originales) se convierta en un proyecto de renovación y adaptación. 16
2.2 EL DEBATE CON LA HISTORIA: EL PROCESO DE LA REFORMA
En el año 2007 la empresa finalizó las obras de las nuevas eco-oficinas de 400 m2, a partir de unos criterios de sostenibilidad que a continuación se expondrán y que la convierten en la primera oficina autosustentada de relaciones públicas, gestión cultural y espacio de arte de Madrid, convirtiéndose en un local para un programa mixto de oficina, sala cultural y una vivienda.
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El gran dilema se presentaba con la protección de los pilares metálicos y vigas que se colocaron en 1919, declarados por el ayuntamiento patrimonio durante los años noventa. Era un dilema entre historia y ecología ya que todas las pinturas que el equipo de la obra encontró en el mercado de protección ignífuga tenían pirorretardantes bromados, es decir, un compuesto organobromado que se encuentra en el mercado pero que es considerado bastante tóxico y no apto para la construcción de bienes inmuebles. Al final, pudo la historia frente a la ecología ya que no era un espacio vividero, una casa, sino espacio para centro cultural donde la gente no vive y hace un uso eventual del mismo, y se tomaron medidas rigurosas de protección en el momento de la aplicación. Unas vigas de hierro de tal envergadura no podían sino mantenerse a modo de columna vertebral de este emblemático lugar.
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Durante el proceso de la obra, se afrontaron tres soluciones diferentes para resolver los problemas de cómo colocar un depósito de biomasa donde no hay espacio; dónde y cómo colocar el cuarto de instalaciones; y qué hacer para integrar el impacto de las 6 placas solares. Estas tres soluciones finales para integrar tales maquinarias, es lo que hace del espacio un lugar verdaderamente sostenible, pero también entran en conflicto con el aspecto más histórico del espacio, ya que de no saber que antiguamente de una tahona de pan, el visitante jamás podría llegar a intuirlo, ya que excepto por una pequeña puerta de entrada de carbón y unas chapas de hierro que adornan una de las paredes, poco queda ya del aspecto original de la antigua tahona. Así pues, la primera solución debía ser la colocación de un depósito de biomasa que mantendría la refrigeración y la ventilación de los 400m2 de espacio. El depósito se convirtió en unas escaleras de chapa muy en la línea metálica fabril que en su momento pudo tener la tahona y que todo el espacio conserva. Estas escaleras dan acceso a las oficinas, consiguiéndose sacar 4m3, dándose acceso a los entresijos del depósito a través de unos escalones desmontables. El depósito de biomasa requiere de tres cargas al año y queda totalmente integrado dentro del edificio con fácil acceso desde el exterior a través de una arqueta registrable en el pasillo de acceso. Por su parte, el segundo gran problema se planteaba con la colocación de las calderas y el sistema de calefacción. La solución fue depositarlos en la terraza de la cubierta, realizando una sala de cerramientos traslúcidos de 9 metros que funciona como elemento lumínico del espacio de la terraza. Un depósito de inercia de 3.000 litros junto con las bombas del suelo radiante conviven con un soporte de texturas translúcidas y luces que alberga diferentes posibilidades de transformación y se integra en el conjunto paisajístico del espacio. 21
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Si lo vemos con más detalle, observamos que la instalación de este sistema de calefacción para que se pudiera integrar en la estructura original del espacio, suponía uno de los mayores retos. Este sistema buscaba mantener la inercia térmica antes mencionada de los muros e inducir un sistema de radiación que se situara en el suelo. Las calderas de biomasa, así como otros de los motores que mantienen la autosustentabilidad del espacio, se situaron en esta sala de cerramientos translúcidos de 9 metros, la única sala que se construyó ex profeso en el espacio, evitando así que afearan el resultado final. Esta caseta, al ser de policarbonato translúcido, deja entrever sus maquinarias durante el día y cuando es de noche se ilumina usando la energía calórica que ha absorbido durante el día, funcionando como referencia visual en todo el patio. Este aspecto es muy interesante, ya que puede que sea el punto donde usando las energías se pueden constatar los múltiples usos que unas calderas pueden tener, sin necesidad de tener que esconderlas por su tamaño o por su aspecto, pero integrándolas en la personalidad inicial del espacio de la tahona. Y como guinda y evidencia de esta convivencia, la caseta se ha usado en distintas exposiciones como soporte y se ha integrado en el discurso de muchos de los artistas que han participado en el espacio, por lo tanto, vemos como este elemento residual pero necesario para convertir todo el espacio en autosustentable, se ha aprovechado incluso en el discurso artístico y comisarial del espacio.
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Finalmente, el último de los problemas eran las placas solares, auténticos armatostes si no se busca su integración, que debían quedar colocadas en la parte sur de la terraza. La idea de su integración pasó finalmente por ser el soporte, en su parte inversa, de una pantalla de y proyecciones de verano, cerrando así el frente menos favorecido desde el punto de vista estético con un equipamiento para el conjunto cultural. En cuanto a los materiales usados, cabe destacar que todos ellos son respetuosos con el medio ambiente con predominio de pinturas al silicato y temple, barnices de pigmentos y extractos naturales para el suelo, lo que no sólo es sustentable para el medio ambiente, sino que también preserva la salud de los empleados al carecer de productos tóxicos para la conservación del espacio.
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2.3 EL EFECTO DOMINÓ
Hay otro aspecto del edificio que supuso un auténtico reto a la hora de realizar la reforma, ya que la tahona/Off Limits está ubicada en una de las calles más angostas de Madrid, la calle de la Escuadra, llamada así por su trazado en ángulo. Es curioso cómo se plantea una reforma en un espacio que tiene unas características únicas y, además de considerar su planta o su estructura, es necesario considerar también el “patrimonio inmaterial” ya que el intrincado trazado de las calles de Lavapiés genera patios de manzana quebrados con inusuales recovecos y muchas edificaciones comparten medianeras o patios de vecinos. La intervención se amplifica de manera natural y llega a edificios colindantes, regenerándose también el conjunto arquitectónico de la manzana.
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2.4 EL VALOR ARTÍSTICO DE UNA RUINA
El espacio a intervenir, casi un solar en el momento de la compra, guardaba gran cantidad de información. Estaba impregnado de un pasado cargado de historias y había un deseo de evocarlas y revivirlas antes de que volviese a ser otro espacio y perder su aspecto ruinoso, pero original al fin y al cabo. Con el objetivo de descubrir e interpretar dichas historias, la Asociación Maelstrom el equipo de La Escuadra Invencible y la empresa de comunicación Best Realtions, decide en 2002 (año de la adquisición) montar una exposición con obra de artistas emergentes en este espacio en ruinas que a partir de ahora se llamaría Off Limits. Participaron Santiago Cirujeda, Lara Almarcegui, Sergio Belinchón, Adriá Juliá, Cristina Lucas, y Antonio de la Rosa, artistas todos ellos que debían trabajar sobre la idea de la conciencia del espectador, haciéndole visible lo que Lara Almarcegui denomina “lugares vacíos” o usos y servicios que la sociedad hace de edificios y terrenos ya olvidados, jugando con la carga histórica del espacio en ruinas así como con la situación de inminente renovación y uso del mismo. El acto se presenta como un homenaje al proceso, al cambio de estado, frente a la acción violenta de meter una maquina a demoler lo que fue esta antigua tahona en Lavapiés, que servía pan a medio barrio. Frente a borrar ipso facto esas historias, se presenta un proceso para que el barrio y los artistas descubran e interpreten las realidades de las que apenas somos conscientes, y puedan el día de mañana ser usuarios de Off Limits en su versión de espacio cultural y ya no de tahona o de ruinas, que es como había estado durante los anteriores 20 años a su restauración.
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2.5 CONCLUSIÓN
Así pues, con la reforma del espacio de Off Limits vemos cómo un espacio histórico puede tener una nueva vida en una sociedad preocupada por la sostenibilidad y la integración de materiales que respeten el medio ambiente. Eso sí, adaptar un edificio con una carga histórica como esta supone a veces renunciar a su aspecto original, o tener en cuenta que adaptar el aspecto primario a un modelo de autosustentabilidad sin afectar al aspecto del edificio, tiene unos costes muy elevados, costes que no todos los centros culturales se pueden plantear. Aún así, consideramos que en la intención de renovar el espacio de la tahona no estuvo en ningún momento aquella de intentar que Off Limits pareciese esa estructura fabril que un día fue, ya que al estar en el espacio, apenas se nota que antes fue una tahona, ni mucho menos se aprecia que tiene más de cien años de historia. Suponemos que en el debate entre el aspecto que quisieron darle siempre prevaleció aquél de favorecer a las exposiciones y a la actividad cultural, por eso el color blanco impoluto y la decisión del minimalismo extremo, así como prevaleció también el hecho de convertir un espacio ecológicamente imposible de mantener en un edificio totalmente energético y autosustentable, aunque ello supusiera perder un poco sus raíces.
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3. FUENTES
Entrevista con Iñaki Alonso, director de proyectos del estudio Satt. Documentos de la reforma de Off Limits por estudio Satt. Entrevista con Pepa Riesco, vecina de la calle Escuadra. VEKSLER B. Lavapiés – Pasado, presente y futuro de un barrio cosmopolita, Editorial Vision Net, Madrid 2004. JORRIN E., Efemérides matritenses, Editorial El Avapiés, Madrid 1992. CHUECA GOITIA F., Prologo del libro Madrid, barrio a barrio. De villa a metrópoli, de Armando Vázquez. Fundación CEIM, Madrid, 2001.
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