domingo 27 de enero del 2013 → Nº N: 000 067
cartóNPiedra Un espacio suscitador para pensar en voz alta
→Víctor
Jara, canto y militancia. Conmemoración de la Hoguera Bárbara. Escritoras para la literatura mexicana. Reseña de la vida y obra del pintor peruano Víctor Delfín. Los poemas del coronel Aureliano Buendía.
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ínDIce
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La militancia musical de Víctor Jara El cantautor chileno, que recibió 44 impactos de bala, fue asesinado en 1973, días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet. Semanas atrás, un tribunal ordenó la detención de ocho militares por su muerte. Presentamos una reseña de su vida y obra.
El “mariconaje” guerrillero de Pedro Lemebel Este ensayo rinde un homenaje a unos de los escritores vivos más importantes de la literatura latinoamericana, a propósito de su próxima visita a Quito en el marco del Encuentro Sur-Sur. La obra de Lemebel no pierde su acidez a la hora de denunciar a la derecha enquistada en el poder, y su locura indígena, proletaria y homosexual no deja de transformarse en solidaridad con lo femenino. Sus palabras son partituras de un coro mayor: es una alborotada canción de amores y perlas, de muertes y agujas.
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Ventana Presentamos el prólogo que el escritor Raúl Vallejo realizó de “Los poemas del coronel Aureliano Buendía”, de Ramiro Oviedo. Reseña de la película animada “Frankenweenie”, del director estadounidense Tim Burton. Recordamos al actor Heath Ledger, muerto inesperadamente a los 28 años.
13 8 La Hoguera Bárbara Este 28 de enero se cumplen 101 años de la Hoguera Bárbara, lo que permite generar espacios para la reflexión en torno a la Revolución Alfarista y su legado histórico y político. Desde una mirada del presente, resulta necesario reflexionar sobre un período fundamental de la historia nacional. sd sad sah sa hsa hsa hds ahj hj kjsahd sahd sahjd hsad hjas dhsah sahjd sdk ashdhsa dhas hsa hsahdasd
24 Creación Nuestro colaborador Víctor Vimos realiza un perfil de la vida y obra del pintor peruano Víctor Delfín, a quien lo identifica como un artista alineado a las causas sociales, lo que le ha llevado a ser un militante de voces críticas contra toda forma de tiranía. “Delfín ha entendido de tal forma esa cercanía del arte con el compromiso social”, apunta Vímos
10 ¿Hacia dónde apunta la literatura mexicana escrita por mujeres? Iliana Vargas presenta un análisis que cuestiona el lugar de enunciación y representación que ha tenido históricamente la escritura mexicana realizada por mujeres.
“El autor se traviste de gala y se transforma en La Loca en plena galería de espejos. Y la desmesura es posible porque Lemebel es un poeta genuino, y porque sus crónicas son un vertedero de relatos divertidos y conmovedores y de imágenes magníficas”. Carlos Monsiváis
27 Agenda ¿Qué hacer durante esta semana? ¿Cómo aprovechar nuestro tiempo de ocio para disfrutar de las mejores actividades culturales? Aquí una guía que te ayudará a decidir qué muestras de arte visitar, a qué concierto acudir, qué proyección de cine ver.
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ediTOrial
Es hora de poner atención a las imágenes que circulan bajo tierra
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ace poco más de diez años, las propuestas audiovisuales que ocuparon gran parte de las carteleras del cine nacional eran extranjeras. Escasamente se proyectaban trabajos de reconocidos cineastas que tomaban riesgos estéticos, políticos y de contenido en sus apuestas visuales. El cine en el Ecuador, tenía una orientación comercial e, inclusive, de clase. Si a esto sumamos que los trabajos cinematográficos de realizadores ecuatorianos apenas se producen sostenidamente desde 2001, la oferta audiovisual en el país aún tiene un músculo que ejercitar. Aunque este escenario ya es conocido por muchos, la primera Rueda de Negocios del DVD que se efectuó en la ciudad de Manta durante los días 21, 22, 23 y 24 de enero, evidenció las profundas limitaciones que existe en la circulación y distribución de material audiovisual ecuatoriano. Además, reveló las breves estrategias entre productores cine“El cine en el Ecuador, tenía una orientación matográficos y cocomercial e, inclusive, de clase. Si a esto sumamos merciantes inforque los trabajos cinematográficos de realizadores males. Sin embargo, lo ecuatorianos apenas se producen sostenidamente que más llamó la desde 2001, la oferta audiovisual en el país aún atención de la rueda de negocios, tienen un músculo que ejercitar”. que se hizo paralelamente al Festival de Cine Ecuador Bajo Tierra, fue las películas que se proyectaron en el encuentro: propuestas visuales que descolocan, cuestionan y aturden la mirada habituada del espectador. Ecuador Bajo Tierra es un festival que tiene contenidos que deben visibilizarse y posicionarse con la relevancia que merece, pues, apunta a la recuperación audiovisual de trabajos que laten y circulan subterráneamente –no solo en las ciudades epicentro del cine nacional–. Sino que, forman parte de una red que no es la establecida y que, además, han sido producidos con bajo presupuesto y en condiciones diferentes a las que el foco central de cinéfilos y productores está acostumbrado a ver, pero que tienen una fuerza preponderante como espejo de nuestra sociedad. Tal vez, en estas imágenes podamos quebrar el imaginario convencional de la representación de la identidad ecuatoriana.
El suplemento cartóNPiedra es una producción editorial de El Telégrafo.
cartóNPiedra lo hacen: Director: Orlando Pérez Editor: Fausto Rivera Yánez Coordinadora: Carolina Burbano Diseño e ilustraciones: Patricio Mosquera C. y Carlos Almeida Fotografía: Francisco Ipanaqué Arte: Carlos Proaño Colaboran en este número: Jorge Basilago Iliana Vargas Pablo Salgado Lionel Brossi Verónica Elizondo Raúl Vallejo Andrés Cárdenas Víctor Vimos
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Víctor Jara, canto y militancia →El
cantautor, que recibió 44 impactos de bala, fue asesinado en 1973, días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet. Semanas atrás, un tribunal ordenó la detención de ocho militares por su muerte. Presentamos una reseña de su vida y obra. JORGE BASILAGO
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mediados de 1960, una compañía teatral de la Universidad de Chile llegó en gira hasta Cuba. La revolución caribeña apenas comenzaba a caminar y a dos actores chilenos les ofrecieron la posibilidad de entrevistarse con su líder, Fidel Castro. Aquellos jóvenes no demoraron un minuto en dar una respuesta afirmativa, aunque la espera por el comandante se hizo una demora interminable, primero, y frustración más tarde. Pero la leyenda cuenta que, cuando ya pensaban en el regreso sin resultados, se abrió la puerta de la sala donde aguardaban y apareció un hombre uniformado, con un rostro que les recordó a ciertas fotografías de Alberto Korda. “Vengo a decirles que Fidel no podrá verlos -anunció el recién llegado-. Si yo puedo hacer algo por ustedes, o quieren que conversemos, me encantaría... Me llamo Guevara, pero todos me dicen el 'Che'”. La reunión con el héroe de Santa Clara transcurrió amena y encendida. Fueron y vinieron preguntas y noticias, del Caribe al Cono Sur. Luego, alguien acercó una guitarra y uno de los actores tocó varias canciones de su tierra. “Tú debes cantar para tu pueblo”, fueron, según algunos testigos, las admiradas palabras del guerrillero antes de despedirse.
Ese actor se llamaba Víctor Jara y no podía, no sabía o no quería -o todo ello al mismo tiempoofrecerle su talento a nadie más que a su pueblo-. Porque de sus capas más humildes provenía. Pero sus intereses de entonces estaban centrados en las tablas, no en la música. La Escuela de Teatro de la Universidad de Chile lo había formado y rescatado de la intemperie, cuando orillaba los 20 años y no tenía casa ni parientes que lo cobijaran. En aquel lugar, a su destino de niño pobre, hijo de un matrimonio campesino sin tierra propia, se le borronearon para siempre los presagios de miseria y marginalidad. Sólo el arte podía dibujarle las alas necesarias para eludirlos. Y también la buena memoria que conservara siempre fresco el recuerdo de sus orígenes. Primeros acordes Víctor fue el cuarto de seis hermanos. Manuel, su padre, era un labrador analfabeto que antes de abandonar a la familia, apenas alcanzó a enseñarle el duro oficio de abrir surcos y parir verdores en campo ajeno. “Igualito que otros tantos / de niño aprendí a sudar, / no conocí las escuelas, / ni supe lo que es jugar. / Me sacaban de la cama / por la mañana temprano. / Y al laíto e'mi papá / fui creciendo en el trabajo”, evocaría años después en su canción 'El hombre es un crea-
dor'. Aunque, para ser precisos, sus hermanos y él conocieron las escuelas gracias al esfuerzo y la decisión materna. Amanda sabía leer y escribir y soñaba con que alguno de sus hijos llegase a la universidad. Cantora popular, muy requerida para animar casamientos o mitigar las penas en los velorios, la mujer solía llevar a Víctor con ella a sus presentaciones. Pero no le enseñó a tocar la guitarra, quizás por temor a que dejara los estudios. Le inculcó, eso sí, la rigurosidad como norma: a pesar de su corta edad, cuando intentaba cantar con ella, le recriminaba su poca entonación. El pequeño, aplicado, creció en la convicción de que el canto era cosa seria. Los primeros acordes de guitarra los aprendió de un maestro rural. Más tarde, ya en los empobrecidos arrabales de Santiago, un muchacho llamado Omar Pulgar lo ayudó a progresar otro poco en el manejo del instrumento. Aunque nunca dejaría de tocar “como un campesino, arrastradamente”, según afirmaba Alejandro Reyes, uno de los fundadores del grupo folclórico Cuncumén al que el futuro cantor se integró en su juventud. Ya sin su marido, Amanda había llegado hasta la capital chilena con sus hijos en busca de mejores posibilidades económicas y educativas. Pero poco
después falleció a causa de un ataque cardíaco, los hijos se dispersaron y Víctor quedó a la deriva, sin posibilidades de continuar sus estudios y sin saber muy bien qué rumbo tomar. Decidió ingresar al seminario de los Redentoristas de San Bernardo, porque él quería cantar y le comentaron que allí había un coro. Permaneció dos años con los religiosos, con quienes perfeccionó su técnica vocal e instrumental y descubrió el canto gregoriano, pero al mismo tiempo comprobó que no tenía vocación de sacerdote y optó por abandonar aquel lugar. “Pasé del convento al regimiento”, bromeaba Víctor, porque tras dejar el seminario lo llamaron enseguida al servicio militar. Eso le garantizó otro año bajo techo, aunque, al cumplir su plazo, la historia regresó al principio. Volvió a vagar por las calles santiaguinas en busca de alguna pista que le señalara un camino, y la encontró pegada a un poste de alumbrado: el Coro Universitario probaba nuevas voces. Se presentó, quedó seleccionado como tenor y debutó casi de inmediato en una puesta coreográfica de Carmina Burana, en la que también participó el Ballet Nacional. Director teatral Inquieto y ansioso de probar todas las frutas que el árbol universitario le ofrecía, luego
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(al)TErna Durante ese viaje compuso su primera canción, 'Paloma quiero contarte', dedicada a la bailarina y coreógrafa Joan Turner, con quien pronto formaría una familia: “Paloma, quiero contarte / que estoy solo, que te quiero, / que la vida se me acaba / porque te tengo tan lejos. / Palomita, verte quiero”. Al igual que los versos para su compañera, muchos de sus intentos iniciales como autor de canciones fueron de corte vivencial o sentimental. Pero no le resultaban satisfactorios. En su mente resonaban las palabras de Violeta Parra, a quien conoció casi al mismo tiempo de sumarse a Cuncumén. La cantora y artista plástica, famosa por su carácter a veces hosco, no sólo lo alentó a profundizar su camino musical, sino que escribió dos canciones exclusivamente para que él las grabara con el conjunto. Y además lo premió con una lección que guiaría sus pasos para siempre: ningún cantor popular debía olvidar los padecimientos de su gente para cantarle solamente al amor, la luna o las estrellas.
pasó por la compañía de Pantomima; se fue al norte con varios compañeros del coro para recopilar canciones tradicionales; y, finalmente, rindió el examen de ingreso a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Como seguía sin tener vivienda, al final de cada jornada fingía marcharse pero se ocultaba y dormía en algún rincón de la escuela. Lo hizo hasta que el director se compadeció de sus dificultades, y le reconoció su condición de buen alumno otorgándole una beca en efectivo. Con esa pequeña suma, pudo alquilar un cuarto para vivir y amplió un tanto su “dieta” habitual, que consistía en pan negro, quesillos y leche. A veces comía “de incógnito” en la pensión donde vivía el actor Nelson Villagra, compañero de estudios y buen amigo suyo. “Nos acercaron tres cosas en el primer momento: la soledad, la guitarra y la pobreza de estudiantes”, recordaba Villagra, oriundo de la zona rural de Chillán al igual que Víctor. Los intereses y el origen comunes los llevaron a crear un dúo folclórico, Los Peones de Tierra Larga, y hasta dedicaron unas
vacaciones a la recopilación musical en la provincia de Ñuble. Pero el dúo apenas llegó a grabar una prueba en estudios y se disolvió por decisión de Nelson, menos apasionado que su amigo por la canción popular. Poco después de graduarse como director teatral, Víctor no tardó en destacar entre los nuevos talentos de la escena de su país. Su curiosidad y la búsqueda de un lenguaje dramático que se afirmara en la cultura chilena le valieron varios premios, críticas positivas y la posibilidad de girar por América Latina y Europa con algunas de las obras montadas por él. Pero tal vez el reconocimiento más importante fue su nombramiento como miembro permanente del equipo de directores del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH), cargo que significaba un salario fijo y la resolución de algunas estrecheces en su vida. Hijo del rigor y el esfuerzo, como director fue exigente pero comprensivo. Guiaba con suavidad a sus actores para descubrir las tonalidades más profundas de un personaje, y lograba de ellos performances expresivos com-
pletamente inusuales. Primera canción Claro que a la par de su crecimiento en este terreno, aumentaban también sus inquietudes y necesidades de manifestarse a través de la canción. Por esos días, en la segunda mitad de la década de 1950, se integró como solista al grupo folclórico Cuncumén. Este conjunto trataba de romper con ciertas prácticas muy arraigadas en la música tradicional chilena, tanto en lo artístico como en lo político. Por empezar, se presentaba ante auditorios obreros y sindicales, y por eso mismo las letras de sus canciones reflejaban las luchas de los trabajadores en lugar de la habitual visión patronal. Víctor, recién afiliado al Partido Comunista Chileno, no podía hallarse en mejor lugar. Gracias a su formación teatral, realizó notables aportes para mejorar la presencia escénica del conjunto y la representación de las canciones y danzas en sus espectáculos. Con Cuncumén grabó sus primeros discos y realizó una prolongada gira por Asia y Europa del Este.
Hijas de la realidad Desde aquel momento, casi todas sus composiciones serían hijas de la realidad y las urgencias políticas o sociales. Ya en su última grabación con Cuncumén aparece Canción del minero, donde Jara refleja la opresión que vivían los obreros del carbón en Lota: “Voy, vengo, subo, bajo, / todo para qué, / nada para mí, / minero soy, / a la mina voy, / a la muerte voy, / minero soy”. Empezaba a convertirse en un cantautor, aunque el teatro todavía ocupaba la mayor parte de su tiempo. Tras abandonar Cuncumén, grabó un par de discos simples como solista y conoció por primera vez la censura. Curiosa paradoja, el exseminarista se ganó la animadversión de la iglesia católica no por una creación propia, sino por una tonada tradicional que había recopilado. Se llamaba 'La beata': “Estaba la beata un día / enferma del mal de amor / y el que tenía la culpa / era el cura confesor”, decía la picaresca letra cuya difusión radial fue prohibida. Por entonces, Víctor se presentaba en la peña Los Parra -creada por Violeta, junto con sus hijos Isabel y Ángel-, ex-
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(al)TErna periencia que según él le dio “alas para componer e ir madurando como intérprete”. Allí tocaba además otras canciones suyas que todavía no habían llegado al disco, pero ya marcaban la creciente politización de su obra. Entre ellas estaban 'El arado' y '¿Qué saco rogar al cielo?' Al escucharlas está claro que hacía folclore, pero de un modo bastante peculiar. Con la guitarra nunca fue un virtuoso, sino un experimentador lleno de curiosidad y deseos de probar nuevas herramientas. “Parte de su equipaje armónico parece venir del folclor, pero desarrollado creativamente por Víctor; posturas tradicionales de nuestros cantores populares, ya bastante raras, Víctor las transportaba a otros contextos o las reproducía en las partes más insospechadas de la guitarra. El uso de las séptimas, propias del jazz y el bossa, es frecuente en sus canciones, y es difícil encontrarlas en otros creadores chilenos de esa época”, sostiene el comunicador chileno Álvaro Godoy. Entre finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, Jara colaboró con otras dos agrupaciones fundamentales de la música popular de su país: Quilapayún e Inti-Illimani. De los primeros fue director artístico y grabó con ellos 'Pongo en tus manos abiertas', un disco esencial dentro de su trayectoria. En él se afianza su enfoque sobre la realidad más inmediata y aparecen obras como 'Ya parte el galgo terrible' (sobre poema de Pablo Neruda), 'Preguntas por Puerto Montt' (referida a una masacre de campesinos sin tierra en esa ciudad) y la conmovedora 'Te recuerdo, Amanda'. Con Inti-Illimani, en cambio, su colaboración no fue tan cercana. Los miembros del grupo le pidieron asesoramiento en distintos aspectos de su trabajo sobre el escenario, y simultáneamente hubo participaciones recíprocas en las grabaciones de uno y otros. Pero ambas partes mantuvieron su independencia artística. “El Negro (por Jara) era una persona llena de dudas, de todo tipo. Eso lo hacía muy humano y al mismo tiempo muy querible. Nunca estaba seguro de lo correcto o lo mejor en el plano artístico, político o existencial y siempre preguntaba, planteaba alternativas”, lo describe Jorge Cou-
“Su curiosidad y la búsqueda de un lenguaje dramático que se afirmara en la cultura chilena le valieron varios premios”. lon, uno de los fundadores de Inti-Illimani. Canto y militancia En su búsqueda permanente de opciones lo encontró el triunfo electoral de Salvador Allende, candidato presidencial de la coalición de izquierda Unidad Popular, en 1970. Feliz como pocos por esa victoria, decidió dejar el teatro para dedicarse por completo al canto y a la militancia. Pese a ser un artista de renombre ya internacional, allí donde el nuevo gobierno lo requería, Víctor se hacía presente: fue la cara y la voz de la Unidad Popular en el exterior, pero también en las minas de cobre y carbón, en los mítines
guesía local, para la que un poco antes compuso 'Las casitas del Barrio Alto' ( (adaptación de Little Boxes, del estadounidense Pete Seeger). Y castigaba a la indecisión política de algunos partidos tradicionales, que no apoyaban el proceso de cambios que promovía la Unidad Popular: “Arrímese más p'acá, / aquí donde el sol calienta, / si usté ya está acostumbrao / a andar dando volteretas / y ningún daño le hará / estar donde las papas queman”, incita en Ni chicha ni limoná. Sus letras, tan honestas como llanas, seguramente no alcanzaron el vuelo poético de otros cantautores de la época. El propio Jara comprendía las limi-
“La sola mención de su nombre fue prohibida, igual que la difusión de sus discos y hasta el “subversivo” término “compañero”. populares, en las manifestaciones, en los sindicatos... “Yo soy un trabajador de la música, no soy un artista. El pueblo y el tiempo dirán si yo soy artista”, se definía. Un claro ejemplo de su comunión con el pueblo, y en especial con sus sectores más empobrecidos, fue la edición del disco La Población en 1972. Este trabajo conceptual, el último con creaciones propias que presentó en vida, se centra en historias -individuales o colectivas- de algunos barrios populares de Santiago. Similares a los que él supo habitar y recorrer en su adolescencia y juventud. De la investigación y las charlas que Víctor mantuvo con los pobladores, surgieron canciones referidas a las tomas de tierras, al esfuerzo y las penurias que atravesaban las familias obreras para conseguir su techo y su comida, y también a los sueños y las muertes tan injustas como evitables de los niños del lugar. Por otro lado, el filo de su ironía no perdonaba tampoco a la bur-
taciones de su arte, aprisionado por decisión propia en la estrecha camisa de la inmediatez militante. Pero jamás cantó nada que no respaldara con su propia actitud ética ante la vida. Y es difícil encontrar otro artista, antes o después, con semejante nivel de compromiso. Si tomaba la guitarra para entonar Qué lindo es ser voluntario, no se trataba de retórica vacía: acto seguido podía vérselo acarreando sacos de alimentos para cargar un camión; o transportando obreros a sus lugares de trabajo en su modesta citroneta, cuando el bloqueo de los empresarios transportistas amenazaba derrumbar el gobierno de Allende. “Yo no canto por cantar / ni por tener buena voz, / canto porque la guitarra / tiene sentido y razón. / Aquí se encajó mi canto, / como dijera Violeta, / guitarra trabajadora / con olor a primavera” afirma a toda garganta en su tema Manifiesto. A causa de sus convicciones se lo consideraba peligroso. Por eso cuando el golpe militar fi-
nalmente ocurrió, algunos de sus esbirros lo buscaron para torturarlo y asesinarlo, apoyados en ese hermano menor de la cobardía que se llama ensañamiento. Su cuerpo -que se salvó, de milagro, de terminar en una fosa común como NN- tenía al menos 44 balazos, las manos destrozadas a golpes de culata, varios huesos rotos y laceraciones diversas. La sola mención de su nombre fue prohibida, igual que la difusión de sus discos y hasta el “subversivo” término “compañero”. Así trataron los asesinos de cubrir su pista, con un pacto de silencio atemorizado y atemorizante que duró casi cuarenta años. La misma edad que Víctor Jara tiene todavía en la memoria de su pueblo, en sus canciones y en los versos de sus compañeros. Un canario ensangrentado, un gorrión de huesos rotos, un zorzal sin alboroto fue su cuerpo acribillado. De sus dedos machacados, de su boca destruida se escapó la voz herida y se echó a volar al mundo y ahora canta tan profundo Víctor Jara ya sin vida. (Patricio Manns – Muerte y Resurrección de Víctor Jara).
CANTO POR LA JUSTICIA Víctor Jara fue asesinado el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile, que hoy lleva su nombre como homenaje. Le faltaban algunos días para cumplir 41 años. Hasta 2009, se supo poco y nada sobre la identidad de sus torturadores y asesinos. A fines de ese año se abrió una causa judicial con nuevos testimonios, que señalaron a ocho represores como responsables por el crimen del artista. Como autores materiales están procesados los ex oficiales Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez; mientras que en carácter de cómplices figuran Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei, Luis Bethke Wulf y Jorge Smith Gumucio. En su canción Canto libre, de 1970, Jara escribió: “Mi canto es una cadena / sin comienzo ni final, / y en cada eslabón se encuentra / el canto de los demás”. Hoy, esa cadena está a punto de cerrar el calabozo de sus asesinos.
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la mEMoria PABLO SALGADO
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a conmemoración del Centenario de la Hoguera Bárbara ha provocado que se generen múltiples espacios para la reflexión en torno a la Revolución Alfarista y su legado. Asimismo, numerosas publicaciones han aportado importantes datos y lecturas necesarias para que, desde una mirada del presente, se reflexione sobre un período fundamental de nuestra historia en el que se cimentó la nación ecuatoriana. Este 28 de enero se cumplen 101 años de aquel horrendo crimen que sigue en la impunidad, y es, ahora, un buen momento para recordar el papel del Viejo Luchador y sus lugartenientes que perecieron en la cruel hoguera. La travesía de Nelson Coral Hasta 2005, Nelson Coral Dueñas, bisnieto de Luciano Coral, uno de los generales del expresidente Eloy Alfaro asesinado el 28 de enero de 1912, tenía muy claro que las puertas del Palacio de Carondelet estaban vedadas para él. “Cada vez que llegaba un nuevo gobierno, me acercaba a las instancias de poder con un documento en el que explicaba la necesidad de iniciar una investigación por la muerte de mi bisabuelo”, explica. Hace cerca de ocho años fue la última vez que los guardias de la casa de Gobierno se burlaron de su persistencia, o más bien de su necedad, como él mismo califica a su interminable vigilia en busca de atención de autoridades y asesores. Por fin, una mañana de 2007 fue invitado a ingresar a las oficinas de Palacio. Después de ser escuchado, le ofrecieron darle una respuesta a su pedido. Sorprendido, casi estupefacto, retornó a casa. Allí, su madre le informó que a esa hora ya se habían comunicado de Palacio y que lo invitaban a nuevas reuniones. Hoy, seis años después, la Asamblea Nacional se apresta a declarar a la muerte del coronel Luciano Coral, talentoso militar y periodista, como “un crimen de Estado”. La resolución que reabre el juicio para esa declaratoria saldrá en las próximas semanas. “Creo que por fin voy a tener
El pensamiento de Alfaro ilumina otra vez a la sociedad ecuatoriana
paz, pues, se reabrirá el juicio y daré por concluida esta campaña que ha sido la gran lucha de la familia”, afirma Nelson, con la convicción de alguien que ha llegado a una meta. Nelson, su padre Luciano y su abuelo fueron quienes comenzaron con esta campaña en busca de justicia por lo acontecido en 1912. “Recuerdo que acompañaba a mi padre desde los ocho años”, sostiene. Otra de sus luchas ha sido extender la comprensión de la denominada “Hoguera Bárbara”, nombre tomado de una novela de Alfredo Pareja Diezcanseco. En los días previos al 28 de enero de 1912, y en ese mismo
día, no solo se asesinó al líder Eloy Alfaro -como se mencionó-. A su lado cayeron otros generales y mandos en manos de la turba asesina manipulada por las oligarquías económicas. Por eso, para los descendientes del coronel Medardo Alfaro Delgado, de Flavio Alfaro Santana, del general Manuel Serrano Renal y de Ulpiano Páez Egüez, esa paz que tanto buscaron está más cerca que nunca. Es así que su participación en la marcha organizada para este 28 de enero, en Quito y la sesión solemne en Montecristi (Manabí), contará con una significación muy especial, pues, por
primera vez marcharán convencidos de que la justicia está cerca. Nelson, particularmente, tiene otra razón para sentirse satisfecho. En la última feria de Libro de Guayaquil realizada en octubre del año pasado, se presentó el libro Obras selectas de Luciano Coral, una publicación de la colección Letras, Memoria, patrimonio de 548 páginas. Gracias a este esfuerzo editorial del Ministerio de Patrimonio, fue posible rescatar párrafos como este, producto de una de sus misivas: “Que los compatriotas juzguen con serenidad imparcial al modesto ciudadano, que se esfuerza por cumplir sus deberes como tal, y a los que pretendieron difamarle y perderle por medio de groseras intrigas desbaratadas por la honradez”. Coral impulsó las denuncias por la deshonrosa venta de la bandera ecuatoriana. Fue un héroe rescatado de la hoguera más infame que es el olvido. El general revive en los jóvenes Fue a mediados de septiembre. En la estación de Chimbacalle (sur de Quito) estaban reunidos jóvenes de todo el país para hablar sobre la vigencia del espíritu alfarista. Resultaba emocionante comprobar cómo jóvenes de entre 17 y 25 años intercambiaban ideas y criterios alrededor de cómo construir un país desde una visión progresista y ciudadana. En sus discursos retomaban el ejemplo de Alfaro: su visión, su sacrificio y su talante como internacionalista y americanista. En fin, todos tenían armado su “modelo” de Alfaro. Habían leído la Hoguera Bárbara y sobre todo las últimas publicaciones sobre los escritos de Alfaro. Ese era su punto de partida. Desde allí, desde el conocimiento de la idea y el argumento, podían autocalificarse de “alfaristas”. En compañía de las autoridades de gobierno, se desarrolló un diálogo cálido, que en términos políticos, resultó entretenido para cualquier observador externo. Ese es uno de los resultados más importantes de haber involucrado a los jóvenes en todo este proceso de recordación. Alfaro es, ahora, “semilla,” permanece en sus corazones y
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la mEMoria mentes gracias al debate. El cambio es justamente ese, que el legado de la Revolución Alfarista se ha enraizado en las nuevas generaciones. Basta recordar que todo el período que va entre 1895 y 1912 era un gran vacío en la educación nacional, especialmente, en la de régimen católico. Prácticamente, todo ese período había sido extirpado de los procesos educativos, en una operación sistemática y efectiva. Jenny Taipe, de Napo, recordaba que en su colegio lo único que le habían contado de Alfaro, era su “aversión enfermiza” hacia las órdenes religiosas. “Me comentaron, muy someramente, sobre el tren y de los cambios en su Gobierno, pero sobre su visión progresista y coraje no sabía nada”, sostiene. La gestión del gobierno Alfarista se difuminaba aún más cuando se comprobaba la situación en la que se encontraban empresas como la de Ferrocarriles que, hasta antes de 2006, era prácticamente un “cementerio de elefantes”. Luis Fernando Pintado decidió participar en la construcción del país con la convicción de que ellos eran los protagonistas esenciales de esta nueva etapa. Por eso aceptó responsabilidades, se puso al hombro la organización de los eventos y consiguió, en poco tiempo, una actitud de liderazgo que se ha vuelto parte de su vida. “Para mí, Alfaro es lo mejor que ha tenido el Ecuador y me siento orgulloso de ser parte de todo este proceso que está cambiando mi vida y la de todos”, sostuvo en esa oportunidad. Ellos y ellas, los chicos de la “joven luz alfarista” fueron protagonistas. Su esfuerzo y convicción fueron el eje para la realización de 23 eventos, de los que 12 fueron nacionales, tres internacionales y ocho a partir de iniciativas ciudadanas locales. En junio del año pasado se organizó uno de los eventos más importantes. En Guayaquil, nuestros jóvenes compartieron con otros líderes regionales como son Camila Vallejo y Carol Cariola, de Chile y Aleida Guevara, de Cuba. Para el historiador Ángel Emilio Hidalgo, no cabe duda que el mayor aporte de Alfaro fue en la educación. “Ese fue su principal legado, pues posibi-
litó el desarrollo de contenidos didácticos para vincular diversas aristas destinadas a mejorar la realidad del niño y el joven ecuatoriano”. Ese modelo educativo, laico y adecuado al contexto histórico, le abrió la puerta al país hacia un mundo que, para inicios del siglo XX, estaba en el auge de la revolución industrial. “Es importante que los estudiantes de todo el país sepan que buena parte del legado de modernidad que ahora disfrutamos, se encuentra ya en la obra política, social y cultural del alfarismo. Como explica la nueva pedagogía, es momento de que el estudiante se involucre con su entorno; desde allí, los académicos, pueden trazar mallas curriculares”. Para Hidalgo, el proceso de la Hoguera Bárbara puede ser considerado un primer paso, que ha acercado a la sociedad ecuatoriana a profundizar el legado de Alfaro. “Conseguimos que el país interprete los hechos de 1912, como violencia de Estado, cuyos verdugos nunca fueron sancionados y que, a partir de entonces, el Ecuador, inició un cambio social y político”, sostiene Hidalgo. Tuvieron que pasar 100 años para que los jóvenes y las mujeres ecuatorianas asuman cargos de importancia en la función pública. Cabe recordar que en el gobierno de Eloy Alfaro se facilitó el acceso de la mujer a la función pública. El 11 de octubre de 1895 redactó un documento en el que se expresaba lo siguiente: “Propongo, a mi llegada a Guayaquil, expedir un decreto que habilite a la mujer ecuatoriana, para el ejercicio de ciertos cargos púbicos, (…), así, pues, he resuelto, a título de ensayo, que la Administración General de Correos, sean servidas por señoritas”. De otro lado, la historiadora Jenny Londoño destaca el apoyo de valerosas mujeres en la revolución alfaristas, entre ellas: Matilde Gamarra, Sofía Moreira, Filomena Chávez, Cruz Lucía Infante, Dolores Usubillaga, Rosa Villafuerte, Joaquina Galarza, Felicia Solano de Vizuete, Leticia Montenegro, Dolores Vela de Veintimilla, Ana María Merchán, Delfina Torres y cientos de mujeres llamadas guarichas, que lucharon la retaguardia de los
ejércitos. En la última posesión presidencial, realizada este mes por el presidente Lenin Moreno, asumieron seis nuevos funcionarios su cargo. El 75% eran mujeres y todos, a pesar de su juventud, contaban con hojas de vida muy calificadas y experiencia en el sector público. Como dice la ministra María Belén Moncayo, una de las au-
toridades posesionadas, “no por ser jóvenes nos van a mirar con soslayo, como se expresó en un medio de comunicación. Nosotros tenemos la capacidad y la convicción necesarias para desarrollar esta Revolución con total honestidad y franqueza”. En fin, igualdad, juventud y pasión, tres componentes que fueron actualizados a través de la Hoguera Bárbara, cuyo legado ya se hace sentir.
UN VISTAZO EN RETROSPECTIVA ¿Cómo nació todo? El 2 de agosto de 2011 se estableció la conformación de la Comisión Nacional de la Conmemoración del Centenario de la Hoguera Bárbara, que tuvo como función generar lineamientos claros y específicos sobre el sustento de valiosos componentes como los ideales, el pensamiento y la lucha de la Revolución Alfarista. ¿Qué actos nacionales se organizaron? Acto conmemorativo en Quito, con la participación masiva de miles de ciudadanos que se tomaron las calles de la ciudad en un recorrido que se inició en el Penal García Moreno hasta el parque El Ejido. En Esmeraldas se realizó un homenaje sobre la Revolución Alfarista, y los héroes de esmeraldeños como los hermanos Concha, y Luis Vargas Torres. Se recordó lo que fue la batalla de Gatazo con la participación de miles de indígenas, durante la inauguración de la Ruta del Hielo en Chimborazo. En Quito y en Palenque (Los Ríos) se presentó el evento Mis primeros pasos, con el general Alfaro. Documentación fotográfica del proyecto, “Por los pasos del General, 130 años después para recuperar la ruta histórica del Viejo Luchador y la Montonera Radical”. ¿LAS COMILLAS DE CIERRA DÓNE VAN? También se produjo la primera serie de televisión: Descubriendo a Alfaro, dedicada a la vida del Viejo Luchador. En Guayaquil, se desarrolló el evento artístico Huankavilca Raymi, abriendo un espacio de expresión de las culturas urbanas. Es importante destacar el gran número de publicaciones que desde
distintos ámbitos -el gobierno, la academia, y privados- se han divulgado en los últimos doce meses. En la Feria del Libro de Guayaquil, por ejemplo, se presentaron los libros: Luciano Coral, obras selectas, La Tinta el Odio y el Papel mataron al Viejo Luchador, Eloy Alfaro, escritos políticos y la obra sobre la acusación fiscal por Pío Jaramillo Alvarado sobre los acontecimientos de Quito. En esta publicación del Ministerio de Cultura, se deja claro que los asesinos de Alfaro se escondieron en turbas manipuladas por sectores oligárquicos. La próxima semana circulará la colección La Alfarada, que son cuatro tomos ilustrados para jóvenes con el nombre de Cuadernillos de Alfaro; y la Asamblea Nacional publicará la Constitución de 1906. En noviembre se culminaron las 42 presentaciones de obras de teatro y títeres, la cuáles tuvieron lugar en diversas ciudades del país, y cuyo objetivo fue la divulgación de la vida, el pensamiento y el legado del general Alfaro. Se publicaron también dos producciones fonográficas: Canciones alfaristas y Por el sendero de Alfaro, y se realizaron tres producciones radiofónicas en torno a la revolución de Alfaro. Además de una gran cantidad de concursos de libro leído, dibujo, oratoria, etc. Alfaro vive hip hop, Alfaro en el espacio público, y el próximo 5 de junio será inaugurada una escultura en homenaje a Alfaro, ganadora de un concurso organizado por el Ministerio de Cultura. También se encuentra en fase de preproducción la película Alfaro vive carajo.
*Este 28 de enero, fecha de los 101 años del asesinato de los líderes, se ha organizado un recorrido que partirá del Penal García Moreno y terminará en El Ejido, en Quito. Este evento empezará a las 08:00 y contará con la presencia de los colegios fundados por Alfaro. *En Montecristi, en cambio, se organizará un acto solemne en Ciudad Alfaro, desde las 15:00. Y luego un evento artístico. *El pasado 25 de este mes, se organizó un homenaje a Pedro J. Montero, que tuvo la participación que dirigen campesinos de Salitre, Guayas y de la ministra de Patrimonio, María Belén Moncayo. Se dejó una ofrenda floral para recordar las hazañas del denominado “Tigre del Bulubulu”.
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loSEspacios Es fatal ser un hombre o una mujer pura simplemente; hay que ser viril-mujeril o mujer-viril. Es fatal que una mujer acentúe una queja en lo más mínimo; es fatal que defienda cualquier causa hasta con razón, o que hable deliberadamente como mujer. (…) Señoritas, les diría yo, y escúchenme bien, pues la peroración ya empieza, en mi entender todas ustedes son vergonzosamente ignorantes. Jamás han descubierto nada que valga. Jamás han sacudido un imperio o capitaneado un ejército. Los dramas de Shakespeare no los escribieron ustedes, y nunca han introducido en un pueblo bárbaro los beneficios de la civilización. ¿Qué disculpa tienen? Virginia Woolf, Un cuarto propio, 1929. ILIANA VARGAS
E
s cierto que las actividades realizadas por las mujeres en México y en el mundo han ganado su espacio y reconocimiento sorteando diversas dificultades y obstáculos de índole académico, profesional, burocrático, social, económico, histórico; en fin, todo término que pueda incluirse en la sonadísima –y al parecer interminable- “lucha de géneros”. Sin embargo, también es cierto que la masculinidad o feminidad del escritor es inherente a su creación, si tomamos en cuenta que ese proceso es el resultado de la transformación, en un lenguaje particular y único, de lo que el escritor percibe, codifica y transcribe: la creación es una extensión del ser humano que la ejecuta. Si este ser humano no tiene que asumir que es hombre o mujer al comer, al dormir, al bañarse, o al ejercer cualquiera de sus actos cotidianos, ¿por qué habría de ser necesario que lo asuma constantemente en su obra? En cuanto a la literatura mexicana, y específicamente la generada después de mediados del siglo pasado a la fecha, es posible notar una debacle en la escritura hecha por mujeres debido a un error que considero grave y que se ha convertido en una tendencia popular: la mayoría de las autoras antepone la importancia de su género sexual al de la escritura, y se interesa más por vender la idea de “soy mujer y también tengo derecho a es-
Escritoras para la literatura
m ex i c a n a
→Una
crítica literaria que apunta a determinar si existe una caracterización en la literatura m e x i c a n a a c t u a l h e c h a p o r m u j e re s
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loSEspacios cribir” que por estructurar una obra que sea digna de leerse no sólo en los núcleos de amigos y familiares, sino en todo el país, e incluso en el extranjero. Por ello creo que es indispensable hacer una clara diferencia entre 1) los intereses y alcances del discurso feminista; 2) la literatura conocida como femenina, y 3) la literatura que se genera en distintas zonas del país, en la que intervienen hombres y mujeres en el acto de escribirla. Entonces: 1) Los principales planteamientos del feminismo se sintetizan en la búsqueda de un trato en igualdad de posibilidades en el desarrollo individual, espiritual, social y profesional entre
“la literatura mexicana sufre de una sobrepoblación de escritores entre los que se cuentan los del mainstream institucional y los del mainstream alternativo”. el hombre y la mujer; recuperando así los derechos y la libertad que, desde los tiempos de Adán y Eva, le fueron arrebatados a las mujeres al convertirlas en seres serviles para satisfacer los propósitos concretos e inmediatos del hombre, principalmente, la reproducción de su descendencia. 2)La literatura femenina en Latinoamérica surge en el siglo XIX con la finalidad de darle fuerza a las distintas voces narrativas, poéticas y periodísticas de escritoras que en aquella época tenían el objetivo de difundir las diversas facetas que constituían la imagen femenina: algunas abnegadas y sufridas madres y esposas engañadas; otras, en la confrontación del deseo sexual, el ena-
moramiento, la culpa, el desengaño y la desesperación; otras, rebeldes contra la opresión y la discriminación social, acuden a lecturas y educación autodidacta; otras, hartas de los maltratos físicos y psicológicos de sus maridos, se aventuran al divorcio y al estigma que ello significaba en esa época. En suma, todo un panorama que muestra las distintas gamas y tipos de vida que puede tener una mujer según su condición social, económica e incluso política, dependiendo, todo ello, de las circunstancias históricas y culturales del país en el que se desenvuelva. 3) Ahora bien, para desarrollar este punto, es conveniente hacer algunas aseveraciones sobre los puntos anteriores. Evidentemente, tanto la literatura femenina del siglo XIX, como el feminismo desarrollado durante la década de los setenta del siglo XX, fueron sucesos necesarios para llamar la atención de las sociedades del mundo sobre un problema erróneamente canalizado hacia la mujer: la desigualdad, la injusticia, el abuso, la opresión y la discriminación (por mencionar los elementos más discutidos al respecto). Estos son parte de la condición humana, y aunque se han ejercido por igual entre hombres y mujeres, las mujeres han sido visiblemente las más afectadas en el desequilibrio que ha ocasionado la lucha por el poder a lo largo de la historia de la humanidad. Se entiende, pues, que ambas –el feminismo y la literatura femenina– surgieron con un propósito específico que, aunque no se ha cumplido por completo, por lo menos ha logrado avances concretos para las mujeres de las clases sociales media y alta, que en su mayoría son quienes encabezan estas organizaciones: pueden vivir solas, ser autosuficientes en el aspecto económico e incluso sexual, cursar estudios de licenciatura y posgrado, obtener puestos de alto mando, ser competitivas, mantener a una familia, dedicarse a viajar por su cuenta; en fin, una lista considerable de soluciones que responden a las exigencias planteadas desde el siglo XIX. Sin embargo, cabe preguntarse también: ¿para qué quieren esta igualdad, este poder, esta capacidad las mujeres? ¿Qué es lo que subyace en la exigencia de acceder al derecho libre de
ejercer el poder, la violencia, el cacicazgo, el amiguismo, la discriminación? ¿De qué manera el acceso femenino al monopolio masculino genera un verdadero cambio en la industria o en el ámbito del que se trate, si no aceptamos que, en realidad, otra vez, quien gobierna es la condición humana de la conveniencia y el interés particular de quien esté al mando? Y concretamente –y lo más importante–: si estos problemas no parten de la literatura, ¿por qué insertarlos en ella y sobre todo en una literatura que, como la mexicana, está todavía en la búsqueda y asimilación de un conjunto de voces y elementos que definan y confirmen su identidad? Ahí está la clave para desarrollar el punto 3 arriba mencionado: la literatura mexicana sufre de una sobrepoblación de escritores entre los que se cuentan los del mainstream institucional y los del mainstream alternativo, pero carece de una o varias propuestas capaces de darle un rostro con el que se le identifique en el exterior. Y a esta carencia se suma la actitud o postura de las féminas con pluma aferradas a demostrarle a todo lector y oyente que se lo permita, que son mujeres, que les arde el sexo o que medio se mueren de frío entre sus sábanas, que miran llover por la ventana, que son capaces de observar detalladamente todo lo que hay en el Sanborn’s o en cualquier centro comercial, que mueren de amor por hombre o mujer inalcanzable, que son capaces de engañar si las engañan, de golpear si las golpean, de gritar si les gritan, de cometer crímenes harto complicados… En fin, vivimos en el siglo XXI y las mujeres siguen proclamando la libertad sexual, la libertad de expresión, el derecho a la autonomía femenina, el derecho o la condenación al aborto, el derecho al poder, el derecho a todo lo que las iguale positiva, o negativamente, al hombre. Pero, ¿alguna mujer se ha promulgado no por el derecho, sino por el deseo de ser una escritora capaz de diferenciarse a todo este discurso que supuestamente por ser mujer está obligada a abordar? O mejor aún, ¿alguna mujer ha decidido plantearse y plantearnos una propuesta literaria auténtica y ajena al tratamiento de tanto cliché?
De hecho, sí. Y ocurrió en México, durante la segunda mitad del siglo XX. ¿Quién no ha escuchado nombrar a Inés Arredondo, Rosario Castellanos, Amparo Dávila, Guadalupe Dueñas, Elena Garro, Enriqueta Ochoa y Josefina Vicens, por ejemplo? Inmediatamente cabría preguntarse: ¿quién ha leído sus obras más allá de lo que suele mostrarse en suplementos y plaquettes?, ¿por qué, a pesar de haber participado (algunas de manera más pública que otras) en el ámbito cultural, literario y académico de su época, de haber trabajado cada una en su propuesta hasta redondearla en el conjunto de su obra, es, recién ahora, que se
“ ¿alguna mujer se ha promulgado no por el derecho, sino por el deseo de ser una escritora capaz de diferenciarse a todo este discurso que supuestamente por ser mujer está obligada a abordar? ”. han realizado estudios y compilaciones de sus trabajos para darles la difusión que en su momento no se les dio? ¿Por qué, a pesar de haber planteado una exploración más amplia de temas, estéticas y formas, pareciera que alguien hubiera cortado, de tajo, el impulso y el camino avanzado por su escritura? ¿Por qué, las escritoras que se incluyen en las generaciones posteriores a ellas, nacidas entre 1940, 1950, 1960 y 1970 (salvo algunas excepciones), regresan a la idea de que es necesario que la mujer exprese sus sentimientos, sus dolencias, sus recuerdos, sus intrigas familiares, “sus deseos más pro-
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loSEspacios fundos”, sus carencias, sus obsesiones con determinada etapa histórica; en fin, todo lo que podríamos llamar “literatura de mujer casos de la vida real”, y que en realidad sólo a cada una de ellas debiera preocuparle resolver de manera individual, en lugar de utilizar todo ello como ingrediente de receta de cocina para hacer un cuento, una novela o un poema? Por eso, la idea no es confrontar al feminismo, sino pedir que las escritoras confundidas entre el discurso feminista y la llamada literatura femenina se queden en el ámbito sociopolítico, en la crónica, en el artículo periodístico, incluso en el ensayo; géneros todos ellos con más aptitudes para dar voz a una denuncia o al tratamiento de una monografía especializada, y que las otras, las que son escritoras de nacimiento, se atrevan a desarrollar sus propuestas creativas capaces de lograr una caracterización de literatura mexicana actual. Y así como existe este tipo de escritura, existe la que bien podría definirse por sus exacerbadas notas machistas, y cabría pedir lo mismo a esos hombres confundidos con sus obsesiones masculinas: que dejen la literatura creativa para los creadores innatos. Y si todo fuera tan sencillo como eso, en un santiamén estaríamos en medio de un caldo de cultivo impresionante para obtener brillos del lodo. Pero, por desgracia, es necesario asumir que la industria literaria no depende tan sólo de la máquina productora de escritores, sino de la mercadotecnia y la manipulación, ya sea masiva o en pequeños núcleos, que se ha encargado de establecer etiquetas y fórmulas para determinar qué autores son imperdibles o indispensables y qué literatura es la que debe adquirirse para pasar un buen rato y estar completamente in en los temas de actualidad: la narconovela, la literatura de la frontera; la literatura de terror y fantasía (donde según sus especificaciones, sólo deben aparecer fórmulas con repeticiones arquetípicas de vampiros, hadas, brujos, magos y fantasmas); la literatura de autoayuda; la literatura histórica; la no-escritura de la era del vacío y, entre otras, la que cumple con las especificacio-
nes canónicas para inscribirse en el rubro de literatura femenina. Sin embargo, así como existe la obra de las autoras de la generación de medio siglo antes mencionadas, actualmente es posible enlistar algunos nombres de escritoras mexicanas cuyo trabajo creativo o estudioso de lo creativo literario, merece la pena rastrearse, por la sencilla razón de que proponen el rompimiento y la transgresión con las maneras de percibir y transcribir las experiencias cotidianas en sus diversos niveles: Mayra Luna, Guadalupe Nettel, Magali Velasco, Cecilia Eudave, Paulette Jonguitud, Gabriela Damián y Daniela Tarazona, todas ellas, curiosamente, escudriñadoras de un elemento que, a mi parecer, resulta bastante persuasivo, subversivo y atractivo: la literatura de lo otro, de lo raro, de lo extraño, de lo sobrenatural; la que Todorov y sendos teóricos europeos y latinoamericanos nos han explicado que se llama literatura fantástica y que, quizá por surgir de la visita a la otredad de uno mismo, suele ser más auténtica y arriesgada en tanto que deja a la vista eso que uno imagina e inventa… Díganme, si no, ¿qué hay más complicado que exponer y contar cómo ocurre lo imaginado, lo soñado, lo increíble? Al respecto, Gabriela Damián explica: “La literatura mexicana ha es-
tado condicionada a su valor histórico, a su aportación a la lectura de la lucha del pueblo y su devenir. La aproximación fantástica o de imaginación razonada no forma parte de estas prioridades. Esto ha ocasionado que la crítica aviente al mismo cesto de la basura dos propuestas creativas con reglas de juego disímiles, aunque cercanas, y que más autores de los que imaginamos han utilizado para exorcizar precisamente esa realidad entrevista por los noticiarios. Los cánones han sido tan rígidos, ceñidos con el corsé del compromiso social por tanto tiempo, que el panorama de las letras mexicanas tanto para escritores y escritoras noveles como para los lectores, es asfixiante. Por ende, quienes no soportan la asfixia acuden a la literatura fantástica, o la ficción especulativa. Mujeres y hombres con un espíritu que no se somete ni a las leyes de gravedad, ni a las de la escritura convencional”(1). Ya sólo me resta decir que tomando en cuenta todos los avances en las diversas disciplinas creadas por el hombre hasta el día de hoy del año 2013 del siglo XXI, sería conveniente que una persona que tiene estudios académicos, lectura constante y el ejercicio necesario de la escritura para anunciarse como escritor, fue-
ra consciente de la manera en que su trabajo se convertirá en un elemento indispensable dentro del enorme concepto que conforma la “literatura mexicana”. Para ello, considero que el escritor debe cuestionarse lo siguiente: ¿existe la literatura mexicana?, ¿cuáles son sus características?, ¿cuáles son sus estructuras formales predominantes?, ¿cuáles son los géneros que más se producen?, ¿cuáles son sus considerados subgéneros?, ¿cuáles son los autores más representativos de tales géneros, según el mainstream oficial y según el mainstream alternativo?, ¿cuáles son las carencias de la literatura mexicana?, ¿cuáles son las propuestas más populares y cuáles las menos visitadas? Después de cuestionarse y responderse todo esto, sería recomendable que el escritor note qué nombres femeninos hay en sus respuestas y por qué. Entonces, cabría hacerse algunas otras preguntas: ¿qué escritoras mexicanas destacan no sólo en el país sino en el extranjero, y por qué?, ¿cuáles son los géneros que desarrollan, sus temas, sus estructuras formales, su búsqueda, su variedad léxica y sintáctica? Y, finalmente: ¿estas mujeres escriben porque son mujeres o porque cumplen con el sino de la escritura?
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1. Gabriela Damián, en “Quizás quiso decir: escritores mexicanos’. Escritoras de literatura fantástica y ciencia ficción mexicana”, Revista Digital Universitaria, 1 de febrero de 2012, Vol. 13, No. 2, 2012, http://www.revista.unam.mx/ vol.13/num2/art18/#up
PERFIL Iliana Vargas Escritora mexicana de cuentos/no cuentos, apuntes poéticos y observaciones críticas sobre literatura mexicana. Estudió Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde cursó un Diplomado en Literatura Fantástica y coordinó el Encuentro Multidisciplinario en torno a lo Fantástico. Estará en Quito, junto al poeta Marco Fonz, viviendo por un año.
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Háblame de Pedro →Un
homenaje a uno de los escritores vivos más importantes de la narrativa latinoamericana, a propósito de su visita a Quito. LIONEL BROSSI Y VERÓNICA ELIZONDO
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temACentral Me lo contaron, lo supe de oídas, pero nunca tuve la certeza del cuento. Del origen poco me acuerdo, pero la última versión me la contó una loca que más que confirmar el asunto, lo estalló en la fábula delirante de la crónica oral, donde todo puede ser, donde es posible el “dicen dijeron”. Pedro Lemebel (12/08/2012) Aquel lugar en el mundo El Zanjón de la Aguada, el canal artificial que atraviesa Santiago de Chile de oriente a poniente, acompañando a un sol que pareciera ignorarlo, es el lodazal que vio nacer en 1955 al hijo de Pedro Mardones y Violeta Lemebel. En una crónica de su último libro Háblame de amores (Seix Barral), el escritor y artista chileno Pedro Lemebel traza un mapa social de La Legua, la “pobla” que abrazó su niñez, “el único lugar seguro para escapar de la ley”, “la Madre Legua”, “Mamá Legua”, maternizando el espacio-estigma de los márgenes santiaguinos que supo sobrevivir. Luego de un obligado paso por un liceo industrial y otro establecimiento de educación pública para varones, el, por aquel entonces, Pedro Mardones pudo acceder a la Universidad de Chile donde se licenció como profesor de Artes Plásticas. La mencionada institución lo vería, en 2006, apoyando los reclamos estudiantiles “animando el paro, salpicando con versos y crónicas la noche pendeja que se hizo corta copuchando y tomando sopa”(1). Su incursión en la literatura se inicia de la mano de los talleres de escritura donde comenzó a escribir sus primeros cuentos y a tejer alianzas estéticas y políticas con las principales figuras femeninas de la izquierda chilena: Pía Barros (con la que publica sus primeros textos), Diamela Eltit, Raquel Olea y Nelly Richard. 'Porque el tiempo está cerca' (1983), fue su primer cuento premiado en un concurso organizado por la Casa de Compensación Javiera Carrera. En él, de forma más o menos anunciada, relata la vida de un joven que, tras el abandono de su madre y rechazo paterno, termina prostituyéndose en el centro de Santiago(2). A puro galope A diez años de la irrupción del dictador Pinochet, al entonces
profesor de liceo le comunicaban su despido debido al poco esfuerzo que empeñaba en ocultar su homosexualidad. Cuatro años más pasaron para que junto con Francisco Casas conformaran el dúo vanguardista de “Las Yeguas del Apocalipsis”. En una entrevista realizada por Luis Alberto Mancilla en 1996 para la revista Punto Final, Lemebel declaró que desde el nombre, el dúo generaba asperezas: “Denunciamos la hipocresía y el acomodamiento a la dictadura. Antes del advenimiento de la democracia, éramos los maricas quienes decíamos lo que otros no podían o no querían decir.” Pedro Mar-
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temACentral dones ya era Pedro Lemebel, utilizando el apellido de su madre y rompiendo de este modo con el tradicional esquema de linaje sellado en el apellido patriarcal. El trabajo, en el que colaboraron ambos artistas, se desarrolló a lo largo de diez años. En 1987 Lemebel y Casas irrumpieron la escena política-cultural mediante una serie de manifestaciones performativas donde el cuerpo aparecía como protagonista y, a su vez, como espacio de lucha. En el contexto de una feroz dictadura, Las Yeguas realizaron su primera aparición, la legendaria entrada en la intervenida Facultad de Artes de la Universidad de Chile, en la que desnudos y sobre el lomo de una yegua blanca “de dos pisos”, parodiaron la fundación de la ciudad de Santiago por Pedro de Valdivia. En Las últimas locas del fin del mundo: las Yeguas del Apocalipsis(3), Carolina Robino documenta: “En complicidad con la mujer pobre, con la bataclana, con la violada, Pedro y Pancho, o Pedrita y Panchita, fueron dejando atrás sus ordinarios nombres para transformarse en las rutilantes Yeguas del Apocalipsis, como un título de película de Hollywood, quemada. Ojo que no son gays, no esconden su condición en cadenas y cueros, no sacan músculos. Son de la homosexualidad loca, de la que se extingue, son las 'últimas viejas locas del sur del mundo'”. Sucesivas apariciones, vieron a “la Pedra” y “la Pancha” inscribiendo en sus cuerpos y en la retina de la historia, el reclamo por los desaparecidos, por la censura, por los estragos del SIDA, por la visibilidad del cuerpo femenino, homosexual, pobre, marginal. El performance “La Conquista de América” realizada en la sede de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, recuperó la acción de las madres, esposas e hijas de detenidos desaparecidos con la danza de la cueca sola. Sobre un gran mapa de América del Sur, extendido sobre el piso de la sede, se ubicaron trozos de vidrios de botellas de coca-cola. El dúo con el torso desnudo, pantalones negros y blancos pañuelos bailaron mientras el mapa del continente se teñía de huellas de sangre, uniendo dos momentos históricos vinculados por el latrocinio del continente. El último performance de
las Yeguas, tuvo lugar en La Habana, donde realizaron una video-conferencia-performance reivindicando al mismo tiempo su estatus de “seres pensantes, políticos y homosexuales”. La crítica francesa nacionalizada chilena, Nelly Richard, repara en la subordinación de los signos que realiza el colectivo: “Erratic presentations –meandering through the modes of performance, fashion show, miming, parody, farce, tableau vivant, ragtag circus, and happenings –stage transvestism as urban entertainment […] (Richard, 49: 2004)”(4). Lo femenino sigue siendo la opción y ocupa el lugar de resistencia en la actividad artística. Hoy, Las Yeguas son recuperadas por la Red Conceptualismo del Sur en la exposición “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los ochenta en América Latina” en el Museo Nacional Arte Moderno Reina Sofía, Madrid (26/10/2012 – 11/03/2013). La muestra se centra en estrategias de los diferentes colectivos que durante las dictaduras latinoamericanas discutieron y resistieron los embates de una década. En el caso de Chile, hay un énfasis en “las desobediencias sexuales”, que contienen experiencias de travestismo y corporalidades que refutan la construcción normativa de género. Elementos que aparecen de forma constante en el trabajo escritural del autor chileno.
“La importancia de la crónica en la época de la transición democrática chilena, radica en la necesidad urgente de narrar y denunciar la disolución/desaparición de los cuerpos.”.
Crónicas de vida La labor escritural de Pedro Lemebel está afianzada sobre la crónica. La esquina es mi corazón (1995), Loco afán: crónicas de sidario (1995), De perlas y cicatrices (1998), Zanjón de la aguada (2003), Adiós, mariquita linda (2004), Serenata cafiola (2008) y Háblame de amores (2012) forman la excelente colección de crónicas urbanas escritas desde los márgenes económicos, sociales y sexuales de Chile. Si recurrimos a la definición de crónica del diccionario de la RAE (Real Academia Española) podemos encontrar dos acepciones; la primera de ellas destaca “la historia en que se observa el orden de los tiempos” y la segunda, remite a un “artículo periodístico o información radiofónica o televisiva sobre un tema de actualidad” (RAE, edición online). Ambos
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temACentral significados no escapan a la figura de Pedro Lemebel cronista. Por un lado, sus relatos emergen desde la literatura en el contexto de un género que cabalga entre la literatura y la historia y, por otro, el autor ha sido cronista en diversos periódicos locales (La Nación, Punto Final y The Clinic). Lemebel es un maestro en el arte de atesorar el tiempo a través de su escritura, recuperando los ritmos de la vida en cada uno de sus relatos. Desde su primer trabajo La esquina es mi corazón, dejó claro que su pluma venía a molestar, a incomodar, a resistir y subvertir el orden hegemónico. La elección de la crónica no es casual, ya que el propio origen del género se ubica en un espacio liminar en el que el escritor sabe moverse a su gusto. En este sentido, Mónica Bernabé (en Cristoff, 2006) identifica en la crónica, la labor de intervención sobre la historia que a su vez implica un acto de provocación. Es decir, la autora reconoce una propensión a lo performativo en el arte contemporáneo que en el caso de Lemebel con su crónica híbrida y movediza, mezcla y revitaliza aún más el género. La importancia de la crónica en la época de la transición democrática chilena, radica en la necesidad urgente de narrar y denunciar la disolución/desaparición de los cuerpos. Precisamente, un país que ha puesto tibios paños sobre la cruenta dictadura de Augusto Pinochet, reclama relatos que aviven la memoria. Es así, como la labor del cronista chileno está impregnada de un fuerte compromiso social y político, a partir de una posición marginal y transgresora. Toda crónica es un contrato con la realidad y con la historia. Un doble pacto: un compromiso doble. Con el otro (el testigo, el entrevistado, el retratado y sus contextos, el lector) y con el texto que tras un complejo proceso de escritura (y montaje) lo representa en su multiplicidad, utópicamente irreducible. (Carrión, 2012: 20). El año 2012 no sólo ve el nacimiento de Háblame de amores, sino que además, en aquel año comparte junto con otros renombrados cronistas hispanoamericanos la antología Mejor que ficción. Crónicas ejemplares editada por Jorge Carrión (Ana-
grama). Propuesta conjunta que apunta a revisar el papel de los nuevos cronistas en el continente y su relación con la historia y la literatura. El lugar común de la crónica en la historia latinoamericana, remite por lo general a la narración cronológica de determinados hechos, a detallar y catalogar como lo hacían los invasores del aquel “Nuevo Mundo” imaginado. La crónica contemporánea, en cambio, nos transporta en una cronología más difusa, hacia aquel lugar que ha quedado relegado de la historia oficial, ese lugar que como la literatura, no distingue lo real de lo ficcional. El trabajo de Pedro Lemebel está ceñido desde un inicio por su compromiso con la marginalidad social y sexual que vi-
temACentral tima producción literaria como más cercana a la autobiografía que sus obras anteriores, pero que sin embargo, no se reconoce a sí mismo en ella. “No importa, mi niño, murmuré al vacío. Cómo te vas a coger a esta vieja fea y calva. No hables así de ti. Tú vales mucho, me repetía mordiendo mi oreja”. (HA p. 52) Con “espejos de fuga en el género y la identidad”, traza cincuenta y cinco crónicas que nos hablan mucho más que de amores. Un viaje a Buenos Aires y la desnudez de un adorable tucumano, el mortífero placer del cigarro, la calmada depresión de Helsinki, las movilizaciones en una patria enferma, la atmósfera rancia del internado, la muerte del dictador o el discurso Disneyworld del “Presi
“Traga, masca y escupe la prosa visceral de su obra que sigue enriqueciendo y reinventando la literatura sudaca”. sibiliza aquel mundo oculto a las políticas de mercado, sustentadas en el adormecimiento colectivo de una derecha silenciadora. Ese compromiso expreso en sus crónicas también está presente en su novela Tengo miedo, torero (2001), cuyo relato se focaliza en el amor no correspondido entre La loca del Frente, extravesti cuarentón, y Carlos, militante de izquierda que junto a sus colegas planea un atentado contra Augusto Pinochet. Como Puig en El beso de la mujer araña, Lemebel pone en escena una “reunión fallida”: la de la izquierda revolucionaria con la homosexualidad, quizás remembrando su inserción marica no exenta de problemas en la militancia de izquierda. En esa misma novela, establece un audaz paralelismo entre la pareja protagónica y el matrimonio entre Lucía Hiriart y el dictador. La mordaz caricatura de una dupla macabra que expone las hipocresías sociales sobre las que se debate la sociedad chilena del 86. Háblame de amores En una entrevista publicada por el diario chileno La Tercera(5), Lemebel define a su úl-
Piñi”, conforman parte de la amalgama de tópicos que con su espejo de tinta saben cambiar el ritmo de nuestros latidos. “Los milicos pasaban a tu lado como si no te vieran, como si les resultara imposible que una mujer enorme, colorida y bella se atreviera a tanto” (HA p.83). En Háblame de amores, el pacto con lo femenino también se hace patente en varias de sus crónicas: en la roja revolucionaria Camila Vallejos, en el lagrimón de Mercedes Sosa, en doña Aloma de Uruguay, en la viuda de Allende y la Candy detrás límpidos vidrios fúnebres, en el encendido rostro de Juanita de Puerto Viejo, y por supuesto, en el yo narrador/a en constante devenir. Mi mami decía… La entrevista de Fernando Blanco a Pedro Lemebel revela varias respuestas esclarecedoras sobre el trabajo del artista y su vínculo con lo femenino. La presencia inaugural de su madre nos da algunas pistas sobre su loco afán de enfrentar el sistema. La adhesión al apellido materno como mencionamos previa-
mente, es una marca diferencial que subraya lo marginal, lo abyecto, lo homosexual: “El Lemebel fue un gesto de alianza con lo femenino, inscribir un apellido materno, reconocer a mi madre huacha desde la ilegalidad homosexual y travesti” (Revista Nómada, 1997). En su libro de crónicas Zanjón de la aguada (2003) el autor dedica retazos autobiográficos de su infancia a su madre. El rostro de la joven mujer corona la cubierta del libro y aproxima al lector/a al universo del escritor adscripto a lo femenino. Desde esta perspectiva, la crítica Nelly Richard desarrolla el valor de las propuestas alternativas al mercado neoliberal que trafica lo marginal/femenino como otra marca de consumo.
No es fácil hacer valer, en ese paisajismo mediático de lo banal, una diferencia de voz cuya otredad sepa burlar lo estereotipado de lo marginal con que el mercado comercializa las marcas llamadas “mujer”, “periferia” o “subalternidad”, para arrinconarlas en algún segmento cómodo que controle el sistema de identidades y las diferencias homogéneas. (Richard, 2009: 223) En el contexto chileno y latinoamericano el nombre del padre es, en palabras de Lemebel, “esa macha descendencia”. De ahí, que la elección de lo femenino resulte un lugar de resistencia al modelo patriarcal anquilosado en nuestro continente. “Mamá pistola” es una no tierna crónica de una mujer
que a punta de revólver defiende a su marido borracho de un matón de barrio. El pequeño Pedro es testigo de la escena el mismo día de la madre. Su artesanal tarjeta, el recuerdo de la sangre en la ropa de su padre, la evocación a su madre “tan linda ella, tan joven, tan blanca” construye la imagen de una mujer fuerte que no vacila en enfrentar a un hombre para proteger a su familia. Su relato autobiográfico expone la realidad de muchas madres chilenas en una situación de pobreza que cargan solas sobre sus cuerpos la responsabilidad doméstica. Cuerpo, enfermedad y literatura Pedro Lemebel pone el cuer-
“La estética de lo decadente y el placer de la perversidad, se conjugan en la obra lemebeleana con la denuncia, la crítica rapaz”. po a la escritura y la escritura en el cuerpo. Traga, masca y escupe la prosa visceral de su obra que sigue enriqueciendo y reinventando la literatura sudaca. Su escritura, con su radicalidad infraroja, con su performace marginal y taconera, ha dejado al descubierto la mugre oculta detrás del prístino lustre de más de una bota milica, que escondida bajo la forma de abetunado zapato , sigue recorriendo los pasillos de La Moneda o los apacibles jardines de Los Boldos, ese lugar que tanto amaba Pinochet. El cuerpo precario, carnal y textual, propone desde su estética abyecta y travesti, una crítica constante, una repulsión a los discursos y prácticas enlatadas de la hegemonía política, mediática, académica y social. Sus escupitajos sobre la “derecha lagarta”, rememoran a la valiente mancha húmeda que el nieto de Carlos Prats dejó sobre el necrófilo vidrio del dictador, o a los señores y seño-
ras de bien (vestir), que fueron funados con la misma sustancia acuosa mientras disfrutaban de una apología a la tortura con todos los honores en pleno siglo XXI. El sudor que traza con precisión la cartografía homoerótica de la marginalidad santiaguina, la saliva que escupe con fuerza ante la insípida aparición de un ministro de cultura con apellido de coca-cola, los humores que se secan con el silencio aturdidor del quirófano, el temblor ante el descaro fascista naturalizado, la hemorragia de un amor equivocado, son solo parte del intercambio de fluidos que propone Lemebel, como un juego de espejos donde cuerpo y literatura se funden en una alteridad radical, crítica y astringente. El imaginario social que esconde la pandemia del SIDA en el ’96 de Loco Afán es reutilizado como arma contestataria. La indisoluble asociación de la enfermedad con corporalidades abyectas y marginales es transformada en carnaval fúnebre, la exposición del cadáver contaminado de Loba Lamar, se convierte en obra de arte a fuerza de tenaza y maquillaje y la crítica a las perversas campañas de prevención sidosa que parecieran “incentivar la enfermedad con su pornografía visual”, son parte de las estrategias por las que Lemebel resignifica el cuerpo y la enfermedad, convirtiéndolos en una grotesca e inquisidora metáfora social. La pluma travesti Lemebel no ha parado de taconear contra el adormecimiento social promovido por la derecha de turno, contra esa píldora del mundo feliz huxleriano que tiene a su país adormecido. Su obra patentiza de forma trágica y festiva, las conductas y saberes proscritos por la socialité Santiaguina. Como escribió alguna vez el mexicano Carlos Monsiváis: Pienso ahora entre otros en el argentino Néstor Perlongher, el mexicano Joaquín Hurtado y, un tanto más a distancia, los cubanos Severo Sarduy y Reinaldo Arenas y el argentino Manuel Puig. Se trata de una literatura de la ira reinvidicatoria (Perlongher, Arenas, Hurtado), de la experimentación radical (Sarduy), de la in-
corporación festiva y victoriosa de la sensibilidad proscrita (Puig). En todos ellos lo gay no es la identidad artística, sino la actitud que al abordar con valor, insistencia y calidad un tema se deja ver como el movimiento de las conciencias que por valores compartidos y acumulación de obras dibuja una tendencia cultural. La estética de lo decadente y el placer de la perversidad, se conjugan en la obra lemebeleana con la denuncia, la crítica rapaz, el desmantelamiento constante de la complacencia fácil, que sumados al poder terapéutico de su humor bastardo, hacen de su creación una magnífica mezcla de tinta y cuerpo que revive y enriquece el acervo literario del Sur-Sur universal. Desde el margen de los márgenes, desde su orgulloso y justo resentimiento, desde su insuperable pluma marica que revela lo peor y lo mejor de nuestra humanidad inventada, Lemebel se ha transformado en el necesario respiro agitado de la nueva narrativa latinoamericana. Su voz, mermada en el quirófano, sigue multiplicándose y toma cada vez más fuerza en sus crónicas, en sus apariciones públicas, en cada lectura de su obra que nos permite gozar del enorme privilegio de su prosa libertaria.
PERFIL 1. De Perlas y Cicatrices (p. 54) 2. Maquillaje, rabia y provocación. Memoria Chilena. Biblioteca Nacional Digital de Chile. 3. Hoy. Santiago : Araucaria, 1977-1998 (Santiago: Gabriela Mistral) 21 v., no. 736, (ago. 26-sept. 1, 1991), p. 42-45 4. “Las erráticas presentaciones que alternaban desde los modos de la performance, el desfile de moda, la mímica, la parodia, la farsa, tableau vivant, circo improvisado, y escenificando el travestismo como entretenimiento urbano […]” 5. La Tercera, 28 de octubre de 2012 6. El Mercurio, Domingo 28 de octubre 2001
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venTAna De las palabras a los hechos EL PROBLEMA DEL RÉGIMEN MARÍA DEL PILAR COBO Para el punto que trataremos hoy, utilizaré dos definiciones de régimen que nos da el DRAE: “5. Dependencia que tienen entre sí las palabras en la oración, determinada por el oficio de unos vocablos respecto de otros, estén relacionados o no por medio de las preposiciones” y “6. Preposición que pide cada verbo, o caso que pide cada preposición”. El régimen, en gramática, se refiere a las relaciones de dependencia que se establecen entre palabras. Los casos que ocasionan más confusión son los relacionados con las preposiciones. Veamos algunos. Empezaré con la locución ‘a base de’. Esta solo es correcta cuando nos referimos a los elementos que componen un todo, para explicar que algo funciona valiéndose de otra cosa o como sinónimo de ‘a fuerza de’, por ejemplo: ‘El pastel se hizo a base de harina’ o ‘El motor funciona a base de gasolina’ o ‘Logró graduarse a base de esfuerzo’. En cambio, utilizamos ‘con base en’ cuando nos referimos al origen de algo. Por ejemplo: ‘Redacté el artículo con base en lo que me informó la fuente’. Es importante notar que la locución ‘en base a’ es incorrecta. Por otro lado, encontramos las locuciones ‘en relación con’ o ‘con relación a’, ambas usadas para referirse al vínculo entre dos situaciones o dos elementos. Por ejemplo: ‘No hubo problema en relación con tu ponencia’ o ‘Con relación a su declaración, encontramos inconsistencias’. En estos casos es incorrecto el uso de la locución ‘en relación a’. Locuciones muy parecidas son las que se construyen con ‘respecto’, estos casos, cuando establecen relación entre dos elementos son correctas, con el mismo sentido: ‘respecto de’, ‘respecto a’, ‘con respecto a’ o ‘con respecto de’. Hay otras locuciones que suelen causar problemas o que son incorrectas aunque no parezcan. La próxima semana veremos más.
María del Pilar Cobo (Quito) Profesora de Redacción, lexicógrafa y correctora de textos. Máster en Edición de la U. de Salamanca, Magíster en Lexicografía Hispánica de la Escuela de Lexicografía Hispánica de la RAE, ex becaria de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y ha colaborado en varios proyectos lexicográficos. Miembro fundadora de la Asociación de Correctores de Textos de Ecuador (Acorte). Preguntas y sugerencias: pilicobo@gmail.com
Los poemas del coronel Aureliano Buendía RAÚL VALLEJO
a literatura es también un espacio lúdico de la palabra. Y que todo sea posible en la escritura resulta una condición de la poesía contemporánea. En Los poemas del coronel Aureliano Buendía tenemos un muestrario de esa juguetería que es la literatura contemporánea. Ramiro Oviedo (Chambo, Ecuador, 1952) conjuga en esta propuesta poética la estrategia del manuscrito encontrado, la asunción del personaje literario que se define desde una escritura, la construcción del diálogo de los textos literarios y, al mismo tiempo, nos ofrece una palabra poética que fluye desde lo conversacional. El poeta se convierte en un alquimista que reinventa textos y les da nuevas significaciones a partir de otros textos ya conocidos. Oviedo ha imbricado su escritura en las páginas de Cien años de soledad para descubrir, desde la invención, los poemas que se salvaron del fuego bilioso del coronel. El poeta nos descubre un palimpsesto en el que la escritura del coronel Aureliano Buendía va siendo revelada a través de sucesos ficticios que se han ido superponiendo a la no menos ficticia palabra poética. Y, sin embargo, como decía Flaubert, “todo lo que inventamos es cierto”. Así lo señala el propio Oviedo sobre este poemario: “Haberlos hallado es en sí un milagro. Y si todo milagro es una mentira, como la novela, estos treinta y tres poemas son los hijos legítimos de una mentira ejemplar, donde se oculta más de una verdad escandalosamente invisible.” Los poemas del coronel Aureliano Buendía es un libro que dialoga literariamente con un
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texto emblemático de la literatura latinoamericana e introduce una dimensión nueva en un personaje ya clásico como es el coronel: nos presenta al miliciano rebelde, consumido por sus derrotas, recluido en su taller donde fabrica pescaditos de oro, recreado ahora en su faceta de poeta. Al mismo tiempo, es un poemario que encierra el desasosiego causado en el espíritu del ser humano por causa de la violencia y el desamor. Estos poemas —homenaje de un poeta ecuatoriano a García Márquez, el maestro colombiano de nuestra América— son fieles al mundo novelesco y sacan partido de esa referencialidad textual pero los poemas están también, por sí mismos, cargados de un hálito poético propio con el que toca directamente a sus lectores. En “Balance” está toda la carga de la soledad que lleva encima el coronel: “Al filo de mis cincuenta años sólo soy una chatarra de coronel. / Mi botín, un flechazo en cámara lenta, /
Portada del libro de Oviedo
una gota de melancolía que se muere de sed, / la embriaguez que colmó el vaso, / un goce diminuto torturado a tiempo completo.” La segunda parte de este libro, Cóctel molotov, es una antología personal de los poemas que Ramiro Oviedo considera más significativos en el desarrollo de su obra poética. Este muestrario nos permite acercarnos a la obra de un poeta conversacional de primer orden, a una poesía cargada de vitalidad y desparpajo, a una estética dolida de la cotidianidad del ser humano. Los ingredientes de este cóctel nos dan una bebida explosiva en la multiplicidad de sus sentidos. La “cédula de identidad” con la que abre la muestra nos indica el derrotero para una lectura desenfadada tanto como el propio poemario: “soy lo que soy / poeta sin corbata / ni más ni menos que el panadero de la esquina / un poeta gratis / no un poeta barato / alérgico al Parnaso Cía. Ltda.” La voz poética de estos textos es provocadora, desacralizadora y, en estos tiempos espantosos en la que los escritores parecen haberse convertido en entelequias descomprometidas del mundo, no le teme para nada a la toma de partido. Por ello Ramiro Oviedo, al igual que Gabriel Celaya, parecería decir también: “maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales […] maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.” El poema “Mama Marilyn” viene muy a propósito del cincuentenario de la muerte —¿asesinato?—, conmemorado por el mundo el año pasado, de quien se conver-
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venTAna RECOMENDADOS
Mi tío Oswald, Roald Dahl Este libro recoge una época particularmente desenfrenada de la vida del legendario tio Oswald, millonario, esteta y un donjuán infatigable, cuya vida amatoria supera a la del mismísimo Casanova. El tío Oswald es "el mayor fornicador de todos los tiempos", afirma su sobrino y transcriptor de sus Diarios.
tiría en un mito contemporáneo. Con un tono de crónica, la voz poética pasa revista por la vida de Norma Jeane Baker, que se transformaría en Marilyn Monroe, “la actriz del séptimo arte / que murió convencida de haber asesinado su sombra,” debido a la construcción iconográfica de Hollywood. Un poema que testimonia esa idolatría que ha generado M.M. y también esa rabia contradictoria frente a la cultura del espectáculo que, habiéndola creado, también la destruyó: “Quedó como una escultura de cera / en un candelabro del altar de los sacrificios de la Twenty Century Fox”. Una suerte de “memorial de agravios” evocado por una voz poética desterrada por voluntad propia; una retahíla de fracasos políticos, humanos, artísticos en una sociedad caracterizada por la desesperanza; un cántico furibundo, anárquico, doloroso dada la imposibilidad de triunfar en una lucha social; todo lo dicho se concentra en ese monólogo poético que es “pedrada en ojo tuerto”, un poema marcado por la huida del sujeto de palabras —que se siente inútiles pero no lo son, no lo serán jamás— confrontado al sujeto de la acción, a ese que va cayendo en una lucha desigual y sin futuro, marcado por la búsqueda de
Para Siempre, Susanna Tamaro “¿Existe el para siempre?”, me preguntaste. Te abracé todavía más fuerte. “Sólo existe el para siempre”, te respondí. Éste era el pacto de entre Nora y Matteo. Pero Nora ya no está, y quince años después de su desaparición Matteo vive recluido en el bosque, desde donde recuerda las interrogantes de su vida.
La mirada cínica, Ambrose Bierce Ambrose Bierce es un ingenio quemado por el espíritu de la verdad que va incendiando a su paso templos y palacios. El caracter humnano y la personalidad literaria de Bierce han merecido multitud de epítetos: ácido, amargo, realista, sádico... pero quizás el que mejor pudiera resumirlo es el de cínico.
La misteriosa llama de la reina Loana, Umberto Eco Este libro nos cuenta la vida de un hombre que, buscando su identidad, encuentra la memoria de lo que fue y lo que todos fuimos. De Flash Gordon a su primer amor, Eco ha escrito una novela donde lo recuerda todo. Es la memoria de su generación.
Ramiro Oviedo además de escritor es profesor universitario
otra vida en otra parte no sin cargar con el peso de la culpa del que se va: “es que a veces —sin querer— / se me cae la cara de la pura vergüenza / de estar vivo / al pie de la memoria / y con mis cicatrices enteritas”. Poema escrito con mucha dureza, con imágenes desagarradas, con una tremenda fuerza política —aunque quien lo lea no concuerde con los postulados ideológicos que sostienen al texto. El conjunto de poemas de
esta segunda parte del libro también recoge la experiencia migrante del propio poeta. “París ha muerto” es un ejemplo del desarraigo y la mimetización. Imágenes atrevidas que buscan una visión alejada de las postales: “una manera decente de vivir en París / tal vez la más conveniente para mí, sería en calidad de perro / pero un perro fucsia, con granos de café en los ojos / para ver más allá de allá de allá. / un perro rodeado de amigos perros.”
Una muestra de humor —otra de las características que atraviesa el poemario—, y de recuperación estética de la sencillez de la vida popular, es “Pancho Villa, embajador en Francia”, poema-viñeta, muy de atmósfera rulfiana, en la que la voz poética se refiere al mexicano Eraclio Zepeda, embajador de México ante Unesco, y su parecido físico con el mítico revolucionario. Debido a ese parecido, Zepeda hizo de Villa en México insurgente, la película de Paul Leduc basada en el libro homónimo de John Reed, estrenada en 1970, y el poema de Oviedo se encarga de contar una preciosa anécdota de cómo en el imaginario popular la figura de Villa continúa luchando por las libertades. Este libro de Ramiro Oviedo —que es un cóctel de varios poemarios de su autoría y que ratifica de manera fresca para los lectores la confianza “en la poesía de uso diario / como los fósforos”— inaugura la serie Escritores ecuatorianos que la Embajada de Ecuador en Colombia y la editorial Con las Uñas ofrece, particularmente, a la ciudadanía lectora de Colombia, este país de Historia compartida, de frontera sobre cuya línea de esperanza habremos de construir la paz día a día. Este texto corresponde al prólogo del libro de Oviedo.
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Pakistán se abre a los ritmos cubanos PAU MIRANDA
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l trío de jazz A3 es el primer grupo cubano de música que visita Pakistán en décadas y, a pesar de la lejanía cultural entre los ritmos locales y el son caribeño, la experiencia ha sido "positiva y enriquecedora", según los músicos. Ava, Ariel y Alberto (de la coincidencia de iniciales salió A3) llegaron en septiembre a Pakistán y, además de actuaciones en varios puntos del país, el trío ha cumplido una estancia docente de tres meses en una escuela musical de la ciudad oriental de Lahore. "Hay diferencias importantes entre la música local y la cubana, pero tocando con artistas paquistaníes hemos visto que hay coincidencias en nuestros conceptos musicales. Fue muy enriquecedor", señaló Alberto, a cargo de la batería y las percusiones. "Ha sido muy interesante, por ejemplo, conocer instrumentos mucho más antiguos que los que tenemos nosotros en Cuba", afirma el músico poco antes de subir al escenario en una pequeña sala de Islama-
bad. El público asistente al concierto es variopinto, con mayoría de jóvenes, y su reacción inicial es fría por la distancia musical entre los ritmos cubanos y la tradición local, aunque muchos acaban por acompañar la música con manos y pies. "El nombre de la última canción no lo sé, pero la he oído en alguna película", dice Maryam tras el concierto refiriéndose a "Guantanamera", que arrancó los mayores aplausos y que incluso lleva a dos espontáneos a marcar unos pasos de baile frente al escenario. "El cantante parecía muy alegre y se movía a la vez que cantaba. Eso me gustó mucho", dice esta joven estudiante que reconoce ser una completa profana en música latinoamericana. "En Pakistán hay pocos conciertos y cuando se celebran no suele haber espacio para bailar", la secunda su amigo Ahmed al ser preguntado por la timidez del público local. No es inusual ver a jóvenes bailando en conciertos de música tradicional paquistaní, pero
el aislamiento del país se traduce en la casi nula oferta de conciertos de música más allá de escasas actuaciones de artistas locales. "Algo que realmente han logrado es abrir las puertas y tender puentes. A la vista de la gran aceptación que han tenido se augura un gran futuro a la hora de incrementar los intercambios culturales con Pakistán", dijo el embajador cubano, Jesús Zenén Buergo. "La verdad -reconoce- es que estaba preocupado porque es la primera ocasión que llegan músicos cubanos a este país tras 57 años de relaciones diplomáticas, pero la acogida ha sido excelente". Los miembros de A3 han compartido durante tres meses sus conocimientos en el Colegio Nacional de Arte de Lahore, donde los músicos cubanos dicen haber tenido una experiencia "muy positiva" aunque no exenta de dificultades. "Todavía aquí hay cierto retraso en cuanto a la lectura musical y en la experiencia como profesores hemos chocado un poco en eso de poder escribir lo que tocas, que es algo que en
el mundo se hace desde hace mucho tiempo", explicó Alberto. "La gente es un poco lenta a la hora de trabajar, pero con un poco de flexibilidad por ambos lados al final la cosa ha fluido", tercia Ariel, que se ocupa del trombón y las voces. "No lo pensamos mucho, si lo hubiéramos hecho quizás no habríamos venido", reconoce Ava a la luz de que la información sobre lo que pasa en Pakistán "te puede asustar", pero afirma que la experiencia ha sido en conjunto "interesante y motivadora". En cuanto a la adaptación al país, Ava señala que su ascendencia árabe la acercaba a ciertas costumbres locales, pero que aún así vio muchas diferencias en "la forma de vivir, de vestir o de comunicarse" de los paquistaníes. "Tienes que investigar para no meter la pata sobre las cosas que no puedes hacer", afirma la teclista del trío, quien añade que su condición de mujer no le supuso un obstáculo y que ha encontrado "mucho respeto" a pesar de que hay cosas "que llaman la atención".
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venTAna RECOMENDADOS Little broken hearts Norah Jones El álmbum que tuvo la colaboración del productor y músico Danger Mouse(aka Brian Burton), cuenta con canciones originales co-escritas por Jones y Danger Mouse, y se ubica como el paso siguiente en la evolución artística de la cantante. She's got a way: Love songs Billy Joel She's got a way: Love songs es un disco recopilatorio de canciones de amor de Billy Joel. Incluye desde éxitos como "Just the way you are", "Honesty" o "Shameless", a baladas menos conocidas como "Temptation", "This night" y "Until the night". The Cherry Thing Remixes Neneh Cherry and The Thing El disco alterna temas propios con logradas versiones como el “Dream Baby Dream” de Suicide. “The Cherry Thing” llega auspiciado por Smalltown Supersound, una casa de música, que ha acogido a nuevos artistas de disco-freak. Girl On Fire Alicia Keys La artista comenta sobre el álbum que es un disco de nuevos comienzos, dejando de lado la energía negativa de la vida, tomando el control de como deseas vivir. En una de las letras escribe: "I'll never be perfect, but at least now I'm brave!". Ese es el objetivo. Music from another dimension Aerosmith Es el primer disco de estudio con todas las canciones nuevas que la banda estadounidense publica en 11 años."Music from another dimension" se ha grabado en Los Angeles y en el estudio que el grupo tiene en Massachusetts.
Pablo Zinger
rinde tributo a compositoras latinoamericanas AGENCIA EFE
l pianista y director uruguayo Pablo Zinger ha llevado al escenario del teatro Repertorio Español, en Nueva York, el espectáculo "Bésame mucho", una antología de canciones compuestas por exitosas compositoras latinoamericanas, como Violeta Parra y María Grever, e interpretadas también por mujeres. Con este espectáculo, Zinger, también compositor y que ha dirigido y tocado con orquestas, cantantes y grupos en EE.UU., Latinoamérica, Europa, Asia y Sudáfrica, retorna a Repertorio Español, donde de 1985 a 1997 dirigió zarzuelas y otros proyectos. "Durante más de veinticinco años soñé con un es-
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pectáculo para homenajear a compositoras latinas. Finalmente se hizo realidad y he retornado a Repertorio Español después de 18 años, durante los cuales estuve viajando alrededor del mundo haciendo música", señaló Zinger, que se especializó en la música de Astor Piazzolla, la zarzuela y música latinoamericana. El espectáculo recoge el trabajo de Sylvia Rexach (Puerto Rico, 1922-1961), María Grever (1894-1951) y Consuelo Velásquez (1916-2005) de México, de Isolina Carrillo (1907-1996) y Ernestina Lecuona (1882-1951) de Cuba y Chabuca Granda (Perú, 1920-1983). También de Violeta Parra (Chile, 1917-1967) y Eladia Blázquez (1931-2005) y Ma-
ría Elena Walsh (1930-2011) de Argentina. "La gente se ríe y llora con el espectáculo en parte por la nostalgia pero también por las conmovedoras canciones y el hecho de que las vidas de estas mujeres que lucharon por imponerse con la música en una época que no era fácil son historias realmente emotivas", afirmó el pianista, que entre 2004 y 2011 fue el director musical de la Serie de Zarzuela Patty Disney en Alburquerque, Nuevo México. El público escucha temas que tal vez fueron preferidos de sus padres, o con los que crecieron o se enamoraron y que han dado la vuelta al mundo, e incluye famosos y románticos temas como "Bésame mucho" que interpretaron estrellas como Frank Sinatra o Nat King Cole y "Cachito", de Consuelo Velázquez y "Dos gardenias", de Isolina Carrillo. "Júrame", de María Grever "Olas y arenas" de Sylvia Rexach y "Gracias a la vida" de Violeta Parra, entre las 31 composiciones elegidas e interpretadas por la puertorriqueña Brenda Feliciano, y las cantantes mexicanas Virginia Herrera y Gizelxanath y la dominicana Robmariel Olea acompañadas por el piano de Zinger y la percusión y voz de Leonardo Granados. Zinger, de 56 años, destacó que se eligió a estas compositoras "por la calidad de música, su poesía, la expresión y su pasión" cualidades que les unen así como la determinación y valentía con las que dijo "frecuentemente se enfrentaban a sociedades en las cuales esto no era muy aceptado" y que a su juicio "marcaron la senda para las mujeres de hoy en día". El uruguayo, que ha dirigido zarzuelas para la Orlando Ópera, Compañía de Zarzuela Domingo-Embil (México), Festival Internacional de Zarzuela (El Paso), Jarvis Conservatory (Napa) y Santa Barbara Grand Opera, aseguró estar "entusiasmado" por la acogida que ha tenido el espectáculo que se presentará hasta el próximo 4 de junio.
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Frankenweenie (2012) ANDRÉS CÁRDENAS MATUTE
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odo padre quiere que su hijo sea normal. Pero, ¿eso en qué consiste? En el universo burtoniano de Frankenweenie, ser normal significa tener muchos amigos con quienes pasar tu tiempo libre, jugar béisbol y no darle demasiada importancia a la ciencia ni a la aficiones freaks. Víctor no es así y esa es la chispa que enciende la película. Por una coincidencia astrológica, su perro Sparky es atropellado el día de su primer intento de ser un niño normal, y allí nace el segundo pero más importante tema de esta película: ¿cómo se lidia en la infancia con la muerte de alguien querido? Yo no quiero que viva en mi corazón –dice Víctor– yo quiero que Sparky esté aquí conmigo. El filme es una animación en blanco y negro grabada en stop-motion. Los personajes conservan una estética tipo Burton: son nerds solitarios con cierta dosis de terror absurdo. Mención especial –por lo triste– merecen los momentos en los que vemos las lágrimas de Víctor, que cobran mayor realismo tratándose de un poco de certeza y suelo en medio de un mundo animado extraño. Víctor logra revivir a su perro poniendo en práctica las clases recibidas sobre la electricidad de los rayos. Sus compañeros se llenan de envidia y buscan robar la receta al protagonista:
todos queremos revivir a nuestras mascotas y todos queremos ganar los concursos de ciencias. Pero hay dos maneras de hacer las cosas: con el corazón o sin él. Aquí es donde empiezan a fallar los experimentos que terminarán causando el caos en el barrio. Tal vez el personaje más interesante, después del principal, es el profesor de ciencias que les había convocado para la feria. Los padres se asustan de que esté entusiasmando mucho a sus hijos con cosas que no entienden y deciden agruparse
Basada en el cortometraje homónimo que Tim Burton realizó en 1984. E st á n o m i n a d a a l O s ca r co m o m e j o r p e l í c u l a d e animación junto a “Brave” y “ParaNorman”.
personajes freaks. La historia se alarga demasiado. Sin embargo está muy bien como una compensación que Disney le debía a Burton por haberlo echado cuando era joven por el cortometraje que precede a este y lleva el mismo título. Es un bonito e interesante capricho de Burton que gusta más a un público adulto reducido. Las mejores líneas: 1. - SUSAN: Cuando pierdes a alguien que quieres, no desaparece, pasa a un lugar especial
“Los personajes conservan una estética tipo Burton: son nerds solitarios con cierta dosis de terror absurdo”. para sacarlo del colegio. Aquí se instala uno de los mejores discursos de la película en el que él ataca su cerrazón y su estupidez, reivindicando su trabajo como despertador de los cerebros de sus hijos. Sin embargo, estas líneas van mucho más allá de la ciencia. Se las puede aplicar al arte, al pensamiento, a la religión, a cualquier disciplina que busque razones profundas. La película falla en su público. El final cede para agradar a un público infantil que no se entusiasma mucho con estos
en tu corazón. Siempre estará ahí. - VICTOR: No lo quiero en mi corazón, lo quiero aquí conmigo. - SUSAN: Ya lo sé. Si pudiéramos lo reviviríamos. 2. - MR. RZYKRUSKI: Damas, caballeros. Creo que la confusión se debe a que ustedes son muy ignorantes. ¿Esa es la palabra, “ignorantes”? Quiero decir estúpidos, primitivos, no instruidos. No entienden la ciencia por eso le tienen miedo. Como un perro le teme a los
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rayos o a los lobos. Para ustedes la ciencia es brujería porque tienen mentes muy pequeñas. No puedo agrandar sus cabezas, pero las de sus hijos puedo partirlas y abrírselas. Esto es lo que trato de hacer, tocar sus cerebros. Gracias. 3. - MR. RZYKRUSKI: Tú deberías ser un científico. - VICTOR: La gente no aprecia a los científicos. - M: Le gusta lo que les brinda la ciencia pero no las preguntas. No las preguntas que hace la ciencia. - V: Yo tengo una pregunta. - M: Por eso eres un científico. - V: Estaba haciendo mi experimento, mi proyecto, y la primera vez salió perfecto, pero la segunda, no. Funcionó un poco, pero luego, no. Y no sé por qué. - M: Quizá no lo entendiste bien la primera vez. La gente cree que la ciencia está aquí (cabeza), pero también está aquí (corazón). La primera vez, ¿te entusiasmó tu experimento? - V: Sí. - M: ¿Y la segunda vez? - V: No, solo quería acabarlo. - M: Entonces cambiaste las variables. - V: Lo hice por una razón equivocada. - M: La ciencia no es buena ni mala, pero la puedes usar de las dos maneras. Por eso siempre debes tener cuidado.
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venTAna RECOMENDADAS
Habitación en Roma, Julio Medem En un hotel del centro de Roma se conocen una mujer rusa y una española. Al día siguiente, Alba volverá a España y Natasha a Rusia. En la habitación del hotel se respira una atmósfera cargada de erotismo y sensualidad. Durante doce horas, las dos mujeres se confían sus vidas, hablan de sus compromisos y de la posibilidad del amor honesto.
El Arco, Kim Ki-duk Un viejo pescador vive en medio del mar con una muchacha a la que recogió cuando era niña. El viejo pescador espera que ella cumpla 17 años para desposarla. Mientras tanto, prepara la dote y la protege contra los hombres que intentan propasarse con ella. Su única forma de protegerla es disparando un arco, que también le sirve para adivinar el futuro.
Cinema Paradiso, Giuseppe Tornatore La película narra la historia de un niño de un pueblo italiano, en el que el único pasatiempo es disfrutar de las películas del cine Paradiso. Subyugado por las imágenes en movimiento, Salvatore cree ciegamente que el cine es magia, pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios del cine.
Barton Fink, Joel Coen En 1941, Fink viaja a Hollywood para escribir un guión sobre el luchador Wallace Berry. Una vez instalado en el Hotel Earle, el guionista sufre un agudo bloqueo mental. Su vecino de habitación, un vendedor de seguros, trata de ayudarlo, pero una serie de circunstancias adversas hacen que se sienta cada vez más incapaz de afrontar su trabajo.
Heath Ledger,
cinco años sin un mito a medio forjar MATEO SANCHO CARDIEL
inco años después de la inesperada muerte de Heath Ledger, su carisma vulnerable sigue emocionando a los amantes del cine, pero no ha detonado ese mito, ese aura de "nuevo James Dean" que se esperaba y que el Óscar póstumo por "El caballero oscuro" parecían augurar. El 22 de enero de 2008, el mundo del cine se conmocionaba con la muerte por sobredosis accidental de Heath Ledger en su apartamento en Manhattan. Conocidos eran sus coqueteos con los fármacos, su insomnio y su inestabilidad emocional, pero también su devoción a su hija Matilda y su entusiasmo en el set de la película que dejó inacabada, "El imaginario del Doctor Parnassus", de Terry Gilliam, y que completarían en homenaje a Ledger, Colin Farrell y Johnny Depp. La juventud de Ledger, que
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murió con 28 años, la ambigüedad inicial de su fallecimiento, con implicación de Mary-Kate Olsen incluida, y las primeras imágenes de su creación de Joker divulgadas poco después con una indudable vocación escalofriante, fueron los mimbres para un mito que, en cambio, pasados cinco años, parece más condenado a diluirse que a permanecer. "El caballero oscuro", ese verano, se convertía en la segunda película más taquillera en Estados Unidos, llegando a rozar el récord de "Titanic". El tono mesiánico de Christopher Nolan y la nueva solemnidad trágica de Batman colaboraban a la fiebre por la película, pero sin duda fue la interpretación de Ledger el reclamo central para su éxito. Descubierto su potencial dramático gracias a Mel Gibson y Roland Emmerich en "El patriota", los estudios lo habían alimentado como cebo para las adolescentes en "Destino de caballero" y "10 razones para odiarte", una adaptación sui
generis de "La fierecilla domada", de Shakespeare. De esa decisión nació su vuelta a Australia con "Ned Kelly" o radicalizar su aspecto en "Los amos de Dogtown" y, aunque como secundario brilló brevemente en "Monster's Ball", donde las miradas estuvieran puestas fue en la oscarizada interpretación de Halle Berry. Sería Ang Lee el que cambiaría su vida al convertirle en Ennis del Mar, el "cowboy" homosexual de "Brokeback Mountain". Su primera nominación al Óscar y primera muestra de su carácter camaleónico, de una sutileza interpretativa capaz de transmitir de manera parca pero arrolladora el tormento interior, el romanticismo enmudecido por la no aceptación. Esa película, además, le cambió en lo personal. A pesar de que su novia antes de empezar la película, Naomi Watts, fue la que le animó a aceptar el papel, su sufrida esposa en la ficción, Michelle Williams, se
convirtió en su nueva pareja en la vida real, la que alumbraría a su adorada hija, de la que fue padrino su compañero de reparto, Jake Gyllenhaal. "Brokeback Mountain" ganó el León de Oro en una Mostra de Venecia en la que también estuvieron presentes "El secreto de los hermanos Grimm", de Terry Gilliam, y "Casanova", de Lasse Hallström. Ledger, por la vía del prestigio, era, ahora sí, una estrella, aunque su siguiente paso sería regresar a Australia para hacer "Candy", filme sobre la adicción a las drogas que, tras su muerte, fue reinterpretada por no pocos fans. Su interpretación de Bob Dylan en "I'm Not There" contribuyó a forjar su fama de buen actor, que se coronaría con un Óscar indiscutible incluso sin el factor emocional que sumó su categoría de "juguete roto". Cinco años después de su muerte, su talento permanece en sus películas. Pero, ¿despegará por fin la leyenda?. EFE
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creACión VÍCTOR VIMOS
VÌCTOR E DELFÍN y los sueños de metal →Reseña
de la vida y obra de uno de los artistas plásticos más relevantes de Perú
s casi medio día y, del otro lado de la ventana, el mar se extiende sobre la arena como un animal que huye del cansancio. Imagino que ese es el mismo mar de todas las costas: agua salada, espuma borrosa, brazo líquido que avanza y se repliega al vientre, al único vientre del que se origina toda su fuerza. Acaso esa misma imagen ilustra el sentido que Víctor Delfín ha hallado en el arte: un centro de vitalidad del que bebe su fuerza para crear. Mirándolo ahora, a sus 85 años, sentado en el sillón de su taller, de espaldas al mar limeño, con las manos en constante movimiento como si ensamblara, letra a letra, cada palabra que pronuncia, no me resulta difícil imaginarlo corriendo por la playa con los pies y el torso desnudos. “Tuvimos una niñez muy linda, éramos pobres, pero no miserables”, dice Delfín, revolviendo en su memoria. La primera persona del plural, en esta parte de la narración, se refiere a los sie-
te hermanos que formaron su familia. “Yo era el último y eso tenía sus ventajas, los berrinches, las demandas, todo era atendido por mi padre y mis hermanos”, confiesa el artista con una voz aguda que está al borde de convertirse en una leve risa. Recuerda claramente, de ese tiempo, sus primeros trazos sobre el papel: aves, paisajes, objetos y líneas gruesas con las que trataba de transmitir las imágenes del mundo costero en el que había crecido. Para diciembre de 1927, año del nacimiento de Víctor Delfín, Lobitos era un caserío asentado en la costa norte del Perú, sin más señas que su pertenencia al departamento de Piura. Playas de agua fría con olas y viento parejo eran el tapiz de fondo sobre el que se desenvolvían las noches y los días de sus pobladores. Ahora, aunque la palabra “caserío” ya no cubre las nuevas construcciones de material mixto y cemento, el ambiente continúa como entonces: un espacio de brisa marina donde la calma es una constante. La infancia del artista transcurre aquí: hijo de Ruperto Delfín, judío sefardí, que trabajaba como soldador en la petrolera del pueblo, y de Santos Ramírez, una indígena Sechurá. Delfín define sus pasos influido por el imaginario paterno: “mi padre era una persona medianamente culta, con mucha curiosidad frente al acontecer del mundo. Por eso tomó la decisión de dejar su chacra donde le esperaba un destino de comerciante y viajó hasta la costa en busca de otro futuro”, cuenta el artista. Esa curiosidad por el mundo fue el punto de intersección con la curiosidad que el pequeño Víctor plasmaba en sus tempranos dibujos: “me alentaba, me daba algo de dinero para que vaya a comprar colores o carbón con los cuales dibujar”, señala Delfín. De su madre, en cambio, el recuerdo es borroso, como el de una canción de la que con esfuerzo se alcanza a recordar el compás pero no la letra. “Al ser el último de los hijos, creo que encontré a mi madre ya cansada, fatigada de cuidar niños, de vestirlos, de amamantarlo... Yo nunca recibí su seno”, confiesa el artista. El vacío es un animal que no conoce la calma. Eso lo sospecha Delfín cuando vuelve a la ausencia de la ternura materna y mira que, en el transcurso de tantos años, esta siempre fue llenada por otras mu-
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creACión jeres, acaso sin lograr solucionarla por completo. “Mi hermana mayor hizo las veces de madre, luego, quizá, por esa misma carencia he buscado en el amor de las mujeres un refugio”, apunta Delfín, antes de comentar sobre la especial paciencia y apego que tiene por sus amistades femeninas. “A Lima llegué por una decepción amorosa”, dice Víctor Delfín, pasando con agilidad las páginas de sus recuerdos. La primera persona del singular, en esta parte de la narración, tiene el corazón roto y llora. “Me había enamorado de una vecina, y sus padres, al ver mis intenciones, decidieron casarla”. Ahora la cicatriz es un rasguño. Pero, entonces, cuando Delfín tenía 19 años, la sentía como si algo dentro se le hubiera roto, una especie de hielo en el amor propio que le obligaba a salir del sitio donde no le habían correspondido. “Lo que entiendo es que desde pequeño, por ser el más mimado de todos, fui cultivando una vanidad muy mía, que me hacía sentir un dolor profundo cuando algo se me negaba”, acusa el artista. Ese impulso y el desengaño amoroso lo llevaron a inscribirse en la Escuela Nacional de Bellas Artes de la capital. “Di el examen sin ninguna dificultad, a pesar de que no terminé mi instrucción básica, sabía todos los temas que contenía esa prueba, había leído tanto en mi infancia que no tuve problema”. Acto uno: se abre el telón y al fondo se ve a Víctor Delfín saliendo airoso de rendir la prueba. Actos dos: se abre el telón y al fondo se ve a Víctor Delfín contando los días para ver el resultado del examen. Acto tres: se abre el telón y, en primera fila, se ve a Víctor Delfín buscando una y otra vez su nombre en la lista de aprobados. No consta. La obra se llama sorpresa y tiene un final feliz. Triste tras no ver su nombre en la lista de aprobados a la Escuela Delfín está por retirarse. “Decidí ir a preguntar en la secretaría por si se habían equivocado”, dice el artista. “Cuando el maestro que me atendió y supo mi nombre me dijo: ¿Usted es Delfín? Venga conmigo. Lo acompañé y me explicó que mi nombre no constaba en la lista porque había ganado una beca
especial que cubría mis estudios”. Con esta ayuda cubre alguna parte de sus necesidades estudiantiles y complementa sus ingresos con otros trabajos: ayudante de imprenta, auxiliar de la construcción, etc. La beca se convierte en una suerte de termómetro que va midiendo la constancia del estudiante Delfín. Año tras año la recibe, luego de que un consejo de maestros evalúa a todos los estudiantes en su rendimiento. Pero en 1953, cuando el estudiante Delfín afinaba sus aprendizajes en la técnica, la beca le es negada. “Yo consideré que no había suficiente argumento para negarme la beca y dársela a otro, eso hizo que mi amor propio se impusiera y, herido como me sentía, decidí dejar los estudios”. Esta vez la vanidad lo empuja a juntar a un grupo de amigos y a convencerlos de que el arte no estaba en las academias ni en las Escuelas sino en la creación libre. Esa libertad tenía un nombre: Tingo María, una población en la selva del Perú. “Mis amigos, que no tenían el temple mío, se dieron cuenta de que allá las condiciones eran adversas y regresaron de uno en uno”. Delfín dice temple como si mordiera una soga con los dientes mientras lo pronuncia. Esa furia contenida en el gesto es la misma con la que el pintor costeño recibiría los largos meses de estadía en la humedad amazónica, trabajando en aserraderos y como agricultor. “He podido capitalizar todas mis experiencias. Aquello vivido, sufrido y gozado es parte también de mi obra”, apunta. Esto no se nota solo en la diversidad de técnicas con las
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creACión que trabaja, sino en las temáticas de fondo: hombres y mujeres del cotidiano representados en la variable cadencia del destino, en sus oficios, en sus contradicciones, como si de un álbum familiar se tratara. A su regreso, tres años más tarde, la Escuela le abre las puertas: “mi beca estaba nuevamente ahí y las condiciones habían mejorado”. De su tiempo de estudiante los recuerdos le traen nombres de compañeros que son, hoy por hoy, referentes de la pintura peruana. “Yo considero que mucha de la gente que asistía en aquel entonces a la Escuela, lo hacía para ocupar su tiempo, aprender a pintar, a modelar materiales. Pero, principalmente, quienes llegábamos de provincia impregnábamos más fuerza y entrega al trabajo. Fue una generación importante, compartí con estudiantes como Humareda”, dice Delfín. Para 1959 había egresado de la Escuela y, al mismo tiempo, su obra titulada “Homenaje al obrero de la construcción civil” era distinguida con el Premio Nacional de Pintura Víctor Merino. “Lo primero que pensé hacer con ese dinero fue comprarme
riqueza que ésta engloba, como una forma de advertir que no sólo en Europa está el arte sino en nuestro propio pasado”. Esa decisión lo lleva a trajinar por distintos lugares del Perú. Puno y Ayacucho, ciudades donde el arte popular tiene una especial fuerza, lo reciben como Director de sus respectivas Escuelas de Bellas Artes. “En Ayacucho me sentí muy atraído por el trabajo que realizaban los artesanos con los retablos, las figuras, los tejidos… Había una fuerza especial en cada uno de esos trabajos”, indica Delfín. Esa conexión con los elementos expresivos de la cultura toma forma en su creación y en 1966 se exhibe por primera vez en Lima el resultado de este aprendizaje: la serie “Retablos”, compuesta por objetos trabajados en amplias planchas de metal que contenían escenas románticas de paisajes costumbristas. “Yo hago artefactos, no me interesa que los ubiquen como artesanías, esculturas u obras de vanguardia”, señalará Delfín ante la inquietud de la crítica. Ese primer intento dejaba ver la intención de un artista que agolpaba su esfuerzo en dotar de un nuevo sentido a los objetos de
ladora con los pedazos de chatarra que le sobraban al mundo. “La mezcla de materiales y temáticas, sin duda, representaban una crítica fuerte frente al sistema, que era mi forma de expresar el descontento con la injusticia, la tiranía, y, a la vez, de mostrar lo esperanzador del hombre, la voluntad por construir un futuro”, señala el artista. La escultura de Víctor Delfín acaso destaca por esa fuerza impregnada en las imágenes que logra, y lo que ellas transmiten a los observadores. “No he buscado que mi arte esté lejano a las personas”, dirá, respondiendo al porqué celebró su cumpleaños número 80 con una exposición en Villa María del Triunfo, uno de los sectores más populosos de Lima. Esa parece ser una línea que ha llevado a
“Delfín arriba a una suerte de Bestario personal en el que representa animales con un aura propia de sus universos oníricos”. un pasaje para Europa, deseaba ir al centro del arte que estudiábamos y que muchos profesores veían como un paso obligado en el camino de un artista”. Sin embargo, la decisión no estaba tomada: Alejandro Gonzales Trujillo, ese mítico maestro de la Escuela, creyendo en el potencial de Delfín le presentaba otro reto: “Quédese en el Perú, busque sus raíces, me dijo, con ese compromiso con el que se asume un reto”. Buscar las raíces sonaba nuevo y extraño para Delfín, más aún cuando Ricardo Grau, otro de sus maestros ya le había conseguido una beca en Europa. “Tomé la decisión de quedarme como un riesgo que debía correr, ahora, viéndolo al tiempo, siento que ese riesgo no lo era tanto, pues si uno regresa la mirada a su tierra, a la cultura de la que proviene, se puede dar cuenta de toda la
uso cotidianos. Los retablos, que hasta entonces habían sido representaciones de dimensiones pequeñas, hechas para contener escenas de la vida cultural de los pueblos del ande, eran ahora una suerte de espacios amplios para retratar la fascinación colectiva por el amor, por la angustia, por la vida. Pero será en 1971 cuando esta conexión con el arte popular logra dar un fruto maduro: armado por martillos, punzones duros, temperaturas a las que el metal se derrite, aleaciones y golpes sobre las planchas de cobre, Delfín arriba a una suerte de Bestario personal en el que representa animales con un aura propia de sus universos oníricos. No fue una casualidad, pues en 1973, esta serie sería complementada con su colección “Aves de América”, en la que retrataba a una fauna vo-
Delfín a mantenerse fiel a principios en los que la justicia y el ser humano priman por sobretodo. Su arte habla de eso: sentimientos universales de hermandad y denuncia frente a los cuales la obra se convierte en testimonio. Con ese impulso, las esculturas, en pleno uso de la metáfora del vuelo, se dispersan por todos lados. Chile, Brasil, Estados Unidos, Europa… reciben con los brazos abiertos la inventiva de este hombre. En Ecuador, país al que quiere como a su casa, Delfín deja huellas de su paso: la escultura El Cóndor, ubicada en el parque La Carolina, y Homenaje en Hierro para Tupac Amaru, diseñada especialmente para la Capilla del
Hombre. Esa identificación con las causas sociales lo ha llevado a ser un militante de voces críticas contra toda forma de tiranía. Quizá una de las intervenciones más recordadas fue su presencia en la Marcha de los Cuatro Suyos, movimiento colectivo que puso fin a los días de Fujimori en el poder. “Yo llegué ahí porque dije “basta” a la mentira, al horror en que se estaba convirtiendo el Perú. Cuando llegué, la gente me reconoció y enseguida me rodeó, no era político ni buscaba otra cosa que manifestar mi inconformidad”, dice, recordando ese río de personas a las que capitaneaba en contra del régimen. “De los existencialistas aprendí que no basta ser un ser en sí y para sí, sino, también, un ser para los demás. Desde el arte intento que eso quede marcado”, indica el pintor. Delfín ha entendido esa cercanía del arte conel compromiso social, a tal punto que ha logrado, a través de su arte, abrir espacios para el encuentro de los demás. Ese ejemplo está claramente representado por el “El Beso”, monumento escultórico ubicado en el Parque del Amor, que se ha convertido en un atractivo central del distrito de Miraflores. “Se trataba de crear un lugar para el amor, donde los enamorados tengan el respeto que ese sentimiento sublime requiere”, apuntala. La escultura que retrata a una pareja besándose, no estuvo libre de la crítica mordaz de la capital peruana. “Me decían: ¿qué hacen esos dos cholos ahí, besándose? Es una falta de respeto, es el fin de Delfín… Yo solo los escuchaba, ajeno a esos complejos de la gente”, recuerda el pintor, hablando de las fisonomías de las esculturas, claramente identificadas con la población mestiza y mayoritaria del Perú. Tras el severo juicio del tiempo, la gente se ha apropiado del espacio y lo ha hecho de tal forma, que los novios cuando han terminado la ceremonia nupcial, llegan desde cualquier lugar de Lima a tomarse una foto con la escultura. Para la buena suerte, dicen. “Me da alegría que la obra haya servido para eso, finalmente, esta fiebre que he sentido desde la infancia me ha llevado a buscar en el arte un recurso para comunicar, un arte que está al servicio de la gente”, acuña como un credo Víctor Delfín.
LUNES
Semana del 28 de Enero al 3 de Febrero de 2013
agENda
Encuentro Sur-Sur: Geopolítica, arte y creatividad Se contará con la participación de académicos, gestores culturales y artistas de Latinoamérica
Quito
Encuentro Sur-Sur Charlas magistrales
El Encuentro facilitará diálogos para la construcción de nuevas políticas públicas sectoriales para las artes. El primer día participarán: Víctor M. Rodríguez (Políticas públicas para el fomento de las prácticas artísticas), Haydé Lachino (Geopolítica, redes culturales y organización social), Mabel Moraña (Prácticas artísticas, memorias y transformación social), Nelda Daniela Ramos (Cuerpo, política y artes) y Luisa Ungar (Estado y comunidad: tensiones y retos) Dónde: Teatro Universitario de la Universidad Central del Ecuador Hora: Entre 9:30 y 13:00 Costo: Gratis
MARTES Montecristi
Guayaquil
Quito
Guayaquil
Historia
Cine
Charlas magistrales
Cine y literatura
Delegaciones de todos los pueblos y nacionalidades de Ecuador le tributarán un homenaje al revolucionario Eloy Alfaro Delgado y los mártires de la “Hoguera Bárbara”. Las delegaciones ingresarán al mausoleo memorial e irán al monumento de la interculturalidad. Allí dejarán ofrendas. Luego entonarán cánticos característicos de sus comunidades.
El filme se basa en los últimos y turbulentos meses de Abraham Lincoln como presidente de Estados Unidos, en un país que está dividido por la guerra, el primer mandatario toma decisiones para terminar con la guerra, reunificar su nación y abolir la esclavitud. Todas esta especie de batalla ocurre en un momento crítico y cambiará el rumbo del Estado.
El segundo día de charlas contará con la presencia de: Fander Falconí (Buen Vivir y economías creativas), Raquel Ariza (Creatividades, economías mixtas y cogestión), Ana Rodríguez (Iniciativas desde el Estado para el fomento de las prácticas artísticas y las creatividades), Enrique Pérez Mesa (De cómo se construye un sistema para las Artes) y Ana Roscas Mantecón (Observatorios de culturas: circulación, audiencias, consumos). Las memorias que se generen de las charlas servirán de insumos para generar políticas culturales.
Dentro del ciclo De la literatura al cine se programa La bella durmiente, de Catherine Breillat. La trama se basa en el cuento de Charles Perrault. La joven Anastasia a los seis años lee sobre genitales y hermafroditas empujada por un gran afán de curiosidad. Apenas nacida, en un mundo de cuentos de “érase una vez”, el hada Carabosse ha previsto para ella un destino cruel, “mejorado” lo más posible por tres colegas más jóvenes y generosas: en vez de permanecer dormida para siempre, la niña soñará exactamente durante un siglo, despertándose a los 16 años.
Recuerdo de la ‘Hoguera’
Dónde: Espacio Cultural de Ciudad Alfaro Hora: Desde las 15:30 Costo: Entrada libre
La vida de Lincoln
Dónde: Salas de cine del país Hora: Los horarios son variados y arrancan desde las 13:00. Costo: Variable
Encuentro Sur-Sur
Dónde: Teatro Universitario de la Universidad Central del Ecuador Hora: Entre 9:30 y 13:00 Costo: Gratis
Quito
Ilustres ilustradores Exposición
La segunda edición (2012) de la exposición Ilustres Ilustradores contiene gráficas presentadas en gran formato de 120 ilustradores ecuatorianos y estará abierta hasta el 30 de enero de 2013. La selección estuvo a cargo de expertos latinoamericanos y ecuatorianos, que además, brindaron charlas y conferencias del tema. Este esfuerzo tiene el apoyo de la Subsecretaría de Cultura del Municipio de Quito.
Quito
Encuentro Sur-Sur Performance
Dónde: Centro de Arte Contemporáneo (Montevideo y Luis Dávila, antiguo Hospital Militar) Sala V Costo: Gratis
La performera argentina Nelda Daniela Ramos y el escritor chileno Pedro Lemebel conjugan cuerpo, arte, política y poesía en el teatro. Dónde: Teatro México Hora: 19:30 a 21:00 Costo: Gratis
La bella durmiente
Dónde: Alianza Francesa (José Mascote y Hurtado). Hora: 19:30 Costo: Gratis
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Semana del 28 de Enero al 3 de Febrero de 2013
Quito
Guayaquil
Cine documental de DDHH
Cine
Un grupo de mujeres que lucharon por preservar sus tierras, donde Endesa construyó la central hidroeléctrica Ralco. Esto provocó que las desalojaran de su territorio ancestral. Dirección: Esteban Larraín País: Chile
De Quentin Tarantino. Un ex esclavo negro, Django, se une a un cazarecompensas para tomar venganza y poder rescatar a su esposa, quien fue vendida como esclava a un hombre blanco y millonario.
Ralco
“Django Unchained”
Dónde: CCE (Sala de Cine Alfredo Pareja) Hora: 17:00 Entrada libre
JUEVES
agENda MIÉRCOLES
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Dónde: Supercines Ceibos Hora: 18h10 Costo: $5.30
Quito
Intervención comunitaria, arte y participación Conferencias
Un seminario para fortalecer el vínculo entre la creación artística colectiva y la acción comunitaria para una transformación social. Contará con elementos teóricos y un énfasis en la práctica, en la modalidad de taller. Dirigido a estudiantes y graduados en ciencias humanas. Dictado por Carolina Wajnerman, maestra en Políticas Públicas para el desarrollo con inclusión social (FLACSO).
Guayaquil
“La historia del tango” Show de baile
Catorce bailarines en escena, acompañados por la voz de Anna Bonnet, y dirigidos por Dúval Barrezueta. Bailarán tangos, milongas y valses criollo. Harán un recorrido por la historia del tango por medio de cada presentación.
Dónde: Politécnica Salesiana a las 9:00 Costo: $40, $50 y $60
Dónde: Alianza Francesa Centro Hora: 20:00 Costo: $10
Quito
Guayaquil
Taller de danza Contact
Cine
Espacio de investigación para trabajar la energía, el peso y la respiración del cuerpo con los principios básicos del Contact. Esto abrirá un lugar de improvisación que dará como resultado un jam que se presentará el viernes por la noche. Ana González Seligra (Argentina) y Sofía Barriga Monteverde (Ecuador).
Como parte del festival Ecuador Bajo Tierra, se proyectará el largometraje que trata sobre nos estudiantes de colegio con problemas familiares y económicos , enfocan todas sus energías para ganar el concurso de baile del Gran Combate.
Cuerpos en movimiento
Dónde: Shinka Dojo, Colimes y Joel Polanco, a las 16:30. Costo: $
“School Musical”
Dónde: MAAC cine Hora: 17:00 Costo: Gratis
Guayaquil
“Crónicas de Samborondón” Documental
Artistas musicales cierran el Encuentro Sur-Sur La clausura tendrá una diversidad de sonoridades y musicalides
Quito
Encuentro Sur-Sur Concierto
Como clausura del Encuentro Sur-Sur se presentará en el Bulevar de la 24 de mayo un concierto que convoca a diferentes sonoridades y tendrá la conducción de Vigorexia. Los grupos musicales que participirán son: Papa Roncón, NIN, Esto Es Eso, Lindberg Valencia, La Banda de Pueblo San Isidro del Inca y su Diablada, Paúl Rosero y Juan Carlos Escudero.
Dónde: Bulevar de la 24 de mayo. Hora: 19:00 Entrada Libre
Producido y dirigido por Fernando Mieles trata sobre la vida de ese Samborondón que todos olvidan, el pueblo, su cultura, costumbres e historia. Muestra la vida de 7 personas. Dónde: MAAC cine Hora: 19:00 Costo: Entrada libre
agENda VIERNES Talleres creativos en palabra.lab
Guayaquil
Un espacio de lectura, cine y escritura
Para las vacaciones ha organizado distintas actividades para niños y jóvenes
Vacacional
Talleres de lectura, stop motion, cine y escritura creativa brindará el espacio cultural palabra.lab, a cargo de Adelaida Jaramillo, colaborarán Guido Bajaña y Camareta Cartonera. A cada nivel y taller se le ha asiganado varios libros y películas sobre las cuales trabajarán hasta el 30 de marzo. Los niños adquirirán destrezas artísticas y herramientas para una mejor lectura. Los jóvenes aprenderán a ser más creativos y también obtendrán habilidades técnicas de escritura, conocerán estructura de cortos y nociones para apreciar la buena literatura y el buen cine. El análisis, la creación y la innovación serán criterios que los participantes desarrollanrán a lo largo del vacacional. Dónde: Nva. Kennedy Calle T.Maldonado #119 Hora: Según el taller. Más información en www.palabralab.com.
Guayaquil
San valentín piccadilly Concierto
Los grupos musicales nacionales “Bo”, “Rey Camarón”, “La Capital de la Luna” y “Broca, se presentarán en un evento gratuito, para iniciar el mes de febrero. Dónde: Kruger Rock Bar Hora: 21:00 Costo: Entrada libre
Quito
Cossi Fan Tutte Café-ópera
Con la música de Mozart, la dirección de Marie King y la escenógrafa ecuatoriana Carolina Maldonado, esta ópera bufa habla sobre la fidelidad en la mujer. Dos amigos apuestan por ver si sus novias son fieles. Dónde: Teatro Variedades Hora: 19:30 Costo: $10, $ 15 y $20
Guayaquil
Quito
Exposición de arte
Teatro
La artista Catalina Carrasco presenta su muestra de 45 obras en formato mediano y técnica mixta. Combina la pintura y el arte digital en sus obras.
Comedia escrita y dirigida por Viviana Cordero que relata cómo las relaciones personales y amorosas están vinculadas a la interacción cibernética. Actúan: Gonzálo Samper, Mónica Mancero, Getel Roche y Pablo Contreras.
“Imaginarium”
Dónde: MAAC cine Hora: Desde las 10 am Costo: Gratis
Amores.com
Dónde: El Teatro CCI Hora: 20:00 Costo: $24 y $18
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Semana del 28 de Enero al 3 de Febrero de 2013
SÁBADO Quito
Los jesuitas en el Ecuador: colonia y república Exposición
Inómine Iesu es el proyecto museológico que presenta la Fundación la Iglesia la Compañía con el que pretende reconstruir, desde la nueva museología, la historia, trayectoria y aporte de esa comunidad. La primera sala recoge los eventos sucedidos desde la llegada de los padres jesuitas, en 1586, hasta su expulsión en 1767. La Segunda presenta una naciente república a la que los padres retornan definitivamente.
Guayaquil
Mercadillo 5 Feria
Una vez más se realiza en el Inmundicipio (casa de colores en Higueras, en Urdesa) una nueva edición del Mercadillo, un mercado de compra y venta de todo tipo de productos de primera y segunda mano. Allí se pueden hallar libros, pulseras, discos, antigüedades, artesanías y elementos para decorar el hogar. También se expenden bebidas como café o alimentos como sánduches, hot dogs, wraps, kippes, pastelitos de carne o vegetarianos, galletas, negritos, alfajores, entre otros.
Dónde: Iglesia Compañía. Lunes a jueves de 9h30 a 18h30, Viernes: 09:30 a 17:30. Fin de semana: 9:30 a 16:45. Costo: $3 y $1,50
Ecuador Bajo Tierra Cine subterráneo ecuatoriano
Quito
“El ángel de los sicarios” El filme manabita “El Ángel de los Sicarios”, producido por Fernando Cedeño se presenta dentro del festival Ecuador bajo Tierra. El filme relata sobre la historia de Ángel, un joven que lo tiene todo y que un día un grupo empiezan a chantajearlo hasta que terminan por asesinando a su padre. Ángel se propone terminar de cualquier manera con todo aquel que cometa un acto de corrupción. El rodaje se lo realizó en tres meses, la producción fue de bajo costo y el tiempo de duración del largometraje es de 120 minutos. Dónde: Ocho y Medio Hora: 20:05 Costo: $4,80 y $3,80
Dónde: Inmundicipio Hora: 09:00 - 20:00 Costo: Gratuito para el público. Vendedores deben cancelar $ 15 por su stand.
Guayaquil “La tunda” Cine
En el festival Ecuador Bajo Tierra se exhibe el largometaje “La tunda”, dirigido por Elías Cabrera, realizador esmeraldeño que ha vendido 125.000 copias de esta producción sobre la leyenda popular, en su provincia.
Dónde: MAAC Cine Hora: 19:00 Costo: Gratuito A las 17:00 se proyecta una variada selección de cortometrajes.
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DOMINGO
agENda Las orquídeas del Puerto El jardín que se muestra a Guayaquil
Guayaquil La botánica tropical Feria
En el norte de la ciudad se ofrece al público el Jardín Botánico de Guayaquil. Este, con el fin de educar a quienes lo visitan, narra en sus recorridos sobre la importancia, a tarvés de la exhibición del “Ecosistema Amazónico”, de esta zona. Allí el público puede observar algunas especies propias de esta eco-región. La muestra se exhibe Psittácidos (Papagayos y loros), de diversos géneros, que se relacionan muy bien con los humanos por medio de sonidos y palabras. Algunos de ellos han llegado como resultado de la donación de personas que cuidan de los animales. Dónde: Jardín Botánico (Ciudadela Las Orquídeas) Hora: Desde las 08:00 hasta las 16:00 Cuánto: USD 2.50
Quito “Santa Elena en bus” Cine
El largometraje de ficción se presenta dentro del festival de cine Ecuador Bajo Tierra. El film responde a un proyecto en el que el guión, la filmación y la actuación están ejecutadas por jóvenes de 12 comunidades de la provincia de Santa Elena. Dónde: Sala 1 del Ochoymedio Hora: 20:15 Costo: $4.80 y $3,80
Quito Paseo en mapa: explorando las claves de América Latina Exposición
Guayaquil
Guayaquil
Guayaquil
Cine al margen
Vida silvestre
Exhibición
Festival
Caminata
El Parque Histórico ofrece una Sala de Interacción y el cuidado de especies que acoge Vida Silvestre y alberga a más de 16 en exhibición. La Sala Temporal muestra el hábitat gavilán pollero y el Águila Arpía, ambas especies de la costa ecuatoriana.
Un humilde campesino colindante de un hacendado ambicioso encuentra minas de oro en sus tierras y es asesinado, su pequeño hijo que sobrevive y protagoniza una historia de amor con la hija del hombre que mandó a matar a sus padres.
La Fundación Jambeli es conocida por su Centro de Conservación de Fauna silvestre. Allí se cuida y rehabilita alrededor de 300 animales. Las caminatas por los bosques son de una sola jornada al día y se inician en las mañanas.
Fauna costera
Donde: Av. Esmeraldas, en Samborondón. Hora: desde las 09:00 Cuánto: Gratis
Dónde: MAAC (Malecón y Loja). Hora: 19:00 Cuánto: Gratis
Cine
Dónde: Balao Chico, Vía a Naranjal. Desde las 08:00, se debe llamar al 220-1652 para reservar.
La muestra, concebida inicialmente en México y que ha recorrido gran parte de América Latina, cuenta con 7 capítulos que recorren la historia de América Latina y sus independencias a través de la cartografía y en torno a los siguientes temas: ¿Qué son los mapas? La llegada de Colón. América colonial o La Conquista. Economía y Sociedad. El siglo ilustrado y Las independencias.
Dónde: Museo Nacional de Quito (Av. Patria y 6 de Diciembre) Hora: 9h00-17h00 Entrada libre