Sonetos de Invierno
Emilia GarcĂa - Miguel Segura
Emilia GarcĂa
EN LA ACERA En la acera las manos extendidas. leyendo indiferente un libro viejo o haciendo de tu pobreza el bosquejo hiriente del fracaso de tu vida, ves cómo se derrama la avenida en un caudal sin forma ni reflejo, en un desfile grotesco. Un festejo sin decoro de la honradez perdida. Ve cómo se solapa la justicia y al justo se persigue y se condena y se alaba la usura y la avaricia. Todo es cómodo para el que almacena y evade capitales. Tu indigencia es sólo producto de tu desidia.
EL AMOR Se cubre la mañana con tu aliento. Rompe el día la copa contra el frío. Es la hoguera un cobrizo desvarío, una chispa roja entregada al viento. Sueño de chimenea, el pensamiento arde, realza, ilumina con brío el hueco en que tu corazón y el mío se acomodan y acoplan con contento. Y al pensamiento, la pasión le llega buscándole las luces y las horas, mudando su pericia de estratega por armas del amor, más seductoras. Funde el hielo el deseo de la entrega. Mi boca, ya en tu boca se sosiega.
SE VISTE DE NIEVE Se viste de nieve la serranía. La cumbre Maroma y Sierra Tejeda, Se escarchan las flores en la vereda, entera, de blanco, está mi Axarquía. El cielo compone la sinfonía que el aire transporta por la alameda y deja en mi alma su tacto de seda y la nostalgia de una melodía. Canción infantil de tardes de enero que sin miedo al frío, y cual pitonisas, invocaba nubes con aguacero. Ritmos de agua, y festejos sin prisas. Paraíso alegre donde un barquero, a las bonitas, cobraba sonrisas.
AL PARQUE Alboroto de mirlos en las ramas que destrenzan los ficus somnolientos, ponen a sus raíces pensamientos, y en sus sueños dibujan pentagramas. Con nostalgias de arroyos y retamas el parque da suspiros a los vientos, y da cobijo a pobres harapientos que en el césped se olvidan de su drama. Isla verde que el frío del invierno en amable calorcillo transforma alegrándonos con el sol más tierno. Generoso edén que tiene por norma ser refugio, casa, nido y gobierno del solaz, y de la belleza la horma.
“ BLUE MONDAY” Hoy es en el año el día más triste, lo dice el diario con voz grave y rota. Al parecer una fórmula idiota despeja la clave y nos brinda el chiste. La broma en inglés el Lunes resiste, Blue Monday titulan la chirigota, y hasta en los bares ya se toma nota de la ecuación achispada de alpiste. Pues hay que sumar al desaliento lo que gastamos esta navidad sin ton ni son, sin medida ni cuento. Los números rojos, dan por verdad, tienen gran parte del descubrimiento. Y su origen tiene, en la necedad.
A MI VENTANA PRENDIDO Tengo un parque a mi ventana prendido, un fresco edÊn donde el verde chispea, al que me asomo desde mi azotea, hueco, vidriera, mirador o nido. Y tengo un cielo a mi vista extendido, fuego de fragua en la tarde que ondea la ota de cirros y la marea que arde en mi pecho de luz encendido. Habitan mi casa amores y risas, el sol de los hijos y tu mirada de estrella y noches, ores y brisas. Y tengo entera mi casa incendiada del amor que me da tu boca sin prisas, de la sed de tu boca apasionada.
TE QUIERO ¡Te quiero! Me susurras con las manos. Las palabras bailando entre mi pelo una danza con son de violonchelo y quereres con aires becquerianos. ¡Te quiero! Por los besos cotidianos que prendes a mi labios y a mi cielo, pintados de un astral y rojo anhelo, vibrando con los roces más livianos . Me quieres y te quiero con más ganas y el tiempo ni nos pasa ni nos pesa porque juntos abrimos las mañanas. Porque juntos estamos en la mesa degustando el amor y las manzanas, bebiendo de esta fuente que no cesa.
EL SILENCI0 La mudez de la flor en la mañana colmada está de sueños de rocío, como está derramado el eco mío del silencio que de tu ausencia emana. Buscándote en la luz de la ventana desde la que burlamos el gentío, me tropecé con el azul del lirio y el verde y malva de la mejorana. Me perdí entre los pétalos amados, y en tus manos sembradas de delicias, y en tus besos de sol enamorados. Ya siempre quiero ser lo que codicias, día a día, sin tiempos limitados, y gastarnos a fuerza de caricias.
EN LA COLA DEL INEM De vuelta en el INEM, fumo y espero que aparezca mi número en pantalla, prendido en el color de mal agüero y en la papelería de quincalla que asoma al mostrador-abrevadero, pero siempre burocracia canalla de esta vida venida en avispero; en trampa, dolor, anzuelo y metralla. Mas las cifras me dan la enhorabuena, lo corean a voces las noticias: “Otro mes en el que remite el paro” Ya me veo vestida de faena y al coso de la vida con albricias lanzarme sin temor al desamparo.
ENERO Enero se crece en el calendario con flores de almendros en las colinas. Enero se cierra tras las cortinas y escarcha los nidos del campanario. De la mesa camilla y del armario enero se ríe entre bambalinas, de guantes, abrigos y gabardinas, de enero es el frío fiel corolario. Estufas, mantones, calefacción. Calditos picantes o de puchero suelen darnos su ayuda y solución. Y si aún resultara friolero, cobijarse al calor de un buen porrón con un pajarete del botellero.
CON MUCHO AMOR Cruzo temblando por la noche oscura sujeta a tu piel por hilos de sueño. Tiemblo al calor de tu cuerpo hogareño, al son del amor que arde en tu cintura. Cruzo volando por la noche pura, hasta la orilla de tu beso isleño y dejo una flor de cáliz pequeño, un jazmín de luz, de lenta ventura. Cruzo sin pausa el umbral de la aurora. Porque allí me espera tu boca amante que hace a mi boca su fiel moradora, y con pericia de buen navegante me lleva al día, y allí me enamora con fuego de estrellas tu alma radiante.
CHOPOS EN EL PARQUE DE LA ALEGRÍA Chopos del parque alegre y circular, deshabitados, mudos de aves y hojas. Exclamaciones al cielo, congojas de plata y azogue de halo lunar. Chopos mudos al paso familiar con raíces de agua y de tierras rojas, que al aire soltáis mis paradojas y a los vientos dais un eco de hogar. Chopos amigos, sombra prolongada, risueña y fresca al calor del verano cuando el ardor es una dentellada, y llegando octubre al color urbano, de oro y cobre es la visión delicada que alzáis, cual milagro cotidiano.
LLUEVE Llueve. Húmeda la mañana resbala por los muros, lenta y verticalmente. Se hace viento y mar de lluvia en la fuente de la cornisa y al balcón recala. Llueve. El día se hace opaco y se iguala el espacio con la luz ausente, gris de la oficina. Asisto silente al sosiego hipnótico de la sala. Llueve. Con redoblado golpeteo el chaparrón se instala en los cristales. Es un chasquido, silbo, aleteo, o son voces de ninfas estelares que en las nubes practican el solfeo y las funden con sus cantos astrales.
NUESTROS BESOS Se me ha posado leve en la cintura las alas de tus labios y el latido del beso primero, recién nacido al amor, al abrazo, a la ternura. Tus besos que pintando mi figura con trazados risueños han crecido y cual río de alegre colorido han colmado mi cuerpo de dulzura. Tus besos en la memoria grabados de mi piel, de mi cuerpo, de mi boca, saben bien a qué vamos destinados. A querernos sin más. Con ansia loca vivir a fuego y besos castigados, y encontrar que la pena siempre es poca.
SE QUEMA EL OESTE Se quema el oeste en mil llamaradas, y al sur compiten de blanco las olas, se oye el sonido de mil caracolas y la sierra estrena nuevas nevadas. El pueblo al fondo y sus torres varadas, la Fortaleza, rubor de amapolas que sueĂąan las piedras frĂas y solas, mientras rompe el aire las campanadas. Tiembla la historia en las calles desnudas. Cubre el pasado sus gestos aĂąejos y sella con cuentos las bocas mudas. Doblan su imagen serviles espejos, es la nostalgia y su broche de dudas lo que traza la estampa y sus bosquejos.
CERO GRADOS Cero grados rondando la mañana los relojes en las calles lo auguran, y se ciñen, se aprietan y se apuran los abrigos, los guantes y la lana. Es febrero y su mano casquivana que a los montes con el blancor tinturan y las flores de almendros transfiguran en copos de nieve dulce y liviana. Es febrero que se tiene por loco, por mudable, mes corto y veletero, el que nos regala de todo un poco. Botarate descarga un aguacero, lo mismo que te propina un siroco porque, para tornadizo, febrero.
LAS CALLES SE DESCARCHAN Las calles se descarchan paso a paso, y entre velos de luz se desvanece la noche, se funde, desaparece, dejando a las sombras entre su ocaso. Las calles despiertan al cielo raso y se abren a la vida que amanece, huele a pan y a café. El día crece al compás quedo de un ritmo manso. Se fijan a los cuerpos los colores, reivindican las formas sus perfiles y presto atiende el mundo a sus labores. Todo empieza, se ajusta a los raíles de este tren que regala sinsabores como te da satisfacciones miles.
VA CAYENDO LA NOCHE Va cayendo la noche con desgana y al silencio estelar alza la vista buscando en las estrellas una pista que le ayude a llegar a la mañana. Va cerrando la noche su ventana, va cambiando el encuadre colorista tornasol de algún juego de alquimista que a lo brillante, con lo oscuro hermana. Será del frío pronto su inquilino y habrá de brindar sin chocar de vasos con el amargor agrio de su vino. Y le escuece a la sombra de sus pasos los cerrojos que atrancan el camino llevándole a rodar por mil ocasos.
EL PASADO El pasado se vuelve mentidero al resplandor del día en el que vivo, y es antiguo cual tronco del olivo el misterio y la luz por lo que muero. Va la vida forjando con esmero el alborozo, el luto, lo festivo, y lanza dadivosa el donativo, ligando lo cruel y lo placentero Pues la vida a dos caras se presenta y al amor, ternura, amistad, pasión, con dolor, tristeza y penar contenta, ¿A qué desestimar tal galardón? Mejor que nos alcemos con la cuenta y a la vida paguemos con tesón.
Miguel Segura
FIN DE AÑO En los hogares, verde desbocado, Estrellas encienden el árbol muerto. En los vidrios vaho de desconcierto. Mantas viejas y vino derramado, sin ángel en pesebre acartonado desatando el dolor de su tormento. Porcelana fría sobre el cemento, hielo las monedas que le han tocado. Noche con ronda de muerte emboscada, acecho de su penúltimo aliento. Estallido de pólvora, alboroto, amparo de la última campanada. Su alma del portal se la lleva el viento, siendo la calle rumor negro y roto.
PARQUE DE LA ALEGRÍA Es el parque un bajel a barlovento. En las orillas dormitan los copos. Verticales y desnudos los chopos, son mástiles arqueados por el viento. Transitamos el camino de hisopos que surgen a la vida entre el cemento. Despierto tu risa con mis piropos que para mí es bálsamo y ungüento. Cuando se tiñen de malva los montes, cuando la luz concluye ya en el cielo, como unos cautelosos polizontes izamos nuestra sombra, casi al vuelo. Sesgando los penúltimos instantes, partimos del parque caído el velo.
CUMBRE MAROMA Se ha vestido de blanco La Maroma, visiĂłn radiante que nos estremece, frĂo de guadaĂąa que el viento mece transmutando en murmullo la zaloma. La escarcha en el asfalto palidece. Hay trasiego de mosto en la redoma. Y ya la luna tras la torre asoma, muralla donde el ave se guarece. Columnas de humo sobre los tejados. Parece la ciudad un templo antiguo con viejos moradores embozados, habitando el parque, cobijo ambiguo, como buques fantasmas encallados compartiendo el vino y un pan exiguo.
FRÍA NOCHE Decolorada noche de aguanieve que desaliña calles y jardines, herrumbre de metales y adoquines, plañido de copas que el aire mueve. Farolas desoladas de ámbar breve, con tenebrosas luces de mohines, ocultan a la vista los motines que en la sombra se agitan cuando llueve. Arribo diligente a tu refugio, a la tibia franela de tus manos, a los húmedos besos de prodigio que evocan el sabor de los manzanos. Se tornan los latidos en adagio y el sueño nos convoca entre sus vanos.
BLUE MONDAY Doloroso es contar los días tristes. De entre todos sólo uno enfatizar estando todo el año por gastar, por tanto, es necio afán en lo que insistes. Soportas el frío sin que rechistes. Tumulto en las gangas por trasegar, y con fórmula algebraica otorgar al diecinueve el peor de los quistes: Blue Monday, de tu ecuación resultado, parece un primo muy poco tratable, oveja negra o garbanzo quemado de todo el año el más indeseable y si además ha llovido o nevado, sillón, chimenea y vino loable.
LA CEREZA DE TU BOCA Me falta la cereza de tu boca en las cintas verdiales del sombrero, sabor de fruta que mi amor evoca, flores tan blancas de final de enero. Savia despierta que el frío revoca, aldabas a las puertas de febrero, tu poema, que el corazón me toca, con la tibia cadencia de un bolero. Crepitar de sonetos invernales en el ardiente hogar de nuestras manos endulzando disputas atonales como abejas de páramos lejanos, guardianas de la miel de sus panales, nuestro cielo y sus enigmas arcanos.
AL SAUCE Se descuelga el rocío por las ramas de los sauces entregados al sueño, de cubrir su donaire con zalamas. Ajenos a las tragedias y dramas, enarbolan su linaje costeño, talante del Sur, azul y trigueño, trencillas de junco, como retamas. Sus lloros al aire por alegrías, amor de mirlos al amanecer espantando el hielo en las calle frías. Desnudas copas, al reverdecer, como mesanas hechas celosías, bullen al viento con claro placer.
AL ABRIGO DE TU RIVERA Me siento al abrigo de tu rivera gozando el devenir de la corriente, oyendo los rumores de la mente, pintando de colores la quimera. Latidos que ya anuncian primavera con brotes que eclosionan de repente. El poema que se torna en afluente del río que recorre la pradera transportando en la mañana el soneto que espanta del invierno sus rigores, dibujando en el aire su boceto de los árboles desnudos, de amores. Logrando, irreductible, este terceto, enamorándote con mil primores.
EN CAPILEIRA Se derrama, blanca, ladera abajo, humo de olivo, tejas de pizarra, ricas viandas, con el sol en la jarra, el fuego y el vino como agasajo. Seda de pieles que el aire desgarra refugiadas al calor del borrajo, tronco arcaico, como antiguo legajo, crepitando al compĂĄs de una guitarra. OrĂŠgano, aceite, pimienta y sal sobre dulces rajas de pulpa roja. Nuestra velada gozosa, cabal, al abrigo de la nieve que moja lascas de granito, muros de cal. Recio frĂo que el mineral deshoja.
CAMINO CON CORAZÓN En la misma memoria donde hilvanas nuestro amor y la pasión de mi boca, que tu beso a manzana fresca evoca y el ardor que me habita me desgranas, se apoderan de mis labios las ganas y en todo tu contorno desemboca con mi incandescencia amorosa y loca, invocaciones de miel, no lejanas. Me gusta cuando tu cuerpo confías al cálido cobijo de mi abrazo ahuyentando dudas y porfías sin darle al desamor tregua ni plazo. Ciño a tu cintura mis alegrías, con todos los besos que nunca aplazo.
SONETO DEL PIRATA ENAMORADO... (DE VOS, AMADA MÍA) Bosque de mástiles, el malecón, prestos a zarpar al mar de tus ojos. Amaneceres de perfiles rojos, son horizontes de mi corazón venciendo a la mañana sus cerrojos. Los besos liberados de mi arcón te buscan como un viento del monzón ondeando insignias de lienzos rojos. ¡Qué bulliciosas ya parten las naves! ¡Pon proa hacia mi amada, timonel, surquemos esta mar, espejo de aves! ¡Hunde alegre la jarra en el tonel! ¡Brindemos por todos los vientos suaves, por este amor que le llevo en granel!
AMANECER CONTIGO Como un girasol sigo tu contorno cuando te transformas por la mañana y el brillo que de tus ojos emana es luz con que mi corazón adorno. A humedades de selva huele el entorno siendo tu boca de mis besos diana, manzana recién cogida y lozana con que el flamante amanecer exorno. Y de la mano cogidos nos vamos retando al frío de la madrugada. En susurros nuestro amor recitamos con estrofa reciente, engalanada, que con garboso ardor nos ofrendamos abriendo la calle con la alborada.
EQUINOCCIO Luciendo el equinoccio como un broche, ruedan las estrellas con la marea, marejada oscura que las embrea; rueda que rueda la luna en la noche. Callado el abismo, sin un reproche. Callada la caracola costea, antes de que el sol el mundo posea y en la arena, solitaria se atoche. Como la piedra dura de ladera rueda la tristeza con la resaca y con el son del mar su pena itera dejรกndose acunar cuando le asaca a la noche abisal y en su litera con algas entretejidas de hamaca.
LLUVIA MANSA Es lluvia mansa. Entra por la ventana la fragancia del vegetal mojado. De azahares estĂĄ el aire impregnado moteando el verde de esta maĂąana. Las nubes portan sigilo acerado. De ti me acuerdo y con total desgana, salgo a la calle, a la estridencia urbana transitando sin tenerte a mi lado, encarando la soledad de la hora habilitada por el gris del cielo, con su cadente llovizna sonora. El deseo de tu presencia enmielo arrebatando tiempo a la demora, sueĂąo primaveral alzando el vuelo.
ESCAPADA A “LAS NEGRAS” (ALMERÍA) Azul sobre blanco, entre peñas brunas, sentados al sol frente al oleaje, brindamos al abrigo del paisaje, “La Bodeguiya”, tostas y aceitunas. Antiguos sustentos de cabotaje aderezadas con hierbas morunas, ovales y brillantes como runas son nuestro agasajo al final del viaje. Al Este, dos perfiles de mujer extienden sobre las moradas blancas signos de sombras del atardecer, marinos, pescadores del ayer, con rostros curtidos, miradas francas y la ofrenda firme de no volver.
GOLONDRINAS Ya llegan las golondrinas, exhaustas, abrumadas de frĂos, de tormentas, audaces, alegres y macilentas, anhelando el grano, trinando faustas. Restaurando sus nidos de balaustas, custodiando sus polluelos, atentas, bajo cornisas en calles grasientas moradas de antaĂąo, blancas y adustas. Hospedajes de barro y de saliva, ingenio primitivo e imitado, peritos en el aire y la inventiva. Expertas en el planeo amparado por la huella de la luz superlativa, al ala de nuestra casa han llegado.
Este libro se terminó de imprimir en octubre de 2015. Se utilizó papel verjurado de 90 g. Encuadernació n artesanal con cartó n de 1,5 mm., forrado con el mismo papel y cosido japoné s. Ilustraciones: Miguel Segura.