DĂŠcimas de Dulce Calentura Emilia GarcĂa Miguel Segura
Emilia GarcĂa
Es de dulce calentura el verano que se llega y cual mano que sosiega se detiene en mi cintura. Es de dulce calentura y es de tu boca camino. Es de mi pecho tu sino y es tu risa mi alegrıá si comienzo el nuevo dıá con tu abrazo peregrino.
Se hace lenta la mañ ana pesada, tarda, calmosa, lá nguida, torpe y morosa, insulsa, fú til y vana. Se hace doblemente insana por estar de ti tan lejos. Porque añ oro los re lejos de tus ojos amorosos que relucen de dichosos si en los mıo ́ s son espejos.
A la fresquita contigo y a la orilla de la mar tus besos son mi manjar y es tu regazo mi abrigo. Abrazada a ti persigo de tu aliento la ternura, de tus ojos la dulzura, de tus labios brasa viva, y enlazada a ti, cautiva, busco amarte sin mesura.
El murmullo de las olas y del aire los gemidos me recuerdan los sonidos que esconden las caracolas. Y la sal en las corolas de las lores sumergidas me sugieren, embebidas, el mar grande de tus brazos, de tu boca, de los lazos de tus manos encendidas.
Va pasando la mañ ana, y alegra mi corazó n el saber de la pasió n que de tus venas emana. Y no existe mejor pana que la que parto contigo. Por eso, ¡guapo!, te digo que no me asustan las horas que pasan fatigadoras, pues por ti sueñ o y respiro.
La risa se hace jilguero, se hace cascabel sonoro, se vuelve viento canoro, lauta de dulce aguacero, cuando llegas lisonjero un beso largo a pedir. En tu boca y mi reÄąrĚ se esconde alegre suceso, pues estiraĚ ndome el beso la risa vuelve a venir.
¿Si me gustas? ¡Ay, chiquillo! ¿No sabes que tu mirada me seduce, enamorada, que tus ojos son mi brillo? Si me muero de gustillo, si en la brisa de tu boca quiero refrescarme, loca, y encenderme nuevamente, y toparme de repente con la miel que me desboca.
Arde la casa agostera con un calor que sofoca, con un fuego que provoca tu ardimiento y mi ceguera. PasioĚ n que se troca hoguera, candela, que al cielo llama, cuando los dos en la cama nos in lamamos de gozo y el amor se torna esbozo entre la urdimbre y la trama.
Palabras provocadoras las que comparto contigo companĚƒ ero, amante, amigo, amor, con que me enamoras. A interjecciones me azoras, me enciendes con adjetivos. De metaĚ foras cautivos vivimos de verso en verso in lamando el universo con lenguajes implosivos.
Con ojos de enamorado tu me dices que me quieres, y convocas los placeres que me regalas callado. Silencio a la voz aliado que tejiendo el dulce suenĚƒ o me estrecha en el hogarenĚƒ o y hondo placer de tus brazos, ya acariciando los lazos con que me abrazas risuenĚƒ o.
Sin tus manos ¿que serıá de las mıás? Que contento tu tacto, qué encantamiento, qué regalo, qué alegrıá. Que eres tú la dicha mıá alma y cuerpo lo proclaman. Y ası ́te urgen y te llaman al albor como en lo oscuro. Pues ya pasado y futuro las manos, de amor, me in laman.
Que te miro interrogante me dices dulce y risueñ o, escondiendo lo trigueñ o de tu mirar subyugante. ¿Que te miro interrogante? Má s allá de los cristales de tus gafas abisales yo quiero asirme al farol de tus mares, de tu sol, de tus ojos siderales.
Blanca brilla la pantalla, yo te aviso y tú la enciendes, tecleas y allı ́te prendes, de mi amor cual dulce malla. Es mi voz la que no calla y a ti vuela en una abrazo, con besos de mar y un lazo hecho con hilos de fuego, de pasió n, del dulce juego con que gozo y me solazo.
El regalo de tus besos, de tus manos la caricia, tu hablar de dulce noticia, tu amor con el mıo ́ impresos. Fijadas van a mis huesos tus ansias, goce y pasió n. Que ofrenda a mi corazó n el fuego que me regalas la libertad de las alas con que volamos al son.
El amanecer contigo es un dulce caramelo, un seguir sonĚƒ ando el cielo, un encontrarse al abrigo. El mundo que yo persigo estaĚ en tu mundo abarcado. Que eres mi mundo dorado lo sabes a ciencia cierta, te lo digo bien despierta con mi cuerpo enamorado.
El tiempo que va pasando, te lo digo por escrito, es un tiempo pequeñ ito con el amor conjugando. Ya sé que está s vislumbrando lo que viene de seguido: Veinticinco ya han vencido dıá a dıá, beso a beso, queriendo con embeleso, amando a pecho partido.
Te digo amor, que te quiero, cada segundo del dıá, y vivo con alegrıá y siento, amor, que me muero si acaso un instante iero llega a robarte la risa. Pues quiero ser la melisa que ponga chispa en tu boca. La llama que te convoca a esta pasió n insumisa.
Horas pesadas y lentas las del dıá sin tu aliento cuando por todo alimento quiero tus manos atentas. Quiero tus palmas sedientas a la orilla de mi fuente. Quiero tenerte presente sentir tu sombra en mi sombra, oıŕ tu voz que me nombra con el dıá renaciente.
Siento en el alma cosquillas cuando me dices ツ。te quiero!, cuando me das un te quiero que me sabe a peladillas. Arropトアaフ《, maravillas, dulces de la corta infancia me envuelven en su fragancia, me despiertan los sentidos cuando siento los latidos de tu cuerpo sin distancia.
Miguel Segura
En el calor de la siega, con el aroma del heno, entre el trigo o el centeno, mi amor ante ti se pliega. Que tu boca me sosiega escondidos en la mies, enlazados nuestros pies y el corazoĚ n desbocado, para siempre a ti entregado con sol lameante al bies.
Cuento las horas que faltan para encontrarme contigo; rondar la estela que sigo. Que las palabras no bastan si los recuerdos me asaltan, pues la dulzura que quiero va hacia ti como un velero al surcar aguas brillantes, iesta de espejos radiantes y por tus besos me muero.
En tu abrazo me refugio aventando la tristeza y en tus ojos, la belleza, me libera del naufragio; de tu amor es el prodigio. En la cuenca de mis manos manan por ti los veranos con fervor de emocionarte y con mis besos turbarte como brisas de solanos.
Acuoso y enamorado en tu abrazo me diluyo, siendo mi delirio tuyo, por tu pasió n traspasado. A tus besos entregado ¡te quiero! clamo en silencio, y en tus sedas evidencio la mıśtica de tu risa como océ ano de brisa, que respiro y reverencio.
De cuando en cuando las horas parecen no tener prisa y el encuentro con tu risa se eterniza con demoras. Los besos con que enamoras la laguna de mi boca. El duende que siempre evoca la tibieza de tus labios que exploran como astrolabios y la pasioĚ n me trastoca.
Este corazó n ardiente cuyos latidos detienes, ¡ay chiquilla!, qué ojos tienes! que me abordan de repente y tu beso efervescente con su almıb ́ ar me conmueve, haga calor, truene o nieve tu boca es para mi boca sabor que al amor convoca y el anhelo me remueve.
De madrugada mis manos buscan en la oscuridad, que es mi ardor in inidad por recorrer los manzanos de tus lorestas y llanos. Fascinaciones de amante, baĚ lsamo vivi icante es tu piel para mis dedos, el anhelo y los denuedos que te ofrendo tan galante.
De la luna ha descendido. Travieso y embelesado, con la pasió n ataviado, hado de amor encendido. Por tus labios seducido, dulces caricias, tus versos, en el regocijo inmersos, aventando cada dıá la terca melancolıá, y los momentos adversos.
Tus manos, el eslabó n goloso que a ti me engarza, que sobre mi piel estarza como fragante jabó n senderos, sin cartabó n, ni brú jula ni compá s, encumbrando en un pispá s mi sonrisa placentera y es el goce una certera seguidilla al contrapá s.
Pinceles de madrugada con sones embriagadores, ilustrando con amores tu alegre lienzo. Irrigada por una luz sosegada ungida de evocaciones. Con todas las estaciones sucedidas en La Villa, las plasmas de maravilla alumbrada de emociones.
Augures portan tus besos en las noches del verano. En lo oscuro y de la mano son los suenĚƒ os embelesos que al despertar son traviesos deseos de amor ardiente, fervor de duende sonriente que pone chispa en mis ojos, provocaĚ ndonos sonrojos en la alborada naciente.
La luz es un interludio que a ianza nuestro deseo y con el verso hermoseo del otonĚƒ o su preludio. Nuestro amor, en pleno ludio, es un reclamo futuro que como amante aventuro a las puertas de tus ojos descorriendo los cerrojos mientras el tiempo capturo.
A oré gano huele el dıá que la mañ ana perfuma y la desidia se esfuma al sonar la melodıá con que tu voz sorprendıá el deseo de partir. Y no habremos de omitir visitar la bodeguilla, tapear de maravilla sintiendo el amor latir.
DeĚ cimas adecenando paso el sopor de la tarde aunque el reloj se retarde y el tiempo vaya aquietando. Que en el deseo, acunando, estaĚ n mis ganas de verte y con mi abrazo envolverte besando tu linda boca. Ya el corazoĚ n se desboca para el ardor devolverte.
Cruzan plá cidas las nubes animadas por la brisa. Viajan sin ninguna prisa. Mientras tanto, mi ardor subes al volcá n de los querubes. Cuá nto reıŕ me provocas cuando tus fuentes evocas. Gozosas vuelan mis manos cual planeo de milanos y al verte se vuelven locas.
De septiembre es esta tarde con luz cambiante de otonĚƒ o. Tierno fruto de madronĚƒ o siento que es tu beso, que arde, y de tu miel hago alarde, colmenero enamorado, pues sin estar a tu lado degusto el rico panal que con alegre aguanal el alma me has inundado.
Este libro se terminó de imprimir en octubre de 2015. Se utilizó papel verjurado de 90 g. Encuadernació n artesanal con cartó n de 1,5 mm., forrado con el mismo papel y cosido japoné s. Ilustraciones: Miguel Segura.