Tríptico
Tríptico
Emilia García
De compras ¡Qué generosa la luz, en las aceras! ¡Qué riqueza de color! Las lunas de calle Larios alardean y compiten mostrando su colección:
Faldas de lana, de paño. corpiños de terciopelo, abrigos de ante, de piel... fantasía, complementos. Y yo, desplazo los codos que hieren, punzan y clavan liberando aquella prenda camino del probador. Mas me falla la cartera. La alegría se esfumó, que, aunque día de rebajas, se dispara el presupuesto. La bala, juro es de plata, me ha llegado al corazón. De nuevo queda mi armario sin ese fondo preciso tantas veces codiciado. ¡ Qué breve fue mi ilusión! Y va pasando este lunes. La tarde aprieta sus pasos de modelo enflaquecida seduciendo a los muchachos. Yo camino lentamente. Mientras las aceras lloran irisados resplandores y un despilfarro de sueños sacude los mostradores.
La colada Es de noche y hace frĂo. Casi amanecido enero, con la luna de perfil, tomo la pinza del cubo y entre dientes la retengo. Alzo los ojos y una estrella que parece que viaja me sorprende y me deslumbra.
¿Será un satélite? – piensoUn avión, sí que no.
¿Y si de verdad ,fuera un guiño astral, tan sólo, que se asoma sin aviso al ángulo de mi visión para dejarme embobada y que caiga el camisón en las cuerdas del tercero?
Entre el índice y el pulgar, sujeto el sujetador y la estrella sigue allí. Casi se pierde en la esquina del rectángulo del cielo. Se mueve- desde luegoJunto con el camisón y el sujetador de seda y la pinza y el suspiro y el chasquido de los dedos. Y es que no se mezclan bien la lírica y el tendedero.
Cocina Paso a paso la receta. Ingredientes de primera. Y como fondo, la m煤sica. Bebo y El Cigala juntos me incitan desde el sal贸n. Un giro con la cebolla, que se blanquea y se dora.
¡ Vaya goce de piano! Muevo, gusto y balanceo al ritmo la cacerola. ¡ Para chuparse los dedos! Y mientras bato la salsa ya con los tomates fritos, canto y me tomo un respiro: un riojita entre las notas. Una cosa lleva a la otra. Un buen baile a fuego lento es lo que me pide el cuerpo para completar el guiso. Mas el baile se dilata y paro, sólo al sentir, que lo que tenía que hervir parece se está tostando.
Y llego justo en el momento de salvar el bacalao, que, si no a la vizcaína, por este “Corazón loco”, es bacalao “al bolero” templado con manzanilla.